[Estamos en Discord. Empieza a seguirnos ahora]
Los procesos de cambio (entendiendo como tal el cambio psicológico) son la evolución natural de una determinada situación personal en un contexto dado. En cierto modo, la vida es un proceso de cambio continuo, un perpetuo juego entre continuidad y cambio.
Para la Terapia Gestalt, el hombre en su estado natural experimenta un cambio constante fundamentado en la interacción dinámica entre el sí mismo y el ambiente. Es una constante que ante cualquier cambio surja el sentimiento de miedo por lo que siempre supone enfrentarse a lo desconocido, abandonar determinados estados emocionales asociados a valores, ideas, creencias, o bien enfrentarse a nuevas situaciones en lo concerniente a los ámbitos laboral, familiar o de cualquier otro círculo relacional del individuo con el ambiente.
Instintivamente hay una tendencia a la postura cómoda de dejar las cosas como están y adoptar una pasividad que no requiere ningún esfuerzo porque nos mantiene aferrados a aquello que nos resulta familiar, nos es de sobra conocido y por ende es confortable.El problema surge cuando nos damos cuenta de que ese estado de confortabilidad mengua o desaparece y se hace necesario actuar, hacer algo, pero ¿qué?.
La vida es un proceso de cambio continuo, un perpetuo juego entre continuidad y cambio
Mensaje de nuestro sponsor exclusivo: Ítaca Formación
Descubre cómo brindar atención psicológica eficaz a distancia con curso especializado en telepsicología de Ítaca Formación. Aprende las mejores prácticas, herramientas y técnicas para ofrecer apoyo emocional y terapéutico a tus pacientes desde la comodidad de tu hogar. Este curso está diseñado por expertos y te proporciona las habilidades necesarias para adaptarte a las nuevas demandas del sector. No pierdas la oportunidad de ampliar tus competencias y mejorar tu práctica profesional.
![](https://pavlov.psyciencia.com/2024/07/SEMANA-3-PSICIENCIA-ITACA-FORMACION-1200x720.jpg)
Cuando surge esta disyuntiva sólo hay dos opciones: en primer lugar, si estamos bien como estamos (o la pérdida de confort no es mayor que el esfuerzo que nos supone realizar un cambio) no hay por qué cambiar; en segundo lugar si el disconfort nos desagrada hasta el extremo de interferir en nuestro bienestar, tendremos que realizar un cambio.
La primera opción suele ir apareada a los beneficios secundarios que se obtienen de un entorno seguro que nos confiere estabilidad, y en este caso se ponen en marcha los mecanismos neuróticos de defensa que bloquean el curso de la experiencia.La segunda opción tiene lugar cuando somos conscientes y percibimos que, dejar de lado todo aquello que hasta el momento nos ha hecho sentir mal se convierte en la mejor opción.