Un nuevo estudio publicado en Developmental Science reveló que la actividad cerebral en los niños de preescolar varía significativamente cuando leen un libro físico, en comparación a cuando escuchan y observan la historia a través de una pantalla.
Se observó una mayor actividad en el hemisferio derecho del cerebro cuando los niños leían un libro físico, particularmente en las áreas que facilitan el desarrollo social. Por otro lado, la lectura a través de una pantalla generó una activación equilibrada entre ambos hemisferios. Aunque ambos escenarios producen efectos en las mencionadas regiones del cerebro, la lectura “en vivo” permite una estimulación más aguda de las áreas.
Leerle a un niño no solo enriquece su desarrollo cognitivo, sino que también fortalece el vínculo con el cuidador, amplía su bagaje léxico y estimula habilidades de comunicación e interacción social.
En el contexto actual, es habitual que la lectura se realice mediante pantallas, y aunque pueda ser más accesible, se ha demostrado que esta modalidad limita los beneficios que ofrece la lectura presencial. Diversos estudios han subrayado la relación entre mayor tiempo frente a pantallas y retrasos en el desarrollo del lenguaje.
Este estudio permite valorar, por primera vez de forma directa, las diferencias en la actividad cerebral según el medio a través del cual se comparte una historia.
El estudio:
- Muestra: 28 niños, de 3 a 6 años, con desarrollo típico, crianza mayoritariamente en inglés y algunos multilingües.
- Análisis de actividad cerebral mediante espectroscopia funcional por infrarrojo cercano – fNIRS
Condiciones:
- Escenario A: lectura en vivo, con un investigador leyendo en voz alta junto al menor.
- Escenario B: audiolibro acompañado de imágenes en una pantalla.
Ambas situaciones fueron equiparadas en duración, vocabulario y contenido.
La fNIRS permitió medir los cambios en oxigenación cerebral relacionados con la actividad neuronal. Se observó que:
- Durante el Escenario A, se producía mayor activación en la unión parieto temporal derecha, área implicada en el procesamiento social.
- Esta activación fue mucho más intensa durante la lectura presencial.
- Además, las respuestas cerebrales en este escenario mostraron una lateralización hacia el hemisferio derecho.
- En contraste, en el Escenario B no se detectó un patrón claro de lateralización; las respuestas fueron relativamente equilibradas.
Estos hallazgos sugieren que la lectura en vivo fomenta conexiones cerebrales más sólidas en niños preescolares, beneficiando especialmente procesos sociales y cognitivos.
La interacción presencial permite a los niños enfocarse en las emociones del lector, sus intenciones y expresiones —procesos mediados por el hemisferio derecho—. Por el contrario, la lectura mediante pantallas parece promover un desarrollo del lenguaje más aislado y menos vinculado a la estimulación social.
Se propone que la lateralización hacia el hemisferio derecho favorece una mayor sensibilidad hacia la voz humana, las expresiones faciales y las interacciones sociales.
Para futuras investigaciones, se sugiere ampliar la muestra a contextos socioeconómicos diversos y explorar la actividad cerebral en sesiones de lectura más naturales o espontáneas. También sería relevante analizar cómo esta activación cerebral influye en el desarrollo lingüístico a largo plazo y en otros dominios del neurodesarrollo.
Referencia: Mikael Heimann, Brain Activity Study Showed the Benefits of Parents Reading Printed Books to Their Children Rather Than Using Tablets, Acta Paediatrica, 10.1111/apa.70083.