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Publicaciones por autor

Maria Fernanda Alonso

909 Publicaciones
Soy miembro fundador y editora de contenido en Psyciencia.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo afecta la ansiedad a la memoria de trabajo y la cognición

  • Maria Fernanda Alonso
  • 11/08/2021

El trastorno de ansiedad generalizada es una de las condiciones de salud mental con mayor prevalencia en el mundo. Su característica principal es la preocupación constante que sufre la persona, la cual es excesiva, incontrolable y concerniente a muchos y muy variados temas (salud, rendimiento académico, trabajo, etc). Esta preocupación es acompañada por la dificultad para cortar tales pensamientos por lo que se manifiestan con una intensidad y frecuencia sobredimensionadas respecto a la probabilidad real de que ocurra lo que se teme. 

Las cargas de la ansiedad sobre la función cognitiva y el bienestar en general son múltiples, por ese motivo, comprender mejor cómo opera en el cerebro y el comportamiento es un paso importante para reducir esas cargas.

El estado de ansiedad se diferencia de la ansiedad general en que es un evento agudo provocado por una situación particular. Un estudio reciente (Ward et al., 2020) buscó conocer más sobre la forma en que el estado de ansiedad opera en la memoria de trabajo y en la cognición. Para ello, utilizaron el riesgo de exposición a una descarga eléctrica “dolorosa, pero tolerable”, mientras se desarrollaba una tarea asignada.

La memoria de trabajo es esencial para realizar todo tipo de funciones cognitivas y tareas diarias, incluido el razonamiento y la toma de decisiones; permite la representación activa y la manipulación de información durante un breve intervalo de tiempo. Las deficiencias en la memoria de trabajo están asociadas con dificultades de aprendizaje, poca capacidad de atención e incapacidad para planificar y completar tareas (complejas). 

Cómo se desarrolló el estudio

Los investigadores asignaron una tarea de detección de cambios lateralizados a 60 estudiantes de pregrado, mientras se encontraban en un estado de ansiedad mayor. 

En las pruebas les presentaron dos imágenes (en este caso, una serie de líneas rojas y azules), ligeramente a la izquierda y a la derecha de un punto central, y les pidieron que atendieran solo a un lado, y solo a algunas líneas (rojas) pero no a otras (azules). Tras una breve pausa, les mostraron un segundo conjunto de imágenes, en las que había un cambio sutil. Los participantes debían detectar correctamente tal cambio.

Qué encontraron

Si bien los investigadores demostraron que el estado de ansiedad afecta negativamente la capacidad de la memoria de trabajo, tal afectación no alteró la capacidad de filtrar distracciones (en este caso, las líneas azules), una teoría prominente en la literatura actual. Los autores señalan que muchos estudios que evidencian esta teoría se realizaron en el contexto de la ansiedad generalizada, en lugar del estado de ansiedad, lo que puede explicar las diferencias.

Hallaron también que el estado de ansiedad no tuvo ningún efecto en sus medidas conductuales primarias, lo que significa que los participantes fueron capaces de compensar con éxito para realizar tareas cognitivas en el mismo grado que sus pares menos ansiosos.

Estos hallazgos son valiosos para entender las maneras en que pueden aliviarse algunas de las cargas de la ansiedad, concluyen los autores.

Referencia bibliográfica: Ward, R. T., Lotfi, S., Sallmann, H., Lee, H., & Larson, C. L. (2020). State anxiety reduces working memory capacity but does not impact filtering cost for neutral distracters. En Psychophysiology (Vol. 57, Número 10). https://doi.org/10.1111/psyp.13625

Fuente: Psypost

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La cantidad de información sobre COVID-19 está afectando la salud psicológica de las personas

  • Maria Fernanda Alonso
  • 10/08/2021

En marzo del año pasado los habitantes del planeta nos enteramos de la proliferación de una nueva enfermedad potencialmente mortal. Desde entonces, la información sobre COVID-19 invadió todos los medios de comunicación, redes sociales, noticieros, hasta programas de entretenimiento. Según los investigadores, cuanta más información sobre el coronavirus consume una persona más puede verse afectada su salud mental (Khubchandani et al., 2021).

Cómo afecta el volumen de información a la salud pública

El equipo de investigadores distribuyó un cuestionario online a más de 1800 estadounidenses, en cual les pidieron que indicaran cuán preocupados estaban por la cantidad de información relacionada con COVID-19 en los medios de comunicación. Las opciones de respuesta fueron: «nada preocupado», «levemente preocupado», «preocupado» o «muy preocupado». También se les pidió que indicaran cuán preocupados estaban por la calidad de la información relacionada con COVID-19, donde la calidad se refería a la veracidad, confiabilidad y precisión de la información. Además, la encuesta incluyó el cuestionario de salud del paciente-4, que midió los síntomas de ansiedad y depresión.

Qué encontraron

Según los resultados, los encuestados estaban más preocupados por la calidad de la información relacionada con el coronavirus: el 64% dijo que estaba preocupado o muy preocupado, el 28% dijo que estaba un poco preocupado y solo el 8% dijo que no estaba preocupado en absoluto. Por el contrario, el 49% estaba preocupado o muy preocupado por la cantidad de información sobre el coronavirus, el 32% estaba ligeramente preocupado y el 19% no estaba preocupado en absoluto.

Pero cuando los investigadores realizaron un análisis de regresión lineal para comparar los dos tipos de preocupación con los síntomas psicológicos de los encuestados, solo la preocupación por la cantidad de información sobre COVID-19 pareció tener un efecto perjudicial en la salud mental de los participantes. Aquellos que estaban preocupados o muy preocupados por la cantidad de dicha información eran más propensos a tener síntomas de depresión, ansiedad o ambos. Por el contrario, sentirse preocupado o muy preocupado por la calidad de la información sobre el coronavirus no se asoció con la probabilidad de presentar síntomas de depresión o ansiedad.

Cuando los autores del estudio observaron los datos demográficos, los participantes que sintieron mayor preocupación por la cantidad de información de COVID-19 tendían a ser aquellos que eran más jóvenes, pertenecían a un grupo minoritario racial o étnico, tenían ingresos más bajos, tenían una educación más baja, estaban casados, tenían hijos en casa o vivían en una zona urbana. El equipo señala que los miembros de estos grupos probablemente estuvieron expuestos a un mayor número de dificultades socioeconómicas durante la pandemia, como sugieren estudios anteriores.

Mitigar el impacto psicológico

Ante estos hallazgos, el equipo aconseja el uso de estrategias para morigerar el impacto psicológico de la excesiva exposición a la información relacionada con la COVID-19 en los medios:

  • hacer ejercicio fisico de forma regular,
  • practicar técnicas para reducir el estrés, como meditación mindfulness y técnicas de respiración,
  • establecer una rutina de sueño y descansar al menos 7 horas por día,
  • y, principalmente, disminuir la cantidad de fuentes que consulta, eligiendo confiar en fuentes de información científicas confiables.

Referencia bibliográfica: Khubchandani, J., Sharma, S., Wiblishauser, M. J., Price, J. H., & Webb, F. J. (2021). COVID-19 related information and psychological distress: Too much or too bad? En Brain, Behavior, & Immunity – Health (Vol. 12, p. 100213). https://doi.org/10.1016/j.bbih.2021.100213

Fuente: Psypost

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo mejorar el acceso a servicios de salud mental en comunidades de bajos recursos

  • Maria Fernanda Alonso
  • 09/08/2021

Garantizar el acceso de todas las personas a servicios de salud mental es un compromiso asumido por muchos Estados en tratados internacionales de Derechos Humanos. Cuando nos enfocamos en familias de bajos ingresos y comunidades de escasos recursos muy desfavorecidas, encontramos que el acceso a intervenciones conductuales de salud mental tiene un impacto positivo en el desarrollo infantil, sin embargo, ninguna intervención puede ser realmente eficaz sin adherencia al tratamiento. La escasez de proveedores, las creencias familiares que causan estigma en torno a la atención de salud mental, las barreras del idioma, la falta de transporte y la falta de seguro son algunos de los obstáculos que enfrentan estas personas.

Con esto en mente, un equipo de investigadores procuró identificar las estrategias utilizadas por médicos pediatras de atención primaria y proveedores de salud mental especializados para mejorar el acceso y la adherencia a los servicios de salud mental de niñas y niños (y sus familias) de bajos ingresos usuarios de los servicios de salud mental.

Qué metodología usaron

Utilizando el enfoque comparativo constante inductivo, los investigadores realizaron 11 entrevistas semiestructuradas con seis pediatras de atención primaria (PAP), un miembro del personal de un centro de salud calificado a nivel federal, tres proveedores de salud mental y un miembro del personal de dos clínicas de salud mental locales.

Este grupo desarrolló una intervención de telesalud centrada en el paciente para agilizar el proceso desde la derivación hasta el tratamiento real, explicó Walton, autora principal de la investigación. Eso incluyó actualizar sus sistemas para que los proveedores de salud mental especializados tengan acceso a la información que necesitan.

Qué encontraron

Fueron identificados tres temas principales sobre la forma en que los pediatras de atención primaria y los proveedores de salud mental ayudan a los niños de bajos ingresos y sus familias a acceder a la atención de salud mental: comunicación, coordinación y colaboración (Walton et al., 2021).

  • La comunicación eficaz, incluidas las llamadas telefónicas, los correos electrónicos o los informes escritos, mejoró el acceso a los servicios de salud mental para esta población.
  • La coordinación de los servicios requería saber cómo hacer que el proceso de derivación fuera más eficiente y efectivo para que los proveedores, trabajando juntos, lo que permitía que pudieran discutir más rápidamente un plan de tratamiento compartido y su implementación.
  • La colaboración de los servicios implicó una cálida transferencia del paciente entre los pediatras de atención primaria y los proveedores de salud mental. De esta manera ayudan a los niños a construir la confianza con los profesionales y a transitar el sistema. Los pediatras y  los proveedores de servicios de salud mental trabajan de forma conjunta para desarrollar un plan de atención compartido y acordado.

La autora destaca que suele tomar varios intentos que una persona acceda a servicios de salud mental; pero si podemos ser más intencionales en los esfuerzos para lograr que accedan a los recursos que necesitan, a pesar de sus desafíos, se sentirán valorados y estarán más inclinados a recibir los servicios.

Referencia bibliográfica: Walton, Q. L., Bromley, E., Porras-Javier, L., & Coker, T. R. (2021). Building Bridges: Primary Care and Mental Health Providers’ Perspectives on a Behavioral Health Collaborative Intervention Among Underserved Populations. En Child & Youth Care Forum. https://doi.org/10.1007/s10566-021-09638-w

Fuente: Eurekalert

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Por qué las personas con ansiedad social tienden a reprimir su ira

  • Maria Fernanda Alonso
  • 06/08/2021

Un estudio reciente encontró que las personas con ansiedad social demuestran niveles más altos de ira acompañada de una tendencia más fuerte a reprimirla. Según la investigación, el apego inseguro temprano podría explicar por qué tienden a reprimir su ira (Conrad et al., 2021).

El trastorno de ansiedad social (TAS) se define por un miedo implacable a la interacción social que se caracteriza por la preocupación de que el comportamiento propio sea juzgado negativamente por otros. Algunos estudios han sugerido que la tendencia a reprimir el enojo se fundamenta en que al demostrarlo la persona corre el riesgo de provocar un juicio negativo de parte de los demás. También hay evidencia de que las personas con ansiedad social demuestran niveles más altos de apego preocupado, un estilo de apego inseguro definido por una combinación desafortunada de preocupación por el rechazo y deseo de conexión.

Metodología

La investigación del equipo de Rupert Conrad parte de considerar que los niños pequeños aprenden a manejar sus emociones, y el estrés en particular, a través de sus relaciones con los cuidadores principales. Los investigadores entonces propusieron que los problemas de manejo de la ira podrían ser el resultado de un vínculo de apego inseguro temprano.

Para averiguarlo reclutaron a 321 adultos con TAS y 94 sujetos de control sin diagnósticos de salud mental. Todos los participantes completaron cuestionarios que incluían evaluaciones de fobia social, depresión, estilo de apego, estado y rasgo de ira y expresión de ira.

Resultados

En comparación con los sujetos de control, los adultos con trastorno de ansiedad social:

  • Eran menos propensos a tener un estilo de apego seguro (un tipo de apego que implica una visión positiva de uno mismo y de los demás). 
  • Eran más propensos que los controles a tener un estilo de apego temeroso (un estilo de apego definido por una visión negativa de sí mismos y la evitación de la intimidad). 
  • También tenían más probabilidades presentar un estilo de apego preocupado, (un estilo de apego caracterizado por la preocupación por el rechazo y la dependencia de los demás), en línea con estudios anteriores.
  • Tenían niveles más altos de rasgo de ira, lo que sugiere una mayor tendencia general a mostrar ira en una situación determinada. 
  • Mostraron un estilo de expresión de ira que implicaba contener y ocultar su ira. 

Además, el apego seguro, el apego preocupado y la supresión de la ira fueron todos predictores de TAS. Juntas, estas tres variables explicaron aproximadamente el 21% de la variación en las puntuaciones de fobia social.

Finalmente, la supresión de la ira medió en parte el vínculo entre el apego preocupado y la ansiedad social, proporcionando apoyo a la hipótesis inicial de los investigadores. Los autores del estudio señalan que el apego preocupado a menudo es acompañado con una paternidad inconsistente, y las personas con este estilo de apego tienden a creer que la falta de afecto que reciben es el resultado de sus propias deficiencias. La incapacidad de regular adecuadamente la ira entre las personas con TAS puede deberse a una crianza insensible en la que el cuidador no le enseñó al niño cómo regular su estrés.

Los hallazgos de esta investigación destacan la importancia de enseñar a los pacientes con TAS estrategias saludables para regular su ira. Ocultar emociones puede ser agotador mentalmente, además de frenar a los pacientes durante la terapia.

Se ha descubierto que tanto la supresión de la ira como los estilos de apego influyen en los resultados del tratamiento entre los pacientes con TAS. A la luz de la evidencia de que el apego se puede modificar a través de la terapia cognitivo-conductual, los resultados terapéuticos podrían mejorarse educando a los pacientes sobre los estilos de apego y enseñándoles habilidades positivas para el manejo de la ira.

Referencia bibliográfica: Conrad, R., Forstner, A. J., Chung, M.-L., Mücke, M., Geiser, F., Schumacher, J., & Carnehl, F. (2021). Significance of anger suppression and preoccupied attachment in social anxiety disorder: a cross-sectional study. BMC Psychiatry, 21(1), 116. https://doi.org/10.1186/s12888-021-03098-1

Fuente: Psypost

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  • Salud Mental y Tratamientos

Las cuatro investigaciones que desearía que mi médico hubiera leído antes de prescribir un antidepresivo

  • Maria Fernanda Alonso
  • 04/08/2021

Si estás tomando antidepresivos, no los dejes ni modifiques sin consultar con tu clínico antes. Aún no hay datos definitivos sobre a qué personas pueden serle útiles o necesarios los antidepresivos, por lo cual toda decisión al respecto debe ser consultada con un psiquiatra. Existen varios tratamientos psicológicos con distintas perspectivas que han demostrado ser tan eficaces para depresión como los antidepresivos a corto y a largo plazo (hemos mencionado algunos aquí , y en este artículo hay una lista más detallada), por lo cual quizá también quieras considerar preguntar a tu psicólogo o psiquiatra sobre alguno de ellos, sobre qué tan eficaz es en tu caso y qué podrías esperar al respecto.


Con este título, la investigadora y activista Stevie Lewis escribe sobre su experiencia con la abstinencia de antidepresivos y presenta un análisis de cuatro estudios (Lewis, 2021) que rompen con la subestimación de los efectos no deseados de los antidepresivos: la dependencia y la abstinencia, por un lado, y el deficiente acompañamiento profesional en el proceso de reducción de las dosis para dejar la medicación.

84,6% de las personas encuestadas que intentaron dejar un antidepresivo en el año 2018, en el Reino Unido, experimentaron síntomas de abstinencia. Dentro de los más comunes se encuentran: ansiedad, llanto, pavor, entumecimiento, sacudidas cerebrales (que se describen como «descargas eléctricas»), náuseas, vómitos y diarrea, mareos, fatiga, insomnio, pesadillas, problemas sexuales, confusión y amnesia.

Lewis escribe que si bien en 1996 (cuando se le prescribió antidepresivos por primera vez) ya existían algunas investigaciones sobre los efectos de abstinencia de los antidepresivos, campañas como Defeat Depression habían logrado presentar la depresión como un problema de desequilibrio químico. Como resultado, se afirmó que los antidepresivos eran seguros, efectivos y no creaban hábito.

Durante mucho tiempo la abstinencia de antidepresivos fue negada e ignorada por la comunidad psiquiátrica. Actualmente, muchos organismos médicos oficiales e incluso psiquiatras prominentes han señalado los efectos adversos y duraderos que pueden ocurrir al suspender los antidepresivos.

Esto ha expuesto metodologías sesgadas detrás de gran parte de la investigación existente sobre antidepresivos, y a las compañías farmacéuticas que a menudo suprimen activamente las tasas de respuesta al placebo. También ha suscitado serias dudas sobre la hipótesis del desequilibrio químico, al punto que muchos psiquiatras están empezando a apartarse de ella. Los movimientos y voces de los usuarios de antidepresivos son los que llaman la atención sobre este problema y exigen cambios. 

Los protocolos no están basados en la evidencia (Davies y Read, 2019)

El National Institute for Health and Care Excellence del Reino Unido y las guías sobre depresión de la Asociación Americana de Psiquiatría establecen que las reacciones de abstinencia de los antidepresivos son «autolimitadas» (es decir, que normalmente se resuelven entre 1 y 2 semanas). 

Con el objeto de evaluar esta afirmación, los autores realizaron una revisión sistemática de la literatura para determinar la incidencia, la gravedad y la duración de las reacciones de abstinencia de los antidepresivos. Tras identificar 24 estudios relevantes, con diversas metodologías y tamaños muestrales, los autores encontraron que: 

  • Más de la mitad (56%) de las personas que intentan dejar los antidepresivos experimentan efectos de abstinencia.
  • Casi la mitad (46%) de las personas que experimentan efectos de abstinencia los describen como graves.
  • No es raro que los efectos de la abstinencia duren varias semanas o meses.
  • Las pautas actuales del Reino Unido y EE. UU. subestiman la gravedad y la duración de la abstinencia de antidepresivos, con importantes implicaciones clínicas. Siete de los diez muy diversos estudios que proporcionan datos sobre la duración contradicen las guías de abstinencia del Reino Unido y EE. UU. en el sentido de que encontraron que una proporción significativa de personas que experimentan abstinencia lo hace durante más de dos semanas, y que no es raro que las personas experimenten abstinencia durante varios meses. Los hallazgos de los únicos cuatro estudios que calcularon la duración media fueron, para poblaciones bastante heterogéneas, 5 días, 10 días, 43 días y 79 semanas.

Como conclusión, los autores recomendaron que las guías del Reino Unido y EE. UU. sobre la abstinencia de antidepresivos se actualicen con urgencia, ya que están claramente en desacuerdo con la evidencia sobre la incidencia, gravedad y duración de la abstinencia de antidepresivos, y probablemente están dando lugar a un diagnóstico erróneo generalizado de recaída, la consiguiente prolongación del uso de antidepresivos, muchas prescripciones de antidepresivos innecesarios y tasas más altas de prescripciones de antidepresivos en general. También recomendaron que los prescriptores informen completamente a los pacientes sobre la posibilidad de efectos de abstinencia.

Puedes leer el estudio completo aquí.

La voz del paciente es ignorada (Guy et al., 2020)

En este trabajo los defensores de los pacientes se unen a investigadores y usuarios de antidepresivos para presentar experiencias de primera mano sobre la abstinencia de antidepresivos. En otras palabras, dejan al descubierto que con demasiada frecuencia los médicos asumen erróneamente que lo que la persona está experimentando no es realmente abstinencia de las drogas sino una recaída en la condición subyacente original (como la depresión) o la aparición de un trastorno nuevo.

Para el estudio fueron analizadas las experiencias de 158 encuestados, que también se utilizaron para presentar peticiones a los parlamentos de Escocia y Gales. Los autores encontraron 8 puntos separados en los que los médicos confundieron la abstinencia de fármacos psicotrópicos con otra cosa; también carecían de conocimientos sobre técnicas de reducción gradual de las dosis. Además, los pacientes a menudo recibieron información inadecuada sobre los riesgos de abstinencia.

En sus presentaciones ante los parlamentos, dijeron: “informamos aquí sobre una cohorte de pacientes que se vieron significativamente afectados por la abstinencia de medicamentos antidepresivos (y otros psicotrópicos recetados) y encontraron que la respuesta del sistema de salud a su condición era inadecuada y angustiosa. Esta respuesta inadecuada dio lugar a diagnósticos erróneos, investigaciones y tratamiento adicional, y provocó que muchos encuestados perdieran la fe en el sistema de salud y buscaran ayuda en servicios no regulados dirigidos por pares.”

Un elemento del estudio evaluó las opciones que se les dieron a las personas en su primer encuentro con un médico para informar sobre la angustia. Los investigadores encontraron que los fármacos eran, en general, el único tratamiento ofrecido, y la psicoterapia apenas se ofrecía:

  • Al 97% de los encuestados se les ofreció una receta en su consulta inicial con un médico, al 5% se les ofreció terapia de conversación y al 0,6% se les ofreció consejos sobre el estilo de vida (a algunos pacientes se les ofreció más de una opción).
  • El 0% (cero por ciento) de los encuestados informó haber sido advertido sobre los efectos secundarios o la posibilidad de abstinencia.

Cuando los pacientes informaron efectos secundarios a su médico, las respuestas de los médicos variaron ampliamente: 

  • El 32% probó un medicamento alternativo.
  • El 35% agregó otro medicamento. 
  • El 28% ajustó la dosis.
  • En el 21% de los casos el médico descartó la idea de que los efectos secundarios estaban relacionados con el medicamento recetado.

El estudio incluyó las experiencias de retiro de medicación de 158 personas que firmaron una de las dos peticiones presentadas. Las preguntas eran muy abiertas, por lo que podían proporcionar cualquier información que quisieran sobre sus experiencias de abstinencia. De hecho, la petición escocesa no incluyó ninguna pregunta, en su lugar permitió a los peticionarios presentar sus experiencias en la forma que desearan. La petición de Gales incluyó cuatro preguntas generales sobre la experiencia del retiro de medicación y los apoyos que experimentaron, y cómo mejorarlo.

Los investigadores encontraron los siguientes temas comunes:

  • Falta de información brindada a los pacientes sobre el riesgo de abstinencia de antidepresivos.
  • Los médicos no reconocen los síntomas de la abstinencia.
  • Los médicos están mal informados sobre el mejor método para reducir gradualmente los medicamentos recetados.
  • Pacientes a los que se les diagnosticó una recaída de la afección subyacente o enfermedades médicas distintas de la abstinencia.
  • Pacientes que buscan asesoramiento fuera de la atención médica convencional, incluso en foros online.
  • Efectos significativos sobre el funcionamiento de quienes experimentan abstinencia.

Destacan los investigadores que el elemento central que une la mayoría de las experiencias es una falla en la información dentro del sistema médico. Los médicos no conocen la prevalencia o los síntomas comunes de la abstinencia; los médicos no comparten información sobre los riesgos con sus pacientes; los médicos no saben cómo suspender los medicamentos. Esta falta de información lleva a los pacientes a buscar conocimientos médicos en otros lugares, como foros online.

Estas experiencias tienen profundas implicaciones para la atención médica: los médicos y los responsables de la formulación de políticas deben escuchar mejor a los pacientes, y actualizar los protocolos y guías tanto de Reino Unido como de Estados Unidos.

Si los médicos escucharan mejor a sus pacientes, no descartarían estas experiencias ni las considerarían una recaída de síntomas anteriores. Las experiencias comunes de abstinencia, como síntomas parecidos a los de la gripe, sacudidas cerebrales y movimientos musculares involuntarios, son obviamente muy diferentes de los síntomas que comprenden la «depresión», por ejemplo. No hay explicación de cómo los médicos pueden enmarcar estas experiencias como «recaídas».

“Además de los costos innecesarios para el sistema de salud, muchos pacientes destacaron en sus relatos lo invalidante y angustioso que era no ser creído por sus médicos mientras experimentaban síntomas incapacitantes y severos”, escribieron los investigadores.

Finalmente, sugieren que los enfoques no farmacológicos para la angustia, como la psicoterapia, deberían expandirse para que los pacientes no estén expuestos innecesariamente a los daños de los medicamentos antidepresivos.

Puedes leer la investigación completa aquí.

Reducción gradual de dosis para mitigar los efectos de la abstinencia (Horowitz y Taylor, 2019)

Al presentar este artículo, Lewis resalta su importancia por considerar que si sus médicos lo hubieran conocido podrían haber aliviado su propia experiencia.

Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) actúan para mantener la serotonina en los espacios entre las sinapsis, lo que en general eleva los niveles de serotonina. Sin embargo, el cuerpo humano tiende a compensar cambios químicos como este para crear homeostasis. Esa adaptación compensatoria puede reducir la cantidad de serotonina que se produce en esas áreas. Debido a los efectos neurobiológicos de los ISRS, es necesaria una reducción «hiperbólica» de la dosis para prevenir los síntomas de abstinencia.

Tras analizar las tomografías por emisión de positrones (PET), los autores concluyeron que la reducción de los antidepresivos debe ser lenta e hiperbólica (reducción cada vez más pequeña) a dosis que son mucho más pequeñas que lo que se considera una dosis mínima. Esto es esencial para reducir los efectos de la abstinencia. 

Este artículo ayuda a diferenciar entre la abstinencia (que ocurre en días, responde a los antidepresivos y puede parecer fisiológica y psicológicamente diferente a los síntomas originales) y una recaída. A pesar de estas diferencias, a veces los síntomas originales y la abstinencia pueden parecer iguales, lo que complica aún más las cosas.

Las pautas de tratamiento reconocen la posibilidad de síntomas de abstinencia y recomiendan disminuir gradualmente al suspender los antidepresivos. Sin embargo, esas recomendaciones son por periodos cortos de reducción de hasta 4 semanas, disminuyendo a la mitad la dosis en grandes incrementos. En general, también sugieren que los síntomas de abstinencia sólo durarán un período corto de tiempo y que muchas personas no experimentan ningún síntoma de abstinencia.

Desafortunadamente, la evidencia de la investigación sugiere lo contrario. Un ensayo aleatorio de prácticas de interrupción de medicación encontró que una reducción gradual de 2 semanas no era mejor para prevenir los síntomas de abstinencia que una reducción gradual de tres días; ninguna de las prácticas fue lo suficientemente larga para prevenir la abstinencia (Tint et al., 2008).

Según el estudio de Horowitz y Taylor, los síntomas de abstinencia justo después de suspender un antidepresivo también se asocian con un aumento del 60% en los intentos de suicidio.

En la encuesta del Reino Unido, los síntomas no desaparecieron rápidamente: 

  • De las personas que tomaban antidepresivos, el 38,6% tenía síntomas de abstinencia que duraron más de un año. 
  • De los que tomaban múltiples medicamentos (por lo general, incluidos los antidepresivos y las benzodiazepinas), más de la mitad (56,6%) presentaban síntomas de abstinencia que duraban más de un año. 
  • Cuando se les pidió que calificaran la gravedad de estos síntomas, la calificación promedio fue de nueve sobre diez.

Puedes leer el artículo completo aquí.

Sobrevivir a los antidepresivos (Framer, 2021)

Dada la escasez de servicios sistémicos que ayuden a las personas a dejar los psicotrópicos o incluso que proporcionen información relevante y actualizada, el movimiento de usuarios de antidepresivos ha llenado el vacío. Los grupos de apoyo de las redes sociales son una parte integral de esto. El último artículo sugerido por Lewis es un estudio sobre los grupos de apoyo de Facebook para la abstinencia de antidepresivos.

La autora fue usuaria de antidepresivos y luchó con la abstinencia; también es la fundadora de survivingantidepressants.org. Este documento muestra cómo los usuarios de antidepresivos se han apoyado entre sí y han ayudado a reducir gradualmente las medicaciones, especialmente en ausencia de ayuda psiquiátrica. 

En su estudio, Framer presenta el síndrome post-abstinencia aguda, que describe los diversos síntomas físicos y emocionales que se desarrollan a medida que el cuerpo se reajusta siguiendo las adaptaciones que tuvo que hacer mientras tomaba el medicamento. También toca las “neuroemociones”, es decir, las emociones generadas por los efectos neurológicos de la abstinencia.

A partir de su investigación, la autora informa:

  • Personas de todos los ámbitos de la vida solicitan ayuda para reducir gradualmente todo tipo de medicamentos psiquiátricos. Sin embargo, SurvivingAntidepressants.org surgió debido a que uno de cada seis adultos en EEUU tomaba medicamentos psiquiátricos, y de ellos el 95% estaba tomando antidepresivos.
  • Diferenciar la “recaída” de los síntomas de abstinencia requiere tanto escuchar, como paciencia. Los síntomas emocionales de la abstinencia pueden ser confusos. Pero Framer señala que los síntomas emocionales de la abstinencia aguda son repentinos, a diferencia de una recaída que es gradual. Los pacientes a menudo describen sus sentimientos de abstinencia como «nuevos o excepcionalmente graves». Por ejemplo: «nunca antes había sentido esto». La abstinencia suele causar sensaciones eléctricas en el cerebro, a menudo descritas como «zaps» (o sacudidas), entre otras condiciones fisiológicas, como mareos, dolor, náuseas e insomnio.
  • La reducción puede y debe ajustarse al individuo, ya que los niveles de tolerancia varían ampliamente. La reducción también debe tener en cuenta los fármacos más difíciles de reducir y “des-prescribir”, en particular antipsicóticos y paroxetina.
  • A menudo, lo que dificulta la reducción gradual y la “des-prescripción” de medicamentos son las reacciones adversas a los medicamentos y la polifarmacología. Estos factores hacen que sea difícil determinar qué fármaco está causando cada síntoma. De hecho, hay innumerables narrativas en SurvivingAntidepressants.org que recuerdan las dificultades de las cascadas de prescripciones, las reacciones adversas a los medicamentos y las interacciones entre medicamentos.
  • Los síntomas de abstinencia indican inestabilidad neurológica, lo que requiere más precaución cuando los médicos consideran nuevos medicamentos o dosis paliativas.
  • Nunca se debe omitir dosis para la disminución gradual.

“Cualquier paciente está en riesgo de presentar síntomas de abstinencia psicotrópica, y la gravedad de la lesión por efectos adversos no reconocidos de los medicamentos y síntomas de abstinencia puede ser mayor. Los pacientes necesitan que los prescriptores revisen sus suposiciones y prácticas por el bien de nuestros síntomas nerviosos”, sostiene Framer.

El artículo de Framer, «Lo que he aprendido al ayudar a miles de personas a reducir gradualmente los antidepresivos y otros medicamentos psicotrópicos», y su sitio web abren puertas para que los médicos puedan ver cómo comprender mejor la abstinencia de fármacos psicotrópicos. Su trabajo también otorga una autoridad científica única y poderosa a la experiencia vivida de quienes visitaron SurvivingAntidepressants.org en busca de consejos y sabiduría comunitaria cuando los canales más formales no tenían las respuestas para ayudar.

El análisis presentado por Lewis busca que las personas que prescriben antidepresivos lo hagan con conciencia de lo que están prescribiendo, de sus efectos adversos y del derecho a la información de los pacientes que acuden a su consulta profesional confiando en que tendrán el acompañamiento y trato digno que toda persona merece. 

Puedes leer el artículo completo aquí.

Referencias:

  • Davies, J., & Read, J. (2019). A systematic review into the incidence, severity and duration of antidepressant withdrawal effects: Are guidelines evidence-based? Addictive Behaviors, 97, 111-121. https://doi.org/10.1016/j.addbeh.2018.08.027
  • Framer, A. (2021). What I have learnt from helping thousands of people taper off antidepressants and other psychotropic medications. Therapeutic Advances in Psychopharmacology, 11, 2045125321991274. https://doi.org/10.1177/2045125321991274
  • Guy, A., Brown, M., Lewis, S., & Horowitz, M. (2020). The ‘patient voice’: patients who experience antidepressant withdrawal symptoms are often dismissed, or misdiagnosed with relapse, or a new medical condition. En Therapeutic Advances in Psychopharmacology (Vol. 10, p. 204512532096718). https://doi.org/10.1177/2045125320967183
  • Horowitz, M. A., & Taylor, D. (2019). Tapering of SSRI treatment to mitigate withdrawal symptoms – Authors’ reply . The Lancet. Psychiatry, 6(7), 562-563. https://doi.org/10.1016/S2215-0366(19)30219-6
  • Lewis, S. (2021). The four research papers I wish my doctor had read before prescribing an antidepressant. British Journal of Medical Practice. DOI: https://doi.org/10.3399/bjgp21X716321 
  • Tint, A., Haddad, P. M., & Anderson, I. M. (2008). The effect of rate of antidepressant tapering on the incidence of discontinuation symptoms: a randomised study. Journal of Psychopharmacology , 22(3), 330-332. https://doi.org/10.1177/0269881107081550

Fuente: Mad in America

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La música instrumental también puede afectar tu sueño

  • Maria Fernanda Alonso
  • 02/08/2021

Escuchar la música que nos gusta es agradable. Podemos pensar que nos ayuda tanto si queremos “activarnos”, como si buscamos relajarnos y entrar en el “modo descanso”, para terminar el día. Pero el hecho de que sea agradable no siempre significa que sea bueno para la salud: una investigación reciente encontró que la música a la hora de dormir se asoció con más interrupciones del sueño, y que la instrumental es incluso peor que la música con letra (Scullin et al., 2021).

Primer estudio

En un primer estudio, el equipo pidió a 199 voluntarios que viven en EE.UU. que informaran sobre la calidad de su sueño y la frecuencia y el tiempo en que escuchaban música, así como sus creencias sobre cómo esto afectaba su sueño. 

Hallazgos

El 87% de las personas creía que la música mejoraba el sueño, o al menos no lo interrumpía. Sin embargo, el equipo descubrió que más tiempo total dedicado a escuchar música se asoció con un sueño más deficiente y somnolencia diurna. Un poco más de las tres cuartas partes de los participantes también informaron haber experimentado frecuentes «gusanos de oído»: esto es tener una canción o melodía «atascada» y reproduciéndose en sus mentes. Una cuarta parte informó haber experimentado estos síntomas durante la noche al menos una vez a la semana, y estas personas tenían (como era de esperar) seis veces más probabilidades de informar una mala calidad del sueño.

El análisis del equipo sugirió que escuchar específicamente música instrumental cerca de la hora de acostarse estaba relacionado con más “gusanos de oído” relacionadas con el sueño y una peor calidad del sueño.

Segundo estudio

Posteriormente, los investigadores llevaron adelante un estudio experimental con 48 adultos jóvenes. Después de llegar al laboratorio del sueño a las 8.45 p.m., los participantes fueron a una habitación tranquila y con poca luz, donde completaron una serie de cuestionarios que incluían medidas de estrés, calidad del sueño y somnolencia diurna. También se les aplicaron electrodos, listos para la polisomnografía nocturna (que registró la actividad de las ondas cerebrales, así como la frecuencia cardíaca y la respiración), e informaron sobre lo relajados, nerviosos, enérgicos, somnolientos y estresados ​​que se sentían.

A las 10 pm, se les dio un «tiempo de inactividad», con música tranquila. La mitad fue seleccionada al azar para escuchar tres canciones: «Don’t Stop Believin» de Journey, «Call Me Maybe» de Carly Rae Jepsen y «Shake It Off» de Taylor Swift, mientras que la otra mitad escuchó versiones solo instrumentales de estas. mismas canciones. (El equipo eligió estas canciones porque se sabe que causan gusanos de oído y era probable que fueran muy familiares para los participantes).

Hallazgos

Los participantes informaron una disminución en el estrés y el nerviosismo y una mayor relajación después de escuchar cualquiera de las canciones, y también mostraron una disminución en la presión arterial. Entonces, como también sugirieron estudios anteriores, la música tranquila a la hora de acostarse fue realmente relajante en ese momento. Sin embargo, una cuarta parte de los participantes se despertó del sueño con un “gusano de oído”, y los datos de polisomnografía mostraron que las versiones instrumentales de las canciones tenían más probabilidades de desencadenar estos despertares, así como de causar otras interrupciones del sueño, como cambios de un sueño más profundo a un sueño más ligero. Tomados en conjunto, los hallazgos representan «evidencia causal de que la música instrumental a la hora de dormir afecta la calidad del sueño al inducir gusanos auditivos», señalaron los investigadores.

Los datos del EEG mostraron que los participantes que se despertaron con un “gusano de oído” tenían «oscilaciones frontales lentas» significativamente mayores: una firma clásica de consolidación de la memoria durante el sueño. También se observaron oscilaciones lentas asociadas a los “gusanos de oído” en la corteza auditiva, que procesa los sonidos. Los despertares parecen, entonces, resultar de la reactivación de melodías que se escuchan durante el día durante el sueño, como parte del proceso de consolidación de la memoria. Los datos generales del equipo sugieren que es más probable que esto suceda cuando las melodías se escuchan a la hora de acostarse y son instrumentales.

No está claro por qué las canciones solo instrumentales tendrían mayor impacto que la música con letra. Las tres canciones utilizadas en este estudio se eligieron porque probablemente les resultarían familiares a los participantes. Escuchar las canciones sin la letra podría haber provocado que sus cerebros intentaran agregar las palabras, lo que podría haber hecho que los “gusanos de oído” fueran más probables. Si este es el caso, es posible que no toda la música instrumental tenga el mismo efecto. Sin embargo, los datos del primer estudio son consistentes con la idea de que la música instrumental en general es un problema mayor.

Finalmente, los autores recomiendan que si tenés problemas con “gusanos de oído” por las noches, limites la cantidad de música que escuchás en el día y evites escuchar música antes de acostarte. En su lugar, recomiendan dedicar de 5 a 10 minutos a escribir una lista de tareas para el día siguiente, basados en los hallazgos de un estudio anterior que sugiere que esto ayuda a las personas a conciliar el sueño (Scullin et al., 2018). 

Referencias bibliográficas:

  • Scullin, M. K., Gao, C., & Fillmore, P. (2021). Bedtime Music, Involuntary Musical Imagery, and Sleep. Psychological Science, 32(7), 985-997. https://doi.org/10.1177/0956797621989724
  • Scullin, M. K., Krueger, M. L., Ballard, H. K., Pruett, N., & Bliwise, D. L. (2018). The effects of bedtime writing on difficulty falling asleep: A polysomnographic study comparing to-do lists and completed activity lists. Journal of Experimental Psychology. General, 147(1), 139-146. https://doi.org/10.1037/xge0000374

Fuente: Research Digest

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los «Influencers» no tienen tanta influencia social después de todo

  • Maria Fernanda Alonso
  • 31/07/2021

Cuando pensamos en influencia social y redes sociales, tendemos a imaginar dos tipos de personas: aquellos que están en el centro de las redes sociales, que están altamente conectados con otras personas y tienen miles y miles de seguidores; y las personas en la periferia de las redes sociales que tienen una cantidad mucho menor de seguidores. 

Si nos preguntamos: de estas personas, ¿quién tendría más posibilidades de generar un cambio social? Ya sea que hablemos de la primavera árabe, la concientización sobre la importancia de la vacunación para combatir el SARS-CoV-2, o divulgar un nuevo producto en Instagram, Facebook o Twitter, tendemos a buscar a los “influencers” (que hace un tiempo eran conocidos como “líderes de opinión”), pensando que si conseguimos que incorporen nuestras ideas o productos, sus seguidores también lo harán.

Sin embargo, una serie de estudio reciente que tuvo como objetivo averiguar qué partes de las redes sociales son claves para la innovación y la diseminación del cambio, encontró que el cambio social tiende a iniciarse en la periferia de las redes sociales y no en el centro  (Guilbeault & Centola, 2021). Explican los autores que cuando vemos noticias triviales o historias sobre las celebridades, estás sí tienden a esparcirse desde el centro hacia la periferia; pero cuando miramos noticias contenciosas o ideas nuevas difíciles de comprender, estas tienden a emerger en la periferia y crecer al recorrer las redes sociales, y solo alcanzan a las personas del centro al final.

De hecho, los influencers sociales podrían ser perjudiciales para la causa, sostienen los investigadores. Y esto se debe a que cuando los influencers presentan ideas que son disonantes con las visiones del mundo de sus seguidores, pueden antagonizar involuntariamente con los sujetos a los que buscan persuadir, porque las personas generalmente solo siguen a influencers cuyas ideas confirman sus creencias sobre el mundo.

Los investigadores estudiaron más de 400 redes de salud pública para descubrir qué personas podían difundir nuevas ideas y comportamientos con mayor eficacia. Probaron a todas las personas posibles en cada red para determinar quién sería más efectivo para difundir todo, desde chismes de celebridades hasta la aceptación de vacunas.

Por otra parte, las personas o grupos de personas que están en la periferia de las redes sociales, que quizás no tienen tantos seguidores como los del centro, mostraron estar perfectamente preparados para aumentar la difusión de una nueva idea en muchas personas. Estos grupos, dicen los autores, son la zona cero para desencadenar puntos de inflexión en la sociedad.

Decenas de algoritmos que utilizan actualmente las empresas que buscan difundir nuevas ideas se basan en la falacia de que todo se propaga de forma viral, pero este estudio muestra que la capacidad de que la información pase a través de una red social depende del tipo de información que se comparte en esa red.

Los investigadores aplicaron sus hallazgos para predecir la expansión de un nuevo programa de microfinanzas en docenas de comunidades en India. Al considerar lo que se estaba difundiendo a través de las redes, pudieron predecir desde dónde debería originarse y si se propagaría al resto de la población. Sus predicciones identificaron a las personas exactas que fueron más influyentes para aumentar la adopción del nuevo programa.

También encontraron que cuanto más insegura estaba la gente sobre una nueva idea, más se trasladaba la influencia social a las personas con menos conexiones, los “influencers” de la periferia. 

Este hallazgo modifica las nociones clásicas sobre la influencia social, ya que al pensar en ella también tenemos que pensar sobre qué clase de cosas tienen influencia las personas que queremos contactar y lo principal es que en lugar de buscar personas importantes, es necesario buscar lugares importantes en relación a lo que pretendemos difundir. Los hallazgos cambian nuestras nociones sobre la influencia social para el marketing, las ventas y los movimientos sociales. No todo se propaga a través de una red de la misma manera. Este conocimiento puede usarse para identificar puntos estratégicos en el gráfico social y nos permite adaptar con precisión nuestras estrategias en redes para lograr un cambio social positivo.

Referencia bibliográfica: Guilbeault, D., & Centola, D. (2021). Topological measures for identifying and predicting the spread of complex contagions. Nature Communications, 12(1), 4430. https://doi.org/10.1038/s41467-021-24704-6

Fuente: Science Daily

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Se puede decidir no tener hijos y sentirse satisfecha con la vida de todos modos?

  • Maria Fernanda Alonso
  • 29/07/2021

“¿Querés tener hijos?”, y “¿para cuándo los chicos?”, son dos preguntas que todas las mujeres enfrentan. En muchas ocasiones, ante una respuesta negativa el interlocutor afirma o -a veces- consulta: “es que no te gustan los niños.” De esta forma, prácticamente cualquier persona se da permiso de indagar sobre una de las decisiones más importantes y personales que una mujer (o la mayoría de las personas) toma en su vida. Aquellas preguntas suelen estar acompañadas de juicios, como contó la activista Gloria Steinem: “las personas asumen que yo debo ser infeliz o estar insatisfecha… de una forma que no harían con un hombre.” Y es que en la cultura patriarcal se ha ligado la felicidad y “realización femenina” a la maternidad. 

Un equipo de investigadores se interesó por averiguar si las personas que deciden no tener hijos realmente experimentan mayor insatisfacción con la vida que aquellos que deciden ser madres y padres. Según sus hallazgos, esta creencia es errónea: los adultos que deciden no tener hijos están tan satisfechos con sus vidas como los que son padres (Watling Neal & Neal, 2021).

Para averiguarlo, encuestaron a 1000 adultos de Michigan, EEUU, quienes eran: madres y padres, personas que aún no tenían hijos pero querían tenerlos, y personas que no querían hijos. 

Los participantes completaron diversas escalas, entre ellas medidas de satisfacción con la vida y de los cinco grandes de la personalidad, antes de calificar en una escala de 0 a 100 qué tan fríos o cálidos se sentían hacia las mujeres y los hombres que nunca querían tener hijos biológicos o adoptados.

El equipo también recopiló datos demográficos, incluida información sobre raza, género, educación, edad, ideología política y estado civil de los participantes: personas que estaban en pareja en ese momento, personas que habían tenido pareja anteriormente (por ejemplo, divorciado, separado o viudo) o sujetos solteros.

Más de una cuarta parte de los participantes no tenían hijos, el segundo grupo más grande después de madres y padres. Al principio, parecía que los participantes sin hijos tenían una menor satisfacción con la vida que los que eran padres, pero esta diferencia desapareció después de controlar el género, la educación, la edad y el estado civil.

Los participantes sin niños también eran más propensos a ser izquierdistas o liberales en comparación con los que eran padres. Los que “aún no eran padres”, aquellos que en ese momento no tenían hijos pero esperaban tenerlos en el futuro, fueron un poco más agradables que los participantes que decidían no tener hijos, pero no hubo otras diferencias de personalidad entre los grupos.

El afecto hacia las mujeres y los hombres que decidían no tener hijos también dependía de la condición de padres de los participantes. Las personas que decidían vivir sin hijos se sintieron más afectuosas con las mujeres y los hombres que decidían no tener hijos, mientras que las personas que aún no eran padres pero querían serlo y los que eran padres se sintieron significativamente más fríos hacia ellos.

Sugieren los investigadores que las investigaciones adicionales podrían analizar la variedad de razones por las que las personas eligen no tener hijos: en este estudio, la personalidad no pareció marcar una gran diferencia, mientras que la ideología política lo hizo, por lo que explorar la dirección de este efecto puede ser interesante. Ya sea que tenga que ver con las finanzas, el medio ambiente o los roles de género, observar más de cerca los factores políticos, económicos y sociales que llevan a las personas a decidir no tener hijos podría dar una idea de los componentes complejos de la decisión de tener o no tener hijos.

Referencia bibliográfica: Watling Neal, J., & Neal, Z. P. (2021). Prevalence and characteristics of childfree adults in Michigan (USA). PloS One, 16(6), e0252528. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0252528

Fuente: Research Digest

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Desarrollan dispositivos de detección de estrés en tiempo real para el tratamiento de las adicciones

  • Maria Fernanda Alonso
  • 27/07/2021

Evitar las recaídas es uno de los objetivos principales de todo tratamiento de adicciones. Lograrlo en la vida real puede requerir mucho más que fuerza de voluntad y, de hecho, es común que las personas con adicciones recurran a otras personas en busca de ayuda para no volver a conductas anteriores. Pero cuando no se encuentra el soporte necesario en el tiempo oportuno, por más esfuerzos que haga la persona, puede recaer en su adicción.

Esto llevó a un equipo de investigadores a desarrollar y poner a prueba una pulsera llamada «Empacta E4» que mide el nivel de estrés de la persona en tiempo real valiéndose para ello de las respuestas fisiológicas al estrés. Sus creadores sostienen que este dispositivo abre nuevas posibilidades de intervenciones para las personas con adicciones ya que son programadas para detectar estrés y como respuesta activar la intervención del teléfono (Alinia et al., 2021).

Fiabilidad de las mediciones

Para poner a prueba la exactitud de las mediciones de estas pulseras, los investigadores pidieron a un grupo de voluntarios que las usaran al menos durante un día y que respondieran algunas preguntas que les llegarían a sus teléfonos cuatro veces al día. Estas encuestas eran sobre sus emociones, antojos de alcohol y cantidad de bebidas alcohólicas consumidas.

Los participantes también podían presionar un botón en el dispositivo cuando sintieran que aumentaba su nivel de estrés.

Al igual que los relojes inteligentes, los dispositivos miden la frecuencia cardíaca, aunque con una mayor confiabilidad, y también detectan cambios en la actividad de las glándulas sudoríparas, la temperatura corporal y la conductancia de la piel, todas las formas en que nuestro cuerpo responde al estrés.

Los resultados de la encuesta coincidieron muy bien con los datos fisiológicos obtenidos de las pulseras: fueron lo suficientemente precisos como para dar la confianza de que los dispositivos son efectivos para medir el estrés en tiempo real, señalaron los investigadores. De hecho, los resultados se correspondían con las mediciones encontradas en encuestas anteriores y en investigaciones de laboratorio, con la importante diferencia de que los participantes no estaban conectados a una máquina grande en un laboratorio, y que sus resultados provenían del mundo real, en tiempo real.

Y justamente esto es lo destacable: saber en tiempo real cuándo una persona está experimentando mayores niveles de estrés -lo que podría conducir a una recaída- representa una mejora significativa para ayudar a evitar las recaídas en tiempo oportuno.

Propuestas en desarrollo

Los investigadores se encuentran trabajando en una propuesta para crear una aplicación móvil que conecte la pulsera al teléfono de la persona de forma tal que al detectar estrés active la intervención del teléfono. El dispositivo podría programarse para iluminarse con notificaciones o iniciar una aplicación que haga preguntas para ayudar a las personas a superar una situación estresante. 

También están trabajando para vincular los dispositivos a una aplicación de música, de modo que pueda seleccionar automáticamente una canción para reproducir cuando detecta estrés.

El simple hecho de reconocer el estrés es una de las mejores formas de limitar el impacto de una situación estresante. Muchos de los encuestados en el estudio dijeron que se sentían mejor con solo presionar el botón de la pulsera para notar su nivel de estrés, comentaron los autores.

Referencia bibliográfica: Alinia, P., Sah, R. K., McDonell, M., Pendry, P., Parent, S., Ghasemzadeh, H., & Cleveland, M. J. (2021). Associations Between Physiological Signals Captured Using Wearable Sensors and Self-reported Outcomes Among Adults in Alcohol Use Disorder Recovery: Development and Usability Study. JMIR Formative Research, 5(7), e27891. https://doi.org/10.2196/27891

Fuente: Eurekalert

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las posiciones de poder incrementan la percepción de responsabilidad de otros

  • Maria Fernanda Alonso
  • 26/07/2021

Estar en una posición de poder puede llevar a las personas a considerar que sus subordinados no tienen excusa para no cumplir con sus responsabilidades de la manera exacta en que les fueron encomendadas. Al fin y al cabo, el resultado de su trabajo es el fruto de sus propias decisiones. Pero, ¿puede existir alguna limitación legítima que justifique no haber podido cumplir en tiempo y forma en algún momento?

Cuando alguien tiene una “mentalidad de elección» considera que los comportamientos de las personas son elecciones o acciones deliberadas impulsadas por sus propios motivos y preferencias. Consecuentemente, sienten que tienen control sobre su propio destino (Feldman et al., 2014), por ejemplo, y obtienen mejores resultados en las negociaciones (Ma et al., 2019). Por otra parte, este tipo de mentalidad también puede llevar a la culpabilización de la víctima, a una falta de atención por la desigualdad y a un menor interés en los actos de bien social (Savani et al., 2011). Recientemente, investigadores encontraron que las personas en posiciones de poder tienden a adoptar una mentalidad de elección, y esto les hace más propensos a responsabilizar a otros por los errores más allá del contexto (Yin et al., 2021).

Poder y culpa

El equipo realizó tres estudios. Para el primero, pidieron a 363 participantes que completaran dos encuestas en un orden aleatorio. Una midió el sentido de poder de los voluntarios, preguntando cuánto estaban de acuerdo con afirmaciones como «puedo conseguir que otros hagan lo que quiero». La otra miró su tendencia a repartir culpas. 

Se les dijo a los participantes que los investigadores estaban buscando una solución a un problema real en su departamento: dar o no un bono a un asistente administrativo que no había cumplido con el plazo para una subvención, y afirmó que no tenía otra opción porque estaba “atrapado en otro trabajo”. Luego se les preguntó cuántas opciones tenía la asistente para no completar el trabajo y si creían o no que era culpable de no cumplir con el plazo. Finalmente, se les pidió que votaran si debería recibir el bono o no.

El equipo descubrió que los participantes con mayor sentido de poder creían que la asistente tenía más opciones y era menos probable que votaran a favor de darle la bonificación. Del mismo modo, quienes percibieron que la asistente tenía más opciones la culparon más. Este siguió siendo el caso incluso al excluir a los participantes que no creían que el escenario fuera real.

En el segundo estudio, los investigadores querían saber qué pasaba cuando las personas se sentían más o menos poderosas. Para ello, les dijeron a los participantes que habían sido colocados en equipos para clasificar en orden de importancia una lista de consejos sobre cómo tener éxito en Mechanical Turk (el sitio web de crowdsourcing donde se llevó a cabo el estudio). En la condición de “bajo poder”, se les dijo a los participantes que se les había asignado el papel de un «trabajador» que era inferior a otros compañeros de equipo, mientras que en la condición de “mayor poder” eran supervisores.

Seguidamente les pidieron que resumieran una transcripción que supuestamente había hecho otro equipo: la transcripción estaba llena de errores, que les dijeron que se debían a que la conexión a Internet del trabajador era inestable. Luego respondieron preguntas sobre la transcripción, indicando si creían que el transcriptor tenía la opción de corregir sus errores, cuánta culpa tenía y si debería recibir el pago por la transcripción.

Nuevamente, los participantes en el grupo de mayor poder tenían más probabilidades de percibir que el transcriptor tenía otra opción en comparación los del grupo de bajo poder, lo que a su vez los hacía más propensos a culpar y castigar al transcriptor indicando que no se le debería pagar. Un tercer estudio también replicó estos hallazgos.

En los tres estudios, los participantes que se sentían más poderosos también eran más propensos a ver que los demás tenían más opciones y, por lo tanto, a responsabilizarlos más cuando algo salía mal, incluso si se les daba una explicación razonable. 

Los autores sostienen que esto no puede deberse solamente a que las personas en posiciones de poder quieren preservar su propia posición ya que en el primer estudio se pidió a los participantes que tomaran una decisión sobre alguien completamente ajeno a ellos y su propio lugar en una jerarquía social. En cambio, puede ser que las personas poderosas se beneficien psicológicamente al creer que la posición de todos está relacionada con la elección, lo que significaría que ellos habrían alcanzado su propia posición a través del mérito y el trabajo arduo.

Referencias bibliográficas:

  • Feldman, G., Baumeister, R. F., & Wong, K. F. E. (2014). Free will is about choosing: The link between choice and the belief in free will. En Journal of Experimental Social Psychology (Vol. 55, pp. 239–245). https://doi.org/10.1016/j.jesp.2014.07.012
  • Ma, A., Yang, Y., & Savani, K. (2019). “Take it or leave it!” A choice mindset leads to greater persistence and better outcomes in negotiations. En Organizational Behavior and Human Decision Processes (Vol. 153, pp. 1–12). https://doi.org/10.1016/j.obhdp.2019.05.003
  • Savani, K., Stephens, N. M., & Markus, H. R. (2011). The unanticipated interpersonal and societal consequences of choice: victim blaming and reduced support for the public good. Psychological Science, 22(6), 795–802. https://doi.org/10.1177/0956797611407928
  • Yin, Y., Savani, K., & Smith, P. K. (2021). Power Increases Perceptions of Others’ Choices, Leading People to Blame Others More. En Social Psychological and Personality Science (p. 194855062110161). https://doi.org/10.1177/19485506211016140

Fuente: Research Digest

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