Este artículo me conmovió profundamente. Me erizó la piel y, en más de un momento, me sacó una carcajada. Cuenta la historia de Marcia Brenner, una psicóloga que, a sus 100 años, sigue atendiendo pacientes con una lucidez y entrega admirables.
El texto es hermoso. Narra con sensibilidad su recorrido profesional, su vida personal y las muchas dificultades que ha enfrentado a lo largo del tiempo. Pero, sobre todo, muestra lo que significa vivir una vida al servicio de los demás, con coherencia, propósito y pasión.
Es uno de esos artículos que te deja pensando en lo que realmente importa:
A la hora acordada, sus pacientes marcarán el número y la psicóloga de 100 años cogerá el teléfono. Cada vez con más dificultades auditivas, se aprieta el auricular inalámbrico contra la oreja. Está parcialmente ciega y ya no puede confiar en la lectura de sus propias notas. Durante 45 minutos, varias veces a la semana, escucha atentamente las penas y los problemas de los clientes que han llegado a depender de su consejo.
Esto fue lo mejor:
¿Hubo alguna vez un problema demasiado difícil de tratar?
“Poca inteligencia”, dijo. “No puedes hacer nada”.
Les recomiendo leerlo todo y ver las fotografías son muy hermosas y conmovedoras.
Quiero ser como ella. El artículo completo está en The New York Times.