La regulación emocional (RE) se refiere a los procesos, tanto conscientes como inconscientes, que las personas emplean para modular sus emociones y responder eficazmente a las demandas del entorno. Este es un aspecto crucial de la vida diaria, ya que constantemente intentamos modificar cómo nos sentimos. Una RE exitosa se correlaciona con el bienestar general y la salud psicológica, mientras que las deficiencias en la RE están implicadas en diversas psicopatologías, como los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad.
Modelos recientes en el estudio de la RE enfatizan la importancia de la flexibilidad en la implementación de estrategias, un concepto clave para el bienestar que se desglosa en tres componentes principales: la sensibilidad al contexto (la habilidad para evaluar las demandas situacionales y seleccionar la estrategia de RE más adaptativa), la disponibilidad de un repertorio diverso de estrategias (la variedad de estrategias que una persona puede utilizar), y la capacidad de modificar la estrategia si es necesario (respuesta a la retroalimentación). La investigación actual se distancia de la noción de estrategias de RE intrínsecamente «buenas» o «malas», sugiriendo que el éxito en la RE depende de la aplicación flexible de las estrategias según el contexto.
A pesar de la alta prevalencia de diferencias de género en psicopatologías que involucran déficits en la RE, las diferencias de género en la RE han sido históricamente poco investigadas o pasadas por alto en muchas investigaciones. No obstante, la literatura existente indica que existen efectos de género significativos en los procesos de RE, incluyendo la frecuencia de uso de estrategias específicas y la implicación de distintos sistemas neurales.
A continuación, el estudio:
El estudio
El estudio de Goubet y Chrysikou (2019) tuvo como objetivo principal examinar las diferencias potenciales de género en dos componentes de la flexibilidad de la RE: la sensibilidad al contexto y el repertorio.
Participaron 112 hablantes nativos de inglés (55% mujeres) de 18 a 31 años, reclutados en una gran universidad. Los participantes fueron excluidos si sus puntuaciones en el Inventario de Depresión de Beck (BDI-II) eran superiores a 10, asegurando que la muestra consistiera sólo en sujetos no deprimidos.
Los participantes leyeron tres escenarios hipotéticos de la vida real diseñados para provocar emociones negativas, que variaba en el área de la vida (académica, romántica, salud), su intensidad y su nivel de controlabilidad. Específicamente, el escenario académico se calificó como de mayor controlabilidad y menor intensidad; el romántico, de menor controlabilidad y mayor intensidad; y el de salud, de baja controlabilidad y baja intensidad. Cabe destacar que las mujeres percibieron los escenarios románticos y de salud como significativamente más intensos que los hombres.
Inmediatamente después de cada escenario, los participantes escribieron libremente durante 5 minutos sobre las acciones que tomarían. Sus respuestas fueron codificadas para el uso de estrategias de RE utilizando un esquema de codificación desarrollado para el estudio, que incluía dieciséis estrategias, etiquetas de emoción y una categoría miscelánea . Además del análisis de escritura libre, los participantes también clasificaron y calificaron el uso de 12 estrategias de RE a través de autoinformes.
Se crearon varias variables para medir la flexibilidad de la RE:
- Esfuerzo regulatorio: El número total de veces que se intentó regular las emociones en un escenario, contando cada instancia de una estrategia.
- Estrategias distintas totales: El número de estrategias diferentes utilizadas en un escenario, contando cada estrategia una sola vez.
- Flexibilidad: El número de estrategias nuevas y únicas utilizadas en un escenario posterior que no se habían usado antes.
- Repertorio: El número total de estrategias distintas utilizadas en los tres escenarios, representando las estrategias de RE a nivel de rasgo.
- Estrategias totales: El número total de intentos de regulación en los tres escenarios.
Resultados
Los resultados revelaron diferencias significativas de género en la flexibilidad de la RE:
- Flexibilidad general de la RE: Las mujeres consistentemente mostraron más estrategias totales y más estrategias distintas totales que los hombres en cada uno de los tres escenarios. Además, las mujeres tuvieron un repertorio significativamente más amplio y utilizaron una cantidad significativamente mayor de instancias totales de regulación en general que los hombres. Las mujeres también demostraron mayor flexibilidad para el escenario romántico.
- Uso de estrategias específicas:
- Las mujeres utilizaron significativamente más las siguientes estrategias: resolución de problemas, apoyo social y expresión emocional en el escenario académico; autoculpabilización, apoyo social y expresión emocional en el escenario romántico. En general, las mujeres usaron más resolución de problemas, autoculpabilización, apoyo social y expresión emocional que los hombres.
- Los hombres solo usaron significativamente más la aceptación en el escenario de salud, y también en general a través de los escenarios. Esto ocurrió en el único escenario calificado como bajo en controlabilidad e intensidad.
- Uso de estrategias específicas: Los autoinformes mostraron consistencia parcial con la escritura libre. Las mujeres reportaron más apoyo social en los escenarios académico y romántico, y en general. También reportaron más reevaluación en el escenario de salud. Los hombres reportaron significativamente más supresión, aceptación y negación en el escenario académico, y más supresión en el escenario romántico y en general. Estas diferencias podrían estar relacionadas con que los hombres percibieron el escenario romántico como menos intenso.
Conclusiones
Los hallazgos del estudio sugieren que las mujeres tienden a usar estrategias de RE con mayor frecuencia y de manera más flexible que los hombres. Tener un repertorio más grande sugiere que las mujeres tienen acceso a una mayor variedad de estrategias según el contexto. El mayor esfuerzo regulatorio por parte de las mujeres podría interpretarse como que dedican más esfuerzo a regular sus emociones, aunque no necesariamente implica una mayor efectividad.
La mayor propensión de las mujeres a la autoculpabilización podría deberse a una tendencia a ver sus emociones como resultado de factores internos, lo que también puede llevar a sentir que sus emociones están fuera de control. El uso más frecuente de apoyo social por parte de las mujeres es consistente con investigaciones previas.
En contraste, los hombres tendieron a usar aceptación en situaciones de baja controlabilidad e intensidad. Los autoinformes también indicaron que los hombres usaron más supresión y negación, especialmente en situaciones que percibieron como menos intensas emocionalmente.
Metodológicamente, este estudio representa un avance al examinar las variaciones contextuales en la implementación de estrategias de RE a través de la escritura libre, un área que ha sido subestimada. Sin embargo, el estudio tuvo limitaciones, como la incapacidad de evaluar la efectividad de las estrategias, la limitación a tres escenarios, el orden fijo de presentación de los escenarios y la homogeneidad de la muestra (estudiantes universitarios de EE. UU.).
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Esta investigación aporta datos muy importantes a la hora de afinar y preparar las intervenciones de regulación emocional. Muchas veces se olvidan estas diferencias en el consultorio, lo que reduce la efectividad de las intervenciones.
Referencia: Goubet, K. E. & Chrysikou, E. G. (2019). Emotion regulation flexibility: Gender differences in context sensitivity and repertoire. Frontiers in Psychology, 10, 935. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.00935