Jack Healy sintetiza para The New York Times los relatos de personas que se negaron a vacunarse y que ahora atraviesan complicaciones medicas que se podrían haber prevenido:
“No nos vacunamos. Leí todo tipo de cosas sobre la vacuna y me asusté. Así que tomé esa decisión, oré y tuve la sensación de que estaríamos bien”, escribió en Facebook.
Pero no lo estuvieron.
Ahora su esposo, padre de cuatro hijos, lleno de tubos conectados a su cuerpo, se debatía entre la vida y la muerte. El paciente de la habitación contigua había fallecido unas horas antes. Ese día, el 13 de julio, Greene decidió sumar su voz a un insólito grupo de personas que se pronunciaban en el polarizado debate a nivel nacional en Estados Unidos sobre la vacunación: los arrepentidos.
“Si hubiera tenido la información que tengo ahora, nos habríamos vacunado”, escribió Greene. Pasara lo que pasara, oprimió “enviar”.
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