Con todo el boom por la nueva película de Frankenstein, quiero resaltar dos entrevistas de Guillermo del Toro que me parecen especialmente valiosas porque muestran dos procesos de las terapias contextuales y en especial de DBT. Sus reflexiones transmiten una sensibilidad profundamente latinoamericana que resuena tanto conmigo como con muchos de mis pacientes, y revelan una combinación poco común de experiencia, sabiduría y humanidad.
La primera entrevidsta fue realizada recientemente, durante las ruedas de prensa de la película, y la otra hace algunos años en una clase para estudiantes de cine. En ambas, Del Toro muestra con una claridad impresionante su forma de comprender el dolor, la creatividad y la empatía, tres temas que también atraviesan el corazón de la práctica clínica.
Sobre la aceptación y el dolor
La reflexión está desde el minuto 3:
Me gusta cómo Guillermo del Toro habla de su dolor y lo que ha aprendido de la vida. Cuando cita a Lord Byron —“y el corazón se romperá y así roto seguirá vivo”— no está hablando solo de tristeza, sino de una manera de estar en el mundo. Aceptar que el dolor es inevitable, que la pérdida y la imperfección forman parte del tejido de la vida, y aun así seguir viviendo.
Veo similitudes con lo que en DBT llamamos aceptación radical: dejar de luchar contra la realidad y reconocer que, aunque no podamos cambiar lo que ocurrió, sí podemos decidir qué hacer con ello. Del Toro lo muestra con una simple imagen: el sol saliendo frente a la criatura de Frankenstein. El sol no se detiene ante nuestro sufrimiento. No porque no importe, sino porque la vida continúa.
Y ahí está la enseñanza: mientras estemos vivos, podemos elegir seguir adelante, cuidar lo que amamos y aprovechar este breve intervalo entre el nacimiento y la muerte. No hay una segunda vuelta. Por eso, como dice Del Toro, “más nos vale aprovechar este cachito”.
¡Simplemente hermoso!
Adjetivos filmables = Mejores descripciones para regular tu emoción
Lo que Guillermo del Toro plantea sobre los adjetivos no filmables encaja de forma sorprendente con una de las habilidades más poderosas de DBT: describir sin juicios.
En el entrenamiento en mindfulness de DBT, se enseña a observar y describir lo que ocurre tal como es, sin añadir interpretaciones o etiquetas internas. Decir “me siento triste” o “mi pecho está tenso” es una descripción. Decir “soy débil” o “esto es insoportable” es un juicio.
Del Toro aplica la misma precisión al lenguaje cinematográfico. Cuando critica frases como “Juan entra abrumado por su pasado”, está señalando que ese tipo de descripción no puede verse ni oírse; es una interpretación, no un hecho observable. En cambio, cuando propone “Juan entra, no suelta el picaporte, mira hacia atrás”, convierte el juicio interno en una secuencia de acciones observables.
En DBT hacemos algo parecido con nuestras emociones: dejamos de narrarlas como historias internas y aprendemos a observar lo que realmente ocurre. En lugar de decir “no puedo con esto”, describimos “mi corazón late rápido, tengo un nudo en el estómago y quiero salir de la habitación”.
Describir sin juicios, como filmar una escena, exige atención plena al detalle. Es mirar lo que pasa —dentro y fuera— con la cámara encendida, sin añadir efectos ni filtros. Solo así podemos ver con claridad qué está ocurriendo y decidir cuál será nuestra siguiente toma.