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Publicaciones por autor

María Alejandra Delgado

4 Publicaciones
Psicóloga, interesada en incentivar el pensamiento crítico, la psicología basada en evidencia y el debate para ampliar conocimientos.
  • Salud Mental y Tratamientos

Dormir o morir

  • 01/05/2020
  • María Alejandra Delgado

“No estoy durmiendo bien” es una de tantas frases similares que solemos escuchar a nuestros pacientes y que pueden estar asociadas a la descripción de los síntomas de muchos problemas médicos y de salud mental diferentes. Pero no vamos a hablar de trastornos o al menos no específicamente. Vamos a hablar del sueño y sus implicaciones en nuestra supervivencia, porque sin él se nos va la vida.

Ritmos circadianos

Todos los seres humanos necesitamos dormir una cantidad de horas suficientes al día. El ciclo de sueño-vigilia que se repite como una constante ininterrumpida en la vida de cada ser vivo está determinado por un “reloj biológico” interno que nos dice cuando es despertar y cuándo dormir. En este punto estamos hablando del ritmo circadiano.

El ciclo circadiano en los humanos abarca un rango de aproximadamente 24 horas reloj, quizás algunos minutos más en promedio. Estas 24 horas de ciclo de sueño-vigilia se divide en 8 horas para el sueño y aproximadamente 16 horas para la vigilia. Eso sería en el caso de una persona que dedique las horas suficientes a dormir, pero esto puede variar considerablemente por diferentes factores y con sus respectivas consecuencias en la salud, de las cuales hablaremos más adelante.



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Alondras y búhos

Una particularidad al hacer referencia a los ritmos circadianos es que la cantidad de sueño o la tendencia por levantarse temprano o dormir hasta tarde varía de persona a persona. Estamos hablando de variabilidad genética, las “alondras” y “búhos”, como coloquialmente se hace referencia a las personas que se despiertan muy temprano o se acuestan tarde en la noche, están sujetos genéticamente a estos patrones de funcionamiento. De hecho, según lo afirma el científico británico Matthew Walker en su libro Por qué dormimos cada persona tiene un patrón fijo de veinticuatro horas, aunque los puntos más altos y bajos de este ciclo varían considerablemente de persona a persona (Brody, 2019).

Las personas diurnas, o “alondras”, corresponden a más o menos el 40% de la población, es decir aquellas personas que prefieren despertar en las primeras horas del amanecer y funcionan de manera óptima en ese horario. Otro tipo de ritmo es el “nocturno”, los llamados búhos, que son esas personas que tienden irse a la cama tarde en la noche y despertar hasta horas más avanzadas de la mañana y no es una parte de la población pequeña, estamos hablando de aproximadamente el 30% de las personas.

Ahora podrías preguntarte cuál es tu ritmo y, sea cual sea, comprenderás qué hay ventajas y desventajas sustanciales. Primero, es un hecho que el mundo moderno está adaptado para las “alondras” y es que la mayoría de los casos las jornadas laborales inician desde temprano en la mañana, lo cual representa una ventaja en cuanto a productividad y rendimiento para los diurnos, en cambio los búhos muchas veces nos vemos obligados a funcionar en un horario que nos es ajeno a nuestro ritmo natural. Muchas veces debemos cumplir jornadas laborales o compromisos en horas de la mañana cuando injustamente nuestro desempeño será mucho más bajo que el de una persona diurna y forzarnos a “tratar de dormir” en cierto horario. Y digo tratar porque no siempre se logra a una hora donde nuestro organismo aún está en su punto alto de actividad. Además de lo antes mencionado piensa en cómo se cataloga o qué epítetos se suelen usar para describir a una persona que despierta en horas avanzadas de la mañana: “vago” ,“dormilón”, “perezoso”, etc.

Alteraciones de los ritmos circadianos

Hay circunstancias y factores que alteran los ritmos circadianos, algunos de ellas son:

Cafeína: es uno de los estimulantes más consumidos en el mundo. Bloquea los receptores de adenosina (responsable del deseo de dormir) , por lo cual contribuye a que en un momento dado podemos privarnos del sueño en favor de la productividad, de ser necesario. El problema es que la cafeína sale del cuerpo de forma más lenta de lo que nos gustaría, alterando el ritmo normal de sueño-vigilia aún contra los deseos de sus usuarios. En consecuencia, después de haber tomado una o varias tazas de café en la noche, al día siguiente podríamos percibir una sensación de cansancio y fatiga.

Grandes estudios transversales, como el de Orbeta et al. (2006) donde participaron 15,686 adolescentes estadounidenses, encuentran que después de ajustar factores socioeconómicos, los estudiantes que informan un alto consumo de cafeína tienen más probabilidades de estar cansados ​​por la mañana que aquellos que informan una ingesta muy baja. La reputación de la cafeína como ayuda para revertir los déficits asociados con la fatiga al mismo tiempo está implicada en causar la fatiga en primer lugar. (O’Callaghan et al., 2018.).

Jet-lag: la desincronización que se produce debida al cambio de horario al viajar a otras latitudes tiene un impacto importante en el ciclo sueño-vigilia, sobretodo para aquellos viajeros frecuentes como lo son los pilotos o personal de las aerolíneas.

La desincronización interna resultante es en gran medida responsable del malestar general (trastornos del sueño, pérdida de eficiencia mental, irritabilidad, ansiedad y fatiga) que se encuentran durante la primera semana después de un vuelo transmeridiano. En la medida en que el sistema circadiano endógeno es lento para adaptarse a nuevas horarios, una serie de problemas fisiológicos y de comportamiento persisten hasta que se restablece la relación de fase correcta entre los ritmos corporales y externos. (Srinivasan et al, 2010).

Turnos laborales rotativos y nocturnos: Sabemos que muchas personas, por la naturaleza de su trabajo, tienes que laborar a altas horas de la noche o tienen turnos de hasta más de 12 horas y rotativos (por ejemplo el personal sanitario). Este ritmo de vida tiene un impacto significativo en la salud de quienes tienen que mantenerlo a largo plazo y también se sabe que tiene consecuencias en la productividad laboral.

Algunos de ellos: son menos productivos, más propensos a accidentarse en comparación a los que trabajan en jornadas diurnas, son más irritables, falta de concentración, disminuye su tiempo de reacción, creatividad y su desempeño en tareas académicas (Robert S. Feldman, 1995).

Privación del sueño ¿En realidad es necesario dormir?

Ahora que hemos visto algunas circunstancias en que los ritmos circadianos pueden verse alterados, pensemos en algo que les pasa muy frecuentemente a los estudiantes universitarios, que por muchas razones pueden verse forzados a permanecer despiertos y además a rendir satisfactoriamente en periodos en los que se supone que están destinados a ser horas de sueño.

Pensemos en el ejemplo de un estudiante que además trabaja a tiempo completo: debe levantarse a las 6 a. m. para llegar a su trabajo, cuya jornada inicia a las 8 a. m. y finaliza a las 5 p. m.; luego debe apresurarse a llegar a la universidad a sus clases nocturnas que terminan aproximadamente a las 10.00 p. m. y, con mucha suerte llegar a las 11 p. m. a su hogar. Por último, muy exhausto después de un largo día, disponerse a estudiar o realizar tareas asignadas de la universidad como mínimo 2 horas más. Es decir que éste estudiante ha tenido que exigirle a su cuerpo un rendimiento por un periodo de casi 19 horas de vigilia, dejando tan solo unas pocas 5 horas o menos al sueño. El mantenimiento de esta rutina ciertamente tendrá un impacto negativo en el organismo. Los estudiantes con alteraciones en el dormir tienen mayor riesgo de sufrir de depresión e ideación suicida a largo plazo, así como mayor consumo de alcohol y cigarrillo. (Monterrosa , Ulloque y Carriazo. 2016)

Hoy por hoy se sabe que hay un sinnúmero de consecuencias con distintos niveles de severidad producto de la privación del sueño tanto a nivel físico como psicológico, emocional y cognitivo. Por ejemplo a corto plazo pueden haber accidentes de tránsito y laborales por la excesiva somnolencia diurna, además de alteraciones en la memoria y funciones cognitivas a largo plazo.

Las bondades de dormir bien

Ahora que tenemos un panorama de los efectos que tiene la privación del sueño a nivel orgánico surge la siguiente pregunta: ¿los beneficios o las bondades de dormir las horas suficientes son tan significativos como para que esto sea una prioridad en la vida? Y es que algunas personas, por distintas razones, pueden justificar su falta de horas de sueño con no necesitarlo o incluso considerar una pérdida de tiempo o productividad invertir más de 4 o 5 horas diarias en algo aparentemente tan innecesario. Pero lejos de estar en lo correcto, el no dormir representa un peligro para la propia vida.

Según Walker (2017), dormir representa un gran número de beneficios tanto en los procesos cerebrales como en todo el organismo. De hecho no hay función del cuerpo que no se vea beneficiada por una noche de sueño de calidad y que a su vez no se vea perjudicada por la privación de éste.

Muchos estudios que usan tareas de aprendizaje como método de valoración de los efectos del sueño en la memoria, han demostrado la necesidad de dormir para consolidar la retención de la información a largo plazo y, a su vez, dejar espacio para recibir nueva información posterior a un periodo de sueño, así como la eficiente recuperación de los elementos previamente aprendidos.

También se ha evaluado el impacto metabólico que tiene el dormir sobre la regulación de la glucosa en sangre y el apetito, así como también la reducción de las probabilidades de sufrir insuficiencia cardíaca, cáncer, diabetes, obesidad, etc.

¿Cuántas horas de sueño son suficientes para un adulto promedio?

Ya que se sabe con certeza lo importante que es dormir, cabría preguntarse ¿cuántas horas de sueño son suficientes? Hay una gran cantidad de estudios que se han realizado al respecto de la cantidad de horas de sueño recomendadas y todos parecen coincidir en algo: ni menos de 6 a 7 horas de sueño es suficiente para el organismo, ni más de 9 horas es beneficioso, ya que los efectos negativos superan los beneficios..

Un estudio realizado por el profesor de psiquiatría Daniel Kripke, que recolectó datos por seis años de una muestra de 1,1 millones de personas concluyó que las personas que dormían en un promedio de 6,5 a 7,4 horas al día tenían una tasa de mortalidad menor que aquellos que dormían menos o más horas. (Kripke et al., 2002)

Otro estudio que analizó los hábitos de sueño de una muestra de 16,000 usuarios de un sitio web que posteriormente fueron sometidos a pruebas cognitivas y otros 127,000 usuarios que realizaron pruebas aritméticas descubrieron que el desempeño cognitivo de los participantes fue mejor entre más horas de sueño habían tenido y alcanzando el punto más alto de desempeño a las 7 horas de sueño previo.

“Luego de siete horas dormir más no tenía beneficios, dijo Murali Doraiswamy (citado por Estilo Capital, 2014), quien señaló que el estudio replicaba investigaciones previas, incluido un análisis sobre pérdida de la memoria. Al pensar en las causas de la pérdida de memoria, el sueño probablemente sea uno de los factores que se modifican más fácilmente, sostuvo.”

¿Cómo sé si estoy durmiendo bien?

Hay algunas características muy puntuales que nos dan indicadores de que nuestro sueño está siendo reparador y tiene la calidad suficiente. Te puedes hacer a tí mismo las siguientes preguntas de acuerdo al científico Matthew Walker (2017) para confirmar si estás durmiendo lo suficiente, es decir si estás teniendo un sueño de calidad :

“La primera es: Después de despertarte por la mañana, ¿Podrías volver a dormirte a las diez o a las once de la mañana? si la respuesta es “SÍ”, probablemente no has dormido lo suficiente y tu sueño no ha sido de buena calidad. La segunda es: ¿Puedes mantenerte activo de forma óptima sin tomar cafeína antes del mediodía? Si la respuesta es “NO”, entonces probablemente estás automedicándote para sobrellevar tu privación crónica del sueño.”

Como última recomendación, es importante sopesar el uso de medicación para dormir pues sus efectos son muy cuestionables cuando se comparan realmente con el beneficio que pueden tener en la calidad y cantidad del sueño de sus usuarios. Actualmente existen buenos tratamientos terapéuticos basados en evidencia cómo la terapia cognitivo conductual que tienen un impacto positivo en la higiene de sueño y problemas como el insomnio.

Referencias bibliográficas:

Cabedo, Josep (1991). Jet-lag: un estudio sobre la privación de sueño y los efectos sobre el rendimiento humano. Recuperado de:https://www.researchgate.net/publication/277263944_Jet-lag_un_estudio_sobre_la_privacion_de_sueno_y_los_efectos_sobre_el_rendimiento_humano

Capital financiero (2014), Dormir siete horas podría ser mejor que ocho Recuperado de: https://elcapitalfinanciero.com/dormir-siete-horas-podria-ser-mejor-que-ocho/)

de la Portilla Maya S., Dussán Lubert C., Montoya Londoño D., Taborda Chaurra J., Nieto Osorio L.. Calidad de sueño y somnolencia diurna excesiva en estudiantes universitarios de diferentes dominios. Hacia Promoc. Salud. 2019; 24 (1): 84-96. DOI: 10.17151/hpsal.2019.24.1.8

Monterrosa , Ulloque y Carriazo (2016), Calidad del dormir, insomnio y rendimiento académico en estudiantes de medicina. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/5121/512156302003.pdf

Navas, C. (2012). Efectos de la privación de sueño en la esfera neurológica y del comportamiento Consequences of sleep deprivation on cognition and behavior. Recuperado de: https://www.researchgate.net/publication/303299636_Efectos_de_la_privacion_de_sueno_en_la_esfera_neurologica_y_del_comportamiento_Consequences_of_sleep_deprivation_on_cognition_and_behavior

O’Callaghan F., Muurlink O., Reid N. (2018) Effects of caffeine on sleep quality and daytime functioning. Recuperado de: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6292246/

Srinivasan, V., Singh, J., Pandi-Perumal, S., Spence, D.,; Brown, Gregory M.; Cardinali, D., (2010). Jet lag, circadian rhythm sleep disturbances and depression : the role of melatonin and its analogs. Recuperado de: https://www.researchgate.net/publication/46181995_Jet_Lag_Circadian_Rhythm_Sleep_Disturbances_and_Depression_the_Role_of_Melatonin_and_its_Analogs

Walker, M. (2017). Por Qué Dormimos. Capitán Swing Libros.

Kripke, D. F., Garfinkel, L., Wingard, D. L., Klauber, M. R., & Marler, M. R. (2002). Mortality associated with sleep duration and insomnia. Archives of General Psychiatry, 59(2), 131–136. https://doi.org/10.1001/archpsyc.59.2.131

  • Salud Mental y Tratamientos

Cuidar tu salud mental no es algo para avergonzarse, Sangu Delle (video)

  • 30/06/2017
  • María Alejandra Delgado

Activa los subtitulos en español en el reproductor de Youtube.

Sangu Delle es una empresario y activista de agua limpia oriundo de Ghana. Delle se graduó de la Universidad de Harvard con honores en Estudios Africanos y Economía. Delle ha recibido varios premios internacionales incluyendo ser nombrado finalista 2016 para “CEO Joven del año” por el CEO Forum África. Actualmente trabaja para llevar agua potable y saneamiento a más de 200,000 personas en 160 aldeas de África.

En mayo de este año se publicó una conferencia donde Sangu Delle expuso como él aprendió a lidiar con la ansiedad en una sociedad donde no es aceptado expresar o hablar de emociones sobre todo en los hombres pues es visto como signo de debilidad y falta de masculinidad. Delle explica que los hombres africanos ni procesan ni expresan sus emociones. Ellos encaran los problemas.



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Sangu Delle expuso como él aprendió a lidiar con la ansiedad en una sociedad donde no es aceptado expresar o hablar de emociones

Más allá de esto, una realidad es que en África hay escasez de psiquiatras, y como ejemplo Delle refiere que en Nigeria se estima que hay solo unos 200 psiquiatras para una población de casi 200 millones de personas.

No sólo las cifras son alarmantes, sino que Delle habla del estigma al que se someten las personas que en África tienen que lidiar con problemas de salud mental. En un estudio realizado por Arboleda-Flórez, que preguntaba directamente: “¿Cuál es la causa de la enfermedad mental?” el 34% de los encuestados nigerianos mencionaron uso indebido de drogas; el 19% dijo “ira divina y la voluntad de Dios”; el 12% la brujería y estar poseído por espíritus…

Delle incentiva a poner fin al estigma que sufren las personas con problemas de salud mental y hace referencia a cómo él tuvo que vivir el rechazo y el prejuicio por sufrir de ataques de pánico y ansiedad sin poder hablar con nadie por temor y vergüenza de ser tachado de loco. También  explica que en su residencia como tutor en la escuela de postgrado ha sido testigo de muchos estudiantes africanos que ha visto luchar con los desafíos de pasar por situaciones difíciles y ser incapaces de hablar de esto y pedir ayuda.

Esto nos hace un llamado de atención como sociedad y como profesionales de la salud mental a educar a la población y hacer frente a los prejuicios y estigmas que aún existen en torno a la salud mental y el padecer trastornos mentales, no sólo es un problema de la sociedad africana sino un problema a nivel mundial, la salud mental es tan importante como la salud física y no se tendría porqué sufrir en silencio a causa del temor y vergüenza que conlleva reconocer que se puede pasar por situaciones difíciles y que pedir ayuda y expresar abiertamente las emociones no te convierte en una persona débil.

Fuente: TED

  • Artículos de opinión (Op-ed)

¿Qué nos dice el juego de la ballena azul sobre los adolescentes de hoy?

  • 08/05/2017
  • María Alejandra Delgado

“Blue Whale” o “ballena azul” es un peligroso juego creado  por un ex estudiante de psicología ruso llamado Philipp Budeikin, quien fue expulsado de su universidad. Budeikin, conocido en las redes sociales como “Fillip Liss”,  afirmó que su propósito era «limpiar» a la sociedad, empujando al suicidio a quienes él consideraba como inútiles. La ballena azul empezó en el año 2013 como «F57», uno de los nombres del llamado «grupo de la muerte» en la red social VKontakte, la cual cuenta con 300 millones de usuarios principalmente de Rusia, Bielorrusia, Ucrania y otras naciones de Europa del Este. 

El término de ballena azul se refiere al fenómeno de varamiento cetáceo el cual se compara con el suicidio. En cuanto a las personas que manipulaba Budeikin, él los dividía en dos grupos: “personas” y “residuos biodegradables”. “Los residuales son aquellos que no tienen ningún valor para la sociedad, sino que al contrario le hacen daño. Yo estaba limpiando la sociedad de esas personas residuales”,  comentó Budeikin a la prensa.

El juego siniestro consistía en una serie de desafíos que los participantes debían realizar a lo largo de 50 días, los desafíos incluían cosas como quedarse despiertos toda la noche, hacerse cortes superficiales en la piel con la forma de una ballena, fingir estar enfermos, quedarse en casa viendo películas de terror todo el día, entre otros. En cada uno de los desafíos, como prueba de que se habían realizado, los participantes se tomaban una foto y la enviaban a un grupo de Whatsapp o Facebook que se había creado para este fin. El desafío final era la muerte, es decir, suicidarse.



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Como mecanismos de coacción para que los participantes no se salieran del juego, los “curadores”  o “guardianes”, como se hacen llamar los encargados de administrar el juego, emitían amenazas ya sea de hacer daño a alguno de sus familiares e investigando los datos personales de cada uno de los miembros del grupo para poder demostrar el alcance que podían tener en sus vidas personales si abandonaban el desafío.

Éste peligroso juego ha dejado víctimas en distintos países, en Rusia se le atribuyen más de un centenar de suicidios, y se han detectado casos que tienen relación con este juego en países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, España, Portugal y Venezuela, pero ¿qué sabemos acerca de la vulnerabilidad de los adolescentes a conductas de riesgo?

“La investigación antropológica revela que los adolescentes de muchas culturas no pasan por crisis de ningún tipo y que los problemas empiezan a aparecer sólo después de la introducción de la escolarización, el cine y la televisión occidentales” – Epstein

Para responder a estas y otras dudas que pueden surgir cuando tratamos de darle una explicación a un fenómeno social como es el letal juego de la ballena azul, podríamos encontrarnos ante más preguntas que respuestas. Y no siempre una respuesta simplista es suficiente, como decir que esto sólo se da en adolescentes con trastornos mentales. Más allá de esto habría que plantearse la pregunta de si será este juego producto de nuestra evolución como sociedad.

“Pero, ¿Son inevitables estos problemas? Si el “cerebro adolescente” generador de semejantes crisis fuera un fenómeno universal del desarrollo biológico, ¿no pasarían por ellas los adolescentes de todas las sociedades del mundo?

En 1991, Alice Schlegel, antropóloga de la Universidad de Arizona, y Herbert Barry III, psicólogo de la Universidad de Pittsburgh, revisaron la investigación sobre adolescentes en 186 sociedades preindustrializadas. Entre las conclusiones más importantes a las que llegaron subrayamos las siguientes: alrededor del 60 por ciento de estas sociedades no tenían un término para “adolescencia”, los adolescentes pasaban casi todo su tiempo con adultos, apenas mostraban algún síntoma psicopatológico y en más de la mitad de estas culturas los varones jóvenes no presentaban el menor signo de comportamiento antisocial y en aquellas donde este comportamiento se producía, era extremadamente leve” (Epstein, 2008).

Entonces ¿es posible que sea nuestro proceso evolutivo como sociedad lo que pone al adolescente ante crisis para las que no están preparados porque insistimos en tratarlos como niños, infantilizando su capacidad de afrontamiento? Bien lo explica Robert Epstein en su trabajo titulado “El mito del cerebro adolescente”, del cual podemos extrapolar algunas conclusiones que se ajustan muy bien al fenómeno de la ballena azul:

“Estudios a largo plazo llevados a cabo en los años ochenta por los antropólogos Beatrice Whiting y John Whiting, de la Universidad de Harvard, sugieren que los problemas de los adolescentes comienzan a aparecer en otras culturas justo después de que se perciban ciertas influencias occidentales, en particular la escolarización al estilo occidental, los programas de televisión y el cine”, pensemos en la “era de la comunicación” en este siglo.

“Muchos historiadores explican que durante la mayor parte de la historia de la humanidad de la que tenemos registro, los años de la adolescencia eran un período bastante pacífico de transición a la edad adulta. Los adolescentes no buscaban apartarse de los adultos, sino que aprendían a ser adultos.”

“Hugh Cunningham, de la Universidad de Kent, y Marc Kleijwegt, de la de Wisconsin en Madison, autor de Ancient Youth: The Ambiguity of Youth and the Absence of Adolescence in Greco-Roman Society, sugieren que el tumultuoso período que llamamos adolescencia es un fenómeno nuevo, no tiene más de un siglo de antigüedad”.

“Hoy, los adolescentes, atrapados en el frívolo mundo de la cultura de los pares, aprenden casi todo lo que saben unos de otros, en vez de tomar ejemplo de adultos. Aislados de los adultos y tratados erróneamente como niños, no puede sorprendernos que algunos adolescentes se comporten, según estándares adultos, de un modo imprudente e irresponsable”.

Entonces ¿sería razonable culpabilizar a una sola persona, cuando el fenómeno de la ballena azul responde de manera amplia a una serie de condiciones sociales junto con la responsabilidad individual? Es necesario replantearse cómo estamos respondiendo como sociedad ante situaciones que se han perpetuado por el estilo de vida al que nos estamos forzando. Que impide que los jóvenes tengan supervisión parental en casa y modelos adecuados para aprender a ser adultos, debido a que el poder tener un ingreso necesario para subsistir trae como consecuencia ausencia parental.

Referencias:

Epstein, R. (2008), El mito del cerebro adolescente.

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

La psiquiatría no es glamorosa (video)

  • 23/04/2017
  • María Alejandra Delgado

Marcelo Cetkovich, es un médico psiquiatra que actualmente trabaja en el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro y es jefe del departamento de psiquiatría del Instituto de Neurología Cognitiva INECO, en Argentina.

En el siguiente video de TEDxMardelPlata publicado en el 2015, Cetkovich explica como los trastornos mentales representan un estigma social para el que los padece y como el desconocimiento y desinformación perpetúan los prejuicios y creencias erróneas que se tienen acerca de las enfermedades mentales y como esto afecta tanto a los pacientes como a sus familiares y a aquellos que sufren en silencio y no buscan ayuda psiquiátrica o psicológica por el hecho de no ser señalado como un loco o anormal.

El punto de vista expuesto por Cetkovich promueve no solo el respeto a la salud mental sino la sensibilización hacia las personas que padecen trastornos mentales y la incomprensión que se tiene hacia estos. “Las personas no son sus enfermedades” seamos agentes anti-estigmas de los trastornos mentales.



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