Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS
Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS

Publicaciones por mes

septiembre 2015

53 Publicaciones
Sin categoría

Nuevos datos sobre la prevención del suicidio

  • Alejandra Alonso
  • 10/09/2015

Las estadísticas de suicidio realmente asustan. De acuerdo a la OMS, más de 800.000 personas cometen suicidio cada año, y los intentos de suicidio por otro lado, son tal vez 20 veces ese número. El suicidio es una de las principales causas de muerte en personas jóvenes (por ejemplo, en el Reino Unido es la principal causa de muerte en hombres de menos de 35 años). Esto significa que se necesitan medidas efectivas de prevención del suicidio urgentemente.

Un gran estudio multinacional sobre el suicidio ha identificado los patrones conductuales que preceden a muchos intentos de suicidio. Estos datos podrían llevar a cambios en la práctica clínica relacionados al cuidado de pacientes con depresión, ya que muestra los factores clínicos que  confieren un mayor riesgo de intentos de suicidio.

El BRIDGE-II-MIX es un estudio muy grande a nivel internacional que observa la depresión y el suicidio. Los científicos evaluaron a 2811 pacientes que sufrían de depresión, de los cuales 628 habían tenido intentos de suicidio. Cada paciente fue entrevistado por un psiquiatra como si fuera una evaluación estandar de un paciente mentalmente enfermo. Los parámetros estudiados incluían intentos de suicidio previos, historia familiar, tratamientos actuales y previos, presentación clínica del paciente, su puntaje en el Global Assessment of Functioning scale (o escala de Evaluación Global del Funcionamiento), y otros parámetros. La investigación se fijó especialmente en las características y comportamientos de aquellos que habían intentado suicidarse. Encontraron que ciertos patrones se repetían antes de los intentos de suicidio.

Nuestros métodos mostraron 40% de los pacientes en riesgo

«Hemos encontrado que los «estados depresivos mixtos» podían predecir los intentos de suicidio. Un estado depresivo mixto es cuando el paciente está deprimido pero también tiene síntomas de (…) manía. Encontramos esto significativamente más en pacientes que previamente habían intento suicidarse, que aquellos que no lo habían intentado. De hecho, el 40% de todos los pacientes deprimidos que habían intentado suicidarse tuvieron un «episodio mixto» más que solo depresión. Todos los pacientes que sufrían de depresión mixta tenían un riesgo más elevado de suicidio. También encontramos que el criterio estándar del DSM identificó al 12% de los pacientes que mostraban estados mixtos, mientras que nuestros métodos mostraron 40% de los pacientes en riesgo. Esto significa que los métodos estándar están pasando por alto a un montón de pacientes en riesgo de suicidarse.»La autora, Dra. Dina Popovic (Barcelona), comenta:

En un segundo análisis de las figuras, los investigadores encontraron que si un paciente deprimido presenta cualquiera de los siguientes síntomas:

  • Conducta riesgosa (por ejemplo, promiscuidad)
  • Agitación psicomotriz (dar vueltas por la habitación, retorcerse las manos, quitarse la ropa y ponérsela de nuevo y otras acciones similares)
  • Impulsividad

Entonces su riesgo de suicidio era al menos 50% más alto.

La Dra. Popovic opina que evaluar los síntomas antes nombrados en cada paciente deprimido es de suma importancia. También agrega que la mayoría de los síntomas no van a ser proveídos por los pacientes si no que habrá que averiguarlos y muchos clínicos pueden no ser conscientes de la importancia de prestar atención a estos síntomas antes de decidir un tratamiento para el paciente deprimido.

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Sinestesia: cuando los colores tienen sabores

  • Miriam Navais
  • 10/09/2015

Dicen que el conocimiento teórico se asienta mucho mejor si se acompaña con una buena práctica, o en mi caso concreto, con el “descubrimiento” sin querer de un  buen ejemplo clínico en primera persona.

Como hábito instaurado, estaba contándoles emocionada a mis compañeros lo más curioso aprendido ese mismo día  en clase de neuropsicología. Empecé a comentar que el profesor nos había hablado de que existían personas que cada vez que pensaban en un número lo asociaban a un color determinado, es decir, que creían que cada número tenía un color fijo y que dicho conocimiento era compartido por el resto de las personas.

no se podía creer que el resto de personas no relacionaran el número dos con el amarillo

Ante dicha explicación salta unas de mi compañeras, Isa Soria: “Sí, si cada número tiene su color…  el dos es amarillo…  el siete es verde… ¿no?” Todos los demás presentes allí se quedaron aluciandos, y qué decir de Isa, no se podía creer que el resto de personas no relacionaran el número dos con el amarillo, el siete con el verde, etc.  Fue una experiencia asombrosa el poder ser testigo del descubrimiento de dicha “rareza” en primera persona.

Lo que le sucede a Isa, es un trastorno sensoperceptivo en el que la percepción se aglutina, es decir, el estímulo a través de uno de los sentidos (el oído) provoca simultáneamente la sensación en otro (la vista); es esta mezcla de los sentidos lo que se conoce con el nombre de sinestesia. El asociar los números o letras con colores es una de las sinestesias más frecuentes, así como el que la música evoque  un color determinado,  aunque también existen personas sinestésicas que en respuesta al tacto perciben olores (¿os imagináis que cada vez que tu pareja te acaricie huelas a café?) o que el escuchar a un saxofonista tocar le sabe a miel.  Es decir, en las sinestesias pueden estar implicados cualquiera de los sentidos.

miriam-navais-psicologia-clinica-articulos-sinestesia-colores-numeros-suma

Una de las sinestesias más frecuentes es la de asociar números con colores.

Es común que si nunca antes hemos escuchado hablar de este trastorno sensoperceptivo desconfiemos de lo que nos está diciendo una persona sinestéica y no le creamos, pero no, no están mintiendo. Lo que la persona sinestésica percibe espontáneamente es real, se producen de manera involuntaria y es particular de cada persona.

Es decir, Isa tiene asociado que el número dos es de color amarillo mientras que otra persona sinestésica, tendrá ese mismo número asociado con otro color, por ejemplo, con el morado.  Señalar que este fenómeno acompañará a la persona “de por vida”, pues las sinestesias perduran en el tiempo siendo estables, es decir, que si un sinestésico asocia el tacto de su agaporni con el olor a jazmín, olerá a jazmín cada vez que acaricie a su agaporni.

¿os imagináis que cada vez que tu pareja te acaricie huelas a café?

Como otra característica curiosa de las percepciones sinestésicas, indicar que la memoria de la percepción sinestésica (secundaria) con frecuencia es más potente que la primaria, así no es de extrañar que un sinestésico que asocia un determinado olor al nombre de una persona, recordará el nombre del olor más que el nombre de la persona.

¿Qué la causa?

Al ser una percepción real, como ya se ha señalado, debería de poder explicarse sobre bases neuroanatómicas, ¿no?

En respuesta a ello, y de acuerdo a Julia A. Nunn (2002), los cerebros de los sinestésicos son diferentes aunque señala que esta diferencia no debe considerarse como un daño cerebral. La mayoría de las teorías que intentan el explicar dicho fenómeno apuestan por un “cruce de cables” entre las áreas del cerebro que en personas sin este trastorno perceptivo están incomunicadas y precisamente ese “cruce de cables” permite que en el cerebro de los sinestésicos la comunicación entre dichas áreas. Este “cruce de cables” explicaría cómo cuando una persona sinestésica escucha palabras habladas, las partes del cerebro encargadas del color se activan y se utilizan, sugiriendo que los centro de las palabras se están comunicando con los centro del color.

Más datos…

Este tipo de trastorno de la percepción tenía la etiqueta de infrecuente, pues según el estudio de referencia hasta el momento (Baron-Cohen et al, 1996) se estimaba una prevalencia que oscilaba entre al menos uno por cada 2000 personas y según el estudio más reciente (Rich et al, 2005) la prevalencia rondaba el 0,024%. Así mismo, también se estipuló que se daba más en mujeres que en hombres en una proporción de 6:1 según el estudio de Baron-Cohen o en una proporción de 6:2 según el estudio de Rich. Sin embargo, los datos arrojados por el último estudio de la doctora Julia Simner, de Edimburgo, y el profesor Jamie Ward, de Sussex, han puesto en evidencia que este trastorno es mucho más prevalente de lo que se creía (hasta un 88% más, es decir, en torno a 4,4% de la población general) y que no hay una tan fuerte asimetría en la distribución de la sinestesia en los sexos, con una relación mujer:hombre de  1,1:1.

la prevalecía sería del 4,4% de la población general

El que la sinestesia se dé en varios miembros de una misma familia (Asher, J. E. et al. 2009),  nos indica la más que probable existencia de que tenga un componente genético. Al respecto señalar que la sinestesia puede saltarse generaciones, no siendo necesaria la relación de la familia inmediata( se puede tener un tío lejano  con el que se comparte el trastorno sensoperceptivo) y como ya se ha mencionado, los diferentes miembros sinestésicos de la familia pueden manifestar diferentes formas de sinestesia, así mientras que el padre colorea sus letras a su hija  le sabe las palabras.

Sinestesia… ¿defecto o virtud?…

Lo dejo a su libre elección… y para facilitarle la decisión os adjunto  unas palabras de Oliver Messiaen, uno de los compositores franceses más influyentes del siglo XX y que era sinestésico: veía colores cuando escuchaba música.  Para él la música se dividía en música con color y en música sin color. Es más, en algunas de sus partituras anotó los colores de la música con el fin de ayudar al director de la interpretación.

Para despedirme os dejo una entrevista de 1:58 minutos a James Wannerton titulada “Escogía a mis novias por el sabor de sus nombres”:

Como he mencionado antes y teniendo en cuenta de que este trastorno de la percepción es más frecuente de lo que se pensaba según los datos arrojado por los últimos estudios,  tal vez alguno de vosotros le haya pasado como a Isa y a través de la lectura de este artículo hayáis descubierto que sois sinestésicos, y si ha sido así, por favor, no dudéis en compartir el hallazgo con todos nosotros.

*Dedicado con cariño a todos los curiosos y a Isa Soria, de apodo Spiderman; sí, en todos los Colegios Mayores el tener un apodo es algo que va en la cláusula de admisión, un beso de Duende Verde ;)

Vídeo relacionado: Sinestesia ¿A qué sabe el morado?

Artículo previamente publicado en el blog de la psicóloga Miriam Navais y cedido a Psyciencia. 

Referencias:

Alonso, A. (2011). El color de los sonidos. Madrid, España. Editorial: Visión Libros.

Asher, J. E. et al (2009). A Whole-Genome Scan and Fine-Mapping Linkage Study of Auditory-Visual Synesthesia Reveals Evidence of Linkage to Chromosomes 2q24, 5q33, 6p12, and 12p12.  Am. J. Hum. Genet. DOI: 10.1016/j.ajhg.2009.01.012.

Baron-Cohen S, Burt L, Smith-Laittan F, Harrison J, Bolton P. (1996). Synaesthesia: prevalence and familiality. Perception , 25: 1073–9.

Nunn, J.A., Gregory, L.J., Brammer, M., Williams, S.C., Parslow, D.M., Morgan, M.J., Morris, R.G., Bullmore, E.T., Baron-Cohen, S. & Gray, J.A. (2002) Functional magnetic resonance imaging of synesthesia: activation of V4 ⁄ V8 by spoken words. Nature Neuroscience, 5: 371-375.

Rich A. N., Bradshaw J. L., Mattingley J. B. (2005). A systematic, large-scale study of synaesthesia: implications for the role of early experience in lexical-colour associations. Cognition 98 53–58 10.1016/j.cognition.2004.11.003.

Simner, J., Mulvenna, C., Sagiv, N., Tsakanikos, E., Witherby, S.A., Fraser, C., Scott, K, & Ward, J. (2006). Synesthesia: The prevalence of atypical cross-modal experiences.  Journal of Perception, 35, 1024-1033.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Avatares del amor: De la huida ante el sufrimiento a los celos patólogicos

  • Luis Hornstein
  • 09/09/2015

Comprender sin encasillar

“Clínica” es el conjunto de prácticas y saberes con que lidiamos no solo con enfermedades y “trastornos” sino con el sufrimiento (el evitable y el inevitable).

Necesitamos ideas-herramientas que se adecuen a la clínica, que nos urge, que nos desborda desde hace tiempo. El consultante actual es un sujeto maltratado, con sufrimientos devastadores, con falta de proyectos. Sin embargo, no son pacientes predominantemente graves los que atiendo en mi consultorio sino pacientes que están atravesando traumas y duelos muchos de las cuales tienen que ver con lo histórico-social.

El cuerpo social parece anestesiado, y si un ciudadano habla de “ideales” los que están alrededor pensarán que es un cordero o un lobo con piel de cordero. Los ideales parecen haber desaparecido pero el dolor está ahí. En las atestadas consultas psicológicas de hospitales públicos, obras sociales y prepagas. En los consultorios privados. Una sociedad anestesiada y unos laboratorios ávidos ofrecen pastillas mágicas. En un medio carcomido por el paco y por los pacos de dinero sucio, los psicofármacos son “drogas legales”.

No se puede prescindir de la psicopatología ni se debe sobrestimarla. Es nada más (y nada menos) que un bosquejo que ayuda a aprehender algo de una realidad. Y la realidad pide afirmaciones provisionales, más que afirmaciones que compitan con la realidad. Las abstracciones pueden conducir al encasillamiento.

Marean la cantidad de partidos que se presentan a las elecciones si como la cantidad de indómitos síntomas que no se dejan arrear fácilmente a los tres corrales (neurosis, perversión, psicosis). Ante el mareo hay soluciones baratas y caras. Las caras evitan el reduccionismo pero nos obligan a estudiar. El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales , conocido como dsmv, es uno de los intentos de evitar el mareo. Fue ideado para encontrar un mínimo común divisor, un esperanto, entre distintas corrientes de la psiquiatría y la psicología. Soslayando el conflicto instaló la paz, una paz que se parece a la del sepulcro. La psicología se ocupa de pasiones y sufrimientos. El dsm v no ha logrado aquietarlos, los ha anestesiado mediante categorías que tranquilizan al psiquiatra, pero no aquietan las tormentas subjetivas (Hornstein, 2006).

No se puede prescindir de la psicopatología ni se debe sobrestimarla

La clínica ha sido psicopatologizada. Cosificar es otro de los modos del reduccionismo. Se cosifica cuando no se puede entender o cuando no se quiere entender. Propongo un eslógan: la clínica es más extensa que la psicopatología. De un paciente puedo ver los síntomas, las inhibiciones, la angustia… pero también cómo procesó ciertos duelos, qué sentido del humor tiene, que posibilidades tiene para sobreponerse. La clínica escucha la subjetividad de cada paciente en lo que tiene de potencialidad, de creativo, de duelos superados, de situaciones difíciles que vivió, padeció y a las que consiguió tramitar creativamente. Cuando cosifica, escribe actas de defunción y mata lo que estaba vivo.

La turbulencia de los vínculos

¿Estamos al día? ¿Cómo es hoy nuestra subjetividad? ¿Un mecanismo de relojería, como lo era en el siglo XVIII? ¿Una entidad orgánica, como en el XX? Hoy la metáfora para entender la subjetividad es la de flujo turbulento. Para atemorizarnos pero también para estimularnos tomaron protagonismo el “flujo turbulento” y lo no predecible. En matemáticas, irrumpió la geometría fractal. En termodinámica, se privilegiaron los sistemas fuera del equilibrio. En biología, la teoría de los sistemas autoorganizadores productores de orden a partir del ruido.

Liberadas del determinismo clásico, las teorías actuales han dejado lugar a la diferencia como factor de creación y cambio. La historia no es mera repetición, ni despliegue de lo ya contenido en el pasado; incluye acontecimientos no predeterminados. No existen sólo sistemas cerrados y cerca del equilibrio sino también sistemas abiertos para los que el equilibrio significa la muerte.

Beck dice que vivimos en una “sociedad de riesgo”. Cuando la incertidumbre se incrementa se hace imposible hasta imaginar el día de mañana. Han estallado las normas tradicionales y el individuo no sabe a qué atenerse. Se le exige ser exitoso en diversos planos: económico, estético, sexual, psicológico, profesional, social, etc.

En la postmodernidad se rechazan las certidumbres de la tradición y la costumbre, que habían tenido un papel legitimante. La identidad y los vínculos devienen precarios al perderse anclaje cultural junto con puntos de referencia internos.

En un mundo fascinado por el éxito individual, el rendimiento y la excelencia, hay tensiones muy fuertes entre las imágenes ideales y la realidad de lo que se vive. No está mal aspirar al éxito. Éxito viene de exitus, que en latín quiere decir salida. Salida del gueto, del encierro. Algunos actúan como si los únicos valores fueran el poder económico, el estatus profesional o el reconocimiento mediático. Algunos piensan que estos son los valores oficiales. Otros buscan una restauración retornando a los valores tradicionales (nacionalismo, familiarismo, fundamentalismo, integrismo) o en la búsqueda de ideales de una new age.

Pensar que jugar bien al ajedrez es una demostración de inteligencia mientras que plasmar una vida afectiva feliz es un asunto sentimental, bueno, pensar así quizá no sea pensar

No hay tanto una crisis de valores como una crisis del sentido mismo de los valores y de la aptitud para guiarnos. ¿Cómo orientarnos en este laberinto? Esa crisis no es sólo la de los marcos morales heredados de las grandes confesiones religiosas, sino también la de los valores laicos que les sucedieron (ciencia, progreso, emancipación de los pueblos, ideales solidarios y humanistas). Ya no existe un patrón fijo sino que los valores fluctúan en un amplio mercado.

A partir de la Ilustración, los modernos ambicionaron sentar las bases de una moral independiente de los dogmas religiosos, exaltando el ideal ético y magnificando la obligación del sacrificio de la persona en el altar de la familia, la patria o la historia. Las obligaciones hacia Dios fueron transferidas a la esfera humana, pero los modernos no rompieron con la tradición moral. Fue después, a mediados del siglo XX, cuando surgió la sociedad posmoralista que rechaza al deber y propicia la felicidad. Se desvaloriza el ideal de abnegación y se sobrevaloriza la felicidad.

En un comienzo, el pensamiento postmoderno atrajo a las minorías (mujeres, afroamericanos, homosexuales, etc.), con su entusiasmo por el derecho a ser diferente. “Dios ha muerto, el sujeto ha muerto, y yo no me encuentro nada bien”, decía un grafiti. La modernidad identificó la inteligencia con la razón, cuya meta es la universalidad y la posmodernidad con la creación estética. No tenemos por qué optar. Hace rato que se dice que la inteligencia consiste en resolver problemas. Los problemas que importan son complejos. Pensar que jugar bien al ajedrez es una demostración de inteligencia mientras que plasmar una vida afectiva feliz es un asunto sentimental, bueno, pensar así quizá no sea pensar (Hornstein, 2011).

A la decadencia del optimismo tecnológico le corresponde una pulverización del sujeto convirtiéndolo en un zombi, en un espacio flotante: una disponibilidad pura adaptada a la aceleración de los mensajes provenientes de los medios de comunicación masivos. Habríamos arribado al “fin de la cultura sentimental, fin del happy-end, fin del melodrama y nacimiento de una cultura cool en la que cada cual vive en un bunker de indiferencia” (Lipovestsky).

Ahora hay familias ampliadas, nucleares, monoparentales, homosexuales, etc., y familias típicas (típicas de antes) y personas que extrañan la “familia tradicional” y a veces son intolerantes con las otras. Caídos los dogmas, tenemos que conformarnos con creencias, convencimientos, fe, teorías, hipótesis y opiniones. Y disfrutar de ellos y soportar que a veces no sepamos a qué atenernos.

Huida ante el sufrimiento

El hombre actual sufre por no querer sufrir. Quiere anestesia en su vida. Simples dificultades las considera sufrimientos. La moral y la felicidad, ya no están enfrentadas, lo que actualmente resulta inmoral es no ser feliz. Allí donde se sacralizaba la abnegación, tenemos ahora la evasión; donde se privilegiaba la privacidad, tenemos la violencia mediática. El clima de euforia sumerge en la vergüenza a los que sufren. “Conviértase en su mejor amigo”, “Piense en positivo”… Por cualquier medio hay que “tener onda”, ser divertidos. La felicidad es el nuevo orden moral. Junto con el mercado de la espiritualidad es una de las mayores industrias de la época.

¿Pero qué es  “sufrir”? Sabemos que hay sufrimientos inevitables. Como también hay sufrimientos neuróticos. Se nos muere alguien querido, nos rechaza alguien que nos importa, alguien hace algo que nos decepciona… Todas pérdidas. Pero también son pérdidas ser despedidos del empleo, quebrar en una empresa… El otro está presente, aun más que en la alegría. Está presente una distancia: entre antes y ahora, entre realidad y fantasía. Eso duele. Es un dolor sano, que a veces se intenta extirpar con distintos psicofármacos, con alcohol o con otras conductas de evasión.

A la decadencia del optimismo tecnológico le corresponde una pulverización del sujeto convirtiéndolo en un zombi

¿De que sufren la mayoría de los que nos consultan? De lesiones en los encuentros con el otro (otros). “Desde tres lados amenaza el sufrimiento. Nos amenaza, sigue diciendo, “desde el cuerpo propio, que, destinado a la ruina y la disolución, no puede prescindir del dolor y la angustia como señales de alarma: desde el mundo exterior, que puede abatir sus furias sobre nosotros con fuerzas hiperpotentes, despiadadas, destructoras; por fin, desde los vínculos con otros seres humanos. Al padecer que viene de esta fuente los sentimos tal vez más doloroso que a cualquier otro”(Freud,1930). Para el diccionario “sufrir” es “sentir físicamente un daño, un dolor, una enfermedad o un castigo; sentir un daño moral; recibir con resignación un daño moral o físico”. El diccionario, por supuesto, no hace juicios de valor. No dice si el sufrimiento es un capricho, ni si es evitable o inevitable, curable o incurable Es obvio que hay sufrimientos inevitables. Pero no es tan obvio que también sufrimos innecesariamente, neuróticamente.

El sufrimiento es la experiencia de una persona enfrentada a la pérdida, al rechazo, a la decepción que le impone alguien significativo. El sufrimiento es una necesidad porque obliga a reconocer la diferencia entre realidad y fantasía. Y es un riesgo porque, si aumenta hasta lo insoportable, la persona puede retraerse de todo lo que la afecta.

El sufrimiento prolongado se anestesia con desinterés. El desinterés empobrece las relaciones. En los duelos llamados normales, se desinviste un objeto para preservar la posibilidad de investir nuevos objetos.

Decretar vanos nuestros compromisos afectivos proponiendo la paz y la serenidad a los tumultos de la vida no se halla en el aislamiento. Entre la insípida calma y vida intensa, votamos por la vida intensa, con complicaciones, expuestos al azar. Por eso el amor, aunque sea fuente de las mayores alegrías, no se puede confundir con la felicidad, porque su espectro abarca una gama de sentimientos infinitamente más amplia; el éxtasis, la dependencia, el sacrificio, los celos. Es la experiencia que  puede empujarnos al abismo o llevarnos a las más altas cumbres. El amor supone que aceptemos sufrir por y a causa del otro, de su indiferencia, su ingratitud o su crueldad.

Tener relaciones sin compromisos profundos, desarrollar cierta indiferencia afectiva, ese sería el perfil de Narciso. El miedo a la decepción traduce a nivel subjetivo lo que Lasch llama “la huida ante el sentimiento”. Si hay cool sex, si los celos y la posesividad están desprestigiados es para llegar a un estado de indiferencia, de desapego, para protegerse de las decepciones amorosas.

Si investigamos la causalidad psíquica, vemos la intervención de la causalidad biológica y de la cultural. Nadie ha podido postular ninguna inferencia lineal entre lo que se sabe del cerebro y la subjetividad. Hay fronteras. Para el psicoanálisis y para las neurociencias. Es un campo a explorar. No tenemos bibliografía específica (y las neurociencias tampoco). Habrá que crearla. Estamos obligados a pensar el psicoanálisis, con la física, la biología, las neurociencias, las ciencias sociales, la epistemología de hoy.

Nadie ha podido postular ninguna inferencia lineal entre lo que se sabe del cerebro y la subjetividad

En cuanto a las causalidades hay que evaluar que el infantilismo y la victimización son dos modos de la irresponsabilidad. Intentan eludir las consecuencias de los propios actos, de gozar de los beneficios de la libertad sin dar nada a cambio. Infantilismo es la actitud y la conducta de un adulto que pretende ser protegido como un niño. Combina una exigencia de seguridad con una avidez sin límites y evita cualquier obligación. Victimización es presentarse como damnificado. Puede ser un efecto indeseado del psicoanálisis. Al demostrar que el ser humano es movido también por fuerzas que no conoce (lo inconsciente), la responsabilidad puede quedar del lado de los demás (mi infancia desgraciada, mi madre “castradora”, mi padre ausente) (Hornstein, 2013).

Aceptar o poseer al otro

¿Qué es el amor? No siempre es beberse los vientos. A veces es cuidar que no nos barran los vientos. Construye un refugio, cuando pone barreras a la soledad devastadora. Amar es carecer, es aspirar a poseer, es sufrir si no se es amado, es depender del amor y la presencia del otro. ¿Pero qué querrá decir “poseer” al otro? En verdad, ¿nos adueñamos del otro?  Los otros no son pasivos. Como lo sabe el que amó y no fue correspondido. Algunas personas se prestan a ser colonizados pero la mayoría exige reciprocidad.

Al principio del enamoramiento todo nos parece maravilloso en el otro: después se va marchitando. Se trata del mismo individuo, pero uno soñado, deseado, esperado, ausente…, y el otro presente. El uno brilla por su ausencia, el otro es mate por su presencia. Breve intensidad del enamoramiento, larga duración del amor (Hornstein, 2011).

Estamos obligados a pensar el psicoanálisis, con la física, la biología, las neurociencias, las ciencias sociales, la epistemología de hoy

Pero abordemos las parejas que se sienten relativamente felices. ¿Se quieren hoy más que ayer pero menos que mañana? No es lo frecuente. Continúan deseándose y su amor es placer más que pasión: han sabido transformar la locura amorosa de sus comienzos en gratitud, en lucidez, en confianza, en cierta felicidad de compartir. La ternura es una dimensión de su amor, pero no la única. Existe también la complicidad, el sentido del humor, la intimidad, el placer explorado y reexplorado; existen esas dos soledades cercanas, habitadas la una por la otra, existe esa familiaridad, existe ese silencio, existe esa apertura de ser dos, esa fragilidad de ser dos. Hace tiempo que renunciaron a ser sólo uno. Han pasado del amor loco al amor a secas y estaría errado quien viera esto solo como una pérdida o como una banalización.

Los celos implican miedo. Miedo a perder una relación o un lugar privilegiado o exclusivo. André Comte-Sponville señala: “El envidioso querría poseer lo que no tiene y otro posee; el celoso quiere poseer él solo lo que cree que le pertenece”. Los celos patológicos se basan en una concepción errónea de lo que es una relación afectiva. Parten de una concepción primitiva: amar consistiría en poseer y aceptar el amor de un celoso o celosa sería aceptar la sumisión a su enfermiza posesividad. Los celos acarrean siempre sufrimiento, provocan ansiedad por la anticipación de la pérdida. Los celosos nunca disfrutan de su alegría: se limitan a vigilarla. El celoso teme que sus cualidades no basten para retener a su pareja. De ahí la voluntad de examinar, intimidar y aprisionar.

Bibliografía

Freud, S. (1930): El malestar en la cultura, A.E. Tomo XXI.

Hornstein, L. (2006): Las depresiones, Paidós, Buenos Aires.

Hornstein, L. (2011): Autoestima e identidad, FCE, Buenos Aires.

Hornstein, L. (2013): Las encrucijadas actuales del psicoanálisis, FCE, Buenos Aires.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Tus amigos de la adolescencia pueden afectar tu salud en la adultez

  • Alejandra Alonso
  • 09/09/2015

Si recordamos cuando éramos adolescentes y nos daban charlas sobre la presión de grupo, probablemente lo hayan asociado al consumo de alcohol y otras drogas. Sin embargo, un estudio reciente encontró que el grupo de pares y los esfuerzos para encajar en él puede tener beneficios inesperados en la adultez temprana.

El estudio fue publicado en Psychological Science, una revista de la Association for Psychological Science.

Los científicos Joseph P. Allen, Bert N. Uchino y Christopher A. Hafen encontraron que la salud física en la adultez podía ser predecida basándose en la calidad de las amistades cercanas en el período de adolescencia. Sumado a esto, los esfuerzos para ajustarse a las normas de los pares se vincularon con mayor calidad de salud en la adultez.

“Estos resultados indican que permanecer cercano -opuestamente a separarse- al grupo de pares en la adolescencia tiene implicaciones a largo plazo en la salud física adulta,” dice Allen, investigador de la Universidad de Virginia.

El intenso esfuerzo de los adolescentes para formar y mantener relaciones con sus pares podría muy bien ser el resultado de un reconocimiento instintivo de que estas relaciones están vinculadas al bienestar.

Los investigadores creen que los grupos de pares ofrecen algún tipo de experiencia emocional intensa para los adolescentes, que los lleva a seguir las normas del grupo incluso cuando acarrea costos significativos a nivel personal. Investigaciones interculturales han encontrado que el énfasis en en poner los deseos del grupo de pares por encima de los objetivos personales (muy parecido a lo que hacen los adolescentes) se relaciona con estrés reducido en la vida.

Debe tenerse en cuenta la calidad de las relaciones sociales en programas de prevención y promoción de la salud

Los investigadores hipotetizaron que seguir a la “manada“ y tener relaciones cercanas de apoyo podría reducir el riesgo de tener problemas asociados al estrés en la adultez. Para averiguar si esto era así, reclutaron a 171 adolescentes de 13 años, a quienes les hicieron un seguimiento hasta la edad de 27 años.

Cada participante nominó a su amigo más cercano del mismo sexo en ese momento para ser incluído en el estudio. De los 13 a los 17 años, los mejores amigos de los participantes llenaron un cuestionario que evaluaba la calidad general de la amistad, incluyendo el grado de confianza, la comunicación y la alienación en la relación. Los amigos también proveyeron información sobre cuánto se esforzaban los participantes para encajar en el grupo de pares.

Luego se evaluó anualmente la calidad de la salud de los participantes durante las edades de 25, 26 y 27 años, con preguntas sobre su salud general, síntomas de depresión y ansiedad e índice de masa corporal. Para dar cuenta de cualquier problema de salud, los participantes también reportaron diferentes diagnósticos médicos tanto como cualquier hospitalización que hubieran tenido.

Los resultados indicaron que tanto las amistades de calidad como el esfuerzo para encajar en el grupo de pares estaban asociados con mejor salud a la edad de 27 años, incluso luego de controlar otras variables de influencia como ingresos económicos, índice de masa corporal y consumo de drogas.

Los hallazgos sugieren que las relaciones en la adolescencia podrían influenciar la salud en la adultez a través de niveles más bajos de síntomas de ansiedad y depresión.

Allen y su equipo de colaboradores explican que ahora debe tenerse en cuenta la calidad de las relaciones sociales en programas de prevención y promoción de la salud a largo plazo, sumando esto a otros factores de riesgo más estudiados como la obesidad y el hábito de fumar.

Fuente: APS

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Perder a un ser querido

  • Dani Bruno
  • 08/09/2015

Al principio, no te crees que no esté ahí, no lo aceptas, están demasiado cerca los recuerdos, parece que te contagian, aunque realmente sólo sean recuerdos intangibles. Estás con la “inercia emocional del tiempo”.

Pronto llega el abismo, es cuando estás más consciente del presente de la pérdida. Te sientes como un luchador sin armas. El abismo está ahí y tarde o temprano hay que pasarlo. Cuando salen las emociones es cuando toca recorrer, o más bien caer, en ese abismo que ha quedado pendiente. Es necesario conocerlo y recorrerlo, sólo.

Algo después, se acepta la pérdida, y las emociones salen a borbotones, como piedras por una tubería metálica que deben de dejarse ir. Hay mucho dolor, al ser tan recientes las vivencias, parece que se pueden vivir los recuerdos de nuevo, pero estás ahí, siendo consciente de la ausencia.

Algo después, se acepta la pérdida, y las emociones salen a borbotones

Más adelante aprendes que todo el sufrimiento es necesario. Se puede llegar a una comprensión de la vida que da un sentido espiritual. Se llega a “saborear el sufrimiento”, esto es algo que se consideraba tabú hasta hace poco, y que sólo parece tolerarse, ya hoy en día, precisamente en los duelos y con cierta licencia (a ser posible profesional).

Cuando aparecen recuerdos se produce un momento personal, espiritual, el tiempo pasa más despacio y todo se valora de otra forma, es como si conectaras con algo más sabio y más grande, con la Vida. La conexión supone un fuerte alivio, ante la falta de la presencia de quien ya no está.

Recordando, visualizamos, y la imaginación nos hace sentir que la persona está aquí mismo, la mente entonces se relaja y genera sensaciones liberadoras que pueden ayudar a seguir avanzando. Puede ser automático o se puede tomar por costumbre, como una droga, que queremos controlar por dosis poco a poco en momentos puntuales cuando sabemos que lo necesitamos, aunque el control es ilusorio. Se transforma en una válvula de escape temporal.

Compartir experiencias entre personas en igual situación ayuda mucho a comprender

La cicatriz queda, siempre está ahí, nunca se olvida, pero ahora vemos que tiene cierta belleza. El recuerdo se va diluyendo con el tiempo, se van acumulando experiencias y se va cubriendo la superficie, formando una base emocional no sólo del dolor sino del tránsito por ese duelo. El tiempo no tiene el poder de cambiar esa base emocional, pero sí que la protege y la cubre para que se mantenga a un nivel profundo y que podamos seguir el día a día manejando diferentes emociones necesarias para vivir.

Compartir experiencias entre personas en igual situación ayuda mucho a comprender. Es necesaria cierta comprensión más allá de la lógica habitual. Sin embargo es recorrido de forma solitaria, a manera y al ritmo de cada uno. Aunque la pérdida sea compartida por personas con un vínculo muy estrecho, sus emociones sólo se comparten en momentos especiales, que son tabú socialmente, ya que la tristeza compartida, como si de algo malo se tratara, sigue siendo mal vista. Como si se pudieran compartir momentos de alegría en común, pero no de tristeza. Algo parecido pasa con el pensamiento que alguno pudo haber tenido al ver el título, “¿Por qué voy a leer este ensayo si habla de algo malo?” es natural pensarlo, porque es lo que nos han enseñado.

Quizás tenerlo como un tema tabú no sea tan natural como pensamos, la muerte es natural y ocurre siempre. Quizás si alguien pierde a un ser querido y quiere compartir algo, está esperando que se le escuche y no que se le juzgue según lo que presupone una sociedad llena de problemas.

La sociedad está más enferma que cualquiera de nosotros. Sólo está esperando que nosotros la mejoremos.

Dani Bruno escribe en su blog personal y puedes visitarlo aquí para tener mayor información. 

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Estrategias de modificación de conducta en el aula (PDF)

  • David Aparicio
  • 08/09/2015

Este manual de manejo en el aula, ofrece apoyo tanto al docente como a los alumnos, propiciando un mejor comportamiento dentro de la sala de clases, a través de estrategias simples pero eficaces para mejorar los resultados de conducta.

Así, este material aporta una serie de destrezas y conocimientos nuevos, por medio de métodos eficaces para realizar con los alumnos en el aula escolar, ya sea para la totalidad del grupo curso o para algunos individuos que son conflictivos e indisciplinados.

De esta forma, este manual establece mecanismos que permiten mejorar la disciplina en el aula, basándose en el enfoque llamado “Apoyo Conductual Eficaz” (Effective Behavioral Support (EBS)2, desarrollado en la Universidad de Oregon y el Centro Nacional de Intervenciones y Fomento de Conductas Positivas (www.pbis.org), centro de investigación financiado por la Oficina de Programas Especiales de Educación.

Por todo lo anterior, la meta de este manual es facilitar el adecuado desarrollo de las clases dentro del aula escolar, mejorando el logro académico, las relaciones interpersonales y el desarrollo social saludable de los niños y jóvenes en un medio que contribuya al aprendizaje.

En relación a los contenidos del manual es preciso mencionar que se divide en tres partes. La primera de ellas, contempla los aspectos teóricos, sobre los cuáles se ha basado la construcción de éste. Una segunda parte se refiere a las actividades necesarias de realizar antes de implementar cualquiera de las herramientas que se señalan en la última fase, donde se describe cada estrategias de manejo conductual en el aula para ser aplicada dentro de la sala de clases.

Descarga el PDF completo: Recopilación de estrategias de modificación de conducta en el aula.

Puedes encontrar este y otros recursos especializados en Educación Andujar. 

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Juegos sexuales en los niños ¿Es saludable?

  • Laura Diaz
  • 08/09/2015

Suele suceder que sea un tema que todos conocemos y que podemos charlar socialmente sin problema, pero me pasa frecuentemente que en el consultorio encuentro padres preocupados y hasta exaltados por haber notado que su hijo/a se tocaba los genitales. En muchos casos genera asombro, en otros preocupación y casi siempre el no saber que hacer ni cómo proceder.

¿A qué me refiero con sexualidad en los niños?

Probablemente, si vemos a un niño de 9 años o más con alguna conducta sexual no nos impresione tanto, pero si esto sucede con  nuestro hijo/a de 2 o 3 años puede que no reaccionemos igual.

La sexualidad es un proceso dinámico y complejo que se manifiesta a lo largo de la vida, desde que nacemos, de manera distinta según la etapa que estemos transitando. Por lo tanto, en los niños chiquitos es normal que busquen explorar su cuerpo, como van descubriendo las distintas partes del mismo, sus orejas, dedos, ombligo, es esperable que cuando tengan acceso a sus genitales (por que les sacamos los pañales, lo estamos bañando o cambiando) busquen tocarse los mismos, y esto les genere una sensación placentera.

La sexualidad es un proceso dinámico y complejo que se manifiesta a lo largo de la vida

La masturbación infantil es tan normal y esperable como en cualquier etapa de la vida de las personas, por medio de la autoestimulación, es una búsqueda de placer. Por lo tanto, de la forma en que reaccionemos frente al autoerotismo, va a ir marcando la posterior vivencia de la sexualidad en esa personita en formación y crecimiento.

Si lo retamos, les decimos que eso es “algo sucio” que “está mal” o inventamos algunas cosas como antiguamente se decían: “no es algo normal” “trae consecuencias negativas” etc. iremos reprimiendo la sexualidad en ese niño/a. Este tipo de reprimendas se encuentran habitualmente detrás de dificultades en la vida adulta como problemas para disfrutar de la sexualidad, bajo deseo sexual, comunicación deficiente en la pareja sobre temas sexuales, dificultad para llegar al orgasmo, etc. porque han generado que la persona viva su sexualidad cargada de ansiedad.

¿Como se manifiesta la sexualidad?

Según la edad del niño puede haber distintos tipos de manifestaciones:

Preescolar (0 a 5 años)

  • Les produce sensaciones agradables tocarse los genitales y lo hacen de vez en cuando. Esta exploración de sus cuerpos la realizan tanto en privado como en público. El tocarse los genitales puede ser por medio de las manos o rozando con objetos.
  • Se interesan en sus cuerpos y pueden querer tocar o ver los cuerpos de otras personas.
  • A los niños les gusta jugar al “doctor”, a “mamá y papá”, etc.
  • Pueden querer observar a otras personas desnudas o querer ser vistos ellos desnudos por otros.
  • Realizar conductas como agarrar la mano o dar besos en juegos de novio/novia.
  • Interés en hablar de sobre sus genitales como también de ver las partes sexuales de otros niños.

Edad escolar temprana (5 a 9 años)

  • Se tocan de una manera más determinada y menos al azar, ya aprendiendo a la diferencia entre lo público y lo privado. El autoerotismo comienza a quedar para el espacio privado del niño.
  • Hay mayor conciencia de la preferencia sexual y esto conlleva a que busquen tomarse de la mano con otros niños y besarse.
  • Empiezan a sentir excitación sexual al masturbarse, buscando repetir esa sensación con más frecuencia.
  • Hay una mayor relación con los pares y los niños pueden buscar tocarse por medio de juegos de contacto

Siempre que reaccionemos negativamente frente a alguna actividad sexual, estamos generando que el niño se asuste

Pre adolescencia (9 a 12 años)

  • Aumenta el interés sexual, por lo tanto la masturbación puede ocupar un lugar importante en la vida del preadolescente.
  • También pueden comenzar a experimentarse conductas sexuales con otros niños, los que son mayores pueden llegar a experimentar tocarse, frotarse a través de la ropa y hasta besos en la boca.
  • Con la llegada de la pubertad, en los varones se comienza a producir la eyaculación y por lo tanto, los conocidos “sueños húmedos”.

¿Qué podemos hacer frente a conductas sexuales en nuestro hijo/a?

Según la edad que tenga, si es muy chiquito, buscar ofrecerle otro entretenimiento, por lo cual se distraiga y direccione su atención hacia otra actividad. En la medida que vaya creciendo se le va explicando que es una conducta de exploración normal, que todas las personas las realizamos, pero que es importante que mantenga su privacidad, por lo tanto, que no lo lleve a cabo en ámbitos públicos. Masturbarse, procurar el placer propio, es una actitud natural que se lleva a cabo en la intimidad como parte del desarrollo de las personas.

Los juegos sexuales en los niños son actividades esperables y saludables en su desarrollo. Siempre que reaccionemos negativamente frente a alguna actividad sexual, estamos generando que el niño se asuste y tal vez no nos cuente de donde sacó ese juego.

El poder comunicarnos abiertamente con nuestro hijo/a nos permite que confíe en nosotros. La comunicación abierta y franca no comienza en la preadolescencia, sino que debe darse desde siempre, adaptándola a la edad del niño/a.

Aprovechar las situaciones que se generen para poder enseñarle a que se conozca su cuerpo, aprenda a nombrarlo (incluyendo los órganos sexuales) y sobre el respeto de la propia intimidad como también de los otros. Esto nos permite enseñarle a cuidarse y prevenir posibles abusos sexuales como también a futuro ser un adulto pleno en su disfrute y goce salud sexual.

¿Tienes consultas? Escríbele un email a Laura Diaz, psicologa especializada en sexualidad.

Sin categoría

Minificción: Suicidio adolescente y elefantes

  • Elena Tejeda
  • 08/09/2015

Según informes de la Organización Universal de la Salud las cifras sobre suicidio son las siguientes: 34%, hombres; 37%, mujeres y 0%, elefantes, de la población juvenil total. Los expertos concluyen que los púberes y adolescentes de hoy deberían seguir el ejemplo de los paquidermos y no el de sus artistas favoritos, quienes aparecen en los encabezados de los periódicos con más frecuencia debido a una sobredosis de sustancias que a su mérito artístico.

India y varios países del continente africano han reclutado a sus mejores científicos para investigar el porqué los elefantes no han intentado suicidarse ni una sola vez. ¡Es un misterio!, afirma uno. ¡Esto es una locura! Son animales y nosotros humanos, apela otro. Sin embargo, pese a su renuencia,  han hecho viajar y arriesgarse a los genios, de avanzada edad y con dificultad para caminar sobre la sabana africana y los bosques tropicales indios…

Tras años de observación de la vida de estos gigantes y peludos grisáceos, han reportado que su modo de vida es  diferente al del humano: “Un gran sentido de pertenencia rodea a la manada, cada miembro parece disfrutar del lugar que le ha concedido el destino. La memoria de la hembra mayor es quien guía al resto del grupo para encontrar alimento y agua. A pesar de que el macho abandona la manada cuando cumple la edad suficiente, vaga en una soledad tranquila hasta el encuentro de otra donde lo acoja alguna hembra.

Los más jóvenes retozan, sirviéndose de sus curiosas trompas, con los demás miembros (…) Y lo más importante: cuando uno de los integrantes se encuentra indefenso ante un peligro, toda la manada acude a ayudarlo.  Y por estas ciento once razones hemos llegado a la conclusión de que los elefantes no se desencantan de la vida y por eso no intentan abandonarla.”

“En un análisis comparativo,  al contrario de los elefantes, los humanos y con mayor frecuencia los más jóvenes, tienden a practicar en sus vidas un sentido de exclusividad,  es decir, entre más excluyentes sean la situaciones donde estén  o más raros los objetos que poseen, más únicos y diferentes se perciben a sí mismos. Entonces se esfuerzan diariamente  para llenarse de adornos y atributos,  descuidando amar a sus semejantes. La exclusividad le da un plus a su imagen, y por ende los demás miembros los admiran, deseando su suerte: sentirse amados.

Por otro lado, estos  humanos que se sienten desdichados con su lugar en el mundo, son exclusivos, ya que paralelamente los excluye el grupo donde desearían pertenecer y ellos, por no poseer los atributos necesarios para entrar,  descartan  a esa “manada”. Prefieren no guiarse por la memoria, ya que son ávidos consumidores de la novedad.

Asimismo, al contrario de los elefantes, existe entre ellos una incapacidad para comunicarse, para expresar y compartir sus sentimientos, lo que provoca que el dolor se vaya encapsulando en una burbuja hasta que un día revienta… lo que sólo resalta su capacidad para separar, en lugar de unir, como cuando los elefantes entrelazan sus trompas… Como consecuencia de éstas y otras razones, una soledad angustiosa va llevándolos, poco a poco, a  considerar la idea de excluir la vida misma de sus vidas.”

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Curso Online de Neurociencias Gratuito por la Universidad de Harvard

  • David Aparicio
  • 07/09/2015

La prestigiosa Universidad de Harvard en conjunto con la plataforma EDX están ofreciendo un curso gratuito de la Introducción a las Neurociencias (Inglés).

El curso está divido en tres módulos que explorarán la sensación, percepción y la fisiología de las regiones funcionales del cerebro. Todos los módulos contarán con contenido interactivo y animaciones computarizadas que demostraran la complejidad de nuestro sistema nervioso.

Así también contarás con foros especializados donde podrás iniciar debates y preguntas con estudiantes alrededor del mundo y los profesores del curso.

Las lecciones están dividas en:

  • Lección 1: Visión
  • Lección 2: Audición
  • Lección 3: Los otros sentidos
  • Lección 4: El sistema motor
  • Lección 5: Estructuras subcorticales
  • Examen final.

Los profesores:

  • David Cox: Profesor asistente de biología molecular y celular de la Universidad de Harvard.

  • Nadja Oertelt: Directora de proyectos de HarvardX y productora de la Universidad de Havard.

  • Winston Yan: Estudiante de 4 año de doctorado en Harvard.

  • Christian Schubert: Profesor de la clase de fundamentos de neurociencias en Harvard.

Esta es una oportunidad que no te debes perder. El curso es totalmente gratuito pero el diploma tiene un costo de 75 dólares, lo cual es bastante barato, considerando que tendrás un certificado con el sello de Harvard. Tienes hasta el 30 de septimebre para matrícularte.

Inscríbete aquí

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Cómo el diván de Sigmund Freud cambió la historia

  • David Aparicio
  • 07/09/2015

El divan de Freud es uno de los iconos de la popular cuando se habla de la psicoterapia. Hoy en día hay diferentes terapias que se apartan del método de Freud. Pero es interesante saber cuales son los orígenes del diván y por qué Freud lo eligió. La BBC publicó articulo sobre ello y te comparto algunos fragmentos.

El diván del primer psicoanalista fue una cama de día de origen victoriano, según se cree entregado como regalo a un neurólogo austríaco que luego sería el padre del psicoanálisis: Sigmund Freud.

El sillón fue un donativo de una agradecida paciente llamada Madame Benvenisti y Freud lo recibió en 1890.

Es robusto y sólido, cubierto con una pesada tela multicolor iraní y decorado con unos cojines bien gastados.

“Es la pieza de mobiliario que más fácilmente se asocia con mujeres victorianas como Florence Nightingale o Elizabeth Barrett Browning”, dice Iván Ward, curador del Museo de Freud en Londres.

Freud utilizó el diván en su consulta médica antes de los días del psicoanálisis.

Experimentó con toda clase de recursos, desde electroterapia hasta masajes y baños terapéuticos, aunque finalmente terminó abandonando todas esas técnicas porque no existía evidencia de que estuvieran teniendo éxito con sus pacientes.

No fue sino hasta que su idea de la “libre asociación” se combinó con las teorías freudianas de psicoanálisis que el sillón realmente asumió un rol propio.

Freud creía que su técnica – pedirle al paciente que se acueste, sin hacer contacto visual, y pedirle que diga lo primero que se le viene a la mente- podía aportar nuevas ideas para su método psicoanalítico.

El diván ayudó a crear un ambiente que era a la vez clínico e intimista, lo que permitió que el paciente explorara libremente sus ideas y pensamientos y construyese un cuadro con el que el psicoanalista podía empezar a trabajar.

Puedes leer el artículo completo de la BBC aquí.

Paginación de entradas

Anterior123456Próximo

Apoya a Psyciencia con tu membresía 💞.    

Únete a Psyciencia Pro
  • Inicia sesión
  • Tips para terapeutas
  • Podcast
  • Recursos
  • Webinars
  • Artículos
  • Ejercicio clínico: Libérate de la prisión de la opinión ajena (PDF)
  • Empatía que impulsa acciones: cómo nuestros sentimientos predicen si ayudamos
  • ¿Me están manipulando? Un análisis psicológico de la manipulación relacional estructurada
  • Cuando el paciente habla al final: cómo manejar los comentarios de última hora en terapia
  • «Repensando la psicoterapia: infancia, neurodiversidad y el futuro de la intervención clínica» – Javier Mandil, Watson, episodio 18
Psyciencia
  • Contáctanos
  • Publicidad
  • Nosotros
  • Publica
Psicologia y neurociencias en español todos los días

Ingresa las palabras de la búsqueda y presiona Enter.