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La probabilidad de depresión y ansiedad materna ha aumentado sustancialmente durante la pandemia de COVID-19, según los hallazgos de un nuevo estudio (Davenport et al., 2020). “Sabemos que experimentar depresión y ansiedad durante el embarazo y el período posparto puede tener efectos perjudiciales en la salud mental y física de la madre y el bebé que pueden persistir durante años,” dijo la Dra. Margie Davenport, coautora de la investigación. El parto prematuro, la reducción del vínculo madre-bebé y los retrasos en el desarrollo de los bebés, pueden ser efectos derivados de tales trastornos, agregó.
Para el nuevo estudio, los investigadores encuestaron a 900 mujeres, incluidas 520 que estaban embarazadas y 380 que habían dado a luz en el último año. El equipo investigador preguntó sobre los síntomas de depresión y ansiedad de las mujeres antes y durante la pandemia de COVID-19.
29% de ellas habían experimentado síntomas de ansiedad moderada a alta, mientras que el 15% experimentó síntomas depresivos, antes de la pandemia.
Durante la pandemia, esos números aumentaron sustancialmente: el 72% experimentó ansiedad y el 41% experimentó depresión, informaron los investigadores.
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El ejercicio es una forma conocida de aliviar los síntomas de depresión, por lo que la actividad física limitada puede provocar un aumento de los síntomas depresivos, señalaron los investigadores. Debido a que las medidas de aislamiento social y físico afectaron las rutinas diarias y el acceso a los gimnasios, los investigadores también preguntaron a las mujeres si sus hábitos de ejercicio habían cambiado.
De las mujeres encuestadas, el 64% redujo su actividad física desde que comenzó la pandemia, mientras que el 15% aumentó su actividad física. El 21% restante no experimentó ningún cambio.
El estudio encontró que las mujeres que realizaban al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana tenían síntomas significativamente más bajos de depresión y ansiedad.
Los resultados son algo limitados dado el hecho de que los investigadores no podían encuestar a estas personas antes de que comenzara la pandemia, ya que no sabían que ocurriría una pandemia. Eso significaba que las encuestadas sólo podían ofrecer sus síntomas previos a la pandemia en retrospectiva.
Además, aunque los investigadores preguntaron a las mujeres sobre sus síntomas utilizando medidas validadas, solo los profesionales de la salud mental pueden diagnosticar válidamente a un individuo con depresión o ansiedad, remarcan.
El estudio estaba específicamente interesado en el impacto de COVID-19 en las nuevas mamás, pero Davenport dijo que la salud mental materna es un problema crítico sin importar el momento.
“Incluso cuando no estamos en una pandemia mundial, muchas mujeres embarazadas y posparto con frecuencia se sienten aisladas, ya sea por estar hospitalizadas, no tener familiares o amigos cerca, u otras razones,” dijo. “Es fundamental aumentar la conciencia del impacto del aislamiento social y físico en la salud mental de mujeres embarazadas y posparto.” La autora concluye señalando que más consciencia hace que aumenten las probabilidades de diagnóstico y tratamiento, que es el objetivo final.
Referencia bibliográfica:
Davenport, M. H., Meyer, S., Meah, V. L., Strynadka, M. C., & Khurana, R. (2020). Moms Are Not OK: COVID-19 and Maternal Mental Health. En Frontiers in Global Women’s Health (Vol. 1). https://doi.org/10.3389/fgwh.2020.00001
Fuente:Psychcentral