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Sin categoría

(PDF) Guía Práctica Clínica sobre Trastornos del Sueño en la Infancia y Adolescencia en Atención Primaria

  • 22/11/2012
  • Equipo de Redacción
Postergación y TB

Esta guía es el resultado del gran esfuerzo realizado por un grupo de profesionales sanitarios procedentes de distintas Comunidades Autónomas, profesionales de la Unidad de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y otros departamentos de la Consejería de Sanidad de Madrid y representantes de familiares de pacientes afectados por este tipo de trastornos.

Desde la Agencia de Calidad agradecemos a todos ellos el trabajo realizado y les felicitamos por esta GPC que esperamos permita a los profesionales sanitarios mejorar la
atención de niñas, niños y adolescentes que presentan alteraciones del sueño, favoreciendo así la mejora en su calidad de vida y en la de sus familiares y cuidadores.

Descarga el PDF: Guía Clínica de los trastornos del sueño en la infancia

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Terapia Cognitivo Conductual – Cursos Virtuales en Verano

  • 21/11/2012
  • CETECIC

Cursa durante el verano de manera flexible y a tu ritmo y si te vas de vacaciones puedes dejar las clases en suspenso y retomar cuando vuelves.

Vídeo de Muestra:

Teoría y Practica de la Terapia Cognitivo Conductual:

Dirigido a: Estudiantes y graduados de psicología y áreas asociadas

Modalidad: La modalidad de este curso es totalmente a distancia, por lo que no tiene horarios de cursada obligatorios. Todos los contenidos estarán disponibles via web, los alumnos podrán acceder a un aula virtual donde de manera semanal se habilitarán clases audiovisuales, incluyendo presentaciones teóricas y prácticas con filmaciones de cada técnica abordada. También contarán con foros de consulta que permitirán un intercambio con los docentes.

Inicio: 03 de diciembre

Duración: 16 clases (4 meses).

Frecuencia: 1 clase semanal.

Algunos temas abordados son:

Paradigmas teóricos básicos:

o Aprendizaje clásico
o Aprendizaje instrumental
o Aprendizaje por modelado
o Aprendizaje cognitivo

 Herramientas terapéuticas principales:

o Desensibilización Sistemática
o Exposición y prevención de la respuesta
o Reestructuración cognitiva.
o Entrenamiento en relajación muscular profunda.
o Economía de fichas.

Acceder al programa analítico del curso

Para mayor info sobre inscripción, precios y modalidades de pago ingresa aquí

Trastorno de Pánico y Agorafobia

Dirigido a: Estudiantes y graduados de psicología y áreas asociadas

Modalidad: La modalidad de este curso es totalmente a distancia, por lo que no tiene horarios de cursada obligatorios. Todos los contenidos estarán disponibles via web, los alumnos podrán acceder a un aula virtual donde de manera semanal se habilitarán clases audiovisuales, incluyendo presentaciones teóricas y prácticas con filmaciones de cada técnica abordada. También contarán con foros de consulta que permitirán un intercambio con los docentes.

Cursada de verano: El curso se dictará con una modalidad especial de verano. Este formato te permitirá organizar tu cursada de acuerdo con un esquema flexible que contempla el periodo vacacional. De este modo, podrás interrumpir tu cursada cuando te ausentes por vacaciones, sin abonar la cuota durante ese periodo y pudiendo retomar luego las clases restantes. Esta opción puede ser tomada sólo una vez a lo largo de la cursada. El lapso de suspensión se contabilizará por semanas completas, considerada la semana a partir de un lunes y hasta el primer domingo siguiente.

Inicio: 3 de diciembre

Duración: 12 clases (3 meses).

Acceder al programa analítico del curso

Para mayor info sobre inscripción, precios y modalidades de pago ingresa aquí

  • Salud Mental y Tratamientos

8 preguntas para obtener Feedback de nuestros clientes

  • 21/11/2012
  • Jorge Ayala Salinas

Obtener feedback o realimentación de nuestros clientes es una manera de contribuir con ellos y nuestro trabajo para darle una dirección que garantice que hacemos lo correcto con cada conversación.

Pero si queremos enriquecer con mayores detalles nuestra relación terapéutica, podemos hacer una serie de preguntas puntuales “a mitad de camino”, invitando a nuestros clientes a reflexionar sobre la conversación y nuestra conducta. Algunas preguntas elementales son:

1. ¿Me puedes poner al tanto de cómo está resultando para ti esta conversación?

2. ¿Está tomando la dirección que considera apropiada?

3. ¿Sientes que estamos hablando sobre lo que es importante que hablemos?

4. ¿La conversación está abordando la agenda que trajiste para esta reunión?

5. Si estamos avanzando en la dirección que parece apropiada, ¿podrías decirme qué cosas de esta conversación siente que está funcionando bien para usted?

6. ¿Tiene algunas otras ideas de direcciones en las que podríamos orientar nuestra conversación, que pudieran ser relevantes?

7. ¿Algunas de mis respuestas en esta conversación puso algún límite a lo que usted siente que puede hablar aquí?

8. ¿Estaría dispuesto a reflexionar sobre la conversación que venimos manteniendo y hacerme saber qué le resulta más útil y qué menos útil de ella?

Estas preguntas, diseñadas por Michael White, son ejemplos de preguntas para provocar un feedback útil para nuestra relación y trabajo terapéutico. Es una de las muchas posibilidades (además de nuestra conocida escala que mide los avances y el progreso en relación con la meta y el objetivo) y recursos con los que contamos para enriquecer nuestra identificación, desarrollo y refuerzo de nuestra práctica.

  • Salud Mental y Tratamientos

¿De qué hablamos si no hablamos de problemas?

  • 21/11/2012
  • Jorge Ayala Salinas

En marzo de este año concluí un trabajo de dos años en el Servicio de Tutoría de una universidad. A mi llegada, se había implementado una novedad en el sistema: un programa de consejería al que se denominó sesión individual, para complementar el desarrollo de las sesiones grupales, que era el mecanismo con que hasta entonces se desarrollaba la Tutoría. En las sesiones inidviduales cada tutor se encargaba de conversar con cada uno de sus alumnos durante un periodo de 10 a 15 minutos.

Un mes después de iniciado el programa empezaron a surgir algunas dificultades: problemas con el tiempo y los temas de conversación. No había remedio para el problema de los tutores: los alumnos únicamente hablaban de problemas y no había tiempo suficiente para terminar la conversación. Los tutores no sabían como resolver este problema. ¿Era necesario que exista un problema para mantener una conversación?

Así que decidimos implementar una solución, una metodología basada en el modelo de conversación (y las habilidades, técnicas y estrategias) de la Terapia Centrada en Soluciones. El objetivo era no utilizar la conversación para hablar de problemas. Y surgieron muchas más interrogantes: ¿de qué hablamos si no hablamos de problemas? ¿De qué podemos conversar entonces? ¿Qué tipo de conversaciones debemos promover y qué utilidad podemos darle para que pudiera tener efectos siginificativos?

A continuación quiero presentarles brevemente los modelos que forman parte del conjunto de la Terapia Sistémica Breve, enfoques que particularmente se alejan de la conversación centrada en el problema, resolviendo la pregunta que titula este artículo.

El objetivo aquí no es descubrir un problema ni mucho menos un síntoma: se trata de descubrir y co-crear metas

Terapia Centrada en Soluciones

Hablar de las excepciones, de los momentos en los que no ocurre el problema y cuáles son esas diferencias significativas y qué ocurre contrariamente a esas circunstancias problemáticas, es el propósito inicial de este enfoque.

El objetivo aquí no es descubrir un problema ni muchos menos un síntoma: se trata de descubrir y co-crear metas, apoyando las condiciones del cliente o consultante para lograr estos objetivos, enfocándonos en sus recursos y logros hasta el momento, ampliándolos, anclando los cambios y atribuyendo el control a la persona, todo esto en un vínculo temporal de presente y futuro. En las sesiones siguientes nuestra tarea es permanecer atentos de las cosas que van bien y las que van cambiado, para buscarle alguna utilidad terapéutica.  Como señala Steve De Shazer: “Llevar el foco del cliente desde acontecimientos del pasado a sucesos presentes y futuros, promoviendo explícitamente expectativas de cambio”.

Algunas técnicas muy útiles son la “Pregunta de la Escala”, que sirve para medir el progreso de los objetivos, y la “Pregunta del milagro”, que permite imaginar cómo sería el futuro sin el problema.

Terapia Narrativa

La externalización del problema es uno de los abordajes más usados de la Terapia Narrativa. Lo que hacemos aquí es externalizar el problema, es decir, despojar a la persona de la imaginería popular y colectiva que señala que “la persona es el problema”. El objetivo de la externalización es hacer del problema una entidad ajena a la persona, para concluir señalando que EL PROBLEMA ES EL PROBLEMA, no la persona. Externalizando el problema rastreamos el modo en que el problema influye en la vida de las personas y la manera en que las personas influyen en la vida del problema. Luego de externalizar, la idea es localizar y amplificar un suceso extraordinario que pueda desmentir y descentrar la historia saturada de problemas de la persona, para poder hablar de cómo se vería en el futuro a la luz de este “nuevo hecho”, esta “nueva presencia”, este “nuevo estar” en la vida, hasta alcanzar que ese suceso extraordinario vuelva a repetirse, pueda volverse cotidiano, incrementando su autoestima,  promoviendo la presencia de un “público”, de testigos que puedan avalar la nueva historia (una historia densa) de éxitos de la persona.

Terapia Estratégica

Nuestro último modelo –aunque no existe un modelo único de Terapia Estratégica- se enfoca en analizar las “soluciones intentadas”, es decir, todo aquello que ha hecho la persona para resolver el problema. Para el modelo estratégico son las “soluciones intentadas” las que influyen principalmente en el crecimiento y mantención del problema: son los intentos compulsivos de corregir la situación lo que representa la parte a resolver, luego de que la persona ha caído en la trampa de hacer más de lo mismo.

Las intervenciones de la terapia estratégica son únicas y diferentes para cada caso: por eso es estratégica, porque se construye a la medida de los objetivos y la meta de los consultantes, utilizando una serie de estrategias en forma de prescripciones de comportamiento enfocados en lograr un cambio mínimo que desencadene posteriormente otros. La terapia privilegia el “cómo” y los procesos.

Ninguno de los enfoques de la Terapia Sistémica Breve busca las “causas profundas de los problemas” ya que actúan básicamente sobre lo que viene sucediendo en el presente, sin necesidad de rastrear en el pasdo. Se observa cómo el problema actúa dentro de un contexto de relaciones y un sistema.

Los tres tienen puntos interesantes de confluencia, razón por la que Mark Beyebach ideó un concepto interesante para esta terapia: Terapia Breve Integrativa.

  • Salud Mental y Tratamientos

El problema de hablar de los problemas

  • 21/11/2012
  • Jorge Ayala Salinas

Valorando la tradición de un enfoque lineal, centrado en el problema, algunas fuentes de trabajo psicoterapéutico –que incluyen la psicología y la psiquiatría- se desarrollan explorando detalladamente la “naturaleza” de los síntomas, orientadas a prevenir que no se les escape ningún detalle que confirme las características de una etiqueta diagnóstica, sin analizar las consecuencias que esta práctica puede tener en relación –y resultados- con los clientes y, sobretodo, con la construcción social de la psicoterapia.

En La psicoterapia: gramática y sintaxis (1991), Luigi Cancrini advierte lo siguiente:

Una fase de la entrevista dedicada formalmente a la evalución diagnóstica suele traducirse, sobretodo en los pacientes considerados graves, en un procedimiento de invalidación, que puede volver bastante difícil el trabajo ulterior. 

En 1983, Carlos Sluzki, en Proceso de producción y pauta de mantenimiento de síntomas, advertía aún más señalando que un enfoque amplio de resolución de conflictos, del tipo “exploremos qué problemas tienen como familia y elaborémoslos”, contenía el germen de una profecía autocumplida. Como si al otorgarle a una persona una etiqueta diagnóstica estuviéramos asegurándole un futuro colmado de síntomas, un guión predeterminado –y prejuicioso- de vida. Una vez que las personas logran entender su vida y sus acciones en términos de déficit e incapacidad mental, son más sensibles al potencial problemático de sus todas sus actividades ya que las encuentran infectadas o disminuidas en relación con su contexto social.

Y si buscamos otros antecedentes, recordamos que mucho años antes (1967) Salvador Minuchin había resaltado el valor de abandonar el “discuro del déficit” para (con) centrarnos en los recursos: “Es especialmente importante escuchar todo lo que se refiera a los logros y a las área de fortaleza que quizás nunca hayan sido valoradas abiertamente”. Minuchin advertía la necesidad de los terapeutas de contar con un “tercer oído” que enfatice todos los aspectos positivos de las familias. Recordemos que Minuchin empezó su trabajo en contextos multiproblemáticos, con familias pobres y relatos de violencia y exclusión.

Es común que las personas lleguen a consulta–o no lo hagan motivadas precisamente por esta idea- decididas a contarnos una historia saturada de problemas que terminan apresándolas y dejan sin cabida ni lugar a los relatos de experiencias no problemáticas, como señalaron en algún momento Michael White y David Epston. Dejar sin cabida estos relatos de sus experiencias pueden privar a las personas de desarrollar las posibilidades que puedan desprenderse de ello, sobretodo la posibilidad de crear sentido, es decir, de que podamos orientar juntos eso que dicen de ellos que es muy bueno y llamamos excepciones.

El peligro de centrarnos en el problema es que las personas acaban dejando que sea el problema el que los defina a sí mismos, sus relaciones y su vida, ignorando y perdiendo elementos que podrían ser muy importantes en su recuperación y nuestro trabajo terapéutico, ya que perdemos elementos que pueden convertirse en valiosas competencias que ya se encuentran en su vida y pueden definirlas de otra forma, alentando expectativas.

Como señala Guy Ausloos en La competencia de las familias, “cuando un terapeuta se fija en el síntoma, contribuye a fijar el síntoma”.

Imagen: Pixabay

  • Salud Mental y Tratamientos

La voz de los clientes: 19 consejos prácticos para crear conversaciones dialógicas y relaciones colaborativas

  • 21/11/2012
  • Jorge Ayala Salinas
  1. Hay que prestar suficiente atención a la narración del cliente sin intentar mostrar que somos nosotros los que sabemos más que él.

  2. El saber, y con esto, las hipótesis y etiquetas, reducen nuestra comprensión del problema y la posibilidad de formular junto al cliente, un modo abarcativo y local de solución de los problemas.

  3. Hay que buscar siempre ser informados para aprender más del problema.

  4. Para formular una interpretación correcta del problema, será necesario analizarlo desde el diálogo con el cliente y su análisis contextual. La interpretación es siempre el resultado del diálogo entre el terapeuta y el cliente, y no solo resultado de la interpretación e hipótesis del terapeuta a partir de un conocimiento previo.

Abordar a un cliente desde una posición “profesional” y de realidad experta, reduce las posibilidades de éxito del cliente

  1. El diálogo permite siempre la posibilidad de mayor apertura por parte del cliente, y con esto una lectura más rica del relato por parte del terapeuta.
  2. No hay que formular evaluaciones previas ni preguntas cuyo propósito sean únicamente confirmar una teoría sobre el problema.

  3. No se trata de verificar las realidades del terapeuta, se trata de verificar las realidades del cliente.

  4. Abordar a un cliente desde una posición “profesional” y de realidad experta, reduce las posibilidades de éxito del cliente ya que destruye la posibilidad de un co-desarrollo terapéutico y de metas personales.

  5. El terapeuta no debe saber a priori lo que ocurre con el cliente. El resultado del significado de lo que le ocurre al cliente lo dirá únicamente el mismo cliente. Lo que para el terapeuta no tiene sentido, puede resultar contrario para el paciente.

  6. La confianza del cliente será lo más importante en el proceso terapéutico; el cliente deberá sentirse confiado en que lo que cuenta es correctamente recibido y esto se puede lograr con los recursos de la narración y la re-narración, para abrir espacios donde emergen nuevos significados y narrativas.

  7. Las preguntas conversacionales crearán un contexto distinto de honestidad sentida por el cliente, de una confianza que sostendrá una mayor libertad, permitiéndonos entrar en el desarrollo de su propia subjetividad.

  8. Para esto necesitamos confiar y creer; hacer preguntas conversacionales; escuchar y responder; mantener la sincronía y honrar la historia del cliente.

  9. La historia del cliente viene muchas veces cargada de antecedentes de fracaso terapéutico por circunstancias que no debemos de repetir y que están relacionadas con la interacción y confianza con el terapeuta. Hay que confiar y sobretodo creer, sin juzgar ni culpar.

  10. El mismo proceso de escuchar-oir, puede convertirse en el diálogo y la relación, en una respuesta activa. Esto forma en el cliente una actitud de libertad y confianza para narrar lo que verdaderamente les preocupa.

  11. Escuchar es atender, interactuar, responder y tratar de aprender la historia del cliente. Oir es alcanzar una comprensión y esfuerzo para lograr un significado compartido.

Hay que confiar y sobretodo creer, sin juzgar ni culpar

  1. Debemos evitar aventurarnos en hacer preguntas antes de haber escuchado y oído lo suficiente. Lo mismo antes de hacer comentarios, suposiciones y dar sugerencias o consejos que interrumpan el curso del cliente. Si el cliente no se siente oído, el sentimiento de frustración emergente anulará cualquier posibilidad de ayuda.

  2. Para mantener la coherencia en el diálogo es necesario trabajar con su propio lenguaje, su vocabulario y metáforas para mantener coherencia en la conversación.

  3. Cada relato del cliente debe ser devuelto por nosotros con gestos o comentarios que honren; esto es, tomando en serio la vida e historia del cliente.

  4. Aprovechando la narración y la re-narración, podremos aprender más de la experiencia del cliente. Este proceso continuo de preguntas y respuestas ampliarán las posibilidades de comprensión, significado y cambio.

  • Salud Mental y Tratamientos

(PDF) Dinámica de grupos

  • 21/11/2012
  • Equipo de Redacción

Este material debe convertirse en la base de vuestros conocimientos sobre los grupos, los procesos que en éstos se ponen en juego, las dinámicas que en ellos se dan y las técnicas que posteriormente podéis aplicar en los diferentes ámbitos de la psicología. Al mismo tiempo os debe permitir avanzar hacia los siguientes objetivos específicos:

  1. Que alcancéis una comprensión suficiente de la importancia que revisten los fenómenos grupales en el ámbito de la vida cotidiana, tanto desde la perspectiva de la persona, de los grupos como de «lo» colectivo.
  2. Que conozcáis las principales características de los fenómenos y de los procesos grupales.
  3. Que conozcáis algunas de las principales técnicas de grupo que podéis usar
    en vuestros contextos psicológicos.

  4. Que conozcáis cuáles son las prácticas y las actividades más destacadas que
    pueden desarrollarse presencialmente y en línea.

Ver Publicación

  • Salud Mental y Tratamientos

El viaje de volver a amarme luego de ser víctima del abuso sexual

  • 21/11/2012
  • Maria Fernanda Alonso

Traducción de Maria Fernanda Alonso del texto original producido por Sam Thinks para PsychCentral

Históricamente cualquier artículo sobre «amor propio» ha generado en mí un sentimiento de enojo. Cada célula de mi cuerpo se ha estado pudriendo en el auto-odio y el desprecio por un largo, largo tiempo. Cualquier charla sobre el amor propio me hacia enojar y me tentaba a ventilar mi resentimiento y celos en frases tales como «¿qué clase de imbécil engañado escribe estos artículos?»

Como sea. Escribo para compartir algunas cosas que he aprendido en los últimos 10 años de terapia. Sólo espero que pueda ayudar a una persona. Si es que esto acorta su viaje en al menos un día largo, doloroso, deprimente y suicida, habrá valido la pena.

El primer paso para mí fue darme cuenta de que ¡no todo está como podría o debería estar encaminado! Esto puede ser evidente y dolorosamente obvio para ustedes, todo el día todos los días. Sientanse orgullosos de eso porque están realmente adelantados. Estaba practicando un montón de conductas imprudentes y poniendo en peligro mi vida y salud casi a diario, pero pensando que yo estaba «bien». Tomar conciencia de este tipo de comportamiento probablemente no fue producto de ningún tipo de preocupación o cuidado por mi bienestar, sino que fue el inicio de la identificación de mi pobre autoestima (eufemismo).

era auto-odio absoluto y desprecio

Tomó un poco de tiempo y terapia, pero esta comprensión creció y creció hasta que mi terapeuta y yo comenzamos a ver las profundidades de mis problemas. No era sólo una baja autoestima, era auto-odio absoluto y desprecio. Era crueldad y crítica, frío e implacabilidad, perversidad y violencia, y nada podía detener su paso. Esta voz operaba veinticuatro horas al día en máxima aceleración. Era una bestia rabiosa e interfirió con cada segundo de mis días y noches.

En esta etapa, algún trabajo había sido hecho para proveerme intelectualmente una infraestructura para otra forma de pensar. La teoría de que todas estas creencias sobre mí mismo eran incorrectas fueron presentadas a la bestia enfurecida. La bestia golpeó a través de este nuevo discurso y lo redujo a astillas cada vez que se planteó. La única manera que podría incluso intelectualmente entretener la idea de que yo no era innatamente malo, perverso, inmundo, genéticamente incorrecto y más horrible de lo que se puede comprender, literalmente era hablar de otra persona. Nunca jamás trataría a otra persona con esta crueldad. No importa lo que ninguno de mis amigos haya hecho en el pasado, nunca pensaría que fueran ni remotamente malos. Querría que se amen a sí mismos como yo los amaba. Ese fue un punto de partida para mí.

Si tu también tienes esta bestia furiosa en su cabeza, probablemente eres una de esas personas que se siente ligeramente irritada cuando le hacen un cumplido o lo ignora por considerarlo simplemente ridículo, casi irrelevante. Puedes tener un talento evidentemente obvio, sin tener conciencia de él o fe en él, o puedes creer que por aquella única parte positiva es superada por 600.000 partes negativas, horribles y malvadas.

El siguiente paso significativo fue la adición de otros tipos de terapia, abrirse y revelar este secreto oscuro, la bestia furiosa. Tuve que sentirlo y expresarlo. He utilizado la terapia primal, trabajo infantil interior y terapia del arte, tanto para exponer la bestia y para empezar a permitir que mis partes más vulnerables y amables tengan una voz. Este fue un proceso bastante largo, pero creo que fue probablemente mucho más rápido que hablar de ello porque la bestia no escucha a nadie. No fue hasta que sentí los sentimientos que «la entendí».

Por ejemplo, alguien me dijo que porque yo era sólo un niño, el haber sido víctima de abuso sexual no fue mi culpa y que yo no era sucio o malo por ello. Usando el proceso hasta el momento como un ejemplo pasé de la negación («si como sea, por supuesto que no es culpa del niño, yo no creo que sea sucio y no me importa así que cállate») en «Si pensara que la víctima fue un amigo/hermano/niño de la calle, absolutamente nunca podría ser culpa de ellos haber sido abusados y esto nunca debería sucederle a nadie y nadie nunca debería tener que llevar esa carga» de sentir la humillación, la impotencia, la degradación, la vergüenza y el dolor físico del abuso sexual. Este paso permitió a la bestia empezar a dejar entrar el más pequeño, momentáneo y por lo general temporal rayo de compasión.

Durante y a lo largo de esto, varios períodos fueron de crisis, ya sea de depresión o fantasías suicidas y autodaño activo

El otro aspecto importante de esto fue la sola exposición de la bestia, tirada en el suelo y diciéndole a un testigo benevolente (terapeuta) todo lo que esa voz estaba diciendo. Después de 10 minutos de vaciar la última diatriba despectiva que se repetía en mi mente, parecía que la bestia iba perdiendo gran parte de su poder. Esto parece casi infantil mientras que 10 minutos antes yo era un esclavo de su dominio y observada sabiduría.

Durante y a lo largo de esto, varios períodos fueron de crisis, ya sea de depresión mortal (en la cama, mirando fijamente a la pared en estado de coma, sin ganas de hacer nada) o fantasías suicidas y auto-daño activo. El manejo de la crisis se convirtió en algo muy importante. Inicialmente no había manejo porque gobernaba la bestia. No compartía mis decisiones con alguien más maduro, compasivo, cariñoso o incluso sensible. Era lo que la bestia (todos los procesos de pensamiento negativos y voces crueles y críticas) mandaba. No podía ser de otra manera.

Ahora tengo la crisis bajo control y ya no las siento como un peligro para mí mismo

Así que el primer paso fue darme cuenta de que siempre hay algo más para hacer, que no eran más que sentimientos y que no sólo estaba hecho de mis sentimientos negativos. Al principio pasé mucho tiempo estancado. Si me sintiera tentado de cortarme o quemarme, en lugar de hacerlo me dibujaría los cortes y las quemaduras, o llamaría a un amigo, o reservaría una sesión con mi terapeuta, o tomaría una copa o me daría  una ducha. A menudo, en el calor del momento piensas que el sentimiento es eterno y tan doloroso y horrible que nunca podrá ser detenido. A menudo, sin embargo, se puede reducir en un corto período de tiempo con una distracción o expresando esos sentimientos a través del arte o de una sesión sentida o simplemente moviendo el cuerpo y la energía hacia algún otro lugar o hacia alguien más.

Ahora tengo las crisis más bajo control y ya no las siento como un peligro para mí mismo. Estoy construyendo en esta cosa del amor propio. Si buscas “amor” en Google, encontrarás numerosas definiciones. Me gusta especialmente la de Wikipedia: «El amor es una emoción de gran afecto y apego personal. El amor también es una virtud que representa toda la bondad humana, la compasión y el afecto – «la preocupación desinteresada y la preocupación benevolente por el bien de otro. El amor puede describir acciones hacia los demás o hacia uno mismo basadas en la compasión y el afecto.”

Esa es una definición con la que puedo empezar a relacionarme.

Sintiendo mi sufrimiento como un niño cuando era intelectual y físicamente incapaz de defenderme ha dado lugar a la compasión por mí mismo y a un afecto a ciertos caminos salvajes con los que traté de hacer frente a ese dolor y al coraje que demostré cuando atravesé punto muerto que parecía tan imposible.

A quien esté ahogándose en el dolor, la depresión, la desesperación suicida, el miedo y el asco: aguanta allí. Prueba alguna terapia de sentimiento y expresiva, utiliza cualquier truco que puedas para aliviar el auto-odio. Sé que no me creerás pero ¡tu mereces lo mejor y esto es realmente posible! ¡Aguanta ahí!

Sin categoría

(PDF) Bases genéticas del TDAH

  • 19/11/2012
  • Equipo de Redacción

Objetivo

Realizar una actualización del principal grupo de genes que se ha relacionado con la susceptibilidad al trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) o con la respuesta farmacológica a distintos fármacos utilizados en el tratamiento del TDAH, en diversos estudios de asociación y metaanálisis.

Desarrollo

Diferentes estudios han avalado la importancia de la carga genética en la susceptibilidad a presentar TDAH. Los trabajos realizados señalan genes del sistema dopaminérgico como el gen que codifica para el transportador de dopamina (DAT1 oSLC6A3) y para el receptor D4 de dopamina (DRD4); del sistema noradrenérgico, como el gen codificante del receptor adrenérgico alfa2A (ADRA2A), el gen COMT que codifica para la enzima catecol-O-metiltransferasa y el gen que codifica para latrofilina 3 (LPHN3), como genes candidatos a participar en la susceptibilidad al TDAH, implicados en la respuesta farmacológica así como en el riesgo de presentar trastornos de conducta asociados. Por otra parte, los genes implicados en la regulación del metabolismo de los fármacos utilizados en el tratamiento a TDAH, tales como el genCYP2D6 y el gen CES1, participan en la eficiencia y la tolerancia a estos psicofármacos.

Conclusiones

Aunque en los últimos años se ha incrementado el número de estudios farmacogenéticos realizados acerca del TDAH, los resultados obtenidos son dispares entre ellos. Son necesarios estudios integradores y metaanalíticos para poder desarrollar un tratamiento más personalizado del TDAH.

Descarga la guía completa en formato PDF.

  • Salud Mental y Tratamientos

La mente (manual del usuario) – tercera parte

  • 19/11/2012
  • Fabián Maero

Este post pertenece a una serie sobre algunas características de nuestra mente y cómo lidiar con ellas, basada en principios básicos de Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Para ver la primera parte de esta serie, click aquí, para ver la segunda parte, click aquí

 

Preocupación

La preocupación forma parte de nuestro panorama cotidiano. Escuchamos todos los días frases como “me preocupa qué puede pasar si sucede X” o “estoy tan preocupado por Y que no puedo dormir”. Y no necesariamente lo asociamos a algo negativo: por ejemplo, la frase “me preocupo por mis hijos”, tiene una connotación positiva, que nos lleva a considerar la preocupación como un proceso útil.

Salvo que no siempre lo es…

La preocupación tiene algunas características distintivas:

1. Se trata de un proceso verbal o de pensamiento.

Más allá de la inquietud o ansiedad que pueda acompañarla- o no, el proceso de la preocupación es principalmente verbal: se trata de palabras, pensamientos, que a veces parecen sucederse en una sucesión vertiginosa.

2. Se refiere a eventos a futuro –ya sea un futuro muy probable o sólo hipotético.

No hay preocupación sobre el momento presente, pero sí sobre las posibles consecuencias del momento presente; la preocupación se refiere siempre a un futuro, un futuro construido con palabras, un futuro que tiene el espesor de nuestros pensamientos. La preocupación responde a la pregunta “¿qué pasaría si…?”: “qué pasaría si me despiden?”, “qué va a pasar si mi pareja me abandona”, “qué pasaría si mi mascota se muriese mañana?”.
Si estoy perdido en la selva, quizá esté preocupado por la posibilidad que aparezca algún animal peligroso, quizá esté nervioso, sobresaltado, y mi mente ejercite todas sus habilidades para sacarme de esa situación. Pero si me está persiguiendo un león rugiendo enfurecido, es poco probable que en ese momento esté preocupado.  Posiblemente esté asustado, aterrorizado, pero seguramente no preocupado.

3. Ambigüedad o incertidumbre

Rara vez nos preocupamos por un evento que efectivamente va a suceder y cuyas consecuencias están completamente determinadas. En vez de esto, nos preocupamos por eventos posibles, eventos que podrían suceder. La incertidumbre o ambigüedad es uno de los principales motores para la preocupación: “si llegara a pasar esto…”. Tiene sentido, por supuesto: si vamos a entrar a un bosque en el cual podría o no haber un león, es normal que nos preocupemos ante la mera posibilidad, ante la incertidumbre. Y en nuestra vida cotidiana, si bien no nos topamos con leones muy a menudo (voy a arriesgarme y suponer que el lector no está viviendo en África en este momento), sí nos topamos con cientos de situaciones ambiguas y potencialmente amenazadoras en cierto grado: “qué pasaría si mi jefe se enoja conmigo?” “¿y si fallo en la presentación que debo dar?” “¿y si mi hija se enferma?”, “¿y si me mudo con mi pareja y las cosas no funcionan?”. Todas estas son preguntas esencialmente incontestables: podemos disminuir la incertidumbre hasta cierto punto, pero nunca podemos eliminarla completamente. Siempre corremos el riesgo de que las cosas no resulten como deseamos.

( Artículo relacionado:  Intolerancia a la incertidumbre)

4. Involucra un despliegue de nuestras habilidades de resolución de problemas.

La preocupación no es meramente pensar sobre el futuro, o sopesar ambiguedades, sino que una vez puesta en marcha, involucra cierto grado de resolución de problemas. No es meramente pensar en un león que podría aparecer sino también ensayar mentalmente qué podría hacer yo en caso de que apareciese. La preocupación nos anticipa las posibles variantes de una situación, ensaya soluciones, imagina escenarios posibles. Para las personas con sensibilidad hacia la ansiedad social, esto es sumamente familiar: en una situación social, identificamos el rechazo como peligroso, y comenzamos a sopesar alternativas: si digo esto, si no digo esto, si me miran así, si no me miran, si les caigo mal, si les caigo bien…

La resolución de problemas es una habilidad muy útil. Como especie, hemos podido resolver casi cualquier situación amenazadora que hemos encontrado. Hemos podido colonizar prácticamente todo el planeta – incluso el espacio. Si estás leyendo esto, probablemente tengas un techo y comida, y tu expectativa de vida es el doble de la que podrías esperar si hubieses vivido hace 300 años. Todo eso es gracias a nuestra habilidad de anticiparnos a los problemas, de pensar a futuro. Pero quizá te preguntes por qué dedicarle tiempo a la preocupación, si involucra resultados tan útiles, y eso vamos a discutir a continuación.

Funcionalidad y la meta del juego.

Si en este momento notaras un ruido extraño proveniente de las cañerías de tu casa, tu mente probablemente comenzaría a generar escenarios hipotéticos: “¿se habrá roto un caño? Si es así, tendré que llamar a un plomero, y hoy es domingo, de manera tal que no hay plomeros trabajando, salvo que llame a uno de urgencia, y en ese caso me va a cobrar más dinero. Y si además tiene que romper la pared para arreglar el caño, podría llevar un par de días.”

Y si…, y si…, y si…

El proceso es normal y completamente esperable. Pero, ¿qué pasa cuando aplicamos ese mismo proceso a nuestro malestar? ¿Qué pasa cuando todas nuestras habilidades de resolución de problemas se vuelcan a nuestro malestar? En el momento en que consideramos a nuestras experiencias internas como un problema, como una amenaza, empieza la lucha con ellas. Sean pensamientos, ansiedad, recuerdos, tristeza, pánico, taquicardia, falta de autoestima,  en el minuto en que comenzamos a considerarlos problemas a resolver, nuestra mente se pondrá a correr como un elefante ciego, con un único propósito: resolver el problema que le hemos presentado. Y al igual que un elefante ciego, no le importará qué embista.

Cuando empieza a resolver problemas, nuestra mente anticipa, compara, juzga, evalúa, busca soluciones. Y no importa qué esté pasando en el mundo. Podemos estar con la persona que amamos compartiendo un momento, y nuestra mente seguirá su curso, desconectándonos de la situación, desconectándonos de algo que es valioso para nosotros.

Una alternativa

A continuación vamos a tomar un pequeño ejercicio de Kelly Wilson, uno de los creadores de la Terapia de Aceptacion y Compromiso(ACT), adaptado de su libro Things Might Go Terribly, Horribly Wrong  , que nos permite jugar con una manera distinta de lidiar con la incertidumbre, la preocupación la ambiguedad y la anticipación. Si no entramos en el juego de la preocupacion, si en lugar de responder con nuestra maquina de resolver problemas cada vez que una pregunta incierta aparece, respondemos con apreciación, el juego cambia. Podemos apreciar el hecho de que somos seres humanos, que hay cosas que nos importan, que hay cosas que nos preocupan… pero rehusarnos a entrar en el juego de resolverlas, y en su lugar, jugar el juego de apreciarlas, de agradecer a nuestra mente por señalarnos peligros posibles, y decirle “gracias por notarlo, pero no voy a resolverlo”. En su lugar, podemos apreciarlo, apreciar el enorme esfuerzo que hace nuestra mente por ponernos a salvo -a salvo de todo,  y elegir permanecer en este momento, en el aquí y ahora, con la pregunta planteada, pero también con el abrazo de la persona que queremos, jugando con nuestros hijos, centrados en nuestro trabajo, o mirando la película que nos gusta.

Descansando en las preguntas importantes (Kelly Wilson)

La ambigüedad no se presenta como un problema sólo en el caso de las personas luchando con adicciones. Considera algunas cosas en tu propia vida en torno a las cuales te has sentido ansioso al tomar una decisión. Considera especialmente situaciones que tienen altas probabilidades de preocuparte: ¿deberías casarte, divorciarte, tener hijos, cambiar de carrera, empezar un nuevo negocio? Si tu experiencia particular con la ansiedad está menos ligada a resultados específicos, puedes jugar el juego de todos modos. Imagina una situación en la cual te hayas sentido ansioso. Quizá sentiste pánico al entrar en la autopista o al entrar al ascensor; quizá sentiste ansiedad cuando tuviste que tocar un picaporte o un pasamanos sucio. En estos casos, imagina dónde estabas justo antes de comenzar a sentir ansiedad. Visualiza el momento antes de tomar la calle que te lleva a la autopista, el tiempo durante el cual estuviste esperando el ascensor, el pasillo que te llevó al picaporte o a las escaleras con pasamanos que te preocuparon respecto a los gérmenes.

Considera una de estas situaciones o cualquier otra que parezca significativa para ti. Intenta hacer esto al mismo tiempo que, intencionalmente, no decides entre una u otra alternativa, ni tampoco evalúas ni llegas a ninguna conclusión.

¿Qué harás? ¿Entrarás en la situación respecto a la cual te sentís ansioso?
Sin decidir ni sacar conclusiones, permitite explorar qué vas a hacer. Si notas que estás decidiendo o sopesando los pros y los contras de una u otra alternativa, gentilmente deja ir ese proceso y vuelve a la pregunta. Repítete la pregunta gentilmente a ti mismo, escuchando con cuidado cada palabra. Si te hayas dándote una respuesta como “Bueno, no voy a hacer eso” o “Sí, parece una buena idea”, nota que estas sacando conclusiones acerca de un futuro desconocido. Tu conclusión quizá sea lo que más probablemente suceda, pero recuerda que a veces pasan cosas muy improbables. Tantas veces como notes que estás resolviendo o decidiendo, gentilmente vuelve a la pregunta y descansa en ella. Permítete vagar en ella por unos minutos. Nota también con qué rapidez estás listo para seguir al siguiente punto de tu lista de cosas por hacer.

El objetivo de este juego no es exposición, un abordaje muy popular en psicoterapia que se utiliza para reducir sentimientos de ansiedad -si bien el juego a veces se parece de cierta manera al trabajo en exposición. El objetivo es desarrollar sensibilidad respecto a la manera en que tu mente y tu cuerpo reaccionan frente a situaciones ambiguas y cultivar flexibilidad en la presencia de esa ambigüedad. ¿Qué te encuentras haciendo en esa situación? ¿Aceleras? ¿Huyes? ¿Discutes contigo mismo o te desconectas?  Aprender a sentarse junto a la ambigüedad puede ser un punto de partida muy importante para una vida liberada de la ansiedad –y la manera de hacerlo es resistir el impulso de perseguir respuestas a preguntas que bien podrían ser incontestables.

La apreciación puede liberarnos de la preocupación. Cuando elegimos apreciar la ambiguedad, apreciar la incertidumbre en los casos en que no tenemos control sobre las respuestas, cuando elegimos notar qué es lo que nos empuja a correr, correr más rapido que el «qué podría pasar si», y cuando elegimos detenernos en ello, la preocupación pierde su razón de ser, y si bien puede continuar su curso, pierde poder sobre nosotros, y ganamos un poco más de espacio en nuestra vida.

Para más informacion sobre el abordaje, visite: www.grupoact.com.ar

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