Jonathan Haidt —autor de La generación ansiosa—, junto a Will Johnson y Zach Rausch, presentan los resultados de una encuesta realizada a 1,013 padres con hijos menores de 18 años. El estudio explora cómo se sienten y qué opinan los padres sobre el uso del celular en la vida de sus hijos.
Aquí presentamos la segunda parte de nuestra investigación: una encuesta nacional representativa de 1013 padres que tienen hijos menores de 18 años. El panorama general no es mejor. Encontramos sentimientos generalizados de trampa y arrepentimiento. Muchos padres les dieron a sus hijos celulares y acceso a las redes sociales a una edad temprana, pero muchos desearían que nunca se hubieran inventado las redes sociales, y apoyan abrumadoramente las nuevas normas y políticas sociales que protegerían a los niños de los daños en línea.
Y en el artículo proponen algunas normas que pueden mejorar el desarrollo de los niños sin depender del uso del celular:
- Retrasar el uso del celular hasta el secundario.
- Retrasar el uso de las redes sociales hasta los 16 años.
- Establecer políticas para que las escuelas estén «libres de teléfonos».
- Darle a los niños y adolescentes algo mejor que hacer: más independencia, juego libre y responsabilidad en el mundo real.
Se necesita la intervención directa de los estados para que estas normas puedan ser implementadas, pero me hace pensar que esto pasará así como se establecieron normas que se creían imposibles, como por ejemplo la prohibición de fumar en lugares públicos.