Es muy habitual que a las personas nos fascine nuestra mente y que nos preguntemos cómo funciona y por qué los seres humanos nos comportamos como nos comportamos. Para contestar a esta pregunta y poder entender los entresijos de nuestra psique, es relevante comprender la importancia que tienen las emociones y los esquemas emocionales en nuestros procesos psicológicos y en nuestra toma de decisiones.
Las emociones, en síntesis, son un sistema innato y adaptativo que se ha desarrollado para ayudarnos a sobrevivir. Están conectadas a nuestras necesidades más esenciales y nos alertan rápidamente sobre situaciones importantes para nuestro bienestar, preparándonos y guiándonos en estas situaciones, para que podamos llevar a cabo acciones que conduzcan a la concreción de nuestras necesidades (Greenberg et al., 2015).
En definitiva, las emociones cumplen un papel fundamental en nuestro comportamiento y en nuestra forma de pensar, además de afectar en la forma en la que nos relacionamos con otras personas, con nosotros mismos y con el mundo. Al fin y al cabo, las emociones son la unidad básica y esencial de información. Todas las experiencias, interacciones con el mundo o con los pensamientos generan una respuesta emocional en nuestro cuerpo, en función de nuestras experiencias previas. Y estas experiencias se van organizando en el esquema emocional.
Estos esquemas emocionales son un concepto clave en la terapia focalizada en las emociones desarrollada por Leslie Greenberg. Lo primero de todo, cuando hablamos de esquemas en el mundo de la psicología, nos referimos a un marco mental ya sea cognitivo o conceptual. Los esquemas son estructuras mentales donde se va organizando la información adquirida a través de la experiencia y el conocimiento.
En esta línea, los esquemas emocionales se conciben como la fuente primaria de experiencia, que funcionan rápida e implícitamente produciendo y generando la experiencia sentida del estímulo y una tendencia a la acción, de forma automática (Greenberg et al., 2015). ¿pero qué son exactamente?
Los esquemas emocionales son una unidad psicológica básica o mecanismo generador de la experiencia emocional y del significado. Nuestros recuerdos emocionales, esperanzas, expectativas, miedos, alegrías… que hemos ido obteniendo a través de nuestras vivencias, se van organizando, agrupando y almacenando en los diferentes esquemas (Greenberg y Paivio, 2000). Las experiencias donde, por ejemplo, nos hemos sentido tristes ante una mala noticia, se van organizando en el mismo esquema que otras experiencias donde nos hayamos sentido de forma similar, como puede ser la tristeza que sentimos ante la discusión con un amigo. Cuando vivo una experiencia de tristeza en el presente, o conecto con esa emoción, ese esquema se activa, por lo que las experiencias o recuerdos almacenados en ese esquema, son más accesibles. Esto explica porque al experimentar enfado, miedo o cualquier emoción, recordamos otros momentos de enfado o de emociones o sensaciones similares.
Un esquema emocional constituye, en cierta forma, una grabación en nuestra mente de la experiencia subjetivamente vivida (Pacual Leone, 1990, como se citó en Greenberg y Paivio, 2000). Estos recuerdos de las vivencias que tenemos se van integrando en estos esquemas emocionales y de significado, recogiendo y cargándose de todas nuestras vivencias afectivas. Esto provoca que los esquemas emocionales sean altamente únicos y personales, Gracias a esto, las personas vamos dando respuestas innatas o automáticas que se basan en la experiencia que tenemos en los esquemas.
Es importante conocer que un esquema emocional no solo se compone de la emoción, si no también de la información ligada a esta experiencia.
- Significado: A través de la expresión verbal y de los conceptos que tenemos, vamos dando significado y simbolizando las vivencias que vamos teniendo.
- Sensación corporal: Se refiere a la reacción y experiencia corporal a un evento. Un nudo en la garganta ante una mala noticia o calor en los mofletes ante una situación vergonzosa
- Tendencia a la acción: Son las Respuestas conductuales asociadas con la experiencia emocional. Hace referencia a la necesidad que experimentamos ante una vivencia. Cuando alguien es amenazado, puede sentir miedo, y la tendencia a la acción o la necesidad de esa persona en este momento concreto es huir, o protegerse.
- Memoria situacional: son los recuerdos que se activan ante cierta situación.
Para comprender de una manera más clara esto, pongamos un ejemplo. Un niño, jugando en el patio del colegio, al hacer algo mal, puede ser regañado por su profesora. Ante esta acción, el niño se enfada, sintiendo una quemazón en su pecho, podrá recordar las experiencias en las que esa profesora le ha regañado, u otros encuentros que haya tenido con ella. El niño le dará un significado a la acción que ha vivido, interpretando que está enfadado porque es injusto. Todo este despliegue del esquema emocional le lleva a conectar asimismo con una necesidad o tendencia a la acción, como puede ser gritar, quejarse, o irse corriendo.
Como hemos visto, los esquemas emocionales nos predisponen en función de nuestras experiencias anteriores, y generan expectativas de lo que puede pasar, pero eso no quiere decir que las personas no tengamos control sobre esto. Aunque estos procesos son automáticos, los seres humanos tenemos agencia y la capacidad de autorregularnos. Por ejemplo, cuando vemos una película de miedo, se nos puede activar la respuesta emocional de miedo, y la necesidad de salir corriendo, pero gracias a nuestra capacidad de razonar, tenemos agencia sobre esto, y nos quedamos en la sala de cine. En este mismo ejemplo, el tranquilizarnos y rebajar el miedo también es una forma de autoregularnos.
Más allá de comprender el funcionamiento de la mente humana, el concepto de esquema emocional explica parte del trabajo terapéutico. Se entiende que los problemas emocionales sólo pueden ser resueltos o sanados a través del trabajo con la emoción y el significado. Gracias a activar los esquemas, se puede ayudar al paciente a identificar las emociones, reconociendo la experiencia que está viviendo, o facilitando que la persona pueda simbolizar con palabras aquellas vivencias que han sido traumáticas y dolorosas, ya que a veces, cuando algo causa mucho dolor o malestar, no nos permitimos sentirlo, y por ello, estas vivencias no llegan a ser integradas del todo. Asimismo, también se puede reestructurar los esquemas emocionales desadaptativos, que producen malestar, creando nuevos significados emocionales y nuevas experiencias, que no generen ese malestar.
En conclusión, los esquemas emocionales representan una estructura clave en la organización de la experiencia emocional y son fundamentales para entender cómo las emociones afectan el comportamiento humano. A través de la exploración y transformación de estos esquemas en contextos terapéuticos, es posible promover un cambio profundo que lleve al bienestar emocional y a una mayor integración personal.
Referencias:
- Greenberg, L. S., Elliott, R., & Pos, A. (2015). La terapia focalizada en las emociones: una visión de conjunto. Mentalización. Revista de psicoanálisis y psicoterapia, 5(1-19).
- Greenberg, N. y Paivio, S. (2000). Trabajar con las emociones en psicoterapia. Paidos
- Jódar Anchía, R., & Caro García, C. (2023). Manual práctico de terapia focalizada en la emoción. Desclée de Brouwer (Bilbao, España).
- Greenberg, L. S., Elliott, R., & Pos, A. (2015). La terapia focalizada en las emociones: una visión de conjunto. Mentalización. Revista de psicoanálisis y psicoterapia, 5(1-19).
Autor: Ignacio Sanz, Psicólogo en Estar Contigo Terapia – Psicólogos en Granada y Online con una terapia focalizada en la Emoción, que te ayudará a superar bloqueos emocionales y encontrar soluciones reales para tu bienestar.