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Salud Mental y Tratamientos

1162 Publicaciones

Incluye trastornos, psicopatología y terapias.

  • Salud Mental y Tratamientos

¿Los hombres son más narcisistas que las mujeres?

  • David Aparicio
  • 15/03/2015

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Vamos al grano. La respuesta es sí. Los hombres tienen una marcada tendencia a ser más narcisistas que las mujeres. Así lo encontró un metanálisis desarrollado por la Universidad de Buffalo que recabó información de más de 475.000 personas.

¿Cómo afecta el narcisismo a los hombres? La autora de la investigación, la Dra. Emily Grijalva explica que el narcisismo se asocia con diferentes disfunciones sociales que incluyen la inhabilidad de mantener relaciones saludables a largo plazo, conducta no-ética y agresión. Pero también, el narcisismo se relaciona con la autoestima, la estabilidad emocional y la tendencia a emerger como líder. Estas características podrían explicar la gran disparidad de género que sufren las mujeres en puestos de trabajo claves.

El metaanálisis revisó los resultados de 355 artículos científicos recabados durante 3 décadas y evaluó las diferencias del narcisismo por género en tres factores principales: liderazgo/autoridad, grandiosidad/exhibicionismo y derecho a privilegios.

Podrían explicar la gran disparidad de género que sufren las mujeres

La diferencia más grande se encontró en `derecho a privilegios´, lo que sugiere que los hombres son más propensos que las mujeres a explotar a otros y sentirse con el derecho de aprovecharse de ciertos privilegios.


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Se halló también una marcada diferencia en `liderazgo/autoridad´. Los hombres demostraron más asertividad y mayor deseo de poder.

Por el contrario no se encontraron diferencias importantes en el factor `exhibicionismo´. Lo que quiere decir que tanto los hombres como las mujeres buscan la vanidad o el egoísmo.

Otro dato que nos ofrece esta interesante investigación es que, al revisar los datos de estudiantes universitarios desde 1990 a 2013, no se encontró evidencia de que se hayan incrementado las diferencias narcisistas según género.

Ahora, ¿a qué se debe esta diferencia? Como ya sabemos, las investigaciones en psicología no pueden ofrecer respuestas del tipo 2 + 2 = 4. Principalmente por la amplia variedad de variables (culturales, sociales, biológicas, etc.)  que pueden afectar nuestra conducta. Pero los investigadores hipotetizan que la disparidad en el narcisismo podría deberse a los estereotipos y expectativas impuestas por nuestra sociedad desde nuestra infancia. Así lo explica Grijalva: ¨En particular, las mujeres suelen recibir duras críticas por ser agresivas o autoritarias, lo que crea una presión para las mujeres, más que para los hombres, que reprime las manifestaciones del comportamiento narcisista.¨

Este estudio resalta la marcada importancia de la sociedad en un rasgo de personalidad como el narcisismo, un rasgo que en su medida justa permitiría a las mujeres obtener más puestos de relevancia a nivel político, empresarial y económico.’

La investigación fue publicada en Psychological Bulletin y puedes leer el abstract aquí.

Fuente: ScienceDaily
Imagen: Independet

  • Salud Mental y Tratamientos

Imperdible: Vídeo de la 1º Jornada de Terapias Cognitivo-Conductuales basadas en Mindfulness en la UBA

  • David Aparicio
  • 12/03/2015

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En noviembre del 2014 se llevó a cabo una serie de conferencias en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, sobre el tema de las terapias de tercera ola, organizada por la cátedra de Innovaciones en los modelos cognitivo-conductuales. Los disertantes fueron:
  • Eduardo Keegan: Profesor Titular Regular, Cátedra de Clínica Psicológica y Psicoterapias. Psicoterapias, Emergencia e Interconsulta, Facultad de Psicología, UBA (2005 al presente, cargo ejercido en forma interina desde 1999).
  • Guillermo Lencioni: Profesor en la Universidad Fundacion Favaloro, Postgrado. Terapia Dialectico conductual.
  • Fabián Maero: Psicólogo clínico y profesor especializado en terapias contextuales.
  • Guido Korman: Doctor en psicología.
  • Cristian Garay: Psicólogo clínico, docente e investigador
  • Salud Mental y Tratamientos

14 preguntas para movernos del problema hacia la solución

  • Jorge Ayala Salinas
  • 12/03/2015

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Una profesora tiene problemas. Está a cargo un grupo de 20 estudiantes que permanentemente vienen quejándose de su labor. Las quejas demandan básicamente un cambio en su actitud y sus exigencias de trabajo. Todos los intentos de solución han sido en vano. Esta situación viene bloqueando la participación de los y las estudiantes. Se refleja en las bajas calificaciones y la falta de compromiso para desarrollar las tareas y trabajos. Están atrapados en el problema.

¿Cómo podemos mover al grupo desde una actitud demandante, donde “el problema es la profesora” y la solución depende de su cambio, hacia una perspectiva donde los y las estudiantes se posicionen también como responsables en el devenir de este acontecimiento y se fijen más en las posibilidades de solución?

Compartí con el grupo de estudiantes algunas preguntas, que orientaron la conversación:

1.     ¿Cuál es el problema en este momento?

2.      ¿Qué han intentado hacer para resolverlo?


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3.      Eso que han intentado, ¿ha sido útil?

4.     ¿Existen momentos en que el problema con la profesora no ocurra o sea menos intenso?

5.      ¿Qué es lo que hacen ustedes en ese momento?

La persona no es el problema, el problema es el problema

6.      ¿Y qué es lo que hace la profesora?

7.     ¿Cómo logran que eso suceda?

8.      ¿Qué diría la profesora que están haciendo ustedes en ese momento, que le permite a ella tratarlos muy bien?

9.     Si la profesora estuviera aquí con nosotros, y tuviera que reconocer que existe una clave para que ella pueda hacer mejor las cosas con ustedes, ¿qué es lo que diría?

10.       Si ustedes apreciaran esto que está señalando la profesora, ¿cómo harían para que las cosas continuaran mejorando?

11.     ¿Qué sería lo primero que empezarían a hacer la siguiente clase para que las cosas se pongan mejor?

12.       En un escala del 0 al 10, ¿cuánta confianza tienen de que esto ocurra?

13.      ¿Cómo podrían asegurarse de que esto ocurra?

14.     ¿Cómo se encargarían de la situación para que esto suceda?

El propósito es orientarnos hacia las soluciones para abandonar la conversación saturada de problemas

Todas estas preguntas tienen una intención y se mueven desde una ética y unos principios particulares: la persona no es el problema, el problema es el problema. Todas las personas cuentan con los recursos necesarios para el cambio y esto es inevitable cuando descubrimos las habilidades y actitudes que nos orientan allí.

El propósito es orientarnos hacia las soluciones para abandonar la conversación saturada de problemas y generar posibilidades enfocándonos en el futuro. Estas preguntas fueron también una invitación para que el grupo pudiera sentirse responsable de lo que estaba sucediendo y no se dedicara únicamente a quejarse de la profesora.

Una semana después los y las estudiantes comenzaron a reportar los primeros cambios. No sólo se habían producido cosas distintas sino además habían cambiado su percepción de la profesora, y su rol en el problema los posicionaba como agentes activos del cambio.

Si abordamos los problemas desde esta forma particular, tenemos que olvidarnos de individualizar estos fenómenos para empezar a verlos más bien como construcciones sociales en cuya configuración y creación, participamos todos.

Artículo previamente publicado en el blog especializado en la terapia centrada en soluciones: El terapeuta Estupido de el reconocido psicólogo Jorge Ayala Salinas. 

Imagen: Unidreamer

  • Salud Mental y Tratamientos

Imperio emocional

  • CETECIC
  • 11/03/2015

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“El hecho de que una pequeña concentración de moléculas que corren por el torrente sanguíneo pueda desencadenar pautas complejas de comportamiento es un tema interesante de reflexión cuando se juzgan cuestiones como el libre albedrío”Carl Sagan y Ann Druyan Nos gusta creer que tenemos control y manejo de nuestras vidas, que nuestras acciones se encuentran basadas en elecciones libres y decisiones racionalmente tomadas. Nos agrada sentir que elegimos a nuestros amigos, parejas, el lugar donde vivimos o la carrera que estudiamos. No obstante, operan en nuestro cerebro infinidad de mecanismos automáticos e inconscientes de los cuales nosotros apenas tenemos alguna noticia. Y, seguramente, en el concierto de procesos psicológicos, son las emociones las que se destacan por su gran autonomía. Así el enojo, el miedo, los celos, la alegría, la sorpresa casi siempre aparecen más allá de nuestra voluntad, como reacciones impuestas a las cuales apenas podemos controlar. Afortunadamente, la Psicología ha brindado herramientas que permiten manejar los procesos emocionales, particularmente aquéllos que se tornan sufrientes y patológicos.

¿Por qué reaccionamos emocionalmente?

Comencemos con algunos ejemplos: Carlos se encuentra en su trabajo cuando su superior se le acerca y le comenta que no podrá tomar sus vacaciones en el momento por él solicitado. Antes de terminar de escuchar la frase, Carlos ya se ve invadido por un sentimiento de enojo que le cuesta disimular. Siente algo de calor en el rostro y las manos, el palpitar de su corazón y una tensión muscular generalizada. Marcos espera a su pareja en la puerta de la facultad. Ella sale del edificio conversando con un compañero del cual se despide con un beso y una suave palmada en el hombro. Marcos se ve instantáneamente invadido por un fuerte sentimiento de celos que raya con el enojo. Su rostro se pone tenso, mira fijamente a su novia cuando se acerca y antes de incluso saludarla no puede evitar preguntarle “¿quién es ese tipo?” con un tono áspero y ojos inquisidores. Nos gusta creer que tenemos control y manejo de nuestras vidas Marina llega a su casa luego de una jornada agotadora de trabajo. Sus dos hijos con su esposo la esperan. Al verla entrar, ambos niños corren a abrazarla gritando “mamá, mamá”. Marina siente una inmensa alegría desde el mismo instante en que visualiza el rostro de sus niños, un regocijo que desborda en sonrisas, besos y abrazos. Los tres ejemplos narrados muestran situaciones cotidianas, no patológicas, en las cuales las personas reaccionamos emocionalmente con tan sólo estar expuestas a los estímulos adecuados. No nos resulta necesario ningún tipo de esfuerzo, voluntad ni planificación para vernos invadidos por los afectos, los cuales en todos los casos nos resultan tan normales y naturales que difícilmente nos detengamos a pensar sobre ello. De este tipo de ejemplos está plagada nuestra vida. Y difícilmente podamos sostener que “elegimos” reaccionar o actuar de tal o cual modo; muy por el contrario, en casi todos los casos las emociones se presentan en fracciones de segundos, tiñendo desde nuestra percepción hasta nuestros actos. Del mismo modo se van. Ninguna elección cuenta acá. Ahora bien, ¿por qué? ¿Cuáles son los motivos por los cuales tenemos estas reacciones emocionales que tanto colorean nuestras vidas? ¿En qué grado las controlamos y cuánto ellas nos controlan? Hay diferentes niveles de análisis para responder a las pregunta de por qué reaccionamos emocionalmente. El primero de ellos tiene que ver con las causas proximales, es decir, con los eventos antecedentes externos e internos puntuales que gatillaron el disparo de las emociones. Así, por ejemplo, en el caso de Carlos antes mencionado, podríamos simplemente afirmar que su enojo se debe a que considera injusta la decisión de la empresa de negarle las vacaciones en el periodo solicitado; su reacción se explica por la noticia que su superior le transmite y su valoración de la misma como injusta. De igual manera, Marcos reacciona con celos porque ve que su novia tiene gestos cariñosos con otro hombre, lo cual él considera una amenaza a la fidelidad. Casi parece bizarro tener que explicar el por qué de la alegría de Marina, obviamente, porque ve a sus hijos, ellos y sus expresiones de afecto son las causas proximales de sus sentimientos positivos. Ahora bien, nosotros podemos ir un paso más allá y preguntarnos por qué tales o cuales antecedentes típicamente son disparadores de tales y cuales reacciones emocionales. Así, por ejemplo, ¿por qué reaccionamos con enojo cuando algo o alguien interfiere con nuestros objetivos, particularmente si tal obstáculo lo consideramos injusto? ¿Por qué sentimos celos ante los signos cariñosos de nuestras parejas con otros potenciales competidores? O, finalmente, ¿por qué una madre se alegra tanto al encontrarse con sus hijos pequeños?Carl-Sagan-Ann-DruyanEl segundo tipo de respuestas nos lleva a otro nivel de análisis, el cual se relaciona directamente con las funciones evolutivas de las emociones, con su valor de supervivencia, no tanto para nosotros, sino para nuestra especie. En este sentido, las emociones son patrones de respuesta que han sido seleccionados a lo largo de miles de años porque representaron una adaptación, una ventaja evolutiva para la supervivencia. Prosigamos con algunos ejemplos. Tanto el enojo como el miedo comportan una activación importante del organismo La reacción de enojo cuando vemos que nuestros objetivos se ven interferidos por otras personas ha facilitado un patrón de conductas defensivas orientadas a deshacerse del obstáculo. Así, quien nos quitara la comida, el refugio o a nuestros compañeros sexuales podría ser objeto de nuestra reacción de ira con la consecuente agresión que ello implicaba. De hecho, como es sabido, la fisiología de las emociones nos prepara para una acción específica de acuerdo con el tipo de disparador al que nos enfrentemos. Por ejemplo, tanto el enojo como el miedo comportan una activación importante del organismo: aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, aumento de la presión sanguínea, tensión muscular. Pero también hay diferencias. El enojo nos prepara para el enfrentamiento, la lucha y por lo tanto, la sangre fluye más intensamente hacia los brazos y manos. Opuestamente, en el estado de miedo nos preparamos para huir y por lo tanto, la sangre se dirige más marcadamente a las piernas que en las extremidades superiores. Pensemos, por ejemplo, en nuestras respuestas sexuales. Al igual que con el enojo o con el miedo, experimentamos un patrón generalizado de activación caracterizado por taquicardia, respiración agitada, tensión muscular; no obstante, las diferencias son obvias, no sólo en el plano somático por la diferente preparación de los genitales sino por el subjetivo emocional, en el cual vivimos una de las experiencias humanas más agradables. Al hablar de las emociones en este sentido evolutivo, estamos afirmando que las mismas han favorecido nuestra supervivencia en un ambiente arcaico, no en el mundo moderno signado por la tecnología. Así, los organismos que corrieron más rápido ante un predador o se defendieron más agresivamente de un enemigo, son los que más sobrevivieron. De modo similar, quienes experimentaron mayor placer sexual, copularon más y por ende dejaron más descendencia fértil. Opuestamente, quienes no experimentaron miedo o enojo, no se escaparon ni se defendieron y fueron más fácilmente capturados por sus predadores o enemigos; quienes no se sintieron sexualmente atraídos por potenciales compañeros sexuales, han copulado menos y por ende, dejado menor cantidad de descendencia. Este proceso puesto a jugar en términos de millones de años ha dejado trazos indelebles en el cerebro humano, el cual reacciona ante algunos disparadores con respuestas más adaptadas a la edad de piedra que a la civilización contemporánea. En este contexto de ideas, las reacciones de nuestros primeros ejemplos cobran su sentido; todas ellas son adaptaciones que favorecieron la supervivencia en un ambiente primitivo; algunas siguen siéndolo aún, como el caso de la madre que se alegra al ver a sus hijos; otras ya no tanto, como el caso del trabajador que se enoja porque le niegan sus vacaciones en el periodo solicitado. Nuestros afectos se revelan como procesos preparados que han servido a ciertos fines de supervivencia El valor evolutivo de nuestro repertorio emocional también nos pone en el sendero para explicar algunas de sus otras características más destacadas. Particularmente, las emociones son casi siempre automáticas, rápidas, difíciles de manejar. Esto se debe a que, en la mayoría de los casos, los patrones afectivos que nos preparan para acciones específicas relacionadas con la supervivencia tienen un curso temporal; escasos segundos pueden representar la diferencia entre vivir o morir a manos de un predador, por ejemplo. Así, el automatismo de las emociones releva al organismo de un proceso de evaluación consciente y racional que llevaría más tiempo y por ende, más riesgo, liberando los recursos atencionales para servir a otros propósitos. El disparo emocional es un proceso inconsciente, sólo nos anoticiamos del mismo cuando ya está en marcha ejerciendo efectos en nosotros. Esta arista se esclarece aún más si reflexionamos acerca de que patrones emocionales muy similares a los nuestros tienen lugar en otras especies, que por supuesto, no piensan, no hablan, ni son conscientes. Nuestro cerebro lleva las marcas de nuestra historia evolutiva, nuestros afectos se revelan como procesos preparados que han servido a ciertos fines de supervivencia en el pasado remoto. Si bien los disparadores arcaicos ya casi no se presentan, los temas comunes sí. De este modo, las amenazas no provienen de un predador, sino de un superior que nos puede quitar nuestro trabajo; a él reaccionamos con miedo o con enojo de acuerdo con las circunstancias. Al ver fotografías o videos eróticos por internet, experimentamos fuerte placer sexual y una preparación de nuestro organismo para copular, a pesar de que estemos sólo frente a una computadora con la cual no vamos a tener relaciones sexuales ni reproducirnos. Las reacciones arcaicas perduran y se ponen en marcha ante estímulos nuevos de la cultura; estos últimos estarán algunas veces más, otras veces menos; pero siempre relacionados con los temas centrales de la supervivencia que dieron origen evolutivamente a nuestras emociones. ¿Cuál es el valor de nuestras elecciones en todo este entramado de reacciones emocionales? ¿Cuánto elegimos a qué o quién reaccionar? ¿Cuánto elegimos cómo reaccionar? Podemos plantear estas preguntas de manera más específica. Así, por ejemplo, un hombre heterosexual, en situación de intimidad con una mujer que se encuentra en ropa interior, ¿cuánto elige excitarse sexualmente y tener una erección? Un conductor de automóvil a quien otro vehículo se le adelanta inadecuadamente en una curva, ¿cuánto elige enojarse con el otro conductor? El novio celoso de nuestro ejemplo, Marcos, ¿cuánto elige reaccionar con celos al ver a su pareja conversar afablemente con otro joven en la puerta de la facultad? Por supuesto, estos son ejemplos groseros, donde aparecen los disparadores emocionales más específicos; de ahí que la reacción se muestre intensamente. No obstante, si pensamos en ejemplos menos específicos, como que se nos queme la comida, nuestra compañera de trabajo nos sonría sensualmente, un amigo llegue tarde a una charla de café o nuestros hijos nos pidan un nuevo juego para la consola, hallaremos que los distintos disparadores tocan menos cercanamente el tema central de la emoción que se trate, provocando entonces una reacción menor, pero presente al fin y al cabo. Cuanto más cercano el disparador del tema específico de la emoción, mayor la activación de esta última. Somos la única especie capaz de desarrollar consciencia La conclusión de esta línea de análisis no parece dejar muchas dudas. Estamos “programados” para experimentar un conjunto de reacciones rápidas, automáticas, incluso estereotipadas, de las cuales sólo nos anoticiamos una vez que se encuentran en marcha. No hay acá mucho lugar para el libre albedrío y la elección. Sin embargo, podemos dejar reservadas estas palabras para otras áreas de nuestro funcionamiento psicológico. Es sabido de que los seres humanos somos la única especie capaz de desarrollar consciencia, pero hay algo más. También somos capaces de desarrollar consciencia de la consciencia, es decir, saber que somos conscientes; lo cual nos permite reflexionar sobre nuestros propios estados y procesos psicológicos, algo a lo cual se lo conoce como “metaconsciencia” o “metacognición”. Si bien no es este un tema cerrado, aquí sí puede radicar una noción algo más fundada científicamente de libre albedrío. Así es como la gente reflexiona acerca de sí misma y llega a la conclusión de que sufre a raíz de su miedo, ansiedad, celos, enojo, tristeza o cualquier otra emoción negativa. Así es como llegan al consultorio de un psicólogo, pidiendo ayuda porque padecen como consecuencia de emociones negativas involuntarias y que no pueden manejar. Y justamente, como el psicólogo cognitivo conductual conoce acerca del automatismo con el cual operan las emociones, habrá de echar mano de múltiples herramientas. Por un lado, existe un conjunto de procedimientos fuertemente basados en la racionalidad y la autoconsciencia; con ellos favorecemos que los procesos cognitivos más evolucionados y sofisticados tomen al menos parcialmente el control de los procesos emocionales más primitivos e involuntarios.Por otra parte, existe un amplio grupo de técnicas que operan de manera directa sobre los disparadores y procesos emocionales negativos. Estas últimas, genéricamente técnicas conductuales, apuntan a disminuir la frecuencia, intensidad y duración de las reacciones emocionales negativas ante ciertos disparadores apoyándose en un aprendizaje situacionalmente guiado, donde priman fuertemente los procesos de condicionamiento. Si las emociones tienen una raigambre evolutiva arcaica e inconsciente, habremos de buscar procedimientos que actúen directamente sobre ella. Si no está en nuestra capacidad elegir cuándo y cómo reaccionar emocionalmente, al menos está a nuestro alcance volvernos conscientes de este fenómeno y procurar disponer nuestro ambiente de suerte tal que facilite o dificulte la aparición de ciertas respuestas. Eso es tal vez lo más cercano que poseemos al libre albedrío.Artículo previamente publicado en la revista online del Centro de Terapia Cognitivo Conductual y Ciencias del Comportamiento por: Por: Lic. José Dahab, Lic. Carmela Rivadeneira y Lic. Ariel Minici.Imagen: Jan Tik (Flickr)
  • Salud Mental y Tratamientos

Muchas personas ocultarían problemas de salud mental a sus gerentes

  • Alejandra Alonso
  • 09/03/2015

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Todos sabemos que todavía hay estigma en lo relacionado a salud mental y eso lleva a muchos trabajadores a preferir ocultar estos problemas para no verse perjudicados en el trabajo. Sin embargo, afrontar la situación de esta manera puede influenciar en el tratamiento de forma negativa y, por extensión, hacer que la persona que presenta un problema de salud mental y su lugar de trabajo se vean afectados.

Muchos se preocupan sobre cómo afectaría sus carreras

Esas fueron algunas de las cuestiones que se pudieron observar en los resultados de una encuesta que preguntó a 2.219 trabajadores de Ontario, Canadá, si esconderían cuestiones de salud mental y por qué.

Algunas de las cosas que encontraron fueron que:

I. Un tercio de los trabajadores ocultaría problemas de salud mental de sus gerentes, y muchos se preocupan sobre cómo afectaría sus carreras.


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II. El 64% de las personas dijo que estarían “preocupados” sobre el rendimiento de un compañero de trabajo con problemas de salud mental.

III. Casi la mitad estaría preocupada por la confiabilidad y seguridad de un compañero de trabajo con problemas de salud mental.Sin embargo, la reacción hacia las cuestiones de salud mental no fue totalmente negativa. La Dra. Dewa, quien condujo el estudio, lo explicó de la siguiente manera:“Algo sorprendente que encontramos fue que el 50 por ciento dijo estar preocupado porque querrían ayudar a su compañero de trabajo.”

El 50 por ciento dijo estar preocupado porque querrían ayudar a su compañero de trabajo

Dado que algunas investigaciones sugieren que los trabajadores con problemas de salud mental se desempeñan mejor si revelan su situación (lo cual a su vez ayudará a explicar ausencias por tratamiento), la Dra. Dewa cree que una forma de lidiar con los problemas que pueden crearse a base de las cuestiones de salud mental, es crear un plan de revelación:

“En vez de concentrarse en el diagnóstico, el plan abordaría áreas en las que haya dificultades funcionales. El gerente y el trabajador podrían crean una lista de adecuaciones en el trabajo para ayudar a compensar las dificultades. De esta forma, hay conocimiento de una caída potencial en la productividad. Concomitantemente, hay una forma concreta de esperarlo. De esta forma, se refuerza la idea de que las luchas con trastornos mentales en el trabajo son algo que puede ser exitosamente enfrentado.”

Fuente: Psyblog

 

  • Salud Mental y Tratamientos

El consumo de LSD sería menos dañino que el del alcohol

  • David Aparicio
  • 09/03/2015

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Según una investigación publicada en la revista Journal of Psychopharmacology realizada con 135 mil adultos noruegos, el uso de las drogas psicodélicas, como el LSD, los hongos ¨mágicos¨ con psilocibina y los cactus que contienen mescalina no incrementarían el riesgo de sufrir de problemas mentales. El estudio detalla que no se encontró asociación entre el consumo de los psicodélicos, la angustia psicológica, depresión, ansiedad, pensamientos e intentos suicidas. Pero lo más llamativo de la investigación fue que las personas que consumían estos psicodélicos, tenían en realidad, menos probabilidades de necesitar tratamientos de salud mental en comparación con aquellos que no consumían. Los neurocientíficos y autores de la investigación, Pål-Ørjan Johansen y Teri Suzanne Krebs, explican que: (..)¨ en general el uso de psicodélicos no parece ser particularmente peligrosos cuando se compararon con otras actividades que se considera aceptablemente seguras.¨ y añade Krebs, ¨los expertos en drogas consistentemente posicionan al LSD y los hongos de psilocibina como los menos dañinos tanto para el consumidor y la sociedad en comparación con el alcohol y otras sustancias controladas¨. Investigaciones anteriores apoyan estos resultados, por ejemplo un estudio anterior de los mismo autores no encontró relación entre el uso de los psicodélicos y trastornos psiquiátricos, como la depresión, trastornos de ansiedad, manía, o alucinaciones visuales. E incluso una investigación independiente evaluó el uso del LSD como tratamiento para la ansiedad y encontró una reducción del 20% de sus síntomas. Menos dañinos tanto para el consumidor y la sociedad en comparación con el alcohol Entonces ¿Por qué los psicodélicos se siguen prohibiendo, si no parecen ser más peligroso que el alcohol? Según los investigadores, la prohibición de los psicodélicos no se justifica por la evidencia científica robusta, sino más bien por el sensacionalismo mediático, la falta de información y los sesgos culturales. Pero aún con estos descubrimientos, los investigadores se muestran precavidos y advierten que debido al diseño del estudio, no se puede eliminar la posibilidad de que el uso de psicodélicos pueda provocar efectos negativos en la salud mental de algunas personas. Pero esto es normal,  pasa con todas las drogas, incluida la aspirina que te tomas cuando te duele la cabeza. Johansen concluye: ¨con estos resultados es difícil ver cómo la prohibición de drogas psicodélicas puede justificarse con una medida de salud pública¨y Krebs sostiene que la prohibición de los psicodélicos restringe los derechos humanos: ¨Se han planteado preocupaciones de que la prohibición del uso de drogas psicodélicas es una violación de los derechos de creencia y práctica espiritual, pleno desarrollo de la personalidad y del tiempo libre y juego.¨ Realmente es un tema que da mucho para debatir y estudiar. Seguramente disparará, en un futuro, serios debates en los foros de salud. Yo por ahora me quedo sin experimentar.Fuente: PsypostImagen: Wikimedia
  • Salud Mental y Tratamientos

Las profesiones que más y menos prefieren los psicópatas

  • David Aparicio
  • 05/03/2015

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La definición de psicópata ha variado a través de los años y todavía sigue bajo investigación. Sin embargo, hay varios comportamientos y características que son  comunes entre las personas psicópatas. Suelen tener un marcado comportamiento antisocial, miedo reducido, reducida de empatía, falta de culpa, egocentrismo, manipulación, irresponsabilidad, impulsividad y conductas antisociales. ( Skeem et al, 2011).

Este conjunto de características nos hace preguntarnos cuáles son las profesiones que generalmente eligen los psicópatas. Y para responde a esta pregunta recurrimos al libro de Kevin Dutton titulado The Wisdom of Psychopaths: What Saints, Spies, and Serial Killers Can Teach Us About Success donde él enumera las 10 profesionales con más y menos psicopatía: 

+ Psicópatas

– Psicópatas

1. CEO1. Cuidadores
2. Abogado2. Enfermeros
3. Medios de comunicación (tv/radio)3. Terapeutas
4. Vendedor4. Artesanos
5. Cirujano5. Estilistas
6. Periodista6. Voluntarios
7. Policía7. Maestros
8. Clérigo8. Artistas
9. Chef9. Doctor
10. Funcionario Público10. Contador

 

¿Por qué los psicópatas eligen éstas profesiones? 

Por lo general, las profesiones con más psicopatía necesitan de la habilidad de tomar decisiones objetivas, alejadas de las emociones y además ofrecen poder y prestigio. En cambio las profesiones que requieren ayudar a las personas y manejo de las emociones no suelen ofrecer este poder que tanto buscan.

Fuente: Time
Imagen: Salon


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  • Salud Mental y Tratamientos

¿Qué puede ofrecer la Equinoterapia?

  • Diego Almonte
  • 03/03/2015

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Muchos se preguntarán qué es la Equinoterapia, para qué sirve. ¿Terapia alternativa? ¿Caballos terapéuticos, quizás? ¿Equitación? ¿Qué engloba esta palabra? En el imaginario social se tiende a creer que dar un paseo a caballo es hacer “Equinoterapia”, pero se nos escaparían muchas ideas si pensáramos solamente en esto, ya que existen estudios científicos que profundizan sobre las innumerables propiedades curativas de esta práctica. Es que la Equinoterapia implica una labor amplia y valiosísima para mejorar la calidad de vida de los seres humanos. Para profundizar aún más en este tema, entrevisté a la licenciada, colega y amiga personal Jésica Arlettaz, que a sus cortos años es psicóloga infanto-juvenil y docente en la Escuela Secundaria N° 20 “Rosario Vera Peñaloza” de Oro Verde, quien además ha tenido experiencia directa en el trabajo terapéutico con estos cuadrúpedos gigantes, pues estuvo dos años como instructora en el Centro de Equinoterapia Médica La Delfina en la localidad de Oro Verde, Entre Ríos, Argentina. Por consiguiente, Jésica, acláranos un par de puntos:¿Qué es la Equinoterapia?La Equinoterapia es un tipo de terapia relativamente nueva. No consiste simplemente en “dar un paseo a caballo” como muchos imaginarán deductivamente asociando las palabras EQUINO= caballo y TERAPIA= tratamiento, rehabilitación. Básicamente puede derivar en varias ramas en las que se puede trabajar, donde el factor que nunca cambia es el caballo pero sí el objetivo con el que se utiliza a éste. Entre ellas podemos nombrar la Equinoterapia Deportiva, Equitación, Equinoterapia Social…¿Y cuál de todas hoy nos vas a contar?La Equinoterapia de la que hoy te voy a contar es específicamente de la “Equinoterapia Médica” o “Hipoterapia”, la cual está basada en un trabajo interdisciplinario en pos del bienestar y salud de las personas. La Equinoterapia Médica a diferencia de otras es aquella que se realiza “siguiendo un plan de tratamiento diseñado por un médico que posee conocimientos sobre discapacidades y sus secuelas —importante que éste sea un neurólogo, traumatólogo, pediatra generalista, fisiatra, genetista—, y a su vez debe contener conocimientos en Equinoterapia”, así lo expone Suárez (2010) en su libro Manual de Equinoterapia. Si bien el hecho de montar un caballo ya de por sí tiene propiedades naturales para nuestra salud como la termoterapia o masoterapia (que más adelante te contaré de qué se trata), la finalidad con la que se utiliza el caballo en este caso es para “rehabilitar”. “La rehabilitación está dirigida a patologías neuromotoras, traumáticas, degenerativas…”, como bien lo explica Suárez. La naturaleza, el olor a campo descontractura, relaja, baja la ansiedad¿Desde la práctica misma cómo funciona?El paciente monta a caballo con una persona que, en la jerga de la Equinoterapia, se denomina instructor, quien por lo general es un profesional de alguna disciplina vinculada a la salud, ya sea kinesiólogo, psicólogo, terapista ocupacional… la consigna es que tenga conocimientos en este área. El instructor es el que monta a caballo con el paciente-jinete y se encarga de acompañarlo  durante la sesión (45 minutos aproximadamente dura) y de ejecutar el plan de tratamiento diseñado por el médico. En este caso el caballo siempre debe ir al paso y nunca marcha solo, sino que es llevado a tiro por un peticero,  quien cumple la función de ir respondiendo a las órdenes del instructor y guiando el animal hacia donde éste último sugiera, realizando paradas en algunas postas del predio para ejecutar actividades. En este sentido, si el médico observa que el paciente presenta alguna dificultad motora en los miembros superiores, por ejemplo, se realizarán actividades con distintos elementos arriba del caballo para reforzar y estimular este aspecto: subir y bajar elementos con los brazos, rotación de caderas junto con los brazos, manipular diferentes objetos como pelotas y broches, movimientos articulados, etc. Muchas veces trabajamos dos aspectos simultáneamente, neuromotor y psicológicos, como cuando estimulamos la prensión fina manipulando broches al mismo tiempo que estimulamos la atención y la concentración solicitando al paciente-jinete que clasifique dichos broches por color y forma, por ejemplo. Básicamente, la tendencia es siempre trabajar interdisciplinariamente.Es decir, no sólo es subirse a un caballo. Es mucho más complejo que eso.¡Totalmente! Es muy apasionante y enriquecedor. Aquí desarmamos un primer mito.¿Cómo ha sido tu experiencia en este campo, particularmente en La Delfina?He tenido la hermosa experiencia de trabajar con niños quienes además de padecer dificultades neuromotoras presentaban problemáticas psicológicas como algún déficit atencional, hiperactividad, trastornos del espectro autista, retrasos madurativos. Desde el plano psicológico, además de los aspectos que te comenté anteriormente, se buscaba fortalecer el autoestima del niño, estimular su lenguaje y comunicación, reconocimiento y autoimagen con elementos como un espejo grande que hay en el picadero, además con juegos didácticos, juegos cooperativos e integrativos, etc. De por sí para estos niños, subirse al caballo ya es una experiencia extremadamente positiva, y nos encontramos con un montón de emociones, desde aquellos que desde el primer día crean un vínculo estrecho con el animal y se apropian del mismo de tal manera que lo consideran “su caballo”, hasta aquellos que frente a su dificultad para expresar sus emociones nos transmiten su gratificación a través de la ansiedad que manifiestan cuando ven acercarse el animal en el momento de la monta. ¡Es muy emocionante!
Jessica Arlettaz
Jessica Arlettaz
Desde lo psicológico, ¿Cuál es la importancia significativa de trabajar con estos pacientes en un entorno natural y abierto a diferencia de los consultorios a cuatro paredes y si tenemos suerte, con un ventilador?Yo creo que desde el punto de vista psicológico es sumamente importante. Por un lado, tenemos que tener en cuenta que el niño, adolescente, adulto que monta está realizando una terapia en un entorno natural y ecuestre, distinto al de un consultorio, el cual es un ámbito artificial, cerrado y con poca posibilidad de movimiento. Esto ya de por sí tiene un impacto positivo sobre la salud de las personas. Así como muchas veces salimos a caminar para despejar nuestra mente luego de una jornada laboral intensa, la misma función cumple esta práctica. La naturaleza, el olor a campo descontractura, relaja, baja la ansiedad. Por otro lado, se encuentran las innumerables actividades que podemos hacer, desde juegos que impliquen interactuar con otras personas, ya sea con el médico, peticero, instructor como otros pacientes-jinetes que están en pleno desarrollo de su sesión, hasta el contacto con el animal que tiene un poder sanador en sí mismo. Así como también la importancia de los límites y hábitos que incorpora cada paciente-jinete dentro cada sesión de Equinoterapia, ya que dentro del predio por ejemplo deben respetar su turno, horario, los momentos de descanso del caballo, no entrar al predio cuando hay otro paciente-jinete en sesión, etc. Cómo que guarda algo misterioso ese vínculo tan genuino que se da únicamente entre sujeto-animal, especialmente en los más pequeños. ¿Particularmente observaste alguna progresión o mejoría de los tantos pacientes que pasaron por el centro La Delfina en cuanto a este vínculo tan particular?¡Claro! No podemos ignorar el hecho de que subirse a un caballo para un niño, adolescente, adulto, envuelve en sí mismo un significado importante. Desde lo psicológico, éste es uno de los tantos agentes de salud: el vínculo caballo-jinete.  En este sentido lo que se promueve no es el vínculo con los profesionales sino con el caballo. ¡El mérito es todo del animal! Creemos que este vínculo es el puente propulsor para la rehabilitación y bienestar de los pacientes-jinetes. En cierta forma podemos decir que influye fortaleciendo la autoestima y promueve el desarrollo de la comunicación, ya que el caballo al ser un animal grande, poderoso, genera en sí mismo un sentimiento de omnipotencia frente a las adversidades. ¡Piensen en un niño que nunca caminó ni pudo movilizarse por sí mismo y que de repente se vea arriba de este animal, que le da poder para trasladarse casi a cualquier lugar! ¡El mérito es todo del animal! Muchas veces hemos caído en el error de pensar que un niño con autismo al que observamos que no habla ni nos mira, parecería no comunicar nada pero lo interesante de la experiencia en estos casos es que un “berrinche”, un grito, un gesto, nos comunicaba muchísimo más que sus palabras y nos transmite ideas sobre cómo trabajar con ellos, de qué modo abordar su problemática. En este sentido hemos observados muchos avances en niños que tenían un diagnóstico de autismo, por ejemplo, pero que sin embargo cuando llegaban al picadero y montaban su caballo se transformaba su carita, mejoraban hábitos, incorporaban límites, gesticulaban manifestando emociones… como así también mejoras a nivel motor en los casos de niños con parálisis cerebrales que corrigieron su marcha en tijera gracias a la monta en la cruz del caballo, combatir secuelas y mejorar la calidad de vida.¿Qué tipos de patologías específicas son las que pueden tratar con esta terapia? ¿Qué propiedades naturales para la salud tiene el caballo?Muchísimas. Desde patologías neuromotoras hasta cuadros psicológicos y psiquiátricos. En éste último campo hay que ser cautelosos y estar atentos a si el paciente-jinete está debidamente controlado por un profesional tratante, o sea el profesional de cabecera y en algunos casos medicado correctamente. En cuanto a las propiedades naturales se podría decir que la Equinoterapia se basa en tres principios de acción: la termoterapia (el caballo transmite el calor corporal al jinete), la masoterapia (el caballo transmite los impulsos rítmicos del dorso al jinete) y el andar multidimensional de los miembros anteriores (adelante-atrás, arriba-abajo y derecha-izquierda), movimiento similar al de la pelvis humana cuando caminamos. Este último principio es muy significativo para un paciente que nunca caminó, por ejemplo; ya que en cierta forma al trasladarse arriba del caballo va incorporando la impronta de la marcha heterolateral, similar a la del caminar humano.Desde las terapias psicológicas, para un niño con Autismo o Síndrome de Down, por ejemplo, ¿crees que la aplicación de la Equinoterapia es suficiente para ver progresos o es recomendable complementarlas con otras terapias?La verdad que me parece muy buena tu pregunta. La realidad es que en este sentido cabe aclarar que la Equinoterapia es una terapia complementaria a otros tratamientos, en otras palabras la Equinoterapia es SUMATIVA. Desde luego que un niño sólo con Equinoterapia no va a sanar su patología, dificultad motora, pero sí obtendrá probablemente algunos progresos. Por eso mismo es que se sugiere siempre la Equinoterapia en el marco de otros tratamientos para reforzar, complementar, sumar. Es decir, realizar un trabajo articulado con otras disciplinas.Pasando un poco a materias políticas, hasta el día de hoy la Equinoterapia es, al igual que la Acupuntura y otras prácticas, considerada como una terapia alternativa. ¿Piensas que es tan así? Y junto con esto ¿Cómo está insertado dentro de los programas de Salud Pública?La realidad es que como la Equinoterapia está sustentada en hipótesis neuroevolucionistas hoy por hoy constituye una alternativa terapéutica no convencional pero se está trabajando mucho para lograr salir de éste paradigma e incorporar a la Equinoterapia como una terapia reconocida en todas sus dimensiones (normativas, legales, etc.). Hasta el momento sólo existen indicadores empíricos pero nada cuantificables a nivel internacional. Por lo que existen muchas dudas respecto a las propiedades curativas de los caballos. De todas maneras, cabe destacar que en este último siglo a nivel mundial se ha avanzado muchísimo en este tema.  Empezando por el año 1917 cuando en el Hospital de Oxford, nada más y nada menos, se creó el primer grupo para rehabilitar y estimular heridos en la primera guerra mundial a través de la equitación. Es una experiencia en sí misma sanadora Por otro lado, tengo conocimiento de que la Coordinadora Marita Schonhals, el Dr. Carlos Suárez, Médico Traumatólogo y Director de la Delfina Equinoterapia Médica, conjuntamente con un grupo de bioingenieros de la Facultad de Bioingeniería (UNER) de Oro Verde, realizaron un estudio de carácter empírico, único a nivel internacional, en el que evaluaron cuatro pacientes que practicaron Equinoterapia y que padecían problemas neuromotores. Este trabajo lo hicieron a lo largo de tres meses y destacaron notables mejorías llegando a la conclusión de que “el andar multidimensional del caballo es equivalente a la manera del caminar humano”. Pero como la muestra diríamos no es representativa, los datos no se podrían generalizar. Pero estos son pequeños avances que van rompiendo con viejos mitos, estructuras y preconceptos sociales-culturales, y proporcionado evidencias a favor de la Equinoterapia. En este sentido el Dr. Suárez suele citar el pensamiento de Schopenhauer respecto a que una verdad atraviesa por tres etapas: “LA PRIMERA, EN LA QUE SE BURLAN DE ELLA; LA SEGUNDA, EN LA QUE SE OPONEN VIOLENTAMENTE A ELLA; Y LA TERCERA, DONDE SE LA ACEPTA FINALMENTE COMO OBVIA”¿Cuánto sale aproximadamente una sesión o un programa de Equinoterapia Médica? ¿Existe accesibilidad a todo público o sus costos son bastantes selectivos a cierta parte de la población?La realidad es que todo depende de cada centro de Equinoterapia. Los costos varían de acuerdo a las características de cada lugar.¿Qué sugerencia le darías a alguien que nunca hizo Equinoterapia y quisiera probar esta nueva experiencia?Desde mi experiencia como instructora en Equinoterapia y psicóloga, le diría simplemente que es una experiencia en sí misma sanadora y que difícilmente va arrepentirse de vivirla. Personalmente, he descubierto que cuando uno se baja del caballo luego de una sesión de Equinoterapia se siente más liviano y relajado. Mucho más aún si al montar tu cuerpo tiene contacto con la piel del animal, que por su calor corporal transmite a nuestro cuerpo una sensación natural de bienestar y relajación (el caballo tiene la temperatura corporal dos grados por encima de la nuestra), así como también la masoterapia que genera el movimiento de su caminata al andar al paso y los impulsos rítmicos del dorso al jinete. Si quieren ver algunas de las experiencias de Equinoterapia los invito a visitar el facebook: La Delfina Equinoterapia, allí hay muchísimas fotos para compartir, para conocer mucho más sobre el “Método Chamarrita” creado para la rehabilitación de paciente-jinete y observar el picadero, lugar donde se trabaja con estos animales.BibliografíaCarlos A. J Suárez (2010). Manual de Equinoterapia. Editorial Dunken: Bs. As.Imagen: ValenciaCaballo
  • Salud Mental y Tratamientos

¡Adiós al Sillón! Un cómic sobre la activación conductual para la depresión

  • Julián Illán
  • 24/02/2015

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Para el tratamiento de la depresión se usan tanto estrategias cognitivas como conductuales. Entre éstas últimas, la activación conductual juega un papel decisivo. Aquí se anima a la persona a desarrollar recursos para ir superando los sentimientos depresivos como: la planificación de actividades que tengan mucha probabilidad de disfrute. El psicólogo/a deberá estar atento/a y reforzar los logros de la persona deprimida.

Si quieres más información te recomendamos leer nuestros artículos sobre el tema:

  1. Activación conductual: Un tratamiento simple y eficaz para la depresión

  2. ¿Qué demonios son las terapias de tercera ola? Quinta parte – Activación Conductual

Ilustración de Don Psico.es. Visita su página web donde encontrarás artículos, comics de psicología y contactos para terapia. 

  • Salud Mental y Tratamientos

Un CI bajo podría estar relacionado con mayor consumo de alcohol

  • Alejandra Alonso
  • 23/02/2015

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Un estudio que se publicará en Marzo de este año observó una posible asociación entre el consumo excesivo de alcohol y un CI bajo, aunque las posibles explicaciones del estudio consideran también la influencia de otras variables. El abstract de la investigación ya está disponible online.

“Resultados previos en este área han sido inconsistentes,” dijo Sara Sjölund, una estudiante de doctorado de Karolinska Institutet en Estocolmo, Suecia y autora del estudio.

“En este estudio de una población general, la inteligencia probablemente viene antes del comportamiento, en este caso, el consumo de alcohol y un patrón de bebida en la adolescencia tardía,“ dice Daniel Falkstedt, profesor asistente en el departamento de salud pública de Karolinska Institutet. “Podría ser al revés para una minoridad de individuos, es decir, cuando la exposición al alcohol ha llevado a una discapacidad cognitiva, pero es poco probable que esto se encuentre entre personas jóvenes por supuesto.”

Sjölund y sus colegas analizaron datos recolectados de 49,321 hombres suecos nacidos entre 1949 y 1951, quienes fueron reclutados para el servicio militar sueco entre 1969 y 1971. Para dicho reclutamiento se tomaron tests de CI y se administraron cuestionarios que apuntaban a recabar datos sobre consumo de alcohol, patrones de bebida, condición médica en la niñez y adolescencia y uso de tabaco. Se realizaron ajustes relacionados con la posición socioeconómica en la niñez, síntomas psiquiátricos y estabilidad emocional y los hábitos de bebida del padre.

Resultados más bajos en tests de CI en varones adolescentes suecos están asociados con un consumo más alto de alcohol


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“Encontramos que resultados más bajos en tests que miden CI en varones adolescentes suecos están asociados con un consumo más alto de alcohol, medido tanto en términos de consumo total como de consumo excesivo de alcohol,” comenta Sjölund. “Podría ser que un CI más elevado resulte en elecciones de estilos de vida más sanos. Explicaciones sugeridas para la asociación entre los resultados en los tests de CI y las diferentes consecuencias en la salud, podrían ser las condiciones de la infancia, lo que podría influir tanto el CI como la salud, o que una posición socioeconómica como adulto medie la asociación.”

Falkstedt cree que el mensaje central del estudio es que el desempeño bajo en tests de CI suele ir de la mano con otras desventajas, como ser vivir en contextos sociales pobres y/o tener problemas emocionales, cuestiones que podrían explicar la relación con el consumo excesivo de alcohol. El también piensa que más adelante podrían encontrarse otras diferencias relevantes que expliquen la asociación entre las dos variables.

Sjölund y Falkstedt notan que los resultados pueden variar entre culturas y países.

“Yo pienso que gran parte de la asociación entre el CI y el consumo de alcohol podría ser indirecta y mediada por experiencias de la vida cotidiana y diferencias en las situaciones sociales,“ dice Falkstedt. “No necesariamente se trata de tomar decisiones inteligentes o no inteligentes. Por ejemplo, en países con redes de protección social pobres y alto consumo de alcohol entre trabajadores con bajo salario y desempleados, asumo que la asociación podría ser más fuerte que en países económicamente más equitativos, tal vez también entre los jóvenes.”

Se debe tener cuidado de no generalizar estos resultados y abarcar a las mujeres

Sjölund espera contribuir con sus resultados al mejor entendimiento de la conducta de beber y los factores asociados, pero opina que se debe tener cuidado de no generalizar estos resultados y abarcar a las mujeres, ya que ellas podrían presentar patrones de bebida y niveles de consumo diferentes a los de los hombres.

Falkstedt reflexiona: “Yo creo que una inteligencia alta puede dar algunas ventajas en lo relacionado a elecciones de estilo de vida. Sin embargo, pienso que es muy importante recordar que las diferencias de inteligencia ya existentes en la niñez y la adolescencia pueden poner a las personas en ventaja o desventaja y generar diferencias subsecuentes en experiencias y acumulación de dichas experiencias en muchos años. Por ende, otra explicación importante de las ‘malas decisiones’ entre individuos con CI más bajos podrían ser sentimientos de inadecuación y frustración, creo yo. Varios estudios han mostrado que un CI más bajo en la niñez se asocia con un riesgo mayor de suicidio durante muchos años en la adultez.”

Fuente: Psypost

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