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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Skinner, su hija y una cuna: la historia real detrás del mito

  • 14/06/2018
  • David Aparicio

B .F. Skinner (1904-1990), psicólogo, filósofo, investigador y escritor, fue sin duda uno de los psicólogos más influyentes y controversiales de nuestra era. Sus minuciosas investigaciones sobre el condicionamiento operante transformaron nuestro entendimiento sobre el poderoso efecto que tiene el ambiente sobre nuestro comportamiento y demostró que compartimos los mismos principios de aprendizaje que los animales. Este último punto fue muy difícil de digerir e inició acalorados debates y confrontaciones entre los principales referentes de la psicología de la época. Especialmente porque la evidencia que presentó contradecía contundentemente la teoría más aceptada del momento.

Lamentablemente los debates no se centraron únicamente en su teoría y conceptos, sino que se dirigieron numerosos epítetos y rumores contra Skinner y su familia, donde se lo catalogaba de fascista, controlador y retrógrado.

Pero hubo un rumor que lo persiguió durante el resto de su vida. Una leyenda que se sembró en los pasillos de la universidad1 en donde trabajaba y que se propagó hasta nuestros días en clases de psicología, libros y biografías mal documentadas.

Esta es la verdadera historia de la cuna de Skinner.

La cuna de Skinner o la cuna de aire

Todo comenzó en 1944 cuando Skinner decidió construir para su segunda hija, Deborah, una cuna especial que no sólo fuera cómoda y segura, sino que también redujera la carga de trabajo que tenía su esposa, Yvonne, en el hogar. Así que, fiel a su estilo, Skinner evaluó minuciosamente todos los elementos ineficientes de las cunas de la época y, junto con su esposa, decidieron que sólo incluirían los elementos más importantes para su cuidado.

Skinner se sentía confiado y entusiasmado con este proyecto. Años antes había diseñado y construido con sus propias manos la cámara de condicionamiento operante o caja de Skinner, un experimento que le permitió demostrar el principio del reforzamiento operante y obtener el reconocimiento mundial de la comunidad científica.

Skinner puso manos a la obra y como resultado logró una cuna poco convencional. Más parecida a una cabina enorme con un panel de vidrio en su frente que se podía subir y bajar para ingresar a su hija en la cuna. La cabina también incorporaba un filtro de aire para protegerla de las alergias y un regulador de temperatura que permitía mantener a su bebé en un ambiente agradable sin necesidad de vestirla con capas y capas de ropa para protegerla del inclemente frío de Minnessota. Esto a su vez reducía la carga de ropa, pañales y sábanas que lavar2. Disminuir la cantidad la ropa también le ofrecía a su bebé mayor libertad para moverse y jugar libremente dentro de la cuna, sin riesgos de enredarse y ahogarse con las sábanas. Skinner también pensó en un procedimiento fácil y cómodo que no requería agacharse para extraer la sabanas mojadas y que consistía en una lona en el piso unida a unos rodillos que podía deslizarse y cambiarse fácilmente con una polea.

Deborah Skinner dentro de la Cuna de Aire de Skinner.

Como cualquier padre, Skinner y su esposa Yvonne sacaban regularmente a su hija de la cuna para jugar, cambiarla y pasar tiempo con ella. Deborah la usó durante sus dos primeros años de vida, y todo indica que vivió una infancia feliz.

Skinner estaba satisfecho con el invento, y en 1945 escribió un artículo para la revista Ladies’ Home Journal donde describía las ventajas de la cuna, a la que se refería como un “aparato”. Sin embargo, la editorial decidió cambiar el título original —Baby Care Can Be Modernized (“El cuidado de los bebés se puede modernizar”)— por el mucho más provocador Baby in a Box (“Bebé en una caja”). Además, ilustraron el artículo con una imagen poco afortunada: Deborah dentro de la cuna, con las manos presionadas contra el vidrio, como si estuviera atrapada. La fotografía, lejos de ser neutral, reforzaba una lectura equivocada del invento.

Como era de esperarse, otros medios replicaron la historia seleccionando fragmentos aislados del artículo original, sin contextualizar la propuesta de Skinner ni explicar los objetivos reales de la cuna.

Imagen del artículo publicado en el Ladies Home Journal.

Aun así, la cuna de Skinner llegó a comercializarse, y se estima que más de 300 niños fueron criados en ella. Según los reportes, muchos padres consideraron que ofrecía ventajas significativas frente a los estándares de la época (Epstein, 1995).

Sin embargo, esa no fue la percepción generalizada. Algunas personas creyeron que Skinner estaba obsesionado con la eficiencia y que pretendía reemplazar el afecto y los cuidados humanos con tecnología. Otros, influidos por los rumores, asumieron que la cuna era una versión infantil de su famosa caja de condicionamiento y que la utilizaba para experimentar con su propia hija del mismo modo en que lo hacía con ratas y palomas.

El mito creció hasta alcanzar proporciones grotescas. Se llegó a afirmar que Deborah había desarrollado un trastorno psicótico, que fue internada en una institución psiquiátrica, que demandó a su padre por los supuestos experimentos a los que la había sometido, y que, incapaz de superar el trauma, terminó suicidándose.

Deborah  Skinner Buzan

Contrario a toda la maraña de rumores que se tejió alrededor de la imagen de Skinner y su familia, Deborah creció rodeada del amor y cuidado de sus padres. Al llegar a la universidad, estudió Historia del Arte, se graduó en 1967 y más adelante se trasladó a Londres para continuar desarrollando su carrera artística. Fue allí donde conoció a Barry Buzan, con quien se casó el 12 de marzo de 1973.

Skinner junto a sus hijas Julie (izquierda) y Deborah (derecha).

Deborah ha tenido una vida exitosa como pintora. Sin embargo, la leyenda sobre los supuestos experimentos de su padre la ha perseguido durante décadas. El episodio más desafortunado ocurrió en 2004, cuando una reseña negativa del libro Opening Skinner’s Box: Great Psychological Experiments of the Twentieth Century, escrito por la reconocida autora Lauren Slater, volvió a alimentar el mito de que Deborah había sido utilizada para probar las teorías conductistas de su padre (Miller, 2004). La propia Slater insinuó que Deborah era difícil de localizar y que probablemente se encontraba inestable, dejando un final ambiguo que reforzaba la narrativa ficticia.

Cansada de tantas distorsiones, Deborah respondió con una carta firme y clara publicada en el diario inglés The Guardian(Buzan, 2004), donde afirmó que su padre fue un hombre devoto y amoroso, y negó categóricamente haber sido utilizada como sujeto de experimentación.

No era la primera vez que los Skinner salían a desmentir el rumor. Años atrás, el propio Skinner intentó ponerle fin confrontando directamente al psiquiatra que había iniciado la historia. Incluso aprovechó una de sus conferencias para aclarar públicamente el malentendido. Gracias a YouTube, hoy podemos ver esa intervención de primera mano:

Skinner fue un hombre de ciencia, un inventor, pero ante todo fue un padre y esposo que quiso ofrecerle a su familia las mejores condiciones posibles. Su cuna estaba adelantada a su tiempo. Prueba de ello es que muchas de sus características hoy coinciden con las recomendaciones pediátricas: control de temperatura, buena calidad del aire y la reducción de objetos y ropa dentro de la cuna para prevenir riesgos de asfixia.

Sin embargo, su propuesta fue mal recibida y terminó siendo el combustible perfecto para alimentar un mito que aún persiste. Tal vez todo habría sido diferente si Skinner hubiera contado con el apoyo de un equipo de comunicación que le advirtiera sobre el impacto que pueden tener ciertas palabras en el público general. Términos como “aparato” o “experimento”, aunque precisos en el lenguaje científico, resultaban poco acertados para dirigirse a padres y madres preocupados por el bienestar de sus hijos.

Referencias bibliográficas:

  • Babies in Boxes. (n.d.). Retrieved from https://www.psychologytoday.com/us/articles/199511/babies-in-boxes
  • Buzan, D. S. (2004, March 12). I was not a lab rat. Retrieved from https://www.theguardian.com/education/2004/mar/12/highereducation.uk
  • Jorge, M. (2017, January 08). El bebé que vivía en una caja (o cómo una noticia falsa de los medios acabó con un proyecto científico). Retrieved from https://es.gizmodo.com/el-bebe-que-vivia-en-una-caja-o-como-una-noticia-falsa-1790840085
  • Joyce, N., & Faye, C. (n.d.). Skinner Air Crib. Retrieved from https://www.psychologicalscience.org/observer/skinner-air-crib
  • Joyce, N., & Faye, C. (n.d.). Skinner Air Crib. Retrieved from https://www.psychologicalscience.org/observer/skinner-air-crib
  • Miller, L. (2004, May 02). THE LAST WORD; Unpacking Skinner’s Box. Retrieved from https://www.nytimes.com/2004/05/02/books/the-last-word-unpacking-skinner-s-box.html
  • Skinner, B. F. (n.d.). Baby in a Box. Cumulative Record (enlarged Ed.)., 419-426. doi:10.1037/11324-032

Notas al pie de página:

  1. Skinner trabajaba en esa época en la Universidad de Minnesota (1945). ↩
  2. Los pañales desechables no fueron inventados hasta 1949 por Marion Donovan. ↩
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David Aparicio

Editor general y cofundador de Psyciencia.com. Me especializo en la atención clínica de adultos con problemas de depresión, ansiedad y desregulación emocional.

4 comentarios
  1. Gloria Elena SIERRA MOSQUERA dice:
    19/06/2018 a las 10:10 am

    El conductismo ha sido y sigue siendo un enfoque válido y eficaz para tratar muchos trastornos psicológicos, sus detractores la gran mayoría desconocen las aplicaciones reales de los métodos conductistas que si bien no son los únicos empleados en la psicología son los que actualmente gozan de más respaldo de la comunidad científica….y en cuanto a la cuna me hubiese encantado tener una así para mis hijos pues considera todas las necesidades de protección e higiene que requieren los niños a esa edad cuando lamentablemente no tenemos todo el tiempo para dedicarles y debemos dejarle en un lugar que ofrezca y garantice seguridad y condiciones adecuadas para nuestros hijos, también deja expuesto lo vulnerables y dependientes que somos los seres humanos en nuestras primeras etapas del desarrollo

  2. psicologia social dice:
    18/06/2018 a las 1:58 pm

    El conductismo es una teoria psicologica muy actual se utiliza en casi todas las instituciones por las transitamos en nuestra vida cotidiana, laboral educativas etc,, se ha utilizado para «NORMALIZAR CONDUCTAS» para » INDUCIR EL MIEDO » y a pesar de su metodo cientifico es valido unicamente para entrenar animales ya que no cosidera ni estudia todo el resto de operaciones mentales y psiquicas que realizamos a partir del estimulo y la respuesta.

    1. David Aparicio dice:
      18/06/2018 a las 3:16 pm

      Hola Cleo, lamento decirte que estás muy equivocada. Ese comentario surge del prejuicio y desconocimiento de lo que es el conductismo. Si quieres y tienes ganas puedes leer aquí. https://www.psyciencia.com/la-extrana-muerte-del-conductismo-radical/ Una respuesta a ese comentario.

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