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Publicaciones por autor

Rita Arosemena P.

306 Publicaciones
Graduada en Comunicación y especialista en Educación Superior. Amante de la literatura, el arte y las ciencias (y del café. El café no se lo toquen). Le interesan especialmente la neuropsicología, la psicología evolutiva y la psicopatología. Le apasiona la música francesa y no tiene nada contra Freud.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El cerebro femenino: ¿tres años más joven que el masculino?

  • Rita Arosemena P.
  • 26/02/2019

Un nuevo estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis ha encontrado que los cerebros femeninos parecen ser aproximadamente tres años más jóvenes que el cerebro de los hombres de la misma edad, metabólicamente hablando. Los resultados, que pueden ser vistos en línea en las actas de la Academia Nacional de Ciencias, podrían explicar por qué las mujeres tienden a permanecer mentalmente agudas durante más tiempo.

Sabemos que el cerebro funciona con azúcar, pero la forma en que utiliza el azúcar cambia a medida que las personas crecen y envejecen. Los bebés y los niños, por ejemplo, usan parte de su combustible cerebral en un proceso llamado glucólisis aeróbica que sostiene el desarrollo y la maduración del cerebro. El resto se quema para impulsar las tareas diarias de pensar y hacer.

En el caso de los adolescentes y adultos jóvenes, una parte considerable del azúcar en el cerebro también se dedica a la glucólisis aeróbica, pero la fracción disminuye de manera constante con la edad, y se estabiliza en cantidades muy bajas para cuando las personas están en sus 60 años.

«Estamos empezando a comprender cómo diversos factores relacionados con el sexo podrían afectar la trayectoria del envejecimiento cerebral y cómo podría influir en la vulnerabilidad del cerebro a las enfermedades neurodegenerativas», dijo el investigador principal Manu Goyal, profesor asistente de radiología en el Instituto de Radiología Mallinckrodt, de St. Louis.

Los investigadores han avanzado en sus indagaciones acerca de las diferencias en el metabolismo cerebral entre hombres y mujeres. En este caso, se estudiaron 205 personas para descubrir cómo sus cerebros usan el azúcar, 121 mujeres y 84 hombres, con edades entre los 20 y 82 años.

Los participantes fueron sometidos a tomografías PET para medir el flujo de oxígeno y glucosa en sus cerebros. Para cada persona, los investigadores determinaron la fracción de azúcar comprometida con la glucólisis aeróbica en varias regiones del cerebro. Desarrollaron un algoritmo de aprendizaje automático para encontrar una relación entre la edad y el metabolismo cerebral al alimentar las edades de los hombres y los datos del metabolismo cerebral. Luego, ingresaron los datos del metabolismo cerebral de las mujeres en el algoritmo y dirigieron el programa para calcular la edad cerebral de cada mujer a partir de su metabolismo.

El algoritmo produjo edades cerebrales promedio de 3.8 años menos que las edades cronológicas de las mujeres.

«La diferencia promedio en la edad cerebral calculada entre hombres y mujeres es significativa y reproducible, pero es solo una fracción de la diferencia entre dos individuos», afirma Goyal. «Es más fuerte que muchas diferencias sexuales que se han reportado, pero no es una diferencia tan grande como otras diferencias sexuales, como la altura».

«No significa que los cerebros de los hombres envejezcan más rápido, comienzan la edad adulta unos tres años antes que las mujeres, y eso persiste durante toda la vida», afirmó Goyal, quien también es profesor asistente de neurología y neurociencia. «Lo que no sabemos es lo que significa. Creo que esto podría significar que la razón por la cual las mujeres no experimentan tanto deterioro cognitivo en años posteriores es porque sus cerebros son efectivamente más jóvenes, y actualmente estamos trabajando en un estudio para confirmarlo.»

La relativa juventud de los cerebros de las mujeres pudo ser detectada incluso entre los participantes más jóvenes, de 20 años.

Las mujeres mayores tienden a puntuar mejor que los hombres de la misma edad en las pruebas de razón, memoria y resolución de problemas. Goyal y sus colegas están siguiendo a un grupo de adultos en un estudio longitudinal para determinar si las personas con cerebros de aspecto más joven tienen menos probabilidades de desarrollar problemas cognitivos.

Referencia original del estudio: Goyal MS, Blazey TM, Su Y, Couture LE, Durbin TJ, Bateman RJ, Benzinger TLS, Morris JC, Raichle ME, Vlassenko AG. Persistent metabolic youth in the aging female brain. Proceedings of the National Academy of Sciences, Feb. 4, 2019 DOI: 10.1073/pnas.1815917116

Fuente: Sciencedaily

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los niños tienden a preferir amigos que hablan como ellos

  • Rita Arosemena P.
  • 25/02/2019

Los niños tienden a elegir amigos que hablan con su propio acento local, incluso si crecen en una comunidad diversa y están regularmente expuestos a una variedad de acentos, de acuerdo con un nuevo estudio publicado en la revista Developmental Psychology.

«Estudios previos han determinado que los niños de 5 años prefieren ser amigos de quienes hablan como ellos y esas preferencias son tan fuertes que pueden anular las preferencias para los amigos de la misma raza», afirma Paquette-Smith. Por lo tanto, ella y sus co-autores plantearon como hipótesis si la exposición regular a una amplia variedad de acentos modularía las preferencias.

«Es de conocimiento general que los adultos discriminan inconscientemente a otros por la forma en que hablan, pero queríamos entender cuándo, cómo y por qué se desarrollan estos sesgos”, explicó la autora, Melissa Paquette-Smith, de la University of California en Los Ángeles.

En virtud de esto, desarrollaron tres experimentos con casi 150 niños de habla inglesa, de 5 y 6 años de edad, que viven en el área del Gran Toronto, una de las áreas metropolitanas con mayor diversidad cultural y lingüística del mundo. Según los investigadores, más de la mitad de los residentes de esta comunidad nacieron fuera de Canadá y casi el 50 por ciento aprendió un idioma diferente al inglés desde el nacimiento.

En el primer experimento, a los jóvenes participantes se les mostró parejas de niños en una pantalla de computadora. Un niño de cada pareja hablaba inglés con el acento canadiense local y el otro hablaba inglés con acento británico. Después de escuchar a los dos oradores, les solicitaron a los niños que eligieran qué niño querían como amigo.

El equipo de investigación también observó si la cantidad de exposición que los niños tenían a diferentes acentos en la vida cotidiana influía en estas elecciones. Dada la diversidad en el área, la mayoría de los niños en el estudio tuvieron contacto moderado o muy frecuente con acentos no locales, ya sea porque vivían con alguien en su casa o tenían un proveedor de cuidado infantil o un maestro con un acento diferente.

“A pesar de que estaban expuestos a una variedad de acentos, los niños canadienses preferían ser amigos de compañeros que hablaban con acento canadiense sobre compañeros que hablaban con acento británico. La cantidad de exposición que los niños tuvieron a otros acentos en la vida cotidiana no pareció amortiguar estas preferencias”, dijo Paquette-Smith.

Posteriormente, los investigadores quisieron averiguar cómo se verían afectadas las preferencias de los amigos de los niños si hicieran la misma tarea con los niños que no eran hablantes nativos de inglés.

El segundo experimento utilizó el mismo número de participantes que solo hablan inglés, y nuevamente, la mayoría de los niños reportó tener una exposición media o alta a acentos no locales. La conclusión fue la misma, excepto que en lugar de los niños británicos, los participantes escucharon voces de niños nacidos y criados en Corea y que habían aprendido inglés como segundo idioma.

Al igual que en el primer experimento, los jóvenes participantes mostraron una preferencia por sus compañeros con acento canadiense, pero el efecto fue aún mayor en el segundo experimento, según Paquette-Smith.

«Hay una serie de razones por las que pudo presentarse el caso», dijo Paquette-Smith. «Podría ser que los niños coreanos fueran menos fluidos en inglés o que los participantes canadienses tuvieran más dificultades para entenderlos, o que los acentos británicos fueran simplemente más difíciles de distinguir de los acentos canadienses».

Para el tercer experimento, los investigadores examinaron la posibilidad de que la capacidad de los niños para diferenciar los dos acentos podría haber desempeñado un papel en estas preferencias. El equipo predijo que los niños podrían identificar mejor su variedad de inglés canadiense cuando fuese comparado con un acento coreano y que les sería más difícil distinguir entre las variedades de inglés canadiense y británica.

Los niños escucharon las voces de los oradores canadienses, británicos y coreanos de los dos primeros experimentos. Después de reproducir las voces, el investigador le preguntó al niño: “¿Quién habla como tú?», y luego los niños tomaron sus decisiones.

«Nuestras predicciones fueron correctas, a los niños les fue más fácil diferenciar entre los hablantes canadienses, coreanos, británicos y coreanos», dijo Paquette-Smith. “La comparación más difícil para los niños fue entre los hablantes canadienses y británicos. Consideramos que esto se debe a que los niños son mejores para distinguir su acento local de un acento no nativo en comparación con un acento regional».

Paquette-Smith enfatizó que una preferencia por los amigos con acentos similares no significa necesariamente que los niños tuvieran prejuicios contra aquellos con acentos no nativos.

«Es posible que las preferencias que se ven en la primera infancia se deban más a la familiaridad que a la aversión por las personas que hablan de manera diferente», observó el autor.

«Este trabajo es un paso importante hacia la comprensión de las complejas relaciones que existen entre la exposición y las preferencias en la primera infancia y cómo estas preferencias podrían traducirse en sesgos en la edad adulta».

Referencia original del estudio: Paquette-Smith, M., Buckler, H., White, K. S., Choi, J., & Johnson, E. K. (2019). The effect of accent exposure on children’s sociolinguistic evaluation of peers. Developmental Psychology. Advance online publication. Doi: http://dx.doi.org/10.1037/dev0000659

Fuente: PsychCentral

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Ira, tristeza y dolor: ¿qué pasa con la música de hoy?

  • Rita Arosemena P.
  • 25/02/2019

Para nadie es un secreto que la música de hoy es muy distinta a la época dorada del pop de los 70s y 80s, los grupos musicales exitosos como ABBA y los Backstreet Boys, los grandes cantantes como Barry White o el talento y magia de Michael Jackson.

Los años han pasado y, con ello, la música se ha transformado por completo. El escenario mundial es gobernado en la actualidad por géneros inesperados, como el reggaetón y el trap, que incluso gana premios musicales internacionales antes reservados para géneros más convencionales.

Para que un tipo de música triunfe (al igual que una moda) es necesario que exista un mercado dispuesto a consumir. Un estudio publicado por el Journal of Popular Music Studies llega a la misma conclusión: no es que la música haya cambiado por sí sola, las personas han cambiado también y este fenómeno ha determinado el éxito de canciones basadas en la ira, la tristeza, la decepción y otras experiencias emocionales principalmente negativas.

El estudio sugiere que los consumidores actuales prefieren escuchar música que exprese emociones «oscuras», ya sea de forma lírica (letra musical) o tonal (consonancia sonora, etc.).

Los resultados de la investigación derivan de un análisis cuantitativo realizado por Kathleen Napier y Lior Shamir, de la Universidad Tecnológica Lawrence, en Michigan. Los autores analizaron los cambios en la música popular a lo largo de las últimas 7 décadas, entre 1950 y 2016; para ello, se tomaron en cuenta más de 6,000 canciones posicionadas en la lista Billboard Hot 100, que establece las canciones más escuchadas anualmente.

Los investigadores analizaron la estructura tonal de cada canción aplicando un análisis cuantitativo sentimental automático, que asocia una letra musical (palabras o frases) con un grupo tonal específico; en otras palabras, ciertas combinaciones de acordes o el uso de escalas diatónicas específicas es asociado con un conjunto de emociones en concreto.

Las letras de las canciones populares expresaron más miedo a mediados de la década de 1980. El miedo disminuyó drásticamente en 1988 y volvió a manifestarse entre 1998 y 1999, con una fuerte disminución en 2000.

Napier y Shamir encontraron que las expresiones de ira en canciones populares han ido en aumento a lo largo de los años, mientras que las expresiones de alegría han disminuido. De hecho, el grupo de canciones menos «hostiles» corresponden a la década de los 50s.

Los hallazgos también sugieren que el contenido agresivo de la música ha ido en aumento significativo a partir de mediados de los 90s. También se detectó un incremento en las expresiones de tristeza, disgusto o temor, pero no pueden compararse estos ítems con la expresión de ira, que parece dominar la esfera musical en estos tiempos.

Las expresiones de alegría en las canciones populares fueron una característica de la década de los 50s que volvió a aflorar durante los 70s, no obstante, ha disminuido considerablemente en los últimos años.

Un punto importante de la investigación es que, mientras las canciones populares eran establecidas en el pasado de acuerdo con el mayor número de ventas o apariciones en cadenas de radio, hoy en día todo gira en torno a las redes sociales y los canales de streaming. Esto ha hecho que el concepto de «popularidad»  pierda conexión con factores que, antes, eran imprescindibles para establecer un éxito musical: como el talento.

En síntesis, los hallazgos dan un golpe sobre la mesa en relación con un tema que no ha pasado desapercibido para la comunidad global, pero sobre la cual no se han pronunciado grandes opiniones: la generación actual prefiere consumir tristeza y enojo, incluso si esto no expresa necesariamente lo que los compositores y músicos quieren expresar.

Referencia del estudio original: Kathleen Napier, Lior Shamir. Quantitative Sentiment Analysis of Lyrics in Popular Music. Journal of Popular Music Studies, Vol. 30 No. 4, December 2018 DOI: 10.1525/jpms.2018.300411

Fuente: Psychcentral

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Corredores obtienen un impulso de bienestar al participar en carreras organizadas

  • Rita Arosemena P.
  • 22/02/2019

Un número cada vez mayor de personas está participando en carreras recreativas. A menudo, comienza con un lento y doloroso galope alrededor del bloque, seguido de un jadeo para ponerse en forma. Tal vez tú lo hiciste, y desde entonces has reunido suficiente preparación física y mental para completar carreras de mayor longitud y frecuencia, de modo que ahora puedes sentirte más cómodo diciéndole a la gente que eres un corredor «de verdad».

¿Lo dejas ahí o es tiempo de entrenar y participar en una carrera organizada?

Un estudio reciente sugiere que vale la pena hacer la prueba: Marzena Cypryańska y John Nezlek informan en The Journal of Positive Psychology que los corredores recreativos son más felices y se sienten más satisfechos cuando participan en una carrera organizada.

Una posible explicación es que el objetivo principal de la mayoría de las personas que participan en carreras organizadas (no de élite) es simplemente completar el trayecto (lo que hacen prácticamente todos los participantes). Por lo tanto, «nadie pierde, no importa cuánto tarde en terminar», y los finalistas generalmente obtienen algún tipo de medalla o premio y obtienen un poderoso sentido de camaradería y logros.

Los investigadores agregan que «en este sentido, las carreras masivas en carretera, aunque sin saberlo, representan potencialmente una intervención de psicología positiva»

Cada semana se registró si las personas habían participado en una carrera organizada (desde 5 kilómetros hasta maratones completos); además, los corredores respondieron numerosas preguntas sobre su estado de salud durante la semana.

Un poco más de 400 corredores (con una edad promedio de 34 años; entre ellos el 52% eran mujeres) proporcionaron suficientes datos diarios, por un periodo de al menos cuatro semanas. 340 corredores participaron en al menos una carrera durante el estudio. Los resultados fueron claros y precisos: durante las semanas en que compitieron en una carrera organizada, los corredores obtuvieron en promedio un puntaje más alto en prácticamente todas las medidas de salud o bienestar, incluyendo experimentar emociones más positivas, contar con una mayor autoestima y confianza, sentirse más satisfechos con la vida y darle mayor sentido a la vida.

Esta relación todavía estaba presente, pero no de forma tan completa, en los participantes que habían sido corredores durante más tiempo. Es decir, entre los corredores más experimentados, algunos aspectos de salud y bienestar ya no se relacionan con participar en una carrera. Esto era, tal vez, un indicio de efecto de habituación: el zumbido de los logros se disipa un poco, pero no del todo.

Como se esperaba, la satisfacción de los corredores con su rendimiento en la carrera también se reflejó en sus puntuaciones de salud y bienestar. Tomando en cuenta sólo aquellas semanas en que corrieron una carrera, el bienestar de los participantes fue mayor cuando sintieron que habían tenido un mejor desempeño.

Una crítica obvia para esta interpretación es la antigua «correlación no significa causalidad». Es posible que durante las semanas en que los corredores se sintieran más positivos, simplemente fueran más propensos a participar en una carrera. Los investigadores, Cypryańska y Nezlek reconocen esta posibilidad, aunque creen que es poco probable; pues para muchas carreras se requieren inscripción previa y una planificación con muchas semanas o meses de anticipación.

En general, los investigadores, según el estudio, creen que sus resultados muestran cómo el competir en carreras organizadas ofrece una oportunidad a prueba de fallas para el logro de objetivos personales, con toda la recompensa psicológica que eso conlleva, incluidos los impulsos importantes para los sentimientos de competencia y autonomía.

El siguiente paso en esta línea de investigación, es utilizar una evaluación más detallada y profunda de los estados de ánimo de los corredores y su salud antes y después de las carreras organizadas, y continuar midiendo durante más tiempo. «Por ejemplo», reflexionan sobre esta línea de acción, Cypryańska y Nezlek, «se puede decir ‘Corrí en Nueva York’ para impregnar a una persona un sentido de orgullo años después de la carrera, y si es así, ¿tiene esta sensación de orgullo implicaciones para el bienestar?». La pareja agrega que «el presente estudio no fue diseñado para responder tales preguntas, pero los resultados actuales sugieren que vale la pena hacer esas preguntas».

Mientras esta línea de investigación siga desarrollándose y dando resultados, si eres un corredor regular y te preguntas si vale la pena progresar para participar en eventos y carreras organizadas, estos hallazgos sugieren que vale la pena siempre intentarlo. Es posible que el cálido brillo del logro le brinde un impulso psicológico a tu vida.

Referencia original del estudio: Marzena Cypryańska & John B. Nezlek (2018) Everyone can be a winner: The benefits of competing in organized races for recreational runners, The Journal of Positive Psychology, DOI: 10.1080/17439760.2018.1557244

Fuente: Research Digest

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo combatir los antojos con el poder del olfato

  • Rita Arosemena P.
  • 22/02/2019

El simple hecho de captar el aroma de unas deliciosas papas fritas puede llevarlo a ordenar  alimentos poco saludables. Sin embargo, una nueva investigación sobre este tema ha demostrado, que si inhalas por más de dos minutos, es más probable elegir algo mucho más nutritivo.

“El aroma ambiental puede ser una herramienta poderosa para resistir los antojos de alimentos indulgentes”, menciona el investigador principal, Dipayan Biswas, profesor de Mercadotecnia de la University of South Florida – College of Business.

El nuevo estudio, publicado en el Journal of Marketing Research, encontró que los aromas de los alimentos en el ambiente pueden lograr satisfacer los antojos. Esto se debe a que el cerebro no necesariamente distingue la fuente del placer sensorial, según los investigadores.

“De hecho, los estímulos sensoriales sutiles como los aromas pueden ser más efectivos para influir en las elecciones alimentarias de niños y adultos que las políticas restrictivas”.

Durante el estudio, se descubrió una conexión directa interesante entre la duración del tiempo de exposición y si las personas se complacen o no con dulces y golosinas. Para ello, los investigadores realizaron una serie de pruebas con un nebulizador discreto que desprendía por separado el aroma de alimentos saludables y poco saludables, como galletas en lugar de fresas o pizza en lugar de manzanas.

Un descubrimiento importante en los participantes expuestos al olor de las galletas durante menos de 30 segundos demostró que tenían más probabilidades de querer una galleta. En contraposición, las personas expuestas durante más de dos minutosno encontraron la galleta deseable y, en su lugar, escogieron fresas.

Se obtuvo resultados similares cuando se probó con el olor de la pizza y de las manzanas.

Otro resultado interesante fue logrado en una investigación previa del mismo Biswas, donde se demostró que la luz y el volumen de música afectan la elección de alimentos. Sin embargo, este primer estudio, para probar un sentido, puede compensar a otro.

Concluyendo, en relación con el estudio más reciente sobre los olores de los alimentos, Biswas llega a una conclusión muy útil para quienes luchan por perder peso y mantener una buena salud: como los alimentos no indulgentes no emiten mucho aroma ambiental, generalmente no están relacionados con la recompensa y, por lo tanto, tienen poca influencia en lo que ordenamos.

Esto permite trazar nuevas estrategias a la hora de elaborar un plan consumo de alimentos, donde es necesario tomar en cuenta y elegir bien los lugares, los olores y la música que escuchamos cuando consumimos alimentos.

Referencia original del estudio: Dipayan Biswas, Courtney Szocs. The Smell of Healthy Choices: Cross-Modal Sensory Compensation Effects of Ambient Scent on Food Purchases. Journal of Marketing Research, 2019; 002224371882058 DOI: 10.1177/0022243718820585

Fuente: Psychcentral

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Inatención en niños de escasos recursos se vincula con menores ingresos en la adultez

  • Rita Arosemena P.
  • 21/02/2019

La falta de atención y los bajos niveles de comportamiento prosocial en el jardín de infancia pueden estar relacionados con la reducción de los ingresos financieros en la edad adulta, según un nuevo estudio con niños de 6 años de escasos recursos.

Los hallazgos han sido publicados recientemente en la revista JAMA Pediatrics. La investigación involucró a 920 niños de entre 5 y 6 años provenientes de barrios de bajos ingresos en Montreal (Canadá), y llevó 30 años de seguimiento prospectivo entre 1984 y 2015.

Para el estudio, los maestros clasificaron a los niños de acuerdo con cinco perfiles de comportamientos: falta de atención, hiperactividad, agresión física, oposición y conducta prosocial. «Identificar los problemas de conducta en la primera infancia asociados con el éxito o el fracaso económico es esencial para desarrollar intervenciones dirigidas que mejoren la prosperidad económica a través de un mejor logro educativo e integración social», explicó el co autor Daniel Nagin, Ph.D., profesor de política pública y estadísticas en el Colegio Heinz de Sistemas de Información y Políticas Públicas de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, Pennsylvania. 

En ese sentido, los hallazgos muestran que las calificaciones de los docentes sobre la falta de atención de los niños, caracterizadas como falta de concentración, distracción, tener la cabeza en las nubes y falta de persistencia, se asociaron con menores ingresos cuando los estudiantes tenían entre 35 y 36 años. La hiperactividad, la agresión y la oposición no se asociaron significativamente con los cambios en los ingresos posteriores.

Por su parte, el comportamiento prosocial (compartir, ayudar y cooperar) se asoció con mayores ganancias. Los ejemplos de comportamiento prosocial incluyen tratar de detener las peleas, invitar a los espectadores a unirse a un juego e intentar ayudar a alguien que ha sido herido.

Ambos hallazgos tomaron en cuenta el cociente intelectual de los niños (evaluado a los 13 años) y la adversidad de sus familias (nivel educativo de los padres y estatus ocupacional).

«El monitoreo de la falta de atención y los bajos niveles de comportamiento prosocial deben comenzar en el jardín de infancia para que los niños en riesgo puedan ser identificados de forma temprana y recibir intervención y apoyo», puntualizó la co autora Sylvana Côté, Ph.D., profesora del área de Salud Pública en la Universidad de Montreal.

Debido a que la investigación fue de naturaleza observacional, no se evaluó la causalidad. Además, el estudio no examinó las ganancias obtenidas de manera informal, que probablemente no se informaron a las autoridades fiscales canadienses. Además, debido a que el estudio se centró en niños de barrios de bajos ingresos, su generalización a otros géneros o individuos de diferente estatus socioeconómico es limitada.

El estudio fue realizado por investigadores de la Universidad Carnegie Mellon en Pennsylvania, la Universidad de Montreal, el University College Dublin, el Centro de Investigación del Hospital Ste-Justine en Montreal, la OFCE (Observatorio Francés de Condiciones Económicas), el Centro de Investigación y Aplicaciones Económicas (Francia), Statistics Canada y la Universidad de Burdeos.

Referencia original del estudio: Vergunst F, Tremblay RE, Nagin D, et al. Association of Behavior in Boys From Low Socioeconomic Neighborhoods With Employment Earnings in Adulthood. JAMA Pediatr. Published online February 11, 2019. doi:10.1001/jamapediatrics.2018.5375

Fuente: PsychCentral

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  • Salud Mental y Tratamientos

Ansiedad, TEPT y TOC podrían relacionarse con respuestas inflamatorias

  • Rita Arosemena P.
  • 21/02/2019

Depression & Anxiety ha publicado un estudio conducido por investigadores de la Universidad de Columbia que sugiere un vínculo entre altos niveles de marcadores inflamatorios en la sangre y el TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático), el TOC (Trastorno obsesivo compulsivo) y los trastornos de ansiedad.

En el estudio, Megan Renna y sus colegas examinaron 41 estudios previos en individuos diagnosticados con TEPT, TOC o un trastorno de ansiedad. Todos los estudios quasiexperimentales incluyeron grupos de control y tenían al menos una medida de inflamación en la sangre.

Los investigadores encontraron que las personas diagnosticadas con estos trastornos tienden a tener niveles significativamente más altos de marcadores pro inflamatorios en comparación con los sujetos de control sanos. No obstante, no se observaron diferencias significativas entre las personas con TEPT, TOC o un trastorno de ansiedad.

«En términos generales, mi programa de investigación examina las formas en que las emociones y la fisiología se influyen y se relacionan entre sí, es decir, cuando alguien experimenta emociones negativas (por ejemplo, tristeza, ansiedad, enojo) con frecuencia o de manera intensa, lo que eso hace a su salud física«, informó el autor del estudio Megan E. Renna de la Universidad de Columbia.

“Ha habido un vínculo bien establecido entre la enfermedad crónica y la ansiedad en la literatura a lo largo de los años. Sin embargo, aún no está claro qué procesos, tanto psicológicos como físicos, contribuyen a esta asociación, así que me propuse examinar si la inflamación puede ser uno de estos procesos entre las personas con ansiedad, estrés traumático y trastornos obsesivo-compulsivos”

La inflamación está asociada con una gran cantidad de enfermedades crónicas (VIH, cáncer, enfermedades cardiovasculares, enfermedad de Alzheimer, etc.), por lo que se sintió especialmente importante ver si la ansiedad crónica y generalizada aumenta la inflamación.

“La ansiedad, independientemente del tipo específico (por ejemplo, miedo, preocupación, hipervigilancia) no solo puede afectar a alguien psicológicamente, sino también físicamente. En términos de las implicaciones físicas, la inflamación sistémica es algo relativamente invisible, lo que significa que las cosas que sentimos pueden afectar a nuestros cuerpos de maneras que quizás no percibimos», dijo Renna a PsyPost.

Ahora bien, «aunque todavía no sabemos necesariamente si esto conduce a problemas de salud a largo plazo, puede ser importante obtener tratamiento para su ansiedad para mejorar no solo su salud mental sino también su salud física».

Por tal motivo, «espero que podamos construir intervenciones para abordar mejor el impacto físico de la ansiedad y aumentar la calidad de vida y mejorar la salud física de las personas con ansiedad y trastornos relacionados, por lo que este metanálisis fue un paso en esa dirección», añadió Renna. 

El estudio, como toda investigación, incluye algunas limitaciones. Primero, el PTSD parece estar impulsando la diferencia en la inflamación entre las personas con ansiedad y los controles saludables, pero también parece haber mucha menos investigación sobre otros trastornos en comparación con el TEPT. El equipo considera importante dar continuidad a estas investigaciones para comprender cómo otros tipos de ansiedad aumentan la inflamación y qué hace al PTSD diferente de los otros trastornos en términos de su impacto en la inflamación.

Por otro lado, este metanálisis no analizó los procesos que contribuyen a una mayor desregulación inflamatoria en las personas con estos trastornos; muchos de los estudios incluidos no midieron lo que conecta la ansiedad con la inflamación.

Los autores concluyen que, «es importante, en términos de los próximos pasos, una comprensión más detallada y en diferentes procesos para medir la ansiedad y su asociación con la inflamación, así aprender cómo intervenir en esta relación y promover una mejor salud a largo plazo para las personas que padecen estos trastornos».

Referencia original del estudio: Megan E. Renna, Mia S. O’Toole, Phillip E. Spaeth, Mats Lekander, Douglas S. Mennin. The association between anxiety, traumatic stress, and obsessive–compulsive disorders and chronic inflamstematic review and meta‐analysis. First published: 10 September 2018. https://doi.org/10.1002/da.22790

Fuente: Psypost

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Mindfulness: una opción alternativa y prometedora contra el insomnio

  • Rita Arosemena P.
  • 20/02/2019

La meditación basada en la atención plena (mindfulness) se perfila como una opción prometedora para el tratamiento del insomnio crónico, según un estudio reciente publicado en la revista Mindfulness. 

El documento describe los resultados de un ensayo controlado aleatorio donde se estudiaron los efectos de la meditación mindfulness sobre los síntomas diurnos del insomnio y la excitación cognitiva-emocional en un grupo de 54 adultos. 

Recordemos que el mindfulness, según lo define Jon Kabat, es la capacidad de prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación. Además, no es la primera vez que se habla de la atención plena para el tratamiento de afectaciones físicas y psicológicas.

Según el investigador Jason Ong, de la Universidad Northwestern, su equipo ha «presentado avances (sobre los) efectos de la meditación mindfulness en el sueño y evidencia sobre la reducción efectiva de los trastornos del sueño. No obstante, ha habido poca investigación que estudie los efectos de la atención plena en otros aspectos del insomnio, como los factores cognitivos y emocionales, que desempeñan un papel clave en la perpetuación de los trastornos del sueño en el insomnio crónico. Por lo tanto, en este estudio se examinan los cambios de estas variables como parte de un ensayo controlado aleatorio sobre la meditación mindfulness (como tratamiento) para el insomnio».

En el estudio, los participantes con insomnio crónico recibieron una terapia para reducción del estrés basada en atención plena, o completaron un diario de sueño antes de recibir una terapia conductual. Ambos tratamientos, basados en mindfulness, incluyeron la práctica de la meditación.

En el programa de reducción del estrés se incluyó educación general sobre el estrés, mientras que el diario de sueño para el insomnio proporcionó estrategias de comportamiento específicas para tratar el insomnio. El diario de sueño sirvió como condición de control, mientras que el programa de terapia conductual incluyó tratamientos conductuales estándar para el insomnio sin ningún entrenamiento de meditación.

Los resultados evidencian un logro significativo, como señala Json Ong. “Encontramos que la terapia basada en Mindfulness para el insomnio (MBTI), con una intervención basada en una meditación de 8 semanas, logró los mayores efectos en la reducción de pensamientos negativos y emociones relacionadas con el sueño. Por ejemplo, puede reducir el esfuerzo para forzar el sueño o la ansiedad que se produce cuando el sueño ha sido difícil durante muchas noches seguidas”.

En cuanto a las limitaciones del estudio, Ong reconoce que la muestra estudiada es relativamente pequeña, y que solo se analizaron personas que habían suministrado información completa para el estudio, lo que podría sobrestimar los efectos reales de la intervención. Adicionalmente, aunque los resultados sugieren que el mindfulness puede ser un tratamiento prometedor para el insomnio, aún queda por definir cómo la intervención puede ayudar a mejorar la calidad de sueño de las personas y reducir los pensamientos incómodos que afectan el descanso.

Referencia del estudio original: Ong, J.C., Xia, Y., Smith-Mason, C.E. et al. Mindfulness (2018) 9: 1702. doi: 10.1007/s12671-018-0911-6 

Fuente: Psypost

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Realidad Virtual: prometedora en el tratamiento de las pesadillas

  • Rita Arosemena P.
  • 20/02/2019

Un tratamiento innovador basado en la realidad virtual podría reducir la frecuencia e intensidad de las pesadillas, según un estudio piloto publicado en la revista Dreaming.

Los investigadores desarrollaron una aplicación para el casco de realidad virtual Oculus Rift cuya función era presentar a los participantes del estudio imágenes de pesadillas que podían manipularse para ser menos amenazadoras. Posteriormente, se mostraron a los participantes narraciones breves sobre las imágenes para hacerlas aún menos aterradoras.

Específicamente, en la aplicación piloto de la terapia basada en realidad virtual se tomó una muestra compuesta por 19 participantes en 8 sesiones a lo largo de cuatro semanas. La terapia se asoció con una reducción significativa en los niveles de ansiedad y angustia, así como una disminución en la frecuencia de las pesadillas.

Vale mencionar que “hasta ahora, la mayoría de los tratamientos empleados para reducir las pesadillas requerían de una administración prolongada o tomar un medicamento que esencialmente dejaba a la persona fuera de sí, por lo que se requería (desarrollar) un tratamiento corto, no tóxico y efectivo», señaló el autor del estudio, Patrick McNamara, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston.

«Existe una posibilidad (aún no comprobada) de que las pesadillas y la ansiedad asociada con las pesadillas se pueden reducir de manera efectiva a través del entrenamiento habilitado de realidad virtual para controlar las imágenes de miedo», apuntó McNamara a PsyPost.

«Nuestro estudio no fue un estudio doble ciego controlado con placebo, por lo que todo lo que hemos demostrado es que el tratamiento parece ser efectivo y, por lo tanto, debería probarse más. Incluso bajo esas condiciones, debería estar disponible para quienes sufren pesadillas en todas partes del mundo».

Es por ello, agrega McNamara, que el equipo diseñó el tratamiento para que sea posible ajustarlo e individualizarlo. “Por ejemplo, las pesadillas de algunas personas se caracterizan por amenazar / despertar imágenes, mientras que otras se caracterizan por un control intenso de las imágenes».

La aplicación de VR que se desarrolló permite a los usuarios elegir en qué tipo de imagen quieren trabajar, según la que mejor caracterice su historial particular de pesadillas y, por lo tanto, este enfoque de «medicina individualizada» puede ayudar más efectivamente a las personas con pesadillas crónicas.

El siguiente paso es desarrollar una versión para niños que sufren pesadillas crónicas.

Referencia original del estudio: McNamara, P., Moore, K. H., Papelis, Y., Diallo, S., & Wildman, W. J. (2018). Virtual reality-enabled treatment of nightmares. Dreaming, 28(3), 205-224. http://dx.doi.org/10.1037/drm0000088

Fuente: Psypost

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Autolesión entre chicas adolescentes se vincula con alteraciones cerebrales

  • Rita Arosemena P.
  • 19/02/2019

Una investigación reciente ha determinado que los cerebros de las adolescentes que participan en formas graves de autolesión, incluido el corte, son similares a las observadas en adultos con trastorno límite de la personalidad, una enfermedad mental grave y difícil de tratar.

Algunos de los síntomas de esta enfermedad grave incluyen: un patrón recurrente de inestabilidad en las relaciones, esfuerzos para evitar el abandono, alteración de la identidad, impulsividad, inestabilidad emocional y sentimientos crónicos de vacío, entre otros.

El Dr. Theodore Beauchaine, autor principal del estudio y profesor de psicología en la Universidad Estatal de Ohio, ha observado una reducción del volumen cerebral en las jóvenes con estas características, se han confirmado igualmente cambios biológicos y no solo de comportamiento. Este hallazgo implica que se deben iniciar esfuerzos adicionales para prevenir y tratar lesiones autoinfligidas.

Es de resaltar que las autolesiones han sido reconocidas como un factor de riesgo para el suicidio. Esta investigación es la primera en destacar los cambios físicos en el cerebro en las adolescentes que se hacen daño a sí mismas. Estos hallazgos son especialmente importantes debido a los aumentos recientes en la autolesión en los EE.UU., los cuales afectan a casi el 20 por ciento de los adolescentes y comienzan a ser visto desde la infancia, afirmó Beauchaine.

Uno de los hallazgos establece que «Las niñas están comenzando a autolesionarse a edades cada vez más jóvenes, muchas antes de los 10 años», afirma el investigador. Los cortes y otras formas de autolesión a menudo preceden al suicidio, que aumentó entre las niñas de 10 a 14 años en un 300 por ciento entre 1999 y 2014, según datos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades.

Igualmente, se ha evidenciado un aumento del 53% en el suicidio de niñas adolescentes y mujeres jóvenes. La autolesión también se ha relacionado con el diagnóstico posterior de la depresión y el trastorno límite de la personalidad.

En los adultos con trastorno de la personalidad, las anomalías estructurales y funcionales están bien documentadas en varias áreas del cerebro que ayudan a regular las emociones, pero hasta ahora no existían antecedentes que hubiesen examinado los cerebros de las adolescentes que se autolesionan para observar la similitud en los cambios.

El nuevo estudio, que aparece en la revista Development and Psychopathology, incluyó a 20 niñas adolescentes con antecedentes de autolesiones graves y 20 niñas sin antecedentes de autolesiones.

Cada niña fue sometida a imágenes de resonancia magnética cerebral. Cuando los investigadores compararon los volúmenes cerebrales generales de las 20 niñas que se autolesionaban con las del grupo de control, encontraron una clara disminución del volumen en partes del cerebro llamadas corteza insular y giro frontal inferior.

Estas regiones, que están una al lado de la otra, son dos de varias áreas donde los volúmenes cerebrales son más pequeños en adultos con trastorno de límite de personalidad, que, como el corte y otras formas de autolesión, es más común entre las mujeres. Las pérdidas de volumen cerebral también están bien documentadas en personas que han sufrido abuso, negligencia y trauma, resalta Beauchaine.

El estudio también encontró una correlación entre el volumen cerebral y los niveles de desregulación de las emociones de las niñas, informadas por ellas mismas, y recopiladas durante las entrevistas previas a las exploraciones cerebrales.

Beauchaine señala que este estudio no significa que todas las niñas se dañen a sí mismas. Sin embargo, destaca una clara necesidad de hacer un mejor trabajo con la prevención y la intervención temprana.

«Estas chicas están en alto riesgo de suicidio eventual. La autolesión es el predictor más fuerte de suicidio fuera de los intentos de suicidio anteriores», apuntó Beauchaine. «Pero es muy probable que haya una oportunidad aquí para evitar eso. Sabemos que estas regiones del cerebro son realmente sensibles a factores externos, tanto positivos como negativos, y que continúan desarrollándose hasta mediados de los años 20», señaló.

Los estudios anteriores han demostrado que los adolescentes que se autolesionan son más ansiosos, deprimidos y hostiles que sus compañeros que también son remitidos a expertos en salud mental. Según Beauchaine, esta nueva evidencia de volumen cerebral argumenta que la autolesión pueda considerarse como un signo potencial de enfermedad grave y mortal.

Añadió que actualmente no hay proyectos de prevención importantes dirigidos a niñas preadolescentes en los Estados Unidos. En cambio, la mayoría de las intervenciones actuales comienzan en la adolescencia cuando el riesgo de autolesión es mayor.

Beauchaine afirma que mucha gente reacciona ante las chicas que se cortan diciendo que lo hacen para llamar la atención; contrario a este juicio, se debe tomar en serio el problema y enfocarse en la prevención. Es mucho más fácil prevenir un problema que revertirlo.

Resalta que es importante reconocer que la investigación no establece si la disminución del volumen cerebral observado en el estudio precedió a la autolesión o surgió después de que las niñas comenzaran a lesionarse. Según Beauchaine, se necesitan más estudios que permitan precisar los cambios cerebrales para ayudar a los investigadores a comprender mejor la relación entre las diferencias estructurales y las autolesiones, así cómo podrían corresponder a la DBP y otros trastornos mentales.

«Si podemos aprender más acerca de cómo llegaron los adultos con trastornos psiquiátricos, estamos en una posición mucho mejor para cuidar a las personas con estas enfermedades, o incluso evitar que ocurran», afirma el investigador.

Un estudio publicado anteriormente en estas mismas niñas se aplicó RM funcional durante una tarea en la que podían recibir recompensas monetarias. Los investigadores observaron respuestas cerebrales disminuidas para recompensar a las niñas con antecedentes de autolesión, resultados que parecían similares a los estudios previos de adultos con trastornos del estado de ánimo y trastornos de la personalidad límite.

«La autolesión es un fenómeno que está aumentando y que es menos común fuera de los Estados Unidos. Está diciendo algo sobre nuestra cultura que esto está sucediendo, y debemos hacer todo lo posible para buscar formas de prevenirlo», afirmó Beauchaine.

Referencias del estudio original: Beauchaine, Theodore & L. Sauder, Colin & Derbidge, Christina & Uyeji, Lauren. (2018). Self-injuring adolescent girls exhibit insular cortex volumetric abnormalities that are similar to those observed in adults with borderline personality disorder. Development and Psychopathology. in press. doi: 10.1017/S0954579418000822

Fuente: Psychcentral

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