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Publicaciones por autor

Laura Ruiz

59 Publicaciones
Laura Ruiz se graduó en Psicología en la Universidad de Barcelona en el año 2015, y posteriormente realizó un Máster en Psicopatología Clínica Infantojuvenil en la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente, está realizando el Máster en Psicología General Sanitaria en la Universitat de Lleida. Ha escrito para revistas digitales y portales de psicología y salud. Número de colegiada: Catalunya COPC 26993.
  • Salud Mental y Tratamientos

Qué es la psicosis y un brote psicótico

  • Laura Ruiz
  • 24/02/2022

Cuando existe una ruptura entre la consciencia y la realidad, se habla de psicosis. Este tipo de enfermedades mentales se encuentran entre las que se consideran de gravedad, y pueden llegar a afectar de manera muy seria la vida de quien las padece.

La aparición de brotes psicóticos se presenta en diversas patologías de la mente y puede ser debido a múltiples causas. Su aparición más frecuente suele darse en el momento en el que comienza la adultez, a los 25 años aproximadamente. Sin embargo, un brote psicótico puede aparecer a cualquier edad.

¿Qué es la psicosis?

Psicosis es el término que se emplea para referirse a los problemas de salud mental en los que el paciente pierde el contacto con la realidad. Esto implica serios problemas para poder comprender si lo que sucede alrededor es o no real. 

En este tipo de enfermedad los procesos de percepción y pensamientos se ven afectados, llegando incluso a imposibilitar a la persona para comprender lo que está pasando. Es frecuente tener alucinaciones, comprendiendo a estas como  una especie de «percepciones sin objeto» (Álvarez, 2013).

De acuerdo con Lacan (1958), se puede hablar de psicosis solamente al corroborar que en esta desconexión con la realidad existe una ausencia de todo déficit (motricidad, memoria, percepción, discurso y orientación) que pueda ser detectado a través de pruebas de capacidades.

¿Qué es un brote psicótico?

Los brotes psicóticos aparecen de manera temporal; implican una ruptura con la realidad. Eso sí, presentar un brote psicótico no implica necesariamente tener un diagnóstico de psicosis como trastorno mental. 

Síntomas de los brotes psicóticos

Las manifestaciones de los brotes psicóticos varían de persona en persona. Sin embargo, se hace evidente que existen cambios a nivel del estado anímico de quien los presenta. Algunos síntomas comunes son:

A nivel físico

  • Descuido de su apariencia física.
  • Falta de higiene personal.
  • Cambios en la manera de vestir.

A nivel mental/afectivo

  • Aparición de pensamientos confusos que pueden hacer difícil comprender lo que se habla. 
  • Bajo nivel de motivación para realizar actividades, incluso aquellas que resultan placenteras. 
  • Altos niveles de ansiedad.
  • Alucinaciones. 
  • Creencias falsas o delirios que generalmente carecen de coherencia y difieren de la realidad.
  • Sensación de sentirse extraño dentro de la realidad.
  • Cambios del estado de ánimo de forma brusca. 
  • Problemas para concentrarse en cualquier actividad.

A nivel conductual

  • Aislamiento social. Se evita asistir a las actividades diarias, como asistir a clases o al trabajo. 
  • Conducta desorganizada. 
  • Cambios en los hábitos de sueño.
  • Cambios conductuales sin explicación que pueden ir desde el letargo hasta una alta excitabilidad.

A nivel social

  • Evitación del contacto social con los demás. 
  • Problemas para interrelacionarse. 
  • Dificultades para comunicarse con las demás personas.

Causas de la psicosis

No existe una única causa para la aparición de los brotes psicóticos o la psicosis, pues esto responde a una gran variedad de factores. Se sabe que en muchos casos existe un componente genético importante.

Aunado a esto, es preciso tener en cuenta que el experimentar situaciones de trauma pueden llegar a desencadenar este tipo de problemas. Lo mismo sucede con el consumo de ciertas sustancias como el alcohol, las drogas e incluso debido a interacciones farmacológicas.  

Traumas físicos como accidentes, golpes, caídas, etc., pueden llegar a afectar el funcionamiento del cerebro, causando la aparición de delirios y alucinaciones, ambos síntomas relacionados a los brotes psicóticos.

¿Cómo se trata la psicosis?

El abordaje de la psicosis se debe llevar a cabo por profesionales de la salud mental, quienes serán los encargados de realizar primeramente un diagnóstico. El tratamiento de esta psicopatología incluye: 

Psicoterapia. Puede ser a nivel individual o grupal, e incluso ambas metodologías a la vez, que permitan comprender lo que sucede, ser conscientes del problema y los síntomas para tratar de llegar a la raíz del asunto.

Terapia farmacológica. Para el tratamiento de las psicosis, la farmacoterapia es fundamental, pues ayuda a conseguir un equilibrio  en la química cerebral y a aliviar e incluso suprimir por completo los síntomas asociados. Se debe ser en extremo cuidadoso con este tipo de tratamientos, y seguir al pie de la letra las indicaciones del médico tratante.

Apoyo familiar. Para las personas con psicosis es de gran importancia contar con apoyo familiar. Para esto es importante que los miembros de su círculo más cercano se eduquen al respecto y adquieran estrategias para poder hacer frente a los brotes psicóticos. 

¿Cómo actuar ante un brote psicótico?

Ante un brote psicótico puede llegar a ser muy difícil saber cuál es la manera indicada para actuar, en tanto no es posible saber lo que está sucediendo en la mente de quien presenta el brote.

Sin embargo, es importante dar contención, pero nunca de manera abrumadora, como intentar abrazar a la persona. Lo más recomendable es tratar de llevarlo a un lugar seguro y quitar los objetos con los que pueda llegar a hacerse daño a sí mismo o a terceros. 

No solamente se trata de alejar a la persona de cuchillos o armas, se trata de prever que pueda utilizar cualquier objeto cercano para defenderse o dañarse, en respuesta de las alucinaciones y/o delirios que pueda estar experimentando en ese momento. 

Si crees estar teniendo brotes psicóticos o sospechas que alguien pueda estar experimentándolos, no dudes en buscar ayuda profesional. Conversa acerca de los síntomas con tu médico o busca directamente ayuda terapéutica por parte de un psicólogo o un psiquiatra.

Los trastornos mentales son mucho más comunes de lo que la mayoría de las personas suelen pensar. Es importante contar con un diagnóstico adecuado y preciso para poder crear una estrategia de abordaje y recibir el tratamiento adecuado. 

Referencias bibliográficas:

  • Álvarez, J.M. (2013). Estudios sobre la psicosis. Pensódromo.
  • Lacan, J. (1958). De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis: 509-557.
  • Soler, C. (1992). Estudios sobre las psicosis . Ediciones Manantial.
  • Salud Mental y Tratamientos

Pruebas para evaluar la depresión: un listado y descripción de las mismas 

  • Laura Ruiz
  • 22/02/2022

La depresión es uno de los trastornos mentales más frecuentes y, a pesar de ello, su diagnóstico puede llegar a ser un poco complejo de realizar. Por esta razón, los especialistas de la salud mental se valen de recursos disponibles y estandarizados para realizar esta labor.

Las pruebas para evaluar la depresión son muchas e incluso puedes encontrar varias versiones en línea. Pero es importante tener en cuenta que los resultados de estos instrumentos no son de manera alguna un diagnóstico infalible. Esto requiere de la valoración de un experto en el área.

Algunas de las pruebas más utilizadas en la psicología clínica para evaluar la depresión: 

Escala Heteroaplicada de Hamilton para la Depresión (HRSD)

Se trata de un instrumento clínico creado en 1960, que fue diseñado para evaluar los síntomas relacionados a la depresión en los pacientes, además de servir como estándar para indagar su evolución. Es actualmente uno de los test más utilizados para la evaluación de esta psicopatología debido a su confiabilidad y validez.  

Consta de 21 ítems estratégicamente postulados para evaluar la depresión. En revisiones posteriores se redujo el número de ítems a 17, pero también se las puede encontrar de 24 e incluso de 6, siendo todas validadas. Cada respuesta se puntúa y se realiza una sumatoria final que indica la gravedad de los síntomas de depresión que presenta el paciente al cual se le aplica la escala. 

Según los resultados obtenidos se considera que un puntaje entre 0 y 7 equivale a la no presencia de depresión en el paciente, mientras que una puntuación entre 8 y 13 puntos indica depresión ligera/menor. Con 14 a 18 puntos se trata de depresión moderada, mientras de 19 a 12 sería depresión severa y un puntaje superior a 23 indica depresión muy severa.

Inventario de Depresión de Beck (BDI)

En 1961 Aaron T. Beck desarrolló un inventario que consta de 21 preguntas con opciones de respuesta múltiples, destinadas a evaluar la presencia y severidad de depresión en los pacientes, siendo este test uno de los aportes más importantes de este investigador psiquiatra que se conoce como el padre de la Terapia Cognitiva.

Actualmente se trata de uno de los test más utilizados debido a su confiabilidad. Ha sido validada en varios países y cuenta con traducciones en varios idiomas. A lo largo del tiempo pasó por diversas revisiones y mejoras hasta llegar a la versión del año 1996 que sigue siendo utilizada hoy en día para evaluar la depresión. 

Cada uno de los ítems se puede contestar con una escala valorativa del 0 al 3 que indicarán la severidad de los síntomas que se experimentan por parte del paciente con una temporalidad de al menos dos semanas. La puntuación final varía entre 0 hasta 63 puntos que indicarán el grado de severidad de la depresión. 

Montgomery Asberg Depression Rating Scale (MADRS)

La Montgomery Asberg Depression Rating Scale es uno de los instrumentos más utilizados para evaluar la depresión por parte de los profesionales de la salud mental, y es que se trata de una escala heteroaplicada que ha demostrado ser muy eficaz para evaluar los síntomas y severidad.

Cuenta con 10 ítems que deben ser presentados por un especialista mediante una entrevista. A través de ellos se indaga acerca de la presencia de síntomas emocionales y físicos que indican depresión y la severidad de los mismos en cuanto a su impacto en el desarrollo de la vida cotidiana de los pacientes. 

Existe una versión que se puede autoaplicar, y aunque ha demostrado ser bastante efectiva, es recomendable que su aplicación sea por parte de un profesional clínico experto en el área de la salud mental. A diferencia del test anterior, este no cuenta con límites de puntuaciones específicas que determinen un diagnóstico. 

Cuestionario sobre la Salud del Paciente (PHQ-9) 

Es un instrumento autoaplicable que ayuda a evaluar la presencia de síntomas relacionados a la depresión. Es una breve parte de la evaluación del módulo de depresión del Primary Care Evaluation of Mental Disorders Procedure, también conocido como PRIME-MD.

Cuenta con 9 ítems que indican síntomas, severidad y temporalidad. Evalúa la presencia de síntomas depresivos positivos, si se experimentan 1 o 2 en menos de la mitad de los días, mientras que habla de síntomas depresivos negativos cuando no hay presencia de tales. 

Indica síndrome depresivo mayor (SDM) en los casos en los que existan más de 5 síntomas durante más de la mitad de los días y otro síndrome depresivo (OSD), cuando los síntomas son entre 3 y 4 con una temporalidad menor. En ambos casos se evalúa la presencia de anhedonia.

Inventario de Salud Mental de 5 reactivos (MHI-5)

Este instrumento consta de 5 criterios evaluativos en una escala autoaplicable que permite determinar la presencia de indicadores de depresión en los pacientes. 

Este test se trata de una forma resumida del SH-36, en el que se evalúa una de sus 8 dimensiones. Es aplicable en poblaciones adultas y adolescentes con resultados confiables y actualmente se están realizando validaciones en diversas poblaciones en todo el mundo para su uso. 

Este inventario cuenta con 6 opciones para responder que indican la intensidad con la que se experimentan los síntomas que va desde nunca hasta todo el tiempo.  

Información importante a tener en cuenta

La depresión es una patología mental que puede ser grave y debe ser tratada de manera correcta pues, en caso contrario, las repercusiones pueden ser muy negativas. Es importante tener en cuenta que los instrumentos de evaluación representan solamente una guía para el especialista pero por si solos no representan ningún tipo de diagnóstico.  

Resulta imprescindible la evaluación e intervención de una persona calificada en salud mental para poder hacer el abordaje e indicar el tratamiento correcto de la depresión. Esto va mucho más allá de la aplicación de instrumentos clínicos, requiere de entrevistas y otras evaluaciones.  

Si tú o alguien a quien conoces presentáis síntomas relacionados a la depresión, busca ayuda en los especialistas de la salud mental (psicólogos y psiquiatras), quienes pueden ayudarte no solo con un diagnóstico, sino también con el tratamiento adecuado y comprensión de lo que está sucediendo. 

Referencias bibliográficas:

  • Buela-Casal, G. y Sierra, J.C. (1997). Manual de evaluación psicológica. Ed. Siglo XXI. Madrid.
  • Cohen, R.J. & Swerdlik, M.E. (2002). Pruebas y evaluación psicológicas. McGraw-Hill: Madrid.
  • Biografías

Elizabeth Loftus: la psicóloga que demostró que la memoria puede ser distorsionada al momento de intentar recordar eventos traumáticos

  • Laura Ruiz
  • 02/02/2022

Los procesos mnémicos, es decir, la memoria, han sido el centro de las investigaciones de un gran número de científicos. Entre ellos destaca un nombre: Elizabeth Loftus, una destacada psicóloga que ha dedicado una importante parte de su vida al estudio y comprensión de la memoria, convirtiéndose en un referente en la materia. 

“La memoria funciona como una página de Wikipedia: puedes entrar allí y cambiarla, pero también otras personas pueden.”, Elizabeth Loftus.

Vida personal 

Nacida en Los Ángeles, California el 16 de octubre de 1944, Elizabeth Loftus nació del matrimonio entre Rebecca y Sidney Fishman. A una temprana edad vivió un evento traumático que despertaría su interés a la hora de tratar de comprender el funcionamiento de la memoria.

Cuando tenía tan solo 14 años, su madre murió ahogada. Un evento que marcaría su vida, no solo por la pérdida inesperada, sino por ser el impulso necesario para plantearse interrogantes que la llevaron a investigar cómo funciona el proceso de la memoria y que tan confiables pueden ser los recuerdos.  

Sus recuerdo acerca de la muerte de su madre eran muy pocos, parecía haberlo reprimido, hasta que en una fiesta familiar alguien le comentó que ella había sido la primera en ver el cadáver de su madre y es entonces cuando comenzaron a llegar recuerdos a su mente.

“En la vida real, así como en los experimentos, la gente puede llegar a creer cosas que nunca sucedieron.”, Elizabeth Loftus.

Sin embargo, esto fue desmentido por otro familiar, su tía, quien fue la primera en verla. Entonces Elizabeth Loftus se sintió muy contrariada al darse cuenta que la historia que ella creía recordar como real, no era cierta y se cuestionó si las personas recordaban realmente lo vivido.  

Estudios

En 1966, Loftus se licenció en psicología y en matemáticas en la Universidad de Los Ángeles, continuando sus estudios de doctorado en la Universidad de Stanford. En los años 80 comenzó su trabajo con la memoria, estudiando casos de menores víctimas de abuso.

Se enfocó en estudiar los recuerdos de situaciones traumáticas y como estos emergen al consciente luego de ser reprimidos. Un interesante estudio de la memoria a largo plazo. 

Elizabeth Loftus ha creado una base importante para el estudio de la memoria en testigos (Sampedro-Galera 2017), lo que ha ampliado el panorama acerca de la fiabilidad de los recuerdos de las personas acerca de determinados sucesos que aún hoy en día siguen teniendo gran relevancia. 

Investigaciones

Las investigaciones de Loftus han servido de base para estudiar las implicaciones mnémicas en muchos casos, no solo en lo relacionado con el ámbito legal, sino también, en procesos relacionados con la respuesta a traumas y su incidencia en trastornos mentales como la disociación y el trastorno por estrés postraumático (Cazabat, 2003).

Es preciso tener en cuenta que para el momento de la realización de sus estudios, la psicología cognitiva comenzaba apenas a comprender el funcionamiento del cerebro, siendo la memoria uno de los grandes enigmas. 

Pero esto no detuvo a Elizabeth Loftus. Con gran determinación se propuso comprender los procesos mnémicos, explicando que la memoria no es infalible, que los recuerdos se pueden distorsionar y que incluso es posible introducir falsos recuerdos y que la persona asegure haberlo vivido. 

Los estudios acerca de la memoria de los testigos, no se tratan de algo novedoso, pues antes de Loftus, investigadores como Catell (1895) realizaron experimentos a fin de demostrar que no todos los testigos son confiables en sus declaraciones. Esto debido a que la memoria no es algo infalible. 

Pero, gracias a su trabajo, se ha convertido en un referente del campo de la memoria y una experta en el área, sirviendo como perito de investigaciones forenses.

Su principal enfoque ha sido la comprensión del proceso de almacenamiento de la memoria a largo plazo, comprendiendo la semántica de la organización de los recuerdos, principalmente aquellos que han sido reprimidos por experiencias traumáticas.

La memoria

Para Elizabeth Loftus la memoria es un proceso mental bastante complejo, que requiere de una comprensión y un estudio mucho más profundos de lo que algunos pueden pensar.

Al ser un tema de interés para ella, Loftus comenzó a estudiar de manera empírica los procesos de almacenamiento de memoria a largo plazo, tomando como fuente varios casos legales. Analizó los testimonios teniendo como premisa la información engañosa que se podía presentar.  

La memoria puede distorsionarse

Sus estudios evidenciaron que la memoria puede verse distorsionada al momento de intentar recordar eventos traumáticos, llegando a integrar falsos recuerdos que la persona puede llegar a creer reales. Este fenómeno se presenta especialmente en casos en los que se han presentado abusos sexuales. 

Según Elizabeth Loftus el sistema judicial debería tomar el mismo nivel de interés en preservar las evidencias mnémicas que las físicas. Para ella, los testigos no son 100% fiables, incluso los de las víctimas.

Los recuerdos pueden ser influenciados con preguntas sugerentes, afectando la confiabilidad de lo que se dice, independientemente de que la persona sea lo más honesta posible o no. Con esto ha dejado muy en claro que la memoria no funciona como un computador, sino que se trata de un sistema complejo. 

Conservar de manera intacta los recuerdos parece ser un imposible, pues son muchos los factores que pueden influir en la manera en la que se recuerdan las vivencias. Uno de los más llamativos es la cualidad del cerebro de completar los espacios vacíos.

De manera inconsciente, el cerebro busca crear  recuerdos falsos para llenar los espacios que no recuerda o que no tuvo la información completa. Esto, sin duda alguna, puede llegar a cambiar completamente el recuerdo de algún evento.  

“El hecho de que alguien crea que recuerda algo en detalle, con confianza y con emoción, no significa que realmente eso haya sucedido”., Elizabeth Loftus.

Experimentos

Para tratar de comprender la memoria, Elizabeth Loftus llevó a cabo varios experimentos. Entre los que se destacan:

El experimento de los coches. Junto con J. C. Palmer, en el año 1974, Loftus presentó un video de dos coches chocando a un grupo de 45 voluntarios para luego preguntarles que habían visto. 

En cada caso utilizaron una formulación distinta de la pregunta que les invitaba a recordar lo que acababan de ver. Al estudiar las respuestas, notaron que las palabras usadas en el enunciado influenciaron en el tipo de respuesta de los participantes. 

El experimento del centro comercial

En 1995 junto con Pickrell realizó un experimento en el que se les presentaban 4 recuerdos a los participantes. 3 de ellos eran reales (contados por sus familiares) y uno era un recuerdo falso de haberse perdido en un centro comercial. 

Al cabo de un par de días se les volvió a preguntar acerca de esos eventos  y 1 de cada 4 decían recordar detalles de cuando se perdieron en el centro comercial (algo que jamás les pasó).

Contribuciones a la psicología

La principal contribución de Loftus a la psicología ha sido la comprensión de la memoria, entendiendo su maleabilidad. Esto ha marcado un precedente para muchos investigadores de los procesos cognitivos.

Sus estudios han tenido incidencias en los procesos legales de testigos. Y gracias a su trabajo ha sido considerada como una de las mejores psicólogas del mundo.  

 “Para ser cauteloso, uno no debe tener una gran confianza como garantía absoluta de nada.”, Elizabeth Loftus.

Referencias:

  • Cattel, J. (1895). Measurement of the accuracy of recollection. Science (20), 761-776.
  • Cazabat, E. H. (2003). Del trastorno por estrés postraumático a la disociación. Un espectro de respuestas al trauma. Recuperado: Del trastorno por estrés postraumático a la disociación (psicotrauma.com.ar) 
  • Herscovici, P. (2014). Falsa memoria. De Familias y Terapias, 23(37).
  • Sampedro-Galera, I. M. (2017). Psicología Cognitiva y Memoria de Testigos. Recuperado: https://hdl.handle.net/10953.1/6097
  • Biografías

Margaret Floy Washburn: La primera mujer en obtener el doctorado en psicología

  • Laura Ruiz
  • 18/01/2022

Margaret Floy Washburn fue la primera mujer que llegó a alcanzar un título como doctora en psicología. Sus estudios estuvieron enfocados en el comportamiento animal además de mostrar un marcado interés en la teoría motora del desarrollo.

Una mujer fuerte con un carácter muy amable que logró abrirse paso en un mundo dominado por los hombres, llevando siempre su estandarte de lucha por la igualdad de derecho para las mujeres, principalmente en lo que concierne al acceso a la educación.

Gracias a su gran inteligencia y determinación, se convirtió en presidenta de la APA (Asociación Americana de Psicología).

“Nada en el mundo es tan convincente a las emociones como la mente de otro ser humano”, Margaret Floy Washburn.

Vida personal

Margaret Floy Washburn nació en Nueva York, en el año 1871, el 25 de julio. Creció en una familia acomodada, sin mayores problemas. Su infancia estuvo marcada por las constantes mudanzas debido al trabajo de su padre quien se desempeñaba como pastor (Iglesia anglicana) y tenía que asistir a las congregaciones que le eran asignadas.

Margaret fue la única hija de sus padres y al tener que cambiar de residencia de manera frecuente no pudo establecer relaciones de amistad duraderas con sus pares. Sin embargo, se puede especular que fue justamente esto lo que despertó su interés por los estudios, siendo siempre una alumna destacada desde que comenzó sus estudios primarios a los 7 años de edad.

Su distintivo carácter dócil contrastaba con la ferocidad de su insistencia para que le permitieran estudiar una carrera, lo que la llevó a ganarse el aprecio de muchos psicólogos de su época, llegando incluso a ser miembro de la Academia Nacional de Ciencias, siendo la segunda mujer en lograr este puesto.

Tuvo una vida muy interesante, llena de pasión por aprender y comprender la conducta tanto animal como humana. Supo sortear con éxito las vicisitudes que se presentaron en su camino, haciendo frente a la discriminación de la cual fue víctima por ser mujer. 

Se dedicó a aprender, a estudiar y a enseñar, con una carrera fructífera hasta el momento de su muerte en 1939, cuando falleció en Poughkeepsie, Nueva York, en su propia casa.

Estudios 

Siendo una de las mejores estudiantes, Margaret Floy Washburn al culminar sus estudios de secundaria, decide estudiar psicología, pero esto no sería nada fácil, debido a que los cánones de la época establecían que los estudios universitarios eran exclusivos para los hombres y el papel de la mujer estaba en el cuidado del hogar y la crianza de los hijos. 

Pero Margaret no se dejó guiar por lo establecido y se dirigió a la Universidad de Columbia para formarse como psicóloga. La elección de esta casa de estudios se debió a que allí trabajaba James McKeen Cattell como profesor quien es uno de los psicólogos más importantes de su época. 

A pesar de ser una alumna brillante y excepcional, Margaret Floy Washburn no fue aceptada en la universidad debido al hecho de ser una mujer. Pero esto no la desanimó y continuó insistiendo con fervor para que la dejaran estudiar allí.

Gracias a su constancia y dedicación, a Margaret Floy Washburn se le permitió asistir a clases pero solo podía asistir como oyente. Allí su avidez de conocimiento se hizo evidente y fue el mismo J. M. Cattell quien la incentivó a dirigirse a otra institución, la Universidad de Cornell, en donde afortunadamente sí fue aceptada.

Allí, estuvo bajo la tutela de Titchener (quien fue pieza clave en su formación como psicóloga) y realizó investigaciones de carácter experimental que le valieron la obtención de su maestría gracias a su trabajo de: ‘métodos de equivalencia en la percepción táctil’. 

Todo esto llevó a Margaret Floy Washburn a continuar investigando y realizar su tesis sobre ‘influencia de las imágenes visuales en los juicios de distancia táctil y dirección’ que le ameritó su doctorado en psicología, siendo la primera mujer en lograrlo.  Su trabajo se publicó en el Philosophische Studien en 1895 gracias a que su profesor lo envió.

Margaret Floy Washburn: una mujer luchadora

La vida de Margaret Floy Washburn fue marcada por su carácter justo y amable (cualidad destacada por quienes la conocieron) que buscaba siempre ser conciliador.

Gracias a su esfuerzo y trabajo arduo a pesar de los inconvenientes y contra todo pronóstico, fue aceptada como parte del club de experimentalistas como una de ellos. Un verdadero logro para la época.

Durante toda su vida continuó luchando por la apertura de los espacios científicos para las mujeres, a la vez que intentaba unificar dos corrientes dentro del estudio de la conducta humana y animal: los procesos mentales e internos (cognición y procesos emotivos) junto con la corriente conductista altamente objetiva y enfocada en lo observable.  

Según Woodworth (1948) Margaret Floy Washburn fue la responsable de la edición de varios diarios en su natal Estados Unidos, destacándose el Diario Americano de Psicología, del cual estuvo a cargo durante 36 años, realizando una labor impecable. En el año de 1921 se convirtió en presidenta de la Asociación Americana de Psicología (siendo la segunda mujer en lograrlo), continuando con su loable labor. 

Después de muchas trabas y dificultades, el trabajo de Margaret Floy Washburn fue reconocido por sus colegas en su época pero, a pesar de ello hoy en día se le da muy poco valor a sus aportes sin darle el mérito que se merece toda su trayectoria, no solo en lo concerniente a la psicología, sino también en la lucha por los derechos de igualdad para las mujeres.

Aportaciones a la psicología

En el año 1908 publica el título “La mente animal: un libro de texto de Psicología Comparada”, un texto en el que Margaret Floy Washburn asienta sus investigaciones acerca de la relación entre los sentidos (vista, olfato, gusto, tacto y oído) y diversas actividades.

Todo esto como resultado de numerosas investigaciones experimentales que realizó en su carrera. Para la época, este tipo de estudios se solían realizar únicamente con ratas como sujetos de prueba, pero Margaret Floy Washburn fue un paso más adelante llegando a investigar poco más de 100 especies diferentes para comprender y explicar su conducta. 

Más adelante, publica su trabajo llamado: “Movimiento e imaginería mental” en el año 1917, en el que trata de explicar la conciencia y la actividad mental, llegando así a formular su teoría motora dualista.  Este trabajo fue una verdadera revolución para la época, pues une dos corrientes opuestas hasta el momento, el conductismo (objetivo, experimental y de introspección) junto con los procesos cognitivos, incluyendo (sin mucho énfasis) las emociones. 

Además de haber realizado aportes importantes al campo de la investigación científica de la conducta, uno de los mayores aportes de Margaret Floy Washburn fue el lograr visibilizar a la mujer dentro de los espacios académicos, marcando el camino para que otras científicas pudieran formarse dentro de un mundo que hasta entonces, había sido exclusivo del género masculino.

Referencias:

  • Annin, E. L., Boring, E. G., Watson, R. I.  (1968). Important psychologists, 1600–1967. Journal of the History of the Behavioral Sciences, 303–315.
  • Peña, R. (2015). La influencia de las primeras psicólogas norteamericanas en la historia de la psicología. Revista de Historia de la Psicología, 36(2), 31-46.
  • Pillsbury, WB (1940). Margaret Floy Washburn (1871-1939). Psychological Review, 47 (2), 99–109. https://doi.org/10.1037/h0062692SOS 
  • Woodworth, R. (1948). Biographical memoir of Marrgaret Floy Washburn 1871-1939. National Academy of Sciences. Vol XXV
  • Biografías

Gordon Allport: aportes al campo de la teoría de la personalidad

  • Laura Ruiz
  • 23/12/2021

Gordon Willard Allport, psicólogo estadounidense, es uno de los nombres más importantes del campo de la psicología de la personalidad, y es considerado por muchos como el padre de la misma. 

Su trabajo se enfocó en la aplicación de métodos pertenecientes a las ciencias sociales a sus investigaciones de psicología, dejando a un lado la corriente conductual y la psicoanalítica, lo que permitió la creación de la escala de valores.

Su obra, Personalidad: una interpretación psicológica, publicada en 1937, sigue siendo actualmente una guía para los especialistas en la salud mental.

Vida personal

Gordon Willar Allport nació en Montezuma, Indiana (Estados Unidos), el 9 de octubre del año 1897. Hijo de Nellie Edith Allport y John Edwards, fue el menor de 4 hermanos.

Durante sus primeros años de vida y por diversos motivos, tuvo que mudarse muchas veces hasta llegar a Ohio, donde se estableció. Allí acudió a la escuela primaria mientras que su padre trabajaba como médico rural. Al ver las pésimas condiciones de los hospitales de la zona, su padre convirtió su casa en una suerte de hospital improvisado.

Esto significó que la cotidianidad de Gordon Allport transcurriera entre personal e instrumentos médicos, e incluso, llegó a prestar sus servicios desde niño colaborando en algunas actividades.

Todo esto despertó su temprano interés por la atención a pacientes. Por años, el padre de Gordon Allport fue interpelado por investigadores que afirmaban que ejercía de manera errónea la medicina. Incluso, Samuel Hopkins Adams logró descubrir que el médico diagnosticaba y medicaba a los pacientes a través de cartas, sin una revisión real. 

Por otra parte, su madre ejercía la docencia en un colegio donde se enfocaba en ofrecer una enseñanza en valores. Estos mismos valores eran los que enseñaba en casa a sus hijos. Todos crecieron en un ambiente protestante, siguiendo una ética de trabajo arduo. 

A pesar de tener una niñez solitaria, fue bastante exitoso dirigiendo un negocio cuando era apenas un adolescente. Allí se dedicaba a realizar impresiones, al mismo tiempo que continuaba con sus estudios y trabajaba como editor del periódico escolar.

En 1915 consigue graduarse, y debido a su buen nivel académico, gana una beca para estudiar en la Universidad de Harvard. Cabe destacar que no era el primero de su familia en asistir al renombrado instituto. Su hermano, Floyd Henry Allport, también lo hizo. Allport murió el 9 de octubre de 1967 en Cambridge, Massachusetts.

Harvard, una nueva etapa

Ingresar a la Universidad de Harvard marcó un antes y un después en la vida de Gordon Allport. El nuevo ambiente le presentó una realidad diferente a la que tuvo en su hogar. El clima y los valores que allí se manejaban eran muy diferentes a los que acostumbraba.

Un dato curioso acerca de su paso por Harvard es que la primera opción de estudio para Allport no fue la psicología, como lo fue para su hermano mayor. En 1919 obtuvo su diploma en Economía y Filosofía. Sin embargo, su interés por los asuntos sociales estuvo siempre presente.

Esto se ve reflejado en su participación constante en actividades relacionadas con la Sociedad de la Familia. Además, fue el encargado de un club de chicos en Boston, al mismo tiempo que apoyaba a estudiantes extranjeros y los servicios de voluntariado en vigilancia.

Formación académica

Gordon Allport se formó como psicólogo en la Universidad de Harvard, obteniendo su diploma en el año 1919. Durante su formación prestó servicio en el Student Army Training Corps (como militar) y dedicó gran parte de su tiempo al trabajo con estudiantes extranjeros en servicio social.

Dentro de Harvard, se dedicó a promover el movimiento interdisciplinario que resultó en la creación del departamento de ciencias sociales. De igual manera, fue el encargado de redacción y director del Journal of Abnormal and Social Psychology.

También tuvo un papel importante dentro de la American Psychological Association, desempeñándose en el área de intercambios y ayuda a estudiantes extranjeros. 

“El científico, por la misma naturaleza de su compromiso, crea más y más preguntas, nunca menos. De hecho, la medida de nuestra madurez intelectual, sugiere un filósofo, es nuestra capacidad para sentirnos cada vez menos satisfechos con nuestras respuestas a mejores problemas”, Gordon Allport.

Docencia e investigación

Al finalizar sus estudios en la Universidad de Harvard, Gordon Allport se dedicó a dar clases en Turquía, en el Robert College de Estambul. Allí fue el facilitador de cátedras como filosofía y economía. 

En 1920 vuelve a su Alma Mater donde consigue su doctorado, y junto con su hermano, Floyd Henry Allport (un renombrado psicólogo social), escriben y publican: Rasgos de Personalidad: Su Clasificación y Medición (Personality Traits: Their Classification and Measurement).

Su enfoque novedoso de la personalidad difiere del de sus antecesores al incluir las emociones y experiencias infantiles. Además, presta especial atención a factores culturales y religiosos para explicar la personalidad.  

Su marcada trayectoria académica le valió el ganar una de las más prestigiosas becas: la Sheldon Travelling Fellowship, también conocida como: «un segundo amanecer intelectual». Gracias a esto, se forma en la Escuela Gestalt en Alemania. 

Desde 1930 hasta el final de sus días, Gordon Allport fue docente en la Universidad de Harvard. 

Teoría de la personalidad 

Gordon Allport se presenta como un fuerte detractor de las teorías planteadas por Freud acerca de la personalidad. De igual manera, rechaza las teorías conductistas de la época al pensar que no se enfocaban en aspectos importantes y determinantes. 

Para Allport (1977) la personalidad es: «la organización dinámica dentro del individuo de aquellos sistemas psicofísicos que determinan su adaptación al ambiente». Para el autor los determinantes conscientes son muy importantes, al igual que la coherencia del comportamiento al momento de estudiar la personalidad.

Esto significa que cada individuo en particular cuenta con una personalidad diferente a la de los demás, aunque puedan coincidir en algunos aspectos, a los que llama ‘rasgos’. 

Según palabras de Allport, citado por Cloninger (2003), estos rasgos son un «sistema neuropsíquico generalizado y focalizado, capaz de ofrecer muchos estímulos funcionalmente equivalentes y de preparar y dirigir formas coherentes de comportamiento adaptativo y expresivo». 

En su teoría de los rasgos de la personalidad, logró clasificarlos en: 

  1. Rasgos cardinales. Los predominantes, son innatos y acompañan al individuo durante toda su vida. 
  2. Rasgos centrales. La base de la personalidad. 
  3. Rasgos secundarios. Relacionados con preferencias o actitudes individuales.

Aportes

La carrera profesional de Gordon Allport tiene un impacto importante en el área de la psicología aún hoy en día. Gracias a sus trabajos podemos comprender temas que son extensos y complejos como la influencia de la religión, los prejuicios, el rumor, entre otros. 

Creó la escala de valor y sus investigaciones arrojaron luz sobre las estructuras complejas que forman parte de la personalidad de los individuos. Todo esto con un nuevo enfoque más amplio que el psicoanálisis y el conductismo, siguiendo vigente en la actualidad. 

“El amor, incomparablemente el mejor agente psicoterapéutico, es algo que la psiquiatría profesional no puede por sí sola crear, concentrar ni liberar”, Gordon Allport.

Referencias: 

  • Allport, F. H., & Allport, G. W. (1921). Personality Traits: Their Classification and Measurement. The Journal of Abnormal Psychology and Social Psychology, https://doi.org/10.1037/h0069790.
  • Allport, G.W. (1961). Pattern and Growth in personality. New York: Holt.
  • Allport, G. W. (1977). Psicología de la personalidad. Psicología de la personalidad (pp. 576-p). 
  • Cloninger, S. (2003). Teorías de la personalidad (tercera edición). México: Pearson Educación.
  • Rasgo de personalidad. (s.f.). Psiquiatría.com. Recuperado el 17-12-2021 de https://psiquiatria.com/glosario/index.php?wurl=rasgos-de-personalidad 
  • Traver Ferreres, R. M. (2015). Los procesos de apego y la conformación de la personalidad. http://hdl.handle.net/10234/136825
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Depresión: definición, causas y tipos

  • Laura Ruiz
  • 21/12/2021
photo of man sitting on concrete wall barrier

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), entre el 8% y el 15% de las personas sufrirán depresión a lo largo de su vida, y actualmente, 350 millones de personas sufren depresión en todo el mundo. También según la OMS, actualmente este trastorno mental es la principal causa de discapacidad en todo el mundo.

Sin embargo, pese a esto, existe aún hoy en día mucha desinformación al respecto. Y es que muchas personas suelen confundirla con sentirse tristes o melancólicos.

El término depresión suele utilizarse de forma general para describir a los trastornos depresivos, pero es importante tener en cuenta que no todos son lo mismo y cada uno de ellos tiene diferente sintomatología.   

La depresión es una de las principales patologías atendidas en atención primaria de la salud mental en el mundo entero, y, como hemos adelantado, es la mayor causante de discapacidades producidas por trastornos mentales. Pero, ¿qué más sabemos sobre la depresión?

¿Qué es la depresión?

Se trata de un trastorno del estado de ánimo en el que la sensación de tristeza y abatimiento son constantes. No se siente placer o interés por ninguna actividad y aparecen algunos síntomas somáticos. 

Es importante tener en cuenta que sentirse de esta manera no es necesariamente señal de tener depresión, pues para que se le considere como tal, debe cumplir con ciertos parámetros y temporalidad.  

Para su diagnóstico se utilizan los criterios establecidos por la Asociación Americana de Psiquiatría en su Manual Diagnóstico y Estadístico, más conocido como DSM-5, y el CIE-10, que muestra la Estadística Internacional de  Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud.

Es necesario que la persona presente por lo menos 5 de los síntomas descritos en los manuales, por un período consecutivo de mínimo 2 semanas, para que pueda ser considerado como depresión.

Las afectaciones de la depresión van mucho más allá del estado de ánimo, pues incluyen cambios físicos, alteraciones cognitivas, como dificultades para concentrarse, alteraciones de los patrones de sueño, entre otros que más adelante explicaremos.  

Es mucho más frecuente en mujeres que en hombres, principalmente antes de los 45 años. Esto no quiere decir que un hombre o un adulto no puedan padecerla, pues la depresión no discrimina. Se puede presentar en adolescentes, ancianos e incluso en niños.

Causas de la depresión

Hasta el momento se desconoce la causa exacta de la aparición de la depresión, sin embargo, se sabe que existen factores intrínsecos y extrínsecos que juegan un papel fundamental.

Estudios como el de Campagne (2012), publicado en la revista SEMERGEN (Medicina de Familia), demuestran que factores sociales, orgánicos y ambientales, pueden tener influencia en la aparición de la depresión. No obstante, a pesar de no haber un criterio único en cuanto a la causa de la depresión, se sabe que el factor hereditario es muy importante.

Se han identificado diferencias físicas en el cerebro de las personas con depresión que junto con alteraciones de la química cerebral causan cambios en los efectos y funcionamiento de los neurotransmisores además de un desequilibrio hormonal que pueden ser los causantes de su aparición. 

Aunque no existe un consenso en relación con las causas, se sabe que hay algunos factores de riesgo que incrementan la posibilidad de presentar depresión, entre los que se encuentra:

  • Experimentar situaciones traumáticas.   
  • Algunos rasgos de personalidad. 
  • Estar expuesto a mucho estrés. 
  • Antecedentes familiares de depresión u otro trastorno mental. 
  • Enfermedades crónicas o terminales. 
  • Abuso de sustancias o medicamentos. 

Síntomas de la depresión

La depresión puede presentarse una sola vez en la vida pero es poco frecuente. Generalmente la persona diagnosticada con este trastorno presenta varios episodios en los que puede presentar síntomas como:

  • Pérdida de interés por actividades que antes le resultaban placenteras. 
  • Bajo estado de ánimo.
  • Irritabilidad y frustración por cosas que antes parecían sin importancia.
  • Fatiga constante o cansancio.
  • Cambios en los patrones de sueño (exceso de sueño o dificultad para dormir).
  • Cambios en el apetito y peso. 
  • Pensamientos recurrentes acerca de la muerte o suicidio.
  • Sentimientos de desesperanza e inutilidad.
  • Inactividad. 
  • Ansiedad. 
  • Sentimientos de odio hacia sí mismo. 
  • Pérdida de interés en la actividad sexual. 
  • Dificultades para concentrarse.
  • Dificultades para recordar.  
  • Cambios en los movimientos. (más rápidos o enlentecidos).

En el caso de los niños y adolescentes, los síntomas pueden tener algunas diferencias, y es por esto que es de suma importancia estar atentos a cualquier cambio en la conducta como estar irritables, llorar por todo, estar muy apegados a alguien, e incluso negarse a ir a lugares como la escuela o guardería. 

El retraimiento social puede ser esperado durante la adolescencia, al igual que varios de los síntomas que se asocian a la depresión, lo que dificulta a veces que los padres puedan notar que algo no anda bien y buscar ayuda. 

Estos síntomas pueden llegar a causar un deterioro significativo en la vida cotidiana de quien tiene depresión, repercutiendo en sus actividades diarias como trabajar, asistir a clases, compartir con familiares o amigos, etc.  

Tipos de depresión

No existe un único tipo de depresión, y conforme avanzan los estudios, se han logrado clasificar en diferentes cánones, siendo los principales: depresión mayor y trastorno depresivo persistente. 

En el caso del trastorno depresivo persistente los síntomas se presentan por un largo periodo de al menos 2 años en los que su intensidad varía y pueden tener en algunos momentos depresión mayor.

Por otra parte, se habla de depresión mayor cuando los síntomas son tan exacerbados que interfieren con la realización de las actividades de la vida diaria y su duración puede ser de semanas o incluso meses. 

Además de estas clasificaciones, existen otros tipos de trastornos depresivos, como:

  • Trastorno afectivo estacional (también conocido como TAE) que se presenta en épocas de otoño-invierno.
  • La depresión posparto, similar a la depresión mayor, comienza después del parto.
  • Trastorno disfórico premenstrual o TDPM, son síntomas asociados a la depresión cuya aparición comienza antes de la menstruación y se desaparecen al terminar el ciclo. 
  • Depresión mayor con características psicóticas, en estos casos se presenta una psicosis, es decir, falta de contacto con la realidad. 
  • Trastorno depresivo debido a otra enfermedad, cuando su aparición depende de otra patología. 
  • Trastorno depresivo inducido por sustancias/fármacos. Algunos medicamentos o sustancias ilícitas pueden causar cambios en la química del cerebro. 
  • Trastorno bipolar. Una parte del trastorno bipolar se caracteriza por presentar depresión durante un periodo de tiempo seguido de una fase maníaca.

Conclusión

Sentir tristeza o desesperanza en algunos momentos de la vida es normal, pero cuando esta sensación es constante y no desaparece e incluso llega a afectar el desempeño de las funciones diarias, es momento de buscar ayuda profesional. 

Muchas veces, para los familiares y amigos cercanos es complicado saber cómo actuar en estos casos y es justo allí en donde el terapeuta es de gran ayuda para dar orientaciones al respecto.

La psicoterapia, junto con la terapia farmacológica, son intervenciones fundamentales para lograr superar la depresión. Por esto es importante siempre acudir a profesionales. Por otro lado, la actividad física también puede ser un buen apoyo para ayudar a que te sientas mejor. 

Los medicamentos ayudan a equilibrar la química del cerebro y a que los neurotransmisores actúen de manera correcta para poder aliviar los síntomas, mientras que la psicoterapia ayuda a encontrar la raíz del problema, a la par que ofrece herramientas útiles para identificar los detonantes de los estados depresivos.   

Referencias:

  • American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
  • Campagne, D. M. (2012). Causas orgánicas y comórbidas de la depresión: el primer paso. SEMERGEN-Medicina de Familia, 38(5): 301-311.
  • Mayo Clinic. Libro de Salud Familiar. (2018). 5ª edición. Mayo Clinic Press.
  • Organización Mundial de la Salud. (s.f.). Depresión.
  • Salud Mental y Tratamientos

Trastornos de la conducta alimentaria (TCA)

  • Laura Ruiz
  • 16/12/2021

Los trastornos de la conducta alimentaria, también conocidos como TCA por sus siglas, son trastornos psicológicos de gravedad que implican cambios anormales en la ingesta de comida. Puede ser un consumo en exceso o la evitación total de los alimentos. 

Sus repercusiones pueden llegar a afectar gravemente la salud física de quienes los padecen, causando patologías como fallas renales o cardiacas, entre muchas otras, que pueden llegar a enfermar seriamente a la persona e incluso causar su muerte.

El tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria requiere de la intervención de un equipo multidisciplinario para abordar las diversas problemáticas que implican, como un asesor nutricional, médicos especialistas, psicólogos y psiquiatras. 

“Un exterior saludable comienza en tu interior”, Robert Urich.

Población de riesgo

Los trastornos de la conducta alimentaria no son exclusivos de un género o grupo etario. Cualquier persona puede desarrollar este tipo de patologías en cualquier momento de la vida. Sin embargo, estudios como el de Álvarez-Malé et al. (2015), publicado en Nutrición Hospitalaria, afirman que su aparición es más común en mujeres en edades comprendidas desde la adolescencia hasta la adultez. 

Es posible que esto se deba al alto nivel de exigencia estética que existe hacia las mujeres, principalmente aquellas que se desempeñan en actividades como la gimnasia, el ballet, la natación, etc., en donde se espera una contextura corporal bastante delgada.

Tipos de trastornos de la conducta alimentaria

En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, en su quinta edición (DSM-5), se encuentran recopilados todos los trastornos de la conducta alimentaria y los criterios diagnósticos de cada uno de ellos.

Entre los tipos de trastornos de la conducta alimentaria más comunes se encuentran:

Trastorno por atracón

Se presenta cuando la persona come sin control cantidades de comida que sobrepasan el consumo normal. Esto se da en un breve periodo de tiempo durante el cual se ingieren alimentos de manera compulsiva. Al terminar de comer, suelen presentarse sentimientos de vergüenza, frustración, rabia y tristeza. 

Comúnmente, luego de los atracones se realizan purgas (vomitar o consumir laxantes) o se incrementa de manera desmedida la realización de actividad física en un intento de compensar la gran cantidad de alimentos que se han comido. 

“La moderación es la única regla de una vida saludable. Eso significa moderación en todas las cosas sanas”, Herbert Shelton

Anorexia nerviosa

En este tipo de trastornos de la conducta alimentaria existe una marcada distorsión de la percepción de la imagen corporal junto con un miedo desproporcionado a subir de peso.

En estos casos se evita el consumo de muchos alimentos con dietas altamente restrictivas e incluso puede llegar a la evitación total del consumo de comida.   

“Un cuerpo sano es una habitación de invitados para el alma; un cuerpo enfermo es una prisión”, Francis Bacon

Bulimia nerviosa

Se basa en la ingesta de grandes cantidades de comida seguida de conductas compensatorias.

Puede parecer similar al trastorno por atracones, pero para su diagnóstico es preciso que cumpla con los criterios establecidos en el DSM-5, en donde se indica que estas conductas deben presentarse al menos 2 veces por semana durante un periodo de 3 meses. 

Trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos

Este tipo de patología se caracteriza por la evitación total o parcial de determinados tipos de alimentos. Se diferencia de la anorexia en tanto no existe preocupación por el peso o por la imagen corporal.

Puede presentarse con evitación a consumir alimentos con determinada textura, modo de preparación, colores, etc. y en caso de hacerlo se pueden presentar reacciones como vómitos e incluso asfixias.  

“La anorexia restrictiva es una adicción que hace creer en el control cuando en realidad conduce al cuerpo a su destrucción”, Delphine DeVigan.

Trastorno de rumiación

En este tipo de trastornos de la conducta alimentaria posterior a la ingesta de comida, se presenta una regurgitación involuntaria sin esfuerzo, que puede ser precedida de la expulsión o masticación de la misma.

En una revisión de Alcalá-González (2021), publicada en Gastroenterología y Hepatología, ahondan más en el Síndrome de rumiación.

Pica

En este tipo de trastornos, la persona que lo padece suele ingerir de manera frecuente cosas que no son comida. Esto puede llevar a serias complicaciones de la salud. 

Síntomas de los TCA

Dependiendo del tipo de trastornos de la conducta alimentaria que se hable, los síntomas varían, pero de manera general se pueden mencionar: 

  • Alteraciones en la cantidad de alimentos consumidos (ingestas exageradas/evitación de la comida).
  • Malestar emocional relacionado a la ingesta de comida (puede ser posterior a comer).
  • Distorsiones en la imagen o silueta corporal.
  • Obsesionarse todo el día con los alimentos. 
  • Hacer dietas restrictivas o cantidades exageradas de ejercicios.
  • Cambios en la piel, el cabello, los dientes y las uñas.
  • Dolores corporales.
  • Deshidratación. 
  • Miedo extremo relacionado al peso. 
  • Problemas arteriales (cambios de presión sanguínea).
  • Cansancio y agotamiento.

Causas

Actualmente no se sabe cuál es la causa concreta de la aparición de los trastornos de la conducta alimentaria, sin embargo, se sabe que diversos factores interactúan e influyen en ellos, como es el caso de:

  • Factores relacionados a la genética.
  • Presión social. 
  • Traumas emocionales (conoce más sobre esta cuestión en el estudio de Cruzat et al., 2010, publicado en Psykhe).

El surgimiento de estos trastornos responde a múltiples factores intrínsecos y extrínsecos que se unen para generar un malestar significativo relacionado a la ingesta de comida. 

“Cuida tu cuerpo. Es el único lugar que tienes para vivir”, Jim Rohn.

Diagnóstico

Para el diagnóstico correcto de los trastornos de la conducta alimentaria es preciso contar con un equipo multidisciplinario, encabezado por profesionales de la salud mental, quienes serán los encargados de identificar las distorsiones cognitivas en relación con la comida. 

Aunado a esto se debe aplicar un examen físico para determinar el estado general de salud, junto con exámenes de laboratorio para descartar que los problemas se deban a alguna otra patología. 

Tratamiento multidisciplinar

El tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria implica la participación de diversos especialistas para tratar los síntomas y sus causas. Así, es preciso contar con:

Psicoterapeuta

Será el encargado de la evaluación e intervención psicológica individual del paciente, a fin de determinar los causantes del trastorno y facilitar nuevas estrategias. Además, debe integrar a la terapia a la familia y/o pareja de la persona que sufre el trastorno.

Nutricionista

Será la persona encargada de asesorar al paciente en relación con la ingesta de comidas de manera saludable con un plan ajustado a las necesidades particulares de cada caso.

Personal médico

El personal médico y de enfermería es muy importante al momento de tratar estos trastornos, pues son los encargados de monitorear la salud física y suministrar los tratamientos necesarios para mejorar la salud.  

Psiquiatra

En muchos casos de trastornos de la conducta alimentaria es precisa la aplicación de terapia medicamentosa para ayudar a sobrellevar síntomas de depresión y/o ansiedad. 

Conclusión 

Los trastornos de la conducta alimentaria son graves y muy frecuentes, y por ello es importante prestarles la debida atención. Esto no solo implica acceder a una atención médica para tratar los síntomas físicos, sino también pedir ayuda psicoterapéutica para poder comprender cuáles son las razones que produjeron su aparición. 

Ninguna persona está exenta de llegar a padecer este tipo de trastornos mentales que puede llegar a poner en riesgo la vida. Si sientes que algo no está bien o te preocupa la salud de un familiar o amigo, busca ayuda profesional. 

 “La salud es un estado de completa armonía del cuerpo, la mente y el espíritu. Cuando uno está libre de enfermedades físicas y distracciones mentales, las puertas del alma se abren”, BKS Iyengar.

Referencias:

  • Alcalá-González, L.G. (2021). Síndrome de rumiación, revisión crítica. Gastroenterología y Hepatología. (In Press).
  • Álvarez-Malé, M.L. et al. (2015).  Prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes de Gran Canaria. Nutr. Hosp., 31(5).
  • American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
  • Cruzat, C. et al. (2010). Significados y Vivencias Subjetivas Asociados a la Presencia de un Trastorno de la Conducta Alimentaria, desde la Perspectiva de Mujeres que lo Padecen. Psykhe (Santiago), 19(1): 3-17.
  • Biografías

Mary Ainsworth: La madre de la teoría del apego

  • Laura Ruiz
  • 13/12/2021

Con gran determinación, Mary Ainsworth se abrió camino en un campo dominado por hombres. Esta valiente mujer desafió los cánones establecidos. 

Su labor, dentro y fuera de lo académico, fue fundamental para la lucha en busca de igualdad. Se destacó ampliamente entre sus compañeros hombres, generando conocimientos que aún al día de hoy son de gran importancia para la comprensión de la mente humana y el desarrollo de la personalidad y la conducta.  

Y es que a Mary Ainsworth no le bastó con formarse como psicóloga en un momento histórico complicado para las mujeres, sino que además logró convertirse en una de las más importantes investigadoras del campo de la conducta humana. 

Origen

Mary Ainsworth nació el 1 de diciembre de 1913 en Glendale, Ohio. Comenzó su vida en los Estados Unidos, pero años después se trasladó a Canadá, donde se asentó junto a su familia.

Allí mismo se desarrolló como profesional de la psicología y dio inicio a sus investigaciones las cuales, aún en la actualidad, siguen siendo de gran importancia para la comprensión del desarrollo de los individuos e incluso para explicar la aparición de algunos trastornos mentales.  

Vida personal

Mary Ainsworth dedicó una parte importante de su vida a los estudios, sin embargo, su vida estuvo llena de coraje y valentía. Un ejemplo de ello es que, al culminar sus estudios y obtener su doctorado en psicología del desarrollo, se unió al cuerpo de la Armada de Mujeres Canadienses.

Siendo una mujer fuerte y decidida, tuvo una fructífera carrera en el ejército, llegando a convertirse en Mayor. En 1950 se casó con  Leonard Ainsworth, y juntos decidieron mudarse a Londres, donde comenzó a trabajar junto a John Bowlby, un destacado psiquiatra del Instituto Tavistock.

Juntos iniciaron una de las investigaciones más importantes en relación a las experiencias de los niños al ser separados de sus cuidadores o figuras de apego, que daría inicio a teorías que hoy en día tienen gran importancia y validez en el campo de la psicología. 

Su vida personal y familiar la llevaron a mudarse a Uganda en 1953, donde continuó con los estudios iniciados en Londres años antes, esta vez en Kampal, en el Instituto Africano de Investigación Social de la región. Allí tuvo una larga carrera para luego volver a su natal Estados Unidos, donde trabajó por años en el Instituto John Hopkins.

Después de toda una vida dedicada a la investigación, muere a los 86 años en Charlottesville, Virginia, Estados Unidos, en el año 1999. Ella dejó uno de los más importantes legados en cuanto a psicología del desarrollo se refiere. 

Estudios

Los estudios de John Bowlby en relación con la teoría del apego, en la que plantea un comportamiento (innato) en los niños, de carácter exploratorio, fueron la base fundamental para el trabajo de Mary Ainsworth.

Tipos de apego

Las investigaciones de Bowlby plantean que ante cualquier situación amenazante, el niño acude inmediatamente a su cuidador en busca de seguridad, pero Mary Ainsworth fue más allá al añadir una tercera persona a la ecuación.

Los resultados obtenidos le permitieron identificar 3 diferentes tipos de apego:

Apego seguro

Se genera cuando el vínculo entre el cuidador y el niño le generan la sensación de estar protegido y sentirse querido, aun cuando se ausente, pues confía en que regresará. 

Apego inseguro-evitativo

En este caso, los niños responden ante la separación de su cuidador con grandes niveles de angustia, lo que puede explicarse por una disponibilidad limitada por parte de la figura materna o de quien se encargue de su cuidado. 

Apego inseguro-ambivalente

Cuando no existe constancia por parte del cuidador y las necesidades del niño se ven desatendidas se presenta este tipo de apego, donde la desconfianza se vuelve parte del niño e incluso deja de buscar ayuda eventualmente. 

La situación extraña 

Mary Ainsworth quiso estudiar más detalladamente los tipos de apego y para esto creó un experimento llamado ‘La situación extraña’. Dicho experimento consiste en estudiar las reacciones de los niños (de alrededor de 1 año), ante la ausencia de la madre y presencia de un extraño. 

Para esto se simulan 3 situaciones diferentes:

  1. La madre o cuidador se relacionan con el niño junto con juguetes. 
  2. El cuidador sale y entra un extraño.
  3. Se separa brevemente del cuidador y el extraño ingresa brevemente. 

Al volver el cuidador, se evaluó la reacción de los niños, evidenciándose que en casos de apego seguro el llanto se hacía presente al notar la ausencia del cuidador pero apenas volvía, buscaba consuelo en este. 

Mary Ainsworth, describió que los niños con apego evitativo al principio lloraban cuando el cuidador salía, pero en ocasiones no lo hacían y al volver, muchas veces se mostraban distantes.

Por último, los niños que mostraban un tipo de apego ambivalente no dejaban de llorar, aun cuando la madre o cuidador volvían a entrar en la habitación, mostrando miedo de que se fueran nuevamente. 

“Mi consejo a las madres es que no pierdan ninguna oportunidad de mostrar afecto a sus bebés. No duden en alzar a un bebé que desea estar en brazos. No sientan que tienen que limitarlo, porque es bueno para él que estén tan pendientes, especialmente durante el primer año”, dice Mary Ainsworth.

Aportaciones

Los aportes de Mary Ainsworth van mucho más allá de lo netamente investigativo, pues fue la portavoz de la importancia de desarrollar una relación sana con la figura materna o cuidador para la salud mental emocional de niño. También alertó sobre el impacto que esto tendría durante su vida adulta. 

Fue una pieza clave en cuanto a la sensibilización de los empleos a través de las conciliaciones que les permitieron a las mujeres, incluso hoy en día, poder desarrollarse profesionalmente sin tener que escoger entre su carrera o la maternidad. 

También fue una visionaria, que vio más allá de los aspectos evidentes del estudio de la psicología, dando cabida a la mujer y a su desarrollo personal (laboral y académico) dentro de la maternidad.  

“Solo hay dos legados duraderos que podemos dejar para nuestros hijos. Uno de estos son raíces, el otro, alas.” Hodding Carter

Referencias:

  • Ainsworth, M. D. S. y Bell, S. M. (1970). Apego, exploración y separación: ilustrado por el comportamiento de niños de un año en una situación extraña. Desarrollo infantil, 41, 49-67.
  • Ainsworth, M. D. S., Blehar, M. C., Waters, E. y Wall, S. (1978). Patrones de apego: un estudio psicológico de la situación extraña. Hillsdale, Nueva Jersey: Erlbaum.
  • Bowlby, J. (1980). Pérdida: Tristeza y depresión. Apego y pérdida (vol. 3); (Biblioteca psicoanalítica internacional no 109). Londres: Hogarth Press.
  • Garrido-Rojas, L. (2006). Apego, emoción y regulación emocional. Implicaciones para la salud. Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 38, núm. 3, 2006, pp. 493-507. Fundación Universitaria Konrad Lorenz. Bogotá, Colombia.
  • Papalia, D.E., Olds, S.W., Feldman, R.D. (2005). Psicología del desarrollo de la infancia a la adolescencia. McGraw-Hill. Madrid.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Trastorno obsesivo compulsivo: qué es, características y diagnóstico

  • Laura Ruiz
  • 30/11/2021
sad woman sitting in room

El trastorno obsesivo compulsivo, también conocido como TOC, por sus siglas, es una afección de carácter mental que se presenta con síntomas como miedos y/o pensamientos no deseados que conducen a la realización de comportamientos de manera repetitiva, que pueden llegar a interferir en el día a día de quien lo padece.

Estadísticamente, se calcula que el TOC afecta cerca de 1-2% de la población mundial, con una incidencia mayor en mujeres, según cifras propuestas por la Asociación Americana de Psiquiatría, en su manual diagnóstico, DSM-V (APA, 2013). 

Generalmente, el trastorno obsesivo compulsivo suele enfocarse en temas en particular, como el miedo a los gérmenes, cerrar compulsivamente puertas o llaves, apagar y encender luces, etc. Pero, ¿qué más sabemos de este trastorno? ¡Conoce todos sus detalles!

¿Qué es el  trastorno obsesivo compulsivo?

El TOC o trastorno obsesivo-compulsivo se trata de un desorden mental crónico que se caracteriza por presentar obsesiones que no son más que pensamientos no deseados e intrusivos que a veces son seguidos por compulsiones, es decir, rituales o conductas repetitivas que llegan a interferir en la cotidianidad de quien lo padece. 

Al tratar de ignorar o frenar estos pensamientos y evitar las compulsiones, lo único que se consigue es incrementar el malestar emocional, aumentando de manera significativa los niveles de ansiedad y estrés.

Según el manual diagnóstico DSM-V, la edad media de aparición del TOC se sitúa entre los 19-20 años de edad; sin embargo, es importante tener en cuenta que cerca de un 25% de los casos diagnosticados con este trastorno, han comenzado cerca de los 14 años de edad. 

Es importante señalar que muchas de las personas que han sido diagnosticadas con trastorno obsesivo compulsivo, han presentado previamente (o incluso en el momento del diagnóstico), algún trastorno de tic. 

Síntomas del TOC

Para comprender mejor el trastorno obsesivo compulsivo, es importante conocer sus síntomas; para ello, se recoge la información del DSM-5, es decir, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, en su quinta edición, que sirve de guía para los profesionales de la salud mental. 

Las obsesiones

Se trata de pensamientos que surgen en la mente de manera repetitiva e intrusiva, y que pueden presentarse en forma de imágenes mentales o impulsos. No se pueden controlar y generan altos niveles de estrés y ansiedad si no son atendidos al momento. 

Las compulsiones 

Existen dos tipos de compulsiones. Por un lado, las conductuales, que pueden ser acciones como lavarse frecuentemente las manos, chequear algo varias veces, cerrar las puertas de determinada manera, prender y apagar la luz cierta cantidad de veces, etc.

Y por otro lado, tenemos las compulsiones de pensamiento, que implican acciones como repetir mentalmente ciertas palabras, contar números particulares, rezar de determinada manera, de forma exacta para que puedan desaparecer las obsesiones. 

Las personas que padecen TOC sienten que estas acciones (conductas o palabras), le ayudarán a disminuir o incluso evitar la angustia que se genera por el trastorno, pero esto no se relaciona con la realidad y en muchos casos, suelen ser exageradas.

Es importante tener en cuenta que el contenido de este artículo es solo de carácter informativo, y que no sustituye de ninguna manera la valoración por parte de un profesional de la salud mental.

Criterios diagnósticos

Adicionalmente a la presencia de los síntomas de obsesiones y compulsiones, es importante tener en cuenta otras condiciones que deben existir para su diagnóstico, como por ejemplo:

  • Los síntomas mencionados deben causar intenso malestar emocional y tener una incidencia negativa en la realización de las actividades cotidianas. 
  • Si hay algún otro trastorno de base, se debe descartar que se trate de síntomas del mismo. 
  • Los síntomas no se deben al uso de medicamentos ni sustancias estupefacientes. 

Causas del TOC 

Hasta el momento, no se ha podido determinar la causa exacta del trastorno obsesivo compulsivo, pero se sabe que en su aparición influyen una serie de factores relacionados con el ambiente, la genética y la química cerebral.  

Funcionamiento cerebral

A través del estudio del cerebro por medio de imágenes se ha determinado que existen algunas diferencias estructurales y funcionales en las personas diagnosticadas con TOC; sin embargo, hasta el momento, no se ha podido comprender completamente lo que ocurre en su totalidad.  

Factores hereditarios

Existe una mayor incidencia en personas cuya historia familiar incluye algún caso previo de TOC, principalmente, si se trata del padre, hijos o hermanos, es decir, algún pariente de primer grado.

Trauma en la infancia

Algunos estudios hablan acerca de la relación que existe entre el trauma y/o abuso durante la infancia y la posterior aparición de un trastorno obsesivo compulsivo.

Diagnóstico

Para hacer un diagnóstico de trastorno obsesivo compulsivo, se pueden utilizar diversas estrategias, entre las cuales se encuentran:

Cumplimiento de los criterios diagnósticos

Para esto, se utiliza como guía el ya mencionado Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, también conocido como DSM-5.

Evaluación psicológica

La evaluación profesional es una de las herramientas de más utilidad al momento de lograr un diagnóstico. Para ello, se indaga en los sentimientos y pensamientos presentes. También incluye el estudio de patrones de conducta que pueden afectar o no a la vida cotidiana.

Por otro lado, es de gran ayuda poder incluir en esto a familiares o amigos cercanos que puedan ofrecer más información y servir como red de apoyo. 

Evaluación  física

A fin de descartar la existencia de otros problemas de salud que puedan estar causando los síntomas relacionados al TOC, es importante realizar una evaluación física. Esto incluye descartar los síntomas por consumo de sustancias o medicamentos. 

Tratamiento del TOC

El TOC, al igual que muchos otros trastornos mentales, es complejo de tratar, ya que existen muchas variantes en juego, por lo que no existe un tratamiento único que pueda ayudar a mejorar a todos los pacientes. Además, no en todos los casos se consigue una cura (hablamos de un trastorno crónico con recidivas). 

Sin embargo, hay opciones que pueden ayudar a aminorar los síntomas de forma que dejen de ser quienes dominen el día a día de la persona con TOC. Entre las alternativas terapéuticas se encuentran la psicoterapia y la terapia medicamentosa.

Psicoterapia

La psicoterapia ha demostrado ser altamente eficaz en la reducción e incluso, desaparición de los síntomas relacionados al TOC, principalmente la terapia cognitivo conductual.

Una de las técnicas más usadas implica una exposición sistemática y de manera segura al factor generador de la obsesión y la resistencia a las compulsiones. 

Terapia farmacológica

La terapia con medicamentos antidepresivos y/o ansiolíticos ha ofrecido muy buenos resultados en los casos de personas con trastorno obsesivo compulsivo, ayudando a disminuir los pensamientos intrusivos y conductas que afectan el normal desarrollo de la vida cotidiana de los pacientes. El tratamiento farmacológico por elección son los antidepresivos ISRS (Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina).

A modo de reflexión

Es importante acudir siempre a profesionales de la salud mental, pues el trastorno obsesivo compulsivo puede llegar a ser muy difícil de diagnosticar y tratar, y además, comparte criterios con otras patologías, como la depresión, trastornos de ansiedad o esquizofrenia. Incluso, puede llegar a confundirse con el trastorno de la personalidad obsesivo-compulsivo.

“ El dolor mental es menos dramático que el dolor físico, pero es más común y también más difícil de soportar”.   -C. S. Lewis.

La salud mental es tan importante como la salud física; por ello, si sientes que algo no va bien o si sientes que tu situación te sobrepasa, no dudes en buscar ayuda profesional. La mejor inversión que puedes hacer es en ti y en tu bienestar. 

Referencias:

  • DSM-5. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de American Psychiatric Association | Editorial Médica Panamericana.
  • Enrique, G. (2000). Trastornos obsesivos compulsivos (TOC): avances imagenológicos / Obsessive-compulsive disorder: advances in brain imaging. Rev. med. nucl. Alasbimn j ; 2(8)jul. 2000.Artigo em Espanhol | LILACS | ID: lil-270951.
  • Stein DJ, Costa DLC, Lochner C, et al: Obsessive-compulsive disorder. Nat Rev Dis Primers 5(1):52, 2019. doi: 10.1038/s41572-019-0102-3.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Trastorno por estrés postraumático: definición, síntomas y tratamientos

  • Laura Ruiz
  • 26/11/2021

En el transcurso de nuestra vida, todas y todos pasamos, en algún momento, por un evento traumático, o situación extrema. A raíz de ello, algunos de nosotros acabaremos desarrollando un TEPT, o trastorno de estrés postraumático, y otros no.

Pero, ¿qué es exactamente el TEPT? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Cómo se aborda desde la psicoterapia? ¡Respondemos a todas estas cuestiones!

TEPT: ¿qué es? Principales síntomas

El TEPT, o trastorno de estrés postraumático, es un trastorno derivado de una vivencia traumática, que manifiestan algunas personas tras vivir una experiencia así, como por ejemplo: una guerra, un accidente automovilístico, una agresión sexual o un desastre natural.

Los síntomas del trastorno se agrupan en tres grandes áreas. En primer lugar, las víctimas suelen revivir intensamente la agresión sufrida o la experiencia vivida en forma de pesadillas y de imágenes y recuerdos constantes e involuntarios. Por otro lado, las personas tienden a evitar o a escaparse de los lugares o situaciones asociados al hecho traumático, e incluso rechazar el pensar voluntariamente y dialogar con sus seres queridos sobre lo ocurrido. 

Finalmente, en tercer lugar surge una respuesta de alarma exagerada, que se manifiesta a través de: dificultades de concentración, irritabilidad, problemas para dormir… Todo ello acaba originando un malestar clínico profundo y una interferencia importante en el funcionamiento diario del sujeto.

Prevalencia de eventos traumáticos y del TEPT

Pero, ¿todos vivimos, o viviremos, un evento traumático en nuestra vida? ¿De qué probabilidades hablamos o por cuántos de estos eventos se calcula que pasaremos?

Según autores como Breslau (2004), citado en el Manual de Psicología Clínica de preparación al PIR de Cede (2018), a lo largo de nuestra vida, vivimos de 1 a 5 acontecimientos traumáticos. Otro autor, en este caso Yasan (2009), también citado en el manual, sugiere que entre el 53-60% de los hombres, y entre el 44-50% de las mujeres, se expondrá al menos a un acontecimiento traumático, a lo largo de la vida.  

Finalmente, Norris y Slone (2010), apuntan que en torno al 50% de las personas vivimos al menos dos eventos traumáticos en la vida. 

A raíz de estos sucesos, como decíamos, algunas personas desarrollarán TEPT y otras no. Esto dependerá del tipo de suceso, de los recursos personales de cada uno y de otras variables como el sexo. Y es que, según los estudios, aunque los hombres tienen tasas de prevalencia más altas que las mujeres en lo referente a vivir un acontecimiento traumático a lo largo de su vida, son las mujeres las que, tras la vivencia del acontecimiento, tienen mayor probabilidad de desarrollar un TEPT.

El DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales) estima en un 8,7% el riesgo vital de haber presentado un TEPT a la edad de 75 años, en EEUU, y sitúa la prevalencia anual del trastorno en 3,5%.

Síntomas del TEPT (criterios diagnósticos)

Para poder hablar de un TEPT, la duración mínima de los síntomas es de un mes. Pero, ¿cuáles son estos síntomas? Según el DSM-5 (APA, 2013), los criterios diagnósticos para este trastorno (que incluyen sus síntomas) son:

Exposición a un suceso traumático

La exposición a una muerte real o peligro de muerte, lesiones graves o violencia sexual de una o más de las siguientes maneras:

  • Experimentación directa del evento traumático (o eventos traumáticos).
  • Ser testigo, en persona, del acontecimiento mientras le ocurre a otros.
  • Tener conocimiento de un acontecimiento que le ha ocurrido a alguien cercano o a un amigo. En los casos de muerte real o amenaza de muerte de un miembro de la familia o amigo, el evento debe haber sido violento o accidental.
  • Experimentar repetidamente o exposición extrema a detalles aversivos del acontecimiento. Por ejemplo, en personal de emergencias que recoge restos humanos, agentes de policia expuestos repetidamente a detalles sobre abuso sexual a menores, bomberos, etc.

Síntomas intrusivos

El segundo criterio diagnóstico del TEPT hace referencia a síntomas intrusivos que se asocian con el evento traumático en cuestión. Dichos síntomas empiezan después del suceso traumático, y pueden ser:

  • Recuerdos angustiosos recurrentes, involuntarios e intrusivos del suceso o sucesos traumáticos.
  • Sueños angustiosos recurrentes, cuyo contenido y/o afecto del sueño se relaciona con el trauma.
  • Reacciones de tipo disociativo, donde uno siente como si se repitiera el evento, o como si aún actuara en él.
  • Malestar psicológico intenso o prolongado, que surge cuando uno se expone a factores internos o externos que simbolizan o se asimilan a un aspecto concreto del evento traumático.
  • Reacciones fisiológicas intensas a factores internos o externos, que también simbolizan o se parecen a un aspecto del evento en cuestión.

Síntomas evitativos (evitación)

El tercer criterio diagnóstico para el TEPT es la evitación persistente de estímulos asociados al suceso o sucesos traumáticos. Igual que en el caso anterior, dichos síntomas aparecen después del evento, y se traducen en una o dos de las siguientes manifestaciones:

  • Evitación, o gran esfuerzo, destinados a evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos relacionados con el trauma.
  • También evitación o esfuerzos con la finalidad de evitar recordatorios externos (por ejemplo: personas, lugares, conversaciones, actividades, objetos, situaciones…), los cuales despiertan recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiosos relacionados de forma directa con el evento traumático.

Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo

Dichas alteraciones se manifiestan de diferentes formas:

  • Incapacidad para recordar un aspecto importante del suceso o sucesos traumáticos; esta es típicamente debida a la amnesia disociativa, y no a otros factores como podrían ser las drogas.
  • Creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo. Por ejemplo, surgen pensamientos del tipo: “estoy mal”, “el mundo es terrible”, etc.
  • Percepción distorsionada persistente de la causa o las consecuencias del suceso, que hace que la persona se acuse a sí misma del mismo (o a los demás).
  • Un estado emocional negativo persistente, que puede ser: culpa, enfado, rabia, terror, miedo, vergüenza…
  • Disminución importante del interés o de la participación en actividades significativas.
  • Un sentimiento de desapego o de extrañamiento de los demás.
  • Incapacidad persistente de experimentar emociones positivas, como la felicidad, la satisfacción o el afecto positivo.

Alteración de la alerta y reactividad 

Se da también una hiperactividad en la persona, que se traduce en:

  • Comportamiento irritable y arrebatos de furia (con poca o ninguna provocación). Estos se expresan típicamente como una agresión verbal o física contra personas u objetos.
  • Comportamiento imprudente o autodestructivo.
  • Hipervigilancia.
  • Respuesta de sobresalto exagerada.
  • Problemas de concentración.
  • Alteración del sueño; por ejemplo, dificultad para conciliar o continuar el sueño, o sueño inquieto.

Tratamientos psicológicos

¿Qué tratamientos han demostrado evidencia científica para abordar los síntomas del TEPT? Según la Guía de tratamientos psicológicos eficaces de M. Pérez (2010), la terapia de exposición prolongada sería un tratamiento bien establecido para el trastorno (eficaz), considerado el de elección. 

Así también lo asegura el Manual de Terapia de Conducta de M.A. Vallejo (2016), además de la Guía de Práctica Clínica para el tratamiento del TEPT de la APA (2017). Pero también encontramos otras terapias validadas (aunque no tan eficaces, según la investigación actual), como la terapia EMDR, el entrenamiento en inoculación de estrés y la terapia de exposición narrativa.

Finalmente, dos terapias psicológicas que se encuentran en fase experimental para el TEPT, según M. Pérez, son: la hipnoterapia y el debriefing psicológico (intervención breve que se realiza en los primeros días tras el evento traumático).

Referencias:

  • American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
  • Azcárate Mengual, M. A. (2007). Trastorno de Estrés Post Traumático y Daño Cerebral. Madrid: Díaz de Santos.
  • Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen I y II. Madrid: McGraw-Hill.
  • Pérez, M.; Fernández, J.R.; Fernández, C. y Amigo, I. (2010). Guía de tratamientos psicológicos eficaces I y II:. Madrid: Pirámide.
  • Ruiz, M. y Villalobos, A. (2012). Manual de técnicas de intervención cognitiva conductuales. Editorial Desclée de Brouwer. España. Referencia.

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