El tono de voz tiene un poderoso impacto sobre nuestras respuestas fisiológicas. Elegir un tono de voz adecuado puede cambiar por completo la respuesta en nuestras conversaciones.
Los padres llegan a su casa esperando que sus hijos adolescentes cumplan sus responsabilidades. Al encontrar que no lo han hecho se sienten frustrados e irritados, lo que los lleva fácilmente por un camino pedregoso caracterizado por una comunicación aversiva y poco eficaz. Para evitar el deterioro de la relación entre padres e hijos, es importante que los primeros tengan presente que la mejor manera de obtener la cooperación y compromiso de sus hijos es por medio de la comunicación abierta y participativa, y para lograrlo el tono de voz regulado y cálido es vital.
Un estudio experimental con 1000 adolescentes (486 varones y 514 mujeres) que tenían entre 14 y 15 años examinó cómo respondían al tono de voz que utilizaban sus madres para darles instrucciones.
Cada una de las madres leyó 30 oraciones que se enfocaban en el trabajo escolar e incluían instrucciones como: “Ahora es tiempo de ir para la escuela”, “Vas a leer ese libro en la noche”, y “te va a ir bien en este examen.”
Después de darles estos mensajes a sus hijos, cada estudiante tomó una encuesta que indagaba cómo se sentían con sus madres luego de que les hablaran con un tono especifico.
Los resultados demostraron claramente que el tono que utilizaban las madres para comunicarse con sus hijos tenía un impacto significativo en la respuesta emocional, relacional y las respuestas conductuales que evocaban. Hay que notar que las oraciones descritas son bastante neutras y pueden cambiar su connotación con la entonación con las que se pronuncian.
En general, los adolescentes que escucharon a sus madres decir las frases mencionadas con un tono de voz controlador mostraron conductas indeseadas. En cambio, los adolescentes que escucharon las frases con un tono de voz que generaba la autonomía y apoyo evocaron reacciones positivas en ellos.
Una muy buena recomendación para los padres es que se tomen unos minutos antes de hablar con sus hijos y eviten reaccionar impulsivamente. Quizás los resultados no se vean instantáneamente, pero a la larga valdrá el esfuerzo y mejorará la unión familiar.
El artículo científico está próximo a ser publicado en la revista académica Developmental Psychology.
Fuente: ScienceDaily