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En muchos lugares de Argentina, la siesta es sagrada y aunque pudiera parecer de perezosos, estudios previos han demostrado que esta costumbre aumenta el buen humor y mejora el funcionamiento inmunológico, además de los beneficios obvios (reducir el sueño y la fatiga). Sin embargo, un estudio de la Universidad de Michigan encontró también que puede ser una estrategia muy prometedora para contrarrestar las conductas impulsivas y mejorar la tolerancia a la frustración.
Se está volviendo cada vez más común que la gente no duerma lo suficiente durante la noche. Esto puede impactar negativamente en la atención y la memoria, además de contribuir a la fatiga.
Los científicos examinaron cómo una corta siesta puede afectar el control de las emociones en un adulto. El estudio contó con 40 participantes, de entre 18 y 50 años, quienes mantuvieron un sueño consistente durante las 3 noches anteriores a la aplicación de unas pruebas.
En el laboratorio, los participantes completaron tareas en una computadora y respondieron preguntas sobre somnolencia, humor e impulsividad. Se los asignó al azar a tomar una siesta de 60 minutos o a mirar un video sobre la naturaleza (sin poder dormir siesta). Los asistentes de investigación monitorearon a los participantes, quienes luego completaron los cuestionarios y tareas otra vez.
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Los individuos que durmieron la siesta pasaron más tiempo tratando de resolver los problemas que aquellos que no durmieron la siesta. Estos últimos tenían menos probabilidades de soportar la frustración para poder resolver los problemas. Sumado a esto, las personas que durmieron la siesta reportaron sentirse menos impulsivas.
Si combinamos estos resultados con los de estudios previos que demuestran los efectos negativos de la privación del sueño, obtenemos indicadores de que quedarse despiertos por un período extendido de tiempo dificulta que las personas controlen sus respuestas emocionales negativas, según explica Jennifer Goldschmied, autora principal del estudio.
Goldschmied también cree que dormir la siesta sería una intervención muy beneficiosa para personas que necesitan quedarse despiertas por períodos largos de tiempo, ya que los podría ayudar a desempeñarse mejor en tareas difíciles o frustrantes.
Ofrecer un espacio para la siesta en el trabajo puede además, mejorar la productividad de los empleados, así que este es un dato que muchos jefes deberían empezar a considerar.
Fuente: University of Michigan