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Ciencia y Evidencia en Psicología

2850 Publicaciones

Investigación, neurociencia, modelos teóricos y psicopatología

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

(PDF) Guía: Aprendiendo a conocer y a manejar el insomnio

  • 07/05/2013
  • Amparo Caladín
Manejar Insomnio

Solo los que sufren insomnio noche tras noche saben lo desesperante que puede ser querer dormir y no poder. El paciente con insomnio se queja principalmente de su insatisfacción con la calidad y/o cantidad del sueño. Esta insatisfacción puede provenir de la dificultad que tiene para quedarse dormido o para mantener el sueño a lo largo de la noche, así como del número de despertares precoces que sufre.

Esto produce cansancio y afecta a la vida diaria de las personas que lo padecen.Es un problema frecuente que aqueja entre el 10 y el 30 por ciento de la población adulta, más frecuente en mujeres, ancianos, personas de un nivel socio-económico alto y en los que padecen una enfermedad psiquiátrica.

Síntomas principales

Las quejas o síntomas más comunes de las personas con insomnio son:

  • Dificultad para quedarse dormido en la mayoría de las noches.
  • Sentirse cansado o quedarse dormido durante el día
  • No sentirse renovado al despertar
  • Despertar varias veces durante el sueño

Guía manejo del insomnio

Os presento la guía que os adelantaba al principio de esta entrada, está elaborada en el marco del Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad y Política Social del 2009.
El objetivo de esta guía es explicar la necesidad de dormir, qué es y por qué puede aparecer el insomnio y nos da unas pautas de tratamiento para ponerlas en práctica y observar tus propios progresos con el insomnio.
Descarga: Aprendiendo a conocer y manejar el insomnio
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

CLARITY el método que nos permite observar el cerebro como gelatina

  • 06/05/2013
  • David Aparicio

El Dr. Karl Deisseroth y sus colegas de la universidad de Stanford han desarrollado una nueva técnica llamada CLARITY, la misma utiliza hidrogel para hacer que el cerebro parezca hecho de gelatina. Estos científicos han aplicado exitosamente esta técnica al cerebro entero de un ratón y a una parte del cerebro humano.

Utilizando CLARITY los neurocientíficos serán capaces de observar las redes neuronales en 3D sin afectar la bioquímica del cerebro, permitiéndoles observar la actividad reciente de las vías y estructuras específicas con los colorantes unidos a los anticuerpos que reconocen proteínas específicas.

Los investigadores esperan que este nuevo método permita lograr un mayor entendimiento de los trastornos mentales.

Fuente: The New York Times

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La des-pareja, entre el enamoramiento y el amor

  • 05/05/2013
  • Irina Zanetti

Entre todas las categorías posibles y existentes se ha elegido el término “pareja” para hablar de amor, sin embargo la elección de este concepto resulta un grave error en este marco.

Si por “pareja” entendemos cierta paridad, es decir; una relación de pares en la que prima la igualdad o semejanza, entonces nada más alejado del amor.

Cientos de cuentos, películas, novelas, poemas y canciones expresan con total claridad alguna mención relativa a los vínculos amorosos haciendo especial hincapié en diversos aspectos que podemos resumir en dos grandes grupos; por un lado aquellos referidos al enamoramiento, y por el otro; al desamor y la desilusión.

Ahora bien, ¿Qué papel juega el amor en esta bipolaridad? ¿Dónde se ubica en relación al enamoramiento y  a la desilusión?. Para poder responder a estas preguntas resulta necesario explicar qué es el enamoramiento y de qué se trata este desamor o desilusión, para luego poder arribar a la cuestión del amor.

La ilusión

En un primer momento en que se desarrolla un vínculo amoroso los protagonistas de esta relación interactúan entre sí de un modo característico y diferenciado del verdadero amor.

En esta primera etapa cada cual piensa en el otro desde un costado idealizado al punto que termina por engrandecer la figura del otro. Es allí cuando alguien puede escuchar de su amiga, incluso las primeras semanas de noviazgo la frase estrella que habla de esta fascinación: “¡no puede ser tan perfecto!”.

Como podemos apreciar el otro se eleva al pedestal de la perfección, se lo sobrevalora y sobrestima, comenzando a forjarse la gran ilusión de que el partenaire viene a completarnos, de que sólo él y nada más que él es esa media naranja que estábamos buscando.

La promesa “te voy a amar por siempre” suele emitirse reiteradamente en este punto ya que el mito de la eternidad se instala para desmentir la posibilidad de agotarse esa luna de miel tan perfecta y tan especial.

A la par que se da por sobrentendido la historia de la pareja las características personales del otro pasan a un segundo plano, de ahí que las diferencias no tienen su espacio y si se expresan, se las desmienten. Tanto el presente como el pasado se dan por conocidos, es por eso que estamos acostumbrados a escuchar; “es como si lo conociera de toda la vida”.

Aquí “pareja” cobra importancia en términos imaginarios o fantasiosos ya que tanto uno como otro sostienen que la otra parte del vínculo les pertenece, que ambos conforman una misma totalidad completa en sí misma, postergando ante la fusión la relación de a dos.

Ejemplos de esta etapa podemos encontrar en la mayoría de las canciones de amor, salvo cuando en ellas se le canta al desamor.

No todo lo que brilla es oro:

Ocurre que la etapa de sobreestimación no puede ser otra cosa que perecedera ya que llega un momento en que comienza a desarmarse la imagen ideal del otro y empiezan a salir a luz las imperfecciones, de allí la gran sentencia: “Nunca me escuchas cuando te hablo” o su aliada; “Yo no te importo más”, frases que demuestran la no correspondencia entre una y otra parte de la naranja.

Si nos remitimos a las películas ninguna mejor que “500 días con ella”, film dirigido por Marc Webb, para representarnos esta desilusión.  En ella se muestra con total crudeza cómo un joven que veía en la mujer con la que se relacionaba el modelo de la perfección, comienza a reconocer pequeños detalles que empiezan a perturbarlo, y entre ellos se encuentran incluso aquellos aspectos que antes hipervalorizaba. El personaje hace un recorrido mental por todas las situaciones que hasta entonces habían vivido juntos y le sorprende que aquellos momentos que más felizmente recordaba, tenían ahora un sabor a amargo.

Al toparnos con esas diferencias que denotan la existencia de un otro separado a nosotros, con sus características personales, emerge entonces la angustia y con ella la desilusión y el odio por lo que el otro no completa, o no puede completar.

Es en este punto cuando el partenaire cae del pedestal y se lo degrada, haciendo su puesta en escena una avalancha de peleas, discusiones y desencuentros.

Si antes soñábamos con casarnos durante los primeros meses, ahora, después del año y medio aproximadamente, surge el anhelo de que el otro desaparezca para que cese este dolor.

Ni el momento de la idealización extrema, al que denominamos “enamoramiento” o mejor dicho “miento-en- a- amor”, ni el momento en que cae esa sobrevaloración, tienen algo que ver con el amor puro o verdadero.

¿Cuál es el lugar del amor entonces?

Sólo podemos hablar de amor si se ha superado la etapa de la desilusión, lo cual no quiere decir negar la diferencia, sino muy por el contrario, reconocer las cualidades diversas que el otro tiene, poder aceptarlas e incluso convivir con ellas.

En una pareja entonces no hay nada parejo, sino que lo que se construye es un estar juntos que nunca es ser uno, se trata de un vínculo en el que dos personas pueden encontrarse aunque haya un desencuentro de deseos personales.

Para poder amar primero hay que enamorarse  y después superar el desenamoramiento, tal como lo anunciaba el famoso tango argentino Naranjo en Flor:  “Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir  y al fin andar sin pensamiento… ”.

Amar significa entonces lidiar con el hecho de que somos seres en los que la falta es una constante y que no existe nadie ni nada que nos colme completamente como para dejar de desear. Es gracias a esa imposibilidad de que el otro nos de todo, que podemos seguir deseando y deseando- lo.

Sin embargo, podemos aventurarnos a pensar que existen actualmente un gran número de divorcios y separaciones debido a que las personas, a demás de contar con esta falta estructural, al vivir en un mundo capitalista en que se propicia el tiempo de la inmediatez y la demanda permanente, no han desarrollado su capacidad de espera así como no logran afrontar la frustración que implica el no- todo- posible, es decir; poder desmentir la ilusión de la eternidad y plenitud y aceptar sus consecuencias.

Por lo tanto, ¿dónde está la clave del éxito? Si bien en el amor no hay garantía alguna, para alcanzar una relación amorosa que perdure en el tiempo es necesario dar lugar a un intervalo entre el yo y el yo del otro, jugar con un equilibrio entre la presencia y la ausencia,  así como no sólo reconocer las diferencias, sino también aceptarlas y poder convivir con ellas. Sólo recién allí podremos aventurarnos a pensar en una relación duradera, muy similar a la que se prometen los adolescentes.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Por qué el cociente emocional es más importante que el coeficiente intelectual?

  • 03/05/2013
  • Asociación Educar

La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. Si bien el término nació mucho antes, fue en el año 1995 con la publicación del libro La inteligencia emocional, del psicólogo estadounidense Daniel Goleman, que se popularizó. Este libro está compuesto por investigaciones que Goleman llevó a cabo durante diez años en la Universidad de Harvard, con la colaboración de las Universidades de Yale y Michigan, gracias a sus conocimientos e investigaciones de la mente humana y a los avances que se habían producido hasta ese momento, en el campo de las neurociencias.

La teoría de Goleman sugiere que la inteligencia emocional se podría organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, automotivarse y gestionar relaciones.

El panorama escolar

Si nos remontamos a unos años atrás, podemos observar cómo los profesores preferían a los niños conformistas que conseguían buenas notas y exigían poco de ellos.

El “conformismo” y “exigir poco” van de la mano de la poca motivación hacia la creatividad y el fortalecimiento de la autoestima. Es no animarse a ampliar la “zona de seguridad”, tal como se la denomina en Neuropsicoeducación. En este sector no nos sentimos necesariamente felices, sino que es el círculo en el que aunque poco feliz, conocemos y en que nos acostumbramos a vivir.

Es por esto que era habitual encontrar alumnos atentos en clase, memorizando explicaciones del profesor y sacando, en el mejor de los casos, buenas notas. El objetivo era que los alumnos desarrollasen capacidades lógico matemáticas que eran después evaluadas y podrían “medirse” con el test de cociente intelectual.

Los avances en el campo de las ciencias y las neurociencias nos hacen predecir, por un lado, que este escenario no garantiza el aprendizaje duradero en el tiempo. Lo más probable es que estos alumnos sacasen notas maravillosas en sus evaluaciones, pero esos conocimientos, al poco tiempo, desaparecerían de sus mentes producto de, fundamentalmente, el escaso (o nulo) rol y compromiso emocional. Esta escasez, resulta en redes neuronales débiles que al no tener impacto emocional y al no ejercitarse en el futuro (en este caso, una vez concluida la evaluación) se debilitan hasta finalmente desaparecer.

Por otro lado, es bastante penoso el resultado del análisis de los sistemas educativos. Los más adelantados coinciden que la formación docente, además de contemplar los contenidos de cada disciplina, la psicología y la pedagogía, debería incluir una introducción a las neurociencias. Contando con descubrimientos sobre la forma en la que aprende el cerebro y cuán importante es el rol de las emociones en la vida diaria, el hecho de que las habilidades de la inteligencia emocional no sean contempladas por la gran mayoría de los sistemas a nivel mundial no es un hecho menor.

«La inteligencia emocional es un factor decisivo a la hora de la formación académica.»

Encontramos aquí, en este último punto, un semáforo en rojo que exige un espacio para reflexionar. Es evidente que para que un niño, o un joven, se desarrolle como una persona feliz no basta con que su formación contemple contenidos o retenga datos, es decir, no es suficiente que incremente un cociente intelectual alto.

El aula actual no muestra demasiados cambios comparado con el escenario que se describe anteriormente. Si bien se incluye en la mayoría de los currículos escolares el pensamiento crítico, este no siempre es llevado a la práctica. Sería imperioso que la formación docente y escuela contemplasen el desarrollo de la inteligencia emocional para que pueda aplicarse en el ámbito de la educación formal, transmitirla a los padres y así, en conjunto, educar a toda la persona (cociente intelectual y cociente emocional).

La alfabetización emocional

¿Por qué es imperioso educar en un ambiente que contemple la inteligencia emocional?
Nada más exacto que las palabras del mismísimo Goleman para responder a esta pregunta. En el año 2010, Goleman fue invitado a brindar una conferencia sobre habilidades emocionales a COs de doscientas empresas en Estados Unidos. Cada uno de los participantes era gerente de su área. Más aún, todos habían realizado “masters” y obtenido sus doctorados en las universidades más prestigiosas y costosas.

¿Qué es, pues, lo que hace la diferencia?

Goleman comenzó su conferencia con una pregunta de la que ya tenía la respuesta. Preguntó, “¿Cuántos de ustedes recibieron sus graduaciones siendo ¨top ten¨ de sus clases?” Esta pequeña encuesta informal, dio el resultado que Goleman esperaba y sabía por sus investigaciones. Solamente cuatro de las doscientas personas levantaron la mano. Más interesante es la explicación que siguió a la encuesta. “…La persona necesita del cociente intelectual, pero para tener éxito hace falta desarrollar el cociente emocional…” que es el que garantiza las buenas relaciones inter e intra personales mediante el desarrollo de la inteligencias Intrapersonal e Interpersonal. (1)

El cociente intelectual solo predice entre el 4 y el 10% el éxito profesional. Esto deja afuera una contribución amplia de otros factores. Uno de ellos es la inteligencia emocional.

Entre las habilidades que distinguen a personas sobresalientes en cientos de organizaciones se observan claramente dos ítems: cuáles de las habilidades se basan en cociente intelectual y en el conocimiento técnico en habilidades puramente cognitivas y cuántas pertenecen al dominio de la inteligencia emocional.

“Resulta ser que para todo tipo de trabajos, a la hora de diferenciar a “las estrellas” del resto, la inteligencia emocional tiene el doble de importancia que las habilidades cognitivas. A mayor nivel en una organización, mayor su importancia. Así que para los líderes de primer nivel, es estos modelos de competencia el 80 y 90% de las habilidades pertenecen al dominio de la inteligencia emocional.” Afirma Goleman con convicción. 

No es que el cociente intelectual y el conocimiento técnico no importen, sino que simplemente son habilidades básicas. El cociente intelectual es el indicador más fuerte de qué tipo de trabajo puede obtener una persona, pero el cociente emocional es el que mantiene a la persona en ese puesto. No es el cociente intelectual el que predice quién será un trabajador sobresaliente. Todo eso tiene que ver con la inteligencia emocional, con cómo nos manejamos y cuán efectivos somos en las relaciones personales.

Hay una habilidad cognitiva que aparece una y otra vez como indicador de líderes sobresalientes. Es lo que llamaríamos el “pensamiento global”, “reconocimiento de patrón” o “pensamiento de sistemas”. Consiste en entender la importancia de plantearse frente a una decisión actual y su implicancia en los cinco o diez años por venir. O, quizás de una manera más significativa, “¿Qué visión estratégica deberíamos tener para avanzar?”. Y una vez que tenemos el plan estratégico, una vez que sabemos hacia dónde vamos, el problema es el siguiente: “sólo podemos llegar a ello por medio de las personas”. Para ejecutar ese plan, esa estrategia, necesitamos persuadir, inspirar, escuchar, motivar, comunicar y esas son competencias de la inteligencia emocional.

La inteligencia emocional en la escuela, hoy

La gran mayoría de las personas dan por hecho que todos los seres humanos nacen con una serie de recursos innatos que le permiten crear la propia autoestima y autocontrol. Sin embargo, al igual que la inteligencia cognitiva, la inteligencia emocional se aprende.

La buena noticia es que podemos trabajar la inteligencia emocional en la escuela y en todos los niveles. Es por esto que la escuela se debería plantear enseñar a los alumnos a ser “emocionalmente inteligentes”, dotándolos de estrategias y ayudándolos a desarrollar habilidades emocionales básicas que les protejan de los factores de riesgo o, al menos, que puedan palear sus efectos negativos.

Aun sin estar contemplado, como se mencionó, el desarrollo de esta inteligencia en casi ninguno de los sistemas educativos del mundo, cada escuela, cada docente puede tomar los contenidos curriculares y enfocarlos de manera que poco a poco vaya dotando a los alumnos de estas estrategias y ayudarlos a desarrollar las habilidades emocionales básicas.

Imaginemos, en un alarde de optimismo, que la comunidad educativa estuviera convencida de que la inteligencia emocional debiera ser uno de los objetivos básicos a perseguir por el sistema educativo, de esta manera, cada comunidad educativa estaría educando íntegramente a las personas que deberán afrontar los inciertos desafíos del siglo XXI, los líderes, “las estrellas, protagonistas del futuro”.

Desde la Neurosicoeducación consideramos que un espacio educativo es aquel que más allá del lugar donde se encuentre, enseña habilidades cognitivas (el cociente intelectual) y, además, educa a toda la persona (cociente emocional) para que se desenvuelva, para que aprenda, poco a poco, a desarrollarse como un mejor ser humano.

(1)inteligencia Intrapersonal: capacidad de formar un modelo realista y preciso de uno mismo, teniendo acceso a los propios sentimientos y usarlos como guías en la conducta.

inteligencia Interpersonal: capacidad de comprender a los demás; qué los motiva, cómo operan, cómo relacionarse adecuadamente y capacidad de reconocer y reaccionar ante el humor, el temperamento y las emociones de los otros.

(1)inteligencia Intrapersonal: capacidad de formar un modelo realista y preciso de uno mismo, teniendo acceso a los propios sentimientos y usarlos como guías en la conducta.

inteligencia Interpersonal: capacidad de comprender a los demás; qué los motiva, cómo operan, cómo relacionarse adecuadamente y capacidad de reconocer y reaccionar ante el humor, el temperamento y las emociones de los otros.
Marita Castro

Prof. Nse. Alejandra del Fabro

Oradora en Asociación Educar.

Fundadora del Instituto de Idio+delfabro.

Aplicando las Neurociencias, la metodología pedagógica de su instituto se basa en los procesos enseñanza-aprendizaje compatibles con la forma en la que aprende el cerebro.

Partner DANA Foundation, New York, USA.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo te dice el cerebro que necesita un recreo

  • 03/05/2013
  • Alejandra Alonso

Algunas veces sucede que necesitamos seguir leyendo un texto pero simplemente no podemos. Un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Science arroja luz sobre porqué nos pasa esto, es decir cómo determinamos cuándo seguir con una tarea y cuándo tomar un recreo. La decisión aparentemente gira en torno a una señal específica que, en su pico, te indica que abandones la tarea que estás realizando . Y cuando tu cuerpo y cerebro están frescos y listos para trabajar otra vez, la señal se apaga y sale de tu camino.

Sin embargo, los picos que desencadenan estas decisiones no son predeterminados: son influenciados según el esfuerzo que estés haciendo y la recompensa que esperas de ese trabajo. Cuanto más grande la recompensa y menor el esfuerzo requerido, más probable será que sigas trabajando hasta que termines lo que tenías que hacer. Mientras trabajas, aparentemente, tu cerebro continuamente calibra tus puntos de corte en relación a tus expectativas de ganancia.

Para entender esta señalización, los investigadores, liderados por Mathias Pessiglione de el Laboratorio de Motivación, Cerebro y Conducta del INSERM en París, estudió a 39 personas utilizando técnicas de imágenes cerebrales (IRMf y Magnetoencefalografías). Fueron examinados mientras apretaban una palanca con su máximo esfuerzo para ganar recompensas monetarias diversas. La palanca era calibrada según la fuerza de cada persona y la intensidad del esfuerzo era manifestada en la pantalla de una computadora con un termómetro (los participantes debían mantener el nivel fluído en el termómetro sobre cierto punto para ganar el dinero).

Tu cerebro continuamente calibra tus puntos de corte en relación a tus expectativas de ganancia.

Mientras que los voluntarios eran advertidos de que la cantidad de esfuerzo requerido podría variar durante la prueba,  éstos no sabían cuándo se produciría el cambio. Se les mostraba en la pantalla cuánto dinero estaba en juego en cada prueba de 30 segundos (20, 30 o 50 centavos de Euros) y se les instruía a ganar tanto como fuera posible..

Durante el desafío, ambos tipos de scans cerebrales mostraron actividad en una región involucrada en la percepción de dolor, conocida como la ínsula posterior. La señal allí se hacía más intensa cuando se requería mayor esfuerzo (pero menos intensa cuando la misma cantidad de esfuerzo estaba conectada a una potencial recompensa más grande. Las recompensas más grandes también llevaron hacia que la  señal se apagara durante los período de descanso de la prueba, esto quiere decir que las personas gastarían más esfuerzo y requerirían menos descansos cuando hubiera mayor recompensa.

Los autores escriben, “ proceso puede implementar el fenómeno psicológico intuitivo de que, con motivación, literalmente dejamos de lado nuestros límites,” permitiéndonos trabajar más duro y por más tiempo. El estudio no les preguntó a los participantes sí sentían menos dolor o fatiga cuando esperaban recompensas más grandes, aunque otra investigación sugiere que este cambio en la percepción puede dirigir la forma en que la señal afecta a nuestro comportamiento. Por ejemplo, la investigación sobre percepción de dolor muestra que tanto los placebos como la medicación pueden aliviar el dolor al cambiar la señalización en esta región (y otro estudio sugiere que factores situacionales, como la música, el estrés o la presencia de una posible y atractiva pareja, también afectan la cantidad de dolor que vemos como tolerable.

“El cerebro puede de hecho ajustar la sensibilidad de estas regiones dependiendo de las expectativas,” concluyen los autores.

Fuente: Healthland

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

(PDF) Protocolo de observación del lenguaje para maestros de educación infantil

  • 01/05/2013
  • David Aparicio

Diversos estudios demuestran que los profesores pueden reconocer con suficiente sensibilidad a los alumnos con dificultades del lenguaje si disponen de una guía u orientación adecuada.

Objetivos

Comprobar la eficacia en la detección de dificultades fonético-fonológicas, semánticas y morfosintácticas de un protocolo de observación del lenguaje para maestros de educación infantil.

Sujetos y métodos

Han participado 175 niños de colegios públicos y concertados de Valencia y su provincia con sus correspondientes maestros. Los niños tenían edades que iban desde los 3 años y 6 meses hasta los 5 años y 11 meses. El protocolo utilizado solicita información sobre habilidades de pronunciación (inteligibilidad, articulación), habilidades de conversación (con los adultos, con sus iguales), comprensión literal de oraciones, precisión gramatical, expresión mediante el discurso, conocimiento léxico y semántica.

Resultados y conclusiones

Hubo correlación significativa entre las observaciones de los maestros y las puntuaciones de criterio de inteligibilidad, de comprensión literal de oraciones, de expresión gramatical y de riqueza léxica, pero no en las observaciones sobre articulación y razonamiento verbal, que fueron más difíciles de juzgar por los maestros. En general, el protocolo de observación se mostró eficaz, guió a los maestros en sus observaciones y les preguntó convenientemente sobre datos lingüísticos relevantes en la determinación de dificultades en el desarrollo del lenguaje. El empleo de este protocolo puede ser una estrategia eficaz de recogida de información al servicio de los logopedas y psicólogos escolares para la detección rápida de niños con dificultades en el desarrollo del lenguaje.

Fuente: Neurología.com

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Desarrollo del lenguaje: la evolución de la comunicación expresiva

  • 29/04/2013
  • Maria Isabel Rojas

Hoy haremos un viaje a través del desarrollo del lenguaje del niño. ¿Me acompañáis?

Desarrollo del lenguaje en el bebé de 0 a 1 año:

Desde que los niños nacen están receptivos a todos los sonidos del ambiente. Ya desde la barriguita pueden oirlos, aunque de forma amortiguada por el líquido amniótico y mezclados con el sonido del corazón de su mamá. El oído se encuentra completamente formado y operativo a partir de la semana 28.

Podemos establecer 4 etapas en el desarrollo del lenguaje durante el primer año:

0-2 meses: llanto reflejo y sonidos vegetativos.

Los primeros sonidos de un bebé son llantos. Aunque puedan servir de comunicación durante los primeros meses, son sólo señales reflejas de incomodidad.

Algunos sonidos son vegetativos, eructos, tos y estornudos, que ayudan a mantener los conductos de aire abiertos.

2-4 meses: risas y sonidos de gozo.

Los sonidos de gozo aparecen generalmente durante la interacción social, mientras los bebés miran la sonrisa de los padres o les escuchan cantar o hablar. Estos sonidos placenteros, que también pueden escucharse cuando han comido, miran o cogen un objeto, los producen en la parte posterior de la boca.

Los bebés lloran menos en esta etapa porque tienen formas adicionales de expresarse. También estallan en carcajadas sostenidas cuando algo les encanta.

Al cabo de una o dos semanas de sonreírte es posible que el niño empiece a producir sus primeros sonidos vocálicos.

4-6 meses: juego vocal.

Esta es una etapa transitoria entre los sonidos de gozo y el verdadero balbuceo. A medida que cambia la forma y el tamaño de la cavidad bucal y progresa la maduración en el cerebro, los ruidos del bebé cambian de un gorgoteo «guu» o «coo» a sílabas sueltas y distintas como «da» o «ba». El bebé produce estos sonidos mientras explora y planifica las posibilidades del tracto. Las primeras sílabas en pronunciar van a ser aquellas que son producidas con la parte anterior de la boca (pa, ma, ba, da, ta) que surgirán cuando el aire separe sus labios. Durante este período los bebés utilizan los llantos para comunicarse y ,cuando empiezan a llorar, a menudo miran a sus cuidadores.

6-12 meses: balbuceo reduplicado.

Empiezan a balbucear, produciendo cadenas de vocales y consonantes, tales como «tatata». Estas secuencias de sonidos dan la impresión de que el bebé está pronunciando unacadena de sílabas e indican una gran mejora de los músculos que gobiernan el habla.

Hacia el final de este período los bebés combinan sus lloros con gestos, señalando o tratando de alcanzar a la persona que les cuida. Nunca hay que subestimar la importancia de la comunicación no verbal. Cuando el niño aún no sabe emitir palabras utilizará los gestos, señalar… como forma de comunicación y nosotros deberemos reforzar sus esfuerzos por hacerse entender, a medida que progrese en el desarrollo del lenguaje, que sea capaz de expresarse verbalmente, estos gestos irán desapareciendo.

Desarrollo del lenguaje del niño de 1 a 2 años.

12-18 meses: Balbuceo no reduplicado, jerga expresiva y primeras palabras.

Balbuceo no reduplicado y jerga expresiva.

Cuando los bebés se acercan al final de su primer año empiezan de nuevo los cambios en el balbuceo. Las cadenas de sílabas pueden alternar consonantes y variar en énfasis y en entonación. Esta jerja expresiva imita al lenguaje adulto, produciendo largas y complejas secuencias de sonidos sin significado y siguiendo la modulación de las frases de los mayores. Estas secuencias a menudo aparecen en situaciones en las que el lenguaje es apropiado y cuando el niño «habla» por un teléfono de juguete o «lee» un libro de dibujos. El periodo de la jerga expresiva con frecuencia se superpone con la producción de las primeras palabras reales del niño.

Primeras palabras.

Cuando un bebé pasa de balbucear a decir palabras, ha sucedido algo muy importante. En lugar de sencillamente jugar con el sonido, el bebé está planificando un habla controlada.

Las primeras palabras tienden a ser monosílabos «ma»  o duplicados de sílabas  «mama» , consisten en una consonante seguida de una vocal y generalmente contienen consonantes que se producen en la parte frontal de la boca, como b, p, d o m. Estos sonidos son los que resultan más fáciles al bebé, no importa cuál sea la lengua nativa de éste.

Estas primeras palabras puede que no se reconozcan como tales, los bebés a menudo copian los sonidos de los animales, cogen algún sonido del entorno o inventan palabras. También puede que omitan la consonante o sílaba inicial , o la última.

La forma en la que los niños pronuncian sus primeras palabras varía ampliamente. Cada niño usará aquellas palabras cuyos sonidos o sílabas pueda producir con facilidad.

Durante esta etapa el proceso de adquisición de nuevas palabras es muy lento.

Y ¿qué significan esas primeras palabras?

Durante la etapa de una-sola-palabra, sus expresiones únicas han de cumplir las funciones de toda una frase. Puesto que los bebés quieren decir más de lo que dicen con una sola palabra, sus expresiones únicas reciben el nombre de holofrafrases.

Después de que los niños han aprendido una palabra, pueden extender su significado para designar objetos o situaciones que se parecen de algún modo a la etiqueta original; este proceso se denomina sobreextensión de las palabras y lo podemos observar cuando un niño llama mama a todos sus cuidadores, lo que no significa que no conozca quién es su verdadera mamá, sino que simplemente no conoce más palabras para llamar a las personas que cuidan de él. O cuando llaman “guagua” a todos los animales de cuatro patas o “pelota” a todo lo que es redondo.

18-24 meses: La explosión del vocabulario.

Tras un lento comienzo, cuando cada palabra nueva es una hazaña de la memoria, el niño empieza la exploración de los nombres. A partir de entonces los niños adquieren nuevas palabras a una velocidad prodigiosa, aunque las diferencias individuales son extraordinariamente amplias. Estas diferencias parecen estar relacionadas con la cantidad de tiempo que pasan los padres hablando con sus hijos.

Al principio las niñas dominan las palabras antes que los niños, aun cuando a ambos se les dedique el mismo tiempo de conversación. Las diferencias de género empiezan a reducirse a los 20 meses y desaparecen al tercer año.

Desarrolo del lenguaje del niño de 2 a 3 años:

24-30 meses: mis primeras frases.

Sobre los 24 meses los niños empiezan a utilizar expresiones compuestas por varias palabras, en un inicio las dicen como si se tratara de una sola palabra: “sehacaido”, “seharoto”…

Poco a poco empezarán a juntar dos palabras para expresar sus necesidades “silla nene”, “”mamá aquí”… Estas pequeñas composiciones se parecen a las frases de los telegramas, desprovistas de todo hasta quedar sólo lo esencial. Por eso los psicólogos llamamos a las expresiones de dos-palabras habla telegráfica. En esta etapa las palabras que los niños eligen son palabras con contenido, llenas de información.

30-36 meses: alargando las frases.

Cuando los niños cumplen los dos años y medio ya pueden construir frases que se van acercando cada vez más a las de los adultos.

Y se producen varios fenómenos que preocupan mucho a los padres; lasobrerregularización, la dislalia evolutiva y ,sobre todo, el tartamudeo evolutivo.  Ninguno de ellos debe ser motivo de inquietud.

De repente, los niños se dan cuenta que existen unas reglas en el lenguaje que usamos, y empiezan a utilizarlas. Nosotros nos percatamos de que eso está ocurriendo cuando aplican esa regla a verbos irregulares. La sobrerregularización la vemos claramente cuando un niño que con 24 meses que decía “roto”, a los 30 empieza a decir “rompido”. ¿No es algo extraordinario?

Llamamos dislalia evolutiva a esta fase del lenguaje en la que los niños sustituyen o distorsionan algunos fonemas. El más difícil de articular en el idioma español es la “rr” y muchos de ellos aún tardarán un año más en dominarlo.

El tartamudeo evolutivo se produce cuando el niño ya puede expresarse a través del lenguaje con cierta soltura; elabora frases largas (5 0 6 palabras) y puede contarnos sus experiencias, de llevar lo que ha vivido en el pasado al presente a través de la comunicación verbal. Pero quieren hacerlo muy rápido, se produce un poco de ansiedad, su aparato fonador aún se está perfeccionando, lo que da lugar  a ese bloqueo en el lenguaje que llamamos tartamudeo, consistente en repetir varias veces una misma sílaba o palabra. Decimos que es evolutivo porque forma parte del proceso normal del desarrollo del lenguaje y desaparecerá sin necesidad de ayuda profesional. La orientación a los padres es esperar pacientemente que termine la frase. Ten en cuenta que ocurre porque está nervioso, así que necesita que le trasmitamos tranquilidad. Si se frustra mucho debemos explicarle que eso es normal, que le ocurre a todos los niños y que a medida que se haga mayor desaparecerá.

Resulta asombroso que en un periodo de tiempo tan corto un niño realice la hazaña de dominar el lenguaje. Este hecho marcará un hito en su desarrollo, puesto que cambiará no sólo la forma en la que se relaciona con los demás, sino también aquella que utiliza para relacionarse consigo mismo: su pensamiento.

Te invitamos a visitar el blog de María Isabel Rojas Socorrotengounbebe.com donde encontrarás más artículos de psicología infantil.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¡Viejos son los trapos! Una mirada actual sobre la edad adulta

  • 29/04/2013
  • Irina Zanetti

Si nos ponemos a leer a viejos filósofos nos encontramos con un dato particular; en la mayoría de cada una de sus escrituras hacen mención a la brevedad de la vida y a la eternidad de los momentos. Muy por el contrario, escritores contemporáneos, hacen especial hincapié en el valor de la estadística que nos revela una gran población perteneciente al grupo de adultos mayores.

Esta categoría de “adulto mayor”, muy en boga de todos y muy a la moda, no ha surgido de la nada sino que es un concepto que se construye a partir de la necesidad de desenraizar la vertiente despectiva y negativista que el término “vejez” implicaba hasta ahora.

(…) el concepto de “viejismo”, apunta al viejo como
aquel que nos recuerda a lo siniestro; a la muerte

Hace unas cuantas décadas atrás “viejo” era aquel que debía retirarse de la actividad y esperar tranquilo a que la muerte lo viniera a buscar, como si se tratara de una persona que, frente a una sumatoria de años, se convierte en un sujeto en declinamiento, enfermo, pasivo, asexuado, inservible. Pensemos en la imagen de la abuela que encarna el papel de la película “Esperando la carroza”, qué sino a la muerte hace referencia esa carroza.

Esta postura, muy ligada a la exacerbación del ideal de juventud, a la que hoy denominamos bajo el concepto de “viejismo”, apunta al viejo como aquel que nos recuerda a lo siniestro; a la muerte.

Sin embargo, ante el aporte de nuevas miradas, reconocemos finalmente que existe una prolongación de una longevidad sana.

Entonces cuando hablamos de un adulto mayor no estamos refiriéndonos a una etapa de declinación de su vida, sino que pensamos en una persona que atraviesa una edad avanzada y que en determinado momento comienza a verse inmerso en una serie de cambios que le suceden a nivel del pensamiento, del cuerpo, de las funciones sociales, de su rol dentro de su familia, de su vinculo amoroso, así como en relación al trabajo, y que empieza a trabajar psíquicamente para afrontarlos.

Mientras que antes se creía que el viejo se volvía
un ser a-sexuado bien sabemos que
esto no es así de ningún modo

El adulto mayor suele verse movilizado frente a estas modificaciones al punto que se ve lanzado a tramitar más de un duelo ante una sucesión de pérdidas que va atravesando.

 Averiguemos cuáles son estos cambios:

Mientras que antes se creía que el viejo se volvía un ser a-sexuado bien sabemos que esto no es así de ningún modo ya que la sexualidad no es sinónimo de genitalidad, entonces no pasa necesariamente por el acto sexual sino que tiene que ver con el encuentro con modos de placer que permiten desear y ser deseado, de allí que la sexualidad no se pierde con la vejez sino con la muerte.

Lo que sí suele ocurrir es que llega un día en que uno se mira al espejo y de golpe se pregunta “Desde cuándo estoy así de arrugada/o”; la imagen que se refleja no coincide con la imagen mental que hasta al momento se tenía de sí mismo y al reconocer esa distancia aparece un profundo sentimiento de no saber quién se es, lo cual trae aparejado una sincera angustia.

El viejo también se tiene que enfrentar a una de las mayores
dolencias que un ser humano pueda conocer, perder a un ser querido.

Frente a las canas, las arrugas, la falta de fuerza y resistencia, aparece un cuerpo que se revela como no familiar, como extraño, de allí que se vuelve necesario poner en práctica un arduo trabajo de re-reconocimiento, en el que la imagen de sí debe de resignificarse, aunque duela.

El viejo también se tiene que enfrentar a una de las mayores dolencias que un ser humano pueda conocer, perder a un ser querido. El  hecho de ir quedándose sin sus referentes, ya sea su pareja o sus amigos de toda la vida, se desorienta y con ello nuevamente resulta indispensable una elaboración y con ella el reconocimiento de la finitud del hombre, lo cual rompe con la ilusión de la eternidad.

En cuanto a sus funciones, deja de ocupar la mayoría de las horas en un trabajo determinado para pasar a ser un jubilado, teniendo gran cantidad de horas libres, habiéndoselas que ingeniar en qué ocupar ese tiempo.

Allí es cuando generalmente surgen dos caminos posibles; la reclusión en el hogar de modo pasivo y solitario, o muy por el contrario, la posibilidad de realizar todas aquellas actividades que, por falta de tiempo o dedicación exclusiva al cuidado de los hijos, habían sido postergadas.

Entre la lista de actividades se encuentra tomar cursos de algún oficio de agrado, realizar actividad física y concurrir a centros deportivos o lúdicos, entablar nuevas relaciones vinculares y retomar las salidas y paseos, así como darse el lujo de viajar y seguir conociendo el mundo, y así mismo.

(…) solo queda adaptarse transformándose y reinventándose.

Entonces, como puede verse, no sólo hay pérdidas sino también ciertas ganancias. En esta línea se puede asegurar que los padres aportarán una herencia a sus hijos, no me refiero a los aspectos materiales sino a la huella que se deja en el camino de la historia de una familia; las experiencias, los recuerdos, los modos de ser y relacionarse, las comidas típicas, las tradiciones, hasta el apellido.

Es esa herencia la que permite armarnos de una identidad, y asumir nuevos roles dentro de la familia, más allá de que siempre, pese a los cambios, siga siendo nuestra familia al fín.

Y en relación a los roles ocurre también muchas veces el milagro de la abuelidad, asumiendo un nuevo lugar en la familia, dejando de ser el padre que educa a sus hijos para ser el abuelo que malcría a sus nietos.

Frente a los cambios; pérdidas y ganancias, solo queda adaptarse transformándose y reinventándose.

La clave para atravesar una adultez saludable reside en la posibilidad de seguir deseando, o, lo que es lo mismo, proyectarse en un mañana.

No te pierdas los ensayos de la Lic. Irina Zanneti

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Cómo funciona el cerebro de un psicópata?

  • 29/04/2013
  • David Aparicio

La semana pasada empecé a ver la serie The Following, un thriller criminal que nos relata el maquiavélico plan del psicópata y asesino serial Joe Carroll, el cual utiliza su encantadora y manipuladora personalidad para formar un grupo de personas dispuestas a asesinar y hacer lo que sea, incluso dar su vida, por el. Este asesino serial sacado de la ficción me hizo preguntarme si la ciencia tiene una respuesta sobre los aspectos neurobiológicos de los psicópatas. Y me encontré con un nuevo estudio publicado en JAMA Psychiatry que aborda esta cuestión y nos ofrece una pista sobre los procesos y activaciones neuronales de las personas diagnosticadas con este complejo trastorno de la personalidad.

La psicopatía afecta aproximadamente al 1% de la población general de los Estados Unidos y representan del 20 a 30%  de los hombres y mujeres de la población carcelaria. Al compararlos con el grupo control, se encontró que los psicópatas son responsables de una cantidad desproporcionada de delitos repetitivos y violencia contra la sociedad.

Para realizar la investigación, el equipo de investigadores de la Universidad de Chicago y la Universidad de Nuevo México, utilizaron resonancia magnética funcional (IRMf) para evaluar la actividad cerebral de 80 prisioneros masculinos que tenían entre 18 y 50 años de edad, mientras respondían a una serie de escenarios donde las personas eran intencionalmente heridas. Algunos de estos prisioneros cumplieron con los criterios diagnósticos para la psicopatía del Cuestionario de Psicopatía Hare, mientras que el resto participó del grupo control.

Una marcada falta de empatía es la característica principal de los individuos con psicopatía

¿Cuales fueron los resultados? Se encontró que los psicópatas tienen una deficiencia en su “cableado neuronal” que nos permite preocuparnos por las demás personas.

Los participantes en el grupo de alta psicopatía exhibieron significativamente menos activación en el área ventromedial de la corteza prefrontal, corteza orbitofrontal lateral, amígdala y la materia gris periacueductal del cerebro, pero más actividad en el estriado y la ínsula, en comparación con los participantes del grupo control, según el estudio.

La alta respuesta de la ínsula en los psicópatas fue un hallazgo inesperado, ya que es una región que está implicada críticamente en la emoción y en la resonancia simpática. Por el contrario, la disminución de la respuesta en la corteza prefrontal ventromedial y la amígdala es un descubrimiento coherente con la literatura neurocientífica. Esta última región es importante para la monitorización del comportamiento en curso, la estimación de las consecuencias y la incorporación del aprendizaje emocional en la toma de decisiones morales, y desempeña un papel fundamental en la preocupación empática y valorar el bienestar de los demás.

Jean Decety,  codirector de la investigación y reconocido investigador por sus aportes sobre las bases neurobiológicas de la empatía explicó:

“Esta es la primera vez que las conexiones neuronales asociadas con el procesamiento empático han sido examinadas directamente en sujetos con psicopatía, especialmente en respuesta a la percepción de otras personas que sienten dolor o angustia.”

Los investigadores creen que la respuesta neuronal a la angustia de los demás, como por ejemplo el dolor, produce una respuesta aversiva en el observador que puede actuar como un disparador para inhibir la motivación para buscar la pronta ayuda.

Los resultados de esta novedosa investigación pueden tener una implicación directa en la psicología clínica, dado que podrían ayudar a mejorar los instrumentos de evaluación y, por lo tanto, de tratamiento.

Fuente:UChicagoNews

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Por qué nuestro cerebro ama la música?

  • 26/04/2013
  • David Aparicio

Una reciente investigación nos revela qué sucede en nuestro cerebro cuando decidimos comprar  música nueva. La investigación, que fue desarrollada por neurocientíficos de la reconocida universidad canadiense Mc Gill y publicada en el Journal Science, encontró que la nueva música activa el área cerebral específica de la gratificación, lo que predice la decisión de comprar nueva música.

Los participantes escucharon 60 fragmentos musicales inéditos, mientras se somentían a una resonancia magnética funcional (IRMf) y proveían datos sobre cuánto estaban dispuestos a pagar por cada fragmento de música.

La directora de la investigación,  Valorie Salimpoor, explicó:

“Cuando las personas escuchan un fragmento de música que nunca habían escuchado antes, la actividad en una región cerebral puede predecir consistentemente si le va a gustar o la va a comprar. Este centro cerebral se llama el núcleo accumbens, el cual está implicado en la formación de expectativas que pueden ser gratificantes. Lo que hace que la música sea tan emocionalmente poderosa es la creación de expectativas. La actividad en el núcleo accumbens es un indicador de que las expectativas se cumplieron o superaron, y en nuestro estudio encontramos que cuanto mayor es la actividad que vemos en este centro cerebral, la gente estará más dispuesta a gastar dinero.”

Puedes escuchar los fragmentos musicales que se utilizaron en el laboratorio haciendo click aquí.

El segundo descubrimiento importante fue que el núcleo accumbens no trabaja solo, sino que interactúa con la corteza auditiva, un área del cerebro que almacena la información sobre los sonidos y la música que hemos escuchado. Entre más gratificante es un fragmento de música, mayor es la interrelación entre estas regiones.

El cerebro asigna un valor a la música a través de la interacción entre antiguo circuito de recompensa dopaminérgico (que participa en el refuerzo de las conductas que son absolutamente necesarias para nuestra supervivencia como comer y tener relaciones sexuales) y algunas de las regiones más desarrolladas del cerebro que participan en procesos cognitivos avanzados específicos de los seres humanos.

El Dr. Robert Zatorre, investigador y co-director del International Laboratory of Brain, Music and Sound Research, explica que “esto es interesante ya que la música consiste en una serie de sonidos que cuando se consideran por separado no tienen valor inherente, pero agrupados en patrones, pueden actuar como recompensa.”

La actividad cerebral de cada participante fue igual aun cuando ellos escuchaban música que terminaron comprando, aunque las piezas que escogieron fueron todas diferentes, añadió la Dra. Salimpoor. Estos resultados nos ayudan a comprender porque a las personas les gusta diferentes tipos de música, cada persona tiene su propia corteza formada de manera única, que se desarrolla sobre la base de todos los sonidos y músicas que hemos escuchado a través de nuestra vida. Además, estas plantillas de sonidos que almacenamos probablemente tengan asociaciones emocionales.

La interacción entre el núcleo accumbens y la corteza auditiva sugiere que nosotros creamos expectativas sobre cómo los sonidos musicales deben desarrollarse sobre la base de lo que hemos aprendido y almacenado en nuestra corteza auditiva y, como resultado, nuestras emociones resultan del cumplimiento o violación de estas expectativas.

Estamos constantemente realizando predicciones relacionadas con las recompensas para lograr sobrevivir, y este estudio provee la primera evidencia neurobiológica de que también hacemos predicciones cuando escuchamos un estímulo abstracto como  la música, incluso si nunca antes la habíamos escuchado. El patrón de reconocimiento es tan poderoso que nos puede hacer llorar o ponernos felices, como también comunicar y experimentar algunas de las emociones más profundas y complejas.

Actualización:  Los investigadores quieren ampliar los resultados de la investigación y están realizando una encuesta online (solo ingles) y tienes la oportunidad de ganarte 100 USD por participar.

Fuente: Montreal Neurogical Institute and Hospital

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