El actor y director Jesse Eisenberg ha contado que la ansiedad y el miedo escénico lo acompañan desde hace años. Su historia muestra cómo esos estados pueden dejar de verse como fallas personales y empezar a entenderse como señales útiles. A partir de su experiencia, podemos explorar cómo los principios de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) ayudan a transformar la ansiedad en una aliada.
Cuando el miedo no es un error
Eisenberg relata que la catastrofización —esa tendencia a anticipar lo peor incluso cuando todo ha ido bien— domina a menudo su mente. Después de cien funciones exitosas, su pensamiento automático es que la número 101 “va a salir mal”. Sabe que no es racional, pero las emociones pesan más que la lógica.
Un momento decisivo ocurrió durante el rodaje de Adventureland, cuando tuvo un ataque de pánico. El director le dijo algo que cambió su perspectiva: entendía lo que sentía y se sorprendería si no se sintiera así, dadas las exigencias del trabajo. Esa validación lo liberó de la necesidad de perfección. Le mostró que la incomodidad no es un fallo, sino una parte natural del proceso cuando algo realmente importa.
Hoy, Eisenberg busca usar la ansiedad como energía. Su coach de actuación le enseña a incorporarla al personaje, a dejar que el nervio sea combustible en lugar de freno. “Si te importa lo que haces —dice— es lógico sentir ansiedad. Esa incomodidad puede ser una señal de compromiso”.
En vez de evitar el malestar antes de salir al escenario, sugiere decirse: “Esto ocurre porque me importa. Voy a usarlo”. Así, la ansiedad se convierte en un motor de acción.
Lo que Eisenberg pone en práctica coincide con la ACT
Su experiencia refleja con claridad varios procesos fundamentales de la Terapia de Aceptación y Compromiso:
- Aceptación: reconocer que pensamientos y emociones incómodas aparecerán, sin luchar contra ellas. Eisenberg acepta que la ansiedad forma parte de su experiencia, en lugar de intentar eliminarla.
- Defusión cognitiva: observar los pensamientos como eventos mentales, no como verdades absolutas. Cuando Eisenberg nota que piensa “esto va a salir mal”, puede reconocerlo como un pensamiento pasajero, no como un hecho.
- Presencia plena: estar en contacto con lo que sucede aquí y ahora. Su práctica de canalizar la ansiedad hacia el personaje muestra cómo puede mantenerse presente incluso ante el malestar.
- Acción guiada por valores: actuar en coherencia con lo que es importante, aunque haya incomodidad. Eisenberg sigue actuando, porque su valor es la autenticidad en su trabajo, no la comodidad momentánea.
Si trasladamos esto a la práctica clínica o personal, podríamos formularlo así:
- “¿Qué me está diciendo esta ansiedad? → que me importa lo que hago.”
- “¿Puedo permitir que este miedo exista y seguir actuando según mis valores?”
- “Voy a tomar esta ansiedad como una señal de que estoy en el camino correcto.”
Un ejercicio breve para aplicar
- Recuerda un momento reciente en que sentiste ansiedad antes de hacer algo importante.
- Identifica qué valor estaba en juego (por ejemplo: responsabilidad, conexión, crecimiento).
- Reformula el pensamiento “esto no va a salir bien” por “esto me muestra que me importa”.
- Hazlo igual: Haz una acción pequeña alineada con ese valor y observa qué cambia.
