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Publicaciones por autor

Alejandra Alonso

640 Publicaciones
Licenciada en Psicología, editora y miembro fundador de Psyciencia.com. Master en Análisis de Conducta Aplicado.
  • Salud Mental y Tratamientos

Sexting en la adolescencia vinculado a conductas sexuales de riesgo en el mundo real

  • 07/03/2024
  • Alejandra Alonso

Los adolescentes que envían y reciben fotos o mensajes de texto sexualmente explícitos, coloquialmente conocidos como “sexting”, probablemente estén comprometidos en la misma clase de conductas sexuales de riesgo cuando están offline, así lo comprobó un estudio realizado en estudiantes de escuelas secundarias de Los Angeles, EE.UU. El mismo intentó conocer si hay relación entre el sexting y la actividad sexual, es decir, si enviar mensajes con contenido sexual explícito tiene consecuencias en la salud sexual.

El estudio y sus resultados

El reciente estudio, realizado con 1839 estudiantes, mayormente hispanos, residentes en Los Angeles, cuyas edades comprendían entre los 12 y los 18 años, encontró que los adolescentes que dijeron que habían sexteado eran siete veces más propensos a ser sexualmente activos que sus pares que no habían mandado mensajes de textos de este estilo. Del total de encuestados, 1357 poseían un celular que usaban regularmente; el 15,44% había sexteado y el 53,69% conocía a alguien que había enviado  mensajes de texto con contenido sexual explícito. Los chicos que dijeron que sus amigos hacían sexting eran 17 veces más propensos a sextear ellos mismos.
Aunque sólo una minoría había realizado sexting, aquellos que lo hicieron no sólo eran más propensos a ser sexualmente activos sino que también era más probable que no hayan utilizado protección en su último encuentro sexual.

(Artículo relacionado: La exposición a contenido sexual en películas populares podría predecir el comportamiento sexual en la adolescencia)



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Los resultados sugieren que los adolescentes no necesariamente usan el sexting como una alternativa más segura al sexo real, como habían indicado datos anteriores, lo cual conlleva preocupaciones de salud pública sobre el vínculo entre conducta sexual digital y riesgo de enfermedades de transmisión sexual y otros peligros en el mundo real.

“Realmente nadie va a contraer una enfermedad de transmisión sexual porque sextee,” dice Eric Rice, el investigador principal del estudio de la Universidad de Southern California, en Los Angeles. “Lo que verdaderamente queríamos saber es si hay un vínculo entre el sexting y el tomar riesgos con tu cuerpo. Y la respuesta es un rotundo ‘sí’.”

Grupo de riesgo

Entre los participantes del estudio, los adolescentes negros/afroamericanos y los LGBTQ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales o inseguros sobre su orientación sexual) eran los más propensos a sextear. Rice no puede explicar estas diferencias, pero especula que la internet puede ser una forma más sencilla de conectarse con adolescentes no heterosexuales, quienes de otra forma pueden temer al estigma. Los autores llaman la atención a los padres, doctores y educadores para que incrementen las conversaciones sobre sexting con los adolescentes, pero resaltan la importancia de focalizarse en este grupo de riesgo:

“Comprometerse en tales conversaciones es aplicable para adolescentes de todas las orientaciones sexuales; sin embargo, puede ser incluso más importante con adolescentes pertenecientes a grupos minoritarios sexuales (LGBTQ), ya que estos individuos son más propensos a involucrarse tanto en el sexting como en conductas sexuales de riesgo, aunque se sienten menos cómodos para revelar su identidad sexual y conducta a sus progenitores. Alentamos a los progenitores a conectarse con los adolescentes LGBTQ y a enfatizar la importancia de la protección en el acto sexual, dada su adicional vulnerabilidad a ETS y VIH.”

(Artículo relacionado: Cómo puede la mensajería instantánea ayudar a los adolescentes introvertidos)

Peligros y recomendaciones

Se debería recordar a los adolescentes que las fotos y mensajes de texto que se mandan por el teléfono celular pueden hacerse públicas fácilmente en Internet, posibilitando el bullying entre otros riesgos, incluyendo cargos criminales por pornografía o exhibiciones obscenas (entre otros), dependiendo de la legislación de cada lugar. “El sexting puede ser particularmente perjudicial para la población adolescente por  la probabilidad de que el material sexualmente explícito sea rápidamente compartido entre grupos sociales donde participan jóvenes tecnológicamente activos,” alertan los autores.

Los autores de esta investigación, recomiendan a las escuelas que agreguen el tema del sexting a sus currículos de salud sexual y que los doctores utilicen las preguntas sobre sexting como forma de transición hacia otras conversaciones sobre actividad sexual.

Fuente: Healthland ; Pediatrics ; Medicinenet
Imagen: Wikimedia

  • Salud Mental y Tratamientos

En qué consiste la evaluación en análisis conductual aplicado (ABA): Segunda parte

  • 26/01/2023
  • Alejandra Alonso
bored boy holding colored pencils

Cuando los analistas conductuales van a elegir las conductas objetivo, aquellas a las que irán dirigidas las intervenciones, la pregunta clave es: ¿En qué medida la propuesta de cambio conductual mejorará la vida de la persona?

Para responder a dicha pregunta, se ha sugerido que la relevancia potencial de un cambio conductual debería considerarse en relación a la habilitación. En análisis conductual aplicado, este concepto hace referencia al grado en que el repertorio conductual de un sujeto maximiza acceso a reforzadores a corto y largo plazo y minimiza castigos a corto y largo plazo (Hawkins, 1986, citado en Cooper, Heron & Heward, 2019). 

No hay manera de saber de antemano si determinado cambio conductual será útil o funcional. Pero los analistas conductuales siguen una serie de preguntas que les ayudan a tener más seguridad de que un cambio conductual será beneficioso:



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  1. ¿La conducta producirá reforzamiento en el ambiente natural del cliente luego de terminado el tratamiento?
  2. ¿Es la conducta un prerrequisito necesario para una habilidad útil?
  3. ¿Esta conducta aumentará el acceso del cliente a ambientes donde pueda adquirir y usar otras conductas importantes?
  4. ¿Cambiar esta conducta impulsará a otros a tratarle de forma más apropiada y cooperativa?
  5. ¿Se trata de una conducta pivote o una cúspide conductual?
    1. Cúspide conductual: Se refiere a un comportamiento que, al ser aprendido, desbloquea el acceso a nuevas contingencias (reforzadores, castigos). Algunos ejemplos que suelen darse son aprender a leer o gatear.
    2.  Conducta pivote: Se refiere a comportamientos que, una vez aprendidos, producen variaciones adaptativas en ambientes en los que no fueron entrenados. Por ejemplo, el entrenamiento en comunicación funcional o la habilidad de tomar decisiones.
  6. ¿Es una conducta apropiada para la edad?
  7. Si la conducta objetivo se debe reducir o eliminar, ¿se ha elegido ya una respuesta adaptativa y funcional de reemplazo?
  8. ¿La conducta representa al objetivo principal o solo se relacionan de forma indirecta?
  9. ¿Es el comportamiento de interés realmente?
  10. Si el objetivo no es una conducta específica (por ejemplo, bajar 10 kilos), ¿esta conducta ayudará a lograrlo?

Cuando los analistas conductuales tienen las conductas objetivo ¿por cuál empiezan?

Artículo relacionado: ABA en el tratamiento del autismo

Para jerarquizar las conductas elegidas cuidadosamente, los analistas conductuales utilizan 9 preguntas:

  1. ¿Supone la conducta algún peligro para el cliente u otras personas? La seguridad personal y la salud son prioridad.
  2. ¿Con qué frecuencia ocurre el problema de conducta? o ¿cuántas oportunidades tendrá la persona de utilizar la conducta nueva?
  3. ¿Hace cuánto existe este problema de conducta o déficit de habilidades? Una conducta crónica debe tener prioridad sobre otra que ocurre esporádicamente.
  4. Cambiar determinada conducta ¿producirá mayores tasas de reforzamiento para la persona? Si todas las otras preguntas están igual, se debe priorizar la conducta que de mayores niveles de reforzamiento.
  5. ¿Qué importancia relativa tiene esta conducta objetivo para el desarrollo de habilidades y el funcionamiento independiente? 
  6. ¿Cambiar esta conducta va a reducir la atención no deseada de otras personas? Algunas conductas pueden causar problemas al cliente porque son muy peculiares y restringen el acceso a ambientes de aprendizaje importantes. 
  7. La nueva conducta ¿producirá reforzadores para las personas significativas? Aunque rara vez una conducta debe cambiar simplemente para conveniencia de otros, no debemos pasar por alto el impacto que un cambio conductual tiene en las personas cercanas al cliente, quienes ven más de cerca las necesidades de éste.
  8. ¿Qué probabilidad de éxito tenemos?
    1. Qué dice la literatura sobre los intentos de cambiar conductas similares.
    2. Experiencia del analista de conducta.
    3. Hasta qué punto pueden ser controladas las variables ambientales importantes.
    4. ¿Se cuenta con recursos para implementar y mantener la intervención a un nivel de fidelidad e intensidad suficientes para lograr la meta?
  9. ¿Cuánto costará cambiar esta conducta? No solo en términos materiales sino también en relación al tiempo que toma para el cliente y que le resta al aprendizaje de otras conductas.

En segundo lugar, asignarle un número a cada posible conducta objetivo da como resultado un ranking de prioridades. Puede suceder que los analistas conductuales, los padres, el cliente y otras personas significativas, tengan diferencias en cuanto a las conductas objetivos. Incluir la participación de estas personas al momento de determinar los objetivos puede ser una forma de minimizar conflictos. La evaluación de cada conducta utilizando una matrix como la que aparece en el ejemplo de abajo puede ayudar a recabar información importante y también a resolver conflictos y clarificar metas.

0=Nunca   
1=Rara vez  
2=A veces/Tal vez   
3=Probablemente/Usualmente   
4=Sí/Siempre

Conducta AConducta BConducta CConducta D
¿Supone la conducta algún peligro para el
cliente u otras personas?

0  1  2  3  4

0  1  2  3  4

0  1  2  3  4

0  1  2  3  4
¿Con qué frecuencia ocurre el problema
de conducta? o ¿cuántas oportunidades
tendrá la persona de utilizar la conducta nueva?

0  1  2  3  4

0  1  2  3  4

0  1  2  3  4

0  1  2  3  4
¿Hace cuánto existe este problema
de conducta o déficit de habilidades?

0  1  2  3  4

0  1  2  3  4

0  1  2  3  4

0  1  2  3  4
ETC.
0  1  2  3  4

0  1  2  3  4

0  1  2  3  4

0  1  2  3  4

Cómo definen los analistas conductuales las conductas objetivo

conductas objetivo en aba

Los analistas conductuales deben definir los comportamientos a analizar de una forma clara, objetiva y concisa. Para ello, se consideran tanto los aspectos funcionales como topográficos de los comportamientos. 

Definiciones basadas en la función de la conducta

Esta clase de definiciones incluye a las respuestas en una clase de respuesta solamente por su efecto en común sobre el ambiente. Las ventajas para los analistas conductuales de optar por definir los comportamientos basándose en su función son:

  1. Incluye todas las formas relevantes de respuesta de una clase. Si fueran definidos topográficamente se podrían omitir algunos miembros relevantes de la clase de respuestas y/o incluir respuestas topográficas irrelevantes.
  2. El resultado o función de un comportamiento es más importante incluso cuando lo que se quiere modificar es la forma de la conducta para que sea socialmente más aceptable (ya que su importancia reside en el efecto que tiene en otros).
  3. Suelen ser más simples y concisas que las definiciones topográficas, lo que se traduce en medidas más confiables y precisas.

Definiciones basadas en la topografía

Esta forma de definir las conductas se enfoca en la forma de éstas. Los analistas conductuales la utilizan cuando:

  1. No se cuenta con acceso directo, confiable o fácil al resultado funcional de la conducta objetivo y/o;
  2. No se puede confiar en la función de la conducta porque cada instancia de la conducta objetivo no produce el resultado relevante en el ambiente natural o porque el resultado podría ser producido por otros eventos.

Entonces ¿cómo las defino?

Una buena definición de la conducta objetivo tiene 3 características (Howkins & Dobes, 1977 citados en Cooper, Heron & Heward, 2019):

  1. Objetivo: Debe referirse solo a características observables del comportamiento y el ambiente. El uso de términos inferenciales (por ejemplo, “ser amistoso”, “es disruptivo”) debe ser traducido a términos más objetivos. Esto facilita que la observación, registro y evaluación de efectividad sean confiables. 
  2. Claro: Se evitan ambigüedades, permitiendo que otros puedan replicar con precisión los procedimientos.
  3. Completo: Se especifica qué es y qué no es considerado parte de la conducta objetivo. Esto ayuda a disminuir tanto como se pueda el juicio del observador.

Según Morris (1985, citado en Cooper, Heron & Heward, 2019) podemos poner a prueba la definición que hemos redactado utilizando la siguiente guía:

  1. Deberías poder contar el número de veces que ocurre una conducta en un período de 15 minutos, 1 hora o 1 día. O contar el número de minutos que toma desempeñar una conducta.
  2. Una persona extraña debería poder saber exactamente qué buscar cuando le dices cuál es la conducta objetivo que planeas modificar. Debería poder ver la conducta.
  3. No deberías poder dividir la conducta objetivo en componentes conductuales más pequeños, específicos y observables que la conducta objetivo original.

¿Cuánto debe cambiar una conducta para hacer una diferencia significativa?

Especificar las metas del tratamiento antes de comenzar la intervención nos da una guía que indicará cuando es preciso continuar o terminar un tratamiento. Cada conducta tiene un nivel de desempeño considerado adaptativo (si sucede en menor o mayor medida, puede representar un problema). 

Se han mencionado dos formas de estimar el nivel de desempeño óptimo (Van Houten, 1979 citado en Cooper, Heron & Heward, 2019):

  1. Evaluar el desempeño de una persona que sea altamente competente en la conducta.
  2. Manipulación experimental de diferentes niveles de desempeño para determinar cuál produce mejores resultados.

Otra ventaja del establecimiento de metas es que ayuda a evitar o disminuir desacuerdos o sesgos entre las personas que evalúan la efectividad de un programa conductual.

Puedes leer Evaluación en ABA (primera parte) aquí.

Fuente: Cooper, J. O., Heron, T. E., & Heward, W. L. (2019). Applied Behavior Analysis (3rd Edition).

  • Análisis

En qué consiste la evaluación en análisis conductual aplicado (ABA): Primera parte

  • 09/12/2022
  • Alejandra Alonso
Evaluación en ABA

El primer paso que se toma en análisis conductual aplicado es, precisamente, elegir los comportamientos objetivo. Aquellos que luego evaluaremos, mediremos y cambiaremos. El criterio principal para llevar a cabo dicha elección es que las conductas tengan un impacto en la calidad de vida de la persona, favoreciendo el acceso a nuevos reforzadores y contextos.

La evaluación conductual incluye procedimientos directos e indirectos y tiene el objetivo de identificar y definir conductas específicas a intervenir, pero también de:

  1. Descubrir variables ambientales que se relacionan al incremento o disminución de dichas conductas
  2. Dar una idea del contexto y los recursos con los que se cuenta
  3. Observar contingencias que compiten
  4. Encontrar factores de generalización y mantenimiento
  5. Examinar reforzadores y castigos

La información recolectada ayudará al analista de conducta a manipular las variables a beneficio de la persona y a que las intervenciones planeadas tengan una mayor probabilidad de éxito.



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Antes de realizar la evaluación

Hay dos preguntas que un analista de conducta debe hacerse:

  1. ¿Tiene la autoridad, permiso, recursos y habilidades para intervenir? Por ejemplo, si esta en un colectivo (bus) y ve a un padre que trata de manejar a una niña que está mostrando conductas disruptivas, ¿debe el analista hacer un análisis y recomendarle una intervención al padre? La situación sería distinta si se da durante una sesión de entrenamiento en la que el padre ha requerido asistencia de antemano.
  2. ¿Qué registros o datos existen actualmente que den información sobre lo que se ha hecho en el pasado con respecto a la conducta objetivo? Datos históricos, médicos y educativos.

Métodos de evaluación en análisis conductual aplicado

Como se mencionó antes, en análisis conductual aplicado una evaluación puede incluir métodos directos e indirectos.

Métodos indirectos

Dentro de este grupo clasificamos a los métodos cuyos datos derivan de recolección, reconstrucción y/o escalas subjetivas como entrevistas y cuestionarios. Se puede aplicar a la persona con la que trabajaremos o a individuos que tengan contacto regular con ésta.

Los métodos indirectos se clasifican a su vez en:

  1.  Evaluaciones indirectas cerradas: Se suele utilizar una escala tipo Likert para puntuar una serie de preguntas, lo que resulta en un puntaje total que provee dirección sobre posibles variables controladoras del comportamiento. Sus mayores ventajas son que es fácil de administrar y no requiere mucha habilidad por parte del administrador.
  2. Evaluaciones indirectas abiertas: Se anima al informante a comentar con libertad. La narrativa del informante suele llevar a preguntas de seguimiento que provean más contexto sobre las posibles variables que controlan el comportamiento. Sus principales ventajas son que se puede obtener información sobre una amplia gama de variables contextuales y la oportunidad de establecer un vínculo con el informante.

La información que provee el cliente al analista conductual

La entrevista conductual suele ser el primer paso para identificar conductas objetivo, que luego se confirmarán o no al realizar la observación directa o en análisis empírico. La entrevista se caracteriza por utilizar preguntas “qué” y “cuándo”, se enfoca en las condiciones ambientales que suceden antes, durante y después del episodio conductual. Como resultado se obtienen hipótesis que guiarán la manipulación experimental para descubrir relaciones funcionales.

Dos preguntas que podemos poner como ejemplo de las entrevistas conductuales son:

  1. En tus propias palabras, ¿podrías definir las conductas problemáticas que te llevaron a consultar?
  2. ¿Qué pasa usualmente luego de que “x” conducta ocurre?

La información que proveen las personas significativas

En análisis conductual aplicado, no siempre es posible entrevistar al cliente directamente o se necesita información proveniente de personas que son importantes en la vida de este. 

Un problema frecuente en este caso es el uso de palabras vagas, etiquetas o términos que no especifican la conducta a cambiar, además de suponer que los factores causales son intrínsecos al cliente (por ejemplo, “es un perezoso”). Para subsanar este problema, se realizan preguntas estructuradas que ayuden a describir el problema en términos de conductas específicas, condiciones ambientales y eventos asociados con esas conductas.

Ejemplo de preguntas que se podrían realizar para aclarar a qué se refieren con desobediencia o inmadurez son:

  1. ¿Qué hace la niña que le lleva a decir que su conducta es inmadura o desobediente?
  2. ¿Durante qué parte del día la niña parece ser más inmadura o desobediente?
  3. ¿Cómo responde usted o sus familiares cuando la niña exhibe esos comportamientos?

Listas de chequeo y escalas

Se pueden utilizar solas o en combinación con la entrevista. Las listas de chequeo consisten en descripciones de conductas específicas y las condiciones bajo las que ocurre cada una. Se pueden crear listas de chequeo específicas para conductas o habilidades particulares.

Una escala, que cuenta con sistema Likert de puntuación, intenta obtener más precisión a la hora de describir y cuantificar la conducta objetivo. Por ejemplo, el Functional Assessment Checklist for Teachers and Staff que se utiliza en el ámbito escolar. El problema con el uso de escalas ordinales es que hay interpretación de datos, detalle que se debe tener muy presente.

Métodos directos

Se denominan así porque proveen información medible y validada de la conducta del cliente. Algunos tipos de evaluaciones directas son:

  1. Tests estandarizados: Cada vez que se administra, se realizan las mismas preguntas y tareas utilizando procedimientos especificados y los criterios de puntuación siempre son los mismos. Algunos cuentan con puntajes normalizados. La mayoría de estos tests no pueden indicar conductas objetivo y por eso no suelen ser útiles en la evaluación conductual. Por último, es probable que para administrar ciertas clases de tests debas tener una profesión específica (por ejemplo, ser psicóloga).
  2. Evaluación basada en criterios: Se mide el desempeño de un niño o niña en hitos del desarrollo comúnmente aceptados. 
  3. Evaluación basada en currículo: Los datos se obtienen a través del desempeño diario o semanal de un estudiante en respuesta a lecciones planificadas. 
  4. Observación directa: Se realizan en el ambiente natural del cliente y son muy útiles para evaluar o determinar conductas objetivo. La calidad de dichas observaciones aumenta al incluir una amplia gama de personas, ambientes y conductas. El registro ABC es un ejemplo de esta categoría, donde se lleva cuenta de todas las conductas de interés que ocurren en determinado espacio de tiempo, junto con los antecedentes y las consecuencias que les acompañan. 

La evaluación ecológica

Dada la complejidad de la interrelación entre el ambiente y la conducta, en este tipo de evaluación se recoge mucha información sobre una persona: datos fisiológicos, físicos, ambientales, de interacción con otros, historia de reforzamiento, etc. Aunque se recogen muchos datos, el objetivo principal es identificar los principales problemas conductuales. Este tipo de evaluación suele ser costosa en términos de tiempo y podría suponer algunos problemas éticos y legales en relación a la confidencialidad.

¿Qué es la reactividad en análisis conductual aplicado?

Se refiere al efecto que tiene la misma evaluación en la conducta que se está evaluando. Según algunos estudios, la presencia de un observador puede influir en la conducta del sujeto (White, 1977, Mercatoris & Craighead, 1974). Otra forma de observación que afecta la conducta bajo observación es el automonitoreo. Sin embargo, se cree que los efectos de la reactividad son temporales. Para subsanar este problema, los analistas conductuales suelen elegir el método de observación menos intrusivo posible, tener en cuenta posibles efectos de reactividad y repetir la observación hasta que la reactividad baje.

Fuente: Cooper, J. O., Heron, T. E., & Heward, W. L. (2019). Applied Behavior Analysis (3rd Edition).

  • Análisis

La complejidad de la conducta

  • 25/11/2022
  • Alejandra Alonso

El ambiente, la conducta humana y las interrelaciones, variaciones y combinaciones infinitas que pueden darse hacen que el análisis aplicado de conductas relevantes sea una tarea muy desafiante. Hoy trataremos de resumir conceptos clave que nos ayudan a entender por qué las personas nos comportamos de la manera en que lo hacemos y, a la vez, por qué a veces toma tanto tiempo lograr un cambio efectivo en la conducta. 

Conducta respondiente

Existen comportamientos que los organismos emitimos sin necesidad de haberse dado un aprendizaje previo. Estos comportamientos cumplen diferentes funciones:

  1. Protegernos de estímulos dañinos: Por ejemplo, toser para mantener despejada la garganta y las vías respiratorias.
  2. Ayudar a regular el balance interno y la economía del organismo: Por ejemplo, sudar cuando hace calor.
  3. Promover la reproducción: Por ejemplo, la excitación sexual.

Dichas respuestas forman parte de un repertorio de reflejos con los que vienen equipados los miembros intactos de una especie desde el nacimiento. Son respuestas no condicionadas, es decir que no han sido aprendidas, y las llamamos conductas respondientes. Para que la respuesta no condicionada aparezca, solo es necesario un estímulo antecedente (Estímulo = dolor en la mano / Respuesta = retirar la mano). Si las partes corporales involucradas están intactas, la respuesta se dará todas las veces que el estímulo aparezca. Sin embargo, si el estímulo se presenta repetidamente en un período de tiempo corto, la magnitud de la respuesta disminuirá y, en algunos casos, la conducta puede no aparecer. A este proceso se le da el nombre de habituación.



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Condicionamiento respondiente

Estímulos que son neutros pueden adquirir la capacidad de elicitar una conducta respondiente a través de un proceso de aprendizaje. Este fenómeno recibe el nombre de condicionamiento respondiente, condicionamiento clásico o condicionamiento pavloviano (por los experimentos de Ivan Pavlov). Si quieres profundizar sobre el tema, lee este artículo.

Extinción respondiente

Mientras hacía sus experimentos, Pavlov descubrió también que una vez que se establecía un estímulo condicionado, este podía debilitarse y hasta desaparecer si se presentaba repetidamente en ausencia del estímulo incondicionado.

Conducta operante

Aunque la conducta respondiente, de la que hablábamos en el apartado anterior, tiene una importancia clave en nuestra supervivencia, no puede ser la única forma en que un organismo interactúa con su ambiente. 

La habilidad de aprender en base a los efectos de nuestra conducta en el ambiente es lo que nos ayuda a adaptarnos y aprender a dar respuestas novedosas y cada vez más complejas en un mundo que siempre está cambiando.

Lo que caracteriza a este tipo de respuestas, que llamamos conducta operante, es que son determinadas mayormente por el historial de consecuencias. Esta es la primera diferencia con la conducta respondiente, de la cual habíamos dicho que es elicitada por los antecedentes.

La siguiente diferencia es que las conductas respondientes tienen funciones y una topografía predeterminada. Por otro lado, las conductas operantes pueden tomar muchas formas. Las operantes se definen funcionalmente, es decir, por el efecto que tienen sobre la conducta: 

  1. La misma operante puede contener respuestas de diferentes topografías, por ejemplo, si le pedimos a alguien que nos cuente un chiste.
  2. La misma conducta también puede abarcar diferentes operantes en diferentes condiciones. Por ejemplo, un niño puede llorar para obtener la atención de su padre o, en otra ocasión, puede llorar para evitar comer algo que no le gusta.

Aquellos comportamientos que producen resultados más favorables son seleccionados y se quedan en el repertorio de la persona, lo que hace que dicho repertorio sea más adaptativo.

Condicionamiento operante

El condicionamiento operante es el procesamiento y efectos selectivos de las consecuencias en la conducta. Dependiendo de las consecuencias que tenga una conducta, será más (reforzamiento) o menos (castigo) probable que la misma se repita en el futuro. Suelo ir al bebedero que está arriba a buscar agua porque siempre la obtengo (reforzamiento); ya no voy al bebedero que me queda más cerca porque en muchas ocasiones no he obtenido agua allí (castigo).

Las consecuencias solo afectan la conducta futura, es decir que la frecuencia de emisión de una conducta ante estímulos similares aumentará o disminuirá dependiendo de las consecuencias que le hayan seguido en el pasado.

Otro aspecto interesante del condicionamiento operante es que también son reforzadas respuestas ligeramente diferentes, pero que comparten algún elemento funcional con las respuestas anteriores (por ejemplo, decir “borrador”, “pásame el borrador”, “dame el borrador”, “préstame el borrador”, para conseguir que nos den un borrador). Esto es muy beneficioso ya que sería un problema para nuestra adaptación que solo se vieran reforzadas respuestas idénticas. A esto se llama clase de respuestas, ya que son topográficamente diferentes pero funcionalmente similares, y son éstas las que son reforzadas o debilitadas por el condicionamiento operante.

Adicionalmente, la inmediatez con que una conducta es reforzada tiene una gran influencia sobre el incremento de su frecuencia futura. Si el reforzamiento ocurre inmediatamente o unos pocos segundos después, es mucho más probable que la conducta se repita en el futuro. Un punto importante que debemos entender es que cualquier conducta que preceda al reforzamiento o al castigo, incrementará o disminuirá respectivamente. Es la relación temporal entre la conducta y la consecuencia lo que será funcional (no relaciones lógicas o topográficas). 

Un último aspecto que podemos resaltar es que el condicionamiento operante ocurre así te des cuenta o no de que se está dando. Una conexión de reforzamiento no necesita ser obvia para el individuo. Esta característica se denomina automaticidad del reforzamiento. Las personas no tenemos que entender o verbalizar la relación entre nuestra conducta y una consecuencia, o saber siquiera que una consecuencia ha tenido lugar, para que el reforzamiento se de.

Reforzamiento

Este es el principio más importante de la conducta y el elemento principal de la mayoría de los programas de cambio conductual diseñados por analistas de conducta. 

Como se explicaba anteriormente, cuando una conducta es seguida por cierta consecuencia y eso resulta en que comportamientos similares ocurran más seguido, está sucediendo un reforzamiento. Aunque a veces es suficiente con un reforzador para ver cambios significativos en la conducta, generalmente es necesario que muchas conductas sean seguidas por el reforzador para que se de un condicionamiento significativo.

La mayoría de los cambios estimulares que funcionan como reforzadores pueden describirse como:

  1. Un estímulo nuevo agregado al ambiente (+)
  2. Un estímulo que ya está presente y se retira del ambiente (-)

Además, existen dos formas de reforzamiento: 

  1. Reforzamiento positivo: una respuesta (o conducta) es seguida inmediatamente por la presentación de un estímulo que resulta en la ocurrencia de más respuestas similares en el futuro. Por ejemplo, un hombre se pone ropa rosada y recibe cumplidos, entonces comienza a usar ese color más seguido.
  2. Reforzamiento negativo: una conducta ocurre con más frecuencia porque al comportarnos así anteriormente, se retiró o eliminó algún estímulo aversivo. Por ejemplo, entro a la cocina y siento un olor desagradable, entonces saco la basura y el olor en la cocina desaparece. Esta forma de reforzamiento se caracteriza por contingencias de escape o evitación. 

El concepto de reforzamiento negativo ha confundido a muchos estudiantes y profesionales, mayormente porque se suele pensar que es lo mismo que castigo. Para entender mejor la diferencia, debemos recordar que el término “reforzamiento” siempre significa un incremento en la frecuencia de una conducta. Los modificadores “positivo” y “negativo” simplemente describen el tipo de cambio estimular, es decir si se presenta o se retira un estímulo.

Un último aspecto que destacaremos sobre el reforzamiento es que, una vez establecida una conducta a través de este, no es necesario reforzar cada vez que ocurre, si no que la respuesta se mantendrá por reforzamiento intermitente. Por otro lado, si el reforzamiento no ocurre para la clase de respuestas, la conducta irá disminuyendo hasta llegar a los niveles en los que se encontraba antes del reforzamiento, debido a un proceso basado en el principio de extinción. 

Castigo

La palabra ‘castigo’ tiene muchas connotaciones negativas, pero es importante recordar que el término tiene una definición específica en análisis de conducta aplicado, que no necesariamente coincide con el concepto que tenga la población general. 

Al igual que el reforzamiento, el castigo es definido funcionalmente. Esto quiere decir que cuando una respuesta es seguida inmediatamente por un cambio estimular y, en consecuencia, sucede menos en el futuro, decimos que la conducta fue castigada. 

Los castigos también pueden ser positivos o negativos, pero dichos modificadores solo indican que un cambio estimular que sirve como castigo ha sido presentado (castigo positivo) o retirado (castigo negativo). 

Muchos procedimientos conductuales incorporan las dos operaciones de castigo básicas. Por ejemplo, los procedimientos que incluyen el uso del tiempo fuera y coste de respuesta.

Así mismo, la mayoría de los cambios estimulares que funcionan como castigos (al igual que sucede con los reforzadores) pueden describirse como:

  1. Un estímulo nuevo agregado al ambiente  (+)
  2. Un estímulo que ya está presente y se retira del ambiente (-)

Sobre los reforzadores y castigos

Para que una conducta cambie, las consecuencias que le siguen deben ser relevantes, pero ¿cómo sabemos qué estímulo funcionará bien como reforzador y castigo?

Castigo y reforzamiento incondicionados

Algunos estímulos funcionan como reforzadores o castigos incluso aunque el organismo no presente una historia de aprendizaje vinculada a dicho estímulo. 

  1. Reforzador incondicionado: se define como un cambio estimular que puede aumentar la ocurrencia futura de un comportamiento sin haberse asociado anteriormente con ninguna otra forma de reforzamiento. Un ejemplo muy claro es la comida, que suele funcionar como reforzador incondicionado y tiene que ver con el mantenimiento biológico del organismo. Sin embargo, la efectividad de un reforzador incondicionado es momentánea debido a lo que llamamos operaciones motivadoras. Para entender mejor, pensemos que el efecto reforzador de la comida no será el mismo si estamos llenos (saciación) que si estamos hambrientos (privación).
  2. Castigo incondicionado: se refiere a un cambio estimular que puede disminuir la ocurrencia de cualquier comportamiento que le precede sin necesidad de que se haya dado una asociación con ninguna otra forma de castigo. Por ejemplo, estimulación dolorosa que puede causar daño en los tejidos. Igualmente, cualquier estímulo al que los receptores de un organismo son sensibles (temperatura o sonido, por ejemplo) puede alcanzar cierto nivel que lo haga funcionar como castigo aunque ese nivel no sea suficiente para causar daño en los tejidos.
Castigo y reforzamiento condicionados

Cuando un estímulo está presente u ocurre justo antes o simultáneamente con un reforzador (o castigo) puede adquirir la habilidad de reforzar (o castigar) la conducta si se presenta solo en el futuro. A estos se les llama reforzador condicionado y castigo condicionado, son cambios estimulares que funcionan como reforzadores o castigos por su asociación previa con otros reforzadores o castigos.

Como podemos notar, los reforzadores condicionados y castigos condicionados no se relacionan con ninguna estructura anatómica o necesidad biológica. Su efecto en nuestra conducta es el resultado de la interacción de cada persona con su ambiente. Y en ese sentido, debemos resaltar dos puntos:

  1. Lo que puede servir como reforzador para cada persona es idiosincrático, ya que no hay dos personas que tengan exactamente la misma experiencia.
  2. Aunque no haya dos personas que tengan las mismas experiencias, si pueden tener experiencias similares (por crecer en la misma cultura, por ejemplo) y ser afectadas por eventos parecidos. Consideremos los halagos sociales, que son ampliamente efectivos como reforzadores condicionados en muchas culturas.

Debemos recordar siempre que la única manera de saber si un evento será reforzador o castigo es la forma en que estos cambian la conducta (es decir, si la disminuyen, aumentan o si se queda igual). Que un evento haya modificado una conducta determinada, no significa que tendrá el mismo efecto en otras. 

Las famosas contingencias de tres términos

 Aparte de la relación funcional entre conducta y consecuencia, el condicionamiento operante también establece relaciones funcionales con ciertos antecedentes.

A través del reforzamiento no sólo se seleccionan conductas sino también ciertas condiciones ambientales que en el futuro harán más probable que determinadas clases de respuesta tomen lugar. Una conducta que ocurre más frecuentemente bajo ciertas condiciones antecedentes se denomina operante discriminativa. Y, dado que una operante discriminativa ocurre más seguido en presencia de determinado estímulo que en su ausencia, se dice que está bajo control de estímulo. Por ejemplo, mi perrita Penny se sube a la cama cuando mi esposo (estímulo discriminativo) está presente y no lo hace cuando solo estoy yo. 

Cualquier estímulo que esté presente cuando una operante es reforzada puede adquirir control, es decir que la frecuencia de cierta respuesta/conducta aumentará cuando ese estímulo esté presente.

La operante discriminativa tiene su origen en las contingencias de tres términos, el famoso ABC (A por antecedente B por behavior/conducta y C por consecuencia). El ABC se considera la unidad básica de análisis de la conducta operante. Existen también contingencias de cuatro términos, de las que hablaremos más adelante, que involucran a las operaciones motivacionales.

Agregándole complejidad

Los humanos tenemos la capacidad de aprender una gran variedad de comportamientos. En una respuesta en cadena, los efectos producidos por una respuesta influyen en la emisión de otras respuestas. Veo el celular, lo enciendo y comienzo a hacer scrolling en instagram, veo una receta, entro en la cuenta de instagram en cuestión para ver otras recetas, veo que tienen una para hacer chipas y me acuerdo que encontré fécula de mandioca el otro día en el supermercado, pero ya no hay queso, así que me voy a comprar queso para hacer chipas. 

La conducta verbal

El factor más significativo para la complejidad de la conducta humana posiblemente sea la conducta verbal, ya que es una variable controladora para conductas verbales y no verbales. Al seguir una regla verbal, logramos comportarnos efectivamente sin haber tenido experiencia directa con las contingencias. Las reglas se pueden aprender más rápido y son particularmente valiosas cuando las contingencias son complejas o poco claras. Por ejemplo, los pasos que aparecen en una máquina para comprar los boletos del tren en un país extranjero donde se habla otro idioma.

Las variables controladoras 

Si bien decir que la conducta es seleccionada por las consecuencias suena extremadamente simple, su simplicidad es engañosa. Existe, por ejemplo, un fenómeno llamado control conjunto, donde dos formas diferentes pero interrelacionadas de conducta verbal de una persona se combinan para obtener control de estímulo de una respuesta que no se daría si faltara alguno de esos estímulos. Por ejemplo, cuando le mostramos a una niña una línea numérica y le pedimos que apunte el número 7 (prompt), ella escanea la línea numérica y repite 7 (ecoica), la niña puede ver el 1, 2, 3, 4, 5, 6 y descartar esos números porque no coinciden, al llegar al número 7 (respuesta textual cuya topografía coincide con la ecoica), lo apunta.  La ocurrencia de ambas fuentes de control media la selección del número que se le ha pedido.

Las contingencias concurrentes también se pueden combinar para hacer que un comportamiento ocurra con mayor o menor frecuencia en determinada situación. Por ejemplo, ir a visitar a la abuela porque siempre me ofrece un rico café (reforzamiento positivo) y porque reduce la culpa de no haberla llamado toda la semana (reforzamiento negativo).

Las contingencias muchas veces también rivalizan por el control de conductas incompatibles: Sigo durmiendo para descansar o me levanto y hago ejercicio para sentirme bien y con energía.

También podríamos mencionar los efectos múltiple, como las covariaciones conductuales:

  1. Al bloquear una conducta problemática, ésta disminuye pero otras conductas problemáticas de la misma clase de respuesta aumentan. 
  2. La presentación de un estímulo aversivo puede:
    1. Suprimir futuras ocurrencias de la conducta que le sigue
    2. Elicitar conductas respondientes
    3. Evocar comportamientos de escape y evitación
  3. Las emociones suelen ser una mezcla de conductas operantes y respondientes.

Todas estas interrelaciones, concurrencias y complicaciones hacen que en análisis conductual no sea simple identificar y controlar variables relevantes. Es importante tener en cuenta que un cambio significativo de conducta puede tomar tiempo y mucho ensayo y error mientras un analista conductual intenta comprender las interrelaciones y complejidades de las variables controladoras.

Las diferencias individuales

Es cierto que muchas veces las personas respondemos diferente ante un mismo conjunto de contingencias. En análisis de conducta, se cree que las diferencias individuales son producto de la compleja historia de aprendizaje de cada persona. 

Al experimentar una variedad de contingencias de reforzamiento y castigo, algunos comportamientos se fortalecen mientras que otros se debilitan. El repertorio de comportamientos que trae cada persona ha sido seleccionado, moldeado y mantenido por una historia de reforzamiento particular. 

Por otro lado, al diseñar programas también deben considerarse factores tales como:

  1.  La sensibilidad a un estímulo, la cual puede variar debido a una discapacidad visual o pérdida auditiva, por ejemplo.
  2. Diferencias en los mecanismos de respuesta, debido a factores como parálisis cerebral. 

Muchos son los aspectos de la conducta que hacen de ella un fenómeno interesante y complicado. Vale la pena estudiarla porque a través de su comprensión podemos ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida.


Fuente: Cooper, J. O., Heron, T. E., & Heward, W. L. (2019). Applied Behavior Analysis (3rd Edition).

  • Salud Mental y Tratamientos

¿A qué se llama ambiente en ABA?

  • 07/11/2022
  • Alejandra Alonso

Toda conducta ocurre en un contexto ambiental. Hay un conjunto de circunstancias físicas en las que se encuentra un organismo. Si bien todo lo que existe en el ambiente puede, potencialmente, influir en la conducta, solo nos enfocaremos en esos aspectos que tienen una relación funcional con las respuestas de un individuo. Es importante notar que el mismo organismo puede ser considerado ambiente, ya que el cuerpo es una fuente constante de antecedentes y consecuencias (Johnston y Pennypacker, 2009, citados en Cooper, Heron y Heward 2020).

Estímulo

Cuando un analista de conducta habla del ambiente utiliza el término estímulo. Las personas contamos con células receptoras que detectan cambios en los estímulos tanto fuera como dentro del cuerpo. En análisis de conducta aplicado nos ocupamos mayormente de los estímulos que ocurren fuera del cuerpo, ya que son accesibles a la observación y manipulación. Las células receptoras pueden clasificarse en:

  • Exteroceptores: detectan estímulos externos, permiten la visión, gusto, olfato, audición y tacto.
  • Interoceptores: detectan estímulos provenientes del interior del cuerpo (por ejemplo, un dolor de cabeza).
  • Propioceptores: permiten los sentidos kinestésico y vestibular (movimiento y balance).

La forma en que el ambiente influye en la conducta es a través de los cambios en los estímulos (ocurrencia del estímulo), como opuesto a un estímulo estático.



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Dimensiones

Una clase de estímulo es cualquier conjunto de estímulos que tengan en común elementos de una o más de las siguientes dimensiones:

  • Formal: se refiere a tamaño, color, intensidad, peso, posición espacial relativa a otros objetos.
    • Mediada socialmente: ejemplo, tu madre te pregunta si quieres más comida.
    • No mediada socialmente: ejemplo, luz roja del semáforo.
  • Temporal: la conducta es afectada mayormente por cambios en los estímulos que ocurren antes y después de ésta.
    • Antecedentes: condiciones ambientales o cambios estimulares que ocurren antes de la conducta. Ejemplo, ver a un conocido que me saluda en la calle (A) y saludar (B), o escuchar la alarma de incendio (A) y salir del edificio (B). Toda conducta tiene sus antecedentes, que cumplen un importante rol motivacional y de aprendizaje tanto si la persona o el analista de conducta se dan cuenta de ello como si no.
    • Consecuencias: Cambio estimular que ocurre luego de la conducta de interés. Algunas consecuencias (especialmente las que son importantes en relación al estado motivacional) y ocurren muy pronto luego de la conducta, tendrán una fuerte influencia sobre las conductas futuras. 
      Tanto los estímulos antecedentes como las consecuencias pueden ser:
      • Socialmente mediadas: Por ejemplo, la maestra pregunta “¿cuánto es dos más dos?” (A), respondes 4 (B), la maestra te felicita (C).
      • No social: Por ejemplo, veo la máquina para recargar tarjeta del bus (A), deposito la moneda (B), mi tarjeta queda recargada ( C).
  • Funcional: algunos estímulos ejercen un control poderoso sobre la conducta, otros tienen efectos retardados y un último grupo parece no afectarla. El cambio en los estímulos puede entenderse mejor por medio de un análisis funcional. Los estímulos pueden tener una o dos funciones a la vez:
    • Aumentar o disminuir inmediata pero temporalmente la conducta. Por ejemplo, correr en dirección a un lugar con techo al ver que empieza a llover.
    • Aumentar o disminuir la conducta de una forma más lenta pero permanente. Por ejemplo, llevar un paraguas cuando vea un día nublado, ya que anteriormente me ha agarrado la lluvia sin uno y me he mojado.

Fuente: Cooper, Heron & Heward (2020), Applied Behavior Analysis 3er Edition. Editorial Pearson.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Exposición a la contaminación del aire como factor de riesgo para la depresión en adolescentes

  • 30/08/2022
  • Alejandra Alonso
people taking a photo

Existe suficiente evidencia del impacto que tiene la exposición al ozono en la salud física, pero un equipo de investigación quiso saber si se podría vincular también al desarrollo de síntomas depresivos en población adolescente.

Si bien los factores que afectan la depresión en los jóvenes se han investigado ampliamente, el efecto del entorno físico se ha ignorado en gran medida. Esta investigación busca cerrar esa brecha al explorar el efecto de vivir en un área con alta exposición al ozono, debido al papel del ozono como contaminante.

Método

Para su estudio, la investigadora principal, Erika Manczak, y sus colegas recopilaron datos en 3 ocasiones durante 4 años, utilizando 213 participantes de entre 9 y 13 años para la primera ocasión (para la última se mantuvieron 125 participantes). Los investigadores utilizaron datos compilados por la EPA de California para determinar los niveles de ozono y los datos del censo de EE. UU. para determinar los niveles de pobreza, los residentes con diploma menor al de escuela secundaria y los residentes que son elegibles para trabajar pero están desempleados. Los participantes completaron medidas sobre eventos estresantes de la vida, demografía y salud mental.



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Resultados

Los resultados mostraron que los adolescentes que vivían en áreas con niveles más altos de ozono mostraban más síntomas depresivos que los adolescentes que vivían en áreas con niveles más bajos de ozono.

Esta relación se mantuvo incluso cuando los niveles de ozono eran más bajos que el estándar nacional. La asociación entre el ozono y los síntomas depresivos fue más fuerte para los síntomas de retraimiento/depresión que para los síntomas de ansiedad/depresión. La relación entre la exposición al ozono y la depresión es especialmente significativa para los jóvenes y adolescentes, ya que son un grupo que suele pasar mucho tiempo al aire libre.

Limitaciones del estudio

Este estudio avanzó en la comprensión del impacto potencial del ozono en la salud mental. A pesar de esto, hay limitaciones a tener en cuenta:

  1. Debido a la naturaleza de los datos, es imposible inferir causalidad a partir de los resultados. 
  2. La adolescencia es un período de tiempo en el que muchas personas comienzan a experimentar depresión por primera vez, lo que dificulta identificar al ozono como un factor contribuyente importante. 
  3. Por último, este estudio no tuvo en cuenta cuánto tiempo pasaron los participantes al aire libre, lo que podría cambiar su exposición al ozono.

Referencia del estudio: Manczak, E. M., Miller, J. G., & Gotlib, I. H. (2022). Census tract ambient ozone predicts trajectories of depressive symptoms in adolescents. Developmental Psychology, 58(3), 485–492. https://doi.org/10.1037/dev0001310

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Efecto del aislamiento social en el cerebro

  • 22/08/2022
  • Alejandra Alonso
person sitting on rock on body of water

Actualmente existe evidencia que apoya la hipótesis de un cerebro social. Un estudio mapeó las regiones cerebrales involucradas en las interacciones sociales en aproximadamente 7,000 personas y observó que las regiones cerebrales consistentemente involucradas en interacciones sociales diversas, están fuertemente vinculadas a redes que apoyan la cognición, incluyendo:

  1. La red de modo por defecto (que se activa cuando no nos enfocamos en el mundo externo).
  2. La red de saliencia (que nos ayuda a seleccionar a lo que le prestaremos atención).
  3. La red subcortical (involucrada en la memoria, emociones y motivación).
  4. La red ejecutiva central (que nos permite regular nuestras emociones).

Metodología

Un grupo de investigadores quería tener una idea más clara de cómo el aislamiento social afecta la materia gris. Para ello utilizaron los datos de cerca de 500,000 personas del Biobanco del Reino Unido, con una edad promedio de 57 años. 

Se clasificaba a las personas como socialmente aisladas si vivían solas, sus contactos sociales sucedían menos de una vez al mes y si participaban en actividades sociales menos de una vez a la semana. También se incluyeron los datos de neuroimagen (IRM) de casi 32,000 personas.



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Resultados

Los hallazgos indican que las personas socialmente aisladas eran cognitivamente más pobres, incluyendo su memoria y sus tiempos de reacción. También se observó un volumen menor de materia gris en muchas partes del cerebro:

  1. La región temporal (que procesa el sonido y ayuda a codificar la memoria).
  2. El lóbulo frontal (que está involucrado en la atención, el planeamiento y las tareas cognitivas complejas).
  3. El hipocampo (un área clave, involucrada en el aprendizaje y la memoria, que suele estar afectado en etapas tempranas de la enfermedad de Alzheimer).

También encontraron un vínculo entre niveles más bajos de materia gris y procesos genéticos específicos involucrados en la enfermedad de Alzheimer.

Hubo seguimientos con los participantes 12 años después. Esto mostró que aquellos que estaban socialmente aislados, pero no solos, tenían un 26% más de riesgo de demencia.

Posibles explicaciones

Es necesario determinar los mecanismos exactos detrás de los profundos efectos del aislamiento social en nuestros cerebros. Lo que es claro es que, si una persona está aislada, podría estar sufriendo estrés crónico. Lo que a su vez tiene un mayor impacto en el cerebro y en la salud física.

También podría suceder que, al no usar ciertas áreas cerebrales, sus funciones se vayan perdiendo: Un estudio con taxistas encontró que mientras más memorizaban rutas y direcciones, más aumentaba el volumen del hipocampo. Es posible que, si una persona no se involucra de forma regular en discusiones sociales, por ejemplo, el uso del lenguaje y otros procesos cognitivos (atención, memoria) disminuyan. Así podría verse afectada nuestra habilidad de llevar a cabo tareas cognitivas complejas en general.

Acciones preventivas

Mantener el cerebro activo: Sabemos que se puede desarrollar un sólido conjunto de habilidades de pensamiento a lo largo de la vida, llamado «reserva cognitiva», manteniendo el cerebro activo. Una buena manera de hacerlo es aprendiendo cosas nuevas, como otro idioma o un instrumento musical. Se ha demostrado que la reserva cognitiva mejora el curso y la gravedad del envejecimiento. Por ejemplo, puede proteger contra una serie de enfermedades o trastornos de salud mental, incluidas formas de demencia, esquizofrenia y depresión, especialmente después de una lesión cerebral traumática.

Estilo de vida: También hay elementos de estilo de vida que pueden mejorar su cognición y bienestar, que incluyen una dieta saludable y ejercicio. Para la enfermedad de Alzheimer, existen algunos tratamientos farmacológicos, pero es necesario mejorar su eficacia y reducir los efectos secundarios. Existe la esperanza de que en el futuro haya mejores tratamientos para el envejecimiento y la demencia. Una vía de investigación a este respecto son las cetonas exógenas, una fuente de energía alternativa a la glucosa, que se pueden ingerir a través de suplementos nutricionales, pero la evidencia aún es escasa.

Abordaje del aislamiento social: El estudio que se exploró en este artículo indicaría que este factor tiene una gran influencia en la salud. Las autoridades podrían planificar y organizar actividades sociales para ayudar a personas que estén aisladas, particularmente en la vejez. Si la interacción en persona no es una opción, la tecnología puede proporcionar un sustituto (aunque esto es aplicable a generaciones nuevas, más familiarizadas con su uso).

Es difícil discutir el hecho de que los seres humanos necesitamos socializar y disfrutamos de la conexión con otros sin importar la edad que tengamos. Ahora sabemos también que su papel en nuestra salud cognitiva es clave.

Referencia del artículo: Chunliang Feng;Simon B. Eickhoff;Ting Li;Li Wang;Benjamin Becker;Julia A. Camilleri;Sébastien Hétu;Yi Luo; (2021). Common brain networks underlying human social interactions: Evidence from large-scale neuroimaging meta-analysis . Neuroscience & Biobehavioral Reviews, (), –. doi:10.1016/j.neubiorev.2021.03.025
 
Fuente: The Conversation

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Efectos del entrenamiento de alta intensidad en el desarrollo cerebral de adolescentes

  • 11/08/2022
  • Alejandra Alonso
woman holding exercise ropes

Un estudio, publicado en Psychophysiology, encontró un aumento del metabolismo en el hipocampo izquierdo luego de una intervención de actividad física de 6 meses para adolescentes.

El autor principal, David Luban, busca evaluar y difundir intervenciones de actividad física en las escuelas. Adicionalmente, le interesa estudiar los efectos y mecanismos de la actividad física en la cognición y la salud mental de los jóvenes. 

Metodología

El estudio examinó a 56 adolescentes de cuatro escuelas secundarias en Nueva Gales del Sur, Australia, que fueron asignados aleatoriamente o bien a una intervención Burn 2 Learn o a un grupo de control. Aquellos en la intervención Burn 2 Learn completaron al menos dos sesiones de entrenamiento de intervalos de alta intensidad por semana durante 16 semanas. El entrenamiento, que varió en duración de 8 a 20 minutos, involucró una combinación de ejercicios aeróbicos y de resistencia de peso corporal.



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Los participantes se sometieron a escáneres cerebrales antes y después del período de 16 semanas para evaluar los cambios neuronales inducidos por el ejercicio, y los investigadores utilizaron espectroscopia de resonancia magnética para identificar cambios en las concentraciones de metabolitos cerebrales en el hipocampo.

¿Qué observaron?

En comparación con el grupo de control, los investigadores observaron que los participantes que completaron la intervención Burn 2 Learn tendían a tener mayores concentraciones en el hipocampo izquierdo de N-acetilaspartato (NAA) y glutamato+glutamina (Glx), dos marcadores de actividad metabólica cerebral. Además, estos cambios en el hipocampo se asociaron con mejoras en la aptitud cardiorrespiratoria, la aptitud muscular y la memoria de trabajo.

Es decir que, participar en actividad física de intensidad vigorosa durante un período de tiempo relativamente corto parece simular el crecimiento cerebral en adolescentes mayores.

La nueva investigación es parte de un estudio más amplio que incluyó a casi 700 estudiantes. Un análisis previo de los datos encontró evidencia de que el entrenamiento de intervalos de alta intensidad resultó en reducciones en el estrés percibido y problemas de internalización entre los participantes que fueron clasificados como obesos o con sobrepeso al comienzo del estudio.

Según el autor, todavía hay muchas dudas que resolver en cuanto a este tema, por ejemplo la cantidad mínima de ejercicio necesaria para estimular el metabolismo del hipocampo en adolescentes. Además recomienda buscar muestras más grandes para replicar los resultados e investigar si los cambios en la aptitud cardiorrespiratoria y la aptitud muscular medían cambios en las concentraciones de metabolitos del hipocampo, y si las concentraciones de metabolitos medían los beneficios de la actividad física en la memoria de trabajo.

Los resultado se suman a un creciente cuerpo de investigaciones que registran los beneficios de la actividad física para la salud integral de las personas, en todas las edades.

Referencia del estudio: Valkenborghs, S., Hillman, S., Al-Iedani, O., Nilsson, M., Smith, J. Leahy, A.,Harries, S., Ramadan, S., Lubans, D. (2022), Effect of high-intensity interval training on hippocampal metabolism in older adolescents. Psychophysiology. DOI: https://doi.org/10.1111/psyp.14090

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El impacto de ser políticamente correcto en el trabajo

  • 22/07/2022
  • Alejandra Alonso
man wearing brown suit jacket

Ser políticamente correcto/a significa tomar medidas, ya sea a nivel de lenguaje o normas, para evitar un trato desigual u ofensivo con personas pertenecientes a determinados grupos de la sociedad. Lo que suele motivar su uso es la importancia que se le da a la amabilidad y el querer mostrar consideración por otros.

Un grupo de investigadores notó que la diversidad en los lugares de trabajo trae numerosos beneficios para las personas, instituciones y sociedad en general. Y, a la vez, el hecho de darle importancia a la inclusividad y entender diferentes opiniones y puntos de vista, puede crear desafíos en relación a la forma en que las personas interactúan.

Todas las formas de comunicación pueden requerir ser políticamente correcto/a, reflejando sensibilidad o tolerancia y la voluntad de modificar o suprimir palabras o acciones específicas. Sin embargo, guiándose por experiencias personales y algunas de sus investigaciones anteriores, el equipo de investigación sospechaba que el esfuerzo, monitoreo, evaluación y autocontrol que requiere ser políticamente correcto/a puede ser muy cansador. Ese cansancio podría, a su vez, influir en la forma en que una persona interactúa con otros fuera del trabajo.



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Metodología

Para averiguar si el hecho de ser políticamente correcta/o se relacionaba con agotamiento de los recursos cognitivos, el equipo llevó a cabo una serie de estudios:

Primer estudio

Se reclutaron trabajadores de compañías locales y personal administrativo de dos universidades (N=96), junto con sus parejas. Se les pidió que llenaran una encuesta al principio y al final del día de trabajo y luego en la tarde, durante tres semanas. Sus parejas completaron una sola encuesta en las tardes. 

Resultados

Una mayor preocupación por las necesidades e intereses de sus colegas se correlacionó con más probabilidades de reportar haber sido políticamente correcta/o al final del día.

Ser políticamente correcta/o durante el día, se correlacionó con mayor agotamiento de los recursos cognitivos en las tardes. Niveles altos de agotamiento de los recursos cognitivos se vincularon a reportes más frecuentes de enojo y retraimiento de las parejas.

Segundo estudio

Para los siguientes estudios se utilizó la plataforma Prolific para reclutar trabajadores a tiempo completo (N=447), a quienes se les pidió que escribieran una conversación reciente que tuvieron con un compañero o una compañera de trabajo. Se les asignó al azar a una de dos condiciones:

  1. Escribir sobre una conversación en la que te censuraste, o sentiste la necesidad de usar tus palabras con cuidado.
  2. Condición control.

Resultados

Los trabajadores a tiempo completo reportaron más agotamiento de recursos cognitivos luego de la conversación en la que tuvieron que ser políticamente correctos, comparados con el grupo control.

Tercer estudio

Esta vez los participantes eran estudiantes universitarios a quienes se les pidió que escribieran un e-mail ficticio breve. En este debían explicar su posición personal relacionada a alguna situación controversial en el campus. Los estudiantes formaron parte de una de las cuatro condiciones:

  1. Ser políticamente correcto/a.
  2. No ser políticamente correcta/o.
  3. Ser cortés.
  4. No se le dieron instrucciones.

Luego de escribir el correo electrónico, completaron una tarea Stroop que apuntaba a medir el agotamiento de recursos cognitivos, específicamente al nombrar el color de palabras escritas.

Resultado

Las personas asignadas a la primera condición tendieron a presentar tiempos de reacción más largos en el test Stroop, indicando niveles más altos de agotamiento de recursos cognitivos.

Cuarto estudio

El estudio final buscó comprobar que la orientación hacia el otro era buen predictor de ser políticamente correcto/a en el trabajo. Para ello se reclutaron 201 trabajadores a través de Prolific y se les pidió que leyeran un ensayo corto sobre uno de dos temas (la mitad de participantes leyó un tema y la otra leyó el otro tema):

  1. Sobre cómo las comunidades se unieron cuando ocurrió el huracán Ida.
  2. Sobre la importancia de ahorrar para el momento de jubilarse.

Luego se les pidió que escribieran un e-mail (ficticio) al dueño de un negocio que estaba considerando implementar la obligación de vacunarse para todos sus trabajadores.

Resultados

Se observó que la orientación a otros se relacionaba positivamente con ser políticamente correcta/o. Los participantes que leyeron sobre comunidades uniéndose eran más propensos a ser políticamente correctos/as en sus correos electrónicos.

El equipo de investigación aclara que no están recomendando que las personas dejen de ser políticamente correctas. En sus estudios pudieron observar que las personas eligen serlo porque les importan sus compañeros y compañeras. Es decir, estas conductas nacen del deseo de abrazar la inclusividad y amabilidad. Sin embargo, es importante considerar las consecuencias de hacer este esfuerzo en el día laboral y las posibles formas de mitigar esas consecuencias.

Aunque no son claros los factores que moderan la relación entre ser políticamente correcto/a y el agotamiento cognitivo, más estudios que nos iluminen con respecto a ello nos ayudarían a saber cómo lidiar con los efectos negativos. El equipo especula que tal vez las siguientes opciones podrían ser estudiadas:

  1. Ejercicios de mindfulness.
  2. Enfocarse en el impacto positivo de nuestra conducta.
  3. Incrementar la práctica de ser políticamente correctos/as, ya que esto haría que sea un comportamiento más automático, menos demandante.

Referencia del estudio: Koopman, J., Lanaj, K., Lee, Y. E., Alterman, V., Bradley, C., & Stoverink, A. C. (2022). Walking on eggshells: A self-control perspective on workplace political correctness. Journal of Applied Psychology. Advance online publication. https://doi.org/10.1037/apl0001025

Fuente: PsyPost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Intervención breve podría reducir la brecha racial en suspensiones escolares

  • 20/07/2022
  • Alejandra Alonso
woman in brown blazer wearing eyeglasses

La educación es parte de los derechos de niñas, niños y adolescentes y juega un importante rol en su desarrollo. Por otro lado, las suspensiones escolares, que muchas veces interrumpen el aprendizaje, suelen ser más comunes entre niñas, niños y adolescentes de minorías raciales o con discapacidades. 

Un estudio observó que una breve intervención tenía efectos prometedores en la reducción de suspensiones. 

¿Por qué es importante?

Las suspensiones se han vinculado a muchos aspectos negativos a corto y largo plazo, como: desempeño académico pobre, pocas amistades, mayor riesgo de consumo de sustancias, mayores tasas de abandono escolar, menor potencial para ganar mejores ingresos o mayores probabilidades de encarcelamiento. Existe evidencia que sugiere que hay un sesgo racial involucrado en la decisión de los docentes de suspender estudiantes, y que los docentes tienden a ver a los estudiantes negros como más problemáticos que los blancos que exhiben conductas similares (Riddle & Sinclair, 2019; Shi & Zhu, 2022; Chin, Quinn, Dhaliwal & Lovison, 2020). 



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Metodología

Los autores de un estudio, liderados por Jason Okonofua, reclutaron a 5,822 estudiantes de pre-media de diversas razas, todos los cuales tenían expedientes disciplinarios. Lo estudiantes provenían de 20 escuelas públicas de 17 ciudades diferentes del sudeste de Estados Unidos. También participaron en la investigación 66 docentes: 30 de ellos fueron asignados a la intervención basada en una mentalidad empática y los restantes 36 formaron parte del grupo control. 

La intervención consistía en una serie de ejercicios en línea de reflexión que enfatizaban la oportunidad que tienen los docentes de ayudar al crecimiento del estudiante cuando se comporta mal. Según el equipo de investigación, la intervención no puso el foco en sesgos o disparidad racial ya que consideraron que los docentes tomarían una actitud defensiva. En su lugar, se concentraron en recordarles por qué razón habían elegido ser docentes. Para la mayoría de las personas, la elección surge por la intención de ayudar a las niñas y los niños a aprender y crecer, incluso aunque a veces tengan dificultades y se comporten mal.

Resultados

Los resultados mostraron una disminución de las tasas de suspensiones y en la disparidad racial relacionada a ellas. La reducción de tasas fue mayor para estudiantes negros e hispanos. Los resultados son especialmente significativos si consideramos que la mayor parte de los docentes eran blancos.

Para el equipo de investigadores, esto sugiere una dificultad de los docentes para empatizar con sus estudiantes pertenecientes a minorías, pero esta breve intervención podría ayudar con ese obstáculo.

Referencia del estudio: Okonofua J., Goyer J.P., Lindsay, C., Haugabrook J. y Walton M. (2022), A scalable empathic-mindset intervention reduces group disparities in school suspensions. Science Advances, Vol 8, Issue 12. DOI: 10.1126/sciadv.abj0691

Fuente:Psypost

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