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Publicaciones por autor

Alejandra Alonso

640 Publicaciones
Licenciada en Psicología, editora y miembro fundador de Psyciencia.com. Master en Análisis de Conducta Aplicado.
  • Salud Mental y Tratamientos

Enterrados por la basura: El caso de los hermanos Collyer

  • Alejandra Alonso
  • 20/09/2018

La historia de los hermanos Collyer se convirtió en el caso más impactante del trastorno por acumulación del siglo 20, cuando The New York Times publicó el 22 de marzo de 1947 la noticia de la extraña muerte de Homer y Langley Collyer.

Según el reporte, la policía recibió un aviso anónimo alertando sobre un olor putrefacto que provenía de la casa de los excéntricos hermanos. Los policías ya estaban acostumbrados a la queja de los vecinos a causa de los peculiares comportamientos de los hermanos. Así que la policía no demoró en llegar. Pero al intentar a la vivienda se encontraron con que las puertas y ventanas estaban bloqueadas por inmensas pilas de periódicos. Lo que los obligó a las a excavar por horas. Luego del arduo trabajo encontraron el cuerpo sin vida de Homer, atrapado en medio de pilas de periódicos que llegaban hasta el techo (Vago, 2016).

Después de 18 días de intensa búsqueda la policía logró hallar el cuerpo sin vida de su hermano Langley. Se encontraba a solo 10 pies de donde habían encontrado a Homer, enterrado bajo una montaña de periódicos y su cuerpo era devorado por las ratas. El examen forense dictaminó que había muerto hacía ya un mes. Probablemente Langley murió aplastado, víctima de las propias trampas explosivas que había construido para alejar a los intrusos y fisgones (Vago, 2016).

El hogar de los hermanos Collyer contenía más de 100 toneladas de materiales que los hermanos acumulaban: periódicos, posters, pianos de cola, libros, macetas, arboles de navidad, marcos para cuadros, chandeliers, maniquíes, relojes, etc. A raíz de ello su propiedad fue considerada peligrosa para la salud y fue destruida, aunque en su lugar se construyó un parque que hoy se llama simplemente el Parque de los Hermanos Collyer (Herring, 2011; Maeder, 2017).

Sus inusuales costumbres

En 1917 los hermanos Collyer dejaron de utilizar teléfono y en 1928 hicieron lo mismo con el gas y la electricidad ya que, de acuerdo con Langley, simplificaba sus vidas (Weiss, 2010).

 El hogar de los hermanos Collyer contenía más de 100 toneladas de materiales que los hermanos acumulaban

Langley Collyer

Aunque algunos medios cuentan que los hermanos no salían nunca de su propiedad y solo se veía a Langley escabullirse en las noches para buscar comida y revolver la basura, no siempre fueron así. Ambos se graduaron de la Universidad Columbia; Homer estudió derecho marítimo y Langley Ingeniería y Química, además de tocar piano. Luego del fallecimiento de su madre, Homer trabajó como abogado y Langley vendía pianos. Los dos enseñaban en las escuelas dominicales. Tenían una vida social y laboral muy activa (Vago, 2016).

Sin embargo, en 1933 Homer sufrió hemorragias en la parte de atrás de sus ojos, lo que le causó una terrible ceguera. Langley renunció a su trabajo para cuidar de su hermano y, poco a poco, fueron alejándose de su vida social. Langley vivía dedicado a su hermano e intentaba curarlo con una dieta especial que consistía en el consumo de 100 naranjas semanales. Además guardaba todos los periódicos para que su hermano se pusiera al día cuando recuperara la visión (Vago, 2016).

A causa de los reiterados intentos de robo, Langley construyó una serie de trampas explosivas, túneles y trampas para alejar a los intrusos. Y, al darse cuenta que sus vecinos trataban de mirar lo que ocurría dentro de su casa, compró la propiedad de al lado y la dejó vacía para asegurar su privacidad (Vago, 2016).

Datos sobre el trastorno por acumulación

El trastorno por acumulación era considerado parte del trastorno de personalidad obsesivo compulsivo y se lo solía llamar acumulación compulsiva. Pero más o menos en el año 2010 empezaron a surgir investigaciones que sugerían que se trataba de un trastorno diferente (Becerra García & Robles Jurado, 2010; Mataiz-Cols, Frost, Pertusa, Clark, Saxena, Leckman, Stein, Matunga & Wilhelm, 2010). Así, en 2013, cuando se publica el DSM V, aparece como trastorno por acumulación.

Se estima que entre el 2 y 5 % de los adultos estadounidenses cumplen con los criterios para dicho desorden. Muchas veces comienza en la adolescencia y se convierte en una lucha de por vida (Frost & Gross, 1993). Al empeorar, el acumulamiento puede transformarse en una amenaza a la salud y seguridad debido a pobres condiciones sanitarias y/o bloqueo de salidas de emergencia, o pilas de papel cerca de la cocina (estufa). Eventualmente puede convertirse en una razón de peleas con familiares y vecinos.En algunos casos ciertas agencias comunitarias (como los bomberos) han tenido que intervenir dramáticamente.

> El trastorno por acumulación era considerado parte del trastorno de personalidad obsesivo compulsivo

¿Qué coleccionan estas personas? Cualquier cosa, todo (periódicos, propaganda, cualquier cosa que sea gratis o barata); lo que les parezca que puede ser útil, cosas que creen poder reparar e incluso animales.

La policia ingresando a la vivienda .

Es tanta la cantidad de cosas acumuladas, que puede llenar la casa y dejar a puertas y ventanas sin acceso, como fue el caso de los hermanos Collyer. También puede hacer que sea imposible encontrar papeles, dinero o cuentas importantes.

Frecuentemente no hay conciencia de enfermedad, ni de la cantidad de cosas acumuladas, ni de cómo interfiere esto en su vida. Lo que el paciente suele experimentar es placer, alivio y excitación al coleccionar o comprar cosas; y miedo o culpa simplemente al considerar que debe deshacerse de algo.

 Frecuentemente no hay conciencia de enfermedad, ni de la cantidad de cosas acumuladas, ni de cómo interfiere esto en su vida.

Se ha asociado a la acumulación con la percepción de responsabilidad de estar preparado y cuidar del bienestar de la posesión (Frost, Hartl, Christian & Williams, 1995).

Explicaciones teóricas del trastorno

Para Shaw, Timpano, Steketee, Tolin & Frost (2015), existe alguna evidencia de que tener que tirar algo o no adquirir cosas está estrechamente vinculado con emociones negativas fuertes. Las dificultades en tomar decisiones podrían llevar al paciente a guardar cosas solo para no enfrentarse a la incómoda situación de tener que decidir de qué deshacerse y de qué no. Los autores también mencionan que muchos de estos pacientes reportan problemas de memoria, y este suele ser un indicador de acumulación. Tener que tirar objetos les produce emociones negativas (miedo, tristeza, preocupación) ya que se los considera como disparadores de recuerdos o recordatorios de personas amadas. En resumen, los autores creen que la intensidad de los sentimientos negativos que aparecen directa o indirectamente al momento de deshacerse de algo puede exacerbar las tendencias a guardar o adquirir.

Ventanas bloqueadas por los periódicos acumulados de los hermanos Collyer.

La explicación del modelo cognitivo-conductual, formulada por Frost (citado en Díaz Ocampo, Freiria y Jardim, 2016) sobre este trastorno postula que habrían 4 elementos que la determinan: a) Déficit en la memoria, el procesamiento de información, la toma de decisiones, la organización y categorización y una pobre discriminación de lo que es importante y lo que no lo es. b) El vínculo emocional formado con los objetos indicaría problemas de vinculación emocional y tendría la función de recordar sucesos importantes. c) Creencia de que las cosas les harán falta en el futuro. d) Es importante evaluar el área cognitiva ya que podría tener una influencia de peso en las características clínicas del trastorno.

La intensidad de los sentimientos negativos que aparecen directa o indirectamente al momento de deshacerse de algo puede exacerbar las tendencias a guardar o adquirir.

Comorbilidad

Un estudio observó alta comorbilidad con el trastorno depresivo mayor y el trastorno del control de los impulsos (relacionado a la adquisición). También la fobia social era más frecuente en hombres con trastorno de acumulación. Por último, un 28% de los participantes presentó TDAH, que fue significativamente más frecuente que en personas con TOC, donde solo el 3% presentaban dicho diagnóstico (Frost, Steketee & Tolin, 2011).

Bettmann/Contributor/Getty Images/ Policía llega al techo apoyado en los periódicos

Diagnóstico diferencial

El Dr. Randy Frost, que ha investigado mucho el trastorno por acumulación, hace una distinción entre éste y el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Ellos comparten algunas características, como el miedo de cometer un error en cuanto a qué guardar y qué tirar; también el miedo a perder algo considerado valioso podría parecer una obsesión. A su vez, la urgencia de guardar o adquirir cosas nuevas es similar a las compulsiones.

Sin embargo hay diferencias importantes. La primera tiene que ver con la conciencia de enfermedad: las personas con TOC reconocen en cierto nivel que el comportamiento es problemático. Las personas con trastorno por acumulación no tienen rituales, y la experiencia de acumular se suele experimentar con placer. De hecho, lo que si les causa estrés es hacer cualquier esfuerzo por deshacerse de lo acumulado. Es más, el estrés suele venir en relación a la intervención de otros y no por preocupación o incomodidad internas.

Una última diferencia importante es que, mientras que los síntomas de TOC van y vienen con el tiempo, los del trastorno por acumulación empeoran con los años.

Imágenes dentro de la vivienda de los hermanos Collyer

¿Cómo ayudar?

Primero que nada, no intentes limpiar o ayudarlo a tirar cosas. Aunque se suele hacer con buenas intenciones, no tendrá éxito ya que la persona va a llenar el espacio nuevamente lo antes posible para reducir el sentimiento de miedo y vacío.

La terapia psicodinámica orientada al insight, que busca la respuesta del cliente a su familia de origen, tampoco ha mostrado ser de mucha ayuda. Tal vez la terapia familiar pueda ayudar a los miembros de la familia a ser más pacientes y compasivos con la persona. Sin embargo es necesaria la ayuda directa para esta.

Las medicaciones y tratamientos psicológicos utilizados para TOC no suelen ser efectivos (Steketee & Frost, 2003; Bloch, Bartley, Zipperer, Jacubovski, Landeros-Weisenberger, Pittenger & Leckman, 2014). A veces suelen recetarse ISRS para tratar la ansiedad y/o depresión.

En los casos donde la acumulación se debe a una demencia, el foco se pone en el manejo empático de la acumulación, no en la terapia.

Algunas terapias que han mostrado ser efectivas son:

Terapia Cognitiva Conductual (TCC): Se centra en exposición con prevención de respuesta para afrontar la ansiedad provocada por intervenciones para reducir la cantidad de objetos acumulados. Esto se utiliza en conjunto con la reestructuración cognitiva de creencias relacionadas al acumulamiento. Los programas de TCC que incluyen tareas para la casa han probado ser más exitosas que las que no las tienen (Tolin, Frost, Steketee, Muroff, 2015).

Protocolo TCC específico para Acumuladores: Desarrollado por el ya mencionado Dr. Frost y sus colegas. Consiste en involucrar al paciente para que decida gradualmente qué guardar y qué tirar. Los ejercicios tienen el objetivo de que el paciente desarrolle tolerancia al estrés y adquiera mejores habilidades de toma de decisiones. Además suele incluir visitas a la casa y terapia individual y de grupo (Tolin, Frost & Steketee, 2007).

Entrevista Motivacionales: Esta técnica puede ser de utilidad en caso de que el paciente esté ambivalente en cuanto a la necesidad de cambiar. También para aquellos que están ansiosos en relación a deshacerse de posesiones pero también son conscientes del malestar que causa en sus vidas.

Es importante indagar sobre qué tan bien manejan sus posesiones los pacientes y saber si la casa está lo suficientemente organizada como para asegurar la seguridad.

Referencias bibliográficas:

Becerra García, J. & Robles Jurado, M. (2010), Características del trastorno por acumulación. ¿Un nuevo síndrome clínico? Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1134593410000461

Bloch, M., Bartley, C., Zipperer, L., Jakubovski, E., Landeros-Weisenberger, A., Pittenger, C. & Leckman, J. (2014), Meta-analysis: hoarding symptoms associated with poor treatment outcome in obsessive–compulsive disorder. Recuperado de: https://www.nature.com/articles/mp201450

Frost, R. & Gross, R. (1993), The hoarding of possessions. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/000579679390094B

Frost, R., Hartl, T., Christian, R. & Williams, N. (1995), The value of possessions in compulsive hoarding: Patterns of use and attachment. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/000579679500043W

Frost, R., Steketee, G. & Tolin, D. (2011), Comorbidity in hoarding disorder. Recuperado de: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/da.20861

Herring, S. (2011), Collyer Curiosa: A brief history of hoarding. Recuperado de: https://www.jstor.org/stable/23131566?seq=1&cid=pdf-reference#page_scan_tab_contents

Madder, Jay (2017), Palace of Junk: The tragic death of Harlem’s housebound Collier brothers. Recuperado de: http://www.nydailynews.com/new-york/tragic-death-harlem-housebound-collyer-brothers-article-1.807350

Mataix-Cols, D., Frost, R., Pertusa, A., Clark, L., Saxena, S., Leckman, J., Stein, D., Matsunaga, H. & Wilhelm, S. (2010), Hoarding Disorder: a new diagnosis for DSM-V? Recuperado de: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1002/da.20693

Díaz Ocampo, A., Freira, R. & Jardim, V. (2016), Síndrome de Diógenes: Aproximación actual de publicaciones en diversos abordajes y áreas de conocimiento. Recuperado de: https://scholar.google.com/scholar?hl=es&as_sdt=0%2C5&q=Sindrome+de+Dio%CC%81genes%3A+Aproximacio%CC%81n+actual+de+publicaciones+en+diversos+abordajes+y+a%CC%81reas+de+conocimiento%2FHoarding%3A+current+approach+of+publications%2C+in+various+approaches+and+areas+of+knowledge%2FEntesouramento%3A+abordagem+atual+de+publicac%CC%A7o%CC%83es%2C+Em+va%CC%81rias+abordagnes+e+a%CC%81reas+do+conhecimento.+Alvaro+Di%CC%81az+Ocampo1%2C+Rossana+Freiria2%2C+Vanda+Maria+Jardim3&btnG=

Shaw AM, Timpano KR, Steketee G, Tolin DF, Frost RO, Hoarding and emotional reactivity: The link between negative emotional reactions and hoarding symptomatology, Journal of Psychiatric Research (2015), doi: 10.1016/j.jpsychires.2015.02.009

Steketee, G. & Frost, R. (2003), Compulsive hoarding: Current status of the research. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0272735803000916

Tolin, D., Frost, R. & Steketee, G. (2007), An open trial of cognitive-behavioral therapy for compulsive hoarding. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0005796707000046

Tolin, D., Frost, R., Steketee G.& Muroff J. (2015), Cognitive Behavioral Therapy for Hoarding: A meta-analisis. Recuperado de: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/da.22327

Vago, M. (2016), Read all about famous reclusive hoarders the Collyer brothers. Recuperado de: https://aux.avclub.com/read-all-about-famous-reclusive-hoarders-the-collyer-br-1798242959

Weiss, K. (2010), Hoarding, Hermitage, and the law: Why we love the Collier Brothers. Recuperado de: www.philadelphiahoarding.org

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Los neuromitos afectan la calidad de los docentes?

  • Alejandra Alonso
  • 17/09/2018

Los mitos sobre neurociencia y educación son muy populares en la población general, pero son todavía más conocidos entre los docentes, donde la aceptación de los mismos es muy alta. Es muy probable que hayas escuchado hablar sobre algunos de los que voy a enumerar a continuación:

  1. Los estilos de aprendizaje: visual, kinésico, auditivo, etc. (aquí tienes algunos artículos que puedes leer sobre este mito: 1 y 2).
  2. Solo usamos el 10% de nuestro cerebro (para saber cómo comenzó este mito, puedes mirar este vídeo).
  3. El mito de que utilizamos más un hemisferio cerebral que el otro según la tarea que desempeñamos (también hemos escrito sobre esto: 1 y 2).

Una encuesta encontró que los maestros que son más entusiastas en leer revistas de ciencia popular y utilizar esa información para mejorar sus clases, tienen problemas para distinguir pseudociencia de la ciencia. Así, observaron que los docentes creen en un 49% de los mitos existentes en neurociencias (Dekker, Lee, Howard-Jones & Jolles, 2012). A partir de dichos resultados, los autores creen que es necesaria más comunicación interdisciplinaria para establecer una colaboración exitosa entre neurociencia y educación. El primer estudio sobre el tema se publicó en 2009 y luego fue replicado en varios países con resultados similares ( Reino Unido, Holanda, Grecia y Turquía, por ejemplo).

Realmente no hay evidencia que sugiera un impacto negativo de los neuromitos sobre el trabajo de los docentes

Sin embargo, un nuevo trabajo argumenta que realmente no hay evidencia que sugiera un impacto negativo de los neuromitos sobre el trabajo de los docentes. Si hubiera una correlación, dicen los autores, entonces se esperaría que haya menor prevalencia de aceptación de los mitos en docentes internacionalmente reconocidos y galardonados. Partiendo de allí, Hovarth y sus colegas (2018) compararon los conocimientos de neurociencias en docentes que han ganado premios por su trabajo y docentes que no han recibido dichos reconocimientos o que estaban en entrenamiento.

¿Qué encontraron? Los investigadores observaron que la aceptación de dichos mitos era casi idéntica en ambos grupos. Lo que para ellos sugiere que la creencia en los mitos de neurociencias no necesariamente tiene un impacto negativo en la efectividad del docente.

Sin embargo, el estudio contó con importantes limitaciones:

  1. Un análisis factorial del cuestionario reveló que los ítems no se relacionaban entre sí, ni existía estructura o patrones. Lo que levanta preguntas sobre qué está explorando realmente el cuestionario. Los científicos sugieren tomar los resultados de este y otros estudios que han utilizado el cuestionario, con cautela. Además, recomiendan desarrollar un instrumento confiable y válido.
  2. Los docentes galardonados si mostraban menor aceptación a dos de los mitos: “Existen períodos críticos en la infancia luego de los cuales las cosas ya no se pueden aprender” y “Los niños deben adquirir su idioma nativo antes de aprender un segundo lenguaje; si no, ninguno de los dos se adquirirá integralmente”. De nuevo, los autores recomiendan desarrollar un instrumento más preciso para explorar dicho tema y así poder darle una dirección más específica a futuras investigaciones.
  3. Por otro lado, no se pudo comparar datos demográficos entre los grupos tales como: título, años de experiencia, edad, nivel en que enseña, etc.
  4. Por último, los autores opinan que no hay forma de comprobar la correlación entre los premios del docente y su eficacia al enseñar. Recomiendan averiguar qué criterios utilizan los jueces que entregan este tipo de premios para determinar la efectividad. Y especulan que es posible que los mismos jueces acepten estos mitos de las neurociencias y seleccionen a los ganadores basados en métodos de enseñanza relacionados a dichos neuromitos.

El equipo de investigadores cree que demostrar la aceptación de estos mitos de las neurociencias en la población docente no significa necesariamente que ello tenga un impacto (bueno o malo) en la enseñanza y el aprendizaje. ¿Qué opinas?

Rerefencia del estudio original: Horvath JC, Donoghue GM, Horton AJ, Lodge JM and Hattie JAC (2018) On the Irrelevance of Neuromyths to Teacher Effectiveness: Comparing Neuro-Literacy Levels Amongst Award-Winning and Non-award Winning Teachers. Front. Psychol. 9:1666. doi: 10.3389/fpsyg.2018.01666

Fuente: Research Digest

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Fumar puede incrementar el riesgo de demencia

  • Alejandra Alonso
  • 14/09/2018
Photo by Jaroslav Devia on Unsplash

Un estudio coreano, publicado en Annals of clinical and transnacional neurology, encontró otra buena razón para no fumar.

Para la investigación se utilizaron datos del Sistema de Seguro de Salud Nacional de Corea. Contaron con una muestra de 46,140 hombres (se excluyó a las mujeres por contar con tasas de fumadoras extremadamente bajas) de 60 años o más, a quienes se les dio seguimiento por un promedio de 8 años, con exámenes de salud periódicos. Durante el curso del estudio 1644 personas fueron diagnosticadas con Alzheimer u otras formas de demencia.

Mientras menos tiempo hubiese pasado el hombre fumando, menos probable era que tuvieran demencia.

Luego de controlar la edad, indice de masa corporal, actividad física, presión sanguínea y otras características conductuales y de salud, encontraron que mientras menos tiempo hubiese pasado el hombre fumando, menos probable era que tuvieran demencia. Al compararlos con fumadores continuos, para aquellos que habían dejado de fumar por 4 años, el riesgo de demencia disminuía un 13%, para los que llevaban más de 4 años sin fumar, disminuía a 14% y para los que nunca habían fumado el porcentaje era de 19%.

Los autores del estudio reconocen algunas limitaciones: a) No contaron con los datos sobre el nivel educativo de los participantes, que es un factor de riesgo para la demencia; y b) Ocho años de seguimiento pueden no haber sido suficientes para recolectar todos los casos de demencia, enfermedad que se desarrolla lentamente.

Aunque ya habían estudios que vinculaban el fumar con la demencia en países occidentales, esta investigación sugiere que dejar de fumar o reducir la cantidad de cigarrillos fumados puede ayudar a disminuir el riesgo de demencia, además de haberse hecho en población oriental.

Referencia del estudio original: Choi, D. , Choi, S. and Park, S. M. (2018), Effect of smoking cessation on the risk of dementia: a longitudinal study. Ann Clin Transl Neurol. . doi:10.1002/acn3.633

Fuente: The New York Times

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Gritarle a tu hijo no mejora su conducta, solo te hace perder tu autoridad

  • Alejandra Alonso
  • 12/09/2018

Educar a un hijo no es tarea fácil y, como dicen en algunos lugares, nadie nace sabiendo. Muchas cosas las aprendemos en el camino, otras de los modelos que observamos (nuestros padres principalmente), pero actualmente también hay acceso a mucha más información que antes. Los datos provenientes de muchas investigaciones nos dan cuenta de métodos que no solo no son efectivos, sino que también hacen daño. Afortunadamente, también se han estudiado otras herramientas que, bien utilizadas, pueden ayudarnos en la crianza de los niños.

Qué no hacer

Castigo físico

Ya hemos publicado un extenso artículo que habla de los efectos perjudiciales del castigo físico (lo podés leer aquí).

Resumidamente, decíamos que las investigaciones han observado que la utilización de fuerza física con el objetivo de causar algún grado de dolor o incomodidad, por leve que sea, se relaciona con el incremento de comportamientos indeseados (es decir que es ineficaz), disminución de la internalización moral, aumento de comportamiento antisocial, afecta negativamente a la salud mental, mayor riesgo de ser víctima de abuso, más probabilidad de ser agresivo en la adultez y de cometer algún tipo de abuso en sus propios hijos o su pareja, deterioro de la capacidad cognitiva y relaciones familiares conflictivas.

Como si todo eso fuera poco, también se encontró en otras investigaciones un aumento del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, artritis y obesidad. Los castigos severos aumentaban además el riesgo de desarrollar asma y cáncer durante la adultez.

Muy a pesar de la información disponible sobre todos los efectos nocivos del castigo físico, muchos lo siguen defendiendo, pero ¿por qué? Algunos estudios han encontrado que el haber recibido castigos físicos de niños eleva las probabilidades de que estemos a favor del mismo en la adultez. Además ciertos profesionales (como Alan Kazdin) opinan que se debe a que funciona por un breve período de tiempo deteniendo la conducta indeseada, creando la ilusión de que sí funciona (y no notan que la conducta volverá con la misma intensidad luego).

Gritos

Los efectos de los gritos como método disciplinario no son muy buenos tampoco. Varias investigaciones encontraron que la disciplina verbal severa incrementaba los problemas de conducta y síntomas depresivos en adolescentes (Wang & Kenny, 2013; McKee, Roland, Coffelt, Olson, Forehand, Massari, Jones, Gaffney & Zebs, 2007).

Honestamente, cuando gritas (con la finalidad de corregir una conducta) te restas autoridad. En otras palabras, los chicos no te ven como una autoridad cuando gritas, sino como alguien que perdió el control y la calma.

Gritar no te llevará a disciplinar mejor, sino más bien a inculcar el hábito de los gritos en los niños.

Métodos efectivos

Programa del ABC de Kazdin

El nombre se refiere a los antecedentes (A), las conductas (B, por behavior) y las consecuencias (C).

Partís de los antecedentes, diciéndole al niño o niña lo que esperas de el o ella. Es importante notar esto, porque estamos acostumbrados a decirles que es lo que NO tienen que hacer, en vez de decirles específicamente qué esperamos de ellos. Los comportamientos (B) los definen y moldean los papás. Por último, las consecuencias serán las demostraciones de aprobación cuando los hijos realizan las conductas deseadas.

Supongamos que todos los días le gritas a tu hijo porque deja la ropa tirada en el piso: “¡cuántas veces te he dicho que no dejes la ropa tirada! ¿en qué idioma hay que decirte las cosas? ¡Ya estás grande!”. En vez de hacer esto, le vas a pedir que, cuando llegue a la casa y se cambie, deje su ropa sobre la silla que está en su cuarto, por ejemplo. Si ves que lo hace, debes hacérselo saber, felicitarlo y mostrarle afecto.

Este método requiere que seas muy específico y que no olvides de reforzar las conductas deseadas, verbalizando qué fue lo que hizo bien. Según Kazdin, se busca crear hábitos y eliminar conductas indeseadas, pero a su vez mejoramos también las relaciones familiares.

También requiere planeamiento. Debes pensar qué esperas de tu hijo y plantearlo de manera positiva (en vez de decir “no dejes tus zapatos tirados”, lo planetarias así: “pon tus zapatos en el armario cuando llegas”). Aunque te llevará bastante práctica aprender a remplazar los gritos por este método, valdrá la pena ya que la necesidad de gritar ira disminuyendo y la conducta de los chicos mejorará.

La universidad Yale ofrece un curso para padres sobre este método, dictado por Alan Kazdin y, aunque está en inglés, tiene subtítulos en español.

Economía de fichas

Es otra herramienta que, utilizada de manera correcta, puede ayudarte muchísimo. Resumidamente, se trata de un cuadro donde (de nuevo) especificamos las conductas deseadas y el niño va ganando puntos que luego puede cambiar por cosas que le gustan (stickers, juguetes, lectura de cuentos, todo depende de los intereses de tu hijo) cuando las realiza. Pero hay varias cosas que debemos tener en cuenta para implementarlo de manera efectiva. Para informarte más sobre ello, te recomiendo éste artículo.

Si querés aprender más sobre el refuerzo de las conductas deseadas, también puedes leer éste artículo.

Etapas del desarrollo

Como ya hemos mencionado en ocasiones anteriores, es importante que los papás estudien sobre el desarrollo de los niños. Qué es lo esperable sobre capacidades motoras, cognitivas, comunicativas y de control en cada edad. A veces el problema está en las expectativas irreales de los cuidadores.

Validar sus emociones

Identificar las emociones de nuestros pequeños y mostrar empatía con ellas, sin que esto signifique que les dejaremos hacer lo que quieren, es muy importante ya que les ayuda a aumentar su confianza en nosotros, sentirse menos aislados y aprender a experimentar y tolerar sus emociones como parte de la experiencia de vivir. Si querés aprender más sobre validación emocional, lee el siguiente artículo.

Qué hacer cuando aparece la conducta no deseada

Si no representa ningún peligro, ignórala. Tu atención tiene mucho poder para reforzar conductas (tanto deseadas como no deseadas). Si ignoras éstas últimas (excepto que sean peligrosas, como salir corriendo por el estacionamiento o meter los dedos en el enchufe), pero le das atención, cariño y elogios cuando hace lo que le dijiste que esperabas de él/ella, aprenderán que comportarse de manera adecuada es un mejor método para conseguir tu atención.

Hay suficiente evidencia científica en contra del castigo físico y los gritos. Como hemos visto, no solo son dañinos si no que a largo plazo, no sirven para nada bueno. Sabemos que no es fácil sacarse esa costumbre de reaccionar así ante las malas conductas de los niños, pero esperamos haberte interesado en otros métodos de disciplina que son eficaces y no perjudicarán a tu hijo/a.

Fuentes:

The New York Times

McKee, L., Roland, E., Coffelt, N., Olson, A., Forehand, R., Massari, C., Jones, D., Gaffney, C. & Zens, M. (2007), Hash discipline and child problem behaviors: The roles of positive parenting and gender.

Wang, M. & Kenny, S. (2013), Longitudinal links between fathers’ and mothers’ harsh verbal discipline and adolescents’ conduct problems and depressive symptoms.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Leerles a los niños pequeños en voz alta tiene beneficios para la conducta y la atención

  • Alejandra Alonso
  • 11/09/2018

Lev Vygostky, un psicólogo que vivió entre 1896 y 1934 y fue conocido por su teoría sobre el desarrollo psicológico del niño, decía que los procesos mentales superiores (memoria, atención, percepción, pensamiento) se desarrollan a través de procesos sociales (Moreira, s.f.). Tanta importancia le daba a las interacciones sociales que en su teoría habla sobre la “Zona de Desarrollo Próximo”, que define como la distancia entre el desarrollo real del niño y el que podría alcanzar con la guía y apoyo de otra persona con más capacidades (Carrera, Beatriz, Mazzarella, Clemen, 2001).

Un nuevo estudio provee evidencia del gran impacto que puede tener la lectura y el juego en los niños pequeños, moldeando su desarrollo social y emocional de formas que van mucho más allá del aprendizaje del lenguaje y las habilidades literarias tempranas. El momento de lectura padre/madre-hijo/a tiene incluso el potencial de influir en problemas de conducta tales como: agresión, hiperactividad y dificultad con la atención.

El autor principal del estudio, Dr. Alan Mendelsohn, es profesor asociado de pediatría en la escuela de medicina de la Universidad New York. El estudio se tituló: “Reading aloud, play and social-emotional development”, (Leer en voz alta, juego y desarrollo socio-emocional) y fue publicado en el journal Pediatrics.

Los investigadores, mostraron que una intervención, basada en el cuidado primario pediátrico, para promover que los padres les lean a sus hijos y jueguen con ellos, puede tener un impacto duradero en el comportamiento del pequeño.

La muestra estuvo compuesta de 675 familias con niños de entre 0 y 5 años; fue un estudio aleatorio en el cual 225 familias recibieron la intervención, llamada Video Interaction Projet; las otras familias formaron parte del grupo control. El modelo V.I.P. se desarrollo originalmente en 1998 y ha sido estudiado extensamente por los autores del estudio.

Las familias participantes recibieron libros y juguetes al visitar la clínica pediátrica. Se reunieron brevemente con un profesional para hablar sobre el desarrollo de su hijo, lo que habían notado los padres y lo que deberían esperar en relación al desarrollo, luego fueron grabados jugando y leyéndoles a sus niños por 5 minutos. Inmediatamente después, miraron el video con el profesional a cargo de la intervención , quien ayudó a que los padres notaran las respuestas del niño.

 Leer en voz alta e involucrarse en juegos de imaginación puede ofrecerles oportunidades sociales y emocionales ya que piensan en los sentimientos y pensamientos de los personajes

Adriana Weisleder, otra de las autoras del estudio, dice que dicha experiencia les dio perspectiva a los padres. El objetivo de los profesionales era resaltar las cosas positivas y motivarlos.

El Dr. Bernard Dreyer, quien también formó parte del equipo de investigación, opina que dado que el periodo crítico del desarrollo empieza ya al nacer y es un momento donde hay muchas visitas al pediatra, es allí donde éstos pueden ayudar a los padres a mejorar sus habilidades parentelas.

El Video Interaction Project comenzó como un programa para infantes de 0 a 3 años, donde se trabajaba con familias urbanas con bajos ingresos de Nueva York durante las visitas clínicas. Datos publicados previamente de un estudio aleatorio controlado fundado por el National Institute of Child Health and Human Development, mostró que los niños de 3 años que recibieron la intervención mejoraron su conducta (es decir que eran significativamente menos propensos a ser agresivos o hiperactivos que los niños en el grupo control).

Este nuevo estudio evaluó a esos mismos niños un año y medio después (su edad estaba más cercana a la entrada a la escuela) y encontró que los efectos persistían. Los niños cuyas familias habían participado en la intervención cuando eran más pequeños todavía eran menos propensos a manifestar problemas de conducta, que muchas veces dificulta el éxito escolar.

Algunos niños fueron reclutados para una segunda etapa del proyecto y los libros, juguetes y videos continuaron al visitar la clínica desde los 3 a los 5 años; los investigadores observaron que a mayor exposición a la intervención, más fuerte era el impacto positivo en la conducta.

Los chicos en condición de pobreza presentan un riesgo más elevado de tener problemas de conducta en la escuela, así que reducirlos es una estrategia relevante para disminuir también la disparidad educacional, como también lo es la mejora de las habilidades del lenguaje (otra fuente de problema para niños que han crecido en la pobreza).

La Dra. Weisleder nota algo muy importante: al leer y jugar, los niños pueden encontrarse con situaciones un poco más desafiantes que las que ven en la vida diaria, y los adultos pueden ayudarles a pensar cómo manejar esas situaciones. Además, ella opina que la mejora en el comportamiento puede deberse a que los niños están más felices luego del juego y la lectura; y los padres, por otro lado, ven la relación más positivamente.

Leer en voz alta e involucrarse en juegos de imaginación puede ofrecerles oportunidades sociales y emocionales ya que piensan en los sentimientos y pensamientos de los personajes. Además aprenden palabras que los ayudarán a ponerle nombre a las emociones y controlarlas mejor, opinan los autores.

Si bien el estudio fue realizado con familias en riesgo, los beneficios son para todas las familias. Los profesionales que trabajan con niños tienen una tarea importante aquí: pasar esta información a los padres, para que ellos sepan que tienen un poder inmenso para moldear el desarrollo cognitivo, social y emocional de sus hijos.

Fuente: The New York Times;

Moreira, M. (1997), Aprendizaje significativo: un concepto subyacente.

Carrera, Beatriz, Mazzarella, Clemen, (2001), Vygotsky: enfoque sociocultural. Disponible en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35601309> ISSN 1316-4910

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No se encuentra vínculo entre el déficit de atención y la exposición prenatal a la contaminación

  • Alejandra Alonso
  • 09/07/2018

Si bien existen muchos estudios recientes que tratan de conocer si existe asociación entre la contaminación ambiental y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), los resultados han sido inconsistentes.

Una nueva investigación internacional no ha encontrado vínculos sólidos entre la exposición prenatal a la contaminación del aire y un mayor riesgo de presentar síntomas de TDAH, en niños de 3 a 10 años.

Aunque algunos estudios recientes han observado que la exposición prenatal a la contaminación del aire puede tener un impacto en el desarrollo cerebral del niño, no es claro si dicha contaminación puede incrementar el riesgo de TDAH.

De acuerdo con Joan Forns, autora principal de la investigación, no se encontró asociación entre la exposición a la contaminación del aire durante el embarazo y un mayor riesgo de padecer TDAH. Dicho trabajo forma parte de un Estudio Europeo de Cohorte sobre los Efectos de la Contaminación del Aire (ESCAPE) e incluyó datos de 29,127 pares madre-hijo (niños de 3 a 10 años) provenientes de Alemania, Dinamarca, Francia, Italia, Holanda, Suecia y España. Fue publicado en Epidemiology y realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

Para evaluar la contaminación los científicos estimaron la exposición al óxido de nitrógeno y partículas durante el embarazo, utilizando la ubicación del hogar de cada participante. Los síntomas de TDAH fueron evaluados a través de varios cuestionarios llenados por los padres y/o maestros.

Según la Dr. Mònica Guxens, las conclusiones del estudio, sumadas a la inconsistencia de investigaciones previas les llevan a hipotetizar que la contaminación del aire no incrementa el riesgo de TDAH en niños de la población general. Sin embargo, el equipo de investigadores si cree que dicha contaminación puede tener un efecto en el desarrollo neuropsicológico del individuo, especialmente si hay factores genéticos que lo faciliten.

Los científicos quieren seguir estudiando la relación hasta llegar a conclusiones sólidas con respecto al TDAH y la contaminación ambiental.

Referencia del estudio: Joan Forns, Jordi Sunyer, Raquel Garcia-Esteban, Daniela Porta, Akhgar Ghassabian, Lise Giorgis-Allemand, Tong Gong, Ulrike Gehring, Mette Sørensen, Marie Standl, Dorothee Sugiri, Catarina Almqvist, Ainara Andiarena, Chiara Badaloní, Rob Beelen, Dietrich Berdel, Giulia Cesaroni, Marie-Aline Charles, Kirsten Thorup Eriksen, Marisa Estarlich, Mariana F. Fernandez, Anne Forhan, Vincent W.V. Jaddoe, Michal Korek, Paul Lichtenstein, Aitana Lertxundi, Maria-Jose Lopez-Espinosa, Iana Markevych, Audrey de Nazelle, Ole Raaschou-Nielsen, Mark Nieuwenhuijsen, Rocío Pérez-Lobato, Claire Philippat, Rémy Slama, Carla MT Tiesler, Frank C Verhulst, Andrea von Berg, Tanja Vrijkotte, Anne-Marie Nybo Andersen, Barbara Heude, Ursula Krämer, Joachim Heinrich, Henning Tiemeier, Francesco Forastiere, Göran Pershagen, Bert Brunekreef, Mònica Guxens. Air pollution exposure during pregnancy and symptoms of attention deficit and hyperactivity disorder in children in Europe. Epidemiology, 2018; 1 DOI: 10.1097/EDE.0000000000000874

Fuente: PsychCentral

Sin categoría

Armándonos de autocompasión para tratar el perfeccionismo

  • Alejandra Alonso
  • 06/07/2018

No creo que sea necesario que te nombre ningún estudio para que estés de acuerdo conmigo en que la amabilidad es algo bueno. Pero para reforzar la idea, recordemos algunas investigaciones sobre ella que ya hemos mencionado con anterioridad:

  1. La amabilidad mejora tu estado de ánimo y tu sensación de bienestar en general (Nelson, Layous, Cole & Lyubomirsky, 2016).
  2. Los actos amables podrían ayudar a las personas que sufren de ansiedad social con sus conductas evitativas e inseguridad al interactuar con otros (Trew & Alden, 2015).
  3. Los niños que demostraban mayor amabilidad eran más felices y más aceptados por sus compañeros (Layous, Nelson, Oberle, Schonert-Reichl & Lyubomirsky, 2012).

Aunque todos estos estudios nos hablan sobre cómo el ser amables con otros nos trae beneficios a nivel psicosocial, la investigación de éste artículo se enfoca en la amabilidad hacia nosotros mismos.

Estamos familiarizados con la experiencia de ponernos metas altas (tengo que perder 10 kilos, tengo que ser la mejor, voy a promocionar todas las materias de toda la carrera, etc.), y también con la decepción de no poder cumplirlas. Las personas perfeccionistas viven esto constantemente. Sin embargo, hay diferentes tipos de perfeccionistas.

Si se esmera por lograr sus metas y lucha por no ser demasiado crítico de sí mismo, probablemente sea un perfeccionista esforzado. Lo que no es tan malo considerando que podría tener un impacto positivo en su autoestima y reducir sus niveles de sentimientos negativos.

Por otro lado, si piensa todo el tiempo que no es lo suficientemente bueno, y le preocupa constantemente la desaprobación de otros, puede que su perfeccionismo sea desadaptativo. Esta clase de perfeccionismo puede llevar a síntomas depresivos en adultos y adolescentes.

Es por eso que los científicos se han interesado por conocer cómo ayudar a éste último grupo. Específicamente, se preguntaron si la autocompasión podría ayudar con los efectos negativos del perfeccionismo desadaptativo.

Los componentes de la autocompasión

Pero ¿a qué nos referimos con eso de autocompasión? Los investigadores han identificado tres componentes que forman parte de ella:

  1. Amabilidad hacia uno mismo.
  2. Humanidad común: como opuesto a auto-aislarse; reconocer que otros pasan por problemas similares y que no estamos solos.
  3. Mindfulness o conciencia plena: se refiere a la aceptación de nuestros pensamientos, emociones y sentimientos sin juzgarlos. Saber que son parte de la experiencia de vivir.

Metodología

Los científicos hipotetizaron que la autocompasión debilitaría la relación entre perfeccionismo y depresión. Para poner a prueba dicha hipótesis diseñaron el siguiente estudio:

La muestra estuvo compuesta por 541 adolescentes (99 varones y 442 mujeres) con un promedio de edad de 14.1 años. La mayoría de ellos era de nacionalidad australiana (la investigación se realizó en escuelas privadas de Australia), seguidos de los chinos e ingleses. A los estudiantes se les pidió que completaran tres cuestionarios online durante las horas escolares. Dichos instrumentos evaluaban perfeccionismo desadaptativo, depresión y autocompasión y eran parte de una intervención más amplia sobre bienestar.

Se evaluó si existía la moderación que los autores habían hipotetizado realizando regresión múltiple jerárquica.

Resultados

La autocompasión si moderó la relación entre el perfeccionismo desadaptativo y la depresión en este grupo de adolescentes, razón por la cual los autores quisieron conocer si los resultados serían similares en una muestra de adultos. Así que reclutaron a 515 adultos, quienes también completaron los cuestionarios. Una vez más, se encontró que la autocompasión moderaba la relación entre depresión y perfeccionismo.

Limitaciones del estudio

En el paper se aclara que se trata de un estudio transversal cuyos datos son autoreportados, lo que limita la extracción de conclusiones causales. Además se apoya en la precisión de la autoconciencia y la voluntad de responder al cuestionario abiertamente.

Conclusión

Si bien no podemos luchar solos contra una cultura que nos presiona para que logremos la perfección (y un grupo de redes sociales que nos hacen creer que otros tienen una vida perfecta, lo que aumenta la presión), es bueno saber que tenemos un arma para defendernos de ella. Al practicar la compasión hacia nosotros mismos mientras nos esforzamos por alcanzar nuestras metas, seremos más resilientes y tendremos mayor bienestar.

Fuente: Psychcentral

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los desafios que enfrentan las familias de niños con trastornos de aprendizaje

  • Alejandra Alonso
  • 04/07/2018

Aunque el diagnóstico de problemas de aprendizajes ya significa en sí que tanto el niño como sus padres han pasado momentos difíciles académicamente hablando, dichos problemas se extienden más allá, afectando la calidad de vida general de la familia, y existen algunos datos sobre esto. Por ejemplo Balazs, Miklosi, Toro & Nagy-Varga (2016) observaron que los niños con discapacidad en la lectura y sus padres mostraban puntajes más bajos en un cuestionario que medía calidad de vida, comparados con el grupo control.

Con esta problemática en mente, y considerando que no hay instrumentos que midan calidad de vida en niños con problemas de aprendizaje, científicos quisieron desarrollar un cuestionario psicométrico breve que tuviera en cuenta cuestiones como: percepción de apoyo escolar, estrés relacionado a las tareas escolares, preocupaciones parentelas sobre el aprendizaje y cuestiones sociales y el estrés causado por los problemas de aprendizaje.

El estudio se realizó en dos fases:

Primera fase

Para comenzar, se administró un cuestionario online de 35 items a 151 cuidadores (mayormente mujeres) cuyos niños (mayormente varones blancos) habían recibido una evaluación independiente de problemas de aprendizaje. Se realizó análisis factorial para reducir el número de items.

Segunda fase

En la siguiente fase, se le administró el cuestionario, ahora más breve, otra vez de manera online (LD/QOL15) a una muestra comunitaria. En esta instancia la muestra constó de 325 padres, de los cuales 93 tenían niños diagnosticados con algún problema de aprendizaje. Los objetivos eran determinar si la estructura factorial podría replicarse en la muestra comunitaria, generar normas relacionadas al género y la edad y evaluar cuán bien discriminaba el instrumento a los niños en educación general de aquellos que la escuela había identificado con problemas de aprendizaje.

Resultados

Los científicos documentaron diferencias significativas entre niños y familias en educación general y aquellos que fueron identificados con problemas de aprendizaje.

Además se comprobó que éste último grupo presenta una calidad de vida empobrecida, hecho que se vincula con el funcionamiento escolar.

A su vez se observó que el impacto que causan los problemas de aprendizaje en las familias parece aumentar con el tiempo, ya que las familias de estudiantes de escuela intermedia reportaban más problemas que aquellos en primaria.

Los autores aconsejan que investigaciones futuras cuenten con una muestra más diversa (en la suya, la mayoría eran personas blancas) y se incluya a los estudiantes de secundaria. También aconsejan su uso en escuelas y consultas médicas para que docentes y pediatras estén más conscientes del estrés que sufren éstas familias y puedan aconsejar la ayuda necesaria.

Referencia del estudio original: Deborah P. Waber, Ellen C. Boiselle, Peter W. Forbes, Jonathan M. Girard, Georgios D. Sideridis. Quality of Life in Children and Adolescents With Learning Problems: Development and Validation of the LD/QOL15 Scale. Journal of Learning Disabilities, 2018; 002221941877511 DOI: 10.1177/0022219418775119

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Una nueva explicación para la depresión?

  • Alejandra Alonso
  • 27/06/2018

Muchos científicos creen que la depresión ocurre debido a la falta de dos tipos de químicos: la serotonina y la noradrenalina. La elaboración de la mayoría de los medicamentos para la depresión se basa en ésta idea. Apuntan a ajustar dichas monoaminas.

Sin embargo, los neurocientíficos de la Universidad Hiroshima, Yumiki Saito y Yuki Kobashi, comentan que para un porcentaje importante de pacientes, estas drogas no son suficientes y opinan que se necesita otra respuesta para ellos.

Su investigación se suma a trabajos previos en los que su equipo encontró que RGS8 controla un receptor de hormonas llamado MCHR1. Partes del cerebro involucradas en el movimiento y la regulación emocional muestran signos de expresión de RGS8. Cuando MCHR1 está activo, ayuda a regular el sueño, la alimentación y el estado de ánimo. Los estudios mostraron que, en células cultivadas, RGS8 desactiva a MCHR1.

En consecuencia, menos RGS8 significaría un incremento de la conducta depresiva. Sin embargo, dicho efecto nunca ha sido examinado en un ser vivo. En la investigación de Saito, se estudiaron ratones en dos ámbitos: a nivel comportamental y a nivel inmunohistológico.

Primero se realizó un test de natación, que es un método de análisis conductual común para evaluar el comportamiento depresivo en animales. Los investigadores miden el tiempo que los ratones estuvieron activos, luego lo sustraen del tiempo total del test, dando como resultado un período de tiempo inmóvil.

Los ratones que presentaban más RGS8 en su sistema nervioso obtuvieron tiempos de inmovilidad más cortos comparados con aquellos que tenían niveles normales de RGS8. Cuando se les administraba una droga antidepresiva que actúa sobre las monoaminas, los ratones tenían tiempos de inmovilidad incluso más breves. Por otro lado, cuando se le daba una droga que frena el trabajo del MCHR1, el tiempo de inmovilidad no cambiaba.

Saito nota que los resultados muestras una nueva clase de depresión ya que las monoaminas no parecen estar involucradas, pero si el MCHR1.

Al ver ésta conclusión, los científicos miraron el cerebro de los ratones para determinar la relación entre MCHR1 y RGS8. Más específicamente, examinaron el tamaño de los cilios que brotan de células en una región del hipocampo llamada CA1, donde la concentración de RGS8 es más alta. Los cilios son organelos similares a las antenas del televisor, que participan en la comunicación celular.

El equipo observó que los ratones RGS8 no solo tenían menos conductas depresivas que aquellos sin RGS8 extra, sino que también tenían cilios más largos. Es decir que los ratones que tomaron la droga para frenar el trabajo de MCHR1 eran más extensos.

En los últimos 10 años, los científicos han estado observando que los cilios disfuncionales se asocian con condiciones como la obesidad y enfermedades del riñón y la retina. No se sabe mucho sobre su relación con trastornos del estado de ánimo. Los hallazgos pueden servir de guía para futuras investigaciones que ayuden a encontrar otras formas de aliviar el sufrimiento de muchas personas con depresión.

Referencia del estudio original: Yuki Kobayashi, Risa Takemoto, Shogo Yamato, Tomoya Okada, Michihiko Iijima, Yoshikatsu Uematsu, Shigeyuki Chaki, Yumiko Saito. Depression-resistant Phenotype in Mice Overexpressing Regulator of G Protein Signaling 8 (RGS8). Neuroscience, 2018; 383: 160 DOI: 10.1016/j.neuroscience.2018.05.005

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Hijos de padres críticos prestan menos atención a expresiones emocionales

  • Alejandra Alonso
  • 27/06/2018

Las personas con padres críticos prestan menos atención a las emociones en las caras de otras personas. Dicha habilidad, reconocer emociones en las expresiones faciales, nos ayuda a formar vínculos satisfactorios con otros.

Para el estudio que dio con dichos hallazgos, liderado por Kiera James, una muestra de 87 padres (de 24 a 71 años) completó el Five-Minute Speech Sample para determinar los niveles de criticismo hacia sus hijos. También se evaluó a los 87 hijos (de 7 a 11 años), quienes realizaron una tarea que tenía que ver con observar caras transformadas. Adicionalmente se examinó un marcador neurológico de atención sostenida.

Aunque no hubieron diferencias significativas en cuanto a la sensibilidad para detectar demostraciones faciales de emoción, si se observó que los niños de padres con altos niveles de criticismo, prestaban menos atención a todas las expresiones faciales de emoción. Esto llevó a los autores a sugerir que los hijos de padres críticos podrían exhibir un patrón evitativo de atención a estímulos afectivos interpersonales.

Según James, sabemos por investigaciones anteriores que tenemos una tendencia a evitar cosas que nos pongan incómodos, ansiosos o tristes (de hecho las personas que sufren fobias y otros trastornos de ansiedad, suelen utilizar este mecanismo).

Además se sabe que los chicos de padres críticos utilizan mecanismos de afrontamiento evitativos con más frecuencia que los chicos de padres no críticos. Esta evitación podría ayudarles a evitar la exposición a expresiones críticas y, por ende, a los sentimientos aversivos que asocian con el criticismo parental. Tristemente, también podría evitar que vean expresiones positivas de otros.

El hecho de que los niños expuestos a altos niveles de criticismo eviten observar dichas expresiones faciales, podría explicar porqué están en riesgo de desarrollar condiciones como depresión y ansiedad más tarde en la vida.

Referencia del artículo original: Kiera M. James, Max Owens, Mary L. Woody, Nathan T. Hall & Brandon E. Gibb (2018) Parental Expressed Emotion-Criticism and Neural Markers of Sustained Attention to Emotional Faces in Children, Journal of Clinical Child & Adolescent Psychology, DOI: 10.1080/15374416.2018.1453365

Fuente: Psyblog

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