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Artículos de opinión (Op-ed)

212 Publicaciones

La opinión es una creencia subjetiva, y es el resultado de la emoción o la interpretación de los hechos. Una opinión puede ser apoyada por un argumento, aunque las personas pueden dibujar las opiniones opuestas de un mismo conjunto de hechos. Este artículo representa la opinión del autor y no necesariamente de aquellos que colaboran en Psyciencia.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Las historias y el peligro de una mala disociación instrumental

  • Diego Almonte
  • 22/08/2012

En esas tardes de ocio cuando estamos frente a una película o detrás de una serie, por lo general y de absoluta normalidad, iniciamos un proceso de elaboración inconsciente de emociones y sentimientos con la trama. Se movilizan aspectos internos de nuestra psiquis, fibras íntimas que emergen con cada puesta en escena, según sea la experiencia e historial de vida de cada uno.

Nos sumergimos tanto en las historias que nos angustiamos, por ejemplo, por cada circunstancia adversa como ocurre en En busca de la felicidad al personaje de Chris Gardner, protagonizado por Will Smith; nos enojamos por las injusticias que los nazis cometieron en contra de los judíos en El pianista; y nos alegramos por un padre que, después de varias luchas por su discapacidad, logra tener la tuición de su hija en Mi nombre es Sam. Somos cada vez más partícipes de lo que los guionistas y directores nos quieren transmitir a través de sus escenas. Y más de alguno se deja arrastrar por sus efectos.

Por lo que no cabe duda: las historias mueven emociones. Y si no están de suerte: uno que otro psicópata. Y eso, es precisamente lo que le pasó a Otilio Castro, un lamentable incidente que nadie y ninguno de sus colegas quisiera pasar.

El agente encubierto

“¿Quién es Otilio Castro?”, se preguntará usted. Para los que no lo conocen, es un actor chileno que interpretó el año pasado a un agente de la CNI en la serie Los 80 de Canal 13 en Chile, que no se supo de su verdadera identidad hasta que la serie llegaba a su fin. En su papel terminó secuestrando a una mujer y asesinando a un hombre, ganándose el odio de algunos televidentes.

Disociación Instrumental

Ahora bien, lo que pudo habernos generado Otilio con su —elogiada— interpretación desapareció, en consecuencia, cuando apagamos el televisor. Pues supimos en ese preciso momento que se trataba de ficción: una actuación realizada por un profesional, que intentaba en lo posible proyectar un mayor realismo en su trabajo, para conmover al perceptor. Y creo que así sucedió.

Cuando una persona logra entender esta clara y necesaria diferencia entre la persona y su creación, entre el actor y su personaje, por más que a veces nuestra cabeza de momentos los confunda, significa que poseemos una buena y eficiente disociación instrumental. “¿Una qué?” Leyó bien: disociación instrumental. Que si bien en psicología operacionalmente tiene diferentes usos, tanto en la clínica como en otras áreas, la entendemos también como una cualidad cognitiva que todos poseemos y que nos permite separar la línea divisoria que existe entre la fantasía y la realidad. Salvo algunos con padecimientos confusos de conciencia que le erran.

Las amenazas

Eso es justamente lo que les ocurrió al los que decidieron llamar al actor y amenazarlo de muerte en tres oportunidades, por el odio que le generó su papel en Los 80. Otilio, asustado, como era de esperarse, entabló una denuncia en la policía.

Estos individuos, los emisores de las amenazas, con capacidades concretas de pensamiento y rasgos de desorden antisocial, presentaron un rotundo fallo en esta facultad. Es decir, no pudieron distinguir lo real de su entorno de los aspectos ficticios en la historia, de modo que fue tan grande su desprecio que quisieron darle un escarmiento telefónico al más puro estilo Scream al  intérprete.

Quizás mucho de nosotros, en nuestras fantasías, queremos cometer los mismos delirios con algún actor que presenta sádicas y retorcidas acciones en una determinada cinematografía en el instante justo en que está ocurriendo. Otras veces, cuando nos falla esta disociación de forma más prolongada, salimos (digamos que del cine) con una amarga sensación con respecto al personaje que, por extensión, la transferimos al rostro del actor, quien no tuvo más culpa que interpretar el papel de manera excelente. Pero de ahí, nada pasa. Porque más allá de aquel sentimiento, nuestra psiquis de forma instantánea y subyacente ya entabló la separación.

Casos similares de corte internacional han ocurrido de en la farándula hollywoodense. Personajes de alto reconocimiento mediático a los cuales han amenazado de muerte: en ellos están Tom Cruise, Angelina Jolie y Uma Thurman, entre otros.

Incuestionablemente, sabemos que existe un margen de peligro en todas aquellas figuras que están en la palestra, más si las amenazas provienen de algún fanático con trastornos mentales. De ese grupo, en mi opinión, lo que padecen mayor grado de vulnerabilidad son aquellos que visten de máscaras y libretos, cuyo fin es hacernos vibrar con sus interpretaciones a los que estamos al otro lado de la pantalla.

Es así como funciona el mundo de las imágenes, lo bidimensional, lo ficticio y lo llevado a escena; todo un mundo de situaciones pensadas y elaboradas para que tú y yo seamos parte, simulando un montaje emocional que nos toma, con peligros de quedar atrapados si no logramos hacer a tiempo esta disociación.

Sin embargo, creo que tenemos la suficiente madurez intelectual para saber que después que las luces se apagan y bajan el telón, los personajes «duermen», guardados en aquel singular «baúl de los recuerdos», motivo suficiente para desligarnos y continuar con nuestras vidas. Vidas propias, con historias reales y concretas del cual preocuparnos en verdad.

Esperemos que Otilio haya olvidado aquel amargo rato y continúe arriba de las tablas. Después de todo, héroes y villanos en nuestro zapping time queremos para rato. A menos que un sociópata sin identidad y con un teléfono en la mano diga lo contrario.

Fuente: Amenazan de muerte al actor que interpretó a agente de la CNI en Los 80, El actor de «Los 80» es amenzado de muerte.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Supervillanos ¿Por qué nos fascinan?

  • David Aparicio
  • 07/08/2012

Ayer fuí al cine para ver la tan esperada última película de la trilogía de Batman: “El caballero asciende” y mientras regresaba en el colectivo me preguntaba: ¿por qué nos fascina el supervillano? ¿Qué es lo que nos lleva a identificarnos, en cierta medida, con el malo de la película? Esta interrogante quedó rondando en mi cabeza y al día siguiente me dispuse a realizar una búsqueda por Google y  encontré un interesante artículo publicado en Wired, que resume posibles explicaciones psicológicas sobre porque nos interesan tanto los supervillanos.

Posibles respuestas según diferentes posturas psicológicas:

Las sombras de la confrontación: El reconocido psiquiatra Carl Jung creía que las personas necesitan confrontar y entender su naturaleza oculta, para poder así crecer como seres humanos. Una confrontación saludable a las sombras de nuestro ser puede liberar nuevas fortalezas, (como Bruce Wayne creó su Caballero de la noche y que a través del cual combatía el crimen) pero una mala confrontación puede liberar las peores y más oscuras partes de nuestro ser (como el Guasón, cuando intenta acabar con Batman y Harvey Dent en la secuela “Batman, el Caballero de la noche asciende”).

Cumplimiento del deseo: Sigmund Freud veía la naturaleza humana como inherentemente antisocial y dirigida biológicamente por la indisciplina y el principio del placer, que nos lleva a conseguir lo que queremos, cuando queremos. Algunos dirían que nacemos para ser malos pero somos controlados por la sociedad. Determinados freudianos dicen que, aún si la psique desarrolla el superyo (la fuente de autocontrol) y el yo (conciencia), nuestra identificación es baja y nuestra conducta es guiada por causas egoístas, lo que puede despertar nuestro encanto por ser supervillanos.

¿Qué recompensas, necesidades o deseos satisfacen los supervillanos?

La Jerarquía de las necesidades: El psicólogo humanista Abraham Maslow sostuvo que las personas que no han satisfecho sus necesidades más básicas tendrán dificultades para madurar. Si estás hambriento, es muy improbable que te sientas seguro. Si estas necesitado de amor y de compasión, tendrás problemas en construir tu autoestima. Las personas que moran en sus propias deficiencias pueden envidiar y estar resentidos con los otros que tienen más que ellos. Algunas personas son incapaces de satisfacer sus necesidades sociales, y fantasean sobre obtenerlas a través de cualquier medio, sea bueno o malo.

Condicionamiento: Ivan Pavlov diría que podemos asociar a los supervillanos con otras cosas que también valoramos, como por ejemplo el entretenimiento, la fuerza, la libertad y ser nuestros propios héroes. Es probable que el conductista B.F. Skinner sostuviera que podemos encontrar un reforzamiento al ver o leer sobre los supervillanos, pero sin saber el porque, es como decir que nos gusta la recompensa por la recompensa.

Nuestras motivaciones para seguir a los supervillanos

A través de la historia, los seres humanos hemos sido cautivados por las historias de cómo los héroes se han enfrentado contra los supervillanos. Pero específicamente ¿qué recompensas, necesidades o deseos satisfacen los supervillanos?

Libertad: Los personajes con superpoderes pueden disfrutar de una libertad que el resto de nosotros no puede. Nadie puede arrestar a Superman a menos que él lo permita (o que sus opresores tengan kriptonita). Aún mientras estaba sentado en la prisión, el superhumano protagonizado por Will Smith en la película Hancock, es libre y puede irse cuando quiera. Y aunque parezca que los supervillanos están mucho tiempo encerrados, siempre encuentran la forma de escapar las veces que deseen. Los superhéroes no pueden darse el lujo de ser impulsivos o hacer cualquier locura que cruce por sus mentes, pero los supervillanos pueden hacer cualquier cosa que deseen. Al parecer el supervillano nos provee de un sentimiento de liberación.

Los personajes con superpoderes pueden disfrutar de una libertad que el resto de nosotros no puede

Poder: Tal vez envidies el poder que los personajes maléficos tienen. Los superhéroes también cuentan con poder, pero estos chicos bueno no pueden utilizarlos para su beneficio. En cambio los villanos pueden imponer su voluntad sin restringir sus deseos.

Venganza: Batman no solo protege a los inocentes, el también inflige dolor y miedo a los malvados. Un niño que necesita protección y sufre de bullying tal vez quiera ser el bully y provocarle dolor a los que lo hacen sufrir. Pero Batman no va más allá, no les provoca la muerte a los villanos. En cambio, el personaje principal de la pelicula Punisher no solo aplica su venganza sino que está más interesado en matar a los malos en vez de salvar a las víctimas. La parte de una persona que ha sufrido y busca venganza puede apreciar los frecuentes planes vengativos que maquinan los supervillanos. Si buscamos a un villano más humano, por ejemplo el tan de moda Sr. White de la serie televisiva Breaking Bad, quien al inicio de las temporadas se venga de ciertas injusticias, muchos podemos experimentar fascinación y sentimientos de reafirmación y respeto.

Culpar a las víctimas: el psicólogo Melvin Lerner observó el fenómeno del mundo justo, una tendencia común a asumir que, de cierta manera, las víctimas merecen ser víctimas, según Lerner es mejor pensar esto que aceptar que las cosas malas también les suceden a las personas buenas. Cuanto peor es la tragedia, peor pensamos que la víctima es, cuando Hannibal Lecter mutila y se come a la persona que lo ofendió y a su pareja, nuestra naturaleza humana nos hace pensar que algo muy malo habrán hecho las víctimas.

Cuanto peor es la tragedia, peor pensamos que la víctima es

Es mejor ser villano que ser víctima: psicológicamente la ira nos activa y se siente mejor que la ansiedad o el miedo. El que se siente victimizado no puede imaginarse una forma constructiva de levantarse, de ser fuerte o convertirse en héroe, lo que puede distorsionar la necesidad de autoafirmación y convertirla en destrucción.

Enfrentando nuestros miedos: la ficción puede ayudarnos a sentirnos seguros y enfrentar nuestros miedos sin tener que traspasar los límites de la seguridad. Ver como un pandillero le apunta un arma en la cabeza a Bruce Wayne en la película “Batman inicia”, y como Batman lo supera, puede ser una forma de afrontar nuestros miedos, sin arriesgarnos demasiado.

Explorar lo desconocido: Nuestra necesidad de enfrentar lo desconocido llevó a la raza humana a poblar todo el globo. Esta curiosidad poderosa nos hace preguntarnos sobre todo lo que no conocemos, incluyendo nuestros peores demonios. El conocimiento es poder, o por lo menos se siente así y, cuando los detalles más horrendos nos provocan repulsión, podemos utilizar el filtro de la ficción ya que nos ayuda a contemplar lo peor de la humanidad sin convertirnos en ella, es como un viaje voyeurista hacia la tragedia humana.

Y vos qué pensas sobre nuestra fascinación por los villanos de las películas, tal vez tengas una explicación más detallada que te gustaría compartir. Si es así, estamos ansiosos por leerte.

Fuente: Why Do Supervillains Fascinate Us? A Psychological Perspective

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