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Publicaciones por etiqueta

BATD

6 Publicaciones
  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Psicoflix, episodio 147: Tratamiento breve de activación conductual con Fabián Maero

  • 07/02/2022
  • David Aparicio
selective focus photography of gray stainless steel condenser microphone

En Psicoflix, entrevistaron a Fabián Maero para hablar sobre la activación conductual y las características del tratamiento. Como siempre una conversación con Fabián va mucho más allá del tema a tratar y siempre que lo escucho aprendo algo útil para mi trabajo. El episodio es muy bueno a nivel técnico y muy divertido también.

Accede a la lista completa de episodios de Psicoflix.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cochrane sugiere que la activación conductual es más eficaz que la medicación para la depresión

  • 15/02/2021
  • David Aparicio
person holding blue and clear ballpoint pen

Cochrane es una red internacional de investigadores independientes que reúne y analiza la mejor evidencia científica disponible para ayudar a las personas, instituciones y gobiernos a tomar decisiones informadas. Y en julio del año pasado publicaron una importante revisión de la terapia de activación conductual para la depresión de 53 estudios y 5495 participantes.

Sus conclusiones:

Esta revisión sistemática sugiere que la activación conductual puede ser más eficaz que la terapia humanista, la medicación y el tratamiento habitual, y que puede no ser menos eficaz que la TCC, la terapia psicodinámica o la lista de espera. Sin embargo, la confianza en estos hallazgos es limitada debido a la preocupación por la certeza de la evidencia.

No se encontró evidencia de una diferencia en la aceptabilidad del tratamiento a corto plazo (según el número de abandonos) entre la activación conductual y la mayoría de los grupos de comparación (TCC, terapia humanista, lista de espera, placebo, medicación, ningún tratamiento o tratamiento habitual). Una vez más, la confianza en todos estos hallazgos es limitada debido a la preocupación por la certeza de la evidencia.

No se disponía de datos sobre la eficacia de la activación conductual en comparación con el placebo, ni sobre la aceptabilidad de la activación conductual comparada con la terapia psicodinámica, interpersonal, analítica cognitiva y terapias integradoras.

La evidencia podría reforzarse con una mejor presentación de informes y ECA de mejor calidad sobre la activación conductual, y mediante la evaluación de los mecanismos de funcionamiento de la misma.



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¿Qué significa esto?

  1. La popularización de las explicaciones biomédicas de la depresión han hecho creer a las personas y personal sanitario que los antidepresivos son más efectivos que las psicoterapias o a lo sumo que son “complementos”. Sin embargo, nuevamente se demuestra que existen tratamientos psicológicos con mayor efectividad y con menos efectos secundarios.
  2. Pareciera ser que los resultados no son muy sobresalientes cuando se compara con otros tratamientos psicológicos como la TCC o la terapia psicodinámica. Pero en realidad es todo lo contrario. La activación conductual para depresión es un tratamiento muy sencillo (no confundir con simple) y breve que logra los mismos resultados con menor inversión de recursos que los tratamientos más complicados.
  3. Todavía falta mucho por aprender. Son necesarios más ensayos controlados y de mejor calidad que permitan evaluar la aceptabilidad y los efectos de la activación conductual a largo plazo.
  4. Estos hallazgos no son los únicos. Otras instituciones como la Asociación Americana de Psicología (APA) y la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) la incluyen también como un tratamiento de primera linea para la depresión.

Fuente: Cochrane

  • Salud Mental y Tratamientos

En Nigeria entrenan a los enfermeros y trabajadores sociales para tratar la depresión y los resultados son muy buenos

  • 05/02/2020
  • David Aparicio

En el continente africano no hay suficientes psicólogos y psiquiatras para dar abasto a las necesidades de salud mental de la población. Con muy pocos recursos, los investigadores se las arreglan para adaptar los tratamientos a la idiosincrasia de cada país y llevarlos a las personas que lo necesitan. En Zimbabwe, Dixon Chibanda le enseñó activación conductual para la depresión a las abuelas y ayudó a reducir las tasas de suicidio. El año pasado el psiquiatra Oye Gureje entrenó este mismo tratamiento a profesionales de salud mental de atención primaria que no eran psicólogos, obteniendo resultados similares a los tratamientos habituales, sin tener que usar tanta medicación. Su estudio fue publicado en The Lancet Global Health, y hoy quiero compartirlo para que podamos tomar algún ejemplo e ideas de lo que podemos hacer en nuestros países.

Cómo se desarrolló la investigación

El estudio aleatorio contó con 97 profesionales de salud de atención primaría que en su mayoría eran enfermeras, oficiales de salud comunitaria y trabajadores de salud comunitaria que tenían entre 2-3 años de educación universitaria o técnica. Todo el equipo fue supervisado por un coordinador que respondía las llamadas de emergencia y llevaba las responsabilidades administrativas.

Los profesionales de salud en el grupo control recibieron entrenamiento en el tratamiento habitual, que consistía en enfoques psicosociales, psicoeducación, terapia para manejar los estresores y psicofarmacología en caso de que lo necesitaran. El grupo de intervención recibió lo mismo sumado a la activación conductual y terapia de resolución de problemas — dos tratamientos fáciles de aprender, muy estructurados que son recomendados por las guías clínicas por su amplia evidencia — que fueron previamente adaptados a las características propias de la cultura nigeriana. Todo esto se hizo en sólo 6 días de entrenamiento con lecturas y demostraciones clínicas. La supervisión clínica se llevó por medio de los teléfonos celulares o presencial. Al final, todos los los participantes fueron evaluados para certificar su entrenamiento.



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Los pacientes, que asistieron a las clínicas de atención primaríadel estudio, fueron evaluados con el cuestionario PHQ-9, una escala desarrollada para el diagnóstico de depresión en pacientes usuarios de atención primaria, y todos los pacientes que tenían un puntaje ≥ 11 eran ingresados en el tratamiento.

El 76% de los pacientes del grupo de activación conductual se mantenía en remisión, en comparación con el 77% de los pacientes del grupo con terapia y medicación

Las sesiones terapéuticas se llevaron de forma individual. La primera sesión se dedicó a la psicoeducación sobre la depresión, sus síntomas, posibles causas, tratamiento y se les explicarles que la depresión era una condición que tenía un tratamiento. Durante el resto de las sesiones se identificó los problemas, dificultades y estresores de los pacientes y posibles soluciones. En las dos ultimas sesiones el profesional de la salud con el paciente sintetizaron las lecciones del tratamiento, integraron su experiencia durante las sesiones y prepararon al paciente para el futuro.

La amitriptilina fue el antidepresivo utilizado en los casos que se consideró necesario. Cómo los profesionales de salud participantes del estudio no están autorizados para administrar, ni recetar, medicamentos, el antidepresivo fue recetado por un médico que era consultado en persona o por teléfono celular.

Resultados

Los profesionales de salud que recibieron el entrenamiento en activación conductual y resolución de problemas eran menos propensos a utilizar la medicación y sólo la usaron con el 13% de los pacientes en comparación con el 32% de los pacientes del grupo control. Aun con menos medicación los pacientes de los dos grupos tuvieron mejorías similares que se mantuvieron estables durante los 12 meses de seguimiento. En concreto, el 76% de los pacientes del grupo de activación conductual se mantenía en remisión, en comparación con el 77% de los pacientes del grupo con terapia y medicación.

Esto significa que sin tener que invertir millones de dólares en antidepresivos, personal o procesos terapéuticos más largos, se logró los mismos resultados, beneficiando a cientos de personas que probablemente nunca hubieran podido recibir atención para la depresión. Africa y Latinoamérica comparten similitudes en la escasez de recursos para salud mental. A menudo leemos con mucho escepticismo los resultados de investigaciones que provienen de países con presupuestos mucho mas elevados y cientos de facilidades que en nuestros países envidiamos. Pero ahora con estas investigaciones podemos empezar a intentar cambiar las cosas.

Referencia del estudio: Gureje, O., Oladeji, B. D., Montgomery, A. A., Bello, T., Kola, L., Ojagbemi, A., . . . Araya, R. (2019). Effect of a stepped-care intervention delivered by lay health workers on major depressive disorder among primary care patients in Nigeria (STEPCARE): a cluster-randomized controlled trial. The Lancet Global Health, 7(7), e951–60. http://dx.doi.org/10.1016/ S2214-109X(19)30148-2

Fuente: Mad in America

  • Análisis

Activación conductual para la depresión adolescente: Un abordaje basado en la evidencia

  • 05/08/2019
  • Gabriel Genise

La depresión es un trastorno del estado del ánimo caracterizado por el persistente sentimiento de tristeza, desesperanza y pérdida de interés en actividades que antes la persona disfrutaba. Se caracteriza por un aumento de sensación de cansancio y disminución de la capacidad de concentración. El trastorno depresivo puede ser duradero, como así también recurrente perjudicando sustancialmente las capacidades del individuo para funcionar con normalidad en la vida cotidiana. En los casos de mayor severidad la depresión puede llevar al suicidio de la persona que la padece (Organization, 2017). Tal como mencionan Genise, Genise y Crocamo (2019) es una condición discapacitante y compleja que afecta todos los aspectos de la vida y perjudica las relaciones personales, familiares, laborales y la salud en general. El trastorno depresivo mayor representa una de las principales causas de morbilidad y discapacidad mundial. Se calcula que el total de personas que viven con depresión en el mundos es de 322 millones. Según la OMS, entre el 2005 y el 2015 se registró un incremento del 18,4% (Organization, 2017).

El TDM es un trastorno altamente recurrente. Se estima que aproximadamente el 80% de las personas que padecieron un episodio depresivo mayor, experimentarán al menos una recurrencia (Shapero et al., 2019).

En la adolescencia la depresión unipolar es un problema común de salud mental con una prevalencia estimada entre el 4 y 5%

La adolescencia se caracteriza por ser una etapa del desarrollo en donde se construyen relaciones interpersonales, se exploran los intereses de uno mismo, se desarrollan habilidades que resultan importantes para la vida y en última instancia es una transición hacia un nivel de educación superior o el comienzo de la etapa laboral de una persona. Experimentar en esta etapa depresión puede ocasionar una disrupción en este proceso, lo cual podría ocasionar un deterioro en las relaciones amorosas, interpersonales, económica, etc.



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En la adolescencia la depresión unipolar es un problema común de salud mental, con una prevalencia estimada entre el 4 y 5%. El riesgo mayor de la depresión en la adolescencia es el suicidio, siendo la segunda causa de muerte en esta franja etaria. La prevalencia en la infancia es baja (\<1% en la mayoría de los estudios) sin diferencia de sexo y luego aumenta significativamente a lo largo de la adolescencia. Existen muchos factores que podrían explicar este aumento representativo de episodios depresivos a partir de la pubertad: El indicador más relevante es la maduración del cerebro y la cognición. Esto hace referencia a una mejor comprensión social y autoconciencia, cambios en los circuitos cerebrales involucrados en las respuestas a la recompensa y el peligro, y mayores niveles de estrés reportados, especialmente en las mujeres. La mediana de la estimación de prevalencia de 12 meses entre la adolescencia media y tardía es más o menos similar a la observada en la edad adulta con una probabilidad de aumento del 5% al inicio de la adolescencia al 20% hacia el final de esta etapa. Por otro lado un dato robusto es la distribución de la depresión existiendo una preponderancia en el sexo femenino (cerca de 2:1) (Thapar, Collishaw, Pine, & Thapar, 2012).

Presentación clínica

En la depresión se utilizan criterios diagnósticos idénticos para definirla en adultos, adolescentes y niños. La única excepción que marca el DSM V (Association, 2013) es la posibilidad de un estado de ánimo irritable como síntoma del estado de ánimo principal en niños y adolescentes. El uso de los mismos criterios diagnósticos para las distintas etapas vitales implica que la presentación del trastorno es independiente de la edad, aunque el cuadro clínico en la adolescencia presenta una marcada diferencia con la presentación en los adultos. En esta etapa del ciclo vital el TDM se caracteriza por síntomas heterogéneos y cambiantes (Nardi, Francesconi, Catena – Dellósso, & Bellantuono, 2013). Por otro lado resulta interesante lo que mencionan Genise, Genise y Crócamo (2019) en relación a un estudio familiar llevado a cabo por Rice y colegas (2019) quienes encontraron evidencia en la presentación del TDM y los síntomas depresivos en la adolescencia. En esta población la pérdida de energía (97%), la alteración del sueño (insomnio particularmente, 87%) y la alteración del apetito/peso (87%) fueron más comunes en adolescentes que en adultos (con cifran que rondan el 71%, 63% y 59%). Los niveles de mal humor y sentimiento de inferioridad fueron similares tanto en adolescentes como en adultos. Un dato por demás interesante se relaciona a la irritabilidad que, si bien es un indicador diagnóstico según el DSM, los autores obtuvieron falta de evidencia de que fuera más común en adolescentes que en adultos. De acuerdo a un metaanálisis sobre depresión adolescente Clayborne, Varin y Colman (2019) encontraron que la depresión adolescente se encuentra asociada con dificultades en completar la escuela secundaria, desempleo y embarazo adolescente.

Generalmente la depresión en los jóvenes es poco reconocida y, a menudo, no recibe asistencia clínica

Un porcentaje elevado de adolescentes presentan síntomas depresivos por debajo del umbral diagnóstico, sin embargo estos síntomas podrían tener implicaciones clínicas y sociales a largo plazo predisponiendo al desarrollo del trastorno en un futuro (Nardi et al., 2013). Generalmente la depresión en los jóvenes es poco reconocida y, a menudo, no recibe asistencia clínica. Sólo entre el 25% y el 40% de los niños y adolescentes que cumplen con los criterios diagnósticos de un trastorno depresivo reciben algún tipo de atención profesional.

Por lo anteriormente citado resulta de suma importancia poder contar con procedimientos efectivos que sean adaptados a la población adolescente para hacer frente a la problemática depresiva. A continuación realizaremos un recorrido sobre la activación conductual y cómo se implementa en la población adolescente.

¿Qué es la activación conductual?

La activación conductual es un tratamiento estandarizado para la depresión. Posee sus semillas en los primeros escritos de Skinner. El enfoque conductual radical de Skinner centró tanto a los científicos como a los clínicos en los factores ambientales de la depresión y en cómo las personas son sensibles y responden a su entorno. Al comienzo de la década del 70´ algunos terapeutas conductuales entrenados por Skinner, como Ferster y Lewinsohn, trabajaron sobre algunos escritos y desarrollaron un modelo conductual de la depresión. Esta teoría inicial enfatizaba la premisa conductual básica: “los humanos responden a los refuerzos, y cuando una fuente estable de reforzamiento positivo se pierde, aparece como consecuencia la depresión”. Lewinsohn propuso, que si una persona pierde su mayor fuente de refuerzo positivo, el tratamiento debería enfocarse en restablecer el contacto con el refuerzo positivo (agenda de actividades) y enseñar las habilidades necesarias para obtener y mantener un contacto estable con las fuentes de refuerzo positivo (entrenamiento en habilidades sociales) (Kanter, Busch, & Rusch, 2009).

Los autores no encontraron evidencia de que el paquete completo de la terapia cognitiva producía mejores resultados que la restructuración cognitiva o la activación conductual

A mediados de los años 80´ las intervenciones conductuales fueron incorporadas a la terapia cognitiva conductual perdiéndose la teoría conductual en las cuáles fueron basadas las intervenciones. En 1996 Jacobson y colegas publicaron un análisis de componentes de la terapia cognitiva examinando la terapia propuesta por Beck en 1979. Los autores dividieron el tratamiento en tres componentes: (1) programación de actividades (el cuál fue denominado activación conductual), (2) reestructuración cognitiva, la cuál incluía la planificación de actividades y la reestructuración de los pensamientos automáticos, y (3) el tratamiento completo de terapia cognitiva, que incluía la planificación de actividades, reestructuración cognitiva y modificación de creencias nucleares. Los resultados obtenidos fueron bastante llamativos ya que los autores no encontraron evidencia de que el paquete completo de la terapia cognitiva producía mejores resultados que la reestructuración cognitiva o la activación conductual (Jacobson et al., 1996). A partir de estas conclusiones Jacobson refiere que los resultados podrían ser tomados como evidencia de que la teoría cognitiva y sus intervenciones podrían ser innecesarias en el tratamiento de la depresión (Kanter et al., 2009).

La estructura básica de la AC se basa fundamentalmente en la importancia de la activación y también se enfoca en procesos que la inhiben, como conductas de escape y evitación (MX, 2019). Su estructura se centra en embarcarse en la acción independientemente de cómo se sientan los clientes por dentro y en anticipar que la motivación vendrá después y no al contrario. El modelo de AC está organizado en 10 principios fundamentales. En la Tabla 1 se observan los principios de la AC.

Lejuez, Hopko, LePage, Hopko, and McNeil (2001) desarrollaron un tratamiento breve para la activación conductual (BATD) el cual implementa la programación de actividades y otras técnicas conductuales dentro de un marco de comprensión de la depresión. Desde este punto de vista, la depresión funciona tanto por el incremento del reforzamiento de conductas depresivas (por ejemplo: quedarse en la cama, llorar, etc) y la disminución del reforzamiento de conductas saludables o no depresivas. BATD promueve el cambio de este ratio a favor de un aumento de conductas no depresivas a través de un protocolo estructurado que incorpora tanto el monitoreo de actividades como la evaluación en valores, la programación de actividades y otros procedimientos de manejo de contingencias. Para una comparación teórica entre BATD y BA ver Hopko, Lejuez, LePage, Hopko, and McNeil (2003).

La activación conductual como un tratamiento eficaz en la adolescencia

La activación conductual podría representar un enfoque promisorio para la atención de adolescentes deprimidos. La AC apunta al trabajo de posibles reforzadores en el ambiente del adolescente lo cuál podría ser una estrategia para mejorar los resultados. El foco de la AC es altamente compatible con las necesidades del desarrollo del adolescente y sus habilidades. La AC es ideográfica, se centra en: (1) aumentar la probabilidad de exposición a experiencias reforzantes naturales, (2) identificación y reducción de barreras a la activación y (3) reconocimiento de los patrones de evitación junto con la creación de estrategias de afrontamiento alternativas que potencien la experiencia del refuerzo (McCauley, Schloredt, Gudmundsen, Martell, & Dimidjian, 2016). Por otro lado el programa de AC resulta relativamente fácil de aprender y administrar correctamente. La dificultad en la implementación de tratamientos ha resultado ser una traba en la utilización de tratamientos basados en la evidencia en la consulta clínica (Garland et al., 2010). La preocupación actual es que la TCC puede resultar compleja de enseñar y administrar con fidelidad.

La depresión funciona tanto por el incremento del reforzamiento de conductas depresivas (por ejemplo: quedarse en la cama, llorar, etc.) como por la disminución del reforzamiento de conductas saludables o no depresivas

Los estudios iniciales de AC con adolescentes resultaron alentadores. Ritschel y cols (citados en McCauley, Schloredt, Gudmundsen, Martell, & Dimidjian, 2016) llevaron a cabo un estudio de eficacia de la AC con adolescentes y encontraron una mejora significativa en los síntomas depresivos, tales como que la mayoría de los participantes luego de atravesar por el tratamiento no registraron sintomatología depresiva. McCauley, Schloredt, Gudmundsen, Martell, and Dimidjian (2015) demostraron mejorías significativas tanto clínica como estadísticamente en pre y post tratamiento.

Una mirada general sobre el protocolo de A – BAP

El programa consiste en una serie de 5 módulo que pueden ser llevados a cabo en 12–14 sesiones o separados como componentes. Existen ocho sesiones que incluyen componentes didácticos estructurados y una serie de sesiones menos estructuradas que pueden ser utilizados de acuerdo a la necesidad de la situación clínica. Se espera que el terapeuta trabaje colaborativamente con el adolescente y su familia. El programa fue diseñado para trabajar con adolescentes de 12 a 18 años de edad. Las sesiones tienen una duración de 50–60 minutos y posee la flexibilidad de ser adaptada la estructura de acuerdo a las necesidades de cada consultante. En la mayoría de las sesiones se dedica a trabajar un tiempo a solas con el adolescentes seguido de una pequeña intervención con los cuidadores.

El primer módulo se denomina “poniéndonos en marcha” y típicamente incluye dos sesiones. Aquí se trabaja la estructura general de tratamiento y se lo utiliza también para generar un vínculo con el adolescente y sus familiares. Se introduce también el concepto de actividades entre sesiones y se le explica al consultante en qué consisten. El módulo dos se llama “poniéndonos activos” y aquí nos detendremos dos sesiones. Trabajaremos los principios de la activación y la idea de conductas orientadas a metas vs. conductas orientadas a ánimo . En el tercer módulo trabajaremos sobre la construcción de habilidades sociales, habilidades de resolución de problemas, etc. En el cuarto módulo se espera poder poner en práctica y consolidar lo aprendido en los módulos anteriores para finalmente llegar al último módulo en el cual se trabajará lo logrado en el tratamiento, las metas y la prevención de recaídas.

A modo de conclusión podemos decir que si bien la activación conductual ha resultado ser un tratamiento eficiente y eficaz para el tratamiento de la depresión en población adulta, es necesario seguir estudiando cómo implementar y los resultados en la población adolescente. Es necesario también ahondar en estos estudios ya que las tasas de prevalencia de la depresión adolescente es tan preocupante como en población adulta por lo que se requiere una masa importante de terapeutas que estén entrenados y con las habilidades suficientes para poder hacer frente a esta problemática.

Referencias bibliográficas:

  • Association, A. P. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Arlington, VA: Psychiatric Publishing.
  • Clayborne, Z., Varin, M., & Colman, I. (2019). Systematic Review and Meta-Analysis: Adolescent Depression and Long Term Psychosocial Outcomes. Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry, 58(1), 72 – 79.
  • Garland, A., Brookman – Frazee, L., Hurlburt, M., Accurso, E., Zoffness, R., Haine- Schlagel, R., & al., e. (2010). Mental health care for children with disruptive behavior problems: a view inside therapists´offices. Psychiatric Services, 61(8), 788 – 795.
  • Genise, G., Crocamo, L., & Genise, N. (2019). Manual de psicoterapia y pacopatología infantojuvenil. Buenos Aires: Akadia.
  • Hopko, D., Lejuez, C., LePage, J., Hopko, S., & McNeil, D. (2003). A brief behavioral activation treatment for depression: A randomized pilor trial within an inpatient psychiatric hospital. Behavior modification, 27, 458 – 469.
  • Jacobson, N., Dobson, K., Truax, P., Addis, M., Koerner, K., Gollan, J., & al., e. (1996). A component analysis of cognitive behavioral treatment for depression. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 64, 295 – 304.
  • Kanter, J., Busch, A., & Rusch, L. (2009). Behavioral Activation: Distinctive Features. London: Routledge.
  • Lejuez, C., Hopko, D., LePage, J., Hopko, S., & McNeil, D. (2001). A brief behavioral activation treatment for depression. Cognitive and Behavioral Practice, 8, 164 – 175.
  • McCauley, E., Schloredt, K., Gudmundsen, G., Martell, C., & Dimidjian, S. (2015). The adolescent behavioral activation program: adapting behavioral activation as a treatment for depression in adolescence. Journal of Cllinical child and adolescent psychology. doi:http://dx.doi.org//10.1080/15374416.2014.979933
  • McCauley, E., Schloredt, K., Gudmundsen, G., Martell, C., & Dimidjian, S. (2016). Behavioral Activation with Adolescents. A Clinician´s Guide. New York: The Guilford Press.
  • MX, T. C. (2019). Los principios fundamentales de la activación conductual. Retrieved from https://www.terapia-cognitiva.mx/pdf_files/2Semestre/modificacion-conductual/recursos/Principios de la Activacion Conductual.pdf
  • Nardi, B., Francesconi, G., Catena – Dellósso, M., & Bellantuono, C. (2013). Adolescent depression: clinical features and therapeutic strategies. Eur Rev Med Pharmacol Sci, 17(11), 1546 – 1551.
  • Organization, W., H. (2017). Depression and other common mental disorders: global health estimates. .
  • Rice, F., & Warne, N. (2019). Pediatric Depression Neurobiology of Depression (pp. 415 – 424): Elsevier.
  • Shapero, B., Chai, X., Vangel, M., Biederman, J., Hoover, C., Whitfield – Gabrieli, S., & Hirshfeld – Becker, D. (2019). Neural Markers of Depression Risk Predict the Onset of Depression. Psychiatry Research: Neuroimaging. doi:https://doi.org/10.1016/j.pscychresns.2019.01.006
  • Thapar, A., Collishaw, S., Pine, D., & Thapar, A. (2012). Depression in adolescence Lancet, 17(379), 1056 – 1067. doi:doi:10.1016/S0140-6736(11)60871-4.
  • Salud Mental y Tratamientos

¿Hacer deporte es una terapia para tratar la depresión?

  • 18/06/2019
  • David Aparicio

Manuel Garcia Garrido entrevistó en el diario El País, a los psicólogos Jorge Barraca y Miguel Ángel Rizaldos para que esclarecieran hasta qué punto se puede utilizar el deporte como tratamiento para la depresión. Las respuestas de Barraca explican la importancia de entender la función que puede tener la actividad física, cómo utilizarla y hasta menciona qué deportes no son recomendados cuando los pacientes sufren de depresión y ansiedad:

En los episodios de depresión, el ejercicio actúa como un elemento vertebrador de la activación conductual. La idea no es solo que hagan deporte, sino activar a los pacientes. «Si antes iban a clase de gimnasia, acudían a conferencias, arreglaban la casa… que lo vuelvan a hacer», explica Barraca, quien subraya que es importante que el proceso sea pautado en horarios. «Sabemos que en la depresión, además de sentirte triste o tener dificultad para concentrarte, es característica la falta de energía, la gente está muy cansada pese a que no hace nada», dice. Por eso lo ideal es introducir algo de ejercicio a medio plazo, no inmediatamente, porque al principio «no tienen ganas de levantarse ni de dar un paseo». Es gradual y, en muchos casos, precisa supervisión para que se programen distancias más largas y se establezcan nuevos objetivos. Ponerse en marcha es solo un primer paso.

Y no siempre es recomendable. Sorprendentemente, el ejercicio puede convertirse en un arma de doble filo. Por ejemplo, es perjudicial cuando se usa a modo de recurso evasivo para no atajar situaciones conflictivas, o como una huida hacia delante que, a la larga, puede agravar la depresión. «Hay que entender qué función tiene la actividad física, si es una manera de escaparse de compromisos o de afrontar otras situaciones vitales que tienen que ser acometidas, entonces es contraproducente».

Por otra parte, deportes como el pádel, el tenis y el fútbol no son la opción más adecuada para quienes tienen un carácter competitivo si sufren de ansiedad, porque la potenciarían. Tampoco lo son aquellas rutinas que condicionan transversalmente la vida, como, por ejemplo, preparar un maratón en un periodo de tiempo reducido, ya que pueden circunscribir el estado de ánimo a la consecución de una meta con una exigencia alta. Según Barraca, «cuando alguien se tiene que levantar a horas concretas, cuidar su dieta de una determinada manera y ve afectadas sus relaciones con los amigos y la pareja porque está volcado en ello, se transforma en una fuente de ansiedad».

Lee el artículo completo en El País.

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Jorge Barraca es un especialista en activación conductual para la depresión. Un tratamiento catalogado con evidencia científica fuerte por la Asociación Americana de Psicología (APA). Si quieres conocer en qué se basa este tratamiento puedes leer el artículo Activación conductual: Un tratamiento simple y eficaz para la depresión o también ver la entrevista online que realizamos con Fabián Maero en la que aborda esta misma temática:

https://www.youtube.com/watch?v=UeNW_fOCh7Y

 

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Activación Conductual por Internet, una posible terapia para la depresión postparto

  • 23/10/2013
  • David Aparicio

Según los datos de la OMS, la depresión postparto afecta alrededor del 10 al 15% de las madres. Sin embargo, una revisión de literatura considera que estos porcentajes no son representativos de la magnitud global de este problema. Algunos investigadores hipotetizan que esto se debe a que la mayoría de los casos no son reportados y son pocas las madres que buscan ayuda a causa de distintas variables que pueden dificultar el acceso a la terapia tales como: transporte, necesidad de un cuidador para el bebé, horarios de alimentación, etc.

Expuesta la relevancia de la problemática, un equipo de investigadores de la Universidad de Exter, desarrolló un estudio piloto publicado en Psychological Medicine que demostró que la depresión postparto puede ser efectivamente tratada utilizando la Activación Conductual por Internet (iBA) específicamente diseñada para tratar las necesidades postparto (Postnatal-iBA).

(Libro relacionado: Activación Conductual para la Depresión: Una Guía Clínica)



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El estudio encontró que aquellas que recibieron el tratamiento en su modalidad por Internet reportaron mejores resultados para la depresión, menor deterioro social y redujeron la ansiedad inmediatamente luego de haber recibido el tratamiento y los resultados se mantuvieron luego de 6 meses de seguimiento.

Para realizar la investigación se diseñó un plan de 12 sesiones modulares de la Activación Conductual por Internet (iBA), el cual fue reforzado por llamadas telefónicas con un profesional de salud mental. En total se reclutó a 249 mamás por medio del sitio Netmums.com. Las participantes completaron formularios online y se les realizaron preguntas por teléfono sobre su estado de ánimo.

De aquellas, 83 cumplieron con los criterios del “trastorno depresivo mayor” y fueron divididas en dos grupos: El grupo control recibió el ‘tratamiento usual’; y el grupo de evaluación recibió el tratamiento de Activación Conductual por Internet. Las mujeres del grupo de evaluación se podían inscribir en programas online y elegir módulos que fueran relevantes a sus necesidades, por ejemplo, “Siendo una buena mamá”, “Cambiando los roles y las relaciones”, “Sueño” y “Comunicación”. Las participantes también recibieron llamadas semanales en donde recibían ayuda y apoyo.

La directora de la investigación, Dra. Heather O’ Mahen explicó:

“El alto número de casos de Depresión Postparto y la relativamente pobre búsqueda de ayuda por las afectadas son preocupantes.  Este estudio y otro recientemente publicado por nuestro equipo, que evaluó una versión de autoayuda del tratamiento ofrecido por Internet, donde se inscribieron 910 mujeres de las cuales 364 completaron el estudio , son los primeras investigaciones que indagan sobre la efectividad de las terapias basadas en internet para las madres con Depresión Postparto con el apoyo que ellas hubieran tradicionalmente recibido en un entorno clínico. Estos resultados son suficientes para convencernos de que este tipo de enfoques es de hecho un método factible.”

La Dra. O’Mahen espera que estas investigaciones permitan que más mujeres puedan acceder a la ayuda que necesitan y que aprovechen los aspectos positivos que conlleva: familias felices, una mejor calidad de vida de las madres y la reducción de la demanda de los servicios de salud.

Fuente: University of Exter; ScienceDirect
Imagen: Ethan Lundgaard (Flickr)

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