Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS
Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS

Publicaciones por autor

Karemi Rodríguez Batista

35 Publicaciones
Psicóloga, psicoterapeuta, divulgadora y docente. Directora Académica del Máster en Terapias Contextuales y de 3ª Generación de UDIMA/ÍTACA. Máster en Psicología General Sanitaria, Máster en Terapias Contextuales y de Tercera Generación., Especialista en Terapia Centrada en la Compasión, Experta en Clínica y Psicoterapia en Adultos, y Especialista en Psicología de Emergencias y Pérdidas Personales. Miembro de la Association for Contextual Behavioral Science (ACBS) y de la División de Psicología Clínica y de la Salud del Colegio Oficial de la Psicología de España.
Sin categoría

¿A qué nos referimos cuando hablamos de personalidad y sus trastornos?

  • 28/10/2015
  • Karemi Rodríguez Batista

Seguramente habrás escuchado frases similares a: “le han diagnosticado un trastorno x de la personalidad”, “me cae bien y tiene mucha personalidad”, y el que se lleva las palmas: “es que no tiene personalidad” (todos tenemos personalidad y además, es única e irrepetible, ya vale con estas frases). Sería imposible resumir en unas páginas el tema de la personalidad y sus trastornos, lo que sí que me gustaría es ayudarte a tener una perspectiva más amplia, científica y a la vez sencilla, sobre la personalidad; cuáles son los factores que la determinan, algunas teorías y modelos, sus trastornos y tratamientos actuales.

Personalidad

Como habrás visto en la introducción el término “personalidad”, en muchas ocasiones, se utiliza de una manera errónea. En psicología, cuando hablamos de personalidad nos referimos a un conjunto de pensamientos, sentimientos y comportamientos profundamente incorporados, que persisten en el tiempo y nos hacen únicos e irrepetibles. Las personas tendemos a responder de un modo similar al enfrentarnos a ciertas situaciones. Sin embargo, nuestro comportamiento no está determinado tan solo por la personalidad. El aprendizaje, el ambiente o los estados anímicos nos condicionan a la hora de actuar en ciertos momentos.

Si bien la personalidad puede, en cierta medida, predecir o determinar cómo nos comportaremos ante diferentes situaciones, no podemos pretender que la exactitud sea al cien por cien. La complejidad del ser humano y la inmensa cantidad de factores que intervienen en nuestra manera de actuar hacen imposible la identificación de un único predictor de comportamiento.

Factores determinantes de la personalidad

Existen varios factores que son determinantes en nuestra personalidad, como: la herencia, el afecto, la nutrición, la salud física, el desarrollo neuropsicológico, el ambiente y el aprendizaje.

Según Hans J. Eysenck , psicólogo inglés que dedicó su vida al estudio de la personalidad, la estructura de personalidad posee tres «dimensiones»: carácter, temperamento (que muchas veces se confunden) e inteligencia.

nos referimos a un conjunto de pensamientos, sentimientos y comportamientos profundamente incorporados

Cuando hablamos de carácter nos referimos  a aquellas características en las que tiene un mayor peso la influencia del ambiente, es decir, el aprendizaje. Es adquirido, ligado a factores educativos y culturales. Sin él nos sería imposible interiorizar las normas sociales y nuestro ajuste voluntario. Se le puede educar, claro está que con trabajo personal.

Respecto al temperamento, es la base biológica del carácter, nos viene dada, es nuestro comportamiento afectivo (en gran parte resultado de la suma de procesos químicos del cerebro). Recientes estudios  informan cuáles son los genes que influyen en nuestra personalidad.

Y, finalmente, la inteligencia, que hace referencia a nuestro comportamiento cognitivo, formada por algunas variables como la atención, la capacidad de observación, la memoria, el aprendizaje y las habilidades para socializarse.

Cuando hablamos del desarrollo de la personalidad debemos tener en consideración dos conceptos: genotipo y fenotipo. El primero se refiere a las potencialidades que tenemos debido a nuestra constitución biológica, es decir, lo que podríamos o deberíamos ser y está determinado por la herencia y el desarrollo neuropsicológico. El segundo hace referencia a la manifestación conductual de nuestra personalidad, es decir, lo que hacemos y cómo lo mostramos, y está determinado por el genotipo y por los procesos de aprendizaje a lo largo de nuestra vida. Ambos desempeñan un rol fundamental para el desarrollo de nuestra personalidad.

En conclusión, nacemos con ciertas características propias, que con el paso del tiempo y con un conjunto de factores como son el origen ambiental, la cultura, la familia, la educación recibida, etc., se van desarrollando y definiendo, estructurando y cambiando con el paso de los años. En este proceso intervienen de forma significativa ejerciendo una gran influencia las figuras de los padres, los amigos, profesores.

Rasgos y tipos

Como hemos visto, nuestro comportamiento se muestra, en cierta manera, consistente con el tiempo, con lo cual podríamos concebir los rasgos como agrupaciones de conductas específicas que se presentan habitualmente.

Un rasgo de personalidad contiene las características de estabilidad y durabilidad y en esto se diferencia de un estado, que es una situación puntual, con un inicio y fin. Por ejemplo, es muy distinto que estemos nerviosos porque mañana presentamos un examen, hayamos tomado mucho café o hayamos discutido, a que seamos nerviosos.

Es muy importante tener esto presente, ser específicos, de hecho muchas terapias trabajan en esa diferenciación. Cuántas veces habrás escuchado que te llamen apático, enojón, nervioso, antisocial, alma de la fiesta… en función de una situación específica. ¿A qué es molesto?

Las personas nos asemejamos o diferenciamos no en función de nuestros estados, sino dependiendo de nuestros rasgos. Hay una inmensa, pero inmensa cantidad (egocentrismo, impulsividad, ansioso, dominantes, emotivos…). Mira la investigación original donde en 1936, Allport y Odbert encontraron hasta 17953 rasgos.

Como comprenderás, el trabajo de los psicólogos sería imposible y es por ello que desde el punto de vista moderno de las teorías de la personalidad se establecen los tipos o dimensiones. Los rasgos no son independientes, en realidad se relacionan entre sí en mayor o menor medida y esta relación puede cuantificarse mediante un índice estadístico llamado correlación. Este tipo de relación entre los rasgos hace posible su agrupación en entidades superiores llamadas tipos o dimensiones. Así, por ejemplo, tenemos tipos como el de la extraversión, que englobaría rasgos de sociabilidad, vitalidad, actividad, dominancia, búsqueda de emociones, etc. Es importante no concebir estos tipos de manera dicotómica (extraversión-intraversión) sino en un continuo o grado, en función de la medida en que poseemos los distintos rasgos que constituyen ese tipo en concreto.

Antes de pasar a las teorías y modelos, me gustaría que echaras un vistazo a una recopilación de investigaciones recientes sobre el uso de nuestros datos (edad, intereses, likes, etc.) que ayudan a empresas importantes (concretamente facebook) a serlo, en gran parte gracias al perfil que se forman de nosotros y cómo influye en nuestra conducta. Es impresionante.

Teorías y modelos de la personalidad

El estudio de la personalidad no se formalizó, como una rama de la psicología, hasta finales de la década de los 30. Y, entre los años treinta y setenta, se formularon las grandes teorías de la personalidad de tipo clínico , como las factoriales o multi-rasgo (Allport, Guilford, Cattell, Eysenck, Modelo de los Cinco Grandes), o las bio-tipológicas (Pavlov, Strelau, Gray), además de las basadas en los supuestos más conductuales (Skinner, Dollard y Miller), o en las aportaciones primeras del aprendizaje social (Rotter, Bandura, Mischel).

Si quieres profundizar más en estas teorías y sus autores, te recomiendo que visites la versión en línea del libro “Teorías de la Personalidad” de Raúl Gautier y George Boeree. Ahí encontrarás tanto la biografía exhaustiva de los principales autores, como sus aportaciones.

Desde finales del siglo XX y a lo largo de la primera década del XXI, cabe destacar el papel adquirido por las concepciones sociocognitivas, que nos presentan el entendimiento de la personalidad como un sistema complejo integrado por subsistemas relacionados entre sí de elementos cognitivos y afectivos, donde la persona es proactiva y no reactiva, habiendo elección y creación de situaciones así como intencionalidad en su camino hacia las metas y objetivos que se propone.

Bien, pues las distintas teorías formuladas para describir y explicar la personalidad pueden organizarse en torno a tres modelos teóricos: internalista, situacionista e interaccionista, que se diferencian en la respuesta que dan a la cuestión sobre los determinantes de la conducta individual.

El modelo internalista entiende que nuestra conducta está fundamentalmente determinada por factores personales. El modelo situacionista, entiende que nuestra conducta está principalmente determinada por las características del ambiente o situación en que ésta tiene lugar. El modelo interaccionista reúne las dos posiciones anteriores, señalando que nuestra conducta está determinada, en parte, por nuestras características personales, en parte, por parámetros situacionales, y fundamentalmente, por la interacción entre ambos conjuntos de determinantes.

Trastornos de la personalidad

El trastorno de la personalidad se considera diferente de un trastorno clínico debido a que persiste durante toda la vida adulta, mientras que el trastorno clínico tiene un inicio y una evolución en el tiempo.

Aunque es objeto de debate intenso, todas las clasificaciones actuales de los trastornos de la personalidad exigen: 1) que el comienzo del trastorno se ubique en la infancia o en la adolescencia (inicio precoz); 2) que haya una persistencia de la conducta en el tiempo y en casi todas las situaciones (estabilidad y consistencia); y 3) que cause sufrimiento personal, problemas en el trabajo o dificultades en las relaciones familiares o sociales.

Al igual que los problemas de salud mental, los trastornos de la personalidad son probablemente el resultado de la interacción de múltiples factores ambientales y genéticos. Existe cada vez más evidencia de que existe un componente genético. Hay estudios que indican la herencia de los caracteres de la personalidad y los trastornos de la personalidad, van del 30% al 50%. Y las experiencias familiares e infantiles son importantes, incluyendo el haber experimentado abuso (emocional, físico y sexual), abandono y acoso (puedes ver el artículo entero y sus referencias aquí).

El trastorno de la personalidad se considera diferente de un trastorno clínico debido a que persiste durante toda la vida adulta

En un artículo reciente de la revista “Actas Españolas de Psiquiatría,”  se  examinaron diversos estudios que analizan la influencia de los acontecimientos ambientales sobre los mecanismos de regulación génica, con particular atención a las consecuencias de esta interacción en la conformación del sistema nervioso, de rasgos de personalidad y de alteraciones en la personalidad. Te recomiendo que lo leas.

Con respecto a la actual clasificación, la quinta edición del DSM (DSM-V) publicada recientemente, no ha modificado la clasificación previa por categorías, aunque es una alternativa más compleja. Enfatiza los rasgos de personalidad y un concepto dimensional. La revista “Actas Españolas de Psiquiatría” estudia a profundidad la reformulación de los trastornos de la personalidad en el DSM-V en el siguiente artículo.

Hay que puntualizar que los rasgos que describen cada uno de los trastornos de la personalidad también pueden encontrarse en gente “sana”, por ejemplo, el hecho de que el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad implique, entre otras características, una gran meticulosidad no quiere decir que todo aquél que posea este rasgo deba recibir el diagnóstico.

Se pueden distinguir 10 diagnósticos agrupables en tres categorías (clusters), que a continuación intentaré resumir.

Grupo A (trastornos raros o excéntricos)

Este grupo se caracteriza por un patrón penetrante de cognición (por ej. sospecha), expresión (por ej. lenguaje extraño) y relación con otros (por ej. aislamiento) anormales.

  • Paranoide

La persona tiene un patrón de desconfianza y recelos de los demás en forma prolongada. Son individuos suspicaces, resentidos y hostiles que responden airadamente ante cualquier situación próxima al ridículo. Ellos se perciben como inocentes, justos y nobles, por el contrario consideran a los demás maliciosos, malintencionados e interesados.

  • Esquizoide

La persona tiene un patrón vitalicio (de por vida) de indiferencia hacia los demás y de aislamiento social. Al contrario del esquizotípico, la ausencia de relaciones sociales no es debida a la ansiedad sino a un rechazo voluntario porque se autopercibe como suficiente y a los demás como intrusivos e indeseables.

  • Esquizotípico

Es una condición mental por la cual una persona tiene dificultad con las relaciones interpersonales y alteraciones en los patrones de pensamiento, apariencia y comportamiento. Es decir, se comportan de manera extraña, destacan por una apariencia muy peculiar, resulta difícil entender qué dicen tanto por el contenido como por la forma. Tienen escasa afectividad y se mantienen aislados socialmente debido a la gran ansiedad que les produce el contacto social, además de sostener creencias extravagantes.

Grupo B (trastornos dramáticos, emocionales o erráticos)

Estos trastornos se caracterizan por un patrón penetrante de violación de las normas sociales (por ej. comportamiento criminal), comportamiento impulsivo, emotividad excesiva y grandiosidad.

  • Antisocial

Es  una condición mental por la cual una persona tiene un patrón prolongado de manipulación, explotación o violación de los derechos de otros. Percibe a los demás como débiles y muestran deshonestidad, impulsividad, agresividad e irresponsabilidad en sus actos, así como una falta de remordimientos frente al daño causado a los demás

  • Límite

Es  una condición mental por la cual una persona tiene patrones prolongados de emociones turbulentas o inestables. Se define por la inestabilidad tanto de la autoimagen y de las relaciones interpersonales, como del humor. Por esto, es frecuente observar una alternancia entre la idealización y la devaluación de sus amistades, junto con un esfuerzo frenético por no ser abandonado. Estas alteraciones de humor les llevan en la mayoría de los casos a presentar autolesiones e intentos de suicidio.

La identificación y modificación de esos esquemas de conducta del pasado, desde nuestra experiencia presente, es la clave del tratamiento

  • Histriónico

Es  una condición mental por la cual las personas actúan de una manera muy emocional y dramática que atrae la atención hacia ellas. No soportan ser ignorados o rechazados. Utilizan su aspecto físico para llamar la atención, así como mostrarse exageradamente emotivos.

  • Narcisista

Es  una condición mental por la cual una persona tiene: sentido exagerado  de egocentrismo, una preocupación extrema por sí misma y falta de empatía con otras personas. Puesto que ellos son un caso especial, les parece lícito saltarse las normas y utilizar a los demás para su beneficio. En la mayoría de los casos son muy sensibles a la crítica y por tanto pueden presentar problemas relacionados con estados de ánimo.

Grupo C (trastornos ansiosos o temerosos)

Este grupo se caracteriza por un patrón penetrante de temores anormales, incluyendo relaciones sociales, separación y necesidad de control.

  • Evitación

Es una condición mental por la cual una persona tiene un patrón vitalicio de sentirse muy tímida, inadecuada y sensible al rechazo, debido a que se percibe como muy vulnerable y socialmente incapaz. Ven a los demás como superiores y críticos, y evitan situaciones en las que puedan sentirse juzgadas o evaluadas.

  • Dependencia

Es una condición mental por la cual las personas dependen demasiado de otros para satisfacer sus necesidades emocionales y físicas. Tienden a idealizar a los demás, mostrándose desvalidos, incapaces de hacer nada por su propia cuenta y muy absorbentes en sus relaciones con los demás.

  • Obsesivo-compulsivo

Es una condición mental por la cual la persona está preocupada por las reglas, el orden y el control. Son personas sumamente perfeccionistas, detallistas y organizadas, con dificultad para delegar tareas, muy escrupulosas. Se consideran a ellos mismos como muy responsables y competentes, pero a los demás como lo contrario. Esto, evidentemente, les llega a resultar incapacitante.

Si quieres ver los criterios diagnósticos generales de cada trastorno (aunque en base al DSM-IV y CIE-¡O) pulsa aquí.

Tratamientos

Los problemas de personalidad se caracterizan porque ocupan gran parte de la vida de la persona en el momento presente y a lo largo del tiempo. En su tratamiento se pretende cambiar para ser capaz de solucionar los problemas actuales y luego identificar y modificar conductas aprendidas y eficaces en el pasado que continúan aplicándose en el presente, donde ya no son convenientes.

Las técnicas cognitivo conductuales han comenzado a dar alternativas eficaces a este tipo de problemas. Los recientes avances en la comprensión de los procesos de lenguaje han propiciado la aparición de una nueva generación de terapia cognitivo conductual: las terapias contextuales. Entre las distintas líneas de desarrollo que se están dando en este momento, destacan: la terapia de aceptación y compromiso, la terapia dialéctica conductual de Linehan, la Psicoterapia Analítica Funcional, de Koheleberg, la terapia conductual integrativa de pareja de Jacobson.

En el aprendizaje básico que realizamos para poder manejarnos en la vida, nuestras circunstancias vitales nos pueden haber llevado a resolver los problemas que se nos presentaban de una forma que tuvo su función y eficacia en aquellas situaciones y con los medios y conocimientos que teníamos. Sin embargo, estas formas de resolver los problemas se incorporan como esquemas automáticos y los empleamos en situaciones actuales en las que no son eficaces y en las que (ahora) seríamos capaces de actuar de otra manera. Estos esquemas son muy básicos y afectan a gran cantidad de situaciones y problemas.

La identificación y modificación de esos esquemas de conducta del pasado, desde nuestra experiencia presente, es la clave del tratamiento.

Si quieres profundizar de manera breve pero rigurosa en la génesis de los trastornos; manifestaciones y efectos para la persona, su entorno, y sobre todo en los tratamientos actuales para cada uno, descárgate la guía gratuita “La personalidad y sus trastornos”.

Referencias:

  • Allport, G. (1936). Traitnames. A psycho-lexical study. Psychological Review Publication; 47(1), 1-178 pp.
  • Aparicio, D. (2015). Facebook: Las investigaciones más relevantes sobre su efecto en nuestra conducta. Disponible en  https://www.psyciencia.com//2015/26/facebook-las-investigaciones-mas-relevantes-sobre-su-efecto-en-nuestra-conducta/
  • Bermúdez Moreno, J., Pérez García, A. M., Ruíz Caballero, J. A., SanJuan Juárez, P., y Rueda Laffond, B. (2011). Psicología de la personalidad. Madrid, España: UNED.
  • Esbec, B. y  Echeburúa, E. (2011). La reformulación de los trastornos de la personalidad en el DSM-V. Actas Españolas de Psiquiatría;  39(1), 1-11 pp.
  • García Higuera, J. A. (2013). Tratamiento de los trastornos de personalidad. Disponible en http://www.cop.es/colegiados/m-00451/Person.htm
  • Gask, L., Evans, M., y Kessler, D. (2013). Trastorno de la personalidad. Disponible en  http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=81626
  • Gautier, R., y Boeree, C.G. (2015). Teorías de la personalidad. Disponible en  http://www.psicologia-online.com/ebooks/personalidad/personalidad.htm
  • GoodTherapy.org. (2015). Hans Eysenck. Disponible en  http://www.goodtherapy.org/famous-psychologists/hans-eysenck.html
  • Lorea-Conde, I. y Molero, P. (2015). Implicaciones de los mecanismos epigenéticos en el desarrollo y tratamiento de los trastornos de la personalidad. Actas Españolas de Psiquiatría; 43(2), 42-50 pp.
  • Maero, F. (2013). ¿Qué demonios son las terapias de tercera ola? Disponible en  https://www.psyciencia.com//2013/26/que-demonios-son-las-terapias-de-tercera-ola
  • MedlinePlus. (2014). Trastornos de la personalidad. Disponible en  https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000939.htm
  • Nuestra personalidad, única e irrepetible. (2007). En Enciclopedia de la Psicología (Vol.  4, 53-95 pp.). España: Océano.
  • Psicomed.net. (2015). Criterios diagnósticos generales para un trastorno de la personalidad. Disponible en http://www.psicomed.net/dsmiv/dsmiv16.html
  • Psyciencia. (2012). Los genes que regulan la personalidad. Disponible en  https://www.psyciencia.com//2012/26/los-genes-que-regulan-la-personalidad/
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

(PDF) Guía de Aprendizaje Veloz para Científicos

  • 27/10/2015
  • Karemi Rodríguez Batista

Para llegar a ser un buen científico es necesario obtener un nivel de competencia óptimo en numerosos campos. Comunicación científica, redacción, análisis crítico, argumentación, creatividad… No se puede decir que sea sencillo, adquirir conocimientos de ámbitos totalmente distintos y que en muchas ocasiones te son desconocidos requiere de una gran cantidad de tiempo y dedicación.

Ahora bien, si tuviésemos una buena metodología podríamos reducir drásticamente el tiempo necesario y mejorar exponencialmente la calidad de nuestro desempeño a la hora de desarrollar una destreza. Tras un largo tiempo de introspección en el que he analizado mi forma de aprender en otros ámbitos y revisado muchos libros y artículos sobre aprendizaje veloz he creado este sistema que te permitirá desarrollar una competencia con una facilidad increíble. Lo que aprenderás en este pequeño libro será algo que recordarás para siempre y que podrás aplicar en cualquier ocasión que requiera de aprendizaje deliberado por tu parte.

Debo decir que no se trata de una metodología puramente objetiva, más bien está basada en lo que a mí me ha funcionado y que espero también pueda serte útil. Personalmente, y tras dejar patente por escrito este sistema pienso emplearlo para adquirir todas las habilidades que pueda necesitar en un futuro. Sin más, te sugiero que continúes leyendo si quieres cambiar tu forma de aprender de una vez por todas.

Queremos agradecer a Pedro Margolles García de NeoScientia por preparar este completo y muy útil material.

Descarga el material completo: Guía de Aprendizaje Veloz para Científicos

 ¿Quieres descargar material especializado sobre psicología y neurociencias? Visita la web Psico-K y podrás acceder a miles de recursos.

  • Salud Mental y Tratamientos

Diez sorprendentes maneras en las que el estrés está afectando a tu salud

  • 23/10/2015
  • Karemi Rodríguez Batista

Todos sabemos que el estrés tiene su función y que nos ayuda al grado de salvarnos la vida, pero también puede amargárnosla a tal punto que nuestra salud se ve afectada gravemente. En el siguiente artículo te explicamos las diez maneras más sorprendentes en que el estrés afecta a nuestra salud, complementado con dos interesantes vídeos para que sea más visual y divertido, y también te dejaremos algunos recursos muy prácticos para hacerle frente.

El estrés es término que muchas personas utilizan para describir un estado en que las exigencias de la vida se vuelven demasiado grandes como para afrontarlas. Estas circunstancias varían para cada uno, lo que uno ve como estresante al otro puede no parecerlo. Lo que es invariable es que el estrés aparecerá cuando surjan cambios en nuestra vida, y puede salvarnos o amargarnos la vida a tal punto de sufrir importantes problemas de salud.

El estrés tiene su función. Lo que en principio era un mecanismo para la supervivencia dejaría de serlo si no tuviera un interruptor para apagarlo. El sistema simpático no puede estar constantemente activado. Si no apagamos la respuesta de estrés terminaríamos agotados y nuestro sistema biológico terminaría por quebrantarse y desarrollar dolencias y enfermedades. Es lo mismo que si conducimos un coche y lo mantenemos acelerado, sin parar y durante días. Terminaría por calentarse y estropearse.

Todo ésto debe ser visto como un proceso continuo de adaptación activa al ambiente mediante mecanismos psico-neuro-endocrinos. En éste sistema la corteza cerebral tiene una función integradora al más alto nivel, sirve de transductora de estímulos psicosociales al transformar los cambios en neurotransmisores de hormonas y de otros procesos fisiológicos.

A veces no solemos darnos cuenta que estamos bajo estrés hasta que éste comienza a “hacer de las suyas”. Es importante reconocer al estrés antes de que se escape de nuestro control ya que puede afectar de forma negativa nuestra salud. De hecho, La American Psychological Association advierte que Estados Unidos, por ejemplo, es una nación al borde de una crisis de salud pública  inducida por el estrés.

Las diez formas en las que el estrés puede estar afectando a tu salud

1. Hipertensión arterial

Es una sensación que todos hemos sentido. Vas a hacer una presentación y tu corazón comienza a golpear como si se te fuera a salir del pecho. Tu amígdala, la parte del cerebro que ayuda con el procesamiento emocional, ha enviado una señal de alarma a tu hipotálamo. Actuando como mando central, el hipotálamo ha activado tu sistema nervioso autónomo para liberar adrenalina (también conocida como epinefrina) de las glándulas suprarrenales hacia tu torrente sanguíneo. Como resultado, tu corazón bombea más rápido y así los picos de presión arterial.  Si este estrés se repite al final resultará en una hipertensión arterial.

2. Ataque cardíaco y accidente cerebrovascular

Además indirectamente aumentan tus probabilidades de enfermedades del corazón y derrame cerebral al incrementarse la presión arterial. El estrés persistente puede aumentar directamente ese riesgo mediante el incremento de los niveles de productos químicos pro-inflamatorias en el organismo llamadas citoquinas. La inflamación puede, a su vez, dañar el revestimiento de los vasos sanguíneos. Los científicos saben ahora que este es un primer paso en el desencadenamiento del proceso de la aterosclerosis, la acumulación de placa en nuestras arterias.

3. Aumento del apetito

Cuando estás constantemente bajo estrés, tu cuerpo trata de proveerte de combustible para el siguiente desafío. Después de la liberación de adrenalina, la segunda parte de nuestra respuesta al estrés, el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, provoca que las glándulas suprarrenales secreten cortisol. Mejor conocida como la hormona del estrés, el cortisol no sólo mantiene nuestra respuesta al estrés activada, también aumenta el apetito. Peor aún, le dice a tu cuerpo que abastezca nuestras reservas de energía con alimentos muy calóricos, como  carbohidratos. El único problema es que no hay oso, no hay grandes calorías que tengamos que quemar, así que esos deseo de picotear traducidos en calorías extras, pues…kilitos extra (si no nos cuidamos).

4. La grasa del vientre

Durante la respuesta al estrés, tu cuerpo se nutre de las células de grasa como otra fuente de energía. Los triglicéridos son liberados en el torrente sanguíneo, y si no son utilizados, redistribuidos en forma de grasa del vientre.

Junto con el cortisol, los científicos creen que el neuropéptido Y (NPY), un neurotransmisor que regula el almacenamiento de energía, pueden ser los responsables de la grasa acumulada en el vientre. En situaciones de estrés, NPY envía señales al abdomen para almacenar la grasa del vientre. Una razón posible es que la grasa visceral se convierte más fácilmente en energía que la grasa en los muslos y las nalgas. Pero, claro, la acumulación de grasa abdominal, es peligroso. La grasa visceral es capaz de liberar las hormonas que aumentan la inflamación y el riesgo de enfermedades crónicas como las enfermedades del corazón y la diabetes.

5. Resistencia a la insulina y la diabetes

La insulina es una hormona que se encuentra en un “tira y afloja“ con el cortisol. La insulina ayuda a las células musculares a absorber la glucosa de la sangre y ayuda a las células grasas a que almacenen energía. El cortisol hace lo contrario. Obtiene energía rápida para tu cuerpo durante el estrés. Bajo un estrés crónico, el cortisol frustra la acción de la insulina, y hace que las células sean resistentes a la insulina. La resistencia a la insulina conduce a una mayor circulación de azúcar en la sangre y diabetes mellitus.

6. El reflujo de ácido y las úlceras

El cerebro y el intestino están íntimamente conectados. El intestino contiene su propio sistema nervioso, o «mini cerebro», el cual se comunica con el cerebro a través del sistema nervioso autónomo y el eje hipotálamo-pituitario-adrenal. El estrés aumenta la sensibilidad al reflujo ácido. Así que incluso si no cambia la cantidad de ácido seríamos más propensos a sentir ardor de estómago. La gastritis, el reflujo y las úlceras se producen a menudo por una sobreproducción de ácido gástrico, la misma secreción puede favorecer la inflamación del revestimiento gástrico.

7. Disfunción del sistema inmune

Confrontado por el estrés, tu  sistema inmunológico es llamado a la acción. Las células inmunes se preparan para luchar contra los invasores, y curar en caso de lesión. El estrés crónico continúa hasta liberar las células inflamatorias necesarias en el proceso de curación. El cortisol puede frenar la producción y acción de las citoquinas, encargadas de iniciar la respuesta inmunológica con lo cual aumenta la susceptibilidad a infecciones tales como el resfriado común.

8. Pérdida de la memoria

El hipocampo, una región cerebral importante para la memoria, es una de las partes del cerebro que es más vulnerable al estrés. En notable estudios en animales, el estrés crónico puede causar que el hipocampo pierda  neuronas, y reducir el tamaño del cerebro. También puede alterar sus vías de comunicación, o sinapsis. Estos cambios pueden poner en peligro su capacidad de aprender y recordar. El estrés crónico también puede acelerar la pérdida de memoria y deterioro cognitivo.

9. La ansiedad, la agresividad y la enfermedad mental

Numerosos estudios han demostrado una correlación entre el estrés crónico y el desarrollo de los trastornos del estado de ánimo. El cómo sucede no es del todo claro. El estrés crónico puede agrandar la amígdala, la región del cerebro involucrada en el miedo, la ansiedad y la agresión. Los estudios en animales también muestran que el estrés crónico puede cambiar las vías de conexión en el cerebro. Un camino más fuerte hacia el centro del miedo podría estar detrás de una respuesta de miedo intensificado. Y un camino más débil para la toma de decisiones puede explicar el comportamiento impulsivo.

10. Acortar los años de vida

Además de aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades que acortan nuestros años de su vida, el estrés crónico puede reducir directamente la longevidad al dañar partes críticas de nuestro ADN llamados telómeros Los telómeros son estructuras especializadas situadas en los extremos de los cromosomas, que los protegen de posibles fusiones y de su degradación, con lo que se garantiza la estabilidad de los cromosomas y viabilidad de las célula.  Cada vez que una célula se divide, los telómeros se acortan. Cuando los telómeros se vuelven demasiado cortos, una célula ya no puede dividirse, y por lo tanto muere.

Se ha encontrado, que las personas que viven con el estrés crónico tienen telómeros más cortos. Un estudio realizado en 2004 entre mujeres que cuidan a un niño enfermo crónico mostró que aquellos que sentían más estrés tenían telómeros más cortos que eran en promedio el equivalente a una década de envejecimiento en comparación con las madres que se sentía el menor estrés.

Recientemente la educadora Sharon Horesh Bergquist y colaboradores realizaron un vídeo muy ameno para TED, con el objetivo de ilustrar los efectos del estrés en nuestro cuerpo. Aquí te lo dejamos, eso sí, está en inglés y desafortunadamente no cuenta con el sistema de subtítulos, pero para aquellos lectores que no dominen el inglés os hemos dejado el segundo cuyo objetivo es el mismo, aunque con menor calidad en imagen. Así que esperamos que os sean de utilidad.

Cómo el estrés afecta a tu cuerpo

El Estrés y cómo afecta al cuerpo

https://youtu.be/5sjhyD0YuYE

Qué podemos hacer

En lugar de tratar de eliminar el estrés, que es una parte ineludible de la vida cotidiana, podemos construir nuestra capacidad de resistencia al estrés, ya sea cambiando la forma en que percibimos los eventos estresantes o reforzando nuestros recursos personales. Te recomendamos que potencies tus recursos a través de las guías prácticas de descarga gratuita que ponemos a tu disposición.

  • El estrés y el arte de amargarnos la vida
  • ¡Fuera estrés!

Referencias:

  • Alonso, A. (2012). Reconociendo y enfrentando el estrés. Disponible en https://www.psyciencia.com//2012/05/reconociendo-y-enfrentando-el-estres/
  • Alonso, A. (2013). El estrés puede reducir la efectividad de la regulación cognitiva. Disponible en https://www.psyciencia.com//2013/10/el-estres-puede-reducir-la-efectividad-de-las-regulacion-cognitiva/
  • American Psychological Association. (2011). Stress in America: Our health at risk was developed, reviewed and produced by the following team of experts. Disponible en http://www.apa.org/news/press/releases/stress/2011/final-2011.pdf
  • Aparicio, D. (2012). El estrés cotidiano contrae nuestro cerebro. Disponible en https://www.psyciencia.com//2012/25/el-estres-cotidiano-contrae-nuestro-cerebro/
  • Asociación Educar. (2013). ¿Por qué existe el estrés?. Disponible en https://www.psyciencia.com//2013/16/por-que-existe-el-estres/
  • Blackburn et al. (2004). Accelerated telomere shortening in response to life stress. Disponible en http://www.pnas.org/content/101/49/17312.full
  • Bruce, S. (2007). Physiology and neurobiology of stress and adaptation: central role of the brain. Disponible en http://physrev.physiology.org/content/87/3/873.long
  • Chetty et al. (2014). Stress and glucocorticoids promote oligodendrogenesis in the adult hippocampus. Disponible en http://www.nature.com/mp/journal/v19/n12/full/mp2013190a.html
  • Horesh Bergquist, S. (2015). 10 surprising ways stress may be affecting your health. Disponible en http://drsharonbergquist.com/2015/05/10-surprising-ways-stress-may-be-affecting-your-health/
  • Horesh Bergquist, S. (2015). How stress affects your body. Disponible en http://ed.ted.com/lessons/how-stress-affects-your-body-sharon-horesh-bergquist
  • Konturek, P. C., Brzozowski, T., y Konturek, S.J. (2011). Stress and the gut: Pathophysiology, clinical consequences, diagnostic approach and treatment options. Disponible en http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22314561
  • Kuo et al. (2007). Neuropeptide Y acts directly in the periphery on fat tissue and mediates stress-induced obesity and metabolic syndrome. Disponible en http://www.nature.com/nm/journal/v13/n7/abs/nm1611_ja.html
  • Life Length. (2015). La importancia de los telómeros. Disponible en http://www.lifelength.com/esp/importance-of-telomeres.html
  • McEwen B., Seeman, T., Matthews, K., Castellazzo, G., Brownell, K.D., Bell, J., y Ickovics, J.R. (2000). Stress and body shape: Stress-induced cortisol secretion is consistently greater among women with central fat. Disponible en http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11020091
  • Recursos para Profesionales de la Psicología

(PDF): 5000 frases precocinadas para textos científicos

  • 19/10/2015
  • Karemi Rodríguez Batista

Cuando redactamos contenidos científicos no es siempre fácil encontrar palabras que permitan expresarte adecuadamente. Aquellos jóvenes científicos que dan sus primeros pasos en el mundo de la investigación y, por tanto, con menor práctica, pueden encontrar grandes dificultades a la hora de transmitir la idea más simple. De otra forma, algunos científicos experimentados aún con pericia, puede tener bloqueos ocasionales que impidan encontrar las palabras correctas en la redacción de sus trabajos.

Este pequeño libro permitirá a todo aquel interesado en la redacción científica acelerar este proceso. Será capaz de evitar los bloqueos lingüisticos y mejorar considerablemente la calidad de sus textos científicos de una forma sencilla y eficaz.

Lo que aquí se presenta es un compendio exhaustivo de frases específicas y “precocinadas” para cada sección estándar de un documento científico. El lector encontrará frases para el Abstract, Agradecimientos, Presentaciones, Introducción, Material y Método, Discusión, Conclusiones, así como una sección dedicada en su totalidad a la redacción crítica que se extiende a lo largo de todo los texto científicos. De esta manera, cuando el autor se exponga a las barreras ya comentadas, podrá dirigirse, tras identificar la cualidad del problema, a aquella sección que mejor permita satisfacer sus necesidades.

Queremos agradecer a Pedro Margolles García de NeoScientia por preparar este completo y muy útil material.

Descarga: (PDF): 5000 Frases precocinadas para textos científicos

 ¿Quieres descargar material especializado sobre psicología y neurociencias? Visita la web Psico K y podrás acceder a miles de recursos. 

  • Salud Mental y Tratamientos

Todo lo que necesitas saber sobre el sueño

  • 14/10/2015
  • Karemi Rodríguez Batista

En ésta ocasión me gustaría hablarte del sueño; sus funciones, sus fases, su implicación en nuestra salud psicológica, así como de algunas de las  alteraciones más comunes y, finalmente, dejarte con algunas sugerencias de higiene del sueño. Todo esto acompañado de un magistral vídeo realizado por la BBC y algunos recursos más.

Un tercio de nuestra existencia (220.000 horas en 60 años) nos la pasamos con los párpados cerrados, en un misterioso y desconocido estado que denominamos sueño. Pero, ¡ojo! Todo éste tiempo es un tiempo activo y en él ocurren muchos cambios tanto en las actividades mentales como en las funciones corporales, y todas ellas de enorme trascendencia para nuestro equilibrio físico y psíquico. En definitiva, cumple una función reparadora para nuestro organismo, ayuda a la recuperación de energía, la termorregulación, la consolidación del aprendizaje y la memoria, entre otras muchas funciones. 

Fases del sueño

En el período de sueño encontramos dos etapas, denominadas fase de sueño lento o NO REM, y fase de sueño rápido o REM (siglas que corresponden a su nombre en inglés: Rapid Eye Movements o movimientos oculares rápidos). El sueño NO REM, se divide, a su vez, en cuatro fases con características distintas. Estas fases se alternan de manera cíclica mientras permanecemos dormidos (cada 90/100 minutos, aproximadamente, comienza un nuevo ciclo de sueño en el que los últimos 20 o 30 minutos se corresponden con la fase REM).

  • Fase I. Es la fase de sueño ligero, en la que las personas todavía somos capaces de percibir la mayoría de los estímulos (auditivos y táctiles). El sueño en fase I es poco o nada reparador. El tono muscular disminuye en comparación con el estado de vigilia, y aparecen movimientos oculares lentos.
  • Fase II. En esta fase el sistema nervioso bloquea las vías de acceso de la información sensorial, lo que origina una desconexión del entorno y facilita, por tanto, la actividad de dormir. Aquí el sueño es parcialmente reparador y ocupa alrededor del 50% del tiempo de sueño en el adulto. El tono muscular es menor que en fase I, y desaparecen los movimientos oculares.
  • Fase III. Es un sueño más profundo (denominado DELTA), donde el bloqueo sensorial se intensifica. Si nos despertamos durante esta fase, nos sentiremos confusos y desorientados. En esta fase no se sueña, se produce una disminución del 10 al 30 por ciento en la tensión arterial y en el ritmo respiratorio, y se incrementa la producción de la hormona del crecimiento. El tono muscular es aún más reducido que en fase II, y tampoco hay movimientos oculares.
  • Fase IV. Es la fase de mayor profundidad del sueño, en la que la actividad cerebral es más lenta (predominio de actividad delta). Al igual que la fase III, es esencial para la recuperación física y, especialmente, psíquica, del organismo (déficits de fase III y IV causan somnolencia diurna). En esta fase, el tono muscular está muy reducido. No es la fase típica de los sueños, pero en ocasiones pueden aparecer, en forma de imágenes, luces, figuras… sin una línea argumental.
  • Fase REM: Se denomina también sueño paradójico, debido al contraste que supone la atonía muscular (relajación total) típica del sueño profundo, y la activación del sistema nervioso central (signo de vigilia y estado de alerta). En esta fase se presentan los sueños, en forma de narración, con un hilo argumental aunque sea absurdo. La actividad eléctrica cerebral de esta fase es rápida. El tono muscular nulo (atonía muscular o parálisis), impide que la persona dormida materialice sus alucinaciones oníricas y pueda hacerse daño. Las alteraciones más típicas de esta fase son las pesadillas, el sueño REM sin atonía y la parálisis del sueño.

Cantidad y calidad

Respecto a la cantidad ideal, no hay una medida estándar muy fiable porque no todos tenemos las mismas necesidades. Unos están estupendamente con cinco horitas y otros con diez, y ambos extremos son normales. Los jóvenes, los deportistas, la gente que realiza grandes esfuerzos físicos o psíquicos, quienes tienen una constitución más grande suelen necesitar más.

Como anécdota curiosa te cuento que Edison solía dormir un promedio de cinco horas, mientras que Einstein solía dormir diez horas. Lo que importa al final es la calidad más que la cantidad.

Lo que sí que es seguro es que si nos mantenemos despiertos durante un período muy largo de tiempo o si intentamos suprimir el sueño de forma continuada, aparecerán alteraciones en nuestro organismo, por ejemplo: un aumento de ansiedad e irritabilidad, problemas con la atención, concentración y memoria, perdida de reflejos, depresión y en casos severos incluso la muerte.

LO QUE IMPORTA AL FINAL ES LA CALIDAD MÁS QUE LA CANTIDAD

Problemas del sueño

Como hemos visto el hecho de no conseguir un sueño seguido y profundo ocasiona graves problemas. Todos podemos “perder el sueño” puntualmente, esto puede ser por varias razones, por ejemplo: situaciones que conllevan estrés, problemas de salud y medicamentos, demasiadas horas de trabajo/ trabajo por turnos, beber alcohol, comer muy cerca de la hora de acostarse, etc. Sin embargo la mayoría de estas situaciones son puntuales. Cuando esto no es así, cuando está siendo muy constante el problema, nos quedamos dormidos durante el día, roncamos o nos encontramos emocionalmente inestables, entonces tenemos que tomar medidas, pues pueden ser indicadores de alteraciones del sueño. Vamos a ver cuáles son los problemas del sueño según el DSM-V

La edición más reciente del DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, en inglés Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, es la quinta (DSM-V) y propone la siguiente clasificación en su apartado «Trastornos del sueño-vigilia»: 

Trastorno de insomnio

Hablamos de un trastorno de insomnio si tenemos las condiciones favorables para dormir y aún asi predomina una insatisfacción por la cantidad o la calidad del sueño; ya sea dificultad para iniciar o mantener el sueño. Esta alteración nos causa un malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral, educativo, académico, u otras áreas importantes del comportamiento y funcionamiento. Y, además, se produce al menos tres noches a la semana durante un mínimo de tres meses.

Hay muchos factores que intervienen en la aparición y mantenimiento del insomnio. Entre los más importantes destacan los psicológicos (tendencia a dar vueltas a las cosas, dificultades para manejar las emociones negativas, creencias erróneas en relación con el sueño, con los consiguientes hábitos inadecuados), el estrés y el miedo a no dormir.

En el DSM-V también se especifica la duración, así tendríamos:

  • Episódico: los síntomas duran como mínimo un mes pero menos de tres meses
  • Persistente: los síntomas duran tres meses o más
  • Recurrente: dos o más episodios en el plazo de un año

Ten en cuenta, por supuesto, que en cualquiera de los trastornos aquí descritos se evidencia la ausencia de medicamento, droga, o cualquier tipo de sustancia que altere nuestra fisiología.

Trastorno de hipersomnia

Podríamos padecer un trastorno de hipersomnia si presentamos somnolencia excesiva (hipersomnia) a pesar de haber dormido durante un período principal que dura al menos siete horas, añadiendo a esto períodos recurrentes de sueño o un episodio principal de sueño prolongado de más de nueve horas diarias que no es reparador (en decir, no descansamos), o dificultad para estar totalmente despierto después de un despertar brusco, o todas las anteriores.

NO CONSEGUIR UN SUEÑO SEGUIDO Y PROFUNDO OCASIONA GRAVES PROBLEMAS

La hipersomnia se produce al menos tres veces a la semana durante un mínimo de tres meses y se acompaña de malestar significativo o deterioro en lo cognitivo, social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

En el DSM-V también se especifica la duración y la gravedad. En cuanto a duración tendríamos:

  • Agudo: duración inferior a un mes
  • Subagudo: duración de 1–3 meses
  • Persistente: duración superior a tres meses

En cuanto a gravedad se basa en el grado de dificultad para mantener la alerta durante el día y así tendríamos:

  • Leve: dificultad para mantener la alerta durante el día, 1–2 días/semana
  • Moderado: de 3–4 días/semana
  • Grave : de 5–7días/semana. 

Narcolepsia

Es el caso más grave de las hipersomnias, es un trastorno del sueño que causa somnolencia excesiva y ataques de sueño incontrolables y frecuentes durante el día, otros dos criterios que acompañan el diagnóstico son la presencia de cataplexia (una pérdida del tono muscular y debilidad repentina) y la deficiencia de hipocretina.  Estos episodios se han de haber producido al menos tres veces por semana durante los últimos tres meses.

Alrededor de la mitad de los individuos con narcolepsia pasa por estados parecidos al sueño, entre el sueño y la vigilia (alucinaciones hipnagógicas). La narcolepsia se origina por concentraciones bajas de mensajeros químicos en el cerebro (dopamina y noradrenalina), y por factores genéticos.

En el DSM-V se especifican también: narcolepsia sin cataplejía pero con deficiencia de hipocretina, narcolepsia con cataplejía pero sin deficiencia de hipocretina, ataxia cerebelosa autosómica dominante, sordera y narcolepsia, narcolepsia autosómica dominante, obesidad y diabetes de tipo 2, y narcolepsia secundaria a otra afección médica.

Y la gravedad está indicada por la presencia de la cataplejía, desde leve (menos de una a la semana) hasta grave (diaria y resistente a fármacos). 

Trastornos del sueño relacionados con la respiración

En estos trastornos son característicos los episodios repetidos de obstrucción o colapso de la vía aérea superior que tiene lugar mientras dormimos, debido a que la vía respiratoria se estrecha, se bloquea o se vuelve flexible.

La apnea se define como una interrupción temporal de la respiración de más de diez segundos de duración provocando un colapso, bien mediante la reducción (hipopnea) o bien mediante la detención completa (apnea) del flujo de aire hacia los pulmones, y puede producir, entre otros efectos, una disminución de los niveles de oxígeno y un aumento del nivel de anhídrido carbónico (CO2) en la sangre, así como un pequeño despertar a menudo subconsciente (arousal), que permite recuperar la respiración normal hasta que se produce el siguiente episodio. Por lo general, la respiración vuelve a la normalidad, a veces con un ronquido fuerte o con un sonido parecido al que una persona hace cuando se atraganta.

La duración de las pausas puede variar entre unos pocos segundos a varios minutos, y normalmente se producen entre 5 y 30 veces por hora, aunque es cierto que la mayoría de las personas sufren breves episodios de apnea mientras duermen. Si las pausas ocurren entre 10 y 20 veces por hora, el trastorno se considera leve; si ocurre entre 20 y 30 veces por hora, moderado y si ocurren más de 30 veces por hora se clasifica como severo.

En la versión actualizada del manual encontramos la clasificación de estos trastornos en tres tipos:

Apnea e hipopnea obstructiva del sueño

Provocada por la relajación de los tejidos blandos de la parte posterior de la garganta o por la estrechez de ésta, lo cual bloquea el paso del aire. Esto ocasiona fuertes ronquidos, que si se continúan obstruyen completamente la vía y deteniendo el paso de aire totalmente. Es uno de los trastornos del sueño más frecuentes, pero se conoce desde hace sólo unos 30 años.

Apnea central del sueño

Está causada porque el cerebro deja de enviar estímulo respiratorio durante cortos episodios de tiempo, lo que provoca irregularidades en la respiración. Se debe a que hay una disfunción de los centros respiratorios.

La gravedad de la apnea central del sueño se clasifica según la frecuencia de las alteraciones de la respiración así como el grado de saturación de oxígeno asociada y la fragmentación del sueño que se produce a consecuencia de las alteraciones respiratorias repetitivas.

LAS PESADILLAS SE PRODUCEN DE FORMA PROLONGADA, REPETIDOS SUEÑOS SUMAMENTE DISFÓRICOS Y QUE SE RECUERDAN BIEN

Hipoventilación relacionada con el sueño

Consiste en una disminución de la cantidad de oxigeno (O2) y aumento de los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la sangre arterial, sin que exista apnea (intervalo de tiempo sin respirar). Se debe a una deficiencia de la actividad del sistema respiratorio que se manifiesta particularmente mientras el paciente duerme y entre algunas causas encontramos una afección médica, como un trastorno o un trastorno neuromuscular, de la pared torácica u obesidad.

Trastornos del ritmo circadiano de sueño-vigilia

Nuestro ciclo circadiano abarca 24 horas, divididas en ocho para el sueño y 16 para la vigilia, regido por un «reloj biológico» interno que nos dicta cuándo despertar y cuándo dormir. Cuando hay interrupciones en este ciclo de manera recurrente, cuando la interrupción del sueño produce somnolencia excesiva o insomnio, o ambos, y cuando tal alteración nos causa un malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento, entonces hablamos de un trastorno en esta área.

También se especifica en relación a la duración y así tenemos: episódico (los síntomas duran como mínimo un mes pero menos de tres meses), persistente (los síntomas duran tres meses o más) y recurrente (dos o más episodios en el plazo de un año).

Parasomnias

Trastornos del despertar del sueño no REM

 En este tipo de trastorno presentamos episodios recurrentes de despertar incompleto del sueño, que generalmente se producen durante el primer tercio del período principal del sueño, y que van acompañados ya sea de sonambulismo (episodios repetidos en los nos levantamos de la cama y caminamos durante el sueño, tenemos la mirada fija y en blanco; y somos relativamente insensibles a los esfuerzos de otras personas para comunicarse con nosotros) o de terrores nocturnos (episodios recurrentes de despertar brusco con terror, que generalmente comienzan con gritos de pánico. Durante cada episodio, existe un miedo intenso y signos de alerta autónoma, como midriasis, taquicardia, taquipnea y sudoración).

sueño
Imagen: Flickr

Además, no llegamos a recordar los sueños o el recuerdo es mínimo y, como en la mayoría, causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Trastorno de pesadillas

Estas se producen de forma prolongada, repetidos sueños sumamente disfóricos y que se recuerdan bien, que por lo general implican esfuerzos para evitar amenazas contra la vida, la seguridad o la integridad física y que acostumbran a suceder durante la segunda mitad del período principal de sueño. Cuando nos despertamos nos encontramos orientados y alertas.

Entre las especificaciones que nos marca el DSM-V encontramos la duración y la gravedad, ésta última en función de la frecuencia con que suceden las pesadillas.

Trastorno del comportamiento del sueño REM

Para hablar de este trastorno necesitamos que sean episodios repetidos de despertar durante el sueño, asociados a vocalización y/o comportamientos motores complejos, que se produzcan durante la fase REM, estar totalmente despiertos y alertas al despertar de los mismos. Y, como en los anteriores, presentar un malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento (que pueden incluir lesiones a uno mismo o a la pareja), Además de que ésta alteración no se atribuya a los efectos fisiológicos de una sustancia y haber descartado otro tipo de trastornos mentales o médicos.

Síndrome de las piernas inquietas

No se sabe exactamente la causa del síndrome de las piernas inquietas (SPI). Puede deberse a un problema con la forma como las células del cerebro utilizan la dopamina. La dopamina es un químico cerebral que ayuda con el movimiento muscular.

Este síndrome lleva a sensaciones desagradables en la parte inferior de las piernas. Estas sensaciones provocan unas ganas irrefrenables de mover las piernas. Podemos experimentar sensaciones de tirones, ardores, hormigueos, palpitaciones, picazones, etc. Y son peores en la noche cuando estamos acostados, aunque algunas veces ocurren durante el día, comienzan o empeoran al acostarnos o sentarnos por períodos prolongados y pueden una hora o más y todo esto se traduce también en problemas de sueño.

También se han incluido las siguientes clasificaciones que por motivos de espacio no se incluyen pero te recomiendo que lo tengas en cuenta:

  • Trastorno del sueño inducido por sustancias/medicamentos
  • Otro trastorno de insomnio especificado
  • Otro trastorno de hipersomnia
  • Trastorno de hipersomnia no especificado
  • Otro trastorno del sueño-vigilia especificado
  • Trastorno del sueño-vigilia no especificado 

Tratamientos para los trastornos del sueño

Los abordajes cognitivo conductuales para adultos con insomnio cuentan con apoyo empírico muy sólido. Tenemos la terapia cognitivo conductual; la terapia de restricción del sueño, la terapia de control de estímulos, el entrenamiento en relajación y la intención paradójica.

Respecto de la utilización de medicación, investigaciones recientes han indicado que la eficacia del abordaje cognitivo conductual es similar al tratamiento combinado o la farmacoterapia  lo que resalta la importancia de la intervención sobre los aspectos cognitivos y ambientales del trastorno (ver estudio aquí).

En referencia a las parasomnias, la mayoría de estas alteraciones no requiere tratamiento específico y suelen mejorar con medidas educativas generales. Sin embargo, cuando el trastorno puede comprometer la seguridad del enfermo o de sus familiares o cuando se acompaña de adormecimiento diurno puede ser necesaria la derivación a un especialista en trastornos del sueño. El tratamiento puede implicar la intervención médica con medicamentos recetados o modificación de la conducta a través de la hipnosis o la relajación / mental de imágenes (ver estudio aquí).

Finalmente, para las intervenciones en pesadillas, suelen enfocarse en la reducción del estrés, que suele ser la causa común de éste problema, con técnicas de relajación típicas y psicoterapia. (ver revisión exhaustiva de las técnicas aquí).

Saber más y herramientas para dormir mejor

A continuación te dejo con dos vídeos. El primero  es un documental de la BBC, donde nos hablarán un poco de algunos estudios sobre el sueño y su implicación en la salud mental, y el segundo vídeo con unas breves pero eficaces pautas sobre la higiene del sueño.

Vídeo: ¿Por qué soñamos?

Video: “Higiene del sueño”

Si quieres profundizar un poco más, así como conocer algunas pautas dormir mejor te recomiendo que te descargues las siguientes:

  • Aprendiendo a conocer y manejar el insomnio
  •  ¿Qué puedo hacer para dormir mejor?
  • Consejos para dormir mejor

Imagen: Shutterstock

Fuentes:

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Washington, DC.
  • El sueño (2007). En Enciclopedia de la Psicología (Vol. 4, 11-55 pp). España: Océano
  • García-Herrera, J. M. y Nogueras Morillas, E. V. (2014). ¿Qué puedo hacer para dormir mejor?
  • Medline Plus. (2013). Sonambulismo.
  •  Ruíz de la Rosa, J. (2014). Sueños. .
  • U.S. Department of Health and Human Services. (2015). Problemas del sueño.
  • Webconsultas. (2015). Las fases del sueño. .

Paginación de entradas

Anterior1234

💌 Recibe nuestros artículos en tu correo.  

Regístrate
PSYCIENCIA PRO
  • Inicia sesión
  • Cuenta
  • Cierra sesión
  • Artículos
  • Recursos
  • Webinars
Recomendados
  • El estatus científico de las técnicas proyectivas
  • El diagnóstico del TDAH en adultos: características clínicas y evaluación
  • Cómo actuar cuando alguien expresa directa o indirectamente pensamientos de suicidio
Tips para terapeutas
  • Cómo ayudar a los pacientes cuando experimentan mucha ansiedad y desregulación en la sesión
  • ¿Qué hacer cuando tu paciente no para de hacer juicios sobre si mismo?
  • Cómo podemos motivar a un adolescente a realizar terapia de exposición
Recursos
  • Adelantándose a tu mente – Tips prácticos para terapeutas ACT
  • No puedo dejar de pensar: 20 ejercicios para ayudar a los pacientes para liberarse de los pensamientos obsesivos y rumia
  • Preferencias de tratamiento en salud mental: Una escala para incrementar las opciones de los consultantes
Podcast
  • «La vida del terapeuta», con Fabián Maero – Watson, episodio 5
  • «La construcción de una carrera con sentido» con Tiare Tapia – Watson, episodio 21
  • «No le tengo miedo al exilio» con Pablo Gagliesi – Watson, episodio 16
Webinars
  • Cómo construir la alianza terapéutica en niños y adolescentes
  • Cómo potenciar intervenciones terapéuticas a través de los estilos de comunicación en DBT
  • Abordaje transdiagnóstico de la depresión en adolescentes
Psyciencia
  • Contáctanos
  • Publicidad
  • Nosotros
  • Publica
Psicologia y neurociencias en español todos los días

Ingresa las palabras de la búsqueda y presiona Enter.