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Publicaciones por autor

Alejandra Alonso

640 Publicaciones
Licenciada en Psicología, editora y miembro fundador de Psyciencia.com. Master en Análisis de Conducta Aplicado.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Evaluación de conductas suicidas en personas con autismo

  • 22/09/2021
  • Alejandra Alonso
gray scale photo of man covering face with his hands

La evidencia que apoya la asociación entre los trastornos del espectro autista (TEA) y los factores de riesgo para intentos de suicidio y suicidios en esa población es limitada. No existen estudios a gran escala.

Las características de la condición pueden resultar en falta de integración social, desempleo y trastornos psiquiátricos asociados, lo que sugiere un posible vínculo entre los TEA y la conducta suicida.

Un estudio danés buscó analizar si realmente las personas con TEA tienen mayores tasas de intentos de suicidio y suicidio, utilizando datos de un registro nacional, desde enero de 1995 hasta diciembre de 2016.

¿Cómo se realizó el estudio?

En total se utilizaron los datos de 6,559,266 personas que vivían en Dinamarca durante los años antes mencionados y tenían 10 años o más.

Se extrajeron los siguientes datos: Diagnóstico de TEA y otros diagnósticos psicológicos, factores sociodemográficos (sexo, edad, estado civil y cohabitacional, nivel de educación y estatus socioeconómico).

Se realizó un seguimiento a partir de enero de 1995 y finalizó en diciembre del 2016. Se agregaban los datos de personas que alcanzaban los 10 años o que habían migrado al país (si migraban fuera del país o fallecían, se censuraban sus datos hasta la fecha de dichos eventos). Al observarse intentos de suicidio, los datos también se detenían.

¿Qué encontraron?

Esta investigación con datos de la población danesa mostró que las personas con un diagnóstico de TEA tienen tasas más de tres veces más alta de intentos de suicidio y suicidio, comparados con personas sin este diagnóstico.

Factores protectores y factores de riesgo en población con TEA

Factores que en población general se consideran una protección contra el suicidio ( por ejemplo, edad avanzada o un nivel educativo más alto), no lo eran para la población con TEA. Adicionalmente, algunos factores protectores para la población general (como estar casado o cohabitar con alguien, tener empleo) parecen ser menos protectores para las personas con TEA.

Otro hallazgo interesante fue que muchos factores asociados al suicidio en la población general no se asociaron al suicidio en personas con TEA (por ejemplo, ser de sexo masculino o no estar casado). Uno de los factores de riesgo de suicidio en esta población era la presencia de comorbilidad psiquiátrica (más del 90% de las personas con TEA que intentaron suicidarse o que se suicidaron tenían una condición comórbida). Los trastornos comórbidos más comunes fueron ansiedad y trastornos afectivos.

Es importante que estos datos sean tomados en cuenta al evaluar el riesgo de suicidio en personas con TEA.

Referencia bibliográfica: Kõlves K, Fitzgerald C, Nordentoft M, Wood SJ, Erlangsen A. Assessment of Suicidal Behaviors Among Individuals With Autism Spectrum Disorder in Denmark. JAMA Netw Open. 2021;4(1):e2033565. doi:10.1001/jamanetworkopen.2020.33565



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

ABA: Filosofía, historia e investigación

  • 20/09/2021
  • Alejandra Alonso

Ciertamente para entender bien el análisis de conducta aplicado (ABA) es preciso conocer sus bases filosóficas y las investigaciones básicas que le ayudaron a avanzar.

Un poco de historia y filosofía

La filosofía detrás de ABA es el conductismo, así que revisaremos un poquito de la historia del conductismo, sus tipos y qué los distingue. También veremos los inicios del análisis experimental de conducta.

El conductismo de Watson

Recordemos que a principios de 1900 el campo de la psicología era dominado por el estudio de los estados de la consciencia y los procesos mentales. En ese contexto, John B. Watson se convierte en el vocero de una nueva dirección para el campo.

Para Watson, el tema de estudio de la psicología no eran los estados de la mente o los procesos mentales, sino el comportamiento observable. El sostenía que un estudio objetivo de la conducta debía consistir en observar la relación entre el estímulo ambiental (E) y las respuestas (R) que evocan. Así, el conductismo de Watson se convirtió en la psicología estímulo-respuesta (E-R).

Si bien el enfoque de Watson todavía no contaba con evidencia, estaba convencido de permitiría controlar la conducta y mejorar el desempeño en diversas áreas (educación, negocios, etc.).

A pesar de algunas declaraciones atrevidas que Watson realizó y de que el conductismo que subyace al análisis de conducta aplicado es diferente al propuesto por Watson, su insistencia en el estudio objetivo de la conducta fue una contribución inmensa al campo.

El conductismo radical de Skinner

B. F. Skinner escribió mucho sobre la filosofía de ABA, de hecho publicó un libro llamado Walden Dos, que describe una comunidad utópica donde se usan la filosofía y los principios de la conducta.

En su libro “Sobre conductismo”, publicado en 1974, él asegura que el conductismo es la filosofía de la ciencia de la conducta humana. La diferencia fundamental con otras teorías psicológicas (incluidas otras formas de conductismo) es que el mentalismo es el común denominador de muchas.

El mentalismo es el enfoque que asume que hay una dimensión interior, diferente a la dimensión conductual. Los términos que se usan para referirse a esta dimensión son: propiedades neuronales, psíquicas, espirituales, subjetivas, conceptuales o hipotéticas. El mentalismo asume que esta dimensión es la causa o al menos una mediadora de algunas o todas las formas de conducta (un ejemplo de constructos hipotéticos que se utilizaron para explicar la conducta, es la estructura psíquica descrita por Freud).

Los constructos hipotéticos no pueden observarse ni someterse a manipulación experimental.

Aunque Skinner creía que era un error descartar eventos que influyen en la conducta solo porque no son accesibles a otros, pensaba que usar explicaciones mentalistas para explicar las causas de la conducta no contribuía en nada. Además consideraba que eran el ingrediente principal de las formas circulares de ver las causas y efectos de los eventos y llevaban a un falso sentido de entendimiento.

Artículo relacionado: La ‘extraña muerte’ del conductismo radical

Por ejemplo, cuando una persona es sometida a consecuencias aversivas moderadas al caminar por el suelo mojado y mohoso, loma abajo en dirección su casa, puede ser que comience a caminar de una forma que describiríamos como cuidadosa. El problema es cuando empezamos a decir que camina cautelosamente por que es cuidadoso.

Hay muchas formas de conductismo:

  1. Estructuralismo
  2. Conductismo metodológico
  3. Formas de conductismo que usan lo cognitivo como factor causal.
  4. Conductismo radical.

Tanto el estructuralismo como el conductismo metodológico rechazan todos los eventos que no son definidos operacionalmente por evaluaciones objetivas.

El estructuralismo directamente evita el problema de las explicaciones mentalistas al concentrarse solo en la descripción de la conducta. No hacen manipulaciones de variables ni responden preguntas sobre factores causales.

El conductismo metodológico reconoce la existencia de eventos mentales pero no los considera en el análisis del comportamiento. Se restringen e ignoran así áreas de gran importancia para entender el comportamiento y no se apoya la innovación en la ciencia de la conducta.

Contrario a lo que algunos piensan, Skinner fue el primer conductista en ver a los pensamientos y emociones, que el llamaba eventos privados, como conducta. Para él, estos eventos privados podían analizarse con las mismas herramientas conceptuales y experimentales que se usan para la conducta observable. El hace tres suposiciones sobre los eventos privados:

  1. Son también conducta.
  2. Lo que los distingue de otras conductas es que son inaccesibles.
  3. Los influyen las mismas variables que influyen en las conductas públicas.

El conductismo radical de Skinner toma en cuenta y busca entender toda la conducta humana. La palabra “radical” significa exhaustivo, indicando que esta filosofía busca incluir todas las conductas, publicas y privadas. Es importante recordar que los individuos respondemos a ciertos estímulos que son accesibles para nosotros solos.

Los autores resaltan que su libro se basa en el conductismo radical y animan a los estudiantes de análisis conductual a leer los textos originales de Skinner.

Análisis de conducta experimental

La rama experimental del análisis de conducta comienza con la publicación, en 1938, del libro de Skinner “La conducta de los organismos”. En dicho texto se resumen las investigaciones que el autor realizó entre 1930 y 1937; además se presentan dos clases de conducta: Operante y respondiente.

Artículo recomendado: Condicionamiento clásico: la venganza de Pavlov

La conducta respondiente son los comportamientos reflejos (como los descritos en los trabajos de Ivan Pavlov en 1927). Las respuestas son elicitadas por estímulos que las preceden inmediatamente (reflejo), son involuntarias y ocurren cada vez que el estimulo se presenta.

Por ejemplo:

  1. Luz brillante —> Pupila se retrae.
  2. Irritación de la garganta —> Tos
  3. Comida no digerible en el estómago —> Vómito
  4. Temperaturas altas (cuando tienes calor) —> Sudor

Al igual que muchos profesionales de la época, Skinner también notó que el paradigma de E-R propuesto por Watson no lograba explicar muchas conductas. Sin embargo, él tomó un enfoque diferente al que otros habían adoptado: Continuó observando el ambiente para encontrar los determinantes de las conductas que no eran causadas por estímulos antecedentes. Así fue que se dio cuenta de que el comportamiento cambia más por las consecuencias que le siguen inmediatamente que por los antecedentes (aunque el contexto es importante). Y surgen las contingencias de tres términos. Skinner llamó a esta otra clase de conductas, conducta operante.

La contingencia operante de tres términos fue un concepto revolucionario y se convirtió en la unidad primaria de análisis.

En el año 1938, Skinner nombra al campo que analizará la conducta operante y su relación con el ambiente como análisis experimental de conducta y propone una metodología: registrar la frecuencia con la que un sujeto (utilizó animales en un principio) emitía determinada conducta en una cámara experimental controlada y estandarizada.

Dichos procedimientos de investigación evolucionaron y ahora existen enfoques experimentales que permiten demostrar relaciones funcionales entre las conductas y diferentes tipos de eventos ambientales.

Skinner y sus colegas y estudiantes descubrieron y verificaron los principios básicos de la conducta operante que continúan siendo el fundamento empírico del análisis de conducta.

Análisis de conducta aplicado: primeros experimentos

Se reporta que el primer estudio publicado en utilizar los principios de conducta operante fue el realizado por Fuller en 1949. Se exploró el caso de un sujeto masculino de 18 años con discapacidad grave a quien se describía como “idiota vegetativo”, ya que permanecía acostado sin poder darse vuelta. Lo que hizo Fuller fue utilizar una jeringuilla (que llenó con leche y azúcar) para poner una pequeña cantidad en la boca del muchacho cada vez que movía su brazo derecho (se eligió ese brazo porque lo movía muy poco). Luego de 4 sesiones el chico movía el brazo a una posición vertical 3 veces por minuto. Los médicos hasta entonces consideraban que era imposible que el joven aprendiera algo.

Artículo recomendado: El conductismo desalmado

Durante los años 50 y principios de los 60, los investigadores se enfocaron en saber si los principios de conducta que se habían observado en animales aplicaban también para los humanos (puedes ver por ejemplo los trabajos de Sidney Bijau, Don Baer y Ogden Lindsley).

El análisis de conducta aplicado toma también otro estudio como uno de los más icónicos: la investigación de Ayllon y Michael en 1954 que se tituló: “La enfermera psiquiátrica como ingeniera conductual”. En un hospital estatal se utilizaron técnicas basadas en los principios de conducta para mejorar el funcionamiento de pacientes con trastornos psicóticos y discapacidad intelectual.

Sin embargo, los investigadores de esta época enfrentaron varios problemas: Las técnicas de laboratorio para medir la conducta y controlar variables muchas veces no estaban disponibles o su uso no era práctico en ambientes aplicados. Para solucionarlo, tuvieron que desarrollar procedimientos experimentales sobre la marcha; aunque el escaso financiamiento para esta nueva disciplina y la falta de un lugar donde publicar sus estudios dificultaban la comunicación entre profesionales.

A pesar de las dificultades, se hacían descubrimientos interesantes regularmente, por ejemplo: Atención y alabanzas contingentes del docente, sistemas de reforzamiento con fichas, instrucción programada, etc.

Durante esa misma época comenzaron a surgir programas universitarios sobre análisis de conducta aplicado en varias universidades de Estados Unidos, lo que ayudó a impulsar el crecimiento del campo.

El inicio formal de ABA

Dos eventos importantes marcaron el comienzo formal del análisis de conducta aplicado en el año 1968:

  1. Se empezaría a publicar la primer revista sobre el campo en Estados Unidos que, a su vez, les daría a los investigadores un lugar donde publicar sus resultados: El Journal of Applied Behavior Analysis (JABA), que aún hoy sigue siendo una revista científica muy importante.
  2. El segundo evento importante fue la publicación de un paper, escrito por Donald Baer, Montrose Wolf y Todd Risley, considerados los fundadores de la disciplina. En el artículo proponían una forma de juzgar la adecuada práctica e investigación en análisis de conducta aplicado. El título en español es el siguiente: “Algunas dimensiones actuales del análisis aplicado de conducta.”

Puedes leer el artículo de Baer, Wolf y Risley en inglés haciendo click aquí. Si no puedes leer en inglés, no te pierdas el próximo artículo de ABA donde comentaremos ese paper.

En el libro puedes encontrar una excelente lista de libros, revistas científicas y organizaciones profesionales que han contribuido al avance de esta ciencia, entre ellas: el libro ”Conducta verbal” (Skinner), el libro ”Conceptos y principios del análisis de conducta” (Michael), la revista mexicana de análisis de conducta, la revista brasileña de análisis de conducta, la división 25 de la APA, la BCBA, la ABAI y la Sociedad Mexicana de Análisis de Conducta.

Referencia: Cooper, J. O., Heron, T. E., & Heward, W. L. (2019). Applied Behavior Analysis (3rd Edition, Global edition). Pearson.



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  • Salud Mental y Tratamientos

Diagnosticando el autismo durante la pandemia

  • 14/09/2021
  • Alejandra Alonso
photo of family sitting on floor while using laptop

La detección temprana de los trastornos del espectro autista (TEA) es clave, ya que las intervenciones comienzan antes y se pueden abordar más eficazmente problemas como la comunicación social o las conductas repetitivas problemáticas. La detección temprana consiste en estar pendientes del desarrollo y el comportamiento del infante entre las edades de 1 y 3 años y preguntar a sus cuidadores si tienen alguna preocupación.

Sin embargo, algunos niños y niñas llevan ya la mitad de sus vidas (o más) en circunstancias especiales debido a la pandemia. No sabemos qué consecuencias haya luego de más de un año de restricciones en la esfera social. Puede ser que algunos patrones de comportamiento exhibidos sean resultado de esas extrañas condiciones, o reflejen el estrés, trauma o aislamiento social que muchas familias experimentaron.

Pensemos específicamente en mamás y papás primerizos, cuya información sobre la conducta de sus hijas e hijos se ve limitada sin la retroalimentación de docentes y proveedores de salud (o incluso familiares). Por otro lado, es probable que, al estar más tiempo en casa, puedan notar comportamientos inusuales o preocupantes. Como ejemplo podemos mencionar la ecolalia, que forma parte del desarrollo normal del lenguaje en etapas tempranas, pero luego va haciéndose menos frecuente y no debería conformar la mayor parte de lo que un niño dice.

Cuando las personas que se relacionaban con una niña (familiares, docentes, personal de salud) sí tenían preocupaciones en cuanto a lo que observaban, poder realizar la evaluación correspondiente se hizo más difícil durante el distanciamiento social.

Algunos profesionales realizaron entrevistas a los padres por videollamadas y observaron vídeos del niño e incluso han utilizado el patio de sus propias casas para poder observar mejor. Las evaluaciones estandarizadas requieren las observaciones de expresiones y reacciones de la niña o niño, así que no se pueden realizar con mascarilla. Existen versiones breves donde son los cuidadores quienes, sin mascarilla, interactúan con el niño, mientras el profesional observa sin estar en la misma sala. Sin embargo, no se sabe aún la precisión de estas formas de evaluación.

Para poder realizar una detección temprana, es importante que se lleven a cabo las evaluaciones del desarrollo. Existen pruebas estandarizadas específicas en algunos países para llevar a cabo dicha evaluación, como el PRUNAPE en Argentina, el TEPSI en Chile, (validado en otros países latinoamericanos también), en Uruguay se desarrolló la guía nacional para vigilar el desarrollo de niñas y niños menores de 5 años, llamada GNVD V2. Además existen otras escalas adaptadas a uno o varios países de Latinoamérica como el Cuestionario de edades y etapas (ASQ3), el Batelle, las escalas de desarrollo Merrill-Palmer, la prueba Denver o el Bayley III.

Aunque las habilidades de los profesionales para hacer evaluaciones a través de la telesalud ha ido mejorando mucho durante la pandemia, la apreciación de niños y niñas pequeños es más complicada. No solo la edad es un desafío, sino también otros factores como la conexión estable y rápida a internet. Adicionalmente, situaciones derivadas de la pandemia como la pérdida de trabajo y una economía difícil, pueden hacer menos probable que los niños que realmente lo necesitan, reciban la atención profesional apropiada.

¿Qué pueden hacer los padres y las madres?

Si te preocupa la conducta de tu hijo/a, pero no sabes si se debe a todo lo vivido durante el año 2020 y el 2021, o si más bien se trata de algún indicador de problemas del neurodesarrollo, lo primero que debes considerar es si esos comportamientos estaban presentes antes de la pandemia.

Ante cualquier preocupación sobre el desarrollo o la conducta, es bueno conversar con el pediatra, quien puede revisar los reportes con los cuidadores y hablarles del curso del desarrollo. Si las preocupaciones continúan, entonces se puede requerir una referencia para que se realice una evaluación del desarrollo.

Para conocer más sobre el desarrollo temprano del lenguaje, puedes ver este artículo.

Fuente: The New York Times



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La autoestima durante el proceso de divorcio

  • 08/09/2021
  • Alejandra Alonso
Divorcio y autoestima

Uno de los eventos más significativos y estresantes en la vida de una persona es el divorcio. Trae consecuencias que afectan las financias, la vivienda y la esfera social, entre otras cosas. Sin embargo, es importante considerar el impacto psicológico del divorcio tanto cuando se dan los eventos previos que llevan hacia este, como durante el divorcio y cuando ya el matrimonio ha terminado.

Un equipo de investigadores, liderados por Wiebke Bleidorn se enfocó en llevar un registro de los datos sobre la autoestima antes y después de la disolución del matrimonio. El objetivo fue identificar factores que le dan forma a la autoestima de una persona durante el divorcio.

¿Cómo realizaron el estudio?

Recolectaron datos de una muestra representativa longitudinal de los Países Bajos. Se enfocaron en 10 olas diferentes de datos, derivados de 291 participantes que estuvieron casados en algún punto del estudio y luego pasaron por una separación.

Las medidas incluyeron cuestionarios demográficos mensuales (edad, género, presencia de niños, educación, empleo, finanzas, etc.) y evaluaciones anuales de la autoestima (versión de 10 ítems de la escala de autoestima de Rosenberg). También se indagó sobre su actitud hacia el matrimonio y el divorcio, variables de personalidad y variables interpersonales.

¿Qué hallaron?

Utilizando los datos demográficos mensuales, el equipo de investigación pudo observar en qué momento cambiaba el estatus del participante de casado/a a separado/a. Luego consideraron el período de tiempo anterior a ese mes como el lapso que llevó al divorcio y el período de tiempo luego de ese mes como el que le seguía al divorcio.

Las personas que eran religiosas, que sufrían momentos financieros mas duros o que puntuaban bajo en un rasgo de personalidad llamado “escrupulosidad”, mostraban una peor autoestima luego del divorcio.

Pero el equipo nota que la disminución en la autoestima comienza a suceder antes de que el matrimonio se acabe y luego se recupera de alguna forma una vez que la persona se aleja de los problemas de un matrimonio infeliz.

Por último, según el equipo de investigación, sus resultados sugieren que las personas no se recuperan totalmente de las consecuencias adversas de la tensión matrimonial. Otra implicación clave es que los eventos negativos de la vida parecen afectar a las personas de diferentes formas, siendo más costosas psicológicamente para algunas personas. Estas diferencias ocurren incluso antes de que el evento tome lugar, lo que podría sugerir que hay diferentes formas en que las personas abordan los eventos difíciles.

Por supuesto, los resultados del estudio necesitan ser replicados, con la utilización de muestras más grandes y diversas para comprender mejor el impacto de este estresante evento en la salud de las personas.

Referencia: Bleidorn W, Schwaba T, Denissen JJA, Hopwood CJ. Charting self-esteem during marital dissolution. Journal of Personality. 2021;89:9–22. https ://doi.org/10.1111/jopy.12525

Fuente: PsyPost



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Alucinaciones en población general

  • 07/09/2021
  • Alejandra Alonso

Las alucinaciones son un síntoma común en la esquizofrenia y los trastornos relacionados, sin embargo no es necesario tener trastornos mentales para experimentarlas. De hecho, un estudio observó una prevalencia promedio del 9.6% en población general (abarcó personas desde los 5 años hasta más de 60 años) en la percepción de declaraciones verbales en ausencia del estímulo externo correspondiente.

Sin embargo, no es todavía claro qué predispone a las personas de la población general, sin trastornos mentales a experimentar dichas alucinaciones. Un grupo de investigación exploró los mecanismos cognitivos y experiencias pasadas relacionados con las experiencias alucinatorias.

¿Cómo realizaron el estudio?

Se contó con la participación de 1,394 personas, procedentes de 46 países diferentes.

Se incluyeron evaluaciones de experiencias alucinatorias (auditivas, visuales u olfativas), una medida de experiencias adversas en la infancia (por ejemplo, ser constantemente criticados por sus cuidadores) y 4 tareas cognitivas que estudios previos habían vinculado a las alucinaciones en población general:

  1. Memoria de origen (recordar si realmente escucharon o solo imaginaron escuchar varias palabras).
  2. Escucha dicótica (evalúa el grado en que el procesamiento del lenguaje está lateralizado).
  3. Intervalos de dígitos hacia atrás (evalúa memoria de trabajo verbal).
  4. Detección de señales auditivas (mide la habilidad de la persona para decir si un clip de discurso estaba sonando durante estallidos largos de ruido).

¿Qué encontraron?

El equipo de investigación observó que haber vivido traumas en la infancia y el desempeño en la tarea de detección de señales auditivas estaban vinculados con las alucinaciones. La tarea fue completada por solo 594 participantes, los que visitaron los laboratorios, ya que otros participaron en línea. La gente que puntuaba más alto en las escalas de alucionaciones, presentaba también una tasa alta de falsas alarmas (eran más propensos a reportar escuchar voces cuando realmente no se había presentado el estímulo).

Este hallazgo apoya la teoría de que las alucionaciones están vinculadas con una confianza excesiva del cerebro en las expectativas de lo que será percibido vs el estímulo sensorial real. Esta alta tasa de falsas alarmas y una historia de traumas en la infancia también suelen verse en pacientes con esquizofrenia.

Por otro lado, el estudio no observó otras asociaciones que sí habían sido vistas en estudios previos en poblaciones clínicas o población general pero con muestras pequeñas. Es decir, no se encontraron asociaciones con los resultados del test de escucha dicótica, memoria de origen o memoria de trabajo.

La falta de claridad en los datos se debe mayormente a la utilización de muestras pequeñas, falta de estandarización de los estudios en pacientes y las escasas replicaciones. Para el equipo, ocuparse de esos detalles no solo mejorará la replicabilidad de los estudios, sino que también nos ayudará a clarificar los mecanismos subyacente a las alucinaciones.

Referencia: Moseley P, Aleman A, Allen P, et al. Correlates of Hallucinatory Experiences in the General Population: An International Multisite Replication Study. Psychological Science. 2021;32(7):1024-1037. doi:10.1177/0956797620985832

Fuente: BPS



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  • Análisis

Qué caracteriza al ABA como ciencia y qué es la ciencia

  • 01/09/2021
  • Alejandra Alonso

Recientemente comencé a estudiar más sobre el análisis de conducta aplicado (ABA) y, entre los mejores materiales de lectura sobre este tema se encuentra el libro de John Cooper, Timothy Heron y William Heward: Applied Behavior Analysis. Third Edition. Así que decidí compartir con todas las personas a las que podría parecerles interesante este tema, lo que voy leyendo.

En esta primer entrega, por supuesto, comenzaremos por lo más básico: Qué caracteriza a ABA como ciencia y qué es la ciencia.

El análisis de conducta aplicado es una ciencia que se ocupa de entender y mejorar la conducta de las personas. Así, se enfoca en conductas socialmente relevantes, utiliza intervenciones y técnicas basadas en la investigación y se apoya en el método científico para demostrar relaciones confiables entre la intervención utilizada y la mejora en el comportamiento.

¿Qué es la ciencia?

Los autores la definen como un acercamiento sistemático a la búsqueda y organización del conocimiento.

¿Cuál es su propósito?

El objetivo principal de toda ciencia es entender a cabalidad un fenómeno (en el caso de ABA es el cambio en la conducta socialmente relevante).

La ciencia busca descubrir verdades, es decir hechos y leyes universales. Para conseguirlo se intenta separar esto de las razones por las que se busca determinado conocimiento (personales, económicas, políticas, etc.).

Los diferentes tipos de investigación contribuyen al conocimiento en uno o más de los tres niveles de comprensión:

  1. Descripción: Se refiere a la observación sistemática. Consiste en la recolección de hechos que se puedan cuantificar, clasificar y examinar para buscar posibles relaciones con otros hechos. Los estudios descriptivos suelen producir hipótesis o preguntas para nuevos estudios.
  2. Predicción: Las observaciones repetidas pueden revelar que dos eventos suelen presentarse juntos (correlación). Un hallazgo así puede usarse para predecir la probabilidad relativa de que un evento ocurra, basándonos en la presencia del otro. En esta clase de estudios las variables no pueden manipularse o controlarse, es por eso que siempre leemos que no pueden demostrar que una de las variables observadas sea responsable de los cambios en la otra. Sin embargo, son útiles para sugerir posibles relaciones causales que deben ser exploradas en estudios experimentales.
  3. Control: Es cuando, al manipular una variable, conseguimos determinado cambio o logramos que la otra variable asuma ciertas características. En análisis de conducta aplicado, las relaciones funcionales son las que proveen una comprensión tal de la conducta, que luego permitirá el desarrollo de tecnologías capaces de cambiar comportamientos. Decimos que hay una relación funcional “cuando un experimento bien controlado demuestra que un cambio específico en un evento (la variable dependiente) ha sido confiablemente producido por la manipulación específica de otro evento (la variable independiente) y que es improbable que los cambios en la variable dependiente fueran producidos por factores extraños (variables de confusión)”, escriben Cooper, Heron y Heward (2019, p. 20).

Las relaciones funcionales son las bases del análisis de conducta aplicado.

Las actitudes y supuestos de la ciencia

Para conseguir su objetivo principal, las personas que trabajan en ciencia deben guiar su conducta con ciertos supuestos y valores. ¿Cuáles son?

1. Determinismo

Se asume que el universo es un lugar ordenado y regido por leyes. Todos los fenómenos ocurrirán como resultado de otros eventos. Los eventos se relacionan de forma sistemática con otros factores, los cuales también son susceptibles de ser investigados científicamente.

2. Empirismo

Es la práctica de observar objetivamente y medir los fenómenos. La palabra “objetividad” aquí se refiere a dejar de lado los prejuicios personales, las opiniones y los gustos. La observación objetiva se basará en descripciones detalladas, medidas sistemáticas y repetidas y cuantificación precisa de un fenómeno.

Este es un punto en el que los analistas de conducta hacen mucho hincapié: Todo esfuerzo por entender, predecir y mejorar conductas depende de la habilidad del analista para definir de forma completa, observar sistemáticamente y medir de forma precisa y confiable la ocurrencia o no ocurrencia de una conducta.

Cuando hay una correlación entre eventos, podría existir una relación funcional, pero también podría haber otros factores que influyan en la variable dependiente. Para explorar esto, se debe realizar un experimento en el que los factores que podrían estar causando el cambio sean sistemáticamente controlados y manipulados, mientras que los efectos en la variable dependiente son cuidadosamente observados.

3. Replicación

El conocimiento conseguido a través de la ciencia, será considerado como útil y confiable en la medida en que se haya podido replicar varias veces, con el mismo patrón básico de resultados.

Si bien no hay un número específico de veces en que se debe replicar un estudio, mientras más importante sea el hallazgo para la teoría o práctica, más veces debería ser replicado.

4. Parsimonia

Viste cuando le comentas, preocupada, al técnico que la televisión no anda y él te dice: “¿Te fijaste si está enchufada?” Bueno, la idea de la actitud de parsimonia es que todas las explicaciones simples y lógicas para un fenómeno deben ser descartadas, experimental o conceptualmente, antes de considerar explicaciones más complicadas o complejas.

Una interpretación parsimoniosa solo cuenta con aquellos elementos que son necesarios y suficientes para explicar un fenómeno. Esta ley se deriva de la navaja de Ockham, que declara que no debemos ponerles más elementos de los absolutamente necesarios a las explicaciones.

5. Duda filosófica

En ciencia, los hechos deben ser continuamente cuestionados y el conocimiento siempre debe ser visto como tentativo. Esto es especialmente difícil cuando eres tú quien ha hecho el descubrimiento, pero siempre se debe tener la disposición a dejar de lado esos hallazgos y reemplazarlos con conocimientos que se deriven de nuevos hallazgos.

Los analistas conductuales también deben ser escépticos en la práctica diaria.

6. Otros valores y actitudes importantes

Para que el conocimiento sea de la mejor calidad y veamos progreso, en la ciencia debe reinar la curiosidad, la diligencia, la ética, la perseverancia, la honestidad y la minuciosidad.

Referencia: Cooper, J. O., Heron, T. E., & Heward, W. L. (2019). Applied Behavior Analysis (3rd Edition, Global edition). Pearson.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Disfrute de la escuela a los 6 años y logros educativos posteriores

  • 19/08/2021
  • Alejandra Alonso

Nuestro desempeño académico depende de muchos factores: la forma en que nos enseñan, nuestras necesidades específicas y cómo se satisfacen, nuestras familias y el contexto socioeconómico en que estamos inmersos, por ejemplo. Las brechas con respecto a lo logros pueden comenzar muy temprano.

Un factor que podría afectar el desempeño y que ha sido explorado muy poco es el disfrute al estar en la escuela. Con el objetivo de explorarlo, un equipo de investigación utilizó los datos del estudio longitudinal de parentalidad y niñez de Avon, que ha estado siguiendo familias desde 1991.

¿Cómo se realizó el estudio?

Se contó con datos de 3,372 participantes. A los 6 años de edad se indagaba que tanto les gustaba la escuela; 6 meses después debían responder preguntas de seguimiento sobre su disfrute. Se midieron los logros educativos a través de resultados de los exámenes a la edad de 16 años y el equipo también recolectó otros datos como el sexo, el mes de nacimiento y el año escolar, la etnia, la habilidad cognitiva a los 8 años, educación materna y posición socioeconómica de los padres.

Las madres que participaron también reportaron si a sus hijas e hijos les gustaban los docentes a la edad de 6 años. Y las niñas y niños reportaban su temperamento al contestar preguntas sobre cuán felices o enojados estaban.

Al cumplir 8 años, respondieron preguntas sobre su seguridad en cuanto al trabajo que realizaban y a su inteligencia, además de su satisfacción en relación a cantidad de amistades que tenían y la calidad de esas relaciones. Por último, se observó el ambiente de aprendizaje en el hogar preguntando cómo las familias les enseñaban los colores, el lenguaje, los números, las canciones, las formas y los tamaños.

¿Qué observaron?

No hubo relación entre el disfrute de la escuela y el estatus socioeconómico de la familia. Los niños y niñas con mayores habilidades cognitivas tendían a disfrutar la escuela más y las niñas eran más propensas a decir que disfrutaban la escuela que los niños.

Había una fuerte relación entre la opinión que el estudiante tenía del docente y el grado en que disfrutaba la escuela: cuando las madres reportaban que al estudiante le gustaba su maestra/o, la probabilidad de que disfrutara la escuela era 9 veces mayor. De manera similar, tener confianza en su trabajo también aumentaba el disfrute.

La medida en que los estudiantes disfrutaban la escuela no solo tenía un impacto a corto plazo. Aquellos que disfrutaron de la escuela a los seis años obtuvieron un promedio de 14,4 puntos más en GCSE (certificado general de educación secundaria del Reino Unido), una diferencia de dos grados, incluso cuando los investigadores habían controlado otros factores relacionados con el rendimiento educativo como la capacidad cognitiva y el nivel socioeconómico familiar. También tenían un 29% más de probabilidades de obtener cinco o más calificaciones entre A y C, incluidas las calificaciones de matemáticas e inglés tan cruciales para el empleo. De hecho, el disfrute de la escuela a los seis años fue un predictor del rendimiento educativo a los 16 años casi tan fuerte como otros factores (sexo y el nivel socioeconómico).

Puede parecer obvio que el disfrute de la escuela tenga un impacto en las calificaciones. Pero es sorprendente que el disfrute a los seis años pueda afectar las notas de los 16, particularmente cuando se considera su importancia relativa junto con factores como el género y la capacidad cognitiva.

Los resultados también parecen prometedores para posibles intervenciones. El disfrute puede ser más susceptible de modificación que otros factores, como el socioeconómico. El diseño de intervenciones enfocadas en el disfrute de la escuela y la promoción de sentimientos agradables hacia la escuela, por lo tanto, podría tener un impacto significativo en el rendimiento durante muchos años en el futuro.

Limitaciones

Algunas de las limitaciones nombradas por el equipo de investigación fueron:

  1. El cohorte utilizado no provee una muestra representativa de la población estudiantil del Reino Unido.
  2. Las asociaciones se estiman a partir de datos de observación y, por lo tanto, pueden surgir debido a factores de confusión adicionales entre el disfrute escolar y el rendimiento educativo que no fueron controlados.
  3. Debido a que condicionamos los análisis a medidas de capacidad cognitiva, confianza en el trabajo e inteligencia, y grupos de amistad que se recopilaron a los 8 años, después de los datos de disfrute escolar, es posible que esto haya inducido un sesgo de colisión en los resultados.
  4. Las medidas en que los niños y niñas se sentían contentos con sus docentes eran reportada por las madres y podrían no reflejar tan precisamente la actitud del estudiante hacia el docente.

El equipo señala que los resultados no deben tomarse como una forma definitiva de abordar la desigualdad en la educación, un tema que es claramente complejo y de múltiples niveles. La investigación futura también podría explorar por qué los niños y niñas disfrutan o no de la escuela y cómo esto interactúa con factores sociales externos. Sin embargo, pensar detenidamente en el disfrute podría ser una pieza en el rompecabezas del logro académico.

Referencia del estudio: Morris, T.T., Dorling, D., Davies, N.M. et al. Associations between school enjoyment at age 6 and later educational achievement: evidence from a UK cohort study. npj Sci. Learn. 6, 18 (2021). https://doi.org/10.1038/s41539-021-00092-w

Fuente: BPS



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Psicólogos, psicólogas y roles de género

  • 17/08/2021
  • Alejandra Alonso

En la carrera de psicología las estudiantes son más numerosas. También hay más mujeres que hombres trabajando en psicología. Sin embargo, las mujeres publican menos trabajos de investigación, son citadas con menor frecuencia y tienen presencia en posiciones de autoridad en las universidades. Por un lado, se cuenta con mucha representación femenina y por otro, con muy poca, por eso un grupo de investigación se pregunta cómo se perciben los roles de género en el campo.

¿Cómo se llevó a cabo el estudio?

Se realizaron cuatro estudios para explorar el tema:

  1. En el primer estudio los participantes completaron una encuesta online donde se les preguntaba qué porcentaje de estudiantes estimaban que eran mujeres en la carrera de psicología. También se les preguntó qué porcentaje de profesionales la psicología eran mujeres.
  2. En el segundo estudio se observaron más detenidamente las percepciones de cómo es la psicología “femenina” o “masculina”. Tanto participantes en línea como estudiantes puntuaron varios grados y carreras en una escala que oscilaba entre “extremadamente femenino” hasta “extremadamente masculino”. Muchas de las carreras elegidas tenían una asociación con estereotipos de género particulares (por ejemplo, se asume que ingeniería es una carrera masculina, mientras que enfermería es pensada como una carrera femenina).
  3. En el tercer estudio se pidió que imaginaran una persona estereotipada en una de tres carreras universitarias: ingeniería, enfermería o psicología. Luego de mostrarles rasgos femeninos y masculinos estereotipados (por ejemplo, “gentil” para femenino y “ególatra” para masculino), las personas debían puntuar cuán descriptiva era la palabra para una persona estudiando determinada carrera.
  4. Por último, se les pidió que indicaran el nivel de satisfacción de una mujer y un hombre con respecto a la carrera de psicología.

¿Qué observaron?

Encontraron que las personas asocian al campo de la psicología más fuertemente con lo femenino que con lo masculino. Esta percepción afecta la forma en que hombres y mujeres se sienten con respecto al estudio y trabajo en el campo.

En el primer estudio, las personas participantes estimaron que el 62% eran estudiantes mujeres y que el 59% de profesionales eran psicólogas.

En el segundo estudio, la carrera de psicología era considerada por ambos grupos como ligeramente más femenina que masculina. Además se le calificó de significativamente más femenina que carreras que se suelen considerar “masculinas” (ingeniería, negocios y matemáticas), aunque otras carreras eran percibidas como más femeninas (educación, enfermería). Por último, se percibía a la carrera de psicología como más femenina que campos como la neurociencia, historia, medicina o negocios.

Los resultados del siguiente estudio indicaron que las personas tienden a creer que los rasgos masculinos positivos y negativos describían mejor a estudiantes de ingeniería; mientras que los rasgos femeninos positivos describían mejor a estudiantes de psicología. La única diferencia entre enfermería y psicología residió en los rasgos masculinos positivos: las personas reportaban que describía mejor a estudiante de enfermería. Esto sugiere que psicología es considerada como una carrera mayormente femenina.

Finalmente, el cuarto estudió reveló que cuando las personas leían que el 75% del alumnado de psicología eran mujeres, puntuaban la satisfacción de los hombres como más baja que la de las mujeres. Sin embargo, cuando leían que el porcentaje de estudiantes era similar para ambos géneros, no puntuaron la satisfacción de hombres y mujeres muy diferente.

Los resultados sugieren que la carrera de psicología es consideraba mayormente como femenina y que las personas asumen que las necesidades masculinas no serán satisfechas por dicha carrera. ¿Será cierto? Estudios futuros que involucren la participación de psicólogas y psicólogos serán necesarios para responder esta pregunta.

Por otro lado, si la psicología es vista como una carrera femenina y hay más estudiantes de psicología y psicólogas mujeres, ¿por qué los hombres siguen dominando las posiciones de poder? ¿De qué formas se puede conseguir que tanto mujeres como hombres sientan comodidad y alcancen el éxito en este campo?

Referencia: Guy A. Boysen, Rebecca L. Chicosky, Faith R. Rose & Erin E. Delmore (2021) Evidence for a gender stereotype about psychology and its effect on perceptions of men’s and women’s fit in the field, The Journal of Social Psychology, DOI: 10.1080/00224545.2021.1921682

Fuente: BPS



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Juegos en el celular: una forma de escapar a emociones desagradables

  • 12/08/2021
  • Alejandra Alonso

Los teléfonos inteligentes pueden tener muchas utilidades y hacer nuestra vida más sencilla de diversas maneras. A veces, cuando sentimos aburrimiento o intentamos escapar de emociones desagradables, podemos usarlos para distraernos de lo que esta pasando en ese momento. ¿Es esta una forma inofensiva de lidiar con emociones difíciles?

La Dra. Chanel Larche encontró que las personas que experimentaban un aburrimiento intenso frecuentemente, reportaban también el uso de juegos en sus teléfonos inteligentes para escapar de esta experiencia o aliviarla. De acuerdo con Larche, el problema reside en que terminan jugando cada vez que están aburridos y experimentando problemas asociados a dedicar demasiado tiempo al juego.

La investigación

Utilizando el popular juego Candy Crush, Larch y su colega Michael Dixon, les pidieron a 60 participantes que estaban entre el nivel 77 y 3307 del juego actualmente, que jugaran en diferentes niveles de dificultad: desde fácil (donde no hay un desafío con respecto a sus habilidades y la atención y arousal serían bajos) hasta balanceado (que era más desafiante, causando un aumento en la atención y el arousal, menos aburrimiento y una necesidad mayor de seguir jugando). Esto se realizó para determinar si los jugadores elegirían seguir jugando un juego donde había un balance entre desafío y habilidad, por sobre un juego más fácil.

Sus resultados confirmaron que las personas que jugaban para escapar del aburrimiento, se sumergían en el juego más que las personas que no lo hacían con intención de evitar dicha emoción. Por otro lado, cuando las personas que usaban el juego como escape encontraban que éste era más gratificante al aliviarles frente al aburrimiento, podrían jugar con más frecuencia y por períodos de tiempo más largos.

Referencia del estudio: Larche, C. & Dixon, M. (2020). The relationship between the skill-challenge balance, game expertise, flow and the urge to keep playing complex mobile games. Journal of Behavioral Addictions 9 (3). Doi: 10.1556/2006.2020.00070

Fuente: Universidad de Waterloo



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Efecto de las políticas de no discriminación en la salud mental de las minorías de género

  • 10/08/2021
  • Alejandra Alonso

Las minorías de género (definidas como personas transgénero y de género diverso, como el no binario) enfrentan desigualdad y desafíos únicos en cuanto a sus derechos de salud. Ganar esta lucha requiere evidencia de que las políticas servicios de salud para esta población tendrán un impacto positivo en el mundo real.

Muchas personas pertenecientes a minorías de género experimentan disforia de género. Los servicios de atención médica, que incluyen terapia hormonal, cirugías reconstructivas y servicios de salud mental, han sido identificados como tratamientos necesarios y efectivos para la disforia de género por entidades reconocidas, como la APA.

Con el objetivo de contribuir con la evidencia necesaria para que dicha población goce de mejor salud, un equipo de investigadoras en Boston (EE. UU.) se propuso explorar si las políticas de no discriminación se asociaban con la salud mental entre individuos que eran parte de minorías de género. El estudio incluyó información de 28,980 personas. Dichos datos fueron extraídos de la base de datos comercial IBM MarketScan, sobre reclamos de seguros de salud privados no identificados y datos de inscripción.

Las autoras buscaron registros relacionados con suicidios y hospitalizaciones de individuos pertenecientes a minorías de género en cada estado donde las políticas de reafirmación de género habían sido implementadas. Los estados fueron agrupados con base en el año de implementación: 2013, 2014, 2015 y 2016.

Los resultados encontrados son algo mixtos para ciertas cohortes, pero de manera global se pudo observar una conexión moderada entre las políticas y resultados más positivos para los individuos beneficiados. Por ejemplo, las cohortes de 2013, 2014 y 2016 todos reportaron reducciones significativas en las hospitalizaciones al año siguiente de haber implementado las políticas. De la misma forma, en 2014, 2015 y 2016 las mismas políticas se asociaron a una reducción significativa de las tasas de suicidio, al año siguiente.

Sin embargo, las autoras mencionan ciertas limitaciones en su investigación:

  1. El modelo estadístico utilizado (Difference-in-Difference) asume inherentemente que la trayectoria de ambos grupos (control-minorías de género) se mantendrían estables si no fuera por la implementación de las políticas. Pero hay varias razones por las que esto podría no ser cierto: cambios en las políticas más allá de la salud y el seguro, o tendencias sociales, políticas y financieras que podrían impactar diferencialmente a los individuos en minorías de género vs. género normativo.
  2. Los posibles factores de confusión no medidos incluyen la disponibilidad de servicios de afirmación de género, las decisiones de cobertura de las aseguradoras relacionadas con los servicios de afirmación de género, la generosidad del plan de salud, los factores socioeconómicos y las prácticas de codificación. Sin embargo, para que estos posibles factores de confusión sean factores en los hallazgos del estudio, las autoras consideran que deben haber cambiado de manera diferente a lo largo del tiempo entre los estados políticos y no políticos.
  3. El cambio de los códigos CIE-9 validados a los códigos CIE-10 no validados podría distorsionar la forma en que se identificó que tenían tendencias suicidas en 2009-2014 en comparación con 2015-2017, aunque las autoras no creen que el cambio en las personas identificadas como personas con tendencias suicidas difiera entre los estados normativos y no normativos.
  4. No observaron muerte por suicidio u otro comportamiento suicida que no se refleje en las reclamaciones de seguros, lo que subestima el nivel general de suicidio entre los individuos de minorías de género. Del mismo modo, la muestra no es representativa de todos los asegurados privados que pertenecen a minorías de género en los estados estudiados porque no todas las personas pertenecientes a una minoría de género tienen un código de diagnóstico relacionado con este.

No obstante, los datos parecen sugerir que en la mayoría de los casos la implementación de políticas de cuidado de la salud orientadas a reafirmar el género resulta en menos hospitalizaciones y una reducción de los casos de suicidio en esta población.

Referencia del estudio: McDowell A, Raifman J, Progovac AM, Rose S. Association of Nondiscrimination Policies With Mental Health Among Gender Minority Individuals. JAMA Psychiatry. 2020 Sep 1;77(9):952-958. doi: 10.1001/jamapsychiatry.2020.0770. PMID: 32374362; PMCID: PMC7203670.

Fuente: PsyPost



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