La APA publicó un artículo que, de manera general y sencilla, explica lo que puede hacer un psicólogo por una persona con problemas para controlar su peso ya sea por una enfermedad crónica o por que simplemente se le hace difícil. Al final del artículo también podés encontrar algunas técnicas que te ayuden con ese desafío.
Un factor clave cuando se tiene este problema, es entender y manejar pensamientos y conductas que pueden obstaculizar la pérdida de peso.
Los psicólogos son expertos en ayudar a las personas a hacer cambios conductuales y de estilo de vida que contribuyan, en este caso, a bajar de peso. Las personas que buscan la ayuda de estos profesionales varían en edad y pueden simplemente tener problemas para controlar su peso o, dichos problemas pueden estar relacionados a una enfermedad crónica (diabetes, enfermedades del corazón, ansiedad, depresión, trastornos de la alimentación).
En tu primera visita al psicólogo, probablemente hablen sobre tu historia y tus preocupaciones: objetivos en cuanto a la pérdida de peso, qué cosas intentaste ya, historial médico, niveles de estrés, tu situación actual y tu red de apoyo social (familia, amigos). El profesional también estará interesado en saber sobre tus hábitos y actitudes hacia la comida, el peso y la imagen corporal que podrían no estar apoyando a tus metas en materia de salud.
Hay algunas conductas y creencias muy comunes que a veces pueden sabotear tus esfuerzos para perder peso
Hay algunas creencias y conductas que no son sanas y que tal vez te parezcan familiares, por ejemplo: tenés que comerte todo lo que hay en el plato, después de la comida hay que ir por el postre, sentís que fracasaste por que ya no bajas de peso, comés lo que querés después de hacer ejercicio, cuando estás aburrido o estresado utilizas la comida como estrategia de afrontamiento, seguís comiendo a pesar de que sabés que ya no tenés hambre.
Como te podrás imaginar, estas conductas y creencias (que son muy comunes) a veces pueden sabotear tus esfuerzos para perder peso. El psicólogo te ayudará con esto, te hablará de tus desafíos al hacer decisiones más saludables, te va a acompañar en la identificación de los disparadores que te empujan a hacer decisiones poco saludables y puede evaluarte en relación a síntomas de ansiedad, depresión y trastornos de la alimentación (ya que estas condiciones pueden contribuir en cuestiones de peso).
Al final de la primer entrevista, tu psicólogo ya tiene una imagen bastante completa de la cuestión. Te dirá lo que ya estás haciendo bien y debes continuar e identificará áreas de necesidad y dificultad relacionadas al manejo del peso. También pactarán nuevas visitas para dar seguimiento a tu caso y comenzar a crear un plan de tratamiento (que varía para cada individuo, pero tiende a ser breve).
De manera general, el plan suele involucrar la enseñanza del automonitoreo, cambio de viejas creencias, aprendizaje de nuevas habilidades de afrontamiento y sugerencias de cambios en la casa y el trabajo para ayudar a llegar a las metas. En definitiva, el psicólogo te estará ayudando a enfrentar los obstáculos, encontrar formas positivas de cambiar hábitos no saludables y desarrollar nuevas habilidades y formas de pensar.
Muchos psicólogos se concentran en una conducta saludable por vez. Por ejemplo, si tenés problemas para mantener buenos hábitos de comida a la noche, el psicólogo puede pedirte que anotes lo que comiste en las noches y que también incluyas cuál era el ambiente, qué sentiste y qué pensaste. Esta información les indicará qué está conduciendo tus conductas de alimentación y puede ayudarles mejor a pensar en una forma de tratar con esas conductas.
La meta final es ayudar a las personas a desarrollar habilidades que las hagan capaces de dirigir vidas saludables
La duración del tratamiento la decide el psicólogo con el paciente, las personas con condiciones crónicas o depresión, trastornos de la alimentación y ansiedad pueden requerir tratamientos más largos o con más frecuencia.
La meta final es ayudar a las personas a desarrollar habilidades que las hagan capaces de dirigir vidas saludables.
Para terminar, considera los siguientes pasos que podrían ser útiles para cambiar conductas y pensamientos sobre la alimentación:
Monitorea tus conductas: Las investigaciones señalan que las personas que llevan un registro diario de sus comidas, tienen más éxito a la hora de perder peso. Anotá tus pensamientos, sentimientos e incluí información sobre el ambiente (qué comiste, cuándo y qué estabas haciendo). Esto te ayudará, no solo a entender tus conductas alimentarias sino también a identificar áreas en las que necesitas hacer cambios.
Hacé un historial de tu nivel de actividad: Otro aspecto importante del autoregistro. Incluí no sólo la cantidad de ejercicio que realizás, sino también tu grado de actividad a lo largo del día. Una táctica útil aquí, puede ser el uso de un podómetro para registrar el número de pasos diarios.
No se salte las comidas: Hay pacientes que prescinden del desayuno con frecuencia, pensando que, de este modo, se reducen calorías o “se ahorran” para más tarde. Lejos de beneficiar, saltarse las comidas puede ralentizar su metabolismo, hacerle más propenso a atracones de comida y tener un efecto negativo sobre su salud.
Practicá la “alimentación mindful”: Investigaciones muestran que las personas con problemas de alimentación no suelen prestar atención a si realmente sienten hambre cuando comen. Los psicólogos pueden ayudarte a aprender ejercicios de conciencia plena (o mindfulness) para reconocer tus niveles de hambre y además, hacer que comer sea más agradable.
Comprendé las cosas que asocias con las comidas: A veces, las personas pueden asociar ciertas emociones, experiencias o actividades diarias con conductas particulares. Por ejemplo, si generalmente comés mientras mirás tele, tu cerebro hace una asociación entre la alimentación y la TV. En este caso particular, podés comenzar a romper esta asociación, evitando comer mientras estás sentado frente a la pantalla.
Identificá tus emociones: Es importante averiguar qué está sucediendo emocionalmente mientras picas comida, comés en exceso o elegís alimentos poco saludables. Identificá el sentimiento: ¿Es aburrimiento, estrés o tristeza? Es necesario que los pacientes determinen si en realidad tienen hambre o simplemente comen en respuesta a una emoción. Si no tenés apetito, tratá de satisfacer la necesidad de otra manera.
Modificá tus pensamientos y conductas poco saludables: Reforzar conductas saludables es importante de cara a lograr tus metas en cuanto al control del peso. Frecuentemente, el tener que cambiar hábitos relacionados con la salud suscita pensamientos y sentimientos negativos en las personas, que ven el proceso como un castigo. A este respecto, algunos tienen una actitud de “todo o nada”, identificando la pérdida de peso en términos de “seguir o no seguir una dieta”. La labor de los psicólogos aquí es ayudar a hacer frente a los sentimientos negativos y encontrar maneras de recompensar los cambios saludables en tus hábitos alimentarios.
Sí te gustó este artículo, también te podría interesar: 6 recomendaciones basadas en la investigación psicológica para bajar de peso.
Fuente: APA
Imagen: Photo and Share CC(Flickr)