Cuando hablamos de Alzheimer solemos pensar en la pérdida de memoria, la confusión o la desorientación progresiva. Pero debajo de esos síntomas existe un proceso biológico silencioso: las neuronas pierden energía. Sin suficiente combustible, dejan de realizar funciones básicas como limpiar desechos tóxicos o reciclar proteínas dañadas.
Un nuevo estudio de la Universidad de California, Irvine, publicado en GeroScience, pone el foco en una molécula energética poco atendida: el trifosfato de guanosina (GTP). A diferencia del ATP —el “clásico” de la bioquímica—, el GTP cumple un papel decisivo en la autófagia, el mecanismo por el cual las células degradan y reciclan componentes dañados, incluidas proteínas asociadas con el Alzheimer como el beta-amiloide.
Los investigadores observaron que, con el envejecimiento, los niveles de GTP disminuyen tanto en neuronas sanas como en neuronas con predisposición genética a Alzheimer, pero en estas últimas la caída es más temprana y marcada. El déficit energético no solo reduce la capacidad de las neuronas para producir energía en las mitocondrias; también provoca que el GTP quede atrapado en estructuras anormales, dificultando su uso para funciones esenciales como la autófagia.
Ante este panorama, el equipo probó una combinación de dos compuestos seguros y ampliamente conocidos: nicotinamida (una forma de vitamina B3 que aumenta los niveles de NAD+, crucial para el metabolismo energético) y EGCG, un antioxidante presente en el té verde que activa defensas celulares contra el daño oxidativo. Tras solo 16 horas de tratamiento en neuronas envejecidas de ratón, los niveles de GTP se restauraron casi a valores juveniles.
Lo interesante es que este aumento no fue meramente numérico: la función celular mejoró. Se redujeron acumulaciones de beta-amiloide, se normalizó el transporte de desechos hacia los lisosomas y se observó una menor oxidación de proteínas. Incluso la viabilidad de las neuronas aumentó en un 22%.
El hallazgo plantea una hipótesis atractiva: en lugar de atacar directamente los depósitos de beta-amiloide, como han intentado tantos fármacos sin éxito, quizá sea más prometedor restaurar la economía energética de la neurona para que ella misma haga el trabajo de limpieza.
No obstante, los investigadores son claros en sus limitaciones: los experimentos se realizaron en neuronas de ratón cultivadas en laboratorio. El cerebro humano es mucho más complejo y, además, tanto la nicotinamida como el EGCG se degradan rápidamente cuando se administran por vía oral. Se necesitan estudios en modelos animales completos y, eventualmente, en ensayos clínicos controlados antes de pensar en aplicaciones terapéuticas.
Aun así, este trabajo abre un nuevo ángulo en la investigación del Alzheimer. Mientras la mayoría de las terapias se concentran en los síntomas más visibles de la enfermedad, este enfoque explora el motor invisible que permite a las neuronas sostener sus funciones más básicas: la energía celular.
Referencia: Santana, R.A., McWhirt, J.M. & Brewer, G.J. Treatment of age-related decreases in GTP levels restores endocytosis and autophagy. GeroScience (2025). https://doi.org/10.1007/s11357-025-01786-4