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Ariel Faust

2 Publicaciones
Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires, divide su clínica entre población adulta e infanto-juvenil. Miembro del equipo de Fundación ETCI y del equipo Vitas Salud mental. Cuenta con formación cognitiva-conductual y de terapias de tercera generación, especialmente Terapia de Aceptación y Compromiso.
  • Análisis

Análisis conductual de The Mandalorian

  • Ariel Faust
  • 21/12/2020

*** Spoilers*** El artículo contiene varios spoilers de la serie. Si todavía no has visto las dos temporadas completas, te recomendamos verlas antes de leer este artículo.

En los últimos años los fanáticos de Star Wars nos hemos visto envueltos en un arduo debate respecto de la última trilogía estrenada por la compañía del ratón. Sin embargo, si en algo es posible que estemos todos de acuerdo, es que Dave Filoni y Jon Favreu nos permitieron volver a enamorarnos de este universo gracias a The Mandalorian. Liberados de la obligación de basarse en los personajes de las primeras sagas, estos autores han logrado ampliar el universo respetando sus premisas principales. (Admitámoslo, Baby-Yoda fue de lo mejor del 2020).

En el espíritu de acercar una temática de gran relevancia clínica, pero en muchas ocasiones dejada de lado por su dificultad técnica, es que ha surgido este artículo. Equilibrando lo nerd y lo geek, proponemos una introducción a distintos conceptos en el marco de la investigación de insensibilidad a las contingencias, conducta gobernada por reglas vs. conducta moldeada por contingencias, el concepto de regla y sus variedades de seguimiento, todo ello explicado y ejemplificado a través de las misiones de Mando.

¿Qué más nos pueden pedir?

Conducta moldeada por contingencias en The Mandalorian

A la hora de especificar los distintos procesos que conducen a la formación de comportamientos en los seres humanos verbales, Skinner diferencia entre aquellas conductas que estarían moldeadas por el contacto directo con contingencias, de aquellas conductas gobernadas por reglas.

“…mientras que el comportamiento moldeado por contingencias lo estaría en función de los efectos directos que éstas tienen sobre aquél, la conducta gobernada por reglas, en cambio, tendería a estar determinada por factores sociales (principalmente, los aportados por otras personas en la relación verbal oyente-hablante)” (Becerra, I.G., San Pedro, E.M., & Martin, N.L. 2006. P.22).

La postura del conductismo skinneriano respecto del efecto de las variables contextuales del ambiente sobre la conducta (y viceversa), es bien conocido. En tanto filosofía de la ciencia, esta línea de conductismo se aproxima al estudio de la conducta humana desde una perspectiva contextual y pragmática, con el objetivo de explicar, predecir y controlar. Dicho esto, analizarán la conducta siempre en relación a su contexto, entendida como un todo integrado llamado: “contingencia operante de tres términos”.

“… Simplemente porque el comportamiento opera sobre el entorno y la unidad integrada consta de tres términos (antecedentes, respuesta, consecuencias). Está “integrada” porque cada uno sólo puede definirse en términos del otro, y por lo tanto estos son aspectos de un todo, no un ensamblaje mecánico” (Drossel, C. & Waltz, T. & Hayes, S., 2007 p.23)

Las conductas que son moldeadas por las contingencias, como su nombre lo indica, son aquellas que han sido establecidas a través del moldeado (shaping). Este proceso de aprendizaje operante se refiere al reforzamiento de las aproximaciones sucesivas hasta llegar a la conducta objetivo. Se lo ha postulado como un “saber por la experiencia o por los sentidos” (Wilson y Luciano, 2002. p.34), dado que depende del contacto directo con las consecuencias que le siguen a la respuesta. Viajemos por un momento al planeta Corvus para intentar aclarar qué significa esto.

En el capítulo 13, The Jedi, se cumplió el sueño de más de un geek. Pudimos ver a Rosario Dawson en la piel de Ahsoka Tano, una de las únicas sobrevivientes de la orden 66 (en la cual la gran mayoría de los jedis fueron asesinados). Luego de un breve malentendido que involucró un par de golpes, Mando le explica a la Jedi que fue enviado por Bo-Katan, con la misión de entregarle uno de su propia especie. Ahsoka se muestra reticente a recibirlo, pero propone intentar unos ejercicios con los cuales pondrá al niño a prueba. Proponemos entonces, un posible análisis de estas interacciones como un proceso de aprendizaje operante en la cual a través del moldeado se va “dando forma” a una conducta: tomar una piedra utilizando la fuerza.

En primera instancia, Grogu se encuentra sentado en una roca a varios pasos de distancia de Ahsoka con Mando a su izquierda. La jedi toma una piedra, y se la envía a Grogu utilizando la fuerza. El niño la toma en su mano. Acto seguido, Ahsoka solicita que se la devuelva. Grogu parece poco interesado y deja caer la piedra. Luego de un breve contacto con Baby-yoda, la Jedi afirma que siente mucho miedo proviniendo de él y que ha sobrevivido hasta ahora ocultando sus poderes.

Imagen: The Mandalorian (Disney)

Luego del intento fallido, la segunda iteración propone un cambio en los antecedentes. Ya no es Ahsoka quien intenta evocar la conducta de mover la piedra con la fuerza, sino Mando. El mismo le indica tomar la piedra llamándolo “niño”. Nada ocurre. Ahsoka le recuerda a Mando el nombre “Grogu”. Al llamarlo por el mismo, Mando obtiene inmediatamente su atención (contacto visual). Intenta nuevamente presentando la misma roca y el resultado se repite. Mando afirma que esto se debe a que “es terco” (una explicación reificante en la cual se le atribuyen propiedades físicas a algo que no lo posee, “la terquedad”. Desde esta lógica Grogu no levanta la piedra porque es terco, y es terco porque no levanta la piedra, una explicación circular que de nada sirve).

Ahsoka le propone intentar “conectar” con él. En un rapto de lucidez, Mando recuerda el historial de interacciones previas en las cuales el niño tomó un elemento de su nave sin permiso porque le parecía interesante. Mando Realiza pues lo que podríamos denominar como “contrato de reforzamiento” (acordar cuál será el reforzador a recibir en caso de que se realice la conducta objetivo), presentando un antecedente (un estímulo discriminativo que, como tal, señala la disponibilidad de una consecuencia reforzante al emitir una conducta), una esfera cromada. El efecto es inmediato. Grogu al ver la esfera levanta el brazo, extendiéndose hacia adelante. Esta podría considerarse como una primera aproximación que, en circunstancias distintas, ya podría ser reforzada entregando el objeto (en el universo Star Wars los personajes suelen levantar sus manos de esta forma antes de utilizar la fuerza). Al ver el interés de Grogu, Mando realiza otra modificación: se arrodilla al mismo nivel que el niño, permitiéndole observar mejor y presenta la demanda: “Eso es, tómala. Puedes tenerla”. Segundos más tarde, la conducta objetivo es finalmente ejecutada: Grogu utiliza la fuerza y obtiene la esfera. Inmediatamente se presenta un reforzador positivo social (sumado al de la esfera misma): “Buen trabajo. ¡Buen trabajo niño!”

En este ejemplo, la conducta “utilizar la fuerza para tomar una piedra” es moldeada por aproximaciones sucesivas de prueba y error. Si la conducta no se emite, no se presenta la consecuencia reforzante (ni la esfera, ni la felicitación). Es el contacto directo, la experiencia de Grogu con las consecuencias naturales presentes en el ambiente –observar la esfera (A), utilizar la fuerza (B), obtener la esfera (C)– lo que moldea y establece esta conducta dentro de su repertorio. (Valga la aclaración que una única iteración probablemente no genere un aprendizaje, sino que serán necesarias múltiples repeticiones del proceso).

Conducta gobernada por reglas en The Mandalorian

A lo largo de los años ha existido un arduo debate respecto de la definición del concepto de regla. Supera los límites de este humilde artículo el traer a colación las distintas perspectivas, con lo cual, nos remitiremos a citar a alguien que sabe mucho más que nosotros sobre el tema.

“…Definimos la regla como un estímulo especificador de contingencias, señalando que es un concepto descriptivo, y de ahí su papel variable según la contingencia sobre la que actúe. La morfología genérica de una regla sería la siguiente: «si emito una respuesta ante determinado estímulo o en determinado momento, irá seguida de ciertos consecuentes». La regla, por tanto, describiría una contingencia de tres términos.” (Froxán, M., 2020. p.131)

Una aclaración de vital importancia es que las reglas no se refieren únicamente a una situación específica (como es el caso de las instrucciones) sino que tienen la capacidad de gobernar conductas en un amplio rango de circunstancias por ser generales. Estamos pues, frente a un tipo de conducta que estaría controlada no por el contacto directo con las consecuencias inmediatas que le siguen a la realización de la acción, sino por su especificación verbal en forma de regla y (como veremos un poco más adelante), “por las contingencias sociales que refuerzan su seguimiento” (Froxán, M., 2020. p.132)

Para aquellos que han seguido la serie episodio tras episodio, es bien sabido que Mando odia a los droides. A lo largo de la historia hemos visto múltiples ejemplos de ello: se negó a abordar cualquier transporte manejado por droides, incluso si eso significaba exponerse a un chofer de aspecto menos confiable. Reiteró a Peli Motto que no quería que ninguno de los droides de carreras Pod repare su nave durante su estadía en Tatooine. Finalmente, continuó siendo escéptico sobre el droide IG-11 a pesar de que Kuiil le explicó en reiteradas ocasiones que lo reprogramó para ser un “droide nodriza” en lugar de uno de caza.

Imagen: The Mandalorian (Disney)

Dado que en todas estas ocasiones no existió un contacto directo con contingencias que generen un “saber por la experiencia” que culmine en desconfianza hacia estos droides específicos, podemos hipotetizar que estas conductas están gobernadas por una regla verbal previamente establecida, del estilo: “Si confías en un droide, terminaras muerto” (me tomo la libertad creativa de inventarla). Como se puede ver, esta regla tiene la capacidad de influenciar el accionar en un amplio abanico de situaciones. En cambio, un sencillo ejemplo de instrucción aplicable a una única situación podría ser la que Mando le da a Cobb Vanth en Mos Pelgo, en el contexto de la cacería del Dragon Krayt que aterrorizaba al pueblo: “Cuando salga y tenga el vientre sobre los explosivos (A), presiona el detonador (B)” (no se especifica la consecuencia, pero es evidente).

En términos del historial de aprendizaje que haya establecido esta regla respecto de los droides, contamos con muy poca información. Podría haber sido verbalizada por alguno de los mandalorianos que lo criaron, por sus padres antes de eso, o podría haber sido generada por Mando mismo luego de múltiples situaciones en las cuales distintos droides probaron ser poco confiables. La única situación que, efectivamente podemos ubicar al respecto, es el capítulo 8 en el cual vemos como luego de ser escondido por sus padres durante la guerra, es descubierto y casi asesinado por un droide. Lo cual decididamente justificaría cierta desconfianza.

Una pizca de RFT en The Mandalorian

Luego de varios meses de espera entre una temporada y otra, finalmente pudimos continuar disfrutando del desarrollo de la épica aventura. Sin embargo, rápidamente en el primer capítulo una situación nos llama poderosamente la atención. Al aterrizar nuevamente en el planeta Tatooine, se da el siguiente diálogo:

-Peli Motto a sus droides: “Lo siento chicos, ya saben que no le gustan los droides.”
-Mando a Peli Motto: “Podrías dejarlos arreglarla, la Crest necesita una buena mano.”
-Peli Motto: (sorprendida) “¡Entonces ahora si le gustan los droides!”

¿Que? ¿Cómo? ¿Mando ahora confía en los droides? Hace exactamente cuatro capítulos, estos mismos droides, intentaron acercarse a la misma nave para arreglarla y fueron rechazados. ¿Entonces?

Sin entrar en demasiados detalles, no sería disparatado suponer, que los eventos del capítulo anterior, en el cual el Androide IG-11 le salva la vida, hayan permitido una transformación de las funciones de estímulo en torno a la regla “Si confías en un droide, terminaras muerto”. Ya lo dijo Torneke, “Para un funcionamiento humano efectivo, una regla puede estar presente sin ser seguida” (Zettle, R., Hayes, S. C., Barnes Holmes, D., & Biglan, T. (2016) p. 257). Podríamos decir que la regla verbal continúa presente, más, luego del contacto directo con nuevas contingencias (ser salvado por un droide), se han derivado nuevas funciones que permiten la ejecución de conductas alternativas. Si se quiere, una flexibilización de su repertorio conductual.

“En nuestros esfuerzos por examinar teórica y empíricamente los efectos de las reglas, emergieron tres variedades de conductas gobernadas por reglas funcionalmente distintas: Pliance, Tracking y Augmenting. Estas tres formas de gobierno por reglas son útiles e importantes, pero pueden producir también, problemas conductuales” (Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (1999). p.29).

Pliance

“¿Alguna vez te has quitado el casco? 
¿Alguna vez te ha sido quitado por otros? 
*Este es el camino”***** 
– La Armera.

Este término se refiere a una “clase funcional, o regulación verbal, resultado, o producto, de una historia de múltiples ejemplares en donde el hablante refuerza (socialmente) al oyente, por comportarse de acuerdo al contenido de la regla (Ruiz, 2019).

Es decir, el seguimiento de la regla no se debería al hecho de que al hacerlo se contactan consecuencias específicas directas como resultado de la conducta, sino que se responde basándose en una historia de aprendizaje en la cual, se han obtenido consecuencias reforzantes porque otros han notado la consistencia entre lo que la regla dicta y nuestro accionar.

Imaginemos por un momento, el primer encuentro del pequeño Mando luego de ser rescatado por los Mandalorianos tras la masacre de su familia. En aras de que forme parte del clan, se lo instruye en el credo, el “Camino de los Mandalorianos” (“The Way of the Mandalore”) y sus preceptos. Entre distintas reglas de comportamiento que aún desconocemos, sobresale por todas las demás, la que hemos visto cumplida a rajatabla durante la serie: no quitarse el casco ni permitir a otros que se lo saquen. A partir del capítulo 4 en el cual Mando aclara cuáles serían las consecuencias de romper la regla, la contingencia completa podría describirse así:

“Si, en presencia de otros seres vivos (A), te quitas el casco (B), entonces, no podrás ponértelo de vuelta (C).”

Imagen: The Mandalorian (Disney)

Si el hecho de utilizar su casco en todo momento que haya otros seres humanos presentes, responde al historial de consecuencias reforzantes, socialmente establecidas por sus nuevos cuidadores, estaremos en presencia de una regla verbal que es seguida por Pliance. Distinto sería que se utilice el casco porque al hacerlo en un lugar como el planeta helado Hoth, se logra proteger de las consecuencias directas presentes en el ambiente (léase: utilizar el casco le permite no morirse de frío ni tiene que andar por ahí escondiéndose en el estómago de un Tauntaun como alguien que conocemos). En ese caso estaríamos hablando ya, de Tracking.

Tracking

Se refiere a una “Clase funcional, o regulación verbal, resultado, o producto, de una historia de múltiples ejemplares en los que comportarse de acuerdo al contenido de la regla es reforzado por consecuencias naturales.” (Ruiz, 2019).

Pensemos en el encuentro de Mando con Bo-Katan Kryze. La guerrera afirma ser una mandaloriana (y a todas luces, demuestra serlo) sin embargo infringe la regla de no quitarse el casco delante de otros seres vivos. La función de utilizar el casco, no responde a lo que hemos descrito como Pliance. Imaginemos por un momento una regla verbal del estilo, “Si durante la batalla (A), utilizas el casco (B) aumentarán tus chances de sobrevivir (C).”

Imagen: The Mandalorian (Disney)

Es lógico suponer que en el contexto de la gran purga en la cual el imperio se dedicó a cazar Mandalorianos por su preciado beskar, seguir esta regla (utilizar el casco durante la batalla) probablemente fue reforzado gracias a que se contactaron las consecuencias naturales, especificadas en la regla (sobrevivir). Esto es justamente lo que llamamos seguimiento de reglas por Tracking.

Augmenting

Refiere al “seguimiento de reglas debido a redes relacionales que alteran el grado en el que los eventos funcionan como reforzadores” (Ruiz, 2019).

El augmenting formativo establece nuevas consecuencias como tales y el motivacional altera nuestro interés en las consecuencias ya existentes. Dicho esto, una de las cosas más importantes para entender este concepto, es que es el lenguaje lo que nos permite traer consecuencias distantes (a largo plazo), que aún no han ocurrido y ser influenciado por ellas. Es decir, actuar en el presente como si dichas consecuencias estuvieran aquí, para en algún momento, efectivamente contactarlas. Cabe mencionar que es posible que nunca se contacten.

Pensemos en uno de los momentos más emocionantes de la serie, el capítulo 15, El creyente. Mando planea junto a varios compañeros infiltrar a Migs Mayfeld a una base del imperio para utilizar una consola con la cual obtener las coordenadas de la nave de Moff Gideon, en la cual Grogu se encuentra prisionero. Tras varias escenas que no son pertinentes, Mando se encuentra ante una disyuntiva: La consola (rodeada de generales imperiales), solamente le otorgara las coordenadas luego de escanearle el rostro descubierto. Migs propone abandonar la misión, pero Mando afirma: “si no consigo las coordenadas de esa nave, pierdo al niño.”

¿Se imaginan ustedes, a Mando como un cliente suyo, llamándolos escondido en un baño de la base imperial en ese instante? Su voz entrecortada y agitada diciendo, “Si me quito el casco, traiciono el credo, sería rechazado por mi pueblo… pero si no lo hago, perdería para siempre a Grogu. ¿Qué hago?”

Aun en una ficción, es fácil identificar la relevancia clínica que puede llegar a tener el seguimiento rígido de las reglas verbales. Una respuesta posible a esa pregunta, desde la perspectiva de la filosofía de las terapias contextuales-conductuales, sería recordar que “el propósito último de las reglas es ser más efectivo.” (MCC p.43). ¿Efectivo en relación a qué? El pragmatismo vuelve a nuestro rescate. “Lo que funciona” implica aquellas conductas que me permiten alcanzar el bienestar, conectarme con quien quiero ser, aquello que valoro en mi vida y el sentido que quiero darle a ella. Volviendo a Mando, incluso en esa situación decididamente aversiva, logra establecer a través de enmarques condicionales, que, si obtiene las coordenadas en la consola, podrá encontrar la nave y entonces rescatar a Grogu.

Es capaz de aceptar el sufrimiento que seguramente implica exponer su rostro, solamente porque hacerlo está al servicio de aquello que valora. “Para mí, (Grogu) significa más de lo que imaginas”.

This is the way.

Referencias bibliográficas:

  • Becerra,I.G. , San Pedro, E.M., & Martin, N.L. (2006). (In)sensibilidad a unos u otras contingencias en el marco de la conducta gobernada por reglas.
  • Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (1999). Acceptance and commitment therapy: An experiential approach to behavior change. Guilford Press.
  • Wilson, Kelly & Luciano, Carmen. (2002). Terapia de Aceptación y Compromiso: Un Tratamiento Conductual Orientado a los Valores.
  • Villatte, M., Villatte, J. L., & Hayes, S. C. (2016). Mastering the clinical conversation: Language as intervention. New York: The Guilford Press.
  • Zettle, R., Hayes, S. C., Barnes Holmes, D., & Biglan, T. (Eds.). (2016). Handbook of contextual behavioral science. Chichester, UK: Wiley Blackwell.
  • Drossel, Claudia & Waltz, Thomas & Hayes, Steven. (2007). An introduction to principles of behavior.
  • Froxan, M. X. P. (2020). Análisis funcional de la conducta humana. Concepto, metodología y aplicaciones. España: Ediciones Pirámide.

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  • Salud Mental y Tratamientos

Disney, y la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

  • Ariel Faust
  • 23/07/2019

De acuerdo a Törneke (2017), la implementación de metáforas en la práctica psicoterapéutica y otros intercambios comunicacionales orientados a objetivos, suele favorecer el desarrollo de relaciones arbitrarias entre marcos relacionales complejos, promoviendo el enriquecimiento semántico de los intercambios y la comprensión intelectual y experiencial de los participantes. Dada la popularidad e impacto afectivo general de películas, series y relatos de Disney, consideramos que podría ser de utilidad compartir con el lector estos prismas lingüísticos, con la intención de favorecer la observación de aspectos complejos de la práctica y la teoría a partir de perspectivas diversas y flexibles.

En líneas generales el formato ACT (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999.) no enfatiza el desarrollo de protocolos específicos para trastornos específicos sino la promoción de marcos de trabajo transdiagnósticos y centrados en procesos. Dicho modelo parte de un supuesto básico sobre el sufrimiento, distinto al que estamos habituados al menos en el mundo de la psicología, denominado “normalidad destructiva”. El mismo postula que los procesos psicológicos básicos comunes a todos los seres humanos pueden generar malestar y sufrimiento. Esto es en contrapunto al modelo más expandido – denominado normalidad saludable –  que afirma que la psicopatología se debe a procesos anormales, y que la condición “normal” del humano es la de estar sano.

¿Qué significa esto? Esencialmente plantean una inversión respecto de la forma en la que pensamos el dolor y el sufrimiento. La norma ya no sería la salud, dejando a quién “enferma” como el anormal, sino lo contrario. Esto se respalda por supuesto en investigaciones que dan cuenta que un alto porcentaje de la sociedad en algún momento de su vida calificaría para sufrir un trastorno. Por lo tanto la propuesta señala que gran parte del sufrimiento humano es inherente a la vida. Lo novedoso en este caso, es que dicho sufrimiento estaría directamente ligado a una habilidad humana: el lenguaje.

“La miseria humana sólo puede entenderse en el contexto del logro humano, porque la fuente más importante de cada uno es la misma: la actividad simbólica humana.” (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999, p. 11)

Para explicar esta idea retomaremos una metáfora elegida por Hayes, Storsahl y Wilson, sobre la fuerza, elemento primordial de la saga de Star Wars. La misma está constituida por un lado de luz y otro de oscuridad. Uno no puede existir sin el otro. El lenguaje, en términos de la habilidad para derivar y combinar relaciones entre eventos y símbolos, también posee estas dos caras, pues nos permite entre otras cosas, analizar y predecir situaciones futuras para evitar desenlaces indeseados (luz), pero… esta misma habilidad nos permite también imaginar durante horas y horas futuros indeseados y sentir una inmensa ansiedad, aun cuando ninguno de esos futuros haya ocurrido aún.

No podemos dejar de mencionar que este modelo teórico y su aplicación clínico-terapéutica se encuentra dentro de las llamadas “terapias de tercera ola” (diferenciada de la ola conductual y la cognitiva). Una de las distinciones principales respecto de sus antecesoras radica en que propone una relación distinta con las experiencias privadas, aquellas que pasan “por debajo de la piel” (léase, pensamientos, sensaciones físicas, emociones, recuerdos). Ya no se trata de modificarlas o buscar alternativas más adaptativas, sino de reducir los esfuerzos destinados a controlar/evitar estas experiencias y aceptarlas como son y no como dicen ser. Como meta global, este formato terapéutico estará orientado hacia la flexibilidad psicológica, para poder construir, acción por acción, una vida conectada con lo que cada persona valora, a pesar del sufrimiento que cada una de esas acciones puede implicar.

Evitación experiencial en Arendelle

Siguiendo esta lógica, el modelo ACT (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999.) nos

sugiere realizar una diferencia entre lo que denominan, dolor limpio y dolor sucio. El dolor limpio está relacionado al dolor que trae consigo el hecho mismo de estar vivo, y las distintas circunstancias cotidianas sumadas a la historia de vida de cada persona, que pueden aumentar o disminuirlo.

«Esta es, oh monjes, la noble verdad sobre el sufrimiento. El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, convivir con lo indeseable es sufrimiento, separarse de lo deseable es sufrimiento, no obtener lo que se desea es sufrimiento. Todo conlleva sufrimiento, la existencia y sus partes son sufrimiento.”

Buda. Primera noble verdad.

El segundo, el dolor sucio, se refiere al malestar que se suma cuando intentamos controlar el dolor limpio. Es decir, los intentos activos para evitar entrar en contacto con nuestros pensamientos, sensaciones y emociones dolorosas generar un malestar secundario, pero no menos importante. Esto es lo que en ACT se denomina: evitación experiencial.

Recurramos a la magia de Disney para que se entienda mejor.

En la película Frozen nos encontramos con el personaje de Elsa, princesa de Arendelle, cuya falta de expertise en el uso de sus poderes mágicos de hielo deviene rápidamente en un accidente mientras juega con su hermana pequeña. Tras una intervención de los Trolls del bosque quienes logran salvar a la niña, a los padres no se les ocurre mejor idea que cerrar todas las puertas y ventanas del castillo. Elsa por su parte, procede a encerrarse en su cuarto por miedo a no poder controlar sus poderes. El modelado familiar y la regla verbal que se establece a partir de estas circunstancias (y que gobierna gran parte de la conducta de Elsa durante la película) es: “Ocúltalo, no sientas, no sientas” lo cual como sabemos, es una empresa vana. “Si no lo quieres tener, lo tienes” (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999, p.121) suelen decir quienes trabajan en ACT. Elsa, en su afán de no lastimar a su hermana, termina alejándose al punto de que prefiere ni siquiera verla, para no entrar en contacto con las experiencias privadas que le recuerdan el accidente. Pero no solo se aleja de ella, sino también de lo que en realidad valora: la relación con su hermana, con su pueblo y más aún, su propia libertad. Por tanto, al dolor experimentado por lo ocurrido durante su infancia, se suma el dolor sucio, aquel que deviene del encierro, el ocultamiento y el intento de controlar sus poderes.

La fusión cognitiva del Rey León

Tras presenciar la muerte de su padre a manos de una estampida de ñus orquestada por su tío Scar, Simba huye de la tierra que lo vio nacer. Al borde de la inanición, es rescatado por Timón y Pumba quienes lo llevan a la verdadera tierra prometida. Una vez allí, observamos una escena que prácticamente todo padre y madre en algún momento ha vivido: su hijo/a tiene hambre y no quiere comer lo que se le preparo. En este caso, la suricata le presenta al cachorro de león lo que ellos consideran un verdadero manjar: gusanos. La reacción inmediata de Simba, es de asco evidente. Sin embargo, jamás lo ha probado.

¿Cómo podríamos explicar este rechazo?

La Teoría de los Marcos Relacionales (RFT por sus siglas en ingles) base epistemológica de ACT, da cuenta de este proceso a partir de una capacidad exclusiva de los humanos competentemente verbales: relacionar distintos estímulos entre si, mas allá de sus propiedades y/o características físicas. Para ser más exactos, aquello que nos es exclusivo a nosotros, es la capacidad de, una vez establecido el aprendizaje de una relación entre dos estímulos, derivar una nueva relación. Es decir, una vez que aprendimos que el objeto de madera con cuatro patas, un asiento y un respaldo se relaciona con el estímulo sonoro “silla”, podremos alcanzarle a cualquier vecino dicho objeto cuando nos lo solicitan usando la palabra “silla”. Aprendimos que el objeto equivale al sonido, y logramos invertirla (el sonido también equivale al objeto) sin necesidad de un aprendizaje extra. Esta equivalencia entre dos estímulos se denomina “relación de coordinación.”  Cabe mencionarse, que esta relación entre el objeto y el sonido “silla” es completamente arbitraria y establecida por el contexto. No existe ninguna relación natural entre el objeto de madera y los sonidos que producimos para nombrarla. Es por eso que en distintos países del mundo, el mismo objeto de madera es llamado de formas tan variadas como “Silla”, “Chair”, “Isu” y “kise”.

Törneke y Ramnero, pioneros en el tema, plantean que de la misma forma que podemos poner cualquier foto en un mismo marco, podemos relacionar cualquier estimulo con otro de forma arbitraria, sin importar si previamente existía alguna relación entre ellos o no. Uno de estos marcos es el que mencionamos previamente, el de coordinación (un estimulo equivale a otro). Existen otros marcos como los de oposición (una silla no es una mesa), comparación (esta silla es mas grande/chica que otra), causal (Si rompo la silla, entonces no tendré donde sentarme), deícticos (La silla esta aquí, el trono esta allá), temporal (antes tenia dos sillas, ahora tengo cuatro) y varios más. Es importante tener en cuenta que un mismo estimulo puede estar en relación con múltiples otros. En la frase: “Esta silla azul que esta aquí, es mas grande que esa silla verde que está en la pieza de allá” podríamos ubicar que el estimulo silla esta en una relación de coordinación, de oposición, de comparación y una deíctica. Esto es lo que denominamos red de relaciones.

Profundizando un poco más, debemos aclarar también que cuando se establece una relación entre estímulos, las funciones de los mismos se ven modificadas.

“Estas redes relacionales pueden transformar la función psicológica que un estimulo posee para una persona… todo estimulo que entre en una red de respuestas relacionales como las que hemos descripto tendrá propiedades psicológicas directas, aquellas intrínsecas al estimulo en si (peso, tamaño, forma, textura, etc.) y además propiedades psicológicas que podríamos llamar simbólicas, que son el resultado de sus relaciones con otros estímulos” (Mandil, J., Quintero, P.J., & Maero. F. 2017. p. 11.)

Gracias a (o por culpa de) esta habilidad de enmarcar relaciones, los seres humanos (incluyendo a los personajes de Disney) nos comportarnos de una determinada forma frente a un estimulo, ya no solo por las propiedades físicas que posee, sino que también, es posible que nuestra conducta se vea influenciada por las propiedades “simbólicas” que también posee (por estar inmerso en una red de relaciones).

Volviendo por fin, al caso de nuestro pequeño felino, lo que presenciamos es el predominio de las funciones psicológicas-simbólicas del estimulo gusano, por sobre las físicas: Simba aun no ha entrado en contacto con el sabor, textura y temperatura del gusano y sin embargo se niega a probarlo. Podemos hipotetizar pues, que “gusano” esta en una red de relaciones que establece que es desagradable. Por ejemplo, coordinación: “esto es un gusano”, distinción: “un gusano no es una cebra” y el más importante, comparación: “Los gusanos no son tan deliciosos como las cebras.”

Esto es lo que en ACT se denomina, fusión cognitiva: “La predominancia de las funciones simbólicas por sobre las funciones directas de un estimulo” (Mandil, J., Quintero, P.J., & Maero. F. 2017. p 11.) y es el hecho de estar, por así decirlo, “fusionado” con el pensamiento “los gusanos son desagradables” lo que gobierna la conducta de Simba, impidiéndole probar un alimento nutritivo que le permitiría salvar su vida.

¿Cómo se soluciona el problema en este caso? Disney recurre a Timón. A partir de que la suricata establece una nueva relación al decir: “Saben a pollo”, se transforma la función del estimulo gusano, pasando de ser aversiva a ser apetitivo como un pollo. Podríamos decir que en ese instante, Simba se distancia por un momento de los pensamientos que previamente establecían que los gusanos son desagradables (es decir, las propiedades psicológicas-simbólicas del estimulo) permitiendo así el contacto con las propiedades directas de la larva al probar un bocado de la misma. Su conducta ya no esta gobernada rígidamente por los productos verbales previos, sino que ha logrado flexibilizar su conducta partir de la nueva información provista. El resultado: “Viscoso, pero sabroso.” Esencialmente lo que todas las madres hacen con sus hijos que rechazan un nuevo alimento: “Probalo y después decidí si no te gusta.”

La defusión cognitiva y el maestro Shifu

Ahora bien, cuando hablamos de defusión cognitiva nos encontramos con una posible definición:

“…proceso que describe el repertorio conductual que consiste en involucrarse con los propios productos verbales (pensamientos, reglas, evaluaciones, predicciones, etc) sin ser inflexiblemente controlado por ellos, al tiempo que se mantiene la sensibilidad al impacto de la conducta gobernada por los patrones vitales valorados” (Mandil, J., Quintero, P.J., & Maero. F. 2017. p 24)

¿Qué significa esto? Esencialmente que esta una de las herramientas terapéuticas con las cuales se intenta contrarrestar el efecto nocivo de la fusion cognitiva más ligada a la evitación experiencial que definimos previamente. Es decir, la fusion cognitiva no necesariamente es perjudicial (dicho sea de paso, la evitación experiencial tampoco). Muchas veces es incluso útil. Se vuelve dañina justamente cuando el resultado de la fusión con los propios productos verbales resulta en conductas de evitación o escape, que alejan a la persona de la vida que quiere vivir, o de comer un gusano que puede salvarle la vida.

A través de la defusión, lo que se busca es generar una “distancia”, un espacio entre el evento privado y la respuesta. Es gracias a esa “distancia” que existiría la posibilidad de responder de una forma flexible, un poco mas acorde a quién queremos ser, que a lo que no queremos experimentar. Usamos la palabra distancia en el afán de desliteralizar el pensamiento, señalando a su vez que defusión también implica la posibilidad de considerar a la persona que piensa, como separada del producto del pensar. De esta forma, podemos ver a nuestras producciones verbales como lo que son y no como nuestra mente dice que son.

Es interesante mencionar que el paso previo, necesariamente es aceptar la falta de control sobre los eventos privados y abandonar la lucha. Es decir, no tenemos control sobre lo que pensamos o sentimos, pero si sobre como respondemos a ellos.

Mientras que ACT utiliza distintas metáforas y estrategias para señalar lo fútil de intentar controlar nuestros eventos privados, nosotros recurrimos otra película animada. No de Disney, sino de Dreamworks.

Aproximadamente antes de los primeros diez minutos de la película Kung Fu panda, presenciamos la siguiente escena. El gran maestro Oogway le comunica a Shifu que ha tenido una visión: “Tai Lung va a regresar”. El susodicho es un antiguo discípulo de Shifu, poderoso, arrogante y vengativo, que intento apropiarse del “rollo del dragón” sin permiso, por lo cual fue aprisionado. En esta escena, podemos ver que las emociones que invaden a Shifu son miedo y preocupación. Su conducta, guiada por el intento de evitar experimentar estas emociones e (hipotéticos pensamientos del estilo “si se escapa se arma alto bardo” o “Si llega hasta acá me mata al toque”), es la siguiente: llama a su ayudante, un ganso llamado “Chen” a quien le indica que vuele inmediatamente a la prisión donde se encuentra Tai Lung. Una vez allí, debe exigir que se doble la seguridad, el tiempo de los turnos de vigilancia, etc. Quienes han visto la película saben cuál es el resultado. En una suerte de profecía autocumplida, Tai Lung escapa pura y exclusivamente gracias a una de las plumas que pierde Chen, en su visita a la cárcel.

Es interesante que la profecía “Tai Lung va a regresar” podría tomarse como un pensamiento automático y no una frase dicha por Oogway, es lo mismo. Es la certeza absoluta de que esa frase/pensamiento es una verdad literal (fusión cognitiva) y no solamente un pensamiento, lo que determina que la conducta de Shifu este orientada hacia el escape. El evento imaginado y tan temido en realidad no ocurrió. Sin embargo, la fusión con este pensamiento permite que las propiedades funcionales del mismo estén “presentes”, es decir, como si ya hubiese ocurrido. Shifu ya está experimentando en ese instante la presencia destructiva de Tai Lung.

“No es el pensamiento en sí mismo el problema. Es la fusión con él y la evitación resultante lo que hace el daño.” (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999, p.73)

Oogway – que no es ningún tonto – se la ve venir y agrega: “Uno puede toparse con su destino en el camino que tomó para evitarlo.” En algún punto, la anciana tortuga esta planteando una alternativa mas cercana a los procesos de aceptación. Tai Lung va a regresar. Esto es así. Frase, pensamiento o imaginación, es lo que hay. Las conductas dirigidas a evitarlo, solo aumentaran el malestar. Otra vez sopa: “Si no lo quieres, lo tienes”. (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999, p.121)  ¿Qué alternativa hay?

Oogway, al igual que algunos terapeutas ACT, postulan la posibilidad de que nuestra conducta este guiada por nuestros valores y no por la evitación experiencial.

“Tu mente es como esta agua mi amigo. Cuando esta agitada es difícil ver. Pero si le permites asentarse, la respuesta se vuelve clara”.  (Maestro Oogway)

En el caso de Kung fu panda, la propuesta del gran maestro es la de encontrar a aquel digno de utilizar el Rollo sagrado, convertirse en el “Guerrero Dragón” y proteger al valle de toda amenaza, incluyendo la venganza de Tai Lung. Este proceso, a lo largo de la película, implica para Shifu un tremendo esfuerzo de aceptación y defusión cognitiva en varias ocasiones, dado que quien termina siendo seleccionado para ser el Guerrero Dragón es Po, un Panda gordo sin ninguna habilidad aparente.

Shifu esta convencido de que “…ese panda fofo no puede ser la solución a nuestros problemas.” En su mente, el Guerrero Dragón debe ser poderoso e invencible. Esta idea rígida de cómo deben ser las cosas le impide ver como en realidad son (o más aun, como podrían ser). En primera instancia Shifu hace todo lo posible para romper el espíritu de Po, poniéndolo a prueba a través de un estilo de entrenamiento que consta de ejercicios que el Panda obviamente no puede seguir. ¿En que momento cambian las cosas? ¿A partir de qué instancia Shifu comienza a entrenar a Po, aceptando que efectivamente puede convertirse en su salvación? Esto se da casi por accidente, en el instante en que Shifu ve a Po desplegando todas las habilidades que le había intentado enseñar, pero en un contexto lleno de reforzadores positivos para el panda: la cocina. A partir de este encuentro, Shifu entrena a Po de una forma completamente distinta, saliéndose de sus patrones conductuales más rígidos, basando su enseñanza en las fortalezas y debilidades de su alumno.

Si eso no es flexibilidad conductual, ¡no se que lo es!

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Referencias bibliográficas:

  • Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson. K. G. (1999). Acceptance and Commitment Therapy: An experiential approach to behavior change. New York: Guilford.
  • Ramnero, J., & Torneke, N. (2011). The ABCs of Human Behavior: Behavioral Principles for the Practicing Clinician. Oakland, CA: New Harbinger Publications.
  • Mandil, J., Quintero, P.J., & Maero. F. (2017). Terapia de aceptación y compromiso con adolescentes. Buenos Aires: Akadia.
  • Torneke, N. (2017). Metaphor in Practice: A Professional’s Guide to Using the Science of Language in Psychotherapy. Oakland, CA: New Harbinger Publications.

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