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Publicaciones por mes

octubre 2015

69 Publicaciones
Sin categoría

¿Tenemos el control de nuestras propias decisiones? (Vídeo)

  • David Aparicio
  • 08/10/2015

Dan Ariely es economista conductual del prestigioso MIT y autor del libro ¨Predictably Irrational¨ y en esta divertida y astuta conferencia de TED, Ariely nos enseña a través de diversas investigaciones que no somos tan racionales como pensamos a la hora de tomar decisiones. Súper recomendado para todos los estudiantes y psicólogos.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La estupidez analizada desde la ciencia

  • David Aparicio
  • 08/10/2015

Todos hemos hecho alguna estupidez. Algunos con mayor frecuencia que otros, pero de ella no nos salvamos. Es una de esas conductas fáciles de detectar pero difíciles de definir.

Guido Corradi en Rasgo Latente, nos explica con sencillez y precisión los descubrimientos de una muy interesante investigación de Balazs Aczel, et al (2015) para la revista Intelligence, que nos ofrece una definición de la conducta estúpida y los componentes que la caracterizan.

La estupidez, en líneas generales, es cualquier comportamiento que se desvía de la expectativas que uno tiene (por lo que puede variar la percepción de algo como una estupidez). Estos comportamientos tienen consecuencias negativas (habitualmente para uno mismo). Realmente es más fácil identificar la estupidez que definirla, por eso pongamos un ejemplo reciente del que fui testigo: “Dijo que sabía cambiar él la rueda del coche y no tenía ni idea el muy estúpido. Al final tuvo que llamar a la grúa igualmente y nos hizo tener que esperar el doble. ¡Se lo dije!”. Es curioso que hasta ahora no ha habido ningún intento de medir la estupidez personal de cada individuo, pero tenemos fe en que el estudio del que vamos a hablar abra las vías del conocimiento para que se desarrollen herramientas fiables y válidas para su evaluación tan necesaria en ocasiones.

Sobre la investigación:

Se lleva a cabo la evaluación: se pide a los participantes (154 húngaros) que evalúen las historias contestando una batería de preguntas para cada una. Estas preguntas sirven para que los participantes evalúen si la acción es estúpida o no, la responsabilidad que tiene el protagonista de la historia, la gravedad de las consecuencias, la comicidad de las mismas y seleccionar de una lista los factores psicológicos implicados –a su parecer– en la historieta. Así, con las valoraciones de las historias se puede llevar a cabo un análisis de datos para extraer los factores psicológicos compartidos en mayor medida por todas las historias.

Lee el artículo completo en Rasgo Latente.

Sin categoría

Cómo afrontar la soledad

  • Maria Fernanda Alonso
  • 07/10/2015

Miedo al rechazo, angustia, aislamiento, sensación de ser una compañía indeseable o desagradable, son algunas de las cosas que sentimos cuando nos invade la soledad. A todos nos pasa en algún momento, ya sea porque nuestros amigos de siempre tienen nuevas prioridades, o porque nos mudamos de ciudad, o porque simplemente nos sentimos lejos de los demás. Lo cierto es que la soledad es difícil de afrontar.

“La soledad es un sentimiento subjetivo. Podés estar rodeado de otras personas, amigos, familia, colegas – y aún así sentirte emocional o socialmente desconectado de aquellos que están alrededor tuyo,” dice el psicólogo Guy Winch.

Lo cierto es que la soledad es difícil de afrontar

Este sentimiento puede tener un gran impacto en muchos aspectos de nuestras vidas, incluso en cuestiones que no imaginamos, así, por ejemplo, además de someternos a un gran dolor emocional, activa nuestras respuestas de estrés tanto físicas como psicológicas y suprime la función del sistema inmunológico, lo que nos deja en alto riesgo de desarrollar toda clase de enfermedades, incluyendo las cardiovasculares. Un estudio encontró que el sentimiento de soledad se correlacionó en un 64% con el riesgo de sufrir demencia. Lo que es aún más alarmante es que la soledad crónica incrementa el riesgo de una muerte temprana en un 26%.

Por otra parte, las heridas psicológicas que causa crean una trampa de la que es difícil escapar. Distorsiona nuestra percepción y nos hace creer que a las personas que nos rodean les importamos menos de lo que realmente les importamos, a la vez que nos hace ver esas relaciones de una manera más negativa, como si fueran menos significativas de lo que las consideraríamos si no nos sintiéramos solos. Dudamos en acercarnos a los demás y somos propensos a responderles “con vacilación, resentimiento, escepticismo o desesperación, alejando efectivamente a las personas que podrían aliviar nuestra situación. Como resultado, muchas personas solitarias se retiran o aíslan a sí mismas para evitar el riesgo de futuros rechazos o decepciones. Y cuando se arriesgan al mundo, sus propias hesitaciones y dudas pueden ser capaces de crear aquella reacción que temen,” dice Winch.

Para poder salir de la soledad y sanar nuestras heridas psicológicas es necesario que decidamos no hacer caso al instinto natural que nos dice que al aislarnos estamos en un lugar seguro. Es importante conocer y poner en práctica los primeros auxilios emocionales.

Winch sostiene que hay tres cosas que debemos hacer, que requieren tanto de coraje como de un salto de fe:

Tomar acción

“Aceptá que la soledad está impactando en tu percepción y entendé que las personas son más propensas a responder de una manera más positiva de la que esperás.” No esperes que los demás lleguen hasta vos. Si te sentís desconectado socialmente revisá tus contactos del teléfono o tu lista de amigos de Facebook para ver con quienes no hablás hace un tiempo, hablá con ellos y sugerí una reunión. Vas a sentir miedo y probablemente también te preocupe que sea incómodo, y por eso es importante:

Dar el beneficio de la duda

La razón por la que no han estado en contacto últimamente puede que no tenga que ver con vos. Hay miles de cosas que pueden haber llevado a que se desconecten (vidas ocupadas, estrés, trabajo, entre tantas), incluso puede pasar que esa renuencia que asumiste de su parte ni siquiera exista. Dales el beneficio de la duda.

“ las personas son más propensas a responder de una manera más positiva de la que esperás”

Acercarse con positividad

Tratá de tener una mentalidad positiva cuando te contactes con estas personas, aunque sea fingida. Winch aconseja que evitemos las acusaciones (“¡Hace meses que no me llamás!”) o las declaraciones de desconexión (“Sé que debe ser raro que te llame…”), y que, en su lugar, expresemos sentimientos positivos y extendamos una invitación (“¡Estuve pensando en vos, juntémonos a tomar un café!), y que seamos específicos en cuanto al periodo de tiempo (“¿Qué tal la semana que viene?” o “¿qué día de este mes te queda bien?”). Podés aprovechar las ventajas que nos da la tecnología, y preparar un email o mensaje de texto usando emoticones y asegurándote de que la propuesta sea atractiva.

Volver a salir y ponerse en contacto con los demás de manera activa es una tarea difícil, pero es necesario hacerlo para superar este duro sentimiento. “La soledad es extremadamente dolorosa, pero una vez que reconozcas las distorsiones perceptivas que causa y la trampa psicológica que crea, serás capaz de reunir coraje, dar ese salto de fe y planear tu escape,” sostiene Winch.

Artículos relacionados: 

  • El camino de la soledad
  • Por qué las mentes creativas necesitan de la soledad

Fuente: TED

Sin categoría

Las benzodiazepinas vinculadas a mayor riesgo de demencia

  • Alejandra Alonso
  • 07/10/2015

Las benzodiazepinas se utilizan para el control de varios trastornos, como la ansiedad e insomnio, debido a sus efectos ansiolítico e hipnótico-sedante, como también por sus efectos anticovulsivantes y relajante muscular de acción central (Yates & Catril, 2009).

Una nueva investigación sugiere que la práctica de utilizar benzodiazepinas para tratar condiciones psiquiátricas debería abandonarse ya que la evidencia sugiere que las drogas aumentan el riesgo de demencia y muerte.

Entre las benzodiazepinas se incluyen marcas de drogas prescriptas como Valium, Ativan, Klonopin y Xanax. Esta clase de drogas recibió aprobación del Food and Drugs Administration (FDA) en la década de los ‘60 dado que se creía que eran más seguras que los barbitúricos.

A pesar de los protocolos psiquiátricos nuevos, algunos médicos continúan prescribiendo benzodiazepinas como tratamiento primario para el insomnio, la ansiedad, el TEPT y el TOC, entre otros.

La psiquiatra Helene Alphonso opina que, dada la evidencia, los médicos deben buscar otros tratamientos más seguros. Además, ella explica que debido a la falta de profesionales de la salud mental en zonas rurales o en desventaja, se ven médicos de atención primaria recetando estas drogas para aliviar a pacientes con síntomas psiquiátricos que, si bien buscan ayudar, deben entender que se necesitan estrategias a largo plazo.

tomarlas por más de seis meses, alzaba este porcentaje hasta llegar a un 84%

Una revisión canadiense de 9.000 pacientes, encontró que aquellos que habían tomado benzodiazepinas por tres meses o menos tenían el mismo riesgo de demencia que aquellos que nunca lo habían hecho. Por otro lado, tomar la droga por tres a seis meses aumentaba el riesgo de desarrollar Alzheimer en un 32%. Peor aún, tomarlas por más de seis meses, alzaba este porcentaje hasta llegar a un 84%. Resultados similares fueron encontrados por investigadores franceses que estudiaban a más de 1.000 pacientes de edad avanzada.

Los expertos dicen que la limitación del uso de benzodiazepinas es particularmente importante en pacientes de 65 años para arriba, ya que son susceptibles a caídas, lesiones, sobredosis accidentales y muerte al tomar las drogas. La American Geriatric Society las etiquetó de ‘inapropiadas’ para tratar insomnio, agitación o delirio por estos riesgos, en el año 2012.

Alphonso cree que, debido a que se ha visto una fuerte correlación entre el consumo de las benzodiazepinas y el desarrollo de Alzheimer y otras demencias, se debe evitar esta clase de drogas como terapia de primera línea.

Fuente: Psychcentral

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Una sola neurona podría tener más de 1,000 mutaciones

  • David Aparicio
  • 07/10/2015

El Instituto Médico Howard Hughes realizó una investigación que ha dado mucho que hablar dentro de la comunidad neurocientífica. Según sus hallazgos una sola neurona del cerebro adulto tiene más de mil mutaciones genéticas que no están presentes en las células que las rodean. La mayoría de estas mutaciones aparecen mientras los genes están activos, después de que el desarrollo del cerebro se ha completado.

La investigación está disponible en la revista Science y en ella se explica que al seguir la distribución de las mutaciones entre las células, se puede conocer cómo se desarrolla el cerebro humano. 

¨El genoma de una sola neurona es como el registro arqueológico de la célula. Podemos leer su linaje en el patrón de las mutaciones compartidas. Ahora sabemos que si examinamos suficientes células en suficientes cerebros, podremos deconstruir todo el patrón de desarrollo del cerebro.¨ explicó Christopher Walsh, coautor del estudio.

El genoma de una sola neurona es como el registro arqueológico de la célula

Sin embargo, la investigación todavía no puede explicar con certeza cómo éstas mutaciones naturales afectan la función del cerebro o si contribuyen al desarrollo de enfermedades.

Walsh y su equipo aislaron y secuenciaron el genoma de 35 neuronas de cerebros sanos que fueron donados por tres adultos después de su muerte y secuenciaron el ADN que habían aislado de las células de cada individuo provenientes del corazón.

Los datos obtenidos de la secuenciación de ADN les permitió conocer que cada neurona tenía más de 1,000 puntos de mutación, las cuales pueden alterar el código genético, y solo unas pocas mutaciones aparecieron en más de una célula.

Los investigadores esperaban que estas mutaciones fueran parecidas a las mutaciones cancerosas pero no fue así. ¨Las mutaciones cancerosas tienden a surgir cuando el ADN hace copias imperfectas en la preparación para la división celular, en realidad las mutaciones tenían firmas únicas. Las mutaciones que se producen en el cerebro, en su mayoría, parecen ocurrir cuando las células están expresando sus genes.¨ explicó Walsh.

¿Hasta qué punto estas mutaciones dan forma al desarrollo del cerebro de una manera positiva o negativa? ¿Hasta qué punto tenemos una parte del cerebro que no funciona del todo bien, pero que no llega al grado para considerarla como una enfermedad? Los datos en cuestión no pueden respondernos estas preguntas, pero marca el inicio de un largo camino de investigación que explorará el desarrollo de nuestro órgano más complejo.

Aprende más sobre las neuronas con la infografía interactiva: Neuronas neuróticas

Fuente: ScienceDaily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Lo que aprendimos sobre el bullying después de 40 años de investigación

  • David Aparicio
  • 06/10/2015

Hoy en día casi no hay persona que no sepa qué es el bullying. Los psicólogos y medios de comunicación han hecho un buen trabajo en la difusión de las características de la agresión que sufren millones de niños alrededor del mundo por sus propios pares y los efectos a corto y largo plazo que puede tener.

Pareciera ser que el Bullying tiene mucho tiempo bajo la lupa de la investigación, pero como fenómeno de estudio sólo tiene 40 años. En el mes de mayo, la revista American Psychologist hizo una revisión de las investigaciones producidas durante estas cuatro décadas y  presenta cinco de ellas, las cuales nos ofrecen información importante sobre las secuelas y consecuencias, prevalencia, estabilidad, dificultades teóricas que enfrentan los educadores y otros factores que demuestran la complejidad del bullying entre los estudiantes y por último nos sugiere los caminos de investigación futura.

Estas son las cinco investigaciones:

De la investigación a la práctica en la prevención del bullying – Catherine Bradshaw

La investigación evalúa las recomendaciones de diferentes programas de prevención del bullying y se identifican los elementos centrales de los programas más prometedores. Bradshaw nos recomienda un enfoque de salud pública de tres niveles que permite entender a los estudiantes en todos los niveles de riesgo. Puedes obtener la investigación aquí.

Leyes y políticas acerca del acoso escolar – Dewey Cornell y Susan Limber

Desafortunadamente las leyes actuales no ofrecen estrategias que permitan la protección adecuada para los estudiantes acosados. En esta investigación, los autores realizan una profunda revisión del marco legal de las leyes anti-bullying y nos ofrecen diversas recomendaciones para abordar al bullying con eficacia. Sin duda es una revisión muy importante que podemos utilizar como guía para fomentar una protección legal eficaz en nuestros países. Descarga la investigación aquí.  

Entender la psicología del bullying: Hacia un modelo social-ecológico de Diátesis-Estrés – Susan Swearer y Shelley Hymel

El bullying puede ser cuestión de uno contra uno o un fenómeno grupal que no sólo daña la salud psicológica y física de la persona que lo sufre sino también la del agresor y los testigos. Es por ello que los autores de este estudio sugieren un modelo integrado que permita reconocer su dinámica compleja a través del tiempo. Descarga la investigación aquí.

Un marco relacional para la comprensión del bullying: antecedentes del desarrollo y consecuencias – Philip Rodkin, Dorothy Espelage y Laura Hanish

¿Cómo distinguir el acoso escolar de la agresión en general? para contestar esta pregunta el equipo evaluó al bullying desde una perspectiva relacional que permite conocer que hay una relación entre el agresor y la víctima y que hay un desequilibrio de poder entre los dos durante un periodo de tiempo. Según esta perspectiva, la imagen del agresor como un joven socialmente incompetente que utiliza la coacción física para resolver conflictos, no es más que un estereotipo y explica que hay otros tipos de agresores socialmente más integrados y con altos niveles de popularidad. Descarga la investigación aquí.

Consecuencias a largo plazo del abuso entre iguales en la infancia y la adolescencia: vías para el ajuste o el desajuste – Patricia McDougall y Tracy Vaillancourt

El bullying puede tener terribles efectos en la salud mental, física, social y académica, marcando así la vida de la persona que lo sufrió por décadas. Este artículo nos proporciona un pantallazo de sus consecuencias negativas y analiza los resultados de estudios prospectivos que permitan identificar las diferentes consecuencias.  Descargalo aquí.  

Fuente: Infocop

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

(PDF) Consumo de sustancias psicoactivas en niños y niñas escolarizados entre 8 y 12 años

  • David Aparicio
  • 06/10/2015

Se indagó el consumo de sustancias psicoactivas legales e ilegales en niños y niñas escolarizados entre 8 y 12 años de edad. Asimismo, se relevaron las actitudes, valores y creencias acerca del consumo de dichas sustancias.

Metodología: Muestra: niños que concurren a una escuela situada en un partido del sur del conurbano, durante 2010. n = 63, varones =19, mujeres = 44. Se administró el CORIN (Conductas de Riesgo en Niños) y un protocolo de datos sociodemográficos.

Resultados y conclusiones: Se observa en el 21% de la muestra el consumo ocasional de bebidas alcohólicas. Se registra mayor tolerancia por parte de los niños al consumo de sustancias legales, frente a las ilegales. El consumo ocasional de alcohol en los niños parece estar asociado a situaciones de pérdida en el contexto familiar. Las primeras experiencias de consumo se han realizado en el ámbito familiar. Se concluye que el consumo ocasional de alcohol ya está presente en niños a partir de los 8 años de edad. Dichos resultados deben ser considerados provisionales y sugieren la necesidad de continuar indagando esta problemática en niños de dicha franja etérea.

Autores: Marcelo Grigoravicius, Laura Bradichansky y Vanina Nigro (2012)

Descarga la investigación completa: Consumo de sustancias psicoactivas en niños y niñas escolarizados entre 8 y 12 años.

Fuente: Redalyc

  • Análisis

Trastorno obsesivo compulsivo: 15 indicadores que debes conocer

  • Alejandra Alonso
  • 06/10/2015

En este artículo encontrarás indicadores para darte cuenta si estás frente a un TOC, obsesiones y compulsiones más comunes, tratamientos y además sabrás si una persona con TOC puede curarse o no.

De acuerdo al DSM V (APA, 2013), el TOC se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones. Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos persistentes y recurrentes que se experimentan como intrusivos y no queridos. Por otro lado, las compulsiones son conductas o actos mentales repetitivos que un individuo se siente llevado a realizar en respuesta a una obsesión o de acuerdo a reglas que deben ser aplicadas rígidamente.

Tal vez uno de los ejemplos más comunes es el de la persona que se lava las manos repetidas veces (compulsión) para evitar enfermarse (obsesión).

La prevalencia de 12 meses a nivel internacional es de 1.1%-1.8%. Las mujeres se ven ligeramente más afectadas que los hombres, aunque éstos últimos se ven más comúnmente afectados en la niñez (APA, 2013).

La mayoría de las personas presenta tanto obsesiones como compulsiones, aunque en los niños se diagnostican más las últimas ya que son más observables (APA, 2013).  Sin embargo hay personas que se considera que tienen TOC aunque ‘solo’ presenten un síntoma o el otro.

Al igual que muchos problemas psicológicos, el TOC involucra miedos normales que se llevan al extremo. Tanto las obsesiones como las compulsiones son una cuestión de grado.

A continuación, algunas obsesiones comunes:

  1. Necesidad de orden y simetría.
  2. Miedo a la suciedad o a la contaminación por gérmenes.
  3. Duda excesiva.
  4. Miedo a pensamientos pecaminosos o malos.
  5. Miedo de cometer un error.
  6. Miedo a lastimar a otra persona
  7. Pensar en actuar inapropiadamente o gritar obscenidades.

Por otro lado, compulsiones comunes son:

  1. Quedarse mentalmente estancados en ciertas imágenes o pensamientos que no se van.
  2. Lavarse las manos, ducharse o bañarse, repetidas veces.
  3. Repetición de palabras o frases particulares.
  4. Arreglas cosas siempre de la misma manera.
  5. Conteo constante durante tareas rutinarias (mentalmente o en voz alta).
  6. Realizar tareas un cierto número de veces.
  7. Siempre chequear cosas como cerraduras u hornos.
  8. Coleccionar o acumular cosas sin valor.

Otros datos a considerar:

  • La mayoría de las personas son totalmente conscientes de que sus pensamientos y/o conductas son irracionales, pero algunos no lo son.
  • El estrés normalmente empeora los síntomas del TOC. 
  • Alrededor de un tercio de las personas con TOC también hacen movimientos repentinos o sonidos (tics).
  • No se sabe exactamente qué causa el TOC, pero probablemente sea una combinación de factores genéticos y ambientales. En otras palabras, está en la familia y probablemente se exprese gracias al estrés.

Tratamiento del TOC:

El tratamiento suele incluir TCC y medicación, aunque es importante mencionar que hay algunas dudas sobre si la medicación realmente funciona. La TCC suele enfocarse en tolerar la ansiedad sin realizar los rituales. Algunos estudios (1, 2) sugieren que la terapia de aceptación y compromiso, utilizada de forma complementaria, puede aumentar la eficacia del tratamiento tradicional.

Si no se trata, el curso del TOC será crónico. Algunos individuos pasan por un curso episódico y una minoría sigue un curso deteriorante. Las tazas de remisión en adultos, sin tratamiento, son bajas. El comienzo en la niñez o adolescencia puede llevar a padecer un TOC toda la vida, aunque el 40% de estos casos experimenta remisión en la adultez temprana. El curso del TOC puede complicarse muchas veces por comorbilidad con otros trastornos (APA, 2013).

La mayoría aprende a manejar los síntomas y así mejorar su estilo de vida. Luego del tratamiento, la mayor parte de las personas ve una reducción importante de sus síntomas.

Nota: si estás tomando medicación no la dejes ni la cambies sin consultar antes a tu psiquiatra. Preguntale qué podés esperar de la medicación, los efectos secundarios y las mejores opciones alternativas disponibles para tu caso, pero tené en cuenta que la decisión de medicar o no se basa en el criterio clínico según la mejor evidencia disponible (idealmente, al menos), y tu caso en particular.

Fuentes: Psyblog – American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Washington, DC

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo practicar los primeros auxilios psicológicos

  • Maria Fernanda Alonso
  • 05/10/2015

Recuerdo un día de mi infancia, cuando tenía cerca de 5 años, en que mis hermanos mayores (de 6 y 7 años) estaban peleando en el patio de la casa. Nuestro perro, un hermoso ovejero alemán llamado Rambo, estaba acostado en el camino, entre ellos dos. Llegó un momento en que no pude soportarlo más, y al grito de “¡Rambo, mordelos!,” pateé a mi perro y como resultado él me mordió a mi. No recuerdo si lloré (probablemente si, tenía 5 años), o si sentí mucho dolor; pero lo que sí recuerdo fue la reacción de mi mamá que inmediatamente me limpió la herida y llamó a un médico para que me aplicara la vacuna correspondiente.

Esa reacción no sorprende a nadie, pues es exactamente la esperada ante una herida física. Sin embargo, no siempre hacemos lo mismo con las heridas psicológicas, de las cuales se espera que simplemente “las superemos” (como si eso fuera tan fácil), pero ellas necesitan el mismo cuidado que las heridas corporales. Por eso, el psicólogo Guy Winch nos recomienda 7 maneras de practicar lo que él llama “primeros auxilios emocionales”:

1. Presta atención al dolor emocional, reconócelo cuando sucede y trabajá para tratarlo antes de que se sienta como que lo abarca todo

Así como el cuerpo nos avisa que tenemos una herida física mediante el dolor y otros síntomas, sabemos que tenemos una herida psicológica que necesita tratamiento cuando no podemos simplemente sobreponernos a un rechazo, fracaso o mal humor. La soledad, por ejemplo, “puede ser devastadoramente dañina para tu salud psicológica y física, entonces cuando vos, tu amigo, o quien amas se sienta social o emocionalmente aislado, necesitas tomar acción,” aconseja Winch.

2. Corta el espiral emocional

Debido a la naturaleza de las heridas psicológicas, es fácil que una derive en otra. El fracaso, por ejemplo, puede llevarte a enfocarte en las cosas que no podés hacer, en lugar de enfocarte en las cosas que sí podés hacer. Eso, a la vez, puede hacer que no te desempeñes de la mejor manera, lo que puede desembocar en que te enfoques aún más en tus fallas. Y así, el ciclo sigue. Resulta necesario entonces cortar con ese espiral emocional, aprender a ignorar esa reacción natural posterior al fracaso que nos hace sentir impotentes y desmoralizados y, por ejemplo, buscar estrategias que te ayuden a enfocarte en una sola tarea a la vez, mediante la planificación o hacer listas sobre las cosas que podés controlar cuando lo intentes de nuevo. Esta clase de ejercicio reducirán ese sentimiento de impotencia e incapacidad y estarás mejor preparado para alcanzar el éxito futuro.

3. Controla y protege tu autoestima. Practica la autocompasión

“La autoestima es como un sistema inmunológico emocional dolor emocional y fortalece tu resiliencia emocional.” Es por eso que es tan importante controlarla y evitar flagelarla sobre todo cuando ya está herida. Una manera de hacerlo es practicando la autocompasión. Según la Dra. Kristin Neff, la autocompasión consiste en “tratarse a uno mismo con gentileza, reconocer las propias luchas como parte compartida de la experiencia humana, y sostener los pensamientos y sentimientos dolorosos en una atención consciente (mindful awareness).” Winch propone un ejercicio que puede ser de mucha ayuda cuando te sentís crítico de vos mismo: “imaginá que un amigo querido se está sintiendo mal  sobre sí mismo por razones similares y escribí un email expresando compasión y apoyo. Después leé el email. Esos son los mensajes que deberías darte a vos mismo.”

4. Corta la rumia

Pensar, recordar y volver a tener presentes pensamientos negativos nos resulta tan común como casi inevitable. Cuando esto se convierte en un hábito, puede llevar a dolores psicológicos aún más profundos. Según Winch, la mejor forma de interrumpir esta “rumiación no saludable” es hacer algo que necesite que nos concentremos. Puede ser cualquier cosa, por ejemplo hacer un crucigrama o un sudoku que, a la vez, pueden ayudarte a prevenir el deterioro cognitivo, o algo tan simple como tratar de recordar los nombres de tus compañeros de primaria.

5. Buscá un significado en la pérdida

Alguien una vez me dijo que haber reprobado el último final de su carrera fue la experiencia más humillante que le tocó vivir, pero que esa experiencia le sirvió para enfrentar de una manera distinta, con fuerzas renovadas, los nuevos desafíos en su vida, pues consideraba que ninguna situación, por devastante que fuera, se equipararía a aquella y que en todo caso, había ganado confianza en sí mismo. Ésta es una gran reflexión y aprendizaje, sobre todo cuando sabemos que la pérdida y el fracaso pueden impedirnos seguir adelante para alcanzar nuestros objetivos o incluso para continuar con nuestras vidas, y por esa razón es tan importante tratar las heridas emocionales que crean. Si ha transcurrido el tiempo suficiente y seguís teniendo dificultades para avanzar, necesitás una nueva forma de pensar en lo sucedido, encontrando un significado en la pérdida y sacando un propósito desde ella. No es una tarea sencilla, pero pensá en lo que podés haber ganado como resultado de esa pérdida, considerá cómo puede esa experiencia ayudarte, o ayudar a otros, a encontrar una nueva apreciación hacia la vida, o imaginá los cambios que podés hacer para desempeñarte de una manera más acorde a tus metas.

6. No te quedes con culpas excesivas

Sentir culpa tiene un lado productivo: nos impulsa a hacer algo para enmendar un problema que podamos tener con otra persona. Pero la culpa excesiva es tóxica, consume nuestras energías, impacta en nuestro rendimiento y nos impide disfrutar la vida. Según Winch, una de las mejores maneras de deshacerse de la culpa excesiva es ofrecer una disculpa efectiva: “el ingrediente crucial que toda disculpa efectiva requiere -y del que las disculpas estándar carecen- es una ‘declaración de empatía’. En otras palabras, tu disculpa debería centrarse menos en explicar por qué hiciste lo que hiciste y más en cómo tus acciones (o inacciones) impactaron a la otra persona.” Perdonar es difícil, pero es más sencillo hacerlo cuando sentís que el que te ofendió realmente entiende lo que pasaste. Incluso si es la segunda, o tercera vez que te disculpás, es más probable que la otra persona te dé un perdón auténtico, y con eso te ayude a disolver la culpa.

7. Aprende cuáles son los tratamientos para heridas emocionales que te funcionan

Si tenés un dolor de cabeza leve quizás optes por una ducha o una siesta como tratamiento, pero si tenés migrañas probablemente eso no sea suficiente para aliviar el dolor. Prestá atención a cómo lidias con tus heridas emocionales comunes, por ejemplo: no les das mucha importancia, o te angustias mucho pero te recuperás rápidamente, o tal vez te angustias pero te recuperas lentamente; o quizás optás por ignorar tus sentimientos. Al analizarte de ésta manera podrás encontrar el tratamiento de primeros auxilios emocionales que te sea más útil en cada situación. “Lo mismo va para construir resiliencia emocional. Intentá varias técnicas y descifrá cuál te resulta más sencilla de implementar y cuál tiende a ser más efectiva para vos,” dice Winch y aconseja que formemos el hábito regular de tomar nota sobre nuestra salud psicológica, especialmente después de una situación estresante, difícil o dolorosa emocionalmente.

Recordá que las heridas emocionales son tan importantes como las físicas, y por eso es fundamental que pongamos en práctica estas estrategias de “higiene emocional” para mantener una buena salud mental y elevar nuestra calidad de vida.

Fuente: TED

  • Análisis

6 cosas importantes que debes saber sobre el perdón

  • Maria Fernanda Alonso
  • 05/10/2015

Perdonar es difícil. Dejar pasar ofensas demanda mucha voluntad y dominio propio. Pero incluso cuando creemos que dejamos algo atrás, puede ser que con solo pensar en el suceso reavivemos el cúmulo de emociones que nos produjo, dejándonos una sensación amarga de la cual no es fácil desprenderse. Y aún cuando logramos perdonar, casi inevitablemente, experimentamos desconfianza producto de lo vivido, y reconstruir la confianza perdida también cuesta mucho trabajo.

Thomas Szasz dijo: “El estúpido no perdona ni olvida; el ingenuo perdona y olvida; el sabio perdona pero no olvida.”

Nadie es perfecto: todos cometemos errores y necesitamos ser perdonados o perdonar en algún momento de la vida. A continuación podrás leer seis cosas importantes sobre que considerar sobre el perdón:

1. Perdonar te hace más feliz y saludable

Muchos estudios han mostrado que las personas que perdonan son más felices y saludables que aquellos que no lo hacen. Aferrarse a rencores puede ser perjudicial para tu salud al actuar como un estresor crónico. Si no perdonás, recibirás una ráfaga de cortisol, la hormona del estrés, cada vez que pienses sobre el evento ofensivo. Rumiar sobre el daño causado puede elevar tu presión sanguínea y poner tensión sobre tu corazón. A largo plazo, esto puede hacerte más vulnerable a las enfermedades, y puede quitar atención a mantenerte saludable y feliz en el presente. Puede que también te vuelvas una persona menos propensa a confiar y comprometerse con otras personas que pueden darte amor y placer.

2. … Pero ten cuidado con el efecto «alfombra»

El beneficio del perdón en relaciones cercanas depende de cómo responde al perdón el perpetrador. Si continúan faltándote el respeto o ignorando tus deseos, eventualmente te sentirás como una alfombra, lo que bajará tu autoestima. Investigaciones en parejas muestran que cuando un miembro de la pareja no cambia o muestra remordimiento, el perdón en realidad baja la autoestima de quien perdona. Perdonar incrementa la autoestima en aquellas personas cuyas parejas toman responsabilidad y trabajan en cambiar el comportamiento.

3. La falta de perdón corroe el sentido de pareja

Alguien dijo: “un matrimonio feliz es una unión de dos buenos perdonadores.” Todos cometemos errores a veces y es mejor dejar pasar las cosas pequeñas que meterse en un ciclo negativo. Las investigaciones muestran que las parejas que no perdonan se vuelven competitivas y se enfocan en “tener la razón” y en ganar argumentos, antes que en trabajar juntos de manera cooperativa. Las parejas emocionalmente cercanas y comprometidas son más propensas a perdonar. Cuando tenemos más que perder, como tiempo con los hijos, dinero, una casa o una relación con muchas cosas positivas, nos inclinamos más a trabajar arduamente para perdonar.

4. La intención y la responsabilidad hacen una diferencia

Es mucho más fácil perdonar a alguien que no se dió cuenta que estaba causando un daño que a una persona que hirió intencionalmente a otros. Además, si vemos al acto como sucedido por circunstancias externas más que por elección personal, es más probable que lo perdonemos. Es más sencillo perdonar a tus amigos o colegas por llegar tarde si te enterás que hubo un accidente en el camino. Para trabajar en el perdón, pensá sobre todas las circunstancias externas que contribuyeron al comportamiento dañino. ¿Estaba la persona bajo mucho estrés, desinformada, intoxicada, intimidada por otros o mentalmente enferma? ¿Fue abandonado, abusado o descuidado cuando era niño o adolescente? Si bien estas condiciones no justifican el mal que ha sido causado, pueden ayudarte a sentir más empatía por el perpetrador, para que no atribuyas el crimen enteramente a su “maldad.”

5. Las emociones pueden obstaculizar la llegada del perdón

Estudios de escaneos cerebrales muestran que los centros emocionales del sistema límbico se activan cuando consideramos perdonar. Las investigaciones muestran que las emociones (negativas) en general, incluyendo los sentimientos de ira y dolor, hacen más difícil perdonar. Para muchos de nosotros, perdonar es un proceso que involucra expresar y examinar el enojo y la pérdida que sentimos y entender el impacto de estos actos en nuestras vidas.

6. Elegir perdonar puede ser un acto de empoderamiento

Perdonar no significa necesariamente olvidar o dejar pasar un acto sin castigo, aunque para algunas personas sí signifique eso. Puede que perdonemos a alguien emocionalmente, pero que sintamos que de todos modos necesita experimentar consecuencias. O quizás sintamos la necesidad de proteger a futuras víctimas. Por nuestra seguridad y bienestar, puede que elijamos excluir al perpetrador de nuestras vidas o de la sociedad. Perdonar significa hacerlo pacíficamente, no desearles más daño, querer que sean miserables o buscar venganza. Para algunos de nosotros, aferrarse al enojo y la amargura significa dar al perpetrador un poder continuo sobre nuestras vidas, mientras que dejarlos ir significa liberarnos psicológicamente.

Estas son cuestiones importantes a tener en cuenta cuando pensamos en perdonar o ser perdonados. También debemos reflexionar sobre la siguiente pregunta: ¿a quién estamos haciendo daño, realmente, cuando no perdonamos? Recordemos que aferrarse a los rencores es perjudicial para la salud física y psicológica, y que puede ser mejor dejar pasar las pequeñas cosas antes que sumergirse en un círculo de negatividad, amargura y venganza.

Fuente: Psychology Today

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