Disfruté mucho leer esta entrevista al neurocientífico Gonzalo de Polavieja, donde explica cómo sus investigaciones con el cerebro de peces cebra buscan arrojar luz sobre las complejidades del cerebro humano y cómo se usa la IA en la investigación. Lo que más me llamó la atención es que, cuanto más aprendes y te especializas, más evidente se vuelve que aún queda muchísimo por investigar. Esa es la humildad de la ciencia que tanto necesitamos.
El uso de la IA en la investigación:
La IA convencional predice, pero no explica. Para que ayude a comprender hay que simplificarla. En mi caso, transformo las redes neuronales en módulos más interpretables y compruebo que sigan prediciendo igual. Modelar significa entender y eso exige abstracciones: no buscamos una copia del cerebro, sino representaciones que nos permitan pensar sobre él.
Cuando se estudia un tema muy complicado, hay que simplificar al máximo:
P. Como modelo de estudio, ¿ayuda el pez cebra a esa simplificación?
R. Sí, tiene muchas ventajas. En estado larvario su cerebro es transparente y podemos registrar la actividad de todo el encéfalo sin abrir el animal, en condiciones fisiológicas normales, lo que no es posible en casi ninguna otra especie. Además, su genoma está secuenciado, lo que nos permite diseñar sensores para visualizar la actividad neuronal. Todo ello permite estudiar muy bien su comportamiento. Antes trabajé con invertebrados como la mosca Drosophila, pero siempre busco el modelo más sencillo para entender un problema. Comprender el cerebro es muy difícil y la única manera es simplificar al máximo.