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Publicaciones por mes

octubre 2019

101 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Enseñar a través de la investigación, en comparación con la educación tradicional, tendría grandes beneficios

  • 15/10/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Una serie de experimentos con más 17000 estudiantes de 4 países encontró que enseñar matemáticas a través de un método centrado en la indagación/investigación puede mejorar el rendimiento académico y ser más económico que la educación tradicional (Bando, Näslund-Hadley, & Gertler, 2019).

Las economistas de educación Emma Näslund-Hadley y Rosangela Bando, del Banco Interamericano de Desarrollo, y Paul Gertler de la Universidad de California, Berkeley, realizaron 10 experimentos controlados aleatorios en Argentina, Belice, Paraguay y Perú, cuatro países que trabajan con el Banco Interamericano de Desarrollo para implementar programas de matemática y ciencia basados ​​en la investigación.

Aleatoriamente, los investigadores asignaron clases con instrucción basada en la indagación o con instrucción estándar (que generalmente implica lecciones de los maestros, memorización y práctica) de matemáticas y ciencias a alumnos de preescolar, tercer y cuarto grado. (Si bien los estudiantes en la mayoría de los países fueron asignados por clase, en Perú se les enseñó en pequeños grupos de cuatro a siete estudiantes, por lo que se la asignación fue hecha de manera individual).

¿Cuáles fueron las diferencias en el aula?

«Cuando los niños hicieron experimentos prácticos en una clase de ciencias , el maestro estaba haciendo el experimento frente a la clase, sin oportunidad de aprendizaje práctico», dijo Näslund-Hadley.

En una clase estándar sobre proporciones, el docente de matemáticas explicaría la definición y demostraría problemas básicos; luego, los estudiantes pasarían el resto del período practicando problemas, antes de ser evaluados.

En la clase de investigación, por el contrario, el profesor comparó el número de estudiantes que vestían camisas de manga corta y manga larga y ejemplos similares dentro del aula para que los estudiantes pensaran en el concepto, luego, pidió a los estudiantes que, en parejas, llegaran a sus propias definiciones sobre lo que podría ser una proporción. La clase trabajó a través de ejercicios sobre cómo podrían usarse las proporciones en la vida real, como el uso de barras de colores de diferentes longitudes para medir sus escritorios y observar las relaciones entre la longitud de la unidad y el número de barras necesarias para medir. Luego, el maestro y la clase debatieron sobre sus hallazgos y decidieron una definición revisada del concepto de proporción.

Lecciones basadas en la indagación

Los programas y enfoques pueden variar, pero los investigadores encontraron algunos elementos comunes:

  • A los estudiantes se les presenta una pregunta o problema en la que deben trabajar de manera colaborativa para resolver o explicar.
  • Los estudiantes aprenden tanto a buscar fuentes externas creíbles como a recopilar sus propios datos para investigar el problema.
  • Los estudiantes trabajan con otros para desarrollar teorías y explicaciones.
  • Los maestros incorporan instrucción y andamiaje explícitos en puntos relevantes durante la investigación, conectando el contenido que los estudiantes han aprendido y los procesos que usaron para completar la actividad con otros conceptos básicos y formas en que los estudiantes podrían resolver problemas similares en el futuro.

Los investigadores compararon el rango de puntajes en las pruebas estandarizadas de matemáticas y ciencias en cada grupo antes de comenzar a implementar la instrucción basada en la investigación, y luego nuevamente siete meses después. Descubrieron que en las clases que usaban instrucción basada en la investigación al menos cuatro días a la semana durante ese tiempo, los estudiantes mejoraron significativamente más en matemáticas y ciencias, que los estudiantes en las clases regulares.

Los estudiantes de todos los grados y países mostraron beneficios similares de las clases basadas en la investigación, incluidos los niños en edad preescolar. Estos hallazgos sorprendieron a los correspondientes gobiernos por las edades de los niños que participaron.

La cuestión de género

Si bien tanto los niños como las niñas mejoraron en las clases basadas en la investigación, los investigadores encontraron que los niños mejoraron más rápido, ampliando la brecha de rendimiento de género.

«Eso fue muy impactante», dijo Näslund-Hadley. «No es que las niñas perdieran terreno debido a la investigación; crecieron más que los niños ,” pero la mejora en el aprendizaje por investigación fue mucho mayor para los niños.

«Lo que vimos con respecto al género fue que los maestros parecen tener sesgos de género implícitos y tienden a centrarse más en los niños en el aula», dijo. En proyectos que involucraron más discusiones grupales y de clase y colaboración, ese problema se exacerbó. Näslund-Hadley dijo que los países han estado trabajando para proporcionar más capacitación antes y durante la implementación para alentar a los maestros a involucrar a los estudiantes de manera más equitativa.

Aún así, los estudios encontraron que la instrucción basada en la investigación o el problema podría resultar más rentable que la instrucción estándar, particularmente para mejorar el rendimiento de los estudiantes de bajos ingresos. Desde entonces el banco ha estado trabajando con los gobiernos para proporcionar el marco y los materiales para los planes de estudio de forma gratuita.

Referencia bibliográfica:

Bando, R., Näslund-Hadley, E., & Gertler, P. (2019). Effect of Inquiry and Problem Based Pedagogy on Learning: Evidence from 10 Field Experiments in Four Countries. https://doi.org/10.3386/w26280

Fuente: Education Week

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Cómo podemos aumentar la participación de las niñas en la ciencia?

  • 15/10/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Las palabras sí importan: sutiles pistas lingüísticas pueden ser muy relevantes en relación al compromiso con el que se asume o encara una tarea. Un estudio realizado con el objeto de alentar a las niñas a ingresar a la ciencia halló que describir la ciencia como acciones, al decir “hagamos ciencia”, conduce a un mayor compromiso científico que describir la ciencia en términos de identidades, al pedir a las niñas que “sean científicas” (Rhodes, Leslie, Yee, & Saunders, 2019).

«Estos efectos son particularmente válidos para los niños que son objeto de estereotipos que sugieren que podrían no ser el tipo de persona que tiene éxito en la ciencia, en este caso, las niñas», explica Marjorie Rhodes, profesora asociada del Departamento de Psicología de la Universidad de Nueva York y el autora principal del estudio.

Estos hallazgos sugieren que los esfuerzos para alentar a las niñas a ingresar a la ciencia, un campo en el que están subrepresentadas, podrían beneficiarse al centrarse en describir la actividad de hacer ciencia en lugar de alentarlas a adoptar identidades científicas, al menos en la primera infancia.

«Las raíces de las disparidades de género en los logros científicos se afianzan en la primera infancia», observa Rhodes. «Esta investigación identifica un elemento de los entornos de los niños que podría estar dirigido a reducir las diferencias de género tempranas en el comportamiento científico entre los niños pequeños.»

Los autores de la investigación señalan que los mensajes que los niños reciben a menudo a través de programas de televisión se centran en la identidad más que en la acción cuando se trata de ciencia.

Ellos realizaron cuatro estudios con niños de 4 a 9 años. Aquí, los niños recibieron una introducción a la ciencia que la describía como una identidad («¡seamos científicos! ¡los científicos exploran el mundo y descubren cosas nuevas!»), o como acción («¡hagamos ciencia!; ¡hacer ciencia significa explorar el mundo y descubrir nuevas cosas!»).

Luego se pidió a los niños que completaran un nuevo juego de ciencias diseñado para ilustrar el método científico. La persistencia se midió por cuánto tiempo continuaron jugando este juego.

Cabe destacar que las niñas a las que inicialmente se les pidió «hacer ciencia» mostraron más persistencia en el juego de ciencia que las niñas a las que se les pidió que «fueran científicas».

Por el contrario, los efectos del lenguaje para los niños fueron más variables. Por ejemplo, uno de los estudios encontró que los niños menores de 5 años mostraron una mayor persistencia cuando el lenguaje estaba orientado a la acción, mientras que los mayores de 5 revelaron niveles más altos de persistencia cuando el lenguaje estaba orientado a la identidad.

En general, estos hallazgos sugieren que el lenguaje centrado en la identidad puede socavar la persistencia en algunos niños a medida que adquieren nuevas habilidades, particularmente cuando los estereotipos culturales llevan a los niños a preguntarse si tienen la identidad relevante.

Referencia bibliográfica:

Rhodes, M., Leslie, S.-J., Yee, K. M., & Saunders, K. (2019). Subtle Linguistic Cues Increase Girls’ Engagement in Science. Psychological Science, 30(3), 455-466. https://doi.org/10.1177/0956797618823670

Fuente: Psychological Science

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las tres fases de una emoción

  • 14/10/2019
  • David Aparicio

Russ Harris ha tomado con mucha habilidad las riendas de la difusión de la terapia de aceptación y compromiso (ACT). En su libro La trampa de la felicidad Harris explica con maravillosa simplicidad los principios de la ACT, que para mi gusto, es mucho más adaptable y entendible que el libro Sal de tu mente, entra en tu vida de Steven Hayes (co creador de ACT).

En este breve artículo comparto un pequeño fragmento muy útil para usar en terapia en el que Harris explica las tres fases de la emoción, cómo se activan y el poderoso rol que desempeña nuestra mente a la hora de reaccionar a ellas.

El fragmento no es exclusivo de ACT ni mucho menos es un texto innovador. Sin embargo, es muy útil para explicar el poderoso rol que tiene nuestra mente a la hora de interpretar y evaluar las sensaciones de maneras muy distintas:


Fase 1: ¡Un hecho significativo!

Las emociones se disparan a causa de algún tipo de hecho significativo. Dicho hecho puede tener lugar dentro de tu cuerpo (un recuerdo perturbador, una sensación dolorosa o un pensamiento inquietante) o puede producirse en el mundo que te rodea (algo que puedes ver, oír, oler, saborear o tocar). Tu cerebro percibe este hecho y te advierte de que es importante.

Fase 2: ¡Prepárate para actuar!

El cerebro empieza a evaluar este hecho: “Es bueno o malo? ¿Beneficioso o perjudicial?” Al mismo tiempo, el cerebro comienza a estimular el cuerpo para que actúe, para que se acerca o evite el hecho. En esta fase no se da un “sentimiento” especifico en el sentido usual de la palabra. Si el cerebro considera el hecho como perjudicial, se desencadena la “respuesta lucha o vuela”, y el cuerpo se preparar o bien para atacar o bien para escapar. Si el cerebro considera que el hecho es potencialmente útil, el cuerpo se prepara para aproximarse a él y explorarlo. Y cuando nuestro cuerpo se preparar para actuar, experimentamos toda una variedad de sensaciones e impulsos.

Fase 3: La mente se implica

En la tercera fase, nuestra mente empieza a asociar palabras, ideas y significados a los cambios que se producen en nuestro cuerpo. Por ejemplo, nuestra mente puede ponerles a nuestras sensaciones e impulsos una etiqueta como “frustración”, “alegría” o “sentirse fatal”. Y lo que la mente nos está diciendo acerca de estas sensaciones tiene un impacto significativo sobre cómo actuamos frente a ellas. Imagínate, por ejemplo, a dos personas en una montaña rusa. Una de ellas está aterrada; la otra lo está pasando de maravilla. Ambas están experimentando los mismos cambios físicos (aumento de los niveles de adrenalina, mayor tensión arterial), las mismas sensaciones físicas (estomago revuelto, corazón acelerado) y los mismos impulsos (chillar) pero sus experiencia subjetivas son muy diferentes y dependen de lo que su mente les dice. Una mente dice: “¡Qué divertido!”, mientras que la otra indica: “!Esto es peligroso!”. Adivina quién de los dos lo está pasando bien y quién tiene miedo. Asimismo, el “miedo escénico” de un actor puede ser la “inyección de adrenalina” de otro. Ambos experimentarán las mismas sensaciones (corazón acelerado, piernas temblorosas, etc.) pero su mente interpretará dichas sensaciones de una manera muy distinta.

Puedes comprar el libro: La trampa de la felicidad de Russ Harris desde Amazon:

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

“Cuando la empatía duele”. Evaluación multidimensional y propuestas de regulación emocional de la empatía (PDF)

  • 14/10/2019
  • Equipo de Redacción

La empatía es una emoción social compleja, definida como la capacidad de identificar las emociones y pensamientos de otra persona, y responder con una emoción adecuada (Baron-Cohen & Wheelwright 2004). En 1959 Carl Rogers define empatía como la habilidad de percibir la estructura interna de referencia de otra persona con precisión, “como si” se tratara de la otra persona.

El modelo multidimensional de la empatía (Davis, 1983) describe la empatía afectiva como el resultado del proceso pasivo al experimentar una emoción más o menos similar, y que si no se regula correctamente genera sentimientos intensos de dolor y sufrimiento. Mientras que la empatía cognitiva es el resultado del proceso activo en el que compartir las emociones lleva a un mejor entendimiento del sujeto observado. La empatía cognitiva es exclusiva del ser humano y sirve para ejecutar una conducta apropiada de ayuda al otro. De esta manera al comprender “al otro” se percibe el mundo de manera diferente y desde diferentes perspectivas.

En la empatía genuina la cognición y la emoción se expresan de forma moderada, es decir, se superponen los dos componentes de la empatía (Hojat et al., 2011). Batson & Shaw (1991) proponen que la empatía genuina implica una conducta de ayuda a los demás, motivada para reducir el malestar del “otro”, y la distinguen de la empatía centrada en “uno mismo” en la que la conducta de ayuda es para reducir el propio malestar. La diferencia entre sentir malestar o sentir empatía radicaría en la habilidad de la toma de perspectiva, es decir, en aprender a ponerse en el lugar del “otro” pero sin perder nunca la condición “como si” a la que aludía Rogers.

Recientemente se está hablando del término tele-empatía (Fierro, 2015) como una forma de comunicación basadas en imágenes, sentimientos y sensaciones afines, que permite un intercambio emocional que puede influir emocionalmente sobre el receptor. Las imágenes reiteradas de violencia y desgracia ajena que muestran los medios de comunicación de masas o mass media (cine, radio, prensa y redes sociales), influyen negativamente en la empatía afectiva, la persona se habitúa a la tragedia, y se desensibiliza para no sentir (Vossen et al, 2016).

Según un reciente estudio realizado por nuestro equipo, que analiza la evolución de la empatía, la única subescala del modelo multidimensional de la empatía que se modificó durante el seguimiento, fue la IRI-Fantasy Scale (Guilera et al., 2018). Teniendo en cuenta que esta escala mide la tendencia a identificarse con personajes de ficción a través de los mass media (cine, literatura y arte), las propuestas de intervención basadas en entrenamiento de esta habilidad, podrían mejorar la toma de perspectiva y la conducta empática.

La regulación emocional es esencial en la empatía, ya que permite mantener una clara distinción entre nuestras propias emociones y aquellas que pertenecen a otros (Filipetti, 2012).

Descarga el artículo completo en formato PDF.

Autores: Teresa Guilera, Iolanda Batalla

Fuente: Psicosomática y Psiquiatría

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Detrás de las estadísticas: Entendiendo la investigación clínica [curso online]

  • 14/10/2019
  • David Aparicio

Más de 60 mil estudiantes y profesionales de la salud se han inscrito en el curso Detrás de las estadísticas: Entendiendo la investigación clínica.

Si alguna vez ha omitido la sección de resultados de un documento clínico porque no entiendes de qué se tratan los términos “intervalo de confianza o “valor p”, entonces estás en el lugar correcto.

Este curso especializado de la Universidad de Cape Town está preparado para que los profesionales clínicos (psicólogos, psiquiatras y estudiantes) puedan entender completamente los análisis estadísticos y los resultados que se publican a diario en los papers más importantes de su rama, y se sientan seguros para compartir y desarrollar sus propias investigaciones.

El curso ofrece una aproximación muy fácil tanto para aquellos que tienen algún conocimiento de estadística como para aquellos que no han leído o desarrollado una investigación. Es completamente gratuito y puedes inscribirte y tomarlo cuando desees. Pero te recomiendo elegir la opción de pago (49 dólares) para que puedas recibir el certificado de la Universidad de Cape Town y anexarlo a tu currículum profesional.

Programa del curso

  1. Preparación: Definiendo el tipo de estudio
  2. Describiendo los datos
  3. Construyendo un análisis estadístico intuitivo
  4. La importancia de los primeros pasos: Probando las hipótesis y los niveles de confianza
  5. Cual test debes usar
  6. Data categorial y análisis de los resultados

El curso es completamente online, tiene horarios flexibles y te tomará alrededor de 23 horas en completarlo (2-3 horas por semana).

Para inscribirte haz click aquí.

Agradecemos a Coursera, nuestro sponsor exclusivo de la semana.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo mantener reuniones laborales eficaces según la ciencia

  • 11/10/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Ya sea que trabajemos de manera informal, en oficinas, con labores rutinarias o que demanden mucha creatividad y dinamismo, dedicamos varias horas semanales a reuniones que se relacionan con algún aspecto laboral. De manera particular los gerentes y responsables de recursos humanos invierten tiempo en estos encuentros. La cuestión es que con posterioridad, los asistentes suelen calificarlas como ineficaces, lo cual representa una pérdida de tiempo y dinero.

Tras una revisión de casi 200 estudios científicos sobre este tópico, investigadores de las Universidades de Clemson y Nebraska ofrecen una hoja de ruta con claves para desarrollar reuniones efectivas (Mroz, Allen, Verhoeven, & Shuffler, 2018):

Antes de las reuniones

  1. Diseño de reuniones
  2. Convoque una reunión solo cuando sea necesario.
  3. Programe la duración de la reunión para que se ajuste a los objetivos de la misma; evite las reuniones largas.
  4. Mantenga reuniones de tamaño pequeño, incluya sólo a aquellas personas cuya experiencia y conocimiento sean necesarios.
  5. Adapte la tecnología a los objetivos de la reunión: utilice medios aptos (como videoconferencias, o teleconferencias con adecuada calidad) para los asistentes virtuales.
  6. Responsabilidades del líder y los asistentes
  7. Establezca objetivos claros y resultados deseados para la reunión. Prepare una agenda y distribúyala por adelantado.
  8. Asegúrese de que la reunión sea relevante para todos los invitados. Asista preparado, revise la agenda de antemano.
  9. Asegúrese de que los dispositivos que se utilizarán funcionen y estén listos para funcionar antes de la hora de inicio de la reunión.

Las decisiones tomadas antes de una reunión lo prepararán para el éxito. Durante la reunión entrará en juego el verdadero desafío de su efectividad.

Durante las reuniones

Responsabilidades de los asistentes

  • Llegue temprano (o a tiempo).
  • Evite las quejas, el comportamiento de comunicación dominante y las declaraciones verbales inapropiadas.
  • Evite realizar actividades no relacionadas y la no participación.

Responsabilidades del líder

  • Siga una agenda que establezca objetivos y resultados claros para la reunión.
  • Comience la reunión a tiempo.
  • Evite las distracciones y la multitarea durante la reunión.
  • Permita que los asistentes participen en el proceso de toma de decisiones. Si ya se tomó una decisión, avíseles a todos.
  • Anime activamente a todos a participar.
  • Intervenga cuando los patrones de comunicación interpersonal se vuelvan disfuncionales.

Gran parte de lo que hacemos y pensamos está influenciado por el contexto social y el comportamiento de los demás. Entonces, el éxito de la reunión será en gran medida moldeado por quienes nos rodean.

Después de las reuniones

La investigación muestra que las acciones tomadas mucho después de que finaliza una reunión pueden hacer o deshacer las percepciones de los asistentes sobre el éxito de la misma.

Corto plazo

  • Envíe las actas de las reuniones y los elementos de acción inmediatamente después de la reunión.
  • Evalúe brevemente la satisfacción y la calidad de la reunión inmediatamente después de finalizada, para informar el diseño de futuros encuentros.

A largo plazo

  • Incorpore la satisfacción con la reunión como un componente de la participación de los empleados en toda la organización, a través de encuestas de satisfacción.
  • Haga que los líderes examinen críticamente las reuniones de rutina para determinar su necesidad y valor.

La satisfacción de los asistentes con las reuniones es útil para mejorar su eficiencia a la vez que funciona como predictor significativo de la satisfacción laboral y el compromiso de los empleados en el trabajo.

Referencia bibliográfica:

Mroz, J. E., Allen, J. A., Verhoeven, D. C., & Shuffler, M. L. (2018). Do We Really Need Another Meeting? The Science of Workplace Meetings. Current Directions in Psychological Science, Vol. 27, pp. 484-491. https://doi.org/10.1177/0963721418776307

Fuente: Quartz

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Demasiado autocontrol? Según estudio, caemos mejor de lo que pensamos

  • 11/10/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Estás compartiendo por primera vez una cena con la familia de tu pareja y la ansiedad te domina: en general te interesa dar una buena impresión, ¿cuánto más cuando se trata de los vínculos afectivos cercanos de una persona significativa?

Conocer nuevas personas, hablar con ellas, sostener una conversación y buscar descubrir cómo nos perciben (algo llamado “metapercepción” por los investigadores) son cuestiones que suelen ir de la mano. Según un estudio, es probable que nuestros interlocutores disfruten de la conversación y de nuestra compañía más de lo que imaginamos (Boothby, Cooney, Sandstrom, & Clark, 2018).

Usualmente hay una brecha entre lo estimamos y lo que realmente piensa la otra persona. Esto puede ser un obstáculo para desarrollar nuevas relaciones, explican Erica Boothby y Margaret Clark, autoras de la investigación. Examinaron esta brecha en una serie de cinco estudios.

Entendiendo la brecha

En un estudio, los investigadores unieron a participantes que no se conocían de antes y les encargaron mantener una conversación de 5 minutos con preguntas típicas para romper el hielo (por ejemplo, ¿de dónde sos? ¿Cuáles son tus pasatiempos?). Al final de la conversación, los participantes respondieron preguntas que midieron cómo les había caído su compañero de conversación y cómo pensaban que habían caído ellos mismos.

En promedio, las calificaciones mostraron que a las parejas de conversación cayeron mejor de lo que los participantes pensaban que ellos mismos habían caído. Esta disparidad en las calificaciones promedio sugiere que los participantes tienden a cometer un error de estimación. De hecho, los análisis de las grabaciones de video sugirieron que los participantes no tenían en cuenta las señales de comportamiento de sus pareja que indicaban interés y disfrute.

En otro estudio, los participantes reflexionaron sobre las conversaciones que acababan de tener: según sus calificaciones, creían que los momentos más destacados que formaban los pensamientos de sus interlocutores sobre ellos eran más negativos que los momentos que formaban sus propios pensamientos sobre sus interlocutores.

Clark señaló que los participantes parecían envueltos en su preocupación sobre lo que deberían decir o lo que habían dicho, de tal forma que no percibían las señales de agrado en los otros.

Estudios adicionales mostraron que la brecha surgió independientemente de si las personas tenían conversaciones más largas o conversaciones en entornos del mundo real. Y un estudio de compañeros de habitación universitarios reales mostró que la brecha puede perdurar durante varios meses.

El fenómeno es interesante porque contrasta con el hallazgo bien establecido de que generalmente nos vemos a nosotros mismos de manera más positiva que a los demás, ya sea que estemos pensando en nuestras habilidades para conducir, nuestra inteligencia o nuestras habilidades al experimentar situaciones negativas como enfermedades o divorcios.

“Cuando se trata de la interacción y conversación social , las personas a menudo dudan, no están seguras de la impresión que están dejando en los demás y son demasiado críticas con su propio desempeño,» dicen Boothby y Cooney. «A la luz del gran optimismo de las personas en otros dominios, el pesimismo sobre sus conversaciones es sorprendente.»

Los investigadores plantean que esta diferencia puede deberse al contexto en el que hacemos estas autoevaluaciones. Cuando hay otra persona involucrada, como un interlocutor, podemos ser más cautelosos y autocríticos que en situaciones en las que calificamos nuestras propias cualidades sin otra fuente de información. Este autocontrol puede impedir que busquemos relaciones con otros a quienes realmente les caemos bien.

«Cualquier error sistemático que cometemos podría tener un gran impacto en nuestra vida personal y profesional.”

Referencia bibliográfica:

Boothby, E. J., Cooney, G., Sandstrom, G. M., & Clark, M. S. (2018). The Liking Gap in Conversations: Do People Like Us More Than We Think? Psychological Science, 29(11), 1742-1756. https://doi.org/10.1177/0956797618783714

Fuente: Psychological Science

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La musa inspiradora y las soluciones creativas

  • 11/10/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Es un día ordinario. Terminó tu jornada laboral y, después de pelear contra el tránsito y de resignarte al comprender que agregarle hélices al vehículo en el que te transportás podría no ser viable, llegás a tu casa. Luego de unos minutos dentro, lográs relajarte un poco, pero te sigue dando vueltas en la cabeza ese problema laboral que necesita ser resuelto lo antes posible, y de la manera más creativa posible. Abrís la alacena para sacar el café y ¡AJÁ!… de repente, ¡la solución que buscabas!

¿Son estas soluciones comparables en cuanto a utilidad y creatividad con aquellas que producimos cuando estamos enfocados y en el ambiente laboral?

Investigadores reclutaron a dos tipos de personas cuyos medios de vida dependen de la innovación: físicos teóricos y escritores profesionales. El primer estudio involucró a 45 físicos en un instituto de investigación y 53 escritores, incluidos guionistas, novelistas y escritores de no ficción. Todas las noches durante un período de 2 semanas, los participantes recibieron una encuesta por correo electrónico sobre cualquier idea creativa que habían tenido relacionada con su profesión, y sobre qué estaban haciendo cuando tuvieron la idea. De manera específica, informaron si estaban trabajando en el problema en cuestión, en otro problema relacionado con el trabajo o en algo no relacionado con el trabajo (como pagar facturas).

Además, los participantes informaron si la idea se relacionaba con algún tipo de impasse o proyecto en curso, y si se sentía como un momento «ajá», un momento en que encontraban una solución muy buscada o necesitada. Por último, calificaron el nivel de creatividad e importancia de la idea.

Aproximadamente 6 meses después, los participantes recibieron una encuesta de seguimiento que contenía las ideas que habían enumerado en las encuestas anteriores. Una vez más, calificaron el nivel de creatividad e importancia de cada idea.

El segundo estudio siguió el mismo procedimiento, pero con un número ligeramente menor de participantes y una encuesta de seguimiento a los 3 meses en lugar de 6.

En los dos estudios, los participantes informaron que aproximadamente el 20% de sus ideas más importantes ocurrieron cuando estaban pensando en otra cosa, y calificaron las ideas como tan importantes y creativas como las formadas mientras trabajaban en la tarea.

En las encuestas de seguimiento, los participantes calificaron sus ideas anteriores como un poco más creativas, pero menos importantes, en comparación con sus calificaciones anteriores. En general, eran más propensos a calificar las ideas generadas durante la deambulación mental como los codiciados momentos «ajá» en comparación con las ideas generadas durante el trabajo (Gable, Hopper, & Schooler, 2019).

Los autores reconocen algunas limitaciones en la investigación, incluida su dependencia de la subjetividad de los autoinformes de los participantes. Pero los hallazgos son una indicación de que los profesionales creativos rutinariamente tienen algunas de sus ideas más creativas fuera del trabajo.

Referencia bibliográfica:

Gable, S. L., Hopper, E. A., & Schooler, J. W. (2019). When the Muses Strike: Creative Ideas of Physicists and Writers Routinely Occur During Mind Wandering. Psychological Science, 30(3), 396-404. https://doi.org/10.1177/0956797618820626

Fuente: Psychological Science

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Oficinas abiertas = trabajadores más activos y menos estresados

  • 11/10/2019
  • Maria Fernanda Alonso

¿Puede el diseño de un lugar repercutir en la salud de las personas que trabajan en él? La ciencia nos dice que la disposición de una oficina impactará no sólo en economía financiera y espacial, sino también en el bienestar físico y mental de los empleados.

Las personas que trabajan en oficinas, por lo general, tienen estilos de vida de baja actividad. Según estudios, no compensan su inactividad del día laboral con ejercicio fuera del trabajo. Los estilos de vida sedentarios están asociados con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, entre tantas otras comorbilidades.

Se han vinculado los entornos de oficina específicos con enfermedades y estrés relacionados con el lugar de trabajo (Clemes, O’Connell, & Edwardson, 2014; Kirk & Rhodes, 2011). Posteriormente, Casey Lindberg, psicológico científico, y sus colegas quisieron estudiar la relación entre los distintos entornos de oficina y los resultados de salud a corto plazo de los empleados utilizando mediciones objetivas de los indicadores de actividad y el estrés para explorar cómo los diferentes tipos de diseño en el lugar de trabajo están relacionados con el bienestar de los empleados (Lindberg et al., 2018).

Las herramientas digitales que ofrecen los teléfonos inteligentes y los rastreadores de actividad permiten a los investigadores estudiar el comportamiento del mundo real tal como sucede en el momento, por este motivo podemos decir que se han convertido en aliados de la investigación científica (Harari et al., 2016).

Aprovechando estas nuevas herramientas digitales, Lindberg y sus colegas equiparon a 231 empleados en la Administración de Servicios Generales de los Estados Unidos (GSA), una agencia del gobierno de los Estados Unidos, con rastreadores de actividad y monitores de frecuencia cardíaca durante 3 días y 2 noches. Los participantes también descargaron una aplicación de monitoreo del estado de ánimo en sus smartphones que les preguntaba sobre sus estados de ánimo en momentos aleatorios cada hora durante todo el día, tanto cuando los participantes estaban en el trabajo como en su casa.

Los participantes trabajaban en cuatro edificios diferentes de oficinas y desempeñaban distintas funciones dentro de la GSA. El muestreo de una amplia gama de trabajadores y tipos de oficinas era importante para los investigadores porque significaba que sus hallazgos podrían aplicarse ampliamente a muchos tipos de trabajadores fuera de la GSA.

Oficinas abiertas = trabajadores más activos

Dentro de los resultados más previsibles, se encontró que aquellos empleados que trabajaban principalmente en computadoras se movían menos durante el día que aquellos que no trabajaban en computadoras. Los trabajadores de mayor edad y aquellos con índices de masa corporal (IMC) más altos fueron menos activos que sus colegas más jóvenes y de IMC más bajo. Estos hallazgos coinciden con los de investigaciones anteriores (Sisson et al., 2009).

Los investigadores también encontraron algunas asociaciones que no habían previsto. Las personas que trabajan en mesas abiertas largas (el arreglo que se encuentra en muchos diseños de oficinas abiertas) eran un 20% más activas que los trabajadores de cubículos, y un 32% más activas que las personas que trabajaban en sus propias oficinas.

«Es posible que la naturaleza abierta de un espacio conduzca a una mayor actividad física al fomentar la interacción y la movilidad, incluido el movimiento a espacios diseñados para reuniones no planificadas y llamadas telefónicas, cuando estén disponibles,» escribieron Lindberg y sus colegas. También sugieren que los trabajadores pueden necesitar hacer mayor uso de espacios compartidos en lugares de trabajo con diseño abierto ya que es menos probable que tengan sus propias impresoras o espacios para reuniones programadas.

Además, hallaron que aquellos empleados que se desempeñan en cubículos u oficinas propias tenían mayor estrés autoevaluado en el trabajo y mayores indicadores fisiológicos de estrés (a través de monitores de frecuencia cardíaca) en el hogar después del trabajo. Los investigadores especulan que un mayor nivel de estrés podría ser causado por niveles más bajos de actividad, y la investigación previa respalda esta noción.

Es evidente la importancia que reviste el diseño del lugar de trabajo: impactará en la salud física y mental de los trabajadores, a la vez que tiene implicancias económicas para empleadores. Las oficinas abiertas pueden representar un desafío de gestión y estrategia para los encargados de dirigirlas, pero sus repercusiones tienen la potencialidad de ser muy beneficiosas.

Referencias bibliográficas:

Clemes, S. A., O’Connell, S. E., & Edwardson, C. L. (2014). Office workers’ objectively measured sedentary behavior and physical activity during and outside working hours. Journal of Occupational and Environmental Medicine / American College of Occupational and Environmental Medicine, 56(3), 298-303. https://doi.org/10.1097/JOM.0000000000000101

Harari, G. M., Lane, N. D., Wang, R., Crosier, B. S., Campbell, A. T., & Gosling, S. D. (2016). Using Smartphones to Collect Behavioral Data in Psychological Science: Opportunities, Practical Considerations, and Challenges. Perspectives on Psychological Science: A Journal of the Association for Psychological Science, 11(6), 838-854. https://doi.org/10.1177/1745691616650285

Kirk, M. A., & Rhodes, R. E. (2011). Occupation correlates of adults’ participation in leisure-time physical activity: a systematic review. American Journal of Preventive Medicine, 40(4), 476-485. https://doi.org/10.1016/j.amepre.2010.12.015

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Fuente: Psychological Science

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los bebés pueden percibir y reflejar físicamente el estrés de sus madres

  • 10/10/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Los bebés no solo perciben el estrés de sus madres, sino que también muestran los cambios fisiológicos correspondientes (Waters, West, & Mendes, 2014).

Sara Waters, académica postdoctoral de la Universidad de California en San Francisco, Wendy Berry Mendes, profesora asociada de emoción Sarlo/Ekman en la UCSF y Tessa West de la Universidad de Nueva York, autoras del estudio, explican que investigaciones anteriores han demostrado que las emociones pueden ser «contagiosas» y que existe una sincronía emocional entre las parejas románticas; esto fue lo que las motivó a investigar si también podría existir sincronía emocional en otra relación cercana: la que se da entre una madre y su hijo.

Para ello, reclutaron a 69 madres y sus bebés que tenían entre 12 a 14 meses de edad. Conectaron sensores cardiovasculares a la madre y al bebé y tomaron grabaciones de referencia de cada uno. Después de instalarse, la madre y el bebé fueron separados y la mamá fue asignada a dar un discurso de 5 minutos a dos evaluadores, seguido de una sesión de preguntas y respuestas de 5 minutos. Algunas madres recibieron señales positivas de los evaluadores, incluyendo asentir, sonreír e inclinarse hacia adelante. Otras recibieron respuestas negativas, como fruncir el ceño, sacudir la cabeza y cruzar los brazos. Un tercer grupo de madres no recibió ningún comentario. Madres e hijos se reunieron más tarde.

Como se predijo, las madres que recibieron respuestas negativas informaron mayores disminuciones en las emociones positivas y mayores aumentos en las emociones negativas que las madres en las otras dos condiciones. También mostraron signos de aumento del estrés cardíaco.

Y los bebés se dieron cuenta rápidamente de esta respuesta al estrés: los bebés cuyas madres recibieron comentarios negativos mostraron aumentos significativos en la frecuencia cardíaca en relación con la línea de base a los pocos minutos de reunirse con sus madres.

Es importante destacar que la respuesta del bebé siguió la respuesta de la madre, es decir, cuanto mayor fue la respuesta al estrés por parte de la madre, mayor fue la respuesta al estrés del bebé, una asociación que en realidad se hizo más fuerte con el tiempo.

«Antes de que los bebés sean verbales y puedan expresarse plenamente, podemos pasar por alto cuán exquisitamente sintonizados están con el tono emocional de sus cuidadores,» señala Waters. Quizás tu bebé no sea capaz de decirte que te ves estresada o de preguntarte qué está pasando pero, según este estudio, tan pronto como está en tus brazos, está captando las respuestas corporales que acompañan tu estado emocional e inmediatamente comienza a sentir en su propio cuerpo tu emoción negativa.

Referencia bibliográfica:

Waters, S. F., West, T. V., & Mendes, W. B. (2014). Stress contagion: physiological covariation between mothers and infants. Psychological Science, 25(4), 934-942. https://doi.org/10.1177/0956797613518352

Fuente: Psychological Science

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