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Publicaciones por etiqueta

Música

8 Publicaciones
  • Artículos Recomendados de la Web

“La música toca todas las funciones cognitivas que hay”

  • David Aparicio
  • 17/06/2025

El País entrevistó al investigador Robert Zatorre, quien ha dedicado su carrera al estudio de cómo la música impacta el cerebro y he disfrutado mucho de su lectura:

Pregunta. ¿Qué hace la música en el cerebro?

Respuesta. Muchas cosas. Al principio, yo me dediqué a la parte directa, de percepción auditiva: dedicamos 10 años a comprender el procesamiento, el estímulo y su representación en las zonas cerebrales. Pero hay muchísimas cosas más que ocurren. La música toca todas las funciones cognitivas que hay. Por ejemplo, tuve una alumna que estudió la relación entre el sonido y el movimiento y descubrió que al escuchar ciertos patrones de música con un cierto ritmo, también se ve actividad en las áreas motoras. Y de ahí surgieron teorías acerca de los vínculos entre el sistema motor y el sistema auditivo, que también explican, por ejemplo, por qué frecuentemente la música nos hace bailar.

Lee el artículo completo El País.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La belleza de la música en el cerebro: una danza de redes neuronales

  • David Aparicio
  • 12/02/2025

Hay algo en la música que nos atrapa, nos emociona, nos transforma. Desde las melodías hipnotizantes de Bach hasta la melancolía del bandoneón de Piazzolla, la belleza musical nos mueve de formas misteriosas. Pero, ¿qué ocurre en el cerebro cuando escuchamos música que consideramos hermosa? Un reciente estudio publicado en Psychology of Aesthetics, Creativity and the Arts sugiere que la experiencia estética musical involucra un complejo entramado de conexiones cerebrales que va mucho más allá de la simple percepción auditiva.

La ciencia de la belleza musical

Si bien el juicio estético sobre la música es un fenómeno universal, los mecanismos neuronales detrás de esta experiencia aún no se comprenden del todo. Se sabe que el córtex orbitofrontal, una región del cerebro vinculada a la evaluación de recompensas, juega un papel clave en los juicios estéticos. Sin embargo, los estudios previos han tendido a enfocarse en áreas específicas del cerebro sin explorar cómo estas interactúan entre sí durante la experiencia de la belleza musical.

Para abordar esta cuestión, un grupo de investigadores utilizó una novedosa técnica de análisis de conectividad cerebral dinámica. Reclutaron a 36 adultos sanos con distintos niveles de formación musical y los sometieron a escaneos cerebrales mediante resonancia magnética funcional (fMRI) mientras escuchaban Adios Nonino de Astor Piazzolla, una pieza caracterizada por su gran riqueza musical y su capacidad para evocar respuestas emocionales consistentes en los oyentes.

En una sesión separada, otro grupo de participantes escuchó la misma pieza y calificó, en tiempo real, los pasajes musicales según su belleza percibida. Esto permitió a los investigadores identificar secciones específicas de la composición que eran sistemáticamente consideradas como bellas o no bellas.

Redes cerebrales en movimiento

Los datos obtenidos revelaron patrones recurrentes de comunicación entre distintas regiones cerebrales, lo que los investigadores denominaron estados de conectividad funcional. Comparando la actividad cerebral durante los pasajes musicales calificados como bellos y aquellos considerados menos atractivos, se identificaron tres estados de conectividad que mostraban diferencias significativas.

Uno de estos estados, asociado con áreas visuales en la parte posterior del cerebro, se activaba con mayor frecuencia durante la escucha de música considerada hermosa. Aunque estas regiones suelen vincularse con el procesamiento de imágenes, también juegan un papel en la formación de imágenes mentales y la visualización interna. Es posible que, al experimentar la belleza musical, el cerebro no solo esté procesando el sonido, sino también generando una rica experiencia sensorial más allá del oído.

Por el contrario, cuando los participantes escuchaban pasajes no considerados bellos, la actividad se concentraba en regiones auditivas básicas situadas en los lóbulos temporales, así como en áreas involucradas en el control del movimiento y el procesamiento emocional, como la amígdala. Esto sugiere que, ante la ausencia de belleza percibida, el cerebro se enfoca más en el análisis del sonido en sí y en la respuesta emocional inmediata, en lugar de involucrarse en una experiencia estética más elaborada.

Un baile de conexiones neuronales

Más allá de la activación de regiones específicas, los investigadores observaron diferencias en la transición entre distintos estados de conectividad cerebral. Durante la escucha de música hermosa, se producían transiciones más frecuentes entre redes cerebrales relacionadas con la evaluación de recompensas, la visualización y el placer. En cambio, cuando la música era percibida como menos hermosa, las transiciones predominantes ocurrían entre regiones vinculadas con el procesamiento auditivo y la respuesta emocional básica.

Estos hallazgos sugieren que la apreciación de la belleza musical es un fenómeno altamente dinámico, que involucra un delicado equilibrio de conexiones cerebrales que evolucionan a medida que la música avanza. No se trata simplemente de una respuesta pasiva al sonido, sino de una experiencia rica y cambiante, donde distintas redes neuronales interactúan en una especie de danza interna que da forma a nuestra percepción estética.

Más allá del estudio

Si bien este estudio ofrece una visión fascinante sobre cómo el cerebro experimenta la belleza musical, los investigadores advierten que sus hallazgos son preliminares. La metodología utilizada es relativamente nueva y los efectos observados fueron modestos tras los ajustes estadísticos. Futuras investigaciones con muestras más amplias y una mayor variedad de piezas musicales podrían ayudar a confirmar estos resultados y profundizar en la comprensión de los mecanismos neurales subyacentes.

A medida que la ciencia avanza en el estudio de la estética musical, nos acercamos a una comprensión más precisa de por qué ciertas melodías nos conmueven hasta las lágrimas mientras otras nos dejan indiferentes. Quizá, en el fondo, la música es más que sonido: es una puerta a los rincones más profundos de nuestra mente, una clave que desbloquea la esencia misma de lo que significa ser humano.

Referencia: Dai, R., Toiviainen, P., Vuust, P., Jacobsen, T., & Brattico, E. (2024). Beauty is in the brain networks of the beholder: An exploratory functional magnetic resonance imaging study. Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts. Advance online publication. https://doi.org/10.1037/aca0000681

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  • Artículos Recomendados de la Web

Música en la memoria: Por qué conservamos letras de canciones de tiempos pasados

  • David Aparicio
  • 12/09/2023
woman in red and white plaid shirt checking the vinyl record

Una de las razones por las que la música está tan profundamente arraigada en la memoria es porque tendemos a escuchar las mismas canciones muchas veces a lo largo de nuestra vida (más, por ejemplo, que las veces que leemos nuestro libro favorito o vemos nuestra película preferida).

La música también es fundamentalmente emocional. De hecho, las investigaciones han demostrado que una de las principales razones por las que la gente se engancha a la música es por la diversidad de emociones que transmite y evoca. Numerosos estudios evidencian que los estímulos emocionales se recuerdan mejor que los no emocionales. La tarea de intentar recordar el abecedario, los colores del arcoíris o las notas musicales es intrínsecamente más motivadora cuando encaja con una melodía pegadiza, y más adelante recordaremos mejor los conceptos cuando establezcamos una conexión emocional.

Artículo completo en El País.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La música: un refugio en los momentos más difíciles de la cuarentena

  • David Aparicio
  • 17/08/2021

La primera cuarentena por COVID-19 tenia todos los ingredientes necesarios para que sintiéramos mucho miedo y ansiedad. Era una situación completamente desconocida, provocada por una enfermedad mortal que nos obligó a aislarnos de nuestros seres queridos y nos apartó de nuestra rutina.

La gente hizo todo lo que pudo para afrontar la ansiedad por la cuarentena: muchos empezaron a cocinar, hornear pan, ver películas y series y otros buscaron refugio en la música.

Entendiendo que la música puede evocar emociones poderosas y alterar nuestro estado de ánimo o aliviar nuestro malestar, un equipo de investigadores israelíes aprovechó la cuarentena para explorar cómo las personas utilizaban la música para regular sus emociones y afrontar la ansiedad.

El equipo distribuyó 200 encuestas que evaluaban los cambios en los hábitos de escuchar música durante la cuarentena y les preguntaron si habían incrementado el consumo de música, qué cambios a nivel emocional habían experimentado y las razones por las cuales escuchan música.

Resultados

  • El 48% de los participantes dijo que había incrementado su consumo de música durante la cuarentena.
  • El 51% reportó que usaba la música para mejorar su estado de ánimo.
  • El 49% manifestó que el uso de música incrementó su energía.
  • El 46% afirmó que la música los ayudó a relajarse.
  • El 48% declaró que usaba la música como ruido de fondo mientras hacían otras actividades.

Los investigadores también les pidieron a los participantes que reflexionaran sobre cómo les ayudó escuchar música durante la cuarentena y la respuesta más frecuente se relacionó con la regulación emocional. En concreto el 75% dijo que escuchar música les ayudó a regular sus emociones displacenteras como el miedo, la tristeza y la soledad.

También encontraron que escuchar música se correlacionó con el incremento en el sentimiento de pertenencia, destino compartido, hermandad y conexión con los demás. En resumen, los hacia sentir menos solos.

Sobre este último hallazgo la coautora de la investigación, Naomi Ziv, explicó:

El hallazgo más interesante, en mi opinión, es que los aumentos en el uso de la música se asociaron más fuertemente con las emociones relacionadas con la conexión con los demás. Esto parece sugerir que, al menos en circunstancias tan extraordinarias como el encierro, la música puede desempeñar un papel social importante en la creación de un sentido de pertenencia al grupo y posiblemente ayudar a sobrellevar la situación.

Limitaciones

El estudio es muy interesante, pero tuvo dos limitaciones importantes que hay que mencionar:

  • El estudio es de tipo retrospectivo y solo se valió de los reportes de los participantes. No aplicó pruebas psicológicas estandarizadas que permitieran evaluar el impacto de la música.
  • El tamaño de la muestra fue bastante pequeño, lo que dificulta estudiar con más precisión la relación entre las variables (música, emociones, edad, etc.).

Conclusión

Aun con dichas limitaciones, los resultados de esta investigación corroboran los hallazgos de estudios previos sobre el rol de la música en la vida de las personas y cómo la utilizaron para afrontar la incertidumbre que vivieron en momentos tan difíciles como la primera cuarentena. Además los ayudó a sentirse más conectados con sus amigos y grupos sociales en momentos donde no podían verlos ni salir de sus casas.

Referencia: Ziv, N., & Hollander-Shabtai, R. (2021). Music and COVID-19: Changes in uses and emotional reaction to music under stay-at-home restrictions. Psychology of Music. https://doi.org/10.1177/03057356211003326

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La música instrumental también puede afectar tu sueño

  • Maria Fernanda Alonso
  • 02/08/2021

Escuchar la música que nos gusta es agradable. Podemos pensar que nos ayuda tanto si queremos “activarnos”, como si buscamos relajarnos y entrar en el “modo descanso”, para terminar el día. Pero el hecho de que sea agradable no siempre significa que sea bueno para la salud: una investigación reciente encontró que la música a la hora de dormir se asoció con más interrupciones del sueño, y que la instrumental es incluso peor que la música con letra (Scullin et al., 2021).

Primer estudio

En un primer estudio, el equipo pidió a 199 voluntarios que viven en EE.UU. que informaran sobre la calidad de su sueño y la frecuencia y el tiempo en que escuchaban música, así como sus creencias sobre cómo esto afectaba su sueño. 

Hallazgos

El 87% de las personas creía que la música mejoraba el sueño, o al menos no lo interrumpía. Sin embargo, el equipo descubrió que más tiempo total dedicado a escuchar música se asoció con un sueño más deficiente y somnolencia diurna. Un poco más de las tres cuartas partes de los participantes también informaron haber experimentado frecuentes «gusanos de oído»: esto es tener una canción o melodía «atascada» y reproduciéndose en sus mentes. Una cuarta parte informó haber experimentado estos síntomas durante la noche al menos una vez a la semana, y estas personas tenían (como era de esperar) seis veces más probabilidades de informar una mala calidad del sueño.

El análisis del equipo sugirió que escuchar específicamente música instrumental cerca de la hora de acostarse estaba relacionado con más “gusanos de oído” relacionadas con el sueño y una peor calidad del sueño.

Segundo estudio

Posteriormente, los investigadores llevaron adelante un estudio experimental con 48 adultos jóvenes. Después de llegar al laboratorio del sueño a las 8.45 p.m., los participantes fueron a una habitación tranquila y con poca luz, donde completaron una serie de cuestionarios que incluían medidas de estrés, calidad del sueño y somnolencia diurna. También se les aplicaron electrodos, listos para la polisomnografía nocturna (que registró la actividad de las ondas cerebrales, así como la frecuencia cardíaca y la respiración), e informaron sobre lo relajados, nerviosos, enérgicos, somnolientos y estresados ​​que se sentían.

A las 10 pm, se les dio un «tiempo de inactividad», con música tranquila. La mitad fue seleccionada al azar para escuchar tres canciones: «Don’t Stop Believin» de Journey, «Call Me Maybe» de Carly Rae Jepsen y «Shake It Off» de Taylor Swift, mientras que la otra mitad escuchó versiones solo instrumentales de estas. mismas canciones. (El equipo eligió estas canciones porque se sabe que causan gusanos de oído y era probable que fueran muy familiares para los participantes).

Hallazgos

Los participantes informaron una disminución en el estrés y el nerviosismo y una mayor relajación después de escuchar cualquiera de las canciones, y también mostraron una disminución en la presión arterial. Entonces, como también sugirieron estudios anteriores, la música tranquila a la hora de acostarse fue realmente relajante en ese momento. Sin embargo, una cuarta parte de los participantes se despertó del sueño con un “gusano de oído”, y los datos de polisomnografía mostraron que las versiones instrumentales de las canciones tenían más probabilidades de desencadenar estos despertares, así como de causar otras interrupciones del sueño, como cambios de un sueño más profundo a un sueño más ligero. Tomados en conjunto, los hallazgos representan «evidencia causal de que la música instrumental a la hora de dormir afecta la calidad del sueño al inducir gusanos auditivos», señalaron los investigadores.

Los datos del EEG mostraron que los participantes que se despertaron con un “gusano de oído” tenían «oscilaciones frontales lentas» significativamente mayores: una firma clásica de consolidación de la memoria durante el sueño. También se observaron oscilaciones lentas asociadas a los “gusanos de oído” en la corteza auditiva, que procesa los sonidos. Los despertares parecen, entonces, resultar de la reactivación de melodías que se escuchan durante el día durante el sueño, como parte del proceso de consolidación de la memoria. Los datos generales del equipo sugieren que es más probable que esto suceda cuando las melodías se escuchan a la hora de acostarse y son instrumentales.

No está claro por qué las canciones solo instrumentales tendrían mayor impacto que la música con letra. Las tres canciones utilizadas en este estudio se eligieron porque probablemente les resultarían familiares a los participantes. Escuchar las canciones sin la letra podría haber provocado que sus cerebros intentaran agregar las palabras, lo que podría haber hecho que los “gusanos de oído” fueran más probables. Si este es el caso, es posible que no toda la música instrumental tenga el mismo efecto. Sin embargo, los datos del primer estudio son consistentes con la idea de que la música instrumental en general es un problema mayor.

Finalmente, los autores recomiendan que si tenés problemas con “gusanos de oído” por las noches, limites la cantidad de música que escuchás en el día y evites escuchar música antes de acostarte. En su lugar, recomiendan dedicar de 5 a 10 minutos a escribir una lista de tareas para el día siguiente, basados en los hallazgos de un estudio anterior que sugiere que esto ayuda a las personas a conciliar el sueño (Scullin et al., 2018). 

Referencias bibliográficas:

  • Scullin, M. K., Gao, C., & Fillmore, P. (2021). Bedtime Music, Involuntary Musical Imagery, and Sleep. Psychological Science, 32(7), 985-997. https://doi.org/10.1177/0956797621989724
  • Scullin, M. K., Krueger, M. L., Ballard, H. K., Pruett, N., & Bliwise, D. L. (2018). The effects of bedtime writing on difficulty falling asleep: A polysomnographic study comparing to-do lists and completed activity lists. Journal of Experimental Psychology. General, 147(1), 139-146. https://doi.org/10.1037/xge0000374

Fuente: Research Digest

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Podemos inferir el significado emocional de la música de otras culturas?

  • Maria Fernanda Alonso
  • 16/07/2021

Cuando veo la presentación de Malevo en el programa Americas’s got Talent se me pone la “piel de gallina”; siento una mezcla de orgullo, patriotismo y entusiasmo por lo que representa para la cultura argentina. Además del espectacular show de malambo, me gusta ver la reacción del público y de los jurados estadounidenses que ovacionan el ritmo casi como si lo sintieran propio, inundados por las emociones que transmite, aunque no conozcan su origen o su significado. Y es que, de hecho, un estudio encontró que las personas pueden inferir la emocionalidad de la música de otras culturas a través de la interpretación de propiedades acústicas comunes (Beier et al., 2020). 

La importancia de este hallazgo radica en que explorando estos elementos comunes, los psicólogos pueden acercarse a la comprensión del mecanismo cognitivo que subyace a nuestras experiencias con la música.

En su investigación, los autores buscaron averiguar si las personas mostraban respuestas emocionales similares a la música de culturas familiares y desconocidas. Su hipótesis era que si las personas son capaces de sentir emociones en respuesta a una música desconocida, esto sugeriría que se valen de las características musicales transculturales para inferir un significado emocional de la música.

La muestra del estudio estuvo compuesta por 62 estudiantes de pregrado de diferentes orígenes culturales, que variaban en su familiaridad con la música clásica occidental, clásica indostánica y tradicional china. Para medir la respuesta emocional, los investigadores se enfocaron en la respuesta de “escalofrío”, un hormigueo placentero en la piel que ocurre como reacción a la música emocionalmente intensa. Se les presentaron cuatro extractos de cada uno de estos estilos musicales y se les pidió que presionaran un botón cada vez que sintieran un escalofrío. Como segunda indicación de una respuesta de escalofrío, también se midió la conductancia de la piel usando electrodos colocados en las manos de los participantes. Los investigadores solo consideraron las respuestas de escalofríos que se midieron a través de la conductancia de la piel y también fueron acompañadas con presionar el botón, lo que resultó en un total de 910 escalofríos para el análisis.

Después de una extensa serie de análisis, los resultados mostraron que los participantes tenían la misma probabilidad de experimentar escalofríos tanto con la música que conocían bien como con los estilos musicales con los que no estaban familiarizados. Sin embargo, hubo alguna evidencia de que el conocimiento de un estilo musical provocaba más escalofríos en ese estilo.

Independientemente de cuán familiarizados dijeron los estudiantes que estaban con cada estilo musical, los investigadores les pidieron que completaran pruebas al final del estudio para evaluar su conocimiento de cada estilo musical. 

Descubrieron que el conocimiento se relacionaba con la cantidad de escalofríos, lo que apoya parcialmente la idea de que el conocimiento de cada estilo conduce a más escalofríos cuando se escucha esa música. 

Finalmente, los resultados ofrecieron información sobre las propiedades acústicas de la música que pueden ser responsables de provocar una respuesta de escalofrío. En los tres estilos, el volumen, el brillo y la aspereza de la música se correlacionaron con los escalofríos. Estos resultados sugieren que las mismas propiedades que provocan escalofríos en la música occidental también producen escalofríos en estilos musicales de otras culturas.

En contraste con la perspectiva de que las personas no pueden inferir el significado de la música que se origina en culturas desconocidas, los hallazgos sugieren que las personas pueden inferir la emocionalidad de la música a través de la interpretación de propiedades acústicas comunes. Aún así, los autores señalan que hay muchas formas en que se experimenta la música y el significado, y que la emoción sentida es solo una de ellas, por lo que sostienen que su experimento no niega la importancia del contexto cultural y la inculturación en la comunicación del significado musical.

Referencia bibliográfica: Beier, E. J., Janata, P., Hulbert, J. C., & Ferreira, F. (2020). Do you chill when I chill? A cross-cultural study of strong emotional responses to music. En Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts. https://doi.org/10.1037/aca0000310

Fuente: Psypost

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La música podría ayudar al desarrollo de los cerebros de bebés prematuros

  • Maria Fernanda Alonso
  • 15/08/2019

Cuando llega al mundo un bebé prematuramente, es muy probable que deba pasar sus primeros tiempos en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Debido a que este no es el entorno ideal para el desarrollo del cerebro infantil, y que de hecho puede ser una experiencia estresante, el desarrollo neurológico esencia puede verse interrumpido, razón por la que muchos bebés prematuros luego sufren dificultades de aprendizaje o trastornos sociales o emocionales. Por ejemplo, algunos estudios han encontrado que el nacimiento prematuro puede afectar importantes áreas cerebrales lo que ayudaría a entender por qué los niños prematuros tienen más riesgos de sufrir trastornos neurológicos, de atención y autismo (Toulmin et al., 2015); y también han encontrado que este suceso interrumpe los procesos vitales del desarrollo del cerebro, lo que acarrea la reducción de las capacidades cognitivas de los niños. Según otro estudio, los bebés prematuros hacen menos amigos durante la primera infancia, se sienten menos aceptados por sus pares y pasan menos tiempo en actividades de socialización, aunque más adelante en la edad escolar comienzan a hacer más amigos y ganan más aceptación por parte de sus compañeros (Heuser, Jaekel, & Wolke, 2018).

Cuando un bebé nace a término, ha pasado el tiempo suficiente dentro del útero materno para desarrollar toda la compleja infraestructura neurológica que necesita para comenzar su vida. Sin embargo, si un bebé nace antes de tiempo, algunas conexiones neuronales vitales pueden no haberse formado todavía, lo que significa que este proceso tiene que ocurrir después del nacimiento.

Un nuevo estudio revela que escuchar música durante estas primeras semanas críticas como humano puede ayudar al cerebro a desarrollarse normalmente (Lordier et al., 2019).

En particular, los bebés prematuros tienden a sufrir deficiencias en la red de prominencia del cerebro, que es responsable de determinar la importancia de los estímulos y comunicarse con otras redes cerebrales para coordinar una respuesta adecuada. La conectividad entre la red prominente y las áreas del cerebro como el tálamo o las redes sensoriomotoras o auditivas a menudo se interrumpe en los recién nacidos prematuros, lo que resulta en una función cognitiva reducida o dificultades para manejar las emociones y las relaciones sociales más adelante (Ham, Leff, de Boissezon, Joffe, & Sharp, 2013).

Para abordar este problema, los investigadores de la Universidad de Ginebra y los Hospitales Universitarios de Ginebra buscaron crear un ambiente que fomentara el desarrollo saludable del cerebro en bebés prematuros durante su tiempo en una UCI. Debido a que el sistema auditivo es uno de los primeros en formarse en los cerebros humanos, el equipo decidió exponer a estos bebés a música relajante en puntos clave durante el día.

El compositor Andreas Vollenweider tocó una variedad de instrumentos diferentes ante una audiencia de bebés prematuros para determinar cuál produjo las reacciones más tranquilas, y finalmente decidió escribir su calmante pieza usando arpas, campanas y la flauta de un encantador de serpientes indio llamada punji.

Vollenweider produjo tres piezas musicales de ocho minutos. El primero fue reproducido a los bebés en una UCI justo cuando se despertaban, mientras que el segundo fue reproducido durante sus horas de vigilia, y el tercero cuando se dormían.

Utilizando imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para escanear los cerebros de los bebés prematuros en su estudio, los investigadores encontraron que la arquitectura neurológica de aquellos que habían estado expuestos a la música era mucho más parecida a la de un bebé que había nacido a término, en comparación con los que no habían escuchado la música.

Algunos de los involucrados en el estudio se están acercando a su sexto cumpleaños, y el equipo planea seguir su investigación examinando el bienestar cognitivo, social y emocional de estos niños.

Referencias de los estudios:

Ham, T., Leff, A., de Boissezon, X., Joffe, A., & Sharp, D. J. (2013). Cognitive control and the salience network: an investigation of error processing and effective connectivity. The Journal of Neuroscience: The Official Journal of the Society for Neuroscience, 33(16), 7091-7098. https://doi.org/10.1523/JNEUROSCI.4692-12.2013

Heuser, K. M., Jaekel, J., & Wolke, D. (2018). Origins and Predictors of Friendships in 6- to 8-Year-Old Children Born at Neonatal Risk. The Journal of Pediatrics, 193, 93-101.e5. https://doi.org/10.1016/j.jpeds.2017.09.072

Lordier, L., Meskaldji, D.-E., Grouiller, F., Pittet, M. P., Vollenweider, A., Vasung, L., … Hüppi, P. S. (2019). Music in premature infants enhances high-level cognitive brain networks. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 116(24), 12103-12108. https://doi.org/10.1073/pnas.1817536116

Toulmin, H., Beckmann, C. F., O’Muircheartaigh, J., Ball, G., Nongena, P., Makropoulos, A., … Edwards, A. D. (2015). Specialization and integration of functional thalamocortical connectivity in the human infant. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 112(20), 6485-6490. https://doi.org/10.1073/pnas.1422638112

Fuente: IFL Science

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El cerebro humano tendría una especial preferencia por el tono musical

  • Maria Fernanda Alonso
  • 17/07/2019

El cerebro humano presenta una fuerte preferencia por los sonidos armónicos sobre el ruido, en comparación con el cerebro del mono macaco. Estos son los hallazgos de un estudio que, a su vez, sugiere que el habla y la música pueden haber dado forma a los circuitos auditivos de nuestro cerebro (Norman-Haignere, Kanwisher, McDermott, & Conway, 2019). 

El estudio comenzó con una apuesta amistosa entre el Dr. Conway (investigador del Programa de Investigación Intramural del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares y autor principal)y el Dr. Sam Norman-Haignere (miembro postdoctoral del Instituto Zuckerman para la Mente, el Cerebro y el Comportamiento de la Universidad de Columbia y primer autor del artículo).

En ese momento, ambos estaban trabajando en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés). El equipo del Dr. Bevil Conway había estado buscando diferencias entre la forma en que los cerebros de los humanos y los monos controlan la visión pero descubrió que hay muy pocas. Sus estudios de mapas cerebrales sugirieron que los humanos y los monos ven el mundo de maneras muy similares. Pero luego, el Dr. Conway escuchó acerca de algunos estudios sobre la audición realizados por el Dr. Norman-Haignere, quien, en ese momento, era becario postdoctoral en el laboratorio de Josh H. McDermott, Ph.D., y profesor asociado de MIT.

«Le dije a Bevil que teníamos un método para identificar de manera confiable una región en el cerebro humano que responde selectivamente a los sonidos con el tono», dijo el Dr. Norman-Haignere. Fue entonces cuando tuvieron la idea de comparar a los humanos con los monos. Sobre la base de sus estudios, el Dr. Conway apostó a que no verían diferencias.

Para probar esto, los investigadores tocaron una serie de sonidos armónicos, o tonos, a voluntarios y monos sanos. Mientras tanto, se utilizó la resonancia magnética funcional (IRMf) para monitorear la actividad cerebral en respuesta a los sonidos. Los investigadores también monitorearon la actividad cerebral en respuesta a los sonidos de ruidos sin tono que fueron diseñados para coincidir con los niveles de frecuencia de cada tono tocado.

A primera vista, las exploraciones parecían similares y confirmaron estudios previos. Los mapas de la corteza auditiva de cerebros humanos y de monos tenían puntos de actividad principales similares, independientemente de si los sonidos contenían tonos.

Sin embargo, cuando los investigadores analizaron más detenidamente los datos, encontraron  que la corteza auditiva humana era mucho más sensible que la corteza de los mono cuando observaban la actividad relativa entre los tonos y los sonidos ruidosos equivalentes.

«Descubrimos que los cerebros de los humanos y de los monos tenían respuestas muy similares a los sonidos en cualquier rango de frecuencia. Cuando agregamos la estructura tonal a los sonidos algunas de estas regiones del cerebro humano se volvieron más receptivas», dijo el Dr. Conway. «Estos resultados sugieren que el mono macaco podría experimentar la música y otros sonidos de manera diferente. En contraste, la experiencia visual del mundo para el macaco probablemente sea muy similar a la nuestra. Hace que uno se pregunte qué tipo de sonidos experimentaron nuestros ancestros evolutivos».

Otros experimentos apoyaron estos resultados: levantar ligeramente el volumen de los sonidos tonales tuvo poco efecto sobre la sensibilidad del tono observada en los cerebros de dos monos.

Finalmente, los investigadores vieron resultados similares cuando utilizaron sonidos que contenían armonías más naturales para los monos al reproducir grabaciones de llamadas de macacos. Los escáneres cerebrales mostraron que la corteza auditiva humana era mucho más receptiva que la corteza de los monos cuando comparaban la actividad relativa entre las llamadas y las versiones con y sin ruido de estas.

«Este hallazgo sugiere que el habla y la música pueden haber cambiado fundamentalmente la manera en que nuestro cerebro procesa el tono», dijo el Dr. Conway. «También puede ayudar a explicar por qué ha sido tan difícil para los científicos entrenar monos para realizar tareas auditivas que los humanos encuentran relativamente fáciles.»

Hace bastante que los científicos investigan los efectos y vínculos de la música en el cerebro humano. Así, por ejemplo, otro estudio encontró que el núcleo accumbens no trabaja solo, sino que interactúa con la corteza auditiva, un área del cerebro que almacena la información sobre los sonidos y la música que hemos escuchado. Entre más gratificante es un fragmento de música, mayor es la interrelación entre estas regiones.

Desde Psyciencia reconocemos que la música “es parte de la identidad del ser humano” y puede ser muy valiosa a nivel terapéutico. 

Referencia del estudio:

Norman-Haignere, S. V., Kanwisher, N., McDermott, J. H., & Conway, B. R. (2019). Divergence in the functional organization of human and macaque auditory cortex revealed by fMRI responses to harmonic tones. Nature Neuroscience, 22(7), 1057-1060. https://doi.org/10.1038/s41593-019-0410-7

Fuente: Science Daily

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