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The Conversation

36 Publicaciones
The Conversation ofrece comentarios informados y debates sobre temas de relevancia global
  • Análisis

Los pensamientos nocturnos: ¿Qué preocupa a las personas antes de dormir?

  • The Conversation
  • 17/10/2023

Te encuentras acostado en la cama, intentando conciliar el sueño, pero los pensamientos acelerados no cesan. En lugar de ello, tu cerebro está ocupado elaborando planes detallados para el próximo día, reviviendo momentos embarazosos («¿por qué dije eso?»), o generando pensamientos aparentemente aleatorios («¿dónde está mi certificado de nacimiento?»).

Muchos usuarios de redes sociales han compartido videos sobre cómo conciliar el sueño más rápido al crear «escenarios ficticios«, como una trama romántica en la que eres el personaje principal.

Pero, ¿qué dice la investigación al respecto? ¿Influye lo que pensamos antes de acostarnos en la calidad de nuestro sueño?

Cómo piensas en la cama afecta tu calidad de sueño

Resulta que las personas que duermen bien y aquellas que duermen mal tienen diferentes tipos de pensamientos antes de acostarse.

Los buenos durmientes informan que experimentan principalmente imágenes sensoriales visuales a medida que se sumergen en el sueño: ven personas y objetos y tienen experiencias parecidas a los sueños.

Pueden tener pensamientos menos ordenados y experiencias más alucinatorias, como imaginar que participan en eventos en el mundo real.

Para las personas con insomnio, los pensamientos previos al sueño tienden a ser menos visuales y más centrados en la planificación y la resolución de problemas. Estos pensamientos suelen ser también más desagradables y menos aleatorios que los de los buenos durmientes.

Las personas con insomnio también tienden a preocuparse por el sueño mientras intentan dormir, lo que lleva a un ciclo vicioso; hacer esfuerzos por dormir en realidad te despierta más.

Las personas con insomnio a menudo informan preocupaciones, planificación o pensamientos sobre asuntos importantes a la hora de acostarse, o se centran en problemas o ruidos en el entorno y tienen una preocupación general por no poder dormir.

Lamentablemente, toda esta actividad mental antes de dormir puede evitar que concilies el sueño.

Un estudio encontró que incluso las personas que suelen dormir bien pueden tener problemas para dormir si están estresadas por algo a la hora de acostarse (como la perspectiva de tener que dar un discurso al despertar). Incluso niveles moderados de estrés a la hora de acostarse podrían afectar el sueño esa noche.

Otro estudio de 400 adultos jóvenes examinó cómo el «binge viewing» (ver varios episodios de una serie de televisión de manera continua) podría afectar el sueño. Los investigadores encontraron que niveles más altos de «binge viewing» estaban relacionados con una peor calidad de sueño, más fatiga y un aumento de los síntomas de insomnio. La «activación cognitiva», o activación mental, causada por una narrativa interesante y la identificación con los personajes, podría desempeñar un papel en esto.

La buena noticia es que existen técnicas que puedes utilizar para cambiar el estilo y el contenido de tus pensamientos antes de dormir. Estas técnicas pueden ayudar a reducir la activación cognitiva nocturna o reemplazar pensamientos no deseados por otros más agradables. Estas técnicas se llaman «reorientación cognitiva».

¿Qué es la reorientación cognitiva?

La reorientación cognitiva, desarrollada por el investigador en psicología estadounidense Les Gellis, implica distraerte con pensamientos agradables antes de acostarte. Es similar a los «escenarios ficticios» de los que hablan los usuarios de redes sociales, pero el truco está en pensar en un escenario que no resulte demasiado interesante.

Decide antes de acostarte en qué te enfocarás mientras te encuentras allí esperando que llegue el sueño.

Elige una tarea cognitiva atractiva con suficiente amplitud para mantener tu interés y atención, pero que no provoque una activación emocional o física. Por lo tanto, nada que sea demasiado aterrador, emocionante o estresante.

Por ejemplo, si te gusta la decoración de interiores, podrías imaginarte decorando una habitación en tu casa. Si eres aficionado al fútbol, podrías reproducir mentalmente una jugada o imaginar una estrategia de juego. Un amante de la música podría recitar mentalmente letras de su álbum favorito. Un tejedor podría imaginar que teje una manta. Sea lo que elijas, asegúrate de que se adapte a ti y a tus intereses. La tarea debe resultar agradable sin ser demasiado estimulante.

La reorientación cognitiva no es una solución infalible, pero puede ser útil.

Un estudio en personas con insomnio encontró que aquellos que probaron la reorientación cognitiva experimentaron mejoras significativas en los síntomas de insomnio en comparación con un grupo de control.

Cómo la sabiduría antigua puede ayudarnos a dormir

Otra técnica ancestral es la meditación de la atención plena.

La práctica de la meditación puede aumentar nuestra autoconciencia y hacernos más conscientes de nuestros pensamientos. Esto puede ser útil para lidiar con la rumiación; a menudo, cuando intentamos bloquear o detener los pensamientos, puede empeorar la situación.

El entrenamiento en la atención plena puede ayudarnos a reconocer cuando nos estamos sumiendo en una espiral de rumiación y permitirnos retroceder, casi como un observador pasivo.

Prueba simplemente observar los pensamientos sin juzgar. Incluso podrías saludar a tus pensamientos y dejar que vengan y se vayan. Permíteles estar allí y obsérvalos por lo que son: solo pensamientos, nada más.

La investigación de nuestro grupo ha demostrado que las terapias basadas en la atención plena pueden ayudar a las personas con insomnio. También puede ayudar a las personas con trastornos psiquiátricos como el trastorno bipolar, el trastorno obsesivo-compulsivo y la esquizofrenia a dormir mejor.

¿Qué puede ayudar a aliviar tus pensamientos previos al sueño?

Un buen sueño comienza desde el momento en que te despiertas. Para darte la mejor oportunidad de tener una buena noche de sueño, comienza por levantarte a la misma hora todos los días y exponerte a la luz de la mañana (independientemente de cuánto hayas dormido la noche anterior).

Mantén un horario de acostarte consistente, reduce el uso de tecnología por la noche y haz ejercicio regular durante el día.

Si tu mente está ocupada a la hora de acostarte, prueba la reorientación cognitiva. Elije un «escenario ficticio» que capte tu atención pero que no sea demasiado aterrador ni emocionante. Ensaya este escenario en tu mente a la hora de acostarte y disfruta de la experiencia.

También podrías intentar:

  • Mantener una rutina de acostarse consistente para que tu cerebro pueda relajarse.
  • Anotar tus preocupaciones más temprano en el día (así no pensarás en ellas a la hora de acostarte).
  • Adoptar una mentalidad más compasiva contigo mismo (¡no te castigues por tus supuestas carencias a la hora de acostarte!).

Artículo recomendado: 14 Recursos clínicos para abordar el insomnio

  • Ciencia y Evidencia en Psicología
  • Neurociencias

Un avance monumental: el primer atlas de las células del cerebro humano

  • The Conversation
  • 17/10/2023
an artist s illustration of artificial intelligence ai this image represents how machine learning is inspired by neuroscience and the human brain it was created by novoto studio as par

El cerebro, esa intrincada red de casi cien mil millones de neuronas y otro tanto de células no neuronales –astrocitos y oligodendrocitos, entre otros–, ha cautivado y desafiado a la comunidad científica durante siglos. 

Para entender cómo los circuitos neuronales permiten que nos emocionemos con el olor de un perfume, sintamos empatía o mostremos comportamientos complejos como la creatividad o la toma de decisiones éticas, primero debemos comprender la estructura y la función de los diferentes tipos de células cerebrales y su relación. 

Claro que, como podrán imaginar, identificar tantos miles de millones de células cerebrales es todo un reto científico y tecnológico, más aún si queremos caracterizar cada tipo de célula en particular. Pues bien, este monumental esfuerzo se acaba de llevar a cabo con éxito.

Al fin un censo de las células cerebrales

Para poder hacer realidad un proyecto tan ambicioso, en 2017 se creó la red de investigación para el censo de células cerebrales, llamada BICCN (por sus siglas en inglés). Esta red engloba a más de treinta laboratorios de diversas disciplinas. Su objetivo es identificar, caracterizar y mapear cada tipo de célula del cerebro en humanos, primates no humanos y ratones.

Los estudios de la BICCN, gracias al empleo de las tecnologías más avanzadas que hasta ahora solo se aplicaban a modelos animales, han dado sus primeros frutos: han revelado la composición celular detallada del cerebro humano, tanto adulto como durante su desarrollo. Los hallazgos se detallan en una serie de veinticuatro artículos científicos, en su mayoría publicados en las prestigiosas revistas Science y Science advances. 

Y lo han hecho en tres diferentes niveles de estudio: el transcripcional, que nos indica la función de las células a través de la expresión de sus genes; el epigenético, que nos revela cómo se activan o desactivan estos genes por la edad y por factores ambientales; y el nivel funcional, que se refiere, por ejemplo, a si las neuronas excitan o inhiben a otras neuronas.

La integración de estos resultados muestra que, como cabía esperar, además de la variación entre regiones cerebrales, también la hay entre los cerebros de cada persona. Es decir, no existe un único prototipo de cerebro humano, sino un amplio rango genético y de respuesta al ambiente, tanto en individuos sanos como en diferentes estados de enfermedad.

Dos atlas y dos análisis comparativos

La enorme y compleja investigación a nivel de análisis de células individuales ha proporcionado resultados interesantísimos. En primer lugar se han generado dos atlas: uno de células individuales del cerebro humano adulto, y otro de células individuales de primates no humanos también adultos (macacosy titíes).

Asimismo, se han presentado dos análisis comparativos, uno de células individuales entre cerebros humanos y de primates no humanos, y otro entre células individuales durante el desarrollo del cerebro tanto en humanos como en primates no humanos. 

Finalmente, se han analizado y modelizado la función y la distribución de los tipos celulares neuronales humanos y su comparación con los de ratón. Como dirían en mi tierra: “Casi ná”.

Descripción detallada de más de tres millones de células

Entre los resultados más importantes destaca la descripción detallada de más de tres millones de células cerebrales a nivel individual (entre las que se incluyeron más de dos millones de neuronas) de casi cien zonas diferentes del cerebro humano adulto. 

Representación abstracta de la diversidad celular en el cerebro. Ecke rBehrens/ Institute Salk, CC BY-NC-SA

Los hallazgos indican que el cerebro no es nada homogéneo. Aunque todas las células del cerebro comparten el mismo ADN, cada una de ellas usa diferentes genes en distintas cantidades. Eso da lugar a un nivel de diversidad y especialización celular absolutamente asombroso. Cada área cerebral contiene un conjunto específico de tipos de células y en diferentes estados funcionales. Además de ayudarnos a entender cómo funciona el cerebro, conocerlos será de una gran utilidad clínica en relación con enfermedades cuya alteración cerebral puede ser diferente según la persona que lo sufra, como los tumores cerebrales, la epilepsia o la esclerosis múltiple, por citar algunas.

Curiosamente, las neuronas más singulares se encuentran en la corteza visual primaria (V1), que se ha convertido en el epicentro de fascinantes descubrimientos sobre cómo interpretamos y percibimos el mundo visual que nos rodea. Esta región cerebral no es solo un procesador de imágenes, sino también un mosaico impresionante de células que, en conjunto, crean el rico tapiz de nuestra experiencia visual, permitiéndonos discernir formas, colores y movimientos con asombrosa precisión.

Este trabajo sienta las bases para entender cómo las variaciones en la estructura celular pueden influir en nuestra capacidad para procesar información y realizar diversas funciones cognitivas.

Pequeñas pero significativas diferencias con nuestros parientes cercanos

Más aún, otra investigación revela también sorpresas en las células del cerebro humano cuando las comparamos con las de nuestros parientes más cercanos, los chimpancés y los gorilas. Aunque compartimos con ellos una estructura celular cerebral básica, nuestras neuronas utilizan diferentes genes para conectarse y formar circuitos en el cerebro. Este detalle indica que pequeños cambios en las conexiones neuronales podrían impulsar evolutivamente nuestras capacidades cognitivas, tales como el razonamiento complejo y la creación de lenguajes avanzados. 

Sumándose a estos resultados, el equipo desveló una interesante similitud neuronal entre chimpancés y gorilas, pese a que los chimpancés y los humanos comparten un ancestro más inmediato. Esto pone de relieve la excepcionalidad de la biología cerebral que nos hace humanos, desplegando un abanico de posibilidades como la invención de herramientas, la composición de majestuosas sinfonías y la percepción de la delicada sensibilidad en la poesía.

Implicaciones en trastornos del desarrollo como el autismo

En relación con el estudio del desarrollo de la corteza cerebral humana, que se despliega a través de nuestra etapa prenatal y continúa durante muchos años tras el nacimiento, se han analizado minuciosamente más de 700.000 células provenientes de 169 muestras de tejido de 106 donantes. 

Así, se han podido establecer cómo se desarrollan y se diferencian diversas células en el cerebro, incluyendo las neuronas que se encargan de emitir señales eléctricas, aquellas que las regulan, las células gliales que son las “cuidadoras” del entorno neuronal, y las células que conforman nuestros vasos sanguíneos cerebrales, siendo todas ellas piezas fundamentales en el majestuoso puzzle de nuestra maquinaria cerebral.

En cuanto a las implicaciones que estos hallazgos tienen en trastornos del desarrollo como el autismo, este trabajo nos presenta una perspectiva de cómo pequeños cambios en esta compleja danza de desarrollo celular pueden llevar a condiciones que afectan profundamente a la interacción social y comunicativa. Por ejemplo, al entender más acerca de cómo las neuronas y las células gliales se desarrollan y se comunican entre sí, podemos comenzar a desentrañar los misterios de por qué, en algunas personas, este proceso difiere y cómo esto puede impactar en la forma en la que perciben e interactúan con el mundo. 

Por si fuera poco, el estudio ilumina las sutiles pero significativas diferencias en la expresión génica entre niñas y niños respecto al autismo, proporcionando un prisma a través del cual poder examinar por qué este trastorno muestra diferentes tasas de incidencia y manifestación entre géneros.

Independientemente de la enorme valía de cada uno de los resultados publicados, el esfuerzo interdisciplinar aquí demostrado permite avanzar hacia el objetivo común de conocer el desarrollo y el funcionamiento del cerebro que nos hace humanos. Además de abrir las puertas a una nueva era de investigación en el origen de las enfermedades neurológicas.

Por Francisco José Esteban Ruiz, profesor titular de biología celular, Universidad de Jaén

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su republicación en Psyciencia.

  • Análisis
  • Salud Mental y Tratamientos

¿Qué puede llevar a un adolescente a quitarse la vida?

  • The Conversation
  • 05/07/2023

Por David Roncero Villarreal, Profesor Ayudante Doctor, Universidad Francisco de Vitoria

En el año 2021, 75 jóvenes de entre 10 y 19 años se suicidaron en España, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Esta cifra supuso más del 11 % del total de todas las muertes registradas en esta franja de edad, constituyendo la segunda causa de muerte externa después de los accidentes de tráfico. La precocidad de la conducta suicida es, sin duda, alarmante.

España no es un caso aislado. El suicidio es una de las principales causas de muerte entre los jóvenes a nivel mundial. La situación ha despertado la necesidad urgente de comprender los diversos factores que contribuyen a este fenómeno para implementar estrategias efectivas de prevención y apoyo.

¿Por qué tantos adolescentes se plantean el suicidio?

No hay una respuesta fácil a esta pregunta. Existen múltiples factores de riesgo y protección, tanto personales como del entorno. Estos factores interactúan produciendo un resultado diferente en cada persona. De ahí que estemos ante un problema complejo.

Según una reciente investigación, los problemas de salud mental parecen ser el factor de riesgo más asociado con la conducta suicida en adolescentes. Principalmente la depresión, aunque también otros como la ansiedad o los trastornos alimentarios. Cuando confluyen varios trastornos mentales, o cuando se combinan con abuso de alcohol o drogas, el riesgo se dispara.

No obstante, es muy importante señalar que la mayoría de los adolescentes con trastorno mental no intentan suicidarse. Y, por supuesto, muchos adolescentes que cometen estos actos no presentan ningún trastorno mental.

Bullying, conflictos familiares y violencia sexual lo precipitan

Los eventos vitales adversos se consideran factores precipitantes. Entre los eventos estresantes más comúnmente asociados a la conducta suicida destacan los conflictos familiares, haber sido víctima de violencia sexual, sufrir maltrato en la infancia o sufrir bullying. Sin embargo, en un adolescente vulnerable, las rupturas de pareja, los cambios de residencia, el fracaso escolar y otras situaciones también podrían actuar como detonantes.

Determinados rasgos de personalidad como la impulsividad, el perfeccionismo o el uso de estrategias de afrontamiento centradas en la emoción o en la evitación aumentan el impacto negativo que tienen los eventos vitales adversos.

Por último, debemos subrayar la importancia de los intentos de suicidio previos: un adolescente que ha intentado suicidarse no siempre volverá a intentarlo, pero es cierto que la probabilidad aumenta.

¿Qué factores protegen a los adolescentes de la conducta suicida?

La probabilidad de llevar a cabo un acto suicida se reduce cuando confluyen ciertos actores de protección. Se relacionan con la resiliencia, que es la capacidad que las personas tienen para adaptarse y sobreponerse a eventos vitales adversos.

Algunos de los factores personales de protección identificados entre adolescentes son la valoración positiva de las propias capacidades (autoconcepto positivo); la capacidad para regular los propios pensamientos y emociones de cara a la consecución de los propios objetivos (flexibilidad cognitiva) y la gestión adecuada de emociones como el enfado, la frustración y la tristeza (autocontrol emocional).

También el apoyo social tiene una gran importancia. Y lo mismo pasa con el sentido de pertenencia y aceptación positiva en una comunidad. La percepción por parte de los adolescentes de que pueden apoyarse emocionalmente en familiares y amigos hace que el impacto de los eventos negativos sea mucho menor. Por eso, hablar del suicidio con un adolescente vulnerable es aconsejable, ya que este percibe el apoyo y tiene la posibilidad de considerar opciones alternativas.

El sentido o propósito de vida funciona asimismo como escudo protector frente a los intentos de suicidio a lo largo de la vida.

Prevenir el suicidio en los adolescentes

Después de lo expuesto, se puede llegar a la conclusión de que es posible prevenir el suicidio, ya que la mayoría de los factores de riesgo y protección pueden ser modificados. Muchos de los jóvenes que intentan suicidarse en realidad no quieren morir, sino dejar de sufrir. Estos adolescentes pueden pensar en el suicidio como una salida, al verse superados por los problemas a los que se enfrentan sin disponer de recursos suficientes para manejarlos.

Por todo ello, desde una perspectiva general, la prevención del suicidio en adolescentes está estrechamente relacionada con la protección y la promoción del bienestar en la infancia, a través de la disminución de los factores de riesgo y la promoción de los factores de protección mencionados. Para ello, se precisa una aproximación multidisciplinar e integral de todos los ámbitos, agentes y estamentos sociales, cada uno con su cometido específico.

Un elemento clave consiste en la detección temprana de adolescentes con mayor vulnerabilidad. Con esta finalidad se han desarrollado programas específicos de entrenamiento que buscan capacitar a personas no expertas, denominados gatekeepers.

Familiares, profesionales de la salud y maestros pueden ser entrenados para reconocer las señales de advertencia, responder adecuadamente y dirigir a las personas en riesgo hacia los recursos adecuados de ayuda y apoyo.

No obstante, queda mucho por hacer y la efectividad de estos programas de intervención no está del todo clara. Parece que ninguna iniciativa o estrategia de prevención se destaca por encima de las otras: lo que podría funcionar es combinar estrategias a nivel individual y poblacional.

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su republicación en Psyciencia.

  • Análisis

Fentanilo: cómo actua en tu cerebro

  • The Conversation
  • 26/05/2023

En la última década, el consumo recreativo del fentanilo se ha incrementado de forma considerable, lo que ha generado y continúa generando estragos en los Estados Unidos. En cuestión de tres años, las muertes por sobredosis de este opiáceo han aumentado en más del 90 %. En 2021 se le atribuyeron unos 70 000 fallecimientos en ese país.

Pero ya no es un fenómeno exclusivamente estadounidense. Por ejemplo, según las estadísticas del Plan Nacional sobre Drogas (EDADES 2022) de España, el 15,8 % de la población de 15 a 64 años reconoce haber tomado analgésicos opioides con o sin receta en alguna ocasión. Concretamente, el consumo del fentanilo se ha incrementado del 3,6 % en 2020 a un 14 % en 2022. 

Además, cabe destacar que muchas veces se combina con otros fármacos como el alcohol, la heroína o metadona, lo que incrementa sus efectos y, en consecuencia, la adicción al fármaco o, incluso, la muerte.

Más adictivo, tóxico y barato

Como apuntábamos antes, el fentanilo pertenece a la categoría de los opiáceos (que pueden ser de origen natural o sintético), uno de los analgésicos más potentes de los que dispone la humanidad. La sustancia natural, conocida como opio, se obtiene de la planta Papaver somniferum –más conocida como adormidera–, cuyo uso es conocido desde la antigüedad.

Pese a ser fármacos muy útiles en la medicina, en los últimos años se ha registrado un rápido crecimiento del mercado negro de los opiáceos sintéticos. Es la nueva moda en el mundo de las sustancias psicoactivas. 

Estos compuestos estupefacientes tienen propiedades similares a la morfina y a la heroína, pero su potencial adictivo y su toxicidad son mayores. A esto hay que añadir que son más baratos de fabricar y, por lo tanto, económicos para el consumidor, incrementando el riesgo de sobredosis. 

Y entre esos nuevos fármacos de laboratorio destaca el fentanilo, 50 veces más potente que la heroína. Sintetizado por primera vez en 1960 por el médico e investigador belga Paul Janssen, fue utilizado a partir de 1963 como analgésico intravenoso. Pero en los años 70 y 80 empezó a consumirse con otros fines.

Así secuestra el cerebro

En nuestro organismo existen más de 20 péptidos opiáceos endógenos, como las endorfinas, las encefalinas y las dinorfinas. Actúan mediante receptores específicos y facilitan que sustancias sintéticas como el fentanilo tengan lugares específicos donde producir sus efectos. 

Sabemos que, dentro del sistema nervioso central, dichos compuestos estimulan lo que conocemos como sistema cerebral de la recompensa. Este circuito comprende diferentes estructuras –corteza prefrontal, área tegmental ventral, núcleo accumbens– y se encarga de regular el placer, memorizar estímulos de nuestro entorno, facilitar el aprendizaje y controlar nuestros comportamientos. 

La potente estimulación que inducen las drogas sobre este sistema provoca neuroadaptaciones (cambios cerebrales) y promueve la tolerancia (harán falta cada vez más dosis para alcanzar los efectos deseados), la dependencia, la adicción y el síndrome de abstinencia. 

El efecto placentero o reforzante producido por el fentanilo depende del sistema dopaminérgico mesolímbico, las vías que usa el neurotransmisor dopamina para distribuirse por el cerebro. Sin embargo, tras un consumo continuado comienzan a producirse las primeras neuroadaptaciones que afectan al estriado dorsal, región implicada en la formación de hábitos.

Los órganos reclaman la droga

Si el consumo se interrumpe, aparece un estado emocional negativo que pone en marcha el circuito del estrés. Entonces aumenta la liberación del neurotransmisor noradrenalina, se enciende la amígdala y se incrementan los niveles del factor de liberación de la corticotropina, una hormona también relacionada con la tensión emocional. 

Este torbellino de reacciones provoca síntomas vinculados a la activación del sistema nervioso autónomo, cuya función es regular la actividad de los órganos internos –corazón, hígado, órganos reproductores, glándulas sudoríparas, etc.– para adaptarse a las demandas del medio. Son los temblores, sudores, vómitos o taquicardia con los que se manifiesta el síndrome de abstinencia cuando cesa la administración de la droga. 

Además, la aparición del ansia por conseguir y consumir la sustancia se relaciona con neuroadaptaciones en la corteza cerebral, el hipocampo y la amígdala, que intensifican el deseo ante las señales asociadas al consumo. 

Todas estas transformaciones promueven la adicción, una enfermedad crónica, por lo que dejar de tomar fentanilo resulta cada vez es más complicado. El organismo ha generado la necesidad de la droga para poder funcionar.

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su republicación en Psyciencia.

  • Análisis

Repetir curso no es bueno para casi nadie

  • The Conversation
  • 19/10/2022

La repetición de curso está regulada por ley en la mayoría de los países, con ligeras variaciones legislativas entre ellos. En esencia, se trata de que el alumnado de bajo rendimiento escolar permanezca un año más en el curso que no ha superado. La medida parece razonable y aséptica: si el estudiante no alcanza el nivel exigible, tendrá que repetirlo. Pura lógica. 

Sin embargo, si se analiza con cierto detalle, aparecen muchos matices a esa lógica. El primero de todos: ¿es eficaz la medida? ¿Repetir curso mejora el rendimiento escolar de los repetidores? Y en el plano personal, ¿ayuda al crecimiento y maduración del alumnado? Veamos qué dicen los datos disponibles. 

La repetición escolar por el mundo

La repetición escolar afecta a aproximadamente uno de cada diez estudiantes de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Sin embargo, las tasas de repetición varían mucho entre los países. 

En la mayoría la repetición está por debajo del 10 %, incluso en muchos la medida es extraordinaria, afectando a menos del 5 % del alumnado. Por contra, en otros países la tasa de repetición sobrepasa ampliamente el promedio internacional. España se encuentra dentro de este último grupo. 

Basándose en los datos del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA–2018) se estima que casi el 30 % de alumnado español de 15 años ha repetido. Las mismas estimaciones señalan que los tres socios latinoamericanos de la OCDE también superan la media internacional: México: 15,0 %; Chile: 23,2 %; y Colombia: 40,2 %.

La ‘cultura de la repetición’

¿Se trata de decisiones basadas en criterios objetivos y rigurosos o es más bien una práctica de carácter sociocultural? 

La Comisión Europea comparó las leyes sobre repetición escolar en la Unión Europea, encontrando que la normativa jurídica es muy similar. Por tanto, las diferencias en las tasas de repetición entre países no pueden explicarse por la variabilidad legislativa. 

Concluye que estas diferencias se debían a lo que denominó la cultura de la repetición. En los países con mayores tasas de repetición impera la creencia de que repetir es justo y beneficioso para el alumnado. La repetición está mucho más extendida en los países mediterráneos y centroeuropeos que en los nórdicos y anglosajones.

La influencia del sistema educativo

Cabría argumentar que los países con menos repetidores tienen un sistema educativo mejor y sus estudiantes son más competentes, por eso repiten menos. 

Sin embargo, los datos indican que si un país tiene muchos repetidores ello no significa necesariamente que el nivel de competencia de su población escolar sea más bajo. 

Así, el reciente informe de Save the Children Repetir no es aprender. Mitos desmentidos y alternativas posibles a una práctica ineficiente e inequitativa (PDF) señaló que, si bien España muestra un nivel de competencia escolar similar al de los países de su entorno, el alumnado español tiene más probabilidades de repetir que el de la mayoría de los países europeos.

Buenas intenciones

Por tanto, si a pesar de tener unas competencias escolares similares, en algunos países las tasas de repetición se disparan, como es el caso de España, algo hay que lo está favoreciendo más allá de criterios académicos objetivos. 

Y ese algo más sería el predominio de una cultura de la repetición, que estaría bien vista socialmente. Las culturas más proclives a la repetición no son malvadas, ni pretenden hacer sufrir o vengarse de los estudiantes que no alcanzan un determinado nivel escolar. Lo hacen con toda la buena intención, para así mejorar el rendimiento de los estudiantes y enviarles el mensaje de que no esforzarse tiene consecuencias. Pero ¿consigue la repetición estos nobles objetivos? 

¿Qué impacto tiene la repetición escolar?

Las sociedades en las que la repetición escolar está más extendida comparten la creencia de que repetir mejora el rendimiento y la motivación escolar. Hay bastante investigación sobre esas dos cuestiones, centrada en los efectos cognitivos y en los no cognitivos de la repetición. 

Los efectos cognitivos se refieren a las mejoras que la repetición produciría en los resultados académicos. Aunque con matices, las conclusiones de esta línea de investigación indican que la repetición es menos eficaz de lo que habitualmente creen el profesorado y la sociedad en general. 

Incluso algunos trabajos señalan que repetir tiene efectos negativos sobre el rendimiento escolar. Los resultados más recientes no son tan drásticos, hallando que repetir no muestra ningún efecto educativo significativo, ni positivo, ni negativo.

Propósito de enmienda

Muchos docentes y familias ven en la repetición una llamada de atención para que los estudiantes se enmienden y asuman las consecuencias de su falta de implicación escolar. 

Consideran que la medida incentiva al alumnado, mejora su autoconfianza y motivación académica, ayuda a establecer nuevas relaciones personales y, en definitiva, incrementa el bienestar del alumno en la escuela. 

Serían estos los llamados efectos no cognitivos de la repetición. 

Autoestima y nivel socioeconómico

¿Avalan los datos estas nobles intenciones? La investigación educativa no encuentra pruebas claras que confirmen las anteriores suposiciones. Nuestro estudio reciente en España comparó dos grupos, uno de repetidores con otro de no repetidores, encontrando que los estudiantes que habían repetido no mejoraban en variables no cognitivas como autoconcepto y motivación.

Una variable transversal clave, que condiciona el funcionamiento educativo en general, y la repetición no es una excepción, es el nivel socioeconómico de los estudiantes. Diversos estudios muestran que los estudiantes con bajo nivel socioeconómico tienen tres veces más probabilidades de repetir que los de un entorno acomodado.

¿Hay alternativas realistas?

A la vista de los datos y razonamientos expuestos, todo parece indicar que repetir curso no es una medida muy eficaz, ni para mejorar los aspectos educativos ni los relativos a la maduración y el desarrollo personal de los estudiantes. 

Además, desde un punto de vista pragmático, es una medida muy costosa para las arcas públicas, y tiene, por si fuera poco, un claro sesgo equitativo, al afectar mucho más a los estudiantes de bajo nivel socioeconómico. 

Sin tratar de demonizar la repetición de curso, pues quienes proponen su uso masivo lo hacen con las mejores intenciones, ¿se puede hacer algo mejor para ayudar a los estudiantes? 

La mayoría de países están tratando de encontrar alternativas razonables a la repetición centrándose en:

  1. Planes específicos de formación docente. 
  2. Prácticas eficaces de gestión de la diversidad en el aula. 
  3. Potenciar los recursos de los centros.
  4. Detección temprana de las dificultades educativas de los estudiantes.
  5. Intervención en los momentos de transición, especialmente en el cambio de educación primaria a secundaria obligatoria. 
  6. Evaluación objetiva de competencias y conocimientos. 
  7. Apoyos académicos y psicopedagógicos individualizados. 
  8. Promociones condicionadas. 
  9. Reducción de la segregación escolar.
  10. Apoyo a las familias.

Todas estas medidas, y otras que se pueden añadir, ayudarán a rebajar la tasa de repetición a casos excepcionales, con los consecuentes beneficios para los alumnos, en primer lugar, pero también para los centros escolares, el sistema educativo y, por extensión, para la sociedad en general.

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su republación en Psyciencia.

Autores:

  1. Rubén Fernández-AlonsoProfesor del Departamento de Ciencias de la Educación, Universidad de Oviedo
  2. Álvaro Postigo GutiérrezInvestigador predoctoral, Universidad de Oviedo
  3. Francisco Javier García CrespoProfesor Asociado de Estadística e Investigación Operativa, Universidad Complutense de Madrid
  4. José MuñizCatedrático de Psicometría y Rector, Universidad Nebrija
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los estudios no sugieren un vínculo causal entre el tiempo que los niños pequeños pasan frente a la pantalla y los síntomas posteriores de falta de atención e hiperactividad

  • The Conversation
  • 15/11/2021
father and son relaxing on a sofa

Por Maria Corkin

La posibilidad de que el tiempo frente a una pantalla durante la primera infancia pueda causar una atención deficiente más adelante en la vida de un niño es una preocupación importante tanto para los padres como para los investigadores.

Estudios anteriores han sugerido vínculos entre el tiempo que los niños en edad preescolar pasan frente a la pantalla y las dificultades con la atención.

Pero de ninguna manera existe un consenso entre la comunidad de investigadores de que tal relación exista, y ha habido resultados contradictorios.

Dos estudios basados ​​en datos del estudio de cohorte longitudinal Growing Up in New Zealand (GUiNZ) pueden arrojar algo de luz sobre el tema, en el contexto de los medios interactivos que se ofrecen hoy en día para los niños pequeños.

El primer estudio examinó si exceder dos horas de tiempo de pantalla por día para niños de dos y casi cuatro años predijo síntomas de falta de atención e hiperactividad a los cuatro años y medio.

Usamos el cuestionario de Fortalezas y Dificultades de Goodman para medir los síntomas y no encontramos asociación entre niveles más altos de tiempo frente a la pantalla y más síntomas.

Un segundo estudio investigó la correlación entre el tiempo de pantalla y los síntomas de falta de atención o hiperactividad en niños de cuatro años y medio.

Aquí, el tiempo de pantalla y los síntomas se midieron en el mismo momento, en contraste con el enfoque longitudinal del primer estudio. Encontramos una asociación significativa entre más síntomas y niveles más altos de tiempo frente a la pantalla.

Estos dos hallazgos sugieren que no existe un vínculo causal entre el tiempo frente a una pantalla y los síntomas de falta de atención e hiperactividad. Pero en cambio, los padres de niños que muestran más de estos síntomas pueden permitir más tiempo frente a la pantalla.

Explicaciones potenciales para un tiempo de pantalla más largo

Pueden estar en juego varios factores, y uno es la preferencia del niño. La mayoría de los niños disfrutan del tiempo frente a la pantalla. Para los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), por ejemplo, las interacciones con los compañeros suelen ser difíciles y el tiempo frente a la pantalla puede proporcionar una alternativa más agradable y menos estresante.

Los niños con problemas de atención pueden tener dificultades para concentrarse durante períodos prolongados en pasatiempos como leer un libro. El tiempo frente a la pantalla, con sus colores brillantes y acción, puede captar su atención y mantenerlos interesados.

Los niños con síntomas de falta de atención o hiperactividad suelen ser muy activos e impulsivos y los padres pueden encontrar que el tiempo frente a la pantalla puede ayudar a tranquilizar a su hijo y a mantenerlo ocupado por un tiempo. También puede ser algo que los padres y los niños disfruten haciendo juntos.

Gran parte de la investigación anterior sobre los posibles efectos del tiempo frente a la pantalla en la atención de los niños ha encontrado asociaciones entre niveles más altos de tiempo frente a la pantalla y una atención más deficiente u otros síntomas del TDAH.

Nuestros hallazgos no implican que estos hallazgos pasados ​​hayan sido incorrectos, ya que la mayor parte de esta investigación se ha centrado en la televisión. El panorama mediático con el que se involucran los niños en edad preescolar en la actualidad ha cambiado considerablemente.

Se han introducido nuevas tecnologías de pantalla y, posiblemente, ahora es posible una mayor calidad de tiempo de pantalla. Por ejemplo, un investigador sostiene que las características de los dispositivos de pantalla táctil modernos permiten que los niños interactúen con ellos de manera similar a los juguetes tradicionales, lo que les brinda algunos de los beneficios del juego tradicional al interactuar con dispositivos digitales.

Nuestros hallazgos destacan la importancia de considerar la naturaleza cambiante del tiempo que los niños pasan frente a la pantalla en investigaciones futuras sobre los posibles efectos en el desarrollo de los niños.

Ideas para llevar

Es importante recordar que nuestros resultados no descartan la posibilidad de que niveles muy altos de tiempo frente a la pantalla o ciertos tipos de tiempo frente a la pantalla puedan tener efectos inmediatos en las funciones de atención de los niños. Nuestros resultados tampoco sugieren que los niveles constantemente altos de tiempo frente a la pantalla sean inofensivos.

Sobre la base de mi investigación, recomiendo a los padres que utilicen su criterio sobre cuánto tiempo de pantalla es apropiado para su hijo y cuánto puede ser excesivo.

Los niños de nuestra muestra eran niños en edad preescolar (de 2 a 4,5 años). Las pautas del Ministerio de Salud recomiendan menos de una hora de tiempo frente a la pantalla por día para este grupo de edad. Creemos que esto es adecuado para niños de esta edad.

Sin embargo, en tiempos de COVID, cuando los padres son padres, maestros y empleados a la vez, es comprensible que a veces les permitan a sus hijos más tiempo frente a la pantalla.

Nuestros resultados pueden ser tranquilizadores para los padres porque sugieren que si los niños en edad preescolar terminan teniendo más de dos horas de tiempo frente a la pantalla por día mientras están bajo las restricciones de COVID, esto no conducirá a problemas de atención a largo plazo o TDAH.

Maria Corkin – Candidata doctoral en la Universidad de Auckland.

Artículo publicado en inglés en The Conversation y cedido para su publicación en Psyciencia

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El tiempo en pantalla puede hacer que te sientas mal: aquí tienes formas de controlar el cibermareo

  • The Conversation
  • 08/11/2021

Por Angelica Jasper, Candidata a Doctorado en Interacción Humano Computadora, Universidad Estatal de Iowa.

¿Alguna vez ha sentido que la luz de la pantalla de su computadora se clava en sus ojos y hace que su cabeza palpite? ¿O te sientes mareado o con náuseas después de mirar tu teléfono? Si bien podría pensar que estas sensaciones son solo cansancio ocular o fatiga por mirar la pantalla durante demasiado tiempo, en realidad son síntomas de una afección llamada cibermareo.

Estos problemas pueden parecer un mal necesario con el aumento del trabajo desde casa, el aprendizaje remoto y los días que pasamos navegando en línea sin cesar. Pero puedo asegurarle, como investigador en interacción humano-computadora, especializado en cibermareo, que hay formas de anticipar y evitar sentirse enfermo desde sus pantallas.

¿Qué es el cibermareo?

El mareo cibernético se refiere a un conjunto de síntomas que ocurren en ausencia de movimiento físico, similar al mareo por movimiento. Estos síntomas se dividen en tres categorías: náuseas, problemas oculomotores y desorientación general. Los síntomas oculomotores, como el cansancio ocular, la fatiga y los dolores de cabeza, implican un exceso de trabajo del nervio que controla el movimiento de los ojos. La desorientación puede manifestarse como mareos y vértigo. Y varios síntomas del cibermareo, como dificultad para concentrarse y visión borrosa, se superponen en categorías. Estos problemas pueden persistir durante horas y afectar la calidad del sueño.

Las personas pueden experimentar síntomas de cibermareo a través de dispositivos cotidianos como computadoras, teléfonos y TV. Por ejemplo, Apple lanzó un efecto de paralaje en las pantallas de bloqueo del iPhone en 2013 que hizo que la imagen de fondo pareciera flotar o cambiar cuando un usuario movía su teléfono, lo que muchas personas encontraron extremadamente incómodo. Resulta que esto se debió a que desencadenó los síntomas del cibermareo. El desplazamiento de paralaje en sitios web, donde una imagen de fondo permanece estática mientras el contenido en primer plano se mueve a medida que se desplaza, también puede provocar estos síntomas.

No hay un acuerdo total entre los investigadores acerca de por qué las personas experimentan el cibermareo. Una idea predominante, la teoría del conflicto sensorial, plantea la hipótesis de que se debe a un desajuste de la información percibida por las partes del cuerpo que regulan la visión y el equilibrio. Tus ojos reciben información que les dice que te estás moviendo aunque tu cuerpo no lo esté. El diseño de tecnología cotidiana puede desencadenar este conflicto entre la percepción visual y la experiencia física.

Cibermareo en realidad virtual y aumentada

Los síntomas del cibermareo tienden a ser más intensos con la realidad virtual y la realidad aumentada.

La realidad virtual se refiere a la tecnología que bloquea por completo su visión del mundo real y la reemplaza con un entorno artificial envolvente. Está ampliamente disponible comercialmente a través de plataformas de juegos populares como los dispositivos Oculus de Facebook y Sony PlayStation VR. La RV puede provocar niveles severos de náuseas que aumentan con la duración del uso. Esto puede hacer que determinadas aplicaciones y juegos sean inutilizables para muchas personas.

La realidad aumentada por otro lado, superpone un entorno simulado al mundo real. Estos podrían incluir dispositivos montados en la cabeza que aún le permiten ver lo que está frente a usted o algo como Pokémon Go en su teléfono o tableta. La RA tiende a una tensión oculomotora más severa.

Incluso si no ha utilizado dispositivos de realidad virtual o realidad aumentada antes, es probable que lo haga en los próximos 10 años. Un aumento en la popularidad del uso de AR y VR probablemente desencadenará un aumento en los síntomas del cibermareo. La firma de investigación de mercado Research and Markets estima que la adopción de estas tecnologías para el trabajo, la educación y el entretenimiento puede crecer más del 60% y alcanzar más de 900 mil millones de dólares para 2027.

Los síntomas del cibermareo pueden ser peligrosos

Si bien los síntomas del cibermareo pueden parecer inicialmente benignos, pueden tener efectos duraderos hasta 24 horas después del uso del dispositivo. Puede que esto no parezca gran cosa al principio. Pero estos síntomas persistentes podrían afectar su capacidad para funcionar de maneras que podrían resultar peligrosas.

Por ejemplo, síntomas como dolor de cabeza intenso, fatiga visual o mareos pueden afectar su coordinación y atención. Si estos efectos secundarios persisten mientras conduce un vehículo, podría provocar un accidente automovilístico. No está claro si el usuario, la empresa de software o alguna otra parte serían responsables de las lesiones potencialmente causadas por el uso del dispositivo y los síntomas del cibermareo.

Actualmente, no se sabe mucho acerca de cómo el cibermareo crónico afecta la vida diaria. Así como existe una gran variabilidad sobre quién es más propenso al mareo por movimiento, con algunos hasta 10.000 veces más en riesgo, algunas personas pueden ser más propensas al ciberacoso que otras. La evidencia sugiere que las mujeres, las que no juegan a los videojuegos con frecuencia y las personas con problemas de equilibrio pueden experimentar un cibermareo más grave.

Lidiando con los síntomas del cibermareo

Si está luchando con los síntomas del cibermareo porque usa su computadora o teléfono durante períodos más prolongados, existen formas de ayudar a aliviar el malestar. Los anteojos de luz azul están diseñados para bloquear algunas de las ondas de luz azul emitidas por la pantalla de su dispositivo que pueden provocar fatiga visual e irregularidades en el sueño. Acercar una pantalla o usar tamaños de letra más grandes también puede ayudar a reducir la fatiga visual y hacer que el trabajo diario sea más sostenible.

Más personas pueden comenzar a experimentar síntomas de cibermareo a medida que los dispositivos de realidad virtual y realidad aumentada se vuelven más comunes en el uso diario.

Si está interesado en probar aplicaciones de realidad virtual y realidad aumentada, pero es propenso a marearse por movimiento, los indicadores de advertencia, como Oculus Comfort Ratings, pueden ayudarlo a saber qué esperar. Asegúrese siempre de calibrar visualmente los dispositivos para que sus ojos estén lo más cómodos posible y use los dispositivos solo en espacios abiertos para minimizar el riesgo de lesiones si se marea y pierde el equilibrio. Tome descansos si comienza a sentir alguna molestia.

Usar nueva tecnología de forma segura

El movimiento de trabajar desde casa ha crecido como resultado de la pandemia de COVID-19. Muchas personas han reemplazado los horarios de 9 a 5 y los desplazamientos diarios por pantalones de chándal, cabeceras de cama y reuniones de Zoom. Aunque la conveniencia es innegable, también ha venido con una conciencia cada vez mayor de lo difícil que puede ser mirar una pantalla durante más de 40 horas a la semana.

Pero no dejes que el cibermareo te deprima. A medida que los investigadores continúan encontrando formas de mitigar y prevenir el cibermareo en todos los dispositivos, es posible que algún día las personas puedan disfrutar de los avances en tecnologías innovadoras sin sentirse mareados.

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su republicación en Psyciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Qué es la psicología de emergencia y por qué es fundamental en La Palma

  • The Conversation
  • 27/09/2021

Por Miguel Ángel Estévez Paz Profesor Titular de Psicología Social CES Cardenal Cisneros y Profesor Asociado del Departamento de Psicología Social de la Facultad de Psicología de UCM, Universidad Complutense de Madrid

Son muchas las imágenes que se están haciendo virales cuyo contenido gira en torno a la erupción del volcán de La Palma. Algunas muestran la ayuda que están prestando los profesionales que están a pie de cañón a las familias que vivían en los alrededores. Cada gesto cuenta y refleja la empatía con aquellos a los que apremia la evacuación.

La Organización Mundial de la Salud publicó en 2012 una guía de primeros auxilios psicológicos para trabajadores de campo en emergencias y catástrofes. 

En ella establecía tres principios de actuación: Observar, Escuchar y Conectar. La mano de un bombero en el hombro de una mujer que abandona su vivienda en Todoque es un claro esfuerzo por conectar con el sentir de quien deja tanto atrás:“Lo siento, eh, lo importante es la vida”.

Durante la erupción del volcán en la isla de La Palma, en los medios de comunicación y las redes sociales estamos viendo personas actuar con una parsimonia que se nos antoja inconcebible en una situación tan dramática al mismo tiempo que vemos a otras correr de un lado a otro sin tener claro su destino. Oímos a alguien clamando al cielo con un hongo de humo a pocos metros y a quien está a su lado le escuchamos decir: “Es solo un suspiro”. 

¿Cómo reaccionamos ante una catástrofe?

Las reacciones cognitivas, emocionales y conductuales ante una situación tan crítica son tan impredecibles y distintas entre sí como distintos somos los humanos unos de otros. Todas son muy extrañas y todas son normales.

La psicología de emergencias se diferencia de la psicología clínica en la relación que existe entre la respuesta y la situación. En un reduccionismo muy grueso podríamos decir que un profesional de la psicología clínica trabajará con personas que experimentan respuestas extrañas ante situaciones normales, como por ejemplo angustiarse al subir en ascensor. 

Pero, cuando la situación es que un volcán está pulverizando todo lo que uno conoce, no hay reacción que por extraña que resulte no sea comprensible. 

Externamente, las reacciones de las víctimas pueden ser similares a la sintomatología de muchos trastornos mentales, pero lo más común es que no haya ninguna patología subyacente y que cuando todo termine y el mundo vuelva a la normalidad, las personas también lo hagan. 

En este tipo de catástrofes lo que se necesita no es psicoterapia sino ayuda. Se pueden resumir los objetivos del Primer Apoyo Psicológico en tres sencillos pasos: 

  1. Ayudar a la víctima a comprender que estamos ahí para ayudarle y que el riesgo ya ha pasado. 
  2. Acompañar a la víctima y orientarla en la toma de decisiones y la ejecución de las acciones más urgentes para afrontar la situación.
  3. Detectar y prevenir riesgos mayores de afectación psicosocial a medio y largo plazo para recomendar, llegado el momento, derivaciones a recursos especializados.

Estas premisas son especialmente importantes en la interacción con las personas afectadas: 

La intervención psicológica en crisis debe realizarse por especialistas en psicología de emergencias. Sin embargo, todo profesional que interactúe con las víctimas (sanitarios, bomberos o policías) debe tener la formación y la sensibilidad suficiente para ponerse en el lugar del otro. 

Es decir, además de salvar la vida de las personas, impidiendo por ejemplo que entren en sus domicilios ya asediados por la lava, han de dedicar un segundo a conectar con las emociones de quienes tienen delante. 

El objetivo es tratar de evitar que una atención apremiada por la lógica de la emergencia tenga un efecto adverso que propicie una afectación psicosocial mayor a medio y largo plazo. 

"Duras imágenes y desconsuelo absoluto. No hay palabras de apoyo para estas personas que intentan rescatar lo que sea de sus vidas en esas casas que quedarán sepultadas por la lava"@BomberosGC desplegados en #VolcandeLaPalma a las 13:25 h de este martes#RTVCconLaPalma pic.twitter.com/FnI5ObpsaS

— RTVC (@RTVCes) September 21, 2021

La importancia de la resiliencia en eventos catastróficos

Un concepto muy recurrente en los últimos años cuando hablamos de afrontamiento de emergencias y catástrofes es la resiliencia. La RAE la define como la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Sin embargo, en psicología el uso de este término nos lleva un paso más allá.

La experiencia nos ha demostrado que los seres humanos no solo podemos adaptarnos a la perturbación y recuperar después nuestro estado inicial. Lo cierto es que tenderemos a crecer en esa adversidad y, cuando todo termine, es muy probable que nos sepamos más sabios y nos sintamos más sensibles. La resiliencia nos lleva, por tanto, a una versión mejorada de nuestro estado inicial.

Por ello, es importante que los profesionales estemos atentos a cada semilla de resiliencia que encontremos y que nos aseguremos de que queda plantada y regada, a veces en el otro, a veces en nosotros mismos. 

Sembrar resiliencia es ayudar a alguien a tomar conciencia de que está haciendo lo correcto. Es señalarle explícitamente que está siendo valiente, solidario, inteligente, etc. Eso permitirá que esa persona no olvide introducir esa versión mejorada de sí misma en el relato que construirá en su mente (y guardará en su memoria durante años) sobre aquella catástrofe que le tocó vivir.

Recordarnos a nosotros mismos como sujetos activos en el afrontamiento de la situación y no como víctimas pasivas del suceso nos permitirá fortalecer nuestro autoconcepto y salvaguardar nuestra autoestima. 

A menudo es más útil quien te ayuda a ver que puedes levantarte que quien te saca en brazos del peligro. Esa es la razón por la que los primeros auxilios psicológicos son extraordinariamente efectivos en la prevención de eventuales trastornos psicosociales a medio y largo plazo. 

En emergencias con muy poco se puede conseguir mucho. Una mano apretando una herida puede salvar una vida. Una mano apoyada en un hombro puede evitar un trastorno. 

Nuestra compañera Silvia Luz cuenta la última hora en #Todoque, un lugar crítico donde ya se ha desalojado a los vecinos

Escuchamos a José Francisco Sánchez, uno de los voluntarios que ha colaborado con los servicios de emergencia #RTVCconLaPalma #ErupciónLaPalma pic.twitter.com/hrpa6hJr23

— RTVC (@RTVCes) September 21, 2021

Cuidar a los que cuidan

Debemos adiestrar al profesional de la emergencia en el cuidado de sí mismo para poder seguir mañana ayudando a otros, deben seguir en pie cuando cada jornada termine.

Cuando uno vive una crisis de este tipo se olvida de dormir, de ir al baño, de desahogar sus frustraciones… Nos olvidamos de nosotros mismos durante ese tiempo, pero, en general, es un tiempo corto y se vive una vez en la vida.

Sin embargo, cuando tu trabajo diario consiste en ir de catástrofe en catástrofe, si se te olvida dormir cuando vives una crisis, no duermes nunca. 

Por ello, asumiendo que nuestro cuerpo requiere alimentarse si quiere moverse, no parece tan descabellado que alguien que ve que un volcán entra en erupción, previendo el día que tiene por delante, diga: “Hay tiempo de comer, sin problema”.

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su republicación en Psyciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Seis principios para debatir con una persona que cree en teorías de conspiración

  • The Conversation
  • 10/08/2021

Con las perspectivas de una vacuna COVID-19 mejorando, la atención también se centra en el problema de las ideas antivacunas. Según una encuesta reciente, uno de cada seis británicos rechazaría una vacuna COVID-19 cuando esté disponible. Aunque la vacilación ante las vacunas es un problema complejo con múltiples causas, la cantidad de teorías de conspiración que circulan sobre el coronavirus no ayudan.

La lucha contra las teorías de conspiración relacionadas con COVID-19 se librará en múltiples frentes. Requiere una amplia campaña de salud pública y que las empresas de medios sociales controlen la propagación de la desinformación. Pero todos podemos participar en este esfuerzo. La mayoría de la gente conocerá a alguien que haya sucumbido a las teorías de la conspiración sobre la crisis actual.

He estado investigando teorías de la conspiración durante más de dos décadas y he hablado con muchos creyentes. Aquí están las seis reglas que utilizo para hablar con los teóricos de la conspiración en un esfuerzo por cambiar de opinión.

1. Reconoce el tamaño de la tarea

Hablar con personas que respaldan las teorías de la conspiración es intrínsecamente difícil. El simple hecho de presentar pruebas o señalar contradicciones lógicas en el argumento conspiracionista rara vez es suficiente. Las teorías de la conspiración son, por definición, irrefutables.

Los creyentes toman la falta de evidencia de una conspiración, o una prueba en contra de su existencia, como evidencia de la astucia de los que están detrás de un complot (medios esconden la verdad, grandes poderes, etc.) y de su capacidad para engañar al público. Así que ármate de paciencia y prepárate para fallar.

2. Reconoce la dimensión emocional

Las teorías de la conspiración seducen no tanto por el poder del argumento, sino por la intensidad de las pasiones que despiertan. Las teorías de la conspiración se basan en sentimientos de resentimiento, indignación y desencanto por el mundo. Son historias sobre el bien y el mal, y sobre la verdad.

Esto le da a las teorías de la conspiración una fuerte dimensión emocional. Los temperamentos pueden estallar y las conversaciones se convierten en una pelea a gritos. Es importante evitar que esto suceda. Está preparado para aliviar la situación y mantener el diálogo, sin ceder terreno.

3. Descubre en lo que realmente creen

Antes de intentar persuadir a alguien, averigua la naturaleza y el contenido de sus creencias. Cuando se trata de teorías de la conspiración, el mundo no está dividido en “creyentes” y “escépticos”, pero hay muchos puntos intermedios.

Una minoría de creyentes comprometidos trata las teorías de la conspiración como la verdad literal y son particularmente resistentes a la persuasión. Muchos otros pueden no verse a sí mismos como «creyentes», pero están dispuestos a aceptar que las teorías de conspiración pueden presentar alguna verdad o por lo menos están haciendo las preguntas correctas. Establecer la naturaleza precisa y el alcance de la creencia de alguien, te permitirá adaptar mejor tu respuesta.

Además, intenta averiguar qué teoría de conspiración específica respaldan. ¿Es 5G o Bill Gates lo que creen que está detrás del coronavirus? ¿O ambos? ¿Qué videos o sitios web han mirado? Una vez que lo averigüe, reúne la mayor cantidad de pruebas contradictorias que pueda de fuentes creíbles, incluidos varios sitios web independientes de verificación de datos.

La investigación de antecedentes te ayudará a centrar la discusión en el fondo de las afirmaciones. Nunca cuestiones la inteligencia o el sentido moral de alguien, ya que esta es la forma más rápida de terminar una conversación.

4. Establece un terreno común

Uno de los principales problemas de las teorías de la conspiración es que no se limitan a las personas con sombreros de papel de aluminio ni a los extremistas políticos. En tiempos de crisis e incertidumbre, pueden contaminar la cosmovisión de personas razonables.

Las teorías de la conspiración hacen que la realidad parezca menos caótica y aprovechan preocupaciones más amplias, a menudo bien fundamentadas, sobre el mundo, como la concentración del poder financiero y político, la vigilancia masiva, la desigualdad o la falta de transparencia política. Entonces, cuando hables de teorías de conspiración, comienza reconociendo estas preocupaciones y limita la discusión a explorar si las teorías de conspiración realmente pueden proporcionar una respuesta útil o significativa.

Mucha gente llega a las teorías de la conspiración a través de una curiosidad genuina, aunque equivocada, sobre cómo darle sentido al mundo. A veces se ven a sí mismos como escépticos saludables e investigadores autodidactas en temas complejos. Evita criticar o burlarte de esto. En cambio, preséntalo como algo que, en principio, valoras y compartes. Tu objetivo, después de todo, no es hacerlos menos curiosos o escépticos, sino cambiar aquello sobre lo que sienten curiosidad o escépticos.

Las teorías de la conspiración a menudo suenan convincentes porque comienzan con la exposición detallada de hechos científicos o históricos creíbles. El problema es que estos hechos y argumentos conducen a conclusiones extraordinarias.

Los núcleos de “verdad” en los que se basan las teorías de conspiración, es un buen punto de partida para el debate. El acuerdo sobre al menos algunos de los hechos te permitirá abordar las conclusiones incongruentes de las teorías de conspiración.

5. Desafía los hechos, valora su argumento

Desmentir las teorías de la conspiración requiere un enfoque doble. El primero involucra pruebas desafiantes y las fuentes. Aborda afirmaciones específicas y discute qué constituye una fuente creíble. Ofrece examinar la evidencia juntos, incluso en sitios web de verificación de datos.

Si está hablando con un creyente acérrimo, probablemente ni siquiera quiera revisar la evidencia o los datos. Pero si la persona está dispuesta es posible que puedas ayudarla a cuestionar sus propios puntos de vista.

El segundo enfoque implica cuestionar la relevancia y el valor de las teorías de conspiraciones de manera general. Puedes señalar que a lo largo de la historia, estas teorías se han quedado cortas y que no han sido útiles para abordar los problemas más complejos que ha enfrentado la humanidad.

Por ejemplo, en el pasado existieron también teorías negacionistas del SIDA que argumentaban que los medicamentos antirretrovirales son más dañinos que el VIH. Pero esta teoría no solo fue refutada, pero aun así contribuyó a la muerte de cientos de miles de personas en África susahariana. Otra teoría más reciente e igualmente infundada es la supuesta esterilidad que causa la vacuna contra la poliomielitis y que llevó el resurgimiento de esta enfermedad en Nigeria, Pakistán y Afganistan.

Las afirmaciones relacionadas con COVID-19 pertenecen al mismo género. Establecer estas teorías de la conspiración en su contexto histórico puede demostrar que no ofrecen nada nuevo y no hacen las preguntas correctas sobre la pandemia y sus causas. Esto solo podría alentar a la persona a dirigir su curiosidad y escepticismo a preocupaciones más valiosas.

6. Por último, sé realista

Por supuesto, no hay garantía de que estas recomendaciones sean eficaces. No hay argumentos incontestables o estrategias infalibles que siempre conviertan a un teórico de la conspiración en escepticismo. Por lo tanto, establece expectativas realistas. El objetivo de hablar con los teóricos de la conspiración no es convertirlos, sino sembrar dudas sobre un argumento y, con suerte, permitirles construir gradualmente una resistencia a su atractivo seductor.

Sobre el autor: Jovan Byford, es profesor de psicología en The Open University.

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su publicación en Psyciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La flexibilidad cognitiva es mucho más importante que tu CI

  • The Conversation
  • 26/07/2021

El cociente intelectual es a menudo aclamado como un motor fundamental del éxito, especialmente en campos como la ciencia, la innovación y la tecnología. De hecho, muchas personas sienten una fascinación infinita por las puntuaciones de cociente intelectual de las personas famosas. Pero la verdad es que algunos de los mayores logros de nuestra especie se han basado principalmente en cualidades como la creatividad, la imaginación, la curiosidad y la empatía.

Muchos de estos rasgos están incrustados en lo que los científicos llaman “flexibilidad cognitiva”, una habilidad que nos permite cambiar entre diferentes conceptos o adaptar el comportamiento para lograr metas en un entorno nuevo o cambiante. Básicamente, se trata de aprender a aprender y ser capaz de ser flexible en la forma de aprender. Esto incluye el cambio de estrategias para una toma de decisiones óptima. En nuestra investigación en curso, estamos tratando de averiguar cómo las personas pueden mejorar mejor su flexibilidad cognitiva.

La flexibilidad cognitiva nos brinda la capacidad de ver que lo que estamos haciendo no conduce al éxito y de realizar los cambios adecuados para lograrlo. Si normalmente toma la misma ruta para ir al trabajo, pero ahora hay obras en su ruta habitual, ¿qué puede hacer? Algunas personas permanecen rígidas y se apegan al plan original, a pesar del retraso. Las personas más flexibles se adaptan al evento inesperado y resuelven problemas para encontrar una solución.

La flexibilidad cognitiva puede haber afectado la forma en que las personas enfrentaron los bloqueos pandémicos, que produjeron nuevos desafíos en torno al trabajo y la educación. A algunos nos resultó más fácil que a otros adaptar nuestras rutinas para realizar muchas actividades desde casa. Es posible que personas tan flexibles también hayan cambiado estas rutinas de vez en cuando, tratando de encontrar formas mejores y más variadas de realizar su día. Otros, sin embargo, lucharon y finalmente se volvieron más rígidos en su pensamiento. Se apegaron a las mismas actividades de rutina, con poca flexibilidad o cambio.

Enormes ventajas

El pensamiento flexible es clave para la creatividad; en otras palabras, la capacidad de pensar en nuevas ideas, hacer nuevas conexiones entre ideas y hacer nuevos inventos. También apoya las habilidades académicas y laborales, como la resolución de problemas. Dicho esto, a diferencia de la memoria de trabajo, cuánto puede recordar en un momento determinado, es en gran medida independiente del cociente intelectual o “inteligencia cristalizada”. Por ejemplo, muchos artistas visuales pueden tener una inteligencia media, pero son muy creativos y han producido obras maestras.

Contrariamente a las creencias de muchas personas, la creatividad también es importante en la ciencia y la innovación. Por ejemplo, hemos descubierto que los emprendedores que han creado varias empresas son cognitivamente más flexibles que los gerentes de una edad y un cociente intelectual similares.

Entonces, ¿la flexibilidad cognitiva hace que las personas sean más inteligentes de una manera que no siempre se captura en las pruebas de CI? Sabemos que conduce a una mejor «cognición fría», que es un pensamiento no emocional o «racional», a lo largo de la vida. Por ejemplo, para los niños conduce a una mejor capacidad de lectura y un mejor rendimiento escolar.

También puede ayudar a proteger contra una serie de sesgos, como el sesgo de confirmación. Esto se debe a que las personas que son cognitivamente flexibles reconocen mejor las posibles fallas en sí mismas y utilizan estrategias para superarlas.

La flexibilidad cognitiva también se asocia con una mayor resiliencia a los eventos negativos de la vida, así como una mejor calidad de vida en las personas mayores. Incluso puede ser beneficioso en la cognición emocional y social: los estudios han demostrado que la flexibilidad cognitiva tiene un fuerte vínculo con la capacidad de comprender las emociones, los pensamientos y las intenciones de los demás.

Lo opuesto a la flexibilidad cognitiva es la rigidez cognitiva, que se encuentra en varios trastornos de salud mental, incluido el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno depresivo mayor y el trastorno del espectro autista.

Los estudios de neuroimagen han demostrado que la flexibilidad cognitiva depende de una red de regiones cerebrales frontales y «estriatales». Las regiones frontales están asociadas con procesos cognitivos superiores como la toma de decisiones y la resolución de problemas. En cambio, las regiones estriatales están vinculadas con la recompensa y la motivación.

Hay varias formas de evaluar objetivamente la flexibilidad cognitiva de las personas, incluida la prueba de clasificación de tarjetas de Wisconsin y la tarea de cambio de conjuntos intradimensionales extradimensionales CANTAB.

Impulsando la flexibilidad

La buena noticia es que parece que puedes entrenar la flexibilidad cognitiva. La terapia cognitivo-conductual (TCC), por ejemplo, es una terapia psicológica basada en evidencia que ayuda a las personas a cambiar sus patrones de pensamientos y comportamiento. Por ejemplo, una persona con depresión que no ha sido contactada por un amigo en una semana puede atribuir esto a que el amigo ya no le agrada. En TCC, el objetivo es reconstruir su pensamiento para considerar opciones más flexibles, como que el amigo esté ocupado o no pueda contactarlo.

El aprendizaje de estructuras, la capacidad de extraer información sobre la estructura de un entorno complejo y descifrar flujos inicialmente incomprensibles de información sensorial, es otra forma potencial de avanzar. Sabemos que este tipo de aprendizaje involucra regiones cerebrales frontales y estriatales similares a la flexibilidad cognitiva.

En una colaboración entre la Universidad de Cambridge y la Universidad Tecnológica de Nanyang, actualmente estamos trabajando en un experimento del «mundo real» para determinar si el aprendizaje estructural puede realmente conducir a una mejor flexibilidad cognitiva.

Los estudios han demostrado los beneficios de entrenar la flexibilidad cognitiva, por ejemplo, en niños con autismo. Después de entrenar la flexibilidad cognitiva, los niños mostraron no solo un mejor desempeño en las tareas cognitivas, sino también una mejor interacción social y comunicación. Además, se ha demostrado que el entrenamiento de la flexibilidad cognitiva es beneficioso para los niños sin autismo y para los adultos mayores.

A medida que salgamos de la pandemia, necesitaremos asegurarnos de que, al enseñar y capacitar nuevas habilidades, las personas también aprendan a ser cognitivamente flexibles en su pensamiento. Esto les proporcionará una mayor resiliencia y bienestar en el futuro.

La flexibilidad cognitiva es esencial para que la sociedad prospere. Puede ayudar a maximizar el potencial de las personas para crear ideas innovadoras e invenciones creativas. En última instancia, son esas cualidades las que necesitamos para resolver los grandes desafíos de hoy, incluido el calentamiento global, la preservación del mundo natural, la energía limpia y sostenible y la seguridad alimentaria.

Autoras:

  • Barbara Jacquelyn Sahakian es profesora de neuropsicología Clínica, Universidad de Cambridge.
  • Christelle Langley es investigadora asociada postdoctoral, Neurociencia Cognitiva, Universidad de Cambridge.
  • Victoria Leong es profesora asistente de psicología, Universidad Tecnológica de Nanyang.

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su republicación en Psyciencia.

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