Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS
Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS

Publicaciones por autor

Ben Thornhill

4 Publicaciones
Ben es estudiante de The New School of Psychoterapy and Counseling en Londres y es maestro especialista en el programa de Filosofía para Niños en Panamá
  • Salud Mental y Tratamientos

¿Qué es la psicoterapia existencial?

  • Ben Thornhill
  • 25/04/2017
psicoterapia existencial

“Sólo existe un problema filosófico verdaderamente serio… Juzgar si la vida vale o no ser vivida responde a la pregunta fundamental de la filosofía.” Albert Camus.

Download the english version here.

La psicoterapia existencial es mucho menos conocida en comparación con otros enfoques del bienestar mental. En este artículo intentaré resaltar brevemente sus principios y esquema porque creo que podría y debería jugar un rol más importante en cómo lidiamos con los problemas que todos inevitablemente enfrentamos como parte de la vida.

En esencia, la psicoterapia existencial es la aplicación de ideas filosóficas a los problemas del vivir. En su forma más efectiva, puede habilitar a una persona a entender mejor el potencial de su existencia y estimularla para encontrar una nueva perspectiva de la vida y de cómo la viven. Puede ayudar a las personas a encontrar sabiduría y aprendizaje en sus sufrimientos y equiparlas para tomar decisiones consideradas y valientes, lo que les permite aceptar y trascender su situación actual que los lleva a terapia.

La pregunta fundamental de la filosofía de Albert Camus, de juzgar si la vida vale o no ser vivida, captura una parte significativa de la filosofía del existencialismo: el significado. Se basa en que, si partimos desde el punto en que aceptamos que vale la pena vivir, entonces tenemos que comprometernos a vivirla de la mejor manera que podamos y tenemos una responsabilidad con nosotros mismos de crear una existencia significativa en la cara de la inevitable ansiedad existencial que viene con el desafío.

La psicoterapia existencial es un enfoque fenomenológico de la terapia, que le da importancia a la experiencia subjetiva del individuo en terapia y le da aún más relevancia a la descripción de esa experiencia, en vez de interpretarla y juzgarla.El trabajo de un terapeuta existencial está filosóficamente fundado en las cuatro cuestiones de la existencia – problemas que naturalmente surgen del hecho de que existimos: la libertad y la a menudo olvidada responsabilidad que viene con ella, el aislamiento, la muerte y la falta de significado.

Cada cuestión está enraizada en los trabajos filosóficos de los pensadores existenciales de los siglos XIX y XX, desde Kierkegaard hasta Nietzsche; Heidegger hasta Sartre y en las bases del trabajo terapéutico existencial. A continuación exploraré brevemente cada cuestión y tocaré lo que significa la fenomenología en la práctica, con la esperanza de dar mayor claridad a este a veces mal entendido enfoque de la psicoterapia.

Libertad y responsabilidad

“El hombre está condenado a ser libre; porque una vez arrojado al mundo, él es responsable por todo lo que hace. Depende de ti darle un significado a la vida.” Jean Paul Sartre.

Como seres conscientes de nosotros mismos con la habilidad de reflexionar y tomar decisiones estamos “condenados a la libertad.” Sartre usa la palabra condenados para transmitir la idea  de que tener tal libertad no es, como en las nociones populares de libertad, la habilidad de hacer lo que sea que uno quiere; viene con un precio, y ese precio es responsabilidad. Frente a la gran responsabilidad de sacar el máximo provecho de la libertad de elegir, nos ponemos ansiosos.

No ansiosos en el sentido que hemos visto en la sociedad, un trastorno neurótico, algo que debe ser tratado con pastillas y evitado, sino un estado natural de angustia que viene de tener que hacer nuestro propio camino en un mundo duro e implacable. En palabras de Emmy Van Deurzen: “Es una en-fermedad pero no una enfermedad.”

Mientras estemos vivos y conscientes de nuestro potencial de actuar de diferentes maneras, la angustia estará presente para alertarnos sobre la importancia de todo lo que hacemos. Un enfoque filosófico de la ansiedad es usarla para inspirar coraje; para trascender nuestros sentimientos de preocupación. Cuanto mejor lidiemos con tal angustia y cuantas más decisiones valientes tomemos a pesar de ella, más nos damos cuenta de lo que somos capaces.

Incluso aquellos con una percepción determinista del universo tienen que trabajar bajo la ilusión del libre albedrío y aún deben tomar decisiones cotidianamente. En lugar de desairar la idea del libre albedrío,la psicoterapia existencial lo toma como el punto de partida para cualquier deseo individual de crear más dirección en sus vidas y sacar lo mejor de su potencial para el cambio dentro de sus límites.

A través del diálogo terapéutico, es posible reconectar a un individuo con lo que le importa, resaltar valores que aprecia y hacerlo capaz de reflexionar sobre las consecuencias potenciales de sus elecciones. Poder pensar a través de opciones filosóficamente, desde una perspectiva de mayor claridad sobre quiénes son y a dónde quieren ir es una habilidad que el terapeuta buscará inculcar en cualquier individuo con quién trabaje, con la esperanza de empoderarlos para que sean más independientes y resilientes mediante la toma de responsabilidad de sus elecciones en el mundo exterior.

Aislamiento

“En la profundidad del invierno finalmente aprendí que en mí había un verano invencible.” Albert Camus.

El aislamiento va más allá de estar o no físicamente solo, es muy posible estar en un concierto multitudinario lleno de vida, energía y música y sentirse completamente solitario y psicológicamente aislado de aquellos que están alrededor suyo. Por otro lado, es completamente posible estar solo y aún así estar enteramente comprometido en tu propio mundo donde los sentimientos de aislamiento están lejos de tu mente.

En imagen: Albert Camus

Desde una perspectiva existencial, el sentimiento de aislamiento viene de estar desconectado con el mundo. Cuanto más cedemos a la ansiedad, más nos alejamos de ser la persona que nos gustaría ser lo cual puede aumentar el sentimiento de desaliento o depresión.

Este sentimiento de aislamiento existencial está vinculado a lo que Heidegger se refirió como “autenticidad.” Cuanto más decisiones tomamos sobre la base de lo que otros piensan que deberíamos hacer, más nos desviamos de nuestro ser más auténtico – aunque la idea de un ser auténtico es un concepto fluido, dinámico y cambiamos a través de la vida – más aislados nos sentimos en nuestro mundo personal al punto en que nos sentimos solos en una habitación repleta de gente o no sentimos ganas de salir al mundo para nada.

Si aprendemos a actuar de una manera más “auténtica”, seremos capaces de tomar decisiones más en sintonía con quienes somos y se siente más familiar; lo que se siente correcto para vos en ese momento, lo cual disminuye nuestro sentimiento de aislamiento y nos hace sentir más vivos.

Entonces un profesional existencial buscará habilitar a la persona a que se conecte o reconecte con las cosas que lo hacen sentir activo con la vida para que, ya sea que estén solos o en compañía, ellos sean capaces de sentirse creativamente comprometidos en el acto de vivir, conectados con un sentido de sí mismos y un sentido de propósito en lo que están haciendo La idea es que una persona debería vivir por sí misma y a través de eso beneficiar a otros, en vez de vivir solamente por uno mismo o perderse a sí mismos en el mundo de otros.

Muerte

«Si tomo la muerte en mi vida, la reconozco, la enfrento directamente, me liberaré de la angustia de la muerte y de la mezquindad de la vida – sólo entonces seré libre para convertirme en mí mismo». Martin Heidegger.

Hemos llegado a ver a la muerte como algo horrible. Es un tabú social. Algo que debe ser barrido bajo la alfombra y olvidado. Nos hemos vuelto complacientes en nuestra seguridad relativa y hemos crecido para esperar cualquier dolencia y enfermedades para ser tratadas inmediatamente y con éxito.

Nuestro saber cómo tecnológico ha quitado el espectro de la muerte que siempre fue una parte mucho más inmediata de culturas humanas pasadas ya que la mayoría de nosotros en sociedad ya no tenemos dificultades para alcanzar nuestras necesidades básicas. Enfermedades previamente incurables ahora son fácilmente anuladas y tenemos la capacidad de mantener personas vivas mucho más allá de sus habilidades independientes de sobrevivir naturalmente.

Sin embargo, somos seres mortales y lo que Heidegger está diciendo es que llegar a un acuerdo con nuestra mortalidad, tener esa idea zumbando en el fondo de nuestras conciencias mientras nos movemos por la vida, reconocer que nuestro tiempo aquí es finito, puede darnos una motivación profunda para hacer lo máximo de nuestro tiempo; para valorar cada día y no desperdiciarlos; para apreciar la experiencia de vivir y moverse valientemente a lo largo del camino que elegiste con integridad y gratitud.

El trabajo de un terapeuta existencial a veces será conectar a un individuo con este sentido de importancia; que vida es lo que tenemos y puede ser vivida y apreciada en muchos niveles diferentes. A menudo podemos perder esta perspectiva y preocuparnos con “la mezquindad de la vida” cuando, si retrocedemos un pasa, y pensamos filosóficamente sobre nuestra experiencia, podemos reconectar con lo que es importante.

Falta de sentido

“Era como si esa gran oleada de cólera me hubiera limpiado, me hubiera vaciado de esperanza y, al contemplar el cielo oscuro salpicado de signos y estrellas, por primera vez, primera vez, dejé mi corazón abierto a la benigna indiferencia del universo.” Albert Camus.

La conclusión lógica de la mentalidad humana racional, atea y científica es que no hay pruebas de que la vida tiene algún significado. A finales del siglo XIX Nietzsche previo el peligro potencial del decaimiento de la creencias religiosas y la alza del nihilismo:

“Dios está muerto. Y nosotros lo hemos matado… ¿No es la grandeza de esta muerte muy grande para nosotros? ¿No deberíamos convertirnos nosotros mismos en dioses simplemente para parecer dignos de ello?”

En la ausencia de una explicación divina del universo lo que automáticamente otorga significado en la vida del individuo, nos queda el “volvernos dioses” mediante la toma de responsabilidad por crear ese significado nosotros mismos.

Lo que la filosofía y psicoterapia existenciales buscan hacer es usar esa idea para empoderar al individuo. Cuando Camus se refiere a la “benigna indiferencia” del Universo, sólo está diciendo que: el hecho de que es indiferente nos permite ser los creadores de nuestros propios destinos; usarlo como un escrutinio sobre el que creamos significado. Ya sea que eso es a través de un compromiso con ideas religiosas o no, implica que una evaluación crítica las creencias propias es necesaria en orden a actuar en el mundo desde una posición de convicción y mayor propósito.

En esta búsqueda de significado, el trabajo del terapeuta existencia es resaltar valores y alentar a la reflexión. A menudo la incongruencia entre los valores y la realidad o la forma en que actuamos en el mundo y la manera en la que actuaríamos idealmente puede ser una fuente de frustración existencial. El proceso de la terapia existencial procurará hacer posible que la persona se de cuenta de esta disparidad y alentará la acción para permitir al individuo que conecte su mundo interno de valores y significado con sus acciones en el mundo externo. Es a través de este acto de integración de estos niveles de ser y conectar con el mundo lo que trae significado a la vida del individuo.

Fenomenología

“La vida no es un problema para ser resuelto, sino una realidad para ser experimentada.” Søren Kierkegaard.

La psicoterapia existencial es un enfoque fenomenológico de la psicoterapia lo que significa que la regla de oro es facilitar a los individuos para que describan sus propias experiencias subjetivas del mundo para establecer lo que la experiencia significa para ellos, como opuesto a imponerles una interpretación.

El terapeuta existencial debe por lo tanto mantener una mente abierta en orden a permitir a las personas investigar sus propios seres. Y así el terapeuta debe esforzarse para estar “co-presente” con la persona mientras ellos luchan con sus propios problemas y soluciones existenciales y no tratar de proveerles desde una noción preconcebida de verdad objetiva.

El terapeuta no busca etiquetar una persona con un diagnóstico que podría desempoderarlo en su lucha con el problema que sea que enfrenta. Mientras que es por supuesto importante tener un amplio conocimiento de las condiciones psicológicas, el terapeuta existencia debe estar atento a las consecuencias de cualquiera de esas etiquetas y si es que será de ayuda para la persona en el futuro. Toma el ejemplo de la ansiedad: una etiqueta de “trastorno de ansiedad, ¿alentará a la persona a enfrentar y trascender sus ansiedades o llevará a evasión y medicación?

Lo importante a tener en cuenta es lo que habilitará al individuo. Hay un amplio rango de intervenciones psicológicas para toda una variedad de dolencias, pero un profesional existencial siempre debe mirar a lo que está sucediendo desde lentes filosóficos y no saltar a un set preexistente de tratamientos o arreglos rápidos.

Esto no es para decir que un enfoque existencial es siempre la respuesta y que la referencia a otros tipos de profesionales nunca debe ser hecha, hay muchos enfoques de la salud mental, todo lo cual tiene su valor, pero debemos tener cuidado de patologizar y tratar a las personas basados en un set de síntomas antes que con un enfoque más holístico del bienestar mental.

Conclusión

“La felicidad es la simple armonía entre los seres humanos y las vidas que llevan.” Albert Camus.

La filosofía puede ayudar a todos a desarrollar principios morales y éticos para ellos mismos y a encontrar qué los abre al arte de vivir en el mundo y florecer como flores llegando al cielo, atrayendo nueva vida. El existencialismo reconoce el potencial único del ser humano de ejercer el libre albedrío, dentro de un determinado marco de referencia, y crear su propia esencia y continuamente cambiar en una relación dialéctica entre sus mundos externo e interno en una puja por encontrar la armonía a la que refiere Camus.

En su mejor momento, puede ayudarnos a no tener miedo del sufrimiento que inevitablemente experimentaremos en la vida y nos permite entender que los tiempos de crisis son momentos para la reflexión y el aprendizaje. Ayuda a descubrir lo que es importante para nosotros a través de la investigación fenomenológica y provoca una intensa motivación en personas que están siempre sorprendidas por lo que son capaces cuando se comprometen en algo que importa.

Está basada en un diálogo honesto, abierto, amable, pacífico que busca significado y verdad y puede habilitar a las personas a aprender cómo enfrentar sus problemas y dilemas en una forma que les da mayor claridad, mayor libertad de contradicciones y confusiones previas.

La meta final es que las personas aprendan a amar sus destinos y sus vidas, que saquen el máximo provecho de lo que tienen, que sean lo mejor de quienes son y que contribuyan al mundo en su propia forma mientras puedan. En pocas palabras, inspirar acciones valientes y una forma más profunda de vivir.

Video recomendado: Sartre vs Camus

https://www.youtube.com/watch?v=MAQoTlgT8_Q

Traducido y editado por: Maria Fernanda, Alejandra Alonso y David Aparicio

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Tecnología y Libertad

  • Ben Thornhill
  • 08/02/2017

Hace más de medio siglo, el filósofo Martin Heidegger enseñaba que la tecnología no debería ser pensada sólo como una acumulación de dispositivos útiles que continuarían mejorando las cosas. Él creía que nuestras invenciones revelaban algo fundamental sobre nuestra existencia y por lo tanto necesitaban ser bien pensadas no sólo en un sentido técnico, sino también en uno filosófico. La pregunta no sólo debería ser qué puede hacer la tecnología por nosotros, sino también cómo trabajamos en relación a ella y cómo afecta esto a nuestro ser. Este es el primero de dos artículos que evaluarán el impacto de la tecnología en nuestro mundo psicológico. La primera parte debatirá su impacto en nuestra libertad y la segunda parte se enfocará en la creatividad.

Download the english version here.

Cómo afectará la tecnología a la humanidad es una cuestión que, no hay dudas, es debatida desde la era de piedra, pero pocos habrían imaginado la extensión hasta la que ha llegado ahora, juega una parte en nuestra existencia cotidiana con el advenimiento de la tecnología informática y la edad digital. Algunas de las cosas que nos permite hacer son increíbles y la ciencia involucrada en producir dichas maravillas va más allá de la mayoría de nuestras capacidades de entendimiento. Sin embargo, tiene otro lado que quizás corra más profundo de lo que muchos de nosotros somos conscientes.

En su publicación de 1954, “El existencialismo y el Predicamento Moderno”, el autor alemán Friedrich Heinemann advirtió que la llegada de la ‘máquina de computadora ultra-veloz’ daría lugar a una ‘verdadera cuestión existencial’ sobre cómo podrían permanecer libres los seres humanos. En muchas formas, Heinemann tenía razón. Un aspecto de la tecnología moderna del cual imaginaría que la mayoría de nosotros es consciente, pero que somos incapaces de manejar, es el hecho de que la tecnología ha erosionado la privacidad personal. Al estar Online, nuestras vidas son bancos de información, incluso nuestra ubicación actual está registrada, es fácilmente accesible y rastreable. En efecto, nuestras vidas están entregadas, no sólo a otros individuos como nosotros, sino a un “ellos” impersonal a quienes no conocemos ni podemos localizar. Habiendo perdido la libertad de ser personas privadas, a sabiendas o no, emitimos una versión de nosotros mismos en el mundo digital sin saber realmente por qué, o quién es la audiencia real.

Tener la habilidad de comunicarnos instantáneamente y emitirnos a través de una variedad de plataformas está destinado a cambiar el modo en que funcionan nuestros cerebros y ha dado lugar a una cultura crecientemente narcisista. El acceso constante a estas plataformas está atrapando a las personas en hábitos que podrían llevar a comportamientos que tienen un impacto negativo en su forma de ser. De hecho, un estudio de la Universidad de West Illinois sobre narcisismo mostró que Facebook facilita grandemente los dos aspectos principales del narcisismo: abundante autopublicación y comportamiento explotador. Encontró que las personas con tendencias narcisistas eran más propensas a exhibir comportamiento antisocial en Facebook, como reaccionar  enojados a comentarios negativos y publicar cosas que buscan la atención de los otros sin ofrecerla a cambio.

La pregunta no sólo debería ser qué puede hacer la tecnología por nosotros, sino también cómo trabajamos en relación a ella y cómo afecta esto a nuestro ser

La tecnología también ha redefinido nuestras expectativas, no sólo de lo que es posible, sino de lo que es razonable, llevando a un incremento de la impaciencia. El objetivo de la tecnología, hacer las cosas más rápidas y eficientes para que, como especie, podamos “hacer más” con nuestro tiempo, ha llevado a la gente a acostumbrarse a la gratificación instantánea. En mi experiencia, cuanto más desarrollado tecnológicamente está un país, más impacientes se vuelven las personas. Menos de veinte años atrás era difícilmente posible descargar un video online, ahora las muestras indican que la mayoría de los espectadores abandonan los videos si toman más de dos segundos en cargar. ¡Y cómo se enojan las personas cuando algo tecnológico funciona mal! Un corto retraso de un vuelo puede dar lugar a un gran berrinche por lo acostumbrados que estamos a ser capaces de sentarnos en una gran bala de metal con alas, en asientos que flotan en el cielo y llegar a nuestro destino al otro lado del mundo casi en el mismo minuto en que nuestras computadoras nos habían informado que lo haríamos seis meses antes cuando reservamos para volar en ese vehículo que desafía a la gravedad, solo al escribir nuestros nombres y unos pocos números en un pequeño aparato electrónico enganchado a una amplia red virtual que parece estar en todos lados y en ningún lugar al mismo tiempo.

Al hacer las cosas más rápidas y fáciles, al aumentar nuestras expectativas a un nivel nunca antes alcanzado, al hacernos menos pacientes y más narcisistas, ¿está la tecnología, por lo tanto, contribuyendo también a una erosión en la resiliencia emocional?

Hay estudios que sugieren que los adultos jóvenes universitarios están siendo menos resilientes y capaces de lidiar con la rigurosidad de los estudios posteriores y la vida independiente. Ahora, esto puede no estar directamente vinculado a la influencia de la tecnología, hay otros factores sociales involucrados aquí, por ejemplo, la salud, la cultura de seguridad y los padres y las escuelas que no le dan a sus niños la libertad de fallar. Pero el objetivo primordial de todo esto, pareciera ser hacer las cosas más seguras y fáciles. Si nuestra tecnología contribuye a hacer las cosas más seguras y fáciles, ¿está contribuyendo a criar una generación de personas jóvenes con aversión al riesgo e incapaces de hacer cosas por ellos mismos? ¿Cómo impacta esto en su libertad para tomar riesgos, conocer sus propios límites y desarrollar resiliencia en miras a alcanzar sus metas?

Sumado a esto, el modo en que está diseñada nuestra tecnología, para estar disponible en todo momento, también está contribuyendo a una inhabilidad para concentrarse por periodos sostenidos de tiempo. Una investigación en estudiantes de secundario de California muestra un promedio de lapso de concentración de alrededor de 3 minutos. El acceso constante a más medios instantáneamente gratificantes, interrupciones constantes cada una con su propia alarma de notificación vienen desde el éter para sacar el enfoque de la mente de la tarea que se está realizando. La solución obvia es apagar todo, que es algo que hago cuando necesito concentrarme por periodos extensos; sin embargo, con el 75% de las personas jóvenes diciendo que ellos no podrían vivir sin las redes sociales, en una cultura donde el miedo a perderse de algo lo impregna todo, ¿cuántas personas toman la medida necesario y se aislan el tiempo suficiente para no distraerse de la tarea que están realizando? ¿Qué costo tiene el estar online y disponible todo el tiempo en términos de nuestra propia productividad y habilidad de alcanzar nuestras metas? ¿Cómo nos hace sentir cuando parece que hemos estado trabajando por horas y que hemos hecho tan poco? ¿Cómo impacta esto, a largo plazo, en nuestra salud mental?

Puede que incluso llegue a ser más profundo que todas las cosas que he señalado hasta ahora. En su fantástico y corto libro “El coraje de crear”, el psicólogo americano Rollo May, analiza el asunto desde una perspectiva incluso más amplia:

“El peligro siempre existe de que nuestra tecnología servirá como tope entre nosotros y la naturaleza, un obstáculo entre nosotros y las dimensiones más profundas de nuestra propia experiencia(…)”

El modo en que está diseñada nuestra tecnología, para estar disponible en todo momento, también está contribuyendo a una inhabilidad para concentrarse por periodos sostenidos de tiempo

La barrera entre nosotros y la naturaleza es cada vez más aparente a nivel planetario. Pero incluso a nivel individual, subjetivo, muy a menudo, aún estando afuera en un hermoso entorno natural, vemos cámaras o celulares en las manos de las personas manteniendo esa barrera entre el sujeto y el objeto. En lugar de vivir el momento maravillándose por el mundo natural, tiene que ser capturado, almacenado, compartido y comentado, en busca de aprobación.

No es solo poner barreras entre nosotros y la naturaleza en el sentido geográfico natural, sino también en la interacción cara a cara con otros miembros de nuestras especies. Porque nosotros también somos parte de la naturaleza, aunque por momentos parece que hemos olvidado ese hecho. En otro estudio realizado por la Universidad de Berkeley, niñas de entre 8 y 12 años que pasaron más tiempo que sus pares utilizando tecnología digital en vez de interactuar con el ambiente que las rodeaba, reportaron mayor dificultad para socializar y por lo tanto menor autoestima. ¿Qué hacen los límites a su libertad de alcanzar su potencial, que impone que ya estén experimentando ansiedad social y baja autoestima a tal edad? ¿Cómo pueden esperar acceder cabalmente a las dimensiones más profundas de la experiencia humana si las interacciones sociales superficiales ya les representan un desafío?

No me entiendan mal, la tecnología es una publicidad fascinante del logro humano y del potencial de la mente humana. No es algo malo en sí mismo. Sin embargo, es esencial que encontremos formas de usar la tecnología que ayuden a acentuar nuestra experiencia de vida y nuestra libertad y no a actuar como una barrera para una existencia saludable, realizada. Tal es el aumento de las condiciones como TDAH entre niños viviendo vidas estériles en frente de pantallas que incluso un grupo de padres preocupados en el Reino Unido han formado un proyecto, The Wild Thing Project, que utiliza la tecnología de manera constructiva para ayudar a los niños y familias a volver afuera por el beneficios de su bienestar. Los padres pueden descargar una app donde registran el tiempo que pasan al aire libre en entornos naturales; también pueden acceder a muchos juegos divertidos para los niños que no involucran pantallas; ¡incluso los anima a trepar árboles!

Esto es solo un ejemplo de las innumerables posibilidades que tenemos cuando la tecnología es usada para el bien. Es responsabilidad de todos asegurarnos de tomar compromiso y control sobre nuestro uso de la tecnología de manera que examinemos el impacto que está teniendo en nosotros y nuestras familias.

La tecnología que usamos debería ser una extensión de nuestras conciencias y la deberíamos utilizar para maximizar nuestras posibilidades, no disminuirlas. La disponibilidad inmediata de ciertas tecnologías hace esto difícil, pero nosotros tenemos la libertad de retroceder, evaluar y reevaluar el rol que va a jugar en nuestras vidas y deberíamos asegurarnos de que sea un rol constructivo.

Imagen: Sean DuBois en Unsplash

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Qué le estamos haciendo a nuestros niños?

  • Ben Thornhill
  • 20/07/2016

Psicológicamente hablando, la escuela, como la conocemos, hace más daño que bien. Es un lugar donde los niños pequeños, naturalmente curiosos y que todavía no están cansados del mundo, van para convertirse en adolescentes confundidos, deprimidos, con una amplia gama de problemas psicológicos que van desde la anorexia y la ansiedad social hasta la depresión y el autoflagelo.

(Download the english version here.)

Con métodos tan anticuados para educar a los niños en lugares capaces de succionarle la vida al niño más entusiasta, es un milagro que alguien escape de los efectos  de la escuela sin secuelas.

La vida es difícil, misteriosa y complicada, y aún así nosotros vamos “educando” y sofocando a nuestros niños – realmente con las mejores intenciones – sin pensar en lo absoluto en las piedras angulares de la felicidad, como el autoconocimiento y la autoaceptación, el bienestar físico y mental y el propósito.

La vida es difícil, misteriosa y complicada, y aún así nosotros vamos “educando” y sofocando a nuestros niños

Inadvertidamente ahogamos a los niños por años. A menudo tanto la escuela como los padres tan bien intencionados llenan cada hora del día de un niño con actividades “enriquecedoras”, solo para terminar sofocándolos perversamente, haciendo que se cansen del mundo antes siquiera de que tengan permitido entrar en él con la libertad de un adulto.

Incluso en áreas donde no hay tantos padres bien intencionados para ayudar a hacer cumplir una excesiva cantidad de tareas, se manda a los niños a que cumplan una currícula despojada de todo sentido y sustancia por los burócratas del gobierno quienes creen que es posible convertir la educación en una ciencia y que ven a la estandarización como el modo de asegurar el progreso en una sociedad.

¿Por qué no estamos tratando de crear individuos pensantes que tengan opiniones y que estén comprometidos con grandes ideas a través de la discusión? ¿Dónde están la filosofía, la política y la psicología en esas currículas? ¿Cómo se supone que los niños puedan siquiera intentar entenderse a sí mismos y al mundo sin estos temas?

Los niños son arreados a las escuelas como pollos en una cinta transportadora: empujados a un espacio confinado, sin saber por qué están ahí, rodeados de otros igualmente confundidos sobre lo que está pasando o que va a pasar.

Una de las estadísticas más chocantes que ha mostrado una investigación reciente en el Reino Unido es que los presos pasan más tiempo afuera que muchos adolescentes. Si, personas que tienen su libertad restringida por la justicia. ¿Cómo el tener las mejores intenciones puede ser algo tan terriblemente errado que colectivamente somos culpables por producir una generación de jóvenes confundidos, deprimidos? ¿Por qué la educación como la conocemos tiene que ser una experiencia tan penosa?

los presos pasan más tiempo afuera que muchos adolescentes

 

Ahora, voy a resaltar más problemas y a dar más preguntas que respuestas, pero creo que necesitamos por lo menos preguntarnos estas cuestiones a fin de dar mejores respuestas en el futuro. Pienso, como educador y estudiante de psicoterapia, que es necesario establecer un vínculo más cercano entre educación y salud mental.

Seguramente, el objetivo de los sistemas de educación alrededor del mundo debería ser producir jóvenes capaces de abrazar su creatividad, pensar por sí mismos y que tengan alguna apariencia de bienestar físico y mental. Quizás esté pidiendo demasiado de una profesión que ya está sobrecargada y altamente presionada, pero estoy seguro de que las tendencias actuales en educación son una gran causa de angustia en niños y docentes.

Los sistemas educativos a lo largo del mundo no piensan en los niños como individuos complejos con varias capas del ser. A menudo son educados como un bloque homogéneo, y sus necesidades individuales son dejadas en la puerta de la escuela. En la psicoterapia existencial es común mirar cuatro capas de un ser humano durante el proceso de sanación: la física, la social, la psicológica y la espiritual.

Como mencionaba anteriormente, muchos niños pasan sus días amontonados en un aula, sentados por horas con otros 30 adolescentes confundidos y frustrados, teniendo poco tiempo afuera y sin suficiente ejercicio integrado al programa diario – sin mencionar la chocante calidad de la comida que proveen muchas escuelas y padres – el mundo físico de nuestros niños es descuidado en favor de las actividades académicas, que los convierten en receptores pasivos y no en hacedores energéticos.

Su mundo social es un terreno minado donde se los echa junto con otros niños de diferentes contextos; arrojados a una suerte de crisol cruel, donde se demanda conformidad y se rehuye a la individualidad. Actúa como un periodo donde el viaje personal de autodescubrimiento está casi en espera por años porque es mucho más seguro encajar que sobresalir.

El resultado de todo esto es angustia. Incluso si no terminás siendo víctima de bullying, de todos modos tenés muchas probabilidades de salir con cicatrices psicológicas y patrones de comportamiento que te pueden tomar años superar.

¿Por qué estamos tratando constantemente de forzarlos a hacer cosas mientras que al mismo tiempo no les permitimos fallar?

Los mundos social y psicológico de una persona están vinculados de manera inextricable. Cuanto más difícil encuentres el mundo social, más daños tendrá tu mundo psicológico personal. Este concepto de la relación dialéctica entre nuestros mundos interno y externo es un tema común en el enfoque existencial. Cuando tu mundo externo está en conflicto e incluso es hostil con tu ser interior, tu autoestima puede verse gravemente herida.

Como resultado, los problemas de autoestima serán abundantes entre las generaciones más jóvenes. Las escuelas son los lugares donde los jóvenes sienten con más intensidad la presión de la cultura popular: anti-intelectual; locura de la imagen corporal; obsesión con la forma en que se ven; extraordinariamente ególatras. Al estar tan sesgados académicamente, tan enfocados en la estandarización y en las calificaciones ¿somos también culpables por permitir una degradación en los estándares sociales de moral?

El hecho de que ésta cultura se haya infiltrado en las escuelas es el descuido total de la dimensión espiritual. Y creo que este es uno de los asuntos que dan fundamento a muchos otros problemas en las escuelas y en la sociedad moderna: necesitamos un sentido de propósito y significado en nuestras vidas, de otra manera hay un gran agujero que no puede ser llenado por el sexo, por lucir bien, ganar cosas, obtener buenas notas. Nada de lo que las escuelas o la cultura social parece valorar…

Las personas necesitan, en cierto punto, entenderse y aceptarse. Saber cuánto valen; descubrir qué es lo que ELLOS consideran como uso valorable de la vida. Trágicamente, cuando pregunto “cuál es el propósito de que estés en la escuela”, la mayoría de los niños responden: “obtener buenas calificaciones, para poder tener un buen trabajo.” A esto hemos reducido la educación. ¿Y qué pasa con aquellos que no obtienen buenas notas? ¿Se les prohíbe conseguir un buen trabajo? ¿Qué queremos decir con “buen” trabajo? ¿Uno que pague bien? ¿O uno que sentimos que vale la pena de acuerdo con nuestros propios valores? ¿Cómo encontramos un trabajo que nosotros sentimos que vale la pena cuando no apartamos ningún tiempo para la reflexión y el autodescubrimiento?

Uno de los aspectos clave de un enfoque existencial es la idea sartreana de reconocer nuestra libertad personal para elegir. Con eso encontramos un gran sentido de motivación que viene con una decisión cuidadosamente tomada, alineada con los valores personales. De esa motivación también viene un sentido desesperado de responsabilidad para llevarlo a cabo, desencadenando por último en el desarrollo de un carácter más resiliente. Entonces, ¿por qué insistimos en sacarle a los niños su libertad de elección? ¿Por qué estamos tratando constantemente de forzarlos a hacer cosas mientras que al mismo tiempo no les permitimos fallar? ¿Qué aprenden ellos de esto?

Es obvio que cuando tratas de forzar a una persona para que haga lo que vos querés, ella querrá hacer lo contrario. Entonces, ¿por qué tenemos un sistema que se reduce a: si no trabajás duro, sos una persona desobediente y no obtendrás un buen trabajo? ¿Cuántos niños han cambiado como resultado de que un docente les dijo eso?

Cuando no hay libertad en la educación y los niños piensan que con el fin de ser educados, todo lo que necesitan hacer es asistir a la escuela y recordar lo que el docente dice, ¿cómo se espera que se desarrollen como seres saludables y equilibrados? Son liberados en la sociedad con (si tienen suerte) algunas aptitudes, pero sin experiencia. ¿Por qué la educación no se ocupa más de las experiencias?

Mucho de lo que he aprendido en la vida que me ha convertido en una persona más feliz y realizada, ha sido a través de la experiencia. Mi experiencia de sentarme en aulas de clases por casi dos décadas me alejó de mí mismo. Amortiguó mi entusiasmo y me convirtió en un joven adulto cínico y preocupado. No creo que sea parte de la minoría.

Necesitamos dar a los jóvenes y a los docentes el espacio para explorar sus propios intereses y pasiones y crear una cultura de indagación entusiasta

Piendo que necesitamos revisar radicalmente nuestra idea de qué es la educación porque, en el presente, estamos viendo otra generación pasar a través de un sistema que no se preocupa adecuadamente por sus necesidades. Tenemos desarrollos emocionantes e inspiradores en algunas escuelas en algunas partes del mundo que están empezando a poner el bienestar de los niños primero: mindfulness y Philosophy for Children están empezando a introducirse en los horarios de los chicos, pero no lo suficiente. Bosquescuela y desescolarización también son enfoques interesantes que vale la pena investigar si sos un padre preocupado por el impacto físico y psicológico que la escuela está teniendo en tus hijos.

Pero este es solo el comienzo. Tenemos que alejarnos de la idea de tener 30 niños o más en un aula de clases con un docente. Tenemos que confiar en la libertad. No podemos continuar perjudicando activamente el potencial en los jóvenes, restringiendo su libertad de pensar y crear.

Necesitamos dar a los jóvenes y a los docentes el espacio para explorar sus propios intereses y pasiones y crear una cultura de indagación entusiasta, no una batalla continua para llenar las cabezas de los jóvenes con cantidades adecuadas de información para obtener un diploma. Necesitamos hacer de la salud mental y el bienestar una parte central de nuestro cuidado diario por los niños.

Necesitamos proveerles el suficiente espacio y apoyo a fin de que ellos ganen un entendimiento de sí mismos, del mundo, cómo quieren vivir en él y qué contribución quieren hacer a la sociedad que necesita tanta creatividad e inspiración como se le pueda dar mientras afrontamos los enormes desafíos del futuro.

Artículo traducido y editado por Alejandra Alonso y Maria Fernanda.

¿Quieres aprender más sobre Filosofía para Niños? Escríbele un email a Ben Thornhill y con gusto te contestará.

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

  • Salud Mental y Tratamientos

Una perspectiva existencial de la ansiedad

  • Ben Thornhill
  • 06/05/2016

Søren Kierkegaard dijo que la “ansiedad es el riesgo de la libertad…Aquel que aprende a vivir con la ansiedad de manera adecuada, ha aprendido lo último.” Martin Heidegger creía que era un síntoma natural de cualquiera que vive una vida auténtica, ser consciente de su propia mortalidad y así vivir con propósito y convicción.

(Download the english version here.)

Una perspectiva existencial de la ansiedad es considerarla como algo que todas las personas inevitablemente experimentamos; parte de las reacciones corporales a los cambios cotidianos de la vida. Desafiarnos a nosotros mismos a crecer crea inevitablemente ansiedad. Tus metas deberían ponerte ansioso, de lo contrario no son lo suficientemente grandes.

Por supuesto, no es tan simple como decir sencillamente “sigue adelante.” Las personas que sufren de ansiedad necesitan ayuda para sobrellevar lo que puede convertirse en una gran fuerza destructiva en sus vidas. Sin embargo, el aspecto más crucial de un acercamiento existencialista a la ansiedad es el reconocimiento de nuestra libertad para elegir confrontarla.

Pero primero, el problema: Tenemos una situación donde millones de personas (casi 7 millones en Estados Unidos solamente) son diagnosticadas con Trastorno de Ansiedad Generalizada y consumen pastillas para tratarlo. Estas personas terminan ligeramente menos ansiosas pero igual de perdidas. El tratamiento no llega al corazón de la cuestión.

En psicoterapia existencial se hace una clara distinción entre la ansiedad existencial normal y la ansiedad neurótica. Es el diagnóstico erróneo de la primera como un “trastorno” lo que lleva a esta tendencia social preocupante donde las personas no toman resposabilidad por sus elecciones y acciones.

Un diagnóstico erróneo sumado a la medicación de lo que son reacciones fisiológicas naturales a situaciones estresantes, tiene muchas consecuencias.

En psicoterapia existencial se hace una clara distinción entre la ansiedad existencial normal y la ansiedad neurótica

La medicalización de la ansiedad ha dejado varias consecuencias:

  • Primero, la proliferación de información poco confiable sobre la verdadera naturaleza de un “trastorno”. Etiquetar a la ansiedad como trastorno invita a cualquiera que se pone nervioso antes de una entrevista de trabajo o entra en pánico solo por pensar que tiene que hablar en público, a creer que tienen una enfermedad médica.
  • Segundo, valida a la ansiedad como algo que está más allá del control de la persona; una enfermedad que necesita ser tratada o eliminada enteramente. Esto le da crédito a la víctima, animándola mentalmente a simplemente tomar píldoras para calmar sus síntomas sin desafiar a las causas de raíz.
  • Tercero, separa a la ansiedad del individuo; un invasor o huésped no querido en la mente de la víctima, que separa a esa persona de la raíz del problema y abroga su responsabilidad de lidiar con la cuestión ellos mismos.

Cuando vemos a la ansiedad de esta manera, validamos el derecho de la persona a evitar las situaciones que provocan ansiedad y les permitimos aliviar su ansiedad con medicación. Pero el uso de la medicación sólo puede ser efectivo en conjunción con otros cambios en el estilo de vida, más crucialmente ¿una gran dosis de valor?

Remover toda la ansiedad no es ni deseable ni posible, ya que es un proceso natural del cuerpo sin el cual nunca hubiéramos sobrevivido como especie. La eliminación de la ansiedad de nuestras vidas tiene sombras de un futuro distópico tal como el experimentado en “Un mundo feliz” de Aldous Huxley donde, al ser incapaces de lidiar con la ansiedad o el dolor, los ciudadanos tienen permitido el acceso ilimitado a Soma, una droga milagrosa que elimina todo dolor y ansiedad y no tiene efectos secundarios.

Remover toda la ansiedad no es ni deseable ni posible

Sin realmente confrontar las causas subyacentes de la ansiedad, el impacto en la vida del sujeto será limitado porque todavía no ha aprendido a sobrellevar su ansiedad para satisfacer sus necesidades.

Si permitimos la eliminación de la ansiedad con drogas y no vamos más allá para tratar de ayudar a la persona a combatir las conductas para evitar la ansiedad, estos comportamientos continuarán arraigándose, lo que sigue dejando a la ansiedad en control del proceso de toma de decisiones del individuo. A menos que cambiemos el comportamiento de manera que la persona pueda satisfacer sus necesidades más independientemente en el futuro, cualquier tratamiento conducirá inevitablemente a la depresión y desesperanza.

Por ende, hay muchas lecciones que podemos aprender del pensamiento existencial que podrían ayudar a abordar la ansiedad más efectivamente. Primero que todo, necesitamos reconocer que al etiquetar a la ansiedad como una enfermedad o trastorno que puede ser tratado o eliminado, la separamos de los conflictos existenciales del individuo.

Aquí las ideas de Rollo May y Max Scheler pueden ser de ayuda. Scheler argumentó que necesitamos ir más allá de la comprensión de la mente humana en formas abstractas y enfocarnos en la persona en su totalidad, no como una máquina que puede ser químicamente balanceada, sino como un ser con necesidades sociales, psicológicas y espirituales. Puede haber argumentado que nuestra meta no debería ser evitar o eliminar toda la ansiedad (no podríamos sobrevivir sin ella), sino ser capaces de vivir, tanto como sea posible, sin ansiedad neurótica y con la habilidad de tolerar y confrontar la inevitable ansiedad existencial de vivir.

La ansiedad es un indicador de que algo necesita ser abordado, no evitado o eliminado. Resalta una desconexión entre la persona que necesitamos ser y la persona que actualmente percibimos que somos. Y la manera más efectiva de cerrar esa brecha es que el individuo reconozca su responsabilidad en la situación de la vida que este pasando y haga elecciones positivas para mejorar.

Jean-Paul Sartre argumentó que somos nuestras elecciones y que tenemos tanto las herramientas como la responsabilidad para crear una existencia auténtica, significativa y con propósito a través de nuestra libertad de elección. Las elecciones que enfrentamos para satisfacer nuestras necesidades en la vida raramente son fáciles. Sin embargo, en la cultura occidental, donde la conveniencia y seguridad son extremas, las personas están desacostumbradas al esfuerzo. Una afirmación diaria de la necesidad de elegir actuar con valentía y sobrellevar nuestra propia ansiedad para convertirnos en las personas que queremos ser sería un concepto alienígena para muchos.

Necesitamos reconocer que la ansiedad es una parte de la vida

Pero esta cultura conduce a que la gente vea a la ansiedad como algo que no es natural; evitan situaciones que provocan ansiedad y terminan aborreciéndose porque no son capaces de satisfacer sus necesidades así que se desilusionan. Eso que necesitan “no pueden” hacerlo por la ansiedad. Y al etiquetarlo como un trastorno, validamos el ceder a su maligna influencia y reforzar patrones de conducta que no tratarán al problema de raíz.

Un terapeuta con enfoque existencialista, puesto de manera simple, actuaría de la siguiente forma:

  • Analizar el aparato de toma de decisiones del cliente e identificar cuándo se le permite a la ansiedad tomar control y convertirse en una fuerza destructora en la vida de esa persona.
  • Descubrir el sistema de valores del cliente; identificar fortalezas y talentos personales que le dan al cliente una motivación para abordar las causas subyacentes de su ansiedad.
  • Incitar al cliente a tomar decisiones basadas en su sistema de valores – no sus miedos – y utilizar sus fortalezas de manera saludable y productiva y comenzar a crear la vida con el propósito y significado que merece, pero que han sido negados previamente al aprender a someterse a la ansiedad.
  • Ayudar al cliente a reconocer el hecho de que tienen una responsabilidad para consigo mismos de crear sus propias situaciones en la vida y que solo él puede elegir avanzar resueltamente y hacer los cambios requeridos para convertirse en la persona que quiere ser.

Las elecciones que enfrentamos pueden hacernos sentir casi histéricamente nerviosos y hacernos vulnerables al fracaso, pero al menos nos dan la oportunidad de crear la existencia que nos debemos a nosotros mismos. En el mundo moderno, aquellos que eligen valientemente son recompensados; ellos enfrentan su ansiedad, sobrellevan la situación y aprenden que hay muchos beneficios al ser capaces de enfrentar los miedos; aprenden a tomar riesgos y exponerse a las potenciales recompensas.

Necesitamos reconocer que la ansiedad es una parte de la vida. Enfrentarla requiere valentía. Mientras más la enfrentemos, más fácil se hace elegir valientemente. Mientras más le huyamos, más tiempo frenamos. Tomar medicación, evitarla o utilizarla como excusa para la inacción no son soluciones. Verla como un llamado a la valentía, un llamado a satisfacer nuestras necesidades con el objetivo de vivir una vida saludable y llena es algo que podemos aprender del existencialismo.

Al presente, creo que la sociedad legitima no actuar valientemente de cara a la ansiedad; el existencialismo defiende el vivir valientemente con ella. Reconocer nuestro poder de elegir la opción valiente es una gran parte de eso. Como Sartre diría: somos nuestras elecciones; somos los que elegimos cómo percibimos el mundo y cómo actuamos; podemos aprender a elegir valientemente frente a la ansiedad y, por ende, crear un mundo mejor para nosotros.

Artículo editado y traducido por Alejandra Alonso y Maria Fernanda.

💌 ¿Te gustó este artículo? Recibe más como este en tu correo. Suscríbete al boletín gratuito.

Apoya a Psyciencia con tu membresía 💞.    

Únete a Psyciencia Pro
  • Inicia sesión
  • Tips para terapeutas
  • Podcast
  • Recursos
  • Webinars
  • Artículos
  • Tarjetas del efecto de la co-rumiación
  • Cómo hacer el escaneo corporal
  • Club de lectura: Cosas que pasan cuando conversamos
  • Webinar: Modelo conductual del trastorno límite de la personalidad
  • Exploración del estrés (hojas de trabajo)
Psyciencia
  • Contáctanos
  • Publicidad
  • Nosotros
  • Publica
Psicologia y neurociencias en español todos los días

Ingresa las palabras de la búsqueda y presiona Enter.