Perder a un ser querido de forma inesperada —por suicidio, un accidente o cualquier causa súbita— desestabiliza por completo la vida de una persona. A diferencia de una muerte anticipada, estas pérdidas sumergen a los dolientes en un caos emocional y práctico, donde incluso los gestos más simples de apoyo pueden marcar una gran diferencia.
Las investigaciones y experiencias personales muestran que no siempre las personas en duelo reciben ayuda efectiva. Muchas veces, familiares y amigos se alejan, incapaces de tolerar el dolor ajeno o por miedo a confrontar su propia vulnerabilidad. Esto puede generar una “segunda pérdida”: la del sostén social.
¿Cómo ayudar de forma concreta?
- Toma la iniciativa: En lugar de decir “avísame si necesitas algo”, ofrece acciones concretas como preparar comida, limpiar la casa o cuidar a sus hijos. Muchas personas no tienen la energía ni la claridad mental para pedir ayuda.
- Mantente presente con el tiempo: El duelo prolongado es común en pérdidas traumáticas. Un mensaje regular, especialmente en fechas sensibles (aniversarios, festividades), puede hacer que la persona se sienta vista y acompañada incluso meses después del evento.
- Conecta con la comunidad: Algunas personas enfrentan el duelo con menos recursos. Ayudar a crear redes de apoyo o colaborar con campañas de recaudación puede reducir el impacto de las pérdidas secundarias como el desempleo o el acceso limitado a terapia.
- Escucha sin resolver: Acompaña sin presionar. No des consejos si no se piden, no minimices (“todo pasa por algo”) ni intentes distraer el dolor con frases hechas. Estar presente, escuchar y permitir el silencio puede ser mucho más valioso que cualquier palabra.
- Usa el nombre de la persona fallecida: Mencionarla con cariño y recordar momentos significativos es una forma de validar el dolor y mantener viva su memoria.
El artículo recuerda que el duelo no tiene una línea de tiempo fija, y que los mejores apoyos no son los que prometen “curar” sino los que permanecen cerca, con acciones tangibles y compasión sostenida.
Fuente: The New York Times