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Publicaciones por mes

abril 2020

75 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Usar antidepresivos durante la etapa de desarrollo afecta el deseo sexual de las mujeres?

  • Maria Fernanda Alonso
  • 14/04/2020

Un nuevo estudio encontró que tomar antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) durante la infancia o la adolescencia está relacionado con un menor deseo sexual en mujeres adultas (Tierney K. Lorenz, 2020).

Investigaciones anteriores demostraron que los efectos negativos de los antidepresivos en la vida sexual pueden durar incluso después de que cese el tratamiento; y en cuanto al deseo y el placer su impacto negativo suele ser peor en mujeres, más allá de lo que se le puede atribuir al trastorno mental de base.

Teniendo en cuenta la evidencia existente de cambios significativos en las regiones del cerebro asociadas a la recompensa después de tomar antidepresivos en adultos y en animales, el nuevo estudio se centró en investigar cómo la exposición a los antidepresivos durante la infancia y la adolescencia puede afectar la función sexual en la edad adulta.

Para averiguarlo fueron encuestados 610 adultos jóvenes. La encuesta fue diseñada para medir la salud mental de los participantes durante la infancia y el desarrollo, la historia de uso de medicamentos psiquiátricos, así como el deseo y el comportamiento sexual.

El equipo de Lorenz descubrió que las mujeres con antecedentes de tomar antidepresivos ISRS durante los años de desarrollo tenían un deseo sexual solitario más bajo. La exposición a los antidepresivos durante la juventud no afectó el deseo sexual asociado y el interés en las relaciones cercanas en las mujeres jóvenes encuestadas. El efecto negativo de los antidepresivos ISRS en el deseo sexual solitario femenino puede deberse a los efectos ISRS en las regiones del cerebro relacionadas con la motivación sexual y la recompensa en las mujeres, mientras que los deseos de intimidad y cercanía no se ven afectados.

“En las mujeres, se cree que el deseo sexual solitario refleja más de cerca los fundamentos fisiológicos de la recompensa sexual, aparte del deseo de intimidad o cercanía emocional. Como tal, estos hallazgos pueden reflejar un efecto específico del uso de ISRS en el desarrollo de sistemas de motivación sexual, pero no circuitos relacionados con el interés en las relaciones cercanas,» dijeron los investigadores.

El estudio no encontró vínculos sustanciales entre el uso de antidepresivos durante el desarrollo y la función sexual en los hombres. No se asociaron efectos sobre el deseo y el comportamiento sexual con el uso de antidepresivos no ISRS ni otros medicamentos psiquiátricos.

Referencia bibliográfica:

Tierney K. Lorenz (2020). Antidepressant Use During Development May Impair Women’s Sexual Desire in Adulthood. The Journal of Sexual Medicine, Volume 17, Issue 3, March 2020, Pages 470-476. https://doi.org/10.1016/j.jsxm.2019.12.012

Fuente: Psypost

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Recomendaciones para psicólogos en reproducción humana asistida durante la pandemia (PDF)

  • Pamela Rossi
  • 14/04/2020

Comúnmente los psicólogos que trabajan en centros de fertilidad se desempeñan en tareas en función a las necesidades de dos grupos: los pacientes y los compañeros de trabajo. En ocasiones ofician de mediadores entre las necesidades de los primeros y las posibilidades que el staff está en condiciones de ofrecer, en respuesta a las posibles demandas.

En esta oportunidad, la pandemia interpela nuestro rol, incluyendo en nuestras prácticas habituales en reproducción humana asistida las de:

  • Favorecer el diálogo y flujo dinámico de la información.
  • Informar al staff acerca de las dudas que se le presentan a los pacientes en cuanto a la continuidad de los tratamientos:
  • Asesorar al personal administrativo del centro en función de los modos de comunicación más favorables, enfatizando en mensajes claros, concretos y que no fomenten temor ni confusiones.
  • Entrenar al staff en técnicas asertivas para el manejo y la transmisión de la información en estos casos:
    • Cómo comunicar las cancelaciones de los ciclos de tratamiento y/o la imposibilidad de iniciar un nuevo ciclo.
    • Ofrecer con claridad la información disponible sobre el potencial impacto del coronavirus y el COVID-19 en el embarazo y el feto, y los riesgos de la exposición y la infección en el ámbito de la consulta.

Autoras: Lic.Rossi,P y Lic.Alaniz,R. Colab.Lic.Abelaira,P.

Descarga la guía completa en formato PDF.

La Sociedad Argentina de Psicología en Reproducción Humana Asistida, es la primera y única asociación de profesionales psicólogos en el área de la Reproducción Humana Asistida de Argentina. Mediante la investigación promueve el abordaje interdisciplinario del impacto en la subjetividad y en las configuraciones familiares. Así mismo elaboran documentos para facilitar y mejorar la labor de los profesionales psicólogos. 

  • Análisis

Abordaje contextual para el afrontamiento y convivencia familiar en tiempos de pandemia

  • Daiana López Cross
  • 14/04/2020

 “El mundo entero está viviendo con dolor, es que más allá de experimentar emociones displacenteras, uno puede vivir una vida valiosa”

Tras semanas de cuarentena, la experiencia clínica y el trabajo con familias demuestran que comienzan a surgir dudas y hasta dificultades para sostener hábitos y medidas de salud mental con niños y niñas en casa.

La situación social y el aislamiento nos enfrentan al surgimiento de diversos pensamientos negativos (catastróficos muchas veces), emociones derivadas de estos y conductas poco deseadas o saludables. Es esperable que altos niveles de ansiedad y estrés surjan estos días, acompañados de sensaciones de incertidumbre, soledad y miedo. Hay varias modalidades de terapia que pueden ofrecer herramientas útiles para aliviar el malestar de los consultantes.

Desde la psicoterapia, en un enfoque cognitivo conductual, se sostiene que cinco elementos interrelacionados deben tenerse en cuenta en la conceptualización de las dificultades psicológicas humanas (A.T.Beck 1985; J.S. Beck 1995; Padesky y Greenberger, 1995). Es así como pensamiento-emoción-conducta-fisiología se mueven al estilo de engranajes, alterándose mutuamente los unos con los otros, dando lugar a un sistema dinámico y complejo (J.S. Beck 1995; Padesky y Greenberger, 1995).

Es por ello por lo que si los pensamientos negativos aumentan en estas semanas, posiblemente los consultantes sientan emociones desagradables o dolorosas y decidan o actúen en función de ellas, con pocas conductas de autocuidado. De la misma manera, sus emociones pueden influir en sus pensamientos y conducta. Si sus emociones son mayormente desagradables (miedo, tristeza, incertidumbre), aumentarán sus pensamientos catastróficos y negativos.

No podemos olvidarnos que los síntomas no provienen de la nada, con lo cual, deben considerarse dentro de un contexto: el ambiente y las características interpersonales que predisponen al surgimiento y mantenimiento de los síntomas y al malestar.

Pensamientos

Desde un enfoque terapéutico cognitivo conductual (TCC) se buscará realizar un registro de dichos pensamientos irracionales, identificando distorsiones cognitivas y pudiendo efectuar reestructuración de éstas con pensamientos alternativos más amistosos.

Emociones

La terapia dialéctica conductual (DBT), categorizada como una de las terapias cognitivo conductuales de tercera ola, ha demostrado ser altamente efectiva en el tratamiento de pacientes con trastorno límite de la personalidad (TLP), que tienen dificultades para regular sus emociones (Sheri Van Dijk,2012)

Aunque un individuo no presente TLP, la expansión de la actual pandemia nos somete a un tsunami de emociones de difícil procesamiento, que fluyen muchas veces casi sin poder identificarse, procesarse, controlarse y aceptarse.

Un hecho social se ha presentado de modo abrupto, e intenso, siendo del orden de lo traumático. Es por ello por lo que considero que uno de los enfoques óptimos para tal procesamiento, con basta evidencia científica, son las terapias de la tercera generación.

Tabla de contenido:

  • Terapia en tiempos de cuarentena: Consejos sobre el trabajo con el consultante y su familia
    • Convivencia familiar y cuidado personal
      • Autocuidado del paciente
        • Salud física
        • Salud psíquica
      • Pautas para una armoniosa convivencia en tiempos de pandemia
      • ¿Qué podemos hacer?

Convivencia familiar y cuidado personal

Indudablemente este cambio abrupto de rutina no solo impacta con cierta intensidad y fuerza a nivel individual, sino que opera en el núcleo familiar entero y exige que tomemos ciertas medidas tanto a nivel de la salud psíquica como física. Es decir, un evento de tal magnitud nos enfrenta a volcar nuestro foco y mirada hacia nosotros y nosotras mismas, generando y poniendo en funcionamiento estrategias quizás nunca efectuadas o experimentadas.

En mi opinión, el mejor enfoque para abordar dicha situación es la terapia dialéctica conductual, ya que ésta elimina el juicio de la TCC donde se plantea que la forma en que los pacientes piensan es «incorrecta», «errónea» o «distorsionada», y se pone el foco en cambiar su forma de pensar. En cambio, DBT reconoce que hay un problema con la forma en que piensan los pacientes, las personas, pero el terapeuta primero los alienta a aceptar esto, en lugar de juzgarlo y luego los ayuda a ver cómo pueden hacer cambios para que su pensamiento sea más equilibrado.

En DBT, a los pacientes se les enseña a aceptarse a sí mismos y a la realidad, tal como son, y luego aprenden herramientas para ayudarlos a cambiar comportamientos poco saludables o problemáticos de alguna manera. Es un modelo más flexible, donde el terapeuta identifica que las conductas problemas responden a un patrón aprendido (Sheri Van Dijk, 2012, p8). Puntualmente en esta situación social, el abordaje desde la DBT nos invita a tolerar el malestar entrenandonos en diversas habilidades.

Miller y sus colegas (2007) señalan que pensar dialécticamente significa mirar ambas perspectivas en una situación y luego trabajar para sintetizar estas perspectivas posiblemente opuestas. En otras palabras, los pacientes, las personas en general (y los terapeutas) necesitan aprender a tolerar la idea de que dos cosas aparentemente opuestas pueden coexistir (Sheri Van Dijk, 2012, p14).

Autocuidado del paciente

Es imprescindible recomendar a los pacientes que comiencen por sí mismas/os. Resalta la importancia de cuidarse uno primero para luego poder asistir al resto de la familia, algo similar a lo que te recomendarían si surgiese alguna situación en un avión: colocarse la mascarilla de oxígeno para evitar experimentar la falta de éste y sufrir hipoxia, con la consecuente caída y desvanecimiento del cuerpo (que de suceder, no te dejaría ayudar a nadie).

Debes recomendar que se implementen hábitos saludables para evitar que colapsen tanto la respuesta corporal como la mental. Solo así el paciente podrá hacerle frente a situaciones estresantes y conservar el sistema inmunológico para responder a infecciones, enfermedades, trastornos, etc.

Salud física

Mucho se ha hablado sobre estos ya, así que solo mencionaré brevemente los puntos que deberías tocar con tu paciente

  1. Higiene del sueño
  2. Alimentación
  3. Ejercicio
  4. Noticias
  5. Higiene personal
  6. Exposición a luz solar

Salud psíquica

Recogeré unos conceptos claves derivados de DBT y terapia de aceptación y compromiso (ACT) para ofrecerles algunos consejos.

Es útil que ayudemos a los pacientes a pensar que estamos viviendo un momento oportuno para conectar con nosotros mismos, con nuestros placeres y actividades de disfrute en casa, para escucharnos y sentir el florecimiento de nuestras necesidades y anhelos. Vivir una vida valiosa más allá del dolor que se presenta como inherente a la condición humana.

Será fundamental enseñarles a ser autocompasivos/as y a flexibilizar ciertas conductas, cogniciones y actividades si es que así lo requiere la rutina de cada uno. Claro está que es necesario sostener una rutina, un cronograma, donde podamos organizar nuestros días, los horarios y tareas, pero también es imprescindible poder modificar pequeñas aristas de esta.
Otras estrategias de DBT que pueden serte útiles con tus pacientes en este momento son:

  • Aceptación radical (Linehan , 1993) o reconocer aquello que es con una disposición abierta y flexible, tal como es, sobre todo cuando aquello que sucede no cumple con nuestros deseos, expectativas o nos genera sufrimiento;
  • “Mente del principiante” (Suzuki, 2001, en McKay, C.Wood, Brantley 2007) que nos permite acercarnos a la realidad de un modo abierto, sin juzgar nada como bueno o malo, positivas o negativas. Esto significa entrar a cada situación y relación como si la estuvieras viendo por primera vez, sin emitir juicios críticos positivos ni negativos, acerca de ti, de los demás o las situaciones.
  • Y, por qué no, parar, hacer unas cuantas respiraciones lentas, desarrollando la mente sabia (McKay, C.Wood, Brantley, 2007) sintiendo el abdomen inflarse y desinflarse lentamente, llorar, permitirse ese dolor, meditar y afrontar el malestar, haciendo lo que pueda como pueda en estos momentos. Saber tomar decisiones y enfrentar situaciones complejas con mente sabia supone poder llegar a un equilibrio entre tu mente racional (pensamientos) y tu mente emocional (emociones), de un modo asertivo.
  • Una última estrategia es entrenar el yo consciente (McKay, C.Wood, Brantley ,2007) y que el paciente aprenda a comunicar cómo se sientes, qué le sucede, qué necesita o qué le haría bien recibir de sus vínculos. Hablar desde el “yo consciente” posibilita expresar de modo correcto-asertivo lo que se necesita, para ello es imprescindible que se permita un tiempo para ella/el.

Desde la terapia de aceptación y compromiso (ACT) se pide un cambio fundamental de perspectiva: un cambio en la manera en que manejas tu experiencia personal (Hayes, S. 2004 p 22). Muchas veces tememos sentir dolor, lo evitamos, y es allí donde nuestro sistema nervioso sigue funcionando. La “aceptación” en terapia de aceptación y compromiso se basa en el hecho de que, como regla general, el intentar librarse del dolor solo consigue amplificarlo, nos enreda más en él y lo convierte en algo traumático (Hayes, S. 2004, p 34).

Como cualquier entrenamiento, el desarrollo, la capacidad para obrar con aceptación radical se ejercita, la forma de enfrentar el dolor y evitar que se convierta en sufrimiento, o que aun así nos permita vivir una vida que merezca vivirse en función a nuestras metas, objetivos y valores requiere de una práctica.

Un ejercicio precisamente podrá ser identificar dichos pensamientos negativos, dichas emociones desagradables, normalizarlas, ponerlas en palabras, registrarlas; hasta podrías incluso escribirlas en una lista, y practicar lo que llamamos “defusión de pensamientos o emociones”, esto es simplemente dejarlos ir, tomar distancia de los mismos, desidentificarte de ellos e imaginarte como se alejan, pasan y se retiran (Hayes, S. 2004; McKay, C.Wood, Brantley, 2007, p113).

Un ejercicio importante para comenzar a implementar puede ser relajación muscular progresiva, respiración diafragmática e imaginería. (Arntz, 1994; Jeffrey, Y; 1990). Cuidar nuestra salud mental en momentos de crisis, supone adoptar una actitud para con nosotros mismos de amor incondicional y cariño, esto dicho porta como eje central poder ser amable, compasivo, conservando la serenidad y amabilidad. Frases de autoafirmación acerca de nuestras cualidades o fortalezas, mensajes de cariño y afecto para con nosotros mismos y, por qué no, hasta caricias son de gran necesidad en estos momentos. Un espacio oportuno para todo ello, donde se pueda ejercitar y prácticas es mediante técnicas de mindfulness y meditación.

Si bien nos han enseñado acerca de muchos cuidados físicos, a asistir regularmente a controles médicos, nadie nos ha advertido de estas técnicas tan saludables, que al igual que cualquier otra actividad deben ejercitarse y practicarse, las cuales nos invitan a vivir una vida más plena.

Pautas para una armoniosa convivencia en tiempos de pandemia

Hay muchos factores que pueden estar afectando la vida familiar actualmente (diferentes estados de ánimo, el sostén económico de la familia, cambio abrupto de la rutina, escuela en casa, etc.), por eso es necesario transpolar algunas estrategias y medidas de cuidado a los demás miembros, en este caso hablaré de los menores.

Cuando hemos trabajado con el adulto y ya éste tiene su mascarilla puesta, recién allí podremos enfocarnos en cómo cuidar, acompañar y sostener a los otros. El “oxígeno psíquico” está relativamente en orden y es ahora cuando puede proveer al resto aire.

A fin de tomar contacto con situaciones que puedan estar pasando las familias ahora, recortaré frases de padres y madres efectuadas en los pasados 18 días, en el espacio de orientación familiar, vía online:

“Teníamos que terminar la tarea, después de 6 horas se enojó, me hizo burla, y se hacía el que no me escuchaba” (madre de niño, 9 años, con trastorno negativista desafiante, trastorno del espectro autista).

“Implementamos pantallas cero, él estaba muy excitado cada vez que las veía, y no podíamos cortar” (madre de niño, 6 años, con trastorno del espectro autista).

“Cancelo la sesión de esta semana online Dai, dado que tiene mucha tarea y no llegamos” (madre de adolescente, 13 años, con trastorno del aprendizaje de contenidos escolares).

“Casi que la obligué a presenciar la clase online, otra vez le agarró la vergüenza y el curso está pago” (madre de adolescente, 12 años, con desregulación emocional y conductual severa).

“Dai, necesito terminar la tarea, estoy hablando con el maestro integrador, que me está ayudando, si podemos mejor dejemos la sesión” (adolescente con Asperger 14 años).

“No pudimos ver todavía la historia social, ni el calendario con pictogramas,” “estamos con mucho trabajo” (padre de niño, 9 años, con Trastorno del Espectro Autista).

*Aclaración: El recorte es funcional a los consejos que quiero ofrecer.

¿Qué podemos hacer?

Primero y principal, anticiparle al menor la situación vivida, acorde a su edad cronológica, utilizando distintos recursos (pictogramas, imágenes, dibujos, vídeos, cuentos).
Alienta al consultante a ofrecerles a los chicos explicaciones verbales acerca del cambio repentino de rutina. Investigaciones han demostrado que los niños son extremadamente sensibles a la estimulación que reciben y la procesan con los recursos primitivos cognitivos que disponen, reciben y procesan estímulos verbales mucho antes que otras capacidades.

Esta media de anticipación es más que necesaria en niños o niñas que puedan padecer algún trastorno del neurodesarrollo “trastorno del espectro autista, trastorno de conducta, déficit atencional.” En los casos en que prima condición del espectro autista será mejor recurrir a diversas apoyaturas visuales debido a las dificultades en la comunicación, comprensión y expresión verbal (Valdez, Ruggieri, 2015).

También en los niños que presentan trastorno negativista desafiante o déficit de atención será menester ayudar anticipando la nueva organización y rutina, dado que poseen dificultades para adaptarse a las situaciones nuevas, baja tolerancia a la frustración y rigidez cognitiva-conductual (Greene, Ross, 2013).

Seguramente aparecerán muchas emociones, así que es bueno entrenar al adulto para normalizar y anticipar las emociones que puedan surgir en estas semanas. Ofrecerle cierta tranquilidad y calma, contestar dudas y dialogar al respecto. Identificar y aceptar las distintas emociones y respuestas fisiológicas derivadas de éstas. A menudo surgen emociones primarias y secundarias. Éstas últimas son las respuestas a las emociones primarias. Es por ello la importancia que cobra reconocer las emociones, compartirlas y validarlas.

Validar supone aceptar las emociones del otro miembro de la familia, como percepciones auténticas y legítimas, mediante la observación y empatía, es una de las mejores formas de comenzar a normalizarlas. Muchas veces cuando las emociones se presentan intensamente y obstaculizan la comunicación. La validación es una forma de abrir una puerta al diálogo. Es clave que el consultante sepa que resulta invalidante responder con consejos, llenando de palabras, sermoneando o dando respuestas que se desprenden de una lógica.

Recordemos que, si bien vamos a construir una rutina para contener y organizar a los niños/as, es importante que se puedan flexibilizar algunas actividades. Y esto es poder ser más compasivos, extendiendo esta compasión, aceptación y escucha al resto de los integrantes de la familia. Disminuir las exigencias, no someterse a grandes cambios ni toma de decisiones sustanciales en estos tiempos de tsunamis emocionales y cognitivos.

Por sobre todo, comprender que tanto los niños y niñas, como ustedes mismos se encuentran haciendo lo mejor que pueden. Al establecer rutinas, los consultantes pueden incorporar en el diseño de esa rutina al menor. Que pueda escribirla, dibujarla, comentarla, estableciendo horarios. Es decir que él sea partícipe de estos días. Al igual que los adultos, deberíamos destacar momentos de alimentación, higiene, estimulación cognitiva, actividades o tarea escolar, ocio/juego libre, descarga motriz y actividad física, contacto social, utilización de tecnologías, mindfulness/relajación.

En estos términos es una recomendación central dedicarle a la tarea escolar el mismo tiempo que suponen otras actividades en casa, buscando el horario que sea mejor tanto para el niño o niña como para el adulto que acompaña.

El objetivo principal es poder atravesar tal crisis de la mejor manera posible, con ciertas medidas preventivas psicofísicas que nos permitan conservar estabilidad. Pondremos el énfasis en conservar una vida que, aún en estos tiempos de pandemia, valga la pena ser vivida, aún cuando el dolor se encuentra en nosotros (Linehan 1993).

Uno de los primeros consejos que doy a las familias que se acercan a consulta, y asegurándome de que haya distribución de tareas más o menos equitativa en la pareja, hábitos de higiene y cuidado básicos cubiertos en los menores y ninguna irregularidad en la rutina producto de una enfermedad médica, es tiempo especial o compartido (Barkley, 1998).

Muchos padres y madres han pasado de vivir unas pocas horas al día con sus hijos e hijas, a pasar 24 horas diarias, lo cual genera diversos estados emocionales, pensamientos y sobre todo conductas. Sumérgete en una situación donde puedas intentar unos breves minutos al día conectar, mirar, escuchar, jugar, y acompañar a los chicos. Disfrutando de ellos y ellas, sin tomar el control del juego, ni criticar, simplemente estando, abierto/a al intercambio.

Paralelamente sería un excelente desafío para los consultantes realizar un registro de cómo se han sentido en esos encuentros con sus hijos e hijas, que puedas elaborar una lista que contenga qué emociones y pensamientos han surgido.

No quería dejar de repetir dos medidas muy importantes, sobre todo en lo que respecta a la salud de los menores, las cuales son un poco más severas y generan nuevos desafíos en relación a su mantenimiento en casa: Higiene del sueño y alimentación saludable.

Como consideraciones finales quería situar la importancia de aproximarse y tomar los aportes de la psicología de la tercera generación como un modo de vivir, como una forma de transitar y experimentar la vida. Más allá de la situación social actual que nos invita a tomar principios, conceptos, y estrategias prácticas, para afrontar el malestar y estrés que suscita, sería interesante poder, a partir de aquí, incorporar dicho enfoque en la cotidianeidad.

Referencias bibliográficas:

  • Barkley. R.A, Murphy C R , Bauermeister JJ (1998) Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, Un Manual de Trabajo Clínico, Editorial The Guilford Press. New York London.
  • Friedberg R, Mcclure, J Práctica Clínica de Terapia Cognitiva con Niños y Adolescentes- Conceptos esenciales- Paidos. Bs As
  • Hayes,S Ph. d. Con Spencer Smith.(2004): “Sal de tu mente, entra en tu vida” la nueva terapia de aceptación y Compromiso. Franko SQ.
  • Linehan, M (2003): Manual de Tratamiento de los Trastornos de Personalidad Límite. Paidos. Bs As
  • Matthew McKay. Jeffrey C.Wood. Jeffrey Brantley (2007): Manual Práctico de Terapia Dialectico Conductual
  • Olga Catanyer (2010):“ La asertividad: expresión de una sana autoestima”. EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S. A. España.
  • Ross, W, Greene, Ph (2013): D El Niño Explosivo Un nuevo modelo para comprender y criar al niño fácil de frustrar y crónicamente inflexible Copyright
  • Ruggieri V: Valdez D. (2015): Autismo, del Diagnóstico al Tratamiento. Paidós.Bs As.
  • Sheri Van Dijk(2012) : DBT made simple : a step-by-step guide to dialectical behavior therapy Sheri Van Dijk. New Harbinger Publications, Inc. 5674 Shattuck Avenue Oakland, CA 94609 www.newharbinger.com
  • Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología (2020): Recomendaciones Psicológicas para afrontar la Pandemia. Bs As.
  • Young, J.(1990): Cognitive Therapy for personality Disorders: A Schema-focused Approach. Sarasota.FL. Professional Resource Exchange
  • Artículos Recomendados de la Web

No quiero volver a la normalidad

  • David Aparicio
  • 13/04/2020

Carlos Candel para eldiario.es:

Pues yo, lo siento, pero no quiero volver a la «normalidad». No anhelo volver a las caravanas diarias para ir al trabajo, a pasar menos tiempo con mi familia, ni a ver la «boina» negra amenazando el cielo de Madrid, a una educación segregadora y con ratios insostenibles, a la precariedad de la Sanidad, al elitismo de que gane más el que más dinero sea capaz de producir menospreciando labores tan fundamentales en este crisis como las de limpiar, reponer o entregar productos, cuidar a los mayores… Detestaría regresar a la orgía de consumismo compulsivo y sin sentido que nos hacía comprar productos innecesarios y de mala calidad, fabricados en países pobres por personas pobres en condiciones de semiesclavitud, para que otros puedan seguir acumulando sus riquezas, sólo por el hecho de que esas prendas son baratas y de temporada.

Una valioso artículo que nos llama a reflexionar sobre si realmente queremos volver a la «normalidad».

Lee el artículo completo en el diario.es

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Vergüenza, convulsiones disociativas y trauma en mujeres Yazidis que experimentaron violencia sexual

  • Alejandra Alonso
  • 13/04/2020

Muchas mujeres han sufrido horribles experiencias de violencia sexual en Bosnia, Ruanda y los Estados Islámicos de Irak y Siria (ISIS): coerción, tráfico de humanos, mutilación, violación, esclavitud y asesinato.

Las violaciones son un ataque extremo a la intimidad personal, que desencadenan sentimientos gigantes de humillación, vergüenza y degradación.

Un grupo de investigadores asegura que algunos estudios han encontrado que las mujeres sobrevivientes de ataques de este tipo pueden desarrollar diversos trastornos mentales.

Según los autores, la vergüenza parece tener un gran rol en el desarrollo de síntomas postraumático y en su mantenimiento. Dado que esta emoción tiene una naturaleza relacional (está vinculada a cómo un individuo se percibe a sí mismo a través de perspectivas imaginadas o reales, externas o internas), se cree que puede exacerbar los síntomas de estrés postraumático (TEPT) y tener una influencia negativa en los vínculos interpersonales.

Ellos explican que, específicamente, en la cultura de las mujeres Yazidis, tener cualquier contacto íntimo (incluyendo el contacto forzado) con hombres no Yazidi, es fuertemente amonestado por la sociedad y, de acuerdo a su religión, es sinónimo de ser excluido de la comunidad Yazidi.

A su vez, nombran reportes donde el TEPT y las convulsiones disociativas están ampliamente extendidas en las mujeres Yazidis que experimentaron violencia sexual durante la cautividad en ISIS y residen ahora en campos de refugiados. Ellos se interesaron por conocer la conexión entre las experiencias de violencia, la vergüenza, el TEPT y las convulsiones disociativas en esta población en un contexto posterior a la cautividad en ISIS.

Método

En el estudio participaron 64 mujeres Yazidis (de entre 18 y 34 años) que fueron mantenidas cautivas por ISIS (por al menos 1 año) en el norte de Irak entre 2014 y 2018. Durante ese cautiverio sufrieron repetidamente diferentes formas de violencia sexual, como violaciones. Fueron comparadas con 60 mujeres Yazidis de similar edad que sufrían TEPT y estaban en el campo de refugiados pero no habían estado cautivas o sido abusadas sexualmente.

Los instrumentos utilizados fueron:

  • Structured Clinical Interview (Entrevista clínica estructurada para el DSM-IVR) para determinar si cumplían criterios para cualquier trastorno.
  • Event Scale de Horowitz y cols. (Escala de Eventos) para evaluar la naturaleza y extensión de la exposición a varios eventos de guerra.
  • 22-item PTSD standardized instrument (instrumento estandarizado de 22 items para TEPT).
  • Multiscale Dissociation Inventory (Inventario Multiescala de Disociación) que mide síntomas disociativos.
  • Somatoform Dissociation Questionnaire (Cuestionario de Disociación Somatomorfo) que evalúa la severidad de las disociaciones somatomorfas.
  • Trauma-Related Shame Inventory (Inventario de Vergüenza relacionada al Trauma).

Todos los cuestionarios fueron traducidos al kurdo. Cuatro asesores aseguraban el mantenimiento del sentido original. Los cuestionarios eran administrados en kurdo por personal del sexo femenino, entrenadas por el equipo de investigadores.

Conclusiones

Las mujeres que estuvieron en cautiverio mostraron mayor prevalencia de convulsiones disociativas (43.5%), trastornos de somatización (38.7%), depresión (75%) y ansiedad (62.5%), comparadas con mujeres que no estuvieron cautivas ni sufrieron violencia sexual por ISIS. Se identificaron trastornos disociativos en el 50.6% de las mujeres Yazidis que experimentaron violencias sexual mientras estaban en cautiverio.

Los autores escriben: “(…)este estudio ha indicado una conexión significativa entre trastornos somatomorfos, vergüenza y convulsiones disociativas entre mujeres violadas traumatizadas, utilizando una variedad de instrumentos diagnósticos, bajo las condiciones de un campo de refugiados.”

Los autores esperan que sus hallazgos logren enfatizar la importancia potencial de tratar la vergüenza y las somatizaciones en pacientes con TEPT y trastornos disociativos. Sugieren enfocarse en la conciencia de vergüenza-trauma-somatización. Por último, resaltan que actualmente no se sabe cómo integrar intervenciones sobre la vergüenza en relación al trauma y el respeto por el contexto cultural de la persona. Es un área que debe ser estudiada.

Referencia del estudio: Kizilhan, J. I., Steger, F., & Noll-Hussong, M. (2020). Shame, dissociative seizures and their correlation among traumatised female Yazidi with experience of sexual violence. The British Journal of Psychiatry, 216(3), 138–143. doi:10.1192/bjp.2020.2

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Investigan la naturaleza de la relación entre el ayuno intermitente y la neurogénesis

  • Maria Fernanda Alonso
  • 13/04/2020

Se ha demostrado que un régimen en particular, el ayuno intermitente (AI), refuerza la creación de nuevas neuronas (proceso conocido como neurogénesis) en el hipocampo, una parte del cerebro involucrada en la memoria a corto y largo plazo (y también una de las primeras víctimas de la enfermedad de Alzheimer). Esta es una dieta específica en la que no se consumen alimentos durante cierto periodo de tiempo, generalmente entre 14 y 18 horas, y si bien se conocen sus beneficios, no es tan clara la naturaleza de su relación con la neurogénesis.

¿Por qué es esto importante? Porque comprender esta relación conducirá a menos enfermedades, mentes más saludables y vidas más largas. 

Investigadores de las Universidades de Singapur y Sungkyunkwan en Corea observaron más de cerca cómo el ayuno intermitente afectó el cambio en los hipocampos de ratones durante un período de tres meses 

Los ratones fueron asignados aleatoriamente a cuatro grupos dietéticos: un control sin restricciones y dietas en ayunas de 12 horas, 16 horas y 24 horas. Los grupos de 12 y 16 horas ayunaron de 3PM o 7PM a 7AM del día siguiente, mientras que el grupo de 24 horas ayunó cada dos días. A pesar de los horarios variados, todos los ratones terminaron comiendo aproximadamente la misma cantidad de calorías.

Como se esperaba, los tres grupos dietéticos mostraron mayores niveles de neurogénesis en el hipocampo, con el cambio más significativo en ratones de 16 horas. Para comprender mejor lo que estaba sucediendo, los autores utilizaron un procedimiento llamado análisis de inmunotransferencia, que puede detectar con precisión ciertas proteínas en una muestra de tejido dada.

El análisis reveló una mayor activación de la vía de señalización de Notch, un tipo de comunicación de célula a célula que es importante para la diferenciación celular, el proceso por el cual las células inmaduras, como las células madre, adquieren una forma y función permanentes (Baik et al., 2020). En los humanos, la señalización de Notch está relacionada con la neuroplasticidad del hipocampo, la capacidad del cerebro para crear nuevas conexiones, lo que nos permite aprender y formar nuevos recuerdos.

Todavía tenemos un largo camino por recorrer antes de comprender completamente cómo nuestras dietas afectan la estructura y la función de nuestros cerebros. Estudios como este pueden ayudarnos a tomar decisiones mejor informadas para llevar vidas más saludables y más largas, al tiempo que conservamos nuestros recuerdos y mantenemos las facultades cognitivas.

Referencia bibliográfica:

Baik, S.-H., Rajeev, V., Fann, D. Y.-W., Jo, D.-G., & Arumugam, T. V. (2020). Intermittent fasting increases adult hippocampal neurogenesis. Brain and Behavior, 10(1), e01444. https://doi.org/10.1002/brb3.1444

Fuente: Psypost

  • Análisis

¿Cuáles son tratamientos son más eficaces para el TDAH? Una revisión de los principales abordajes psicológicos

  • Mauro Colombo
  • 13/04/2020

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad se caracteriza por un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el desarrollo y el funcionamiento normal de la persona (American Psychiatric Association, 2014). Es en la actualidad un diagnóstico con un incremento en la presencia de casos respecto de hace algunas décadas atrás. La valoración del mismo es exclusivamente clínica, no existen marcadores biológicos que permitan diagnosticarlo a partir de escáneres cerebrales, pruebas de sangre o genéticas. Dada esta exclusiva valoración clínica y la forma en que están redactados los mismos criterios diagnósticos en manuales como el DSM- 5, es una de las etiquetas más polémicas en la actualidad, yendo de extremos en donde consideran que es un trastorno inventado, a quienes ante cualquier indicio de actividad que sobrepasa lo “normal” en un niño, buscan un diagnóstico. Es una tendencia al sobrediagnóstico preocupante, excediendo incluso a psiquiatras y psicólogos.

Es frecuente que docentes deriven desde la escuela a niños con problemas de conducta, bajo la sospecha de posible TDAH o autismo (TEA), sin atender a las variables contextuales que mantienen estos problemas de comportamiento. En el caso de quienes ya poseen un diagnóstico de TDAH, es habitual la medicación como primera línea de tratamiento, sin previamente haber pasado por abordajes psicológicos.

A pesar de las observaciones realizadas en los párrafos anteriores, desde aquí no se pondrá en tela de juicio la existencia del TDAH como entidad diagnóstica. Existen antecedentes históricos de niños con características similares en este trastorno desde hace por lo menos dos siglos y medio atrás; con lo cual no parece ser un invento de las farmacéuticas, más allá que estas aprovechen la oportunidad para instalar como principal abordaje la medicación. En todo caso, este embrollo entre entidades reales, ficticias, negocios por parte de algunos sectores y sobremedicalización pone de manifiesto la necesidad de estudiar la oferta terapéutica disponible, a fin de ofrecer a quienes llevan esta etiqueta diagnóstica los tratamientos más eficaces.

Teniendo en cuenta este contexto, es que un grupo de investigadores (López-Villalobos, López-Sánchez y De Llanos, 2019) publicó el pasado año una revisión bibliográfica de la eficacia de tratamientos psicológicos, en niños, adolescentes y adultos con TDAH y que revisaremos en este artículo.

Terapéutica en TDAH

En la actualidad el tratamiento del TDAH suele ser interdisciplinario. Incluye diversos profesionales en el ámbito de la salud mental, entre ellos psicólogos, psicopedagogos, médicos, profesores especiales, etc. Esto habla de abordajes complejos, no restringidos a una sola área de la vida del sujeto. En efecto, las dificultades presentes en el TDAH se manifiestan tanto a nivel hogareño, como escolar o en ámbitos de recreación. No solo para sostener la atención en tareas escolares, sino para llevar adelante interacciones sociales diversas, mantener hilo de conversaciones y/o actividades, enfocarse en situaciones específicas, etc.

Con la finalidad de aportar pautas que ayuden en la cotidianidad de estas personas, hemos publicado artículos orientados tanto al ámbito educativo (aquí y aquí) como dirigidos a las familias (aquí y aquí); entendiendo que ningún abordaje puede ser eficaz en TDAH si no contempla la participación y la adecuación de todas las personas y ámbitos donde se desempeñan quienes lo padecen.

Con respecto a la línea del abordaje, si exclusivamente psicológica, farmacológica o una combinación de ambas, por el momento no existe consenso pleno. Si bien en los últimos años diversas instituciones recomiendan como primera opción la terapia psicológica, en especial la terapia de conducta, en la práctica esto no siempre es cumplido. En este artículo pueden leer por ejemplo como un 20% de los médicos de EE.UU, recomiendan como primera opción la terapia farmacológica, contrario a sugerencias de instituciones internacionales. También existen recomendaciones conjuntas, es decir, combinando el abordaje psicológico con el farmacológico, en especial para los casos más graves (Catalá-López et al., 2017, Krull, 2017).

Volvamos ahora al metaanálisis sobre el que se apoya el presente artículo.

Método

Respecto de los abordajes psicológicos analizados por el equipo de investigadores, tuvieron en cuenta aquellos que realizan un correcto diagnóstico del TDAH, una adecuada valoración funcional de las conductas problema y también de los objetivos terapéuticos. Esto por una razón muy sencilla, no trabajar sobre un diagnóstico claro y no operacionalizar aquellas conductas meta así como los objetivos terapéuticos produce que no pueda establecerse con claridad la eficacia de la terapia analizada, tomando posiblemente como eficaces formas de intervención que no lo son en realidad.

La revisión la realizaron tomando en cuenta las bases de datos Pubmed/Medline, Psycinfo, Bases del CSIC (sumarios ISOC e IME) y Web of Knowledge. Excluyeron los tratamientos farmacológicos, de ejercicio físico y dietéticos, por no ser la finalidad de la revisión. La búsqueda se hizo en español e inglés y abordó los siguientes tratamientos: terapia de conducta, terapia cognitivo conductual, terapia cognitiva, neurofeedback, entrenamiento cognitivo y mindfulness.

Resultados

Se comentan a continuación los resultados de la revisión, separando cada uno de los abordajes estudiados.

Terapia de conducta (TC): Utiliza los conocimientos del análisis de la conducta para desarrollar, aumentar y disminuir comportamientos objetivos, a partir de diversas estrategias de reforzamiento diferencial, establecimiento de normas, entrenamiento en habilidades conductuales, economías de fichas y contratos conductuales, entre otras. Todas estas estrategias, las cuales no son exhaustivas, deben utilizarse a su vez realizando análisis funcionales de la conducta. En la escuela, las intervenciones se enfocan en el desarrollo de diversas habilidades académicas, de organización, de comportamiento en clase y relación con pares y mayores. En los ámbitos familiares, buscan la cumplimentación de tareas, el seguimiento de rutinas y normas de convivencia, el desarrollo de hábitos saludables , la mejora en las relaciones interpersonales, etc.

La mayoría de las guías de práctica clínica recomiendan a la terapia de conducta como primera línea de tratamiento para el TDAH en edad preescolar y también para edad escolar, en aquellos casos donde la sintomatología no es grave o no hay un grave deterioro funcional. En los casos de mayor gravedad recomiendan el abordaje combinado (terapia de conducta + fármacos). Se hace la observación que respecto de la medicación aislada, los estudios apuntan a que sus efectos son significativamente menores que aquellos casos donde se combina la medicación estimulante con la terapia de conducta.

Respecto a los adolescentes, una revisión del 2016 que incluyó a 2668 participantes mostró evidencia de eficacia para los tratamientos psicosociales (estrategias de intervención conductual, cognitivo conductual y entrenamiento en habilidades a padres, maestros y niños) mejorando aspectos conductuales, emocionales y el funcionamiento interpersonal, además de habilidades académicas y organizacionales.

Se destaca de la TC el énfasis que pone en el entrenamiento en las habilidades necesarias no solo para quienes llevan el diagnóstico, sino también en maestros, padres y todos aquellos que tengan trato con ellos.

Terapia cognitivo conductual (TCC): Los autores de la revisión mencionan dentro de sus herramientas las autoinstrucciones, inhibición de respuestas o autocontrol y el desarrollo de formas de pensar más organizadas y reflexivas. Una revisión del 2016 valora la influencia de los tratamientos psicosociales (entre los cuales incluye a las TCC) sobre resultados como finalización de tareas, habilidades organizacionales, síntomas reportados por los padres y la psicopatología coexistente.

Una guía del 2014 observa que la TCC cuando integra psicoeducación, habilidades de planificación y organización, entrenamiento en habilidades académicas, terapia cognitiva y estrategias de manejo comunicacional y emocional; logra mejoras en los cumplimientos de horarios, disminuyen el ausentismo escolar, aparecen mejoras a nivel conductual documentadas por padres y en el aula documentadas por docentes, e incluso está asociada a una disminución de la medicación estimulante.

Las TCC para adultos, por otra parte, muestran tamaños de efectos comparables a los que la terapia de conducta muestra para los niños para los mismos tipos de problemas, de acuerdo a Knouse, Teller & Brooks (2017).

Neurofeedback (NF): Los autores describen el NF como un tratamiento que proporciona retroalimentación de las señales electroencefalográficas en tiempo real y que tiene como objetivo la adquisición de autocontrol sobre determinados patrones de actividad cerebral, para luego aplicar estas habilidades en situaciones de la vida diaria.

La División 53 de la American Psychological Association considera a la NF como un tratamiento prometedor, aunque comparado con la ausencia de tratamiento, no contra abordajes establecidos. A su vez, destaca las deficiencias metodológicas que poseen las investigaciones que estudiaron NF. Otras revisiones encuentran dificultades similares en las investigaciones, entre las que se destacan la ausencia de seguimientos y generalizaciones de los resultados y que los efectos de los tratamientos desaparecen o disminuyen cuando las investigaciones son ciegas.

Los autores de la revisión en la que se apoya el presente artículo consideran al Neurofeedback un abordaje prometedor, que por el momento no puede recomendarse como tratamiento del TDAH por ausencia de estudios metodológicamente bien diseñados.

Entrenamiento cognitivo (EC): Este es un tipo de abordaje donde busca entrenarse a los participantes en diversos dominios cognitivos donde presentan dificultades, a través de herramientas informáticas y de actividades donde se van aumentando los niveles de dificultad gradualmente.

La División 53 de la American Psychological Association lo considera como un tratamiento con evidencia no probada. Existen otras revisiones sistemáticas donde se observan mejorías de los pacientes tratados con este tipo de entrenamiento, pero estos efectos disminuyen cuando la evaluación es ciega.

Estudiando la memoria de trabajo a través de programas informáticos, algunas investigaciones muestran resultados prometedores, mientras otras no, presentando en ambos casos dificultades metodológicas. Por otro lado, otras revisiones han mostrado que los entrenamientos de memoria de trabajo producen resultados moderados a corto plazo, pero que no logran generalizarse.

En líneas generales, no existe suficiente evidencia científica para recomendar el entrenamiento cognitivo para el abordaje del TDAH, dada la ausencia de resultados significativos, la falta de generalización y las fallas metodológicas presentes en las investigaciones.

Mindfulness (MF): El mindfulness es una práctica formal de aumento de la conciencia, de focalizar la atención en el momento presente y de observar sin realizar juicios. Esto en teoría tendría un efecto beneficioso en la capacidad de centrar la atención en distintos estímulos y en reducir la conducta impulsiva, dos habilidades claramente afectadas en el TDAH. Tomándolo como práctica, se consideran dos variantes:

  • Atención centrada, que implica focalizar en un pensamiento, sensación corporal o imagen específica
  • Atención receptiva, que implica observar el contenido de la experiencia, por ejemplo pensamientos y emociones, de un momento a otro sin reacciones y sin juzgar

En la medida en que el mindfulness se centra en habilidades atencionales, podría ser beneficioso para la realización de tareas, la autorregulación emocional y el control de impulsos. Dos revisiones previas, utilizadas por los investigadores en el presente metaanálisis, encuentran que el mindfulness podría ser beneficioso para, entre otras cosas:

  • Atención
  • Hiperactividad
  • Impulsividad
  • Regulación emocional
  • Ansiedad y depresión, que suelen presentarse en los cuadros de TDAH

No obstante, los investigadores que tuvieron en cuenta estas dos revisiones hallaron severas fallas metodológicas en gran cantidad de los estudios analizados, entre ellas:

  • Algunos no poseían grupo control
  • En otros, los mismos eran solo lista de espera (no comparaciones con otros tratamientos)
  • Ausencia de evaluación ciega
  • Ausencia de aleatorización
  • En algunos se mezcla el mindfulness con tratamiento farmacológico, en otros con prácticas de regulación emocional
  • Ausencia de seguimiento
  • Muestras pequeñas

Todas esas dificultades de los estudios llevan a los investigadores a concluir que, si bien las intervenciones basadas en mindfulness resultan prometedoras, es necesaria mayor cantidad y calidad de investigaciones para poder recomendarlo como un tratamiento sólido para el TDAH.

Conclusiones y recomendaciones

Las investigaciones de tratamientos psicológicos en los últimos años resaltan la importancia de los mismos para el tratamiento del TDAH, ya sea en la mejora de los síntomas típicos del trastorno, como la falta de atención, impulsividad y regulación emocional, así como para la mejora de la vida en general, el manejo de los comportamientos disruptivos en el aula y el hogar, y trastornos que suelen ser comórbidos con el TDAH, como ansiedad y depresión.

Respecto de la controversia sobre si es recomendable como primera línea de abordaje tratamiento psicológico o farmacológico, destacan que los de corte psicológico ya son considerados como primera opción para edad preescolar (NICE, 2016); y para edad escolar en aquellos casos donde la sintomatología y el deterioro funcional son leves.

Para aquellos casos donde el cuadro reviste mayor severidad a nivel funcional, cognitivo y comportamental, los tratamientos psicológicos demuestran ser eficaces, pero en combinación con abordajes farmacológicos. Remarcan un avance en este sentido, donde se considera la utilidad de los abordajes psicológicos en conjunto con los fármacos, en contra de posturas de décadas anteriores donde se tenía en cuenta al tratamiento medicamentoso como primera opción, sin combinarlo.

Algo que deja en evidencia la revisión, es que de la oferta terapéutica psicológica son muy pocos los abordajes que cumplen con criterios de eficacia que permitan recomendárselos como primera línea de abordaje. A tal respecto, el equipo señala:

  • La terapia de conducta debería ser considerada como primera línea de intervención, ya que muestra beneficios tanto en los síntomas básicos del TDAH, así como en la funcionalidad general y en las posibles comorbilidades.
  • La TCC, cuando se encuentra integrada en paquetes más amplios, como el marco de la terapia conductual.

De los tratamientos restantes, los investigadores no hallaron suficiente evidencia para recomendarlos en el TDAH. Si bien el mindfulness, el entrenamiento cognitivo y el neurofeedback presentan algunos estudios prometedores, es preciso continuar investigando la utilidad de los mismos, comparándolos con aquellas intervenciones establecidas, realizando seguimientos a largo plazo, estudiando la generalización de los aprendizajes a nuevos ámbitos e incluyendo más participantes en los futuros estudios, a fin de evaluar de manera más precisa sus alcances y limitaciones.

Referencias biliobráficas:

  • American Psychiatric Association. (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Editorial Médica Panamericana.
  • Catalá-López, F., Hutton, B., Núñez-Beltrán, A., Mayhew, AD., Page, MJ., Ridao, M., et al. (2017). The pharmacological and non-pharmacological treatment of attention déficit hyperactivity disorder in children and adolescents: protocol for a systematic review and network meta-analysis of randomized controlled trials. PLoS ONE, 12(7), 1-31.
  • Knouse, L. E., Teller, J., & Brooks, M. A. (2017). Meta-analysis of cognitive–behavioral treatments for adult ADHD. Journal of consulting and clinical psychology, 85(7), 737- 750.
  • Krull, KR. (2017). Attention deficit hyperactivity disorder in children and adolescents: Overview of treatment and prognosis. UpToDate.
  • López-Villalobos, J. A., López-Sánchez, M. V., & Andrés De Llanos, J. (2019). Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad: Revisión del tratamiento psicológico. ReiDoCrea. 8, 95-105.
  • National Institute for Health and Care Excellence (2018). Attention Deficit Hyperactivity Disorder: Diagnosis and Management of ADHD in Children, Young People and Adults. Disponible en https://www.nice.org.uk/guidance/ng87/chapter/Recommendations

 

  • Encuentro con un terapeuta

“A los modelos psicológicos nunca les gustó el DSM”, Dr. Guido Korman

  • Lara María Velázquez
  • 13/04/2020

El Dr. en Psicología Guido Korman, es Investigador Independiente y Profesor Adjunto de la Universidad de Buenos Aires en la Facultad de Psicología.

Ha investigado la complementariedad terapéutica para el tratamiento de la depresión en diferentes poblaciones, los inicios inicios de la terapia cognitivo conductual, desarrollo de la misma en el contexto local -Argentina- y aplicación práctica de la terapia cognitivo conductual en el ámbito hospitalario) es Magister en Cultura y Sociedad (con Mención En Concepciones Sobre La Salud), Licenciado en Psicología y profesor de Enseñanza Media y Superior en Psicología.

Bueno, Guido, primero muchas gracias por esta oportunidad; por el tiempo y por el espacio.

Me parece muy bueno lo que estás haciendo Lara de ir entrevistando a la gente del campo TCC.

Bueno ¡Muchas gracias! Para empezar esta entrevista ¿Cómo fue que conociste a Eduardo Keegan?

Bueno, cuando yo cursaba, no existía la materia de psicoterapias. Yo me recibí en el 96 y creo que el curso lo hice en el 2000-2001 y ahí lo conocí a Eduardo.

¿Y cómo terminaste formando parte del gran equipo que hay hoy por hoy?

A mí la facultad me aburría bastante… La hice muy rápido, en 4 años. Estaba harto de leer «introducción al Narcisismo». En esta época me gustaba más la Filosofía. El Psicoanálisis, que a todo el mundo le gustaba a mí (no sé si de cabezadura que soy o qué), no me gustaba. Hay cosas que no me convencían. Yo soy del interior, vengo de un mundo más simple. ¿Cómo alguien va a ser neutral? Uno siempre pone en juego sus cosas, el trabajo de inconsciente a inconsciente… no me cerraba por ningún lado y eso que había hecho análisis (como todo el mundo) pero no terminaba de convencerme.

Hay un largo camino antes de llegar a Eduardo ¿Cuento esa parte?

¡Por favor! A mí me interesa mucho.

Bueno, junto con Cristian Garay (que lo conocí en el primer año de la carrera), leíamos filosofía. Y cuando me recibí, estaba medio perdido, la verdad no sabía muy bien qué hacer. Alguien me invita a dar clases a la Universidad de La Matanza y, estando ahí me dicen que había un grupo de gente que hacía investigación y ahí la conocí a Gloria Mendicoa y me integré a su grupo de investigación durante un par de años.

Vos me decís así (Curso autogestivo de filosofía) y me suena a psicoanálisis

Sí, pero era en contra el psicoanálisis tradicional, el antiedipo, ese tipo de lectura crítica.

Al poco tiempo, me empecé a interesar en investigación y alguien me comentó que una antropóloga estaba buscando becarios para hacer una investigación en el Noroeste Argentino. Me puse en contacto con quien después fue mi directora de CONICET, la doctora Anatilde Idoyaga Molina y, en ese momento, justo al mismo tiempo, empiezo a interesarme en otras terapias y ahí lo conozco a Eduardo Keegan y empiezo a hacer sus cursos. Yo había leído otros modelos y no lograron interesarme; la terapia cognitiva me pareció un modelo muy pragmático.

Paralelamente, entonces, comienzo a investigar con esta antropóloga. Ella dirigía una maestría. Me interesó y empecé a cursar. Me presento a una beca doctoral con ella y ahí empiezo a investigar, ya con un poco de bagaje respecto de la terapia cognitiva, por lo que se hace en otros contextos culturales con la depresión. Ahí me fui a investigar al noroeste.

¡Fue una vivencia muy experiencial!

Sí, además mi directora viajaba conmigo, fue muy enriquecedor porque ella tenía mucho conocimiento del campo. Yo estaba interesado en ver qué hace la gente con depresión en un contexto en el que la psicoterapia no es tan popular. El consumo en salud tiene que ver con las creencias. Y me fui a estudiar qué hacía la población campesina del NOA con la depresión.

Lo interesante es que la terapia cognitiva; no tiene una visión de «verdad»; es en función de tus creencias y lo que evalúa es la funcionalidad

Me dediqué a investigar qué es lo que hace esa población cuando las personas están deprimidas. Investigué, por un lado, gente que estuvo deprimida, curadores tradicionales, curanderos, chamanes) y cómo es que resuelven, lo que desde las categorías psicológicas psiquiátricas, llamamos depresión. El punto interesante de eso es que empecé a entender que la gente toma los recursos terapéuticos según lo que cree. Tu interpretación, va a dar lugar a la respectiva conducta. Así es que me interesó explorar lo que la gente consume en función de lo que cree. En esa tesis doctoral investigo qué es lo que hace la gente con depresión en contextos culturales distintos a las clases medias medias-altas de Buenos Aires.

Lo interesante es que la terapia cognitiva; no tiene una visión de «verdad»; es en función de tus creencias y lo que evalúa es la funcionalidad. No es que hay algo claramente verdadero, no se dice «estás pensando equivocado», sino más bien «hay otras opciones posibles».

Es por es que, desde la terapia cognitivo conductual, podemos conocer las perspectivas de los usuarios del sistema de salud y así pensar las estrategias claras para ellos, en función de lo que necesitan.

¿O sea que llegaste a Eduardo averiguando y estudiando luego de recibirte de la licenciatura?

Así es, llegué buscando algo que fuera útil y que me cerrara teórica y clínicamente. Venía decpcionado de lo que conocí en la facultad.

Durante un tiempo atendía pacientes en Cáritas y ahí me di cuenta de que, la formación que había recibido – principalmente -, no me daba ninguna herramienta concreta. Ahí lo conozco a Eduardo y, al aplicar lo que me enseñaba, empecé a ver cambios muy concretos

¿Y cuando ingresaste en la carrera de Investigador Científico y Tecnológico?

Terminé mi tesis doctoral, después hice una beca posdoctoral, dirigida por otro investigador del CONICET, el Dr. Hugo Klappenback. En ese momento me quería centrar en estudiar sobre los modelos cognitivo-conductuales, su surgimiento, tanto en el mundo, como acá en Argentina. Me dedico a investigar cómo surge la terapia cognitiva en el contexto local, porqué se da como se da, porqué aparece en la década del 90, cómo llega, porqué adquiere características particulares.

Paralelamente, obtengo una beca posdoctoral del CONICET para ir a estudiar afuera y fui al Centro de terapia cognitiva en Philadelphia en la Universidad de Pennsylvania. Ahí estuve con Cory Newman, que es quien se quedó a cargo del centro mítico donde surge la terapia cognitiva. Estando ahí, participo de unos cursos dictados por Beck. También participé en un grupo de investigación que dirigía él y estuve en el grupo de investigación de Robert DeRubeiss. Después estuve en las supervisiones con Cory Newman, que es el director del centro. También participé de actividades con F. Crits-Christoph
que es un investigador psicodinámico. Estando ahí, me dediqué a investigar cómo se dio el pasaje de Beck a la terapia cognitiva. Después estuve con todo el grupo de Beck, todos los que eran sus discípulos, con su secretaria, Ruth Greenberg…

Estuviste codo a codo con la cream de la cream.

Claro, estuve en la Disney cognitiva, viendo a todos mis superhéroes.

¡Qué lindas experiencias! Fruto de tu mérito.

Bueno, Eduardo fue muy amable que me hizo el contacto con Cory Newman y fui aceptado. De ahí volví y quedé en contacto con dos investigadores. Uno que me alentaba, a que hiciera investigación clínica, era Rob DeRubeiss, alguien muy amable y optimista que me decía «sí, se puede hacer investigación con pacientes, aunque no tengas dinero». Por otro lado, estaba Paul Crits-Christoph que me decía «mirá, Guido, si no tenés un millón de dólares, es muy complicado hacer investigación, nunca va a ser muy buena ni muy bien publicada». Entonces, me volví como muy contento por la información obtenida, pero un poco desalentado por el panorama de investigación; complicado sin dinero para hacer los estudios que vi y sin pacientes para poder aplicar los tratamientos y ver si requieren adaptaciones específicas en función del contexto.

Si no tenés un millón de dólares, es muy complicado hacer investigación

Volví tomando en cuenta la dimensión particular que tiene el consumo de psicoterapia en nuestro contexto. Allá, charlando con mis compañeros de la Universidad, noté que nadie había hecho terapia como paciente. Al preguntarme a mí si había hecho psicoterapia y escuchar mi respuesta, orgulloso de haber hecho varios tratamientos, me miraron como si fuese un caso grave. La gente no suele consumir psicoterapia como nosotros. Tenés muchas diferencias culturales; la terapia cognitiva conductual, como la conciben ellos (en Philadelphia) ¿Es igual a como la concebimos nosotros? Por ejemplo, los temas existenciales, no son un motivo de consulta, generalmente, los motivos son ligados a trastornos. Hay una lectura distinta, nadie te pregunta si vas al psicólogo, es una pregunta muy personal. Para nosotros no. De hecho, en la facultad se pregunta «quien no hizo tratamiento?» y siempre son muy pocos.

Totalmente, interesante lectura… Actualmente, un poco por lo que leí, estás más avocado a lo que es mindfulness, dentro de la llamada Tercera Ola, si es un concepto apropiado… ¿Qué fue lo que te llevó a esta orientación?

En verdad, eso es una larga historia. Yo hago meditación desde que tengo 15 años. Con Eduardo (Keegan) y Cristian (Garay) empezamos a estudiar estos nuevos modelos. Eduardo dirigía la lectura que hacíamos Cristian y yo. El libro terapia cognitiva Basada en la Conciencia Plena es de lo mejor que he leído en TCC. Es un gran argumento lógico al porqué la práctica de mindfulness puede ser útil en la depresión recurrente.

Hoy el mindfulness parece que «sirve para todo», es algo mágico. No creo que sea así. Lo que es interesante es que ese libro, incluye por un lado, los desarrollos de la terapia cognitiva y el modelo teórico de Tesdeale. El libro es un argumento lógico del porqué la MBCT es útil para prevenir la recurrencia para la depresión. Me pareció un argumento muy interesante y, a partir de este trabajo, me empecé a interesar en estos nuevos modelos. Otra cosa que llamó mi atención es que es un modelo relativamente sencillo de difusión.

Sí, además hoy en día tiene buena repercusión en la gente.

Eso, principalmente, tiene que ver con la parte New Age. Para muchas pacientes y psicólogos es muy cool meditar, inclusive es más «cool» meditar que registrar pensamientos. Lo interesante es la búsqueda de fundamento científico a prácticas muy antiguas como la meditación.

Totalmente y muchas veces es únicamente un componente dentro de un tratamiento. ¿Creés que toda tu trayectoria académica se fue complementando a lo largo de tu recorrido profesional?

Bueno, uno es un producto de toda su historia. Si vos me preguntaras a mí, lo último que estoy investigando es como una «mezcla» de todo eso. Volví de Estados Unidos muy interesado en conseguir pacientes para investigar cómo adaptar la terapia cognitivo conductual al contexto local.

La terapia cognitiva conductual, como la conciben ellos (en Philadelphia) ¿Es igual a como la concebimos nosotros?

Un día, me topé con una psiquiatra (la Dra. Luciana Dálessio, investigadora del CONICET) y me comentó que había unos pacientes que ella venía investigando con crisis no epilépticas psicógenas que nadie sabe qué hacer y que ella, a partir de las guías clínicas, sabía que había tratamientos TCC que funcionaban. Me invitó a participar de la investigación y, a partir de estos pacientes, me encontré con el objetivo de diseñar un tratamiento y adaptar un tratamiento TCC.

Al mismo tiempo, me empecé a interesar en cómo se están adaptando los tratamientos cognitivos conductuales en la población hospitalaria. Nosotros sabemos que hay que hacer registros de pensamientos… ¿Los hacen los pacientes? Cómo se dan, concretamente, los tratamientos cognitivo conductuales y qué variables hay que adaptar.

Hablamos de tratamientos con apoyo empírico (TAE). Muy bien ¿Dónde está hecho ese tratamiento empírico? ¿Son los mismos pacientes los del Hospital Ramos Mejía que los de Universidad de Pensylvannia o la Universidad de Harvard (estudiantes más ricos del mundo)? ¿Cómo se adapta? ¿Qué hay que hacer? Esto es, de alguna manera, lo que intento hacer en este último tiempo; entender la lógica de qué habría que adaptar de los tratamientos.

Por un lado, estoy pensando la adaptación y, por el otro, estoy viendo qué es lo que se hace concretamente en la práctica. Una cosa es el modelo teórico y otra es la aplicación; la población, el equipo y cada profesional.

¿Cómo se te ocurrió complementar el factor antropológico o local con la variable cognitiva? Algo muy novedoso…

Soy una persona curiosa. Pero creo que tuvo más impacto el azar. Yo estaba interesado en investigación, siempre los temas culturales me habían parecido interesantes, me gusta mucho la mitología, las religiones, etc. ¡Y acá estoy!

¿Cuál es tu apreciación o experiencia siendo Director de becarios?

Bueno, lo hago hace un tiempo. Con algunos becarios uno se lleva mejor que con otros, son vínculos humanos. Es una experiencia interesante, de mucha cercanía.

Me imagino. ¿Cuándo comenzaste a ser disertante en Jornadas y/o Congresos? ¿Cómo fue tu primer experiencia?

Siempre fui de ir a exponer. La primera exposición fue a los 23 años.

¿Y cómo llegaste ahí? A esas oportunidades.

Por querer ir. En general, en casi todas las exposiciones, te anotas y vas. Lo evalúa un Comité y si considera que es apropiado vas y exponés.

¿Y cuándo comenzaste a ser docente?

Primero fui co ayudante en la UBA apenas me recibí, luego fui docente en la Universidad de La Matanza. Después empecé en la cátedra de psicoterapias, en la que estoy ahora hace muchos muchos años. No me acuerdo si 2002, 2003.

¿Cómo fue tu experiencia la primera vez que tuviste a cargo un aula?

Siempre me gustó dar clases me parece algo divertido. Siempre lo disfruté. Es como un espacio casi de reflexión, de repensar cosas. Es algo muy agradable. Se vuelve una reflexión en voz alta. Trato de hacer un mapa para no irme de tema.

De todas las clases que dictaste ¿Sentís que alguna te haya marcado más?

Creo que las de psicoterapias porque me dieron mi identidad de “cognitivo conductual», me permitió trabajar con Eduardo. Es un un referente, es alguien muy curioso y siempre te ayuda a ir viendo hacia dónde va el futuro. La psicoterapia, al igual que cualquier área del conocimiento, es cambiante. Entonces tenemos una mirada en la que pensamos que los distintos modelos psicológicos inevitablemente van a tener sus finitudes, inclusive la terapia cognitivo conductual como la conocemos.

La psicoterapia, al igual que cualquier área del conocimiento, es cambiante

Es muy sabia esa postura, por lo menos, dentro del campo de la Psicología. Es decir que hoy por hoy ¿Tu trabajo en la clínica está ligado a la investigación?

Sí, me dedico a investigar qué es lo que ocurre con estos pacientes específicos y cómo se implementan los tratamientos cognitivo conductuales; qué características tienen. En este país, el consumo de psicoterapia, es una originalidad. En otros contextos, si alguien va al psicólogo la atribución es de patología.

Sí, acá también está instalada la idea de ir a psicoterapia por algo a resolver, no por tener una «vida plena»…

Pero yo te preguntaría, las veces que fuiste al psicólogo ¿Tenías algún trastorno? ¿Por qué no te puede ayudar un amigo/a escuchándote? Tenemos como un valor social en eso. Hay gente que hasta lo cuenta orgulloso.

No hay asociación entre ir al psicólogo y el estigma social que esto tiene; vas porque querés saber qué hacer con tu vida, no porque estás «en el horno con papas» y no podés tomar una decisión. Cuando uno viaja y toma contacto con otros profesionales es un fenómeno original.

Tuve una charla muy interesante con en congreso de la Society for Psychotherapy Research con Robert DeRubeis en la que le comentaba que en Argentina, la gente consume terapia cognitivo conductual aunque no tenga un trastorno y él me decía «eso no sería terapia cognitivo conductual». Sin embargo, desde nuestro contexto, probablemente sí y ahí tengo todas estas entrevistas en las que fui viendo cómo los terapeutas cognitivo conductuales consumen psicoterapia.

¿Y cómo creés que impacta esta transición que se está dando en los últimos años, en el campo de la psicología, entre terapia cognitivo conductual «estándar» hacia los tratamientos más de corte contextual, con abordajes transdiagnósticos? ¿Qué pasa ahí con las nomenclaturas, los trastornos?

Vamos primero a ver la cuestión de las sistemas diagnósticos operativos. A los modelos psicológicos nunca les gustó el DSM porque es un modelo psiquiátrico. Los “modelos transdiagnósticos» y los nuevos modelos basados en Procesos, apuntan a liberarse de esos sistemas diagnósticos, un clásico de la psicoterapia. De hecho los modelos de tratamientos basados en trastornos son parte de la política de investigación y financiamiento de la década de los 80. Sin ella, no hubiera habido tantos tratamientos en función de categorías DSM y CIE-10.

La psicoterapia científica es normal que cambie. pocos conocimientos se mantienen con el paso del tiempo. En diez años los modelos de tratamiento basados en trastornos nos van a parecer obsoletos.

Por otro lado, escribiste un montón de artículos científicos… Supongo que el contenido de los mismos tiene una cierta línea pero también fueron teniendo sus ramas… ¿Sentís que seguiste una temática de alguna manera?

Creo que seguí ideas generales; factores culturales, terapia cognitiva Conductual e investigación cualitativa. Esas ideas se fueron mezclando todo el tiempo. Ahora se puede decir que estoy estudiando a las 3 juntas: Cómo se da la terapia cognitiva Conductual en el contexto Hospitalario y cómo se puede adaptar la misma al contexto local. Y, por otro lado, si con estos mismos pacientes ocurre lo mismo en otros contextos, investigando la población en sectores populares.

Las técnicas psicométricas son excelentes, de eso no hay dudas, pero ¿Qué pasa cuando los pacientes no las completan?

Claro… ¿Quisieras contar algo del libro Innovaciones en los Modelos Cognitivo Conductuales?

El libro es producto del curso de posgrado que dictamos que está dentro de la carrera de Especialización de terapia cognitivo conductual. De alguna manera, escribimos las clases que tiene ese curso; tenés un capítulo de Eduardo Keegan, uno de Cristian Garay, uno de Fabián Maero, y otro de Guillermo Lencioni.

¡Y uno tuyo!

Y uno mío… El libro es una buena introducción al tema en español, la mayoría de los libros de estos temas están en inglés. Es un pantallazo de la materia que dictamos y también una mirada hacia donde está yendo el campo TCC.

Bueno ¡Muchas gracias a todos por escribir sobre temáticas tan ricas que escasean en español y son parte del ahora y del futuro! ¿Cuál es tu experiencia habiendo sido y siendo tutor y jurado de tesinas?

Yo estuve cuando se hizo la reglamentación y todos decían «¡Qué embole!» pero creo que es una buena instancia de aprendizaje. Te permite acercarte a gente que en otro momento no te acercarías, tener un vínculo, y hacer un cierre de la carrera distinto.

Por otro lado ¿Creés que hoy en día prevalezca algún Diagnóstico en las consultas?

Creo que tiene que ver con lo que hoy llamaríamos trastornos emocionales (depresión y ansiedad) y también desarrollo personal. Yo creo que la tasa de prevalencia debe ser parecida al resto del mundo nada más que hay mucho consumo. Me parece algo bueno que tenemos, que el mundo nos puede envidiar; el bajo estigma de la psicoterapia.

Para ir cerrando… ¿Qué desafíos creés que tenga la Psicología a futuro?

Muchos (risas). Se viene todo el impacto de las Nuevas Tecnologías; Terapia por Skype (que ya está en acción). Pero hay que ver cómo eso impactaría en la práctica. Que la Psicología pueda aplicarse para todos los trastornos de la Salud, no solo los mentales. Tenés un buen tratamiento que funciona, alguien que tiene problemas de Diabetes, sabe lo que no tiene que comer pero lo come ¿Por qué no lo come? Problemas psicológicos… La Psicología tiene que ampliarse. Cualquier problema médico tiene probablemente componentes psicológicos.

¿Sentís que parte de tu formación académica se complementa con tu vida personal?

En verdad, uno lo que intenta es reflexionar sobre los procesos salud enfermedad… Cómo funciona el malestar. Lo que uno lee y lo que estudia impacta de alguna manera en la vida de uno. Siempre uno tiende a experimentar o pensar la experiencia desde sí. Reflexionar salud y enfermedad tienen un efecto sobre nuestra percepción del vivir.

Bueno… ¿Quisieras agregar algo?

Creo que hablamos de todo…

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Autoanticuerpos en el cerebro desencadenarían formas de epilepsia

  • Maria Fernanda Alonso
  • 13/04/2020

La epilepsia puede ser hereditaria, o puede presentarse como resultado de una lesión cerebral, después de un derrame cerebral o ser desencadenada por un tumor. La inflamación de las meninges o del cerebro mismo también puede provocar epilepsia.

Las reacciones inflamatorias que afectan al hipocampo son particularmente peligrosas. Esta es una estructura cerebral que juega un papel fundamental en los procesos de memoria y el desarrollo de las emociones. Los médicos llaman a esta condición encefalitis límbica.

¿Cómo se explica este vínculo? 

Los investigadores han identificado un autoanticuerpo que se cree que es responsable de la encefalitis en algunos pacientes (Pitsch et al., 2020). A diferencia de los anticuerpos normales, no se dirige contra las moléculas que han ingresado al organismo desde afuera, sino contra las propias estructuras del cuerpo, de ahí el prefijo «auto,» que puede traducirse como «propio.» Fue descubierto en el líquido cefalorraquídeo de pacientes con epilepsia que padecen inflamación aguda del hipocampo. El autoanticuerpo se dirige contra la proteína Drebrin. Esta última asegura que los puntos de contacto entre las células nerviosas funcionen correctamente. En estas “sinapsis,” las neuronas están interconectadas y transmiten su información.

Cuando el autoanticuerpo encuentra una molécula de Drebrin, la deja fuera de acción y, por lo tanto, interrumpe la transmisión de información entre las células nerviosas. Al mismo tiempo, alerta al sistema inmunitario, que luego se activa y cambia a un modo inflamatorio, mientras que simultáneamente produce aún más autoanticuerpos. «Sin embargo, Drebrin se encuentra dentro de las sinapsis, mientras que el autoanticuerpo se encuentra en el líquido tisular,» explica la Dra. Julika Pitsch, quien dirige un grupo de investigación junior en el departamento del Dr. Albert Becker, quien encabeza la Sección de Investigación de Epilepsia Traslacional en el Hospital Universitario de Bonn.

 «Por lo tanto, estos dos normalmente nunca deben entrar en contacto entre sí.» El autoanticuerpo parece usar una puerta trasera para ingresar a la celda. En realidad, esto está destinado a moléculas completamente diferentes: los llamados neurotransmisores.

Caballo de Troya

El procesamiento de la información en el cerebro es eléctrico. Sin embargo, las sinapsis se comunican a través de mensajeros químicos, los neurotransmisores mencionados anteriormente: en respuesta a un pulso eléctrico, la sinapsis del transmisor emite transmisores que luego se acoplan a ciertos receptores de la sinapsis del receptor, donde a su vez también generan pulsos eléctricos.

Las vesículas sinápticas, el empaque de los neurotransmisores, se absorben nuevamente y se reciclan. «El autoanticuerpo parece usar esta ruta para colarse en la celda, como con un caballo de Troya», explica la colega de Becker, Prof. Dra. Susanne Schoch McGovern.

En los experimentos de cultivo celular, los investigadores pudieron mostrar lo que sucede después: poco después de la adición del autoanticuerpo, las neuronas en la placa de Petri comienzan a disparar ráfagas rápidas de impulsos eléctricos como ametralladoras. Esta forma de excitación eléctrica es “contagiosa,” señala Becker. «Con las células nerviosas, que están interconectadas para formar una red, todas las células nerviosas involucradas comienzan a dispararse repentinamente.» Esto puede resultar en una convulsión epiléptica.

¿Por qué son importantes estos hallazgos?

Los resultados dan esperanza para nuevos enfoques terapéuticos. Por ejemplo, las sustancias activas como la cortisona pueden suprimir el sistema inmune y, por lo tanto, posiblemente también prevenir la producción masiva de autoanticuerpos. También puede ser posible interceptarlos e incapacitarlos específicamente con ciertas drogas. Pero aún queda un largo camino por recorrer antes de que el tratamiento esté disponible, subraya el Prof. Dr. Rainer Surges, Director del Departamento de Epileptología del Hospital Universitario de Bonn. Además, beneficiaría principalmente a los pacientes con esta forma particular de la enfermedad. Para ellos, sin embargo, el beneficio probablemente sería enorme: a diferencia de las epilepsias congénitas, las que se basan en la inflamación pueden curarse en el futuro con la terapia adecuada.

Referencia bibliográfica:

Pitsch, J., Kamalizade, D., Braun, A., Kuehn, J. C., Gulakova, P. E., Rueber, T., Lubec, G., Dietrich, D., von Wrede, R., Helmstaedter, C., Surges, R., Elger, C. E., Hattingen, E., Vatter, H., Schoch, S., & Becker, A. J. (2020). Drebrin Autoantibodies in Patients with Seizures and Suspected Encephalitis. Annals of Neurology. https://doi.org/10.1002/ana.25720

Fuente: Science Daily

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El Comienzo del Viaje: Curso online de ACT

  • David Aparicio
  • 13/04/2020

Fabián Maero codirector de Grupo ACT Argentina acaba de lanzar el curso El Comiendo del Viaje, una propuesta de educación a distancia en la cual se exploran los principios centrales para las primeras sesiones de una terapia de aceptación y compromiso (ACT). Este es el taller que todos estábamos pidiendo desde hace mucho tiempo. Fabián ha hecho un maravilloso trabajo al preparar los videos explicativos de las clases, recursos y materiales. Lo sé porque tuve acceso temprano al curso y contiene todo lo que quería recibir en un curso de ACT.

El curso abarca temas centrales de la práctica de ACT como:

  • La posición terapéutica en ACT
  • Identificación y manejo de las incomodidades clínicas más comunes
  • Cómo indagar por información clínicamente relevante, evaluar forma y función de las conductas clínicamente relevantes, e indagar la información relevante al modelo de flexibilidad psicológica
  • Transformar el problema presentado por quien consulta en un motivo de consulta clínicamente útil
  • Cómo establecer objetivos de terapia útiles para el trabajo clínico con ACT
  • Presentar el modelo a quien consulta y realizar un consentimiento informado compatible con ACT

Formato

El formato es completamente a distancia. Incluye cuatro horas de exposición teórica, ejercicios experienciales, materiales complementarios, cuestionarios y prácticas sobre los contenidos. Todo esto disponible a través de un campus online moderno, fácil de entender y accesible desde cualquier dispositivo que utilices.

Requisitos y costos

El taller está dirigido a profesionales de la salud mental con una formación básica en ACT que deseen mejorar sus habilidades de conceptualización y planificación de caso. No es indispensable una formación previa en ACT, pero el curso puede resultar más útil si están familiarizados con el modelo, quizá leyendo un artículo o texto introductorio.

El curso tiene un costo muy accesible de 40 dólares o 2500 pesos argentinos. Para mayor información e inscripción haz click aquí.

Agradecemos a Grupo ACT Argentina, nuestro sponsor exclusivo de la semana.

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