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Asociación Educar

46 Publicaciones
Revista de Actualización Neurocientifica Hace 18 años atrás desarrollamos un proyecto al que llamamos Línea de Cambio, este nació al ver la necesidad e importancia de que los conocimientos científicos que hacen a la comprensión y mejoramiento de nuestras conductas lleguen a todas la personas.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Por qué el cociente emocional es más importante que el coeficiente intelectual?

  • 03/05/2013
  • Asociación Educar

La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. Si bien el término nació mucho antes, fue en el año 1995 con la publicación del libro La inteligencia emocional, del psicólogo estadounidense Daniel Goleman, que se popularizó. Este libro está compuesto por investigaciones que Goleman llevó a cabo durante diez años en la Universidad de Harvard, con la colaboración de las Universidades de Yale y Michigan, gracias a sus conocimientos e investigaciones de la mente humana y a los avances que se habían producido hasta ese momento, en el campo de las neurociencias.

La teoría de Goleman sugiere que la inteligencia emocional se podría organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, automotivarse y gestionar relaciones.

El panorama escolar

Si nos remontamos a unos años atrás, podemos observar cómo los profesores preferían a los niños conformistas que conseguían buenas notas y exigían poco de ellos.

El “conformismo” y “exigir poco” van de la mano de la poca motivación hacia la creatividad y el fortalecimiento de la autoestima. Es no animarse a ampliar la “zona de seguridad”, tal como se la denomina en Neuropsicoeducación. En este sector no nos sentimos necesariamente felices, sino que es el círculo en el que aunque poco feliz, conocemos y en que nos acostumbramos a vivir.

Es por esto que era habitual encontrar alumnos atentos en clase, memorizando explicaciones del profesor y sacando, en el mejor de los casos, buenas notas. El objetivo era que los alumnos desarrollasen capacidades lógico matemáticas que eran después evaluadas y podrían “medirse” con el test de cociente intelectual.

Los avances en el campo de las ciencias y las neurociencias nos hacen predecir, por un lado, que este escenario no garantiza el aprendizaje duradero en el tiempo. Lo más probable es que estos alumnos sacasen notas maravillosas en sus evaluaciones, pero esos conocimientos, al poco tiempo, desaparecerían de sus mentes producto de, fundamentalmente, el escaso (o nulo) rol y compromiso emocional. Esta escasez, resulta en redes neuronales débiles que al no tener impacto emocional y al no ejercitarse en el futuro (en este caso, una vez concluida la evaluación) se debilitan hasta finalmente desaparecer.

Por otro lado, es bastante penoso el resultado del análisis de los sistemas educativos. Los más adelantados coinciden que la formación docente, además de contemplar los contenidos de cada disciplina, la psicología y la pedagogía, debería incluir una introducción a las neurociencias. Contando con descubrimientos sobre la forma en la que aprende el cerebro y cuán importante es el rol de las emociones en la vida diaria, el hecho de que las habilidades de la inteligencia emocional no sean contempladas por la gran mayoría de los sistemas a nivel mundial no es un hecho menor.

«La inteligencia emocional es un factor decisivo a la hora de la formación académica.»

Encontramos aquí, en este último punto, un semáforo en rojo que exige un espacio para reflexionar. Es evidente que para que un niño, o un joven, se desarrolle como una persona feliz no basta con que su formación contemple contenidos o retenga datos, es decir, no es suficiente que incremente un cociente intelectual alto.

El aula actual no muestra demasiados cambios comparado con el escenario que se describe anteriormente. Si bien se incluye en la mayoría de los currículos escolares el pensamiento crítico, este no siempre es llevado a la práctica. Sería imperioso que la formación docente y escuela contemplasen el desarrollo de la inteligencia emocional para que pueda aplicarse en el ámbito de la educación formal, transmitirla a los padres y así, en conjunto, educar a toda la persona (cociente intelectual y cociente emocional).

La alfabetización emocional

¿Por qué es imperioso educar en un ambiente que contemple la inteligencia emocional?
Nada más exacto que las palabras del mismísimo Goleman para responder a esta pregunta. En el año 2010, Goleman fue invitado a brindar una conferencia sobre habilidades emocionales a COs de doscientas empresas en Estados Unidos. Cada uno de los participantes era gerente de su área. Más aún, todos habían realizado “masters” y obtenido sus doctorados en las universidades más prestigiosas y costosas.

¿Qué es, pues, lo que hace la diferencia?

Goleman comenzó su conferencia con una pregunta de la que ya tenía la respuesta. Preguntó, “¿Cuántos de ustedes recibieron sus graduaciones siendo ¨top ten¨ de sus clases?” Esta pequeña encuesta informal, dio el resultado que Goleman esperaba y sabía por sus investigaciones. Solamente cuatro de las doscientas personas levantaron la mano. Más interesante es la explicación que siguió a la encuesta. “…La persona necesita del cociente intelectual, pero para tener éxito hace falta desarrollar el cociente emocional…” que es el que garantiza las buenas relaciones inter e intra personales mediante el desarrollo de la inteligencias Intrapersonal e Interpersonal. (1)

El cociente intelectual solo predice entre el 4 y el 10% el éxito profesional. Esto deja afuera una contribución amplia de otros factores. Uno de ellos es la inteligencia emocional.

Entre las habilidades que distinguen a personas sobresalientes en cientos de organizaciones se observan claramente dos ítems: cuáles de las habilidades se basan en cociente intelectual y en el conocimiento técnico en habilidades puramente cognitivas y cuántas pertenecen al dominio de la inteligencia emocional.

“Resulta ser que para todo tipo de trabajos, a la hora de diferenciar a “las estrellas” del resto, la inteligencia emocional tiene el doble de importancia que las habilidades cognitivas. A mayor nivel en una organización, mayor su importancia. Así que para los líderes de primer nivel, es estos modelos de competencia el 80 y 90% de las habilidades pertenecen al dominio de la inteligencia emocional.” Afirma Goleman con convicción. 

No es que el cociente intelectual y el conocimiento técnico no importen, sino que simplemente son habilidades básicas. El cociente intelectual es el indicador más fuerte de qué tipo de trabajo puede obtener una persona, pero el cociente emocional es el que mantiene a la persona en ese puesto. No es el cociente intelectual el que predice quién será un trabajador sobresaliente. Todo eso tiene que ver con la inteligencia emocional, con cómo nos manejamos y cuán efectivos somos en las relaciones personales.

Hay una habilidad cognitiva que aparece una y otra vez como indicador de líderes sobresalientes. Es lo que llamaríamos el “pensamiento global”, “reconocimiento de patrón” o “pensamiento de sistemas”. Consiste en entender la importancia de plantearse frente a una decisión actual y su implicancia en los cinco o diez años por venir. O, quizás de una manera más significativa, “¿Qué visión estratégica deberíamos tener para avanzar?”. Y una vez que tenemos el plan estratégico, una vez que sabemos hacia dónde vamos, el problema es el siguiente: “sólo podemos llegar a ello por medio de las personas”. Para ejecutar ese plan, esa estrategia, necesitamos persuadir, inspirar, escuchar, motivar, comunicar y esas son competencias de la inteligencia emocional.

La inteligencia emocional en la escuela, hoy

La gran mayoría de las personas dan por hecho que todos los seres humanos nacen con una serie de recursos innatos que le permiten crear la propia autoestima y autocontrol. Sin embargo, al igual que la inteligencia cognitiva, la inteligencia emocional se aprende.

La buena noticia es que podemos trabajar la inteligencia emocional en la escuela y en todos los niveles. Es por esto que la escuela se debería plantear enseñar a los alumnos a ser “emocionalmente inteligentes”, dotándolos de estrategias y ayudándolos a desarrollar habilidades emocionales básicas que les protejan de los factores de riesgo o, al menos, que puedan palear sus efectos negativos.

Aun sin estar contemplado, como se mencionó, el desarrollo de esta inteligencia en casi ninguno de los sistemas educativos del mundo, cada escuela, cada docente puede tomar los contenidos curriculares y enfocarlos de manera que poco a poco vaya dotando a los alumnos de estas estrategias y ayudarlos a desarrollar las habilidades emocionales básicas.

Imaginemos, en un alarde de optimismo, que la comunidad educativa estuviera convencida de que la inteligencia emocional debiera ser uno de los objetivos básicos a perseguir por el sistema educativo, de esta manera, cada comunidad educativa estaría educando íntegramente a las personas que deberán afrontar los inciertos desafíos del siglo XXI, los líderes, “las estrellas, protagonistas del futuro”.

Desde la Neurosicoeducación consideramos que un espacio educativo es aquel que más allá del lugar donde se encuentre, enseña habilidades cognitivas (el cociente intelectual) y, además, educa a toda la persona (cociente emocional) para que se desenvuelva, para que aprenda, poco a poco, a desarrollarse como un mejor ser humano.

(1)inteligencia Intrapersonal: capacidad de formar un modelo realista y preciso de uno mismo, teniendo acceso a los propios sentimientos y usarlos como guías en la conducta.

inteligencia Interpersonal: capacidad de comprender a los demás; qué los motiva, cómo operan, cómo relacionarse adecuadamente y capacidad de reconocer y reaccionar ante el humor, el temperamento y las emociones de los otros.

(1)inteligencia Intrapersonal: capacidad de formar un modelo realista y preciso de uno mismo, teniendo acceso a los propios sentimientos y usarlos como guías en la conducta.

inteligencia Interpersonal: capacidad de comprender a los demás; qué los motiva, cómo operan, cómo relacionarse adecuadamente y capacidad de reconocer y reaccionar ante el humor, el temperamento y las emociones de los otros.
Marita Castro

Prof. Nse. Alejandra del Fabro

Oradora en Asociación Educar.

Fundadora del Instituto de Idio+delfabro.

Aplicando las Neurociencias, la metodología pedagógica de su instituto se basa en los procesos enseñanza-aprendizaje compatibles con la forma en la que aprende el cerebro.

Partner DANA Foundation, New York, USA.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

(PDF) Descarga la revista Neurociencias: Descubriendo el cerebro y la mente

  • 26/03/2013
  • Asociación Educar

Contenido

Neurociencias y Neurosicoeducación:
• Las emociones que provocan estímulos irrelevantes pueden afectar la confianza.
• Prever las consecuencias de nuestras acciones podría hacernos actuar de un modo más justo.
• Neurobiología y el arte de la persuasión.
• Con los años nuestro cerebro se vuelve más vulnerable a los engaños.
• Aspectos emocionales de la comunicación en adultos: una mirada neuropsicológica.

Neurociencias y Educación:
• La Inteligencia Emocional y el Cerebro 2.0
• Aspectos emocionales de la comunicación en niños en riesgo por pobreza extrema.

Neurociencias y Liderazgo:
• Las comparaciones sociales pueden perjudicar la confianza y el trabajo en equipo.

Ilustración:
• Nervios craneales.

Descarga la revista: Descubriendo el cerebro y la mente

Fuente: AsociacionEducar

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Inteligencia emocional y el cerebro 2.0

  • 17/03/2013
  • Asociación Educar

El siguiente artículo está basado en un suceso que aunque surge en un ámbito educativo es válido para ser trasladado a relaciones familiares, de amistad, laborares y para cualquier otro círculo en el que nos desempeñemos.

Trabajo en un instituto de inglés y en el año 2012, tuve la oportunidad de implementar un “plan piloto” utilizando Ipads en diferentes cursos para el dictado de clases en dicho idioma.

Al principio la idea me pareció brillante, desafiante y, fundamentalmente, que a mis alumnos les iba a encantar, resultándoles muy motivador tomar clases con estos dispositivos tan novedosos.

Al retrotraerme en el tiempo, reconozco que mi amígdala cerebral debe haberme jugado una mala pasada: evaluando en 125 milisegundos eficacia por eficiencia. Es decir de lo que es  bueno (alcanza para la supervivencia) a lo que es ser grande (con el fin de trascender). “De la eficacia a la grandeza”, como rezaba Stephen Covey. (2)

Al transcurrir el tiempo, la idea no se me fue de la cabeza… evidentemente, mis Lóbulos Pre-frontales se habían puesto a trabajar: procesando y analizando la información,  utilizando las capas superiores de mi cerebro cognitivo y ejecutivo, lo que me permitió hacer un  juicio crítico. Consecuentemente, me di cuenta de que dicha implementación estaba muy lejos de poder  complementarse con mi filosofía de “compartir, a diestra y siniestra” conocimientos para desarrollar la Inteligencia Emocional.

 

Después de transcurridos aquellos  125 milisegundos iniciales, lo primero que se me vino a la mente  fue: “La tecnología vino para quedarse, de eso no hay dudas, y más vale que aunque nos implique, especialmente a los adultos, salirnos de nuestra zona de confort (es decir, de lo que conocemos para aprender cosas nuevas) si juzgamos sabiamente, concluiríamos que debemos adaptarnos a estas nuevas tecnologías.” Es cierto también que, para quienes nacimos antes de los ´90, implica un trabajo arduo. La computadora, celular o cualquier otro dispositivo electrónico que compramos el año pasado y que tanto nos costó aprender a manejar, en meses se convierte en obsoleto. Debemos seguir aprendiendo. Esto está muy bien, pero, ¿hasta qué extremo?

Después de haber escuchado y leído mucha información sobre el “cerebro social”, la “inteligencia emocional” y la “comunicación efectiva”, me siento un poco parca a la idea de usar la tecnología para todo. La naturaleza concibió el cerebro social para la interacción cara a cara, no para el mundo virtual. Esto, por supuesto, no supone que tanto en mi institución como en tantas otras no se utilicen tecnologías como un aliado del proceso enseñanza y aprendizaje en proyectos realizados por alumnos (videos, blogs y Power Points) pero con técnicas de  aprendizaje cooperativo.

En el momento de la decisión de los Ipads para mis cursos, seguí mis creencias: si quería alumnos que además de contenidos crezcan en la Inteligencia Emocional, no iba a permitir que las únicas dos horas semanales que comparten en este espacio de aprendizaje e interacción, sean regidas por una máquina, perdiéndose así la posibilidad de conversar “cara a cara” sobre sus sentimientos, experiencias, anhelos, etc. Dudo que en lo cotidiano abunden espacios para los mencionados intercambios, los cuales ponen en juego  las inteligencias inter e intra personales,  bases fundamentales en el desarrollo de una buena Inteligencia Emocional.

Nuestro cerebro es social, por lo tanto, para desarrollar la Inteligencia Emocional necesita de otros cerebros“en vivo y en directo”.

El 85% de la comunicación se realiza de forma no verbal y, no puedo evitar preguntarme qué diría Paul Ekman, el gran estudioso y experto mundial en expresión facial y emociones, si leyese los mensajes de texto que se envían en la actualidad: ;), =), :), o), un poco simplista la simbología emocional, ¿no?

El lado oscuro entra en escena cuando  por “abusar” de la tecnología, perdemos la conciencia de la empatía: percibir lo que piensan y sienten los demás sin que nos demos cuenta. Enviamos permanentemente señales sobre nuestros sentimientos mediante tonos de voz, expresión facial, gestos y muchos canales no verbales. La capacidad de descifrarlas varía enormemente de persona a persona,  y en la comunicación virtual (e-mails, mensajes de texto y chats) estas señales no existen.

Además, las neuronas espejo juegan un papel primordial en el contagio emocional, son la base de nuestros comportamientos empáticos, y en el mundo virtual poco tienen para lucirse. (3)

“La empatía es el componente esencial  de la compasión. Tenemos que darnos cuenta qué le pasa a la otra persona, qué siente, para que se despierte la compasión. Este proceso finaliza cuando empezamos a tener sintonía, y continúa con el establecimiento de una empatía, la comprensión de sus necesidades, la preocupación empática y por fin la acción compasiva, cuando le prestamos ayuda.” (4)

Las tecnologías conectan:

Se reconocen los beneficios de la Web 2.0: el correo del correo electrónico, poder navegar en la web, estar conectados con el mundo. Es más, hasta nos permite cosas que en tiempos pasados hubiesen sido impensables como estudiar. Hoy las carreras “on-line” les dan acceso a muchas personas que por motivos personales, laborales, de distancia (incluso se puede estudiar en otros países), no podrían hacerlo de otra manera.

En este sentido, es importante tener en cuenta que el celular con los mensajes de texto suele ser muy útil también siempre y  cuando se tomen ciertos recaudos.

Las tecnologías que desconectan:

Al no tener el registro de la expresión de la persona con la que nos estamos comunicando, y por la inmediatez que implica mandar un mensaje de texto, un e-mail o un chat las personas solemos malinterpretar los mensajes que recibimos. Por ejemplo, esta rapidez, hace que comúnmente omitamos tipear una coma:

“La riqueza de la “coma” (5):

Una coma puede ser una pausa, o no:

“No, espere.”

“No espere.”

Puede hacer desaparecer tu dinero:

23,4.

2,34.

Puede crear héroes:

“Eso solo, él lo resuelve.”

“Eso, sólo él lo resuelve.”

Puede ser la solución:

“Vamos a perder, poco se resolvió.”

“Vamos a perder poco, se resolvió.”

Cambia una opinión:

“No queremos saber.”

“No, queremos saber.”

¡La coma puede condenar o salvar!

“¡No tenga clemencia!”

“¡No, tenga clemencia!”

La coma hace la diferencia entre dos puntos de vista.

“¿Cómo se relacionan los cerebros sociales cuando miramos un monitor y no directamente a otra persona?”

Contamos con una pista crucial sobre los problemas que presentan estas comunicaciones desde los inicios de Internet… Esta pista crucial son los mensajes ofuscados que se envían cuando la persona se altera un poco (o mucho) y la amígdala toma riendas de la situación, con lo que se escribe arrebatadamente y se hace “Click en Enviar” sin haberlo pensado bien.

A continuación, ese producto de secuestro amigdalino aparece en el buzón de entrada del otro individuo. El termino técnico más adecuado sería “ciberdesinhibición”, porque se ha comprobado que la conexión entre el cerebro social y la pantalla, libera el control que suelen tener sobre la amígdala las zonas pre-frontales, más razonables.” (4)

Esta “ciberdisinhibición” la he vivido no sólo con e-mails, sino mensajes de texto: personas que no se animan a “dar la cara” y, mediante un mensaje mandan sin ningún tipo de empatía y, por tanto, sin importar el efecto emocional que produce en la persona que lo recibe cualquier tipo de mensaje. Esto habla de una muy pobre inteligencia emocional, de un desarrollo de la empatía nulo, y, hasta me atrevo a decir,  falta de amor y compasión. Este tipo de “ciberdisinhibición”, puede llegar a causar graves problemas laborales, sociales y hasta familiares.

Conectando para trascender:

Como señala Shirky, que estudia redes sociales y la web en la Universidad de New York, “las redes sociales tienen un potencial inmenso para multiplicar nuestro capital intelectual. (6) Se trata de  una especie de “supercerebro”: el cerebro ampliado gracias a Internet.” Con todo esto, en su justa medida y con responsabilidad, con un verdadero y comprometido trabajo cooperativo se logran “supercerebros” que aprenden y producen elementos muy creativos, innovadores, interesantes…

Es, sin dudas, tarea de los educadores (padres y docentes) y  de capacitadores en empresas, ajustar estas conexiones y desconexiones que producen por el uso de la web 2.0 para que podamos aprovecharlas al máximo: para no creernos que las tecnologías que manejamos nos hacen mejores, sino para que nos ayuden, para aprender, poco a poco, a desarrollarnos como mejores seres humanos.

-En este artículo se ha utilizado metafóricamente el término “cerebro 2.0” haciendo una analogía entre dos términos (cerebro y Web 2.0), de tal manera que para referirse a uno de ellos se nombra al otro.-

Nota: “El término Web 2.0 (acuñado en 2004) comprende aquellos sitios web que facilitan el compartir información, la interoperabilidad, el diseño centrado en el usuario y la colaboración en la World Wide Web (www). Un sitio Web 2.0 permite a los usuarios interactuar y colaborar entre sí como creadores de contenido generado por usuarios en una comunidad virtual, a diferencia de sitios web estáticos (Web 1.0) donde los usuarios se limitan a la observación pasiva de los contenidos que se han creado para ellos.” (1)

Prof. Nse. Alejandra del Fabro

Oradora en Asociación Educar.

Fundadora del Instituto de Idio+delfabro.

Aplicando las Neurociencias, la metodología pedagógica de su instituto se basa en los procesos enseñanza-aprendizaje compatibles con la forma en la que aprende el cerebro.

Partner DANA Foundation, New York, USA.

Referencias:

(1) Definición de “Web 2.0”, fuente Wikipedia.

(2) Covey, Stephen  “Los siete hábitos de las personas altamente efectivas”  Paidós Ibérica (1989) y  “El 8º hábito” Paidós Empresa (2004).

(3) Rizzolatti, G. y Sinigaglia, C. “Las neuronas espejo. Los mecanismos de la empatía emocional” (2006) Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica.

(4) Daniel Goleman, “The Brain and the Emotional Intelligence: New Insights”, Kindle Edition, 2012

(5) Transcipción de Imagen publicada en Facebook, autor anónimo.

(6) Shirky, Clay, “Here Comes Everybody”, Penguin Press, New York 2008

Agradecimiento por corrección de texto: Prof. Nancy Díaz y Prof. Florencia Zambaglione.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El Discurso del Rey

  • 25/11/2012
  • Asociación Educar

En ella, el rey de Inglaterra, tartamudo desde su primera infancia, se encuentra a punto de dar su más importante discurso como monarca, el inicio de la guerra con Alemania. Un tomo vacilante, silencios entre palabras, martilleo sonoro, no es lo que espera escuchar un súbdito, especialmente cuando lo que le  pide a cambio es que arriesgue su vida.

Pero lo más sorprendente de esta situación, lo que nos concierne como docentes, lo que une a esta historia basada en un hecho real con las neurociencias, es la actitud de LIONEL LOGUE, quien entrena al monarca para mejorar su prosodia, desafiando al estrés que lo paraliza.

Todo aprendizaje que
queramos impartir seguirá un camino neural natural y pre establecido

Sin saberlo Logue, como tantos docentes de alma percibe que estar estresado, angustiado, exigido en demasía, no favorece  el aprendizaje cognitivo. Es a través de una ambientación acogedora, luminosa, haciendo que el rey respire aire fresco y se relaje, y por ultimo mirándolo a los ojos y pidiéndole que se olvide de todo y se lo lea a él, a su maestro como si fuera un amigo, que Logue logra que el Rey supere esa dura prueba.

A nivel neural, desarmar la tensión causada por el estrés hace que el cerebro cortical, funcione a pleno y  el alumno logre sus objetivos. Como en la película, en nuestras aulas, la luz natural, o en su defecto una buena luminosidad, una atmosfera agradable, que no genere sensación de displacer, que no encienda las redes del cerebro emocional que nos ponen alerta contra el peligro, hablar al maestro como un “aliado”, un generador de caminos, un observador de procesos, hace que el educando pueda llegar a utilizar su mayor potencialidad.

Todo aprendizaje que queramos impartir seguirá un camino neural natural y pre establecido. Un alumno que se siente inseguro, amenazado, en forma real o ficticia, activará redes en su cerebro emocional que harán que la información no pueda ser procesada por el cerebro cognitivo. Las acciones para las que está preparado en estado de alerta es el ataque, la huida, la inhibición de acción entre otras. Sabemos ahora que será necesario crear ámbitos cordiales, con normas de trabajo firmes pero posibles para que la naturaleza de nuestro cerebro deje fluir el conocimiento que queremos impartir hacia áreas de asociación y memoria a largo plazo.

 

 

Prof. Nse. Mirta Polla Rossi

Directora de la Cultural Inglesa Practical English Teaching de Quilmes.

Directora de la Formación de Neurosicoeducación y del curso de capacitación docente docente en Neurociencias de Asociación Educar en ingles.

Miembro de: British Neuroscience Association, Cambridge Neuroscience, The Danna Foundation, ASCD entre otros.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los motivos por los cuales deseamos lo que otros tienen

  • 02/10/2012
  • Asociación Educar

Todos en más de una oportunidad hemos deseado algo que otros tienen. Un nuevo estudio científico explica por qué las posesiones de otras personas siempre nos parecen mejores y deseamos tanto tenerlas.

Para el neurocientífico Mathias Pessiglione del INSERM de París, copiar los deseos y acciones de otras personas es un buen método para aprender acerca del medio ambiente, por ejemplo, comer una comida que los demás comen, es una manera simple de evitar la intoxicación alimentaria.

Para comprobar que sucede en nuestro cerebro cuando deseamos lo que otros tienen, Pessiglione y su equipo presentaron a un grupo de voluntarios dos videos, en uno se mostraban bombones sobre una mesa, en el segundo una mano escogía un bombón entre varios, a la par se monitoreaba la actividad cerebral de cada participante.

Luego estos debían calificar los dulces que vieron, el bombón mejor calificado fue el de la segunda presentación o sea el que elegía otra persona.  El mismo efecto se mantuvo al realizar el experimento con ropa, herramientas e incluso juguetes.

Los escáneres cerebrales revelaron que el desear las cosas que poseen otros parece tener sus bases en un doble sistema. Uno es el sistema de neuronas espejo o especulares (lóbulo parietal y corteza premotora), que se activan produciendo en nuestro cerebro un patrón neuronal similar a la acción que vemos realizar a otra persona, y el segundo sistema es el compuesto por el cuerpo estriado ventral y corteza prefrontal ventromedial que está involucrado en decidir que elemento tiene mayor valor.

Sin embargo, no todos los sujetos reaccionaron con igual intensidad ante los mismos estímulos, en otras palabras, no todo el mundo desea las mismas cosas y no todas las cosas se desean por igual. Según los especialistas, a mayor deseo mayor influencia social tendrá una persona ante un elemento.

Los investigaciones consideran que pueden llevarse adelante nuevos trabajos para comprender mejor este doble sistema, que consideran es la base de la envidia humana.

Más allá de si es la base o no de la envidia, es bueno reflexionar qué sucede en nuestra UCCM (unidad cuerpo cerebro mente) cuando nos vemos bombardeados por tantos estímulos que nos presentan, personas felices consumiendo productos que pueden ser nocivos para nuestra salud o bienestar. Nos debemos preguntar: ¿Los deseamos, buscamos conseguirlos, o somos capaces de tomar la decisión correcta?, al menos algo es claro, si comenzamos a neurosicoeducarnos y conocer estos sistemas estaremos más atentos a poder modelar nuestras conductas cuando deseemos cosas que de ningún modo garantizan nuestra felicidad y que por el contrario nos hacen sentir que siempre nos falta algo.

Fuente: Dr. Nse. Carlos Logatt Grabner Presidente de Asociación Educar.
Imagen:  bookgrl en Flickr

Descarga: el artículo completo en PDF

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las emociones influyen en la percepción

  • 12/09/2012
  • Asociación Educar

Las emociones y su expresión han despertado siempre gran interés a lo largo de toda la historia de la humanidad.

Aristóteles manifestaba: Cualquiera puede ponerse furioso… eso es fácil. Pero, ponerse furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta… eso no es fácil.  En la actualidad son muchos los científicos que tratan de descifrarlas y estudiarlas, entre los que se encuentra por ejemplo el reconocido Paul Eklman, en quien se baso la exitosa serie «Lie to Me» (Miénteme).

Ekman ha estudiado en profundidad la expresión facial de todas las emociones y al igual que otros investigadores comprobó que las denominadas emociones básicas o primarias, poseen iguales gestos característicos en todas las culturas.

La mayoría de los estudios relacionados con las expresiones faciales de la emoción, se han centrado en ellas como parte de un proceso de comunicación social.

Pero dos investigadores de la Universidad de Toronto, Adam Anderson y Joshua Susskind, buscaron ir más lejos para comprender los motivos de la expresión emocional, llegando a concluir que las gesticulaciones de miedo y asco, pueden tener un propósito que va más allá de la comunicación social, como lo es contribuir a una mejor percepción sensorial que garantice la supervivencia.

Para realizar su estudio, diseñaron en una computadora un rostro con cuatro expresiones diferentes: miedo, asco, felicidad y tristeza.

Las imágenes se fueron presentando a los voluntarios del trabajo, quienes a medida que las veían, debían imitar la expresión, mientras se  tomaba registro de la respiración y visión en cada uno de ellos.

Los científicos, encontraron que la expresión de miedo daba como resultado una notable ampliación de la visión periférica, mayor rapidez en los movimientos oculares y aumento del ritmo respiratorio, respuestas que contribuyen a percibir y responder rápidamente al peligro. La de aversión o asco, por el contrario limitaba la visión y el ritmo respiratorio lo que contribuiría a evitar que sustancias nocivas lleguen a ojos y pulmones.

Si bien los resultados parecen una obviedad, este trabajo fue el primero en demostrar que la expresión de miedo, por ejemplo, mejora la percepción sensorial algo que según los científicos ayudo a nuestros antepasados a sobrevivir y esta función es anterior a la función de comunicación social.

Descubrir el mundo de las emociones y su expresión es fascinante, saber que los gestos que las acompañan tienen como base orígenes tan remotos, debe maravillarnos y permitirnos tener presente, que cuando nos emocionamos nuestras percepciones se ven alteradas, lo que hace que los colores, olores y sonidos de una situación determinada los vivamos de un modo muy especial y personal.

Fuente:Nse. Marita Castro – Asociación Educar

 

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