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Publicaciones por autor

María Lucía Giordano

2 Publicaciones
Soy Psicologa, trabajo actualmente en La Plata y Saladillo (Prov. de BsAs) Desde la orientación Cognitivo Conductual con énfasis en Terapias Contextuales (Principalmente Aceptación y Compromiso y Terapia Centrada en la Compasión) Sobre esta última dicto capacitación en el Posgrado de Terapias Cognitivo Conductuales e Integrativas de la UNLP Facultad de Ciencias Medicas, bajo la dirección de Herbert Chappa y Coordinación de Mariela Occhionero. CETEM
  • Salud Mental y Tratamientos

Observar los pensamientos, rumbo a una vida con sentido

  • María Lucía Giordano
  • 03/12/2019

En ocasiones, nuestra mente piensa, recuerda, imagina o se fija en todo lo pesimista o catastrófico que podría suceder. Es nuestro “sistema de alarmas” que en búsqueda de mantenernos protegidos advierte peligros incluso donde y cuando no están, frente a esto tenemos dos opciones creerle a nuestra mente o darnos cuenta que se trata de un pensamiento. Si nos quedamos atados a ella, creyéndole, es posible que entremos en un círculo vicioso. Podemos tener emociones y/o sensaciones negativas que son interpretadas por nuestra mente buscando aquello que “está mal” en nosotros mismos o nuestro entorno, en recuerdos, o anticipaciones futuras. Estas emociones pueden ser activadas por múltiples vías, desde un estímulo exterior o uno interior y si nos quedamos enganchados en los pensamientos el malestar irá en aumento.

Los pensamientos no son más que palabras, agradables o desagradables, pero tan solo palabras. Nosotros somos más que esos pensamientos, somos la persona que tiene los sentidos en funcionamiento (oído, olfato, vista, tacto, gusto), somos la persona que puede pensar, recordar e imaginar. Quien puede decidir y actuar según lo que desea y ve conveniente para sí misma.

Solo en el presente está nuestra posibilidad de hacer o no hacer

Solo el momento presente está en nuestras manos, el pasado ya paso y está fuera de nuestro alcance el cambiarlo. El fututo se ira construyendo, pero no tenemos control ni forma de anticipar lo que pasará. Solo en el presente está nuestra posibilidad de hacer o no hacer. Esto no quiere decir que renunciemos a nuestro pasado, o nos despreocupemos de nuestro futuro. El pasado es nuestra historia personal así sea triste o alegre y forma parte de nosotros. Respetarla como tal, aunque sea dolorosa, forma parte de la aceptación. Al mismo tiempo, cuando nos preocupamos por algo, suele darnos la sensación de estar adelantándonos al futuro, de estar controlándolo; pero solo es una sensación. Nuestro futuro depende en parte de cómo estamos conduciendo nuestra vida en el presente, de nuestros actos, y también de actos de otras personas y de situaciones que no están ni estarán bajo nuestro control. La mejor manera de construir nuestro futuro no es preocupándonos por él, sino ocupándonos de nuestro presente, dando pasos en la dirección que más nos acerque a aquello que valoramos y genera sentido en nosotros.

Recrearse en recordar lo vivido, sólo es útil en la medida que nos ayuda a mejorar el presente. Aventurarse en adivinar el futuro, sólo es útil si nos ayuda a hacer planes y tomar decisiones en el presente. De lo contrario si nos quedamos enganchados de estos pensamientos, recuerdos e imaginaciones nos sobrecargamos y desde esta sensación de estar abrumados surgirán nuevas emociones desagradables, y conductas defensivas como el aislamiento y la irritabilidad viéndose disminuida nuestra calidad de vida y la de nuestro entorno. Redirigir nuestra atención y focalizar nuestras energías en el presente posibilita la construcción de las habilidades necesarias para dirigirnos a una vida más significativa orientada al bienestar y el desarrollo.

Cuando nos centramos en nuestro presente podemos percibir cuales son las áreas de la vida en las que podemos ocuparnos responsablemente

Cuando nos centramos en nuestro presente podemos percibir cuales son las áreas de la vida en las que podemos ocuparnos responsablemente, incorporando los aprendizajes necesarios para avanzar rumbo a una vida significativa.

De esta manera podemos empezar a movernos con sentido, según nuestras metas personales actuales. Considerando que, así como un actor cuando se encasilla en un único papel, en vez de desarrollarse en una amplia gama de personajes, disminuye sus posibilidades de éxito…si descuidamos nuestro lado trabajador, saludable, estudioso, sociable, romántico, recreativo, familiar, amigable o espiritual, o nos encasillamos en unas pocas áreas, nuestro desempeño y con ello sus gratificaciones se verán reducidas.

El objetivo principal es dejar de sobrevivir para empezar a vivir. Ir enriqueciendo progresivamente nuestra vida. Proponernos cada día pequeñas metas a cumplir y que apunten en la dirección que nosotros mismos marcamos. En la medida que invertimos nuestra energía y atención en mejorar nuestras áreas vitales, el sentimiento de seguridad y plenitud aflora.

Referencias bibliográficas:

  • Gilbert, Paul (2015) Terapia Centrada en la Compasión.
  • Wilson, K. G & Luciano, M.C (2002) Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Un Tratamiento conductual orientado a los valores.
  • Hayes D, Strosahl K, Wilson K. (2014) Terapia de Aceptación y Compromiso: Proceso y Práctica del Cambio Consciente.
  • Garcia J, Palazón P (2010) Afronta tu Depresión con Psicoterapia Interpersonal.
  • Artículos de opinión (Op-ed)
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Trascender el sufrimiento desde la aceptación

  • María Lucía Giordano
  • 19/03/2019

Nuestra experiencia humana ineludiblemente trae consigo la posibilidad de sufrimiento. Se trata de una de las realidades más conflictivas en tanto desafía nuestra búsqueda de plenitud y felicidad. El sufrimiento es un fenómeno complejo, debido a la autoconsciencia sufrimos y sabemos que sufrimos, al poseer la capacidad de ir hacia el pasado y el futuro podemos revivir circunstancias dolorosas pasadas indefinidamente, aferrarnos a ellas de modo limitante y anticipar amenazas en un futuro.

Un aporte interesante a considerar es el de Casell, quien define al sufrimiento como aquel estado especifico de distrés que se produce cuando la integridad de la persona se ve amenazada o rota, y se mantiene hasta que la amenaza desaparece o la integridad es restaurada. Podemos verlo, desde la perspectiva de Bayés, como la consecuencia dinámica y cambiante de la interacción, en contextos específicos, entre la percepción de amenaza y la percepción de recursos, modulada por el estado de ánimo.

La consideración de amenazas está presente en ambas definiciones, es Bayes quien introduce nuestra percepción de los recursos, para hacer frente a las posibles amenazas, como factor a tener en cuenta en las posibilidades del sufrimiento. Nos encontramos en ocasiones, concentrados esfuerzos para evitar y disminuir el sufrimiento, en la sociedad moderna. La ciencia continúa ganando importantísimas batallas contra el dolor y el sufrimiento en general. Pese a estos avances en los que aún nos queda mucho por conocer, siempre nos queda la muerte como fuente de sufrimiento por su imprevisibilidad e inevitabilidad. Ante esto necesitamos promover la aceptación de la vulnerabilidad y fragilidad humana.

Si bien el sufrimiento se da en la dimensión subjetiva su naturaleza es universal, y es en el reconocimiento de esta universalidad en el que se desarrolla nuestra capacidad de empatizar y experimentar un sufrimiento ajeno, al cual todos somos vulnerables.

Muchas veces en el afán por intentar evitar a toda costa encontrarnos con el dolor, anticipamos posibilidades de sufrimiento futuro que nos paralizan, propiciando frustración y mayor sufrimiento al ver como el curso de la vida no se detiene mientras nosotros no nos animamos a andar. Nos alejamos de este modo de nuestros anhelos. Volviéndonos extraños a nosotros mismos, el mundo se torna también extraño y hostil, aumentando la angustia y el temor.

En las ocasiones en que experimentamos dolor nos encontramos con nuestro propio límite, la propia impotencia de no poder cambiar un hecho real. Si nos instalamos en el sufrimiento el límite se vuelve obstáculo, taponando el acceso a toda nueva experiencia, pasando de la impotencia del hecho a una impotencia del vivir.

Ambos modos, la evitación y la instalación, empobrecen nuestra capacidad de adaptarnos y construir estilos de afrontamiento. Tan importante es conocer las estrategias de afrontamiento con las que contamos como el hecho de que las mismas pueden variar de un momento a otro en tanto se construyen en interacción. Yace de este modo también en el sufrimiento la potencialidad de ser fuente de construcción empática. Posibilitando la interacción desde la comprensión y la compasión.

Cuando experimentamos el sufrimiento desde la aceptación conduce al crecimiento, al observar nuestro sufrimiento detectamos en el mismo hecho una vulnerabilidad de la que nadie está exento y apreciamos aquello que valoramos. Posibilitamos una toma de perspectiva, una disposición a la experiencia que no debe confundirse con una suerte de resignación inevitable frente a los sucesos dolorosos.

Se trata de una aceptación activa que posibilita la unión con otros en empatía, trascendiendo lo que no podemos cambiar. Reorientándonos desde la construcción creativa y el compromiso de acción con nuevos posibles que nos permitan desarrollar nuestra singularidad y enriquecer trayectorias de desarrollo comunitario, brindando nuestro legado al mundo.

Referencias:

Casell, E (1982)The nature of suffering and the goals in medicine.

Wilson, K. G. & Luciano, M. C. (2002). Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Un tratamiento conductual orientado a los valores.

Bayés, R. (2009) Discurso de Investidura como Doctor «Honoris Causa en Psicología» por la UNED

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