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Ciencia y Evidencia en Psicología

2850 Publicaciones

Investigación, neurociencia, modelos teóricos y psicopatología

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Creer en la maldad pura puede cegar el pensamiento

  • 23/08/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Ante la existencia de un hecho con apariencia delictiva, el Estado (que suele tener el monopolio del “uso legítimo de la violencia”) elige un sistema penal que tendrá como resultado final un “castigo justo”, una retribución para la persona culpable y punible. Una de las garantías que tiene esta persona es la de ser juzgada por un jurado, tribunal o juez imparcial, impartial e independiente. De hecho, para resguardar la imparcialidad de los jurados, las legislaciones suelen disponer medidas de “aislamiento” de aquellos que están cumpliendo con ese deber, con el fin de que su juicio no se vea influenciado por lo que puedan leer, oir o ver fuera de la sala de audiencias, fuera de los relatos y elementos probatorios que presenten la acusación y la defensa.

Y si bien ese es un objetivo muy noble que idealmente puede ofrecer una protección ante los prejuicios que cualquier persona puede desarrollar (aún sin darse cuenta de que está prejuzgando), quienes juzgan pueden ser víctimas de sus propias creencias y preconcepciones respecto de “alguien que comete determinada acción”. Aún más: una investigación reciente encontró que creer en la “maldad pura” puede cegar el pensamiento, y por tanto tender a deshumanizar con mayor fuerza a los perpetradores, verlos como más responsables de sus acciones y apoyar la aplicación de un castigo más severo, incluso cuando se les presenta una posible explicación del comportamiento (por ejemplo, un tumor cerebral que puede causar agresión) (Webster et al., 2021).

El investigador Russell J. Webster y sus colegas diseñaron una escala para medir específicamente hasta qué punto una persona cree que quienes dañan a otros de manera intencional son, simplemente, “pura maldad». El instrumento se llama Escala de Creencia en la Maldad Pura (CMP).

Qué metodología usaron

El equipo pidió a 302 participantes estadounidenses que leyeran uno de cuatro artículos con noticias ficticias que describían un tiroteo en un centro comercial. 

Los artículos diferían en dos formas clave: 

  • En primer lugar, se describió que el perpetrador tenía un resultado de exploración cerebral saludable o una lesión cerebral que podía estar asociada con un comportamiento agresivo. 
  • En segundo lugar, el perpetrador fue retratado como estereotípicamente malvado («sonreía como engreído, como si se emocionara un poco al hacerlo») o como no estereotípicamente malvado (“no estaba sonriendo, parecía angustiado por lo que acaba de hacer”).

Después de leer el artículo, cada participante respondió varios elementos que abordaban las atribuciones del comportamiento del tirador, sus percepciones sobre el carácter del tirador y sus recomendaciones sobre el castigo. También completaron la escala de creencia en la maldad pura.

Qué encontraron

Tras analizar las respuestas, el equipo encontró que los participantes que leyeron el artículo que describía al tirador como estereotípicamente malvado sintieron que esta persona era más responsable de sus acciones y lo demonizaron y castigaron con mayor dureza. 

Por su parte, los que leyeron que el tirador tenía un tumor cerebral lo vieron como menos responsable de sus acciones y lo demonizaron menos. Estos hallazgos coincidieron con los de investigaciones anteriores.

Los participantes con puntuaciones más altas en la escala de CMP consideraron que el tirador era más responsable de sus acciones. También lo demonizaron con más fuerza, lo deshumanizaron y respaldaron un castigo más severo por sus acciones. Además, el análisis de mediación encontró que las percepciones de mayor responsabilidad, deshumanización y retribución mediaron el vínculo entre puntuaciones más altas en la escala CMP y la aprobación del castigo.

Cuando se les presentaron artículos de opinión sobre la noticia, los participantes con una mayor creencia en la maldad pura mostraron una preferencia más fuerte por leer artículos que se correspondían con la noción de la maldad pura, lo que sugiere un sesgo de confirmación en el que estas personas favorecían la información que confirmaba su creencia en la maldad pura.

Cuando una persona hace algo realmente terrible, incluidos tiroteos masivos, aquellos que creen firmemente en la maldad pura (o después de retratar a alguien como malvado), no piensan tan profundamente en las causas del mal comportamiento, reflexionan los autores. Esa gente piensa: eEstos tipos malos son malvados, siempre lo serán. Nada puede cambiar eso. Enciérrenlos, tiren la llave, o incluso ejecútelos», dijo Webster.

Aún cuando hay una explicación biológica fuera del control del perpetrador (como un tumor cerebral), las personas que creen firmemente en la maldad pura les deshumanizan y castigan con más dureza. Esta creencia parece cegar el pensamiento de la gente, señalan los autores. No es que alguien se despierte y, de repente, dispara en un lugar de trabajo o un centro comercial; hubo una serie de hechos que culminaron en esa terrible acción. Una ‘buena’ persona, dada una serie de eventos desafortunados, puede hacer cosas terribles,” remarcaron.

Los hallazgos de esta investigación nos hacen reflexionar sobre la manera en que respondemos ante eventos tan terribles: cómo elegimos castigar o rehabilitar a los delincuentes, cómo legislamos y hacemos cambios en nuestros sistemas de justicia penal, e incluso cómo sanamos/perdonamos después de estos eventos.

Sería interesante explorar cómo reaccionan las personas con un puntaje de CMP más alto ante delitos más ambiguos, como los que pueden interpretarse como accidentales, señalan los autores que también reconocieron que su estudio no puede establecer una causalidad y que los estudios o experimentos longitudinales que manipulan la CMP serán los próximos pasos importantes.

Referencia: Webster, R. J., Vasturia, D., & Saucier, D. A. (2021). Demons with guns: How belief in pure evil relates to Attributional judgments for gun violence perpetrators. En Applied Cognitive Psychology (Vol. 35, Número 3, pp. 809-818). https://doi.org/10.1002/acp.3795

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Adiós a la teoría polivagal

  • 23/08/2021
  • Equipo de Redacción

Por Shin Shin Tang, doctora en psicología y terapeuta en Oregon, Estados Unidos

¿Qué terapeuta no ama la teoría polivagal? Desde 2009, cuando el Dr. Stephen Porges compartió públicamente por primera vez su teoría de cómo el trauma afecta el sistema nervioso, ha sido ampliamente adoptada no solo por terapeutas de salud mental sino también por instructores de yoga, maestros de meditación y casi cualquier persona interesada en tratar el trauma. La teoría polivagal también ha sido alabada por gigantes en el campo del estrés traumático como Bessel Van Der Kolk, Pat Ogden y Peter Levine. Como psicóloga clínica, yo también creía que la teoría polivagal ofrecía implicaciones emocionantes para la curación a través del sistema nervioso.

¿Qué es la teoría polivagal?

La teoría polivagal se centra en el nervio vago, que se extiende desde el tronco del encéfalo hasta todos los órganos internos, incluidos el corazón, los pulmones y el estómago. El nervio vago tiene muchas funciones, una de las cuales es ser el conducto del sistema nervioso parasimpático, que es responsable de estimular las actividades de «descanso y digestión», como disminuir la respiración y la frecuencia cardíaca, y aumentar la digestión. El nervio vago es esencial para calmar el sistema nervioso, especialmente después de experimentar un factor estresante.

Según Porges (1995), las tres premisas de la teoría polivagal son (como las parafraseo para mis compañeros no neurocientíficos):

  1. La arritmia sinusal respiratoria (RSA), o cambios en la frecuencia cardíaca que típicamente se sincronizan con la respiración, y la bradicardia neurogénica, una caída repentina y extrema de la frecuencia cardíaca, están mediadas por diferentes ramas del nervio vago. El RSA está regulado por la rama ventral y la bradicardia neurogénica por la rama dorsal. Estas sucursales pueden operar independientemente unas de otras.
  2. Existe una jerarquía filogenética de las dos ramas principales del vago, la dorsal y la ventral. El vago dorsal es una reliquia vestigial del cerebro reptil y es responsable de la bradicardia neurogénica.
  3. La rama vagal ventral es una adaptación única de los mamíferos que permite a los mamíferos detectar novedades, interactuar activamente con el medioambiente y comunicarse socialmente. Lo hace retirando el tono vagal, que tiene el efecto de aumentar la frecuencia cardíaca. Apodado por Porges el «vago inteligente», el vago ventral está ausente en otros vertebrados como peces, serpientes y pájaros.

En otras palabras, si el nervio vago fuera como el sistema de frenos de un automóvil, el vago ventral sería el pedal del freno, disminuyendo gradualmente la frecuencia cardíaca. Cuando una persona se encuentra con un factor estresante, la liberación del freno vago ventral permite un aumento de la frecuencia cardíaca y la posible activación de la respuesta de «lucha o huida» si es necesario.

Por otro lado, el vago dorsal sería el freno de emergencia y es el responsable de la “respuesta de congelación” que aparece como una caída repentina y extrema de la frecuencia cardíaca, disminución de la respiración e inmovilidad muscular.

Desmintiendo la teoría polivagal

Si bien la función general del nervio vago no está en disputa, un número creciente de científicos apunta a evidencia que refuta la teoría polivagal (para una discusión extensa, consulte la pregunta de Paul Grossman (2016) en ResearchGate). Según la investigación neurocientífica, es poco probable que alguna de las tres premisas sea cierta.

Con respecto a la premisa número 1, la investigación en neurociencia ha encontrado repetidamente que la rama dorsal del vago tiene poco efecto sobre la frecuencia cardíaca (Cheng et al., 2002; Cheng et al., 2004; Farmer et al., 2016; Geis & Wurster, 1980 ; Verberne, 2004). Grossman (2016) también ha argumentado que la evidencia que Porges ha presentado en apoyo de los efectos del vago dorsal en la bradicardia neurogénica es escasa y defectuosa.

Con respecto a las premisas número 2 y 3, muchos estudios han encontrado evidencia de que el vago ventral existe entre lagartijas y peces. Por lo tanto, no es una adaptación exclusivamente de mamíferos como afirma Porges (p. Ej., Barbas-Henry, 1984; Campbell et al., 2006; Grossman & Taylor, 2007; Monteiro et al., 2018; Taylor et al., 2010; Taylor et al., 2006; al., 2014).

Me siento un poco como el Grinch que se robó la navidad por decir esto, pero tenemos que dejar de enseñar la teoría polivagal a nuestros consultantes y estudiantes. A veces, una teoría no funciona a pesar de que suena genial; eso es ciencia.

¿Se puede salvar algo de la teoría polivagal?

Shin Shin Tang. Descripción de la imagen: Un dibujo en tinta negra de una lápida que dice “R.I.P. Teoría polivagal (1994-2021) con un corazón en la parte superior y algunas flores en la base.

A la luz de la evidencia, no lo creo. Sin embargo, hay muchos aspectos de la respuesta al trauma que aún son fenómenos reales, como la bradicardia neurogénica y la respuesta de congelación traumática. Simplemente no pueden ser explicados por la teoría polivagal. Es probable que también sea cierto que estamos preparados para la conexión, aunque de nuevo no de la forma que describe la teoría polivagal.

Finalmente, el nervio vago es asombroso por derecho propio; por ejemplo, el 80-90% de sus fibras nerviosas son aferentes, lo que significa que transportan información del cuerpo al cerebro y no al revés (Berthaud y Neuhuber, 2000). De esta manera, el vago juega un papel central en la transmisión de información a lo largo del eje intestino-cerebro (Breit et al., 2018; Enders, 2018).

Entiendo que la desacreditación de la teoría polivagal sea difícil de aceptar para los terapeutas nerds amantes de la neurociencia. Personalmente, lo encontré tan decepcionante que tuve que procesar mis emociones dibujando una lápida. Te animo a que profundices por ti mismo en las fuentes primarias que cito a continuación.

Referencias:

  • Berthoud, HR & Neuhuber, WL (December 2000). “Functional and chemical anatomy of the afferent vagal system”. Autonomic Neuroscience. 85 (1–3): 1–17. doi:10.1016/S1566–0702(00)00215–0. PMID 11189015. S2CID 30221339
  • Breit, S., Kupferberg, A., Rogler, G., & Hasler, G. (2018). Vagus nerve as modulator of the brain–gut axis in psychiatric and inflammatory disorders. Frontiers in psychiatry, 9, 44.
  • Cheng ZX, Guo SZ, Lipton AJ, and Gozal D. (2002). Domoic acid lesions in nucleus of the solitary tract: time-dependent recovery of hypoxic ventilatory response and peripheral afferent axonal plasticity. Journal of Neuroscience, 22: 3215–3226.
  • Cheng Z, Zhang H, Guo SZ, Wurster R, Gozal D. (2004). Differential control over postganglionic neurons in rat cardiac ganglia by NA and DmnX neurons: anatomical evidence. American Journal of Physiology-Regulatory, Integrative and Comparative Physiology, 286:R625–33
  • Enders, G. (2018). Gut: The Inside Story of Our Body’s Most Underrated Organ (Revised Edition). Greystone Books Ltd.
  • Farmer DG, Dutschmann M, Paton JF, Pickering AE, McAllen RM. (2016). Brainstem sources of cardiac vagal tone and respiratory sinus arrhythmia. J Physiology, 594(24):7249–7265. doi: 10.1113/JP273164.
  • Geis, G. S., & Wurster, R. D. (1980). Cardiac responses during stimulation of the dorsal motor nucleus and nucleus ambiguus in the cat. Circulation research, 46(5), 606–611.
  • Grossman, P., & Taylor, E. W. (2007). Toward understanding respiratory sinus arrhythmia: Relations to cardiac vagal tone, evolution and biobehavioral functions. Biological psychology, 74(2), 263–285.
  • Grossman, Paul. (2016). Re: After 20 years of “polyvagal” hypotheses, is there any direct evidence for the first 3 premises that form the foundation of the polyvagal conjectures?. Retrieved from: https://www.researchgate.net/post/After-20-years-of-polyvagal-hypotheses-is-there-any-direct-evidence-for-the-first-3-premises-that-form-the-foundation-of-the-polyvagal-conjectures
  • Monteiro, D. A., Taylor, E. W., Sartori, M. R., Cruz, A. L., Rantin, F. T., & Leite, C. (2018). Cardiorespiratory interactions previously identified as mammalian are present in the primitive lungfish. Science advances, 4(2), eaaq0800. https://doi.org/10.1126/sciadv.aaq0800
  • Porges, S. W. (1995). Orienting in a defensive world: Mammalian modifications of our evolutionary heritage. A polyvagal theory. Psychophysiology, 32(4), 301–318.
  • Verberne, A. J. (2004). Differential cardiac parasympathetic innervation — what is the functional significance? American Journal of Physiology-Regulatory, Integrative and Comparative Physiology, 287(2), R485-R486.

Artículo publicado en Medium y traducido y adaptado para su publicación en Psyciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Disfrute de la escuela a los 6 años y logros educativos posteriores

  • 19/08/2021
  • Alejandra Alonso

Nuestro desempeño académico depende de muchos factores: la forma en que nos enseñan, nuestras necesidades específicas y cómo se satisfacen, nuestras familias y el contexto socioeconómico en que estamos inmersos, por ejemplo. Las brechas con respecto a lo logros pueden comenzar muy temprano.

Un factor que podría afectar el desempeño y que ha sido explorado muy poco es el disfrute al estar en la escuela. Con el objetivo de explorarlo, un equipo de investigación utilizó los datos del estudio longitudinal de parentalidad y niñez de Avon, que ha estado siguiendo familias desde 1991.

¿Cómo se realizó el estudio?

Se contó con datos de 3,372 participantes. A los 6 años de edad se indagaba que tanto les gustaba la escuela; 6 meses después debían responder preguntas de seguimiento sobre su disfrute. Se midieron los logros educativos a través de resultados de los exámenes a la edad de 16 años y el equipo también recolectó otros datos como el sexo, el mes de nacimiento y el año escolar, la etnia, la habilidad cognitiva a los 8 años, educación materna y posición socioeconómica de los padres.

Las madres que participaron también reportaron si a sus hijas e hijos les gustaban los docentes a la edad de 6 años. Y las niñas y niños reportaban su temperamento al contestar preguntas sobre cuán felices o enojados estaban.

Al cumplir 8 años, respondieron preguntas sobre su seguridad en cuanto al trabajo que realizaban y a su inteligencia, además de su satisfacción en relación a cantidad de amistades que tenían y la calidad de esas relaciones. Por último, se observó el ambiente de aprendizaje en el hogar preguntando cómo las familias les enseñaban los colores, el lenguaje, los números, las canciones, las formas y los tamaños.

¿Qué observaron?

No hubo relación entre el disfrute de la escuela y el estatus socioeconómico de la familia. Los niños y niñas con mayores habilidades cognitivas tendían a disfrutar la escuela más y las niñas eran más propensas a decir que disfrutaban la escuela que los niños.

Había una fuerte relación entre la opinión que el estudiante tenía del docente y el grado en que disfrutaba la escuela: cuando las madres reportaban que al estudiante le gustaba su maestra/o, la probabilidad de que disfrutara la escuela era 9 veces mayor. De manera similar, tener confianza en su trabajo también aumentaba el disfrute.

La medida en que los estudiantes disfrutaban la escuela no solo tenía un impacto a corto plazo. Aquellos que disfrutaron de la escuela a los seis años obtuvieron un promedio de 14,4 puntos más en GCSE (certificado general de educación secundaria del Reino Unido), una diferencia de dos grados, incluso cuando los investigadores habían controlado otros factores relacionados con el rendimiento educativo como la capacidad cognitiva y el nivel socioeconómico familiar. También tenían un 29% más de probabilidades de obtener cinco o más calificaciones entre A y C, incluidas las calificaciones de matemáticas e inglés tan cruciales para el empleo. De hecho, el disfrute de la escuela a los seis años fue un predictor del rendimiento educativo a los 16 años casi tan fuerte como otros factores (sexo y el nivel socioeconómico).

Puede parecer obvio que el disfrute de la escuela tenga un impacto en las calificaciones. Pero es sorprendente que el disfrute a los seis años pueda afectar las notas de los 16, particularmente cuando se considera su importancia relativa junto con factores como el género y la capacidad cognitiva.

Los resultados también parecen prometedores para posibles intervenciones. El disfrute puede ser más susceptible de modificación que otros factores, como el socioeconómico. El diseño de intervenciones enfocadas en el disfrute de la escuela y la promoción de sentimientos agradables hacia la escuela, por lo tanto, podría tener un impacto significativo en el rendimiento durante muchos años en el futuro.

Limitaciones

Algunas de las limitaciones nombradas por el equipo de investigación fueron:

  1. El cohorte utilizado no provee una muestra representativa de la población estudiantil del Reino Unido.
  2. Las asociaciones se estiman a partir de datos de observación y, por lo tanto, pueden surgir debido a factores de confusión adicionales entre el disfrute escolar y el rendimiento educativo que no fueron controlados.
  3. Debido a que condicionamos los análisis a medidas de capacidad cognitiva, confianza en el trabajo e inteligencia, y grupos de amistad que se recopilaron a los 8 años, después de los datos de disfrute escolar, es posible que esto haya inducido un sesgo de colisión en los resultados.
  4. Las medidas en que los niños y niñas se sentían contentos con sus docentes eran reportada por las madres y podrían no reflejar tan precisamente la actitud del estudiante hacia el docente.

El equipo señala que los resultados no deben tomarse como una forma definitiva de abordar la desigualdad en la educación, un tema que es claramente complejo y de múltiples niveles. La investigación futura también podría explorar por qué los niños y niñas disfrutan o no de la escuela y cómo esto interactúa con factores sociales externos. Sin embargo, pensar detenidamente en el disfrute podría ser una pieza en el rompecabezas del logro académico.

Referencia del estudio: Morris, T.T., Dorling, D., Davies, N.M. et al. Associations between school enjoyment at age 6 and later educational achievement: evidence from a UK cohort study. npj Sci. Learn. 6, 18 (2021). https://doi.org/10.1038/s41539-021-00092-w

Fuente: BPS

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Qué pasa cuando una persona atea quiere expresar sus creencias en el lugar de trabajo?

  • 19/08/2021
  • Maria Fernanda Alonso

El turbante, el crucifijo o la kipá son elementos muy importantes de la fe a la que pertenecen. Poder utilizarlos en el lugar de trabajo como expresión de las creencias personales es un gran avance de la lucha por la tolerancia religiosa. Sin embargo, las investigaciones indican que las personas ateas no son acreedoras de la misma tolerancia que se procura garantizar a sus pares religiosos. Este efecto parecería motivarse en la suposición de que los ateos tratan de imponer sus creencias a los demás (Rios et al., 2021).

Señalan los autores que en muchas ocasiones, los ateos son vistos como inmorales y poco confiables, lo que los lleva a ser discriminados en contextos como la política o el ámbito laboral. Una cuestión que llamó la atención de los investigadores es qué sucede en este último ámbito cuando una persona atea desea usar algún elemento que represente sus creencias personales, tal como lo hacen las personas que creen en alguna religión.

Qué metodología usaron

Para averiguarlo, el equipo realizó tres estudios en los que los encuestados leyeron viñetas que describían a un empleado ateo, cristiano, judío o musulmán que quería mostrar un símbolo de sus creencias en el lugar de trabajo (por ejemplo, una cita sobre una creencia dentro de su cubículo). Después de leer estos escenarios, se pidió a los participantes que calificaran qué tan dispuestos estarían a acceder a la solicitud del empleado de expresar sus creencias en el trabajo.

Los investigadores eligieron analizar solicitudes relacionadas con las creencias en vez de, por ejemplo, la voluntad de dar un aumento o un ascenso porque piensan que tales solicitudes serían menos susceptibles a las preocupaciones sobre la conveniencia social; es decir, un empleador podría justificar su renuencia a adaptarse a la expresión de ciertas creencias (o falta de creencias) sobre la base de que dichas creencias simplemente deberían mantenerse fuera del lugar de trabajo… mientras que es difícil justificar promover o dar un aumento a un miembro de un grupo sobre otro, sin parecer sesgado en contra del último grupo.

Qué encontraron

En el primer estudio, los investigadores encontraron que era menos probable que los encuestados accedieran a que un ateo (en comparación con un cristiano, judío o musulmán) expresara sus creencias dentro del cubículo de su oficina o en su ropa (es decir, usando un pin o broche).

Un segundo estudio replicó el efecto anterior y encontró evidencia adicional de por qué las personas tienden a discriminar de esta manera. Era más probable que los participantes sintieran que el ateo (en comparación con los empleados religiosos) mostraba sus creencias para impulsar sus puntos de vista sobre los demás, lo que sugiere que los ateos representaban una amenaza simbólica mayor en comparación con los cristianos, judíos o musulmanes. Además, la amenaza simbólica medió la relación entre la religiosidad del sujeto objetivo y la voluntad de los participantes de acceder a que muestren una cita de creencia o usen un broche simbólico.

En un tercer estudio, los participantes nuevamente aceptaron menos a un empleado que usaba un prendedor (broche) simbólico cuando era ateo en comparación con una persona religiosa. Y nuevamente, este efecto se explica en parte por la creencia de que el empleado ateo estaba impulsando sus puntos de vista sobre los demás. Es decir que los percibían como una “amenaza simbólica” a los valores del lugar de trabajo.

Sumado a esto, el efecto también se explicó (pero en menor medida) por la creencia de que el ateo representaba una amenaza para el bienestar o el acceso a los recursos de los demás, lo que los investigadores denominaron una «amenaza realista». Un ejemplo de amenaza realista era creer que un empleado que llevara un prendedor representativo de sus creencias haría que un restaurante perdiera clientes. Ambos tipos de amenazas ayudaron a explicar la reticencia de las personas a acceder a las solicitudes de los empleados ateos.

En los tres estudios, fue más difícil para los ateos expresar sus creencias que para los cristianos, judíos o musulmanes. Explican los autores que esto está concuerda con la percepción de que los ateos representan un “grupo externo”, mientras que las personas con creencias religiosas con raíces abrahámicas similares se consideran pertenecientes al grupo de personas religiosas. 

Al analizar los tres estudios juntos, los investigadores encontraron que las personas religiosas eran las menos dispuestas a aceptar las solicitudes de los ateos de expresar sus creencias. Es probable que para los encuestados religiosos, los cristianos, judíos y musulmanes fueran vistos como parte del endogrupo, mientras que los ateos no.

Ríos y su equipo dicen que un enfoque útil para reducir estas actitudes anti-ateas podría ser enfatizar el valor de respetar las creencias de los demás en el lugar de trabajo, religiosas o de otro tipo. También sugieren que explicar que la diversidad es beneficiosa para el éxito del lugar de trabajo podría ayudar a eliminar la percepción de que los ateos son una amenaza para el bienestar de la empresa. 

Dentro de las limitaciones del estudio, los autores señalan que los participantes no eran supervisores reales y solo leían viñetas. Proponen que los estudios futuros examinen estos efectos entre empleadores reales para fortalecer sus hallazgos.

Referencia bibliográfica: Rios, K., Halper, L. R., & Scheitle, C. P. (2021). Explaining anti-atheist discrimination in the workplace: The role of intergroup threat. En Psychology of Religion and Spirituality. https://doi.org/10.1037/rel0000326

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Hongos mágicos: la psilocibina produciría un crecimiento rápido y persistente de las conexiones neuronales en la corteza frontal del cerebro

  • 19/08/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Una dosis única de psilocibina administrada a ratones produjo un aumento rápido y duradero de las conexiones entre las neuronas piramidales en la corteza frontal medial, un área del cerebro involucrada en el control y la toma de decisiones. Este es el hallazgo principal de una investigación reciente que estudió los efectos del componente activo de los llamados hongos “mágicos” (Shao et al., 2021). Este mismo componente ha demostrado tener efectos duraderos y profundos sobre la personalidad y el estado de ánimo. Y, de hecho, investigaciones anteriores han encontrado que la psilocibina podría ayudar a aliviar los síntomas de la depresión y tratar otros trastornos mentales (Carhart-Harris et al., 2021). 

Capacidad para mejorar la neuroplasticidad en el cerebro

Shao, Kwan y sus colegas quisieron averiguar a qué se deben los efectos terapéuticos de la psilocibina. Su hipótesis fue que podrían deberse, al menos en parte, a la capacidad de esta sustancia para mejorar la neuroplasticidad en el cerebro. 

Los investigadores usaron microscopía de dos fotones para rastrear 1820 espinas dendríticas durante varios días en ratones vivos. Las espinas dendríticas son protuberancias en la parte de las neuronas que reciben información de comunicación de otras neuronas.

Qué encontraron

El equipo halló aumentos en el número de espinas dendríticas y en su tamaño dentro de las 24 horas posteriores a la administración de psilocibina. La densidad de las espinas dendríticas y el ancho de las cabezas de las espinas aumentaron aproximadamente un 10% en comparación con los ratones que no habían recibido psilocibina. Estos cambios todavía estaban presentes un mes después.

Anteriormente se encontró que la psilocibina aumenta el número de conexiones neuronales en la corteza prefrontal y el hipocampo de los cerebros de los cerdos (Raval et al., 2021). Otro estudio reveló que la psilocibina aumenta rápidamente la expresión de varios genes relacionados con la neuroplasticidad en el cerebro de las ratas (Jefsen et al., 2021).

Los hallazgos de estas investigaciones son prometedores, sin embargo hay que tener en cuenta sus limitaciones. El estudio de Shao y Kwan y sus colegas, por ejemplo, fue realizado en ratones. Y no es posible realizar la misma investigación en humanos debido al tipo de imagen óptica utilizada, que es muy detallada y permite ver sitios individuales de conexiones neuronales, pero también es invasiva y no es adecuada para los humanos.

Por otro lado, el cerebro tiene distintos tipos de células. En el presente estudio se analiza el efecto de la psilocibina sobre las neuronas piramidales, y son necesarias nuevas investigaciones que informen sus efectos sobre otras células con el fin de desarrollar nuevos medicamentos específicos.

Referencias:

  • Carhart-Harris, R., Giribaldi, B., Watts, R., Baker-Jones, M., Murphy-Beiner, A., Murphy, R., Martell, J., Blemings, A., Erritzoe, D., & Nutt, D. J. (2021). Trial of Psilocybin versus Escitalopram for Depression. The New England Journal of Medicine, 384(15), 1402-1411. https://doi.org/10.1056/NEJMoa2032994
  • Jefsen, O. H., Elfving, B., Wegener, G., & Müller, H. K. (2021). Transcriptional regulation in the rat prefrontal cortex and hippocampus after a single administration of psilocybin. Journal of Psychopharmacology , 35(4), 483-493. https://doi.org/10.1177/0269881120959614
  • Raval, N. R., Johansen, A., Donovan, L. L., Ros, N. F., Ozenne, B., Hansen, H. D., & Knudsen, G. M. (2021). A Single Dose of Psilocybin Increases Synaptic Density and Decreases 5-HT2A Receptor Density in the Pig Brain. https://doi.org/10.20944/preprints202011.0742.v1
  • Shao, L.-X., Liao, C., Gregg, I., Davoudian, P. A., Savalia, N. K., Delagarza, K., & Kwan, A. C. (2021). Psilocybin induces rapid and persistent growth of dendritic spines in frontal cortex in vivo. Neuron. https://doi.org/10.1016/j.neuron.2021.06.008

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Por qué guardamos secretos?

  • 18/08/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Guardar un secreto no es tarea fácil, especialmente si lo guardamos respecto de un amigo cercano, un familiar o una pareja romántica. Entonces, si representa tanto trabajo y puede conllevar una gran carga de angustia ¿por qué lo hacemos? Según los hallazgos de una investigación reciente, la calidad de la relación juega un papel clave en las motivaciones por las que una persona mantiene cierta información oculta de otra persona (Bedrov & Leary, 2021). 

Qué metodología usaron

Los investigadores realizaron una serie de preguntas a 292 estudiantes de pregrado y 249 adultos reclutados a través de Amazon Mechanical Turk. Las preguntas eran sobre un secreto personal que estaban tratando de ocultar a otra persona.

Qué encontraron

La mayoría de los participantes informó que estaba ocultando su secreto a una pareja romántica, madre, padre o un amigo actual. Los investigadores encontraron que las percepciones de la calidad de la relación se asociaron con motivaciones para mantener la información en secreto respecto de la persona objetivo (es decir, la persona a quien se le ocultaba la información).

Aquellos que tenían una relación de mayor calidad con la persona objetivo tendían a estar más preocupados de que su secreto hiciera más difícil mantener relaciones cercanas o que causara angustia a la otra persona. Además, los participantes con una relación de mayor calidad tendían a estar menos preocupados por la privacidad y las reacciones negativas.

En general, se consideraba que mantener el secreto creaba una pequeña distancia entre quien guardaba el secreto y la persona objetivo. Pero entre los participantes en relaciones de alta calidad, se consideró que guardar esa información tenía un impacto positivo en el nivel de cercanía, lo que «puede reflejar la función protectora del secreto», explicaron los investigadores.

Aquellos con una relación de mayor calidad también tendían a estar menos preocupados de que revelar su secreto tuviera como resultados un impacto negativo en la relación, pero solo en la muestra de Mechanical Turk. Esto no sucedió en la muestra de estudiantes universitarios.

De manera similar, en la muestra reclutada de Mechanical Turk, la relevancia del secreto para la persona objetivo se asoció con la dificultad reportada para mantener la información oculta. También se vinculó con las consecuencias personales y de relación. Pero estas asociaciones no se observaron en la muestra de estudiantes de pregrado.

El equipo de investigación entiende que la experiencia de mantener un secreto se ve afectada por la calidad de la relación con la persona a la cual se le oculta esa información y la relevancia de la información para esa persona.

Según sus resultados, los secretos eran menos perjudiciales para la relación cuando la persona que lo guardaba y la persona objetivo tenían una relación de alta calidad. A su vez, la motivación para guardar el secreto era a menudo evitar dañar la relación. Por otra parte, para algunas personas mantener un secreto directamente relevante para el objetivo era más difícil y esforzado de ocultar y tenía un mayor impacto negativo en el bienestar de la persona que lo guarda y en la relación que los unía.

Al igual que otras estudios, los investigaciones encontraron que los secretos que eran difíciles de ocultar, en los que se pensaba con frecuencia y que estaban acompañados de emociones negativas tenían más probabilidades de estar asociados con niveles reducidos de bienestar. Pero como ocurre con cualquier estudio, la nueva investigación incluye algunas limitaciones.

Una de las limitaciones de este estudio es que se basó únicamente en autoinformes desde la perspectiva de la persona que guardaba el secreto, por lo que sólo obtuvieron una visión unilateral sobre la manera en que el secreto afecta la relación. Además, la investigación fue correlacional y no todos los efectos se replicaron entre las dos muestras, por lo que no es posible hacer afirmaciones causales y son necesarias más investigaciones para ver cuál de los efectos se replica en otras muestras.

Referencia bibliográfica: Bedrov, A., & Leary, M. R. (2021). What you don’t know might hurt me: Keeping secrets in interpersonal relationships. En Personal Relationships. https://doi.org/10.1111/pere.12373

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo aumentar el deseo sexual

  • 18/08/2021
  • Elena Tejeda

El deseo sexual lo conforman todos esos sentimientos e impulsos que nos conducen a tener encuentros íntimos con otras personas y a mantener relaciones sexuales y afectivas.

Estos impulsos y ganas de relacionarnos y crear una intimidad con otra persona nos acompañan toda la vida, pero puede haber momentos en los que este interés pase a un plano menos importante en nuestras prioridades.

¿Quieres saber porqué se produce la disminución del deseo sexual y cómo recuperarlo?

¿Falta de deseo sexual? ¡Descubre cómo recuperar el deseo sexual!

Hay muchísimos factores que pueden acabar causando una disminución del deseo sexual, desde los que van ligados a la fisiología, como por ejemplo bajos niveles de testosterona o estrógenos, hasta los más relacionados con la psicología, como la falta de autoestima, una educación sexual pobre o la depresión.

Por otro lado, también es un factor determinante el estilo de vida de la persona que experimenta la disminución de la libido.

Los altos niveles de estrés en el trabajo o a nivel familiar y el desconocimiento de cómo gestionar la ansiedad son algunas de las causas más comunes de la perdida del deseo sexual.

Si sientes que en los últimos tiempos has perdido las ganas de mantener relaciones con tu pareja o incluso de practicar la masturbación, es posible que estés experimentando una perdida del deseo sexual.

La falta de sueño o estar en estrés puede disminuir el deseo sexual

Uno de los factores más comunes que pueden provocar la falta de deseo sexual es el estrés, la ansiedad y la falta de sueño que estas dos condiciones producen.

Estar sometido a niveles de estrés alto, un ritmo de vida frenético, el cansancio… todas estas situaciones hacen que se acumule la tensión y esto puede llegar a provocar un bloqueo que, evidentemente, afectará al deseo sexual.

A continuación, veremos algunas estrategias que pueden ayudar a recuperar el deseo sexual, pero primero, es importante recordar que, en este tipo de situaciones, es conveniente consultar con un especialista para determinar cual es la causa real del problema y poder ponerle solución inmediatamente.

Estimular el cerebro para recuperar el deseo

Gran parte de los casos de perdida del deseo sexual se puede relacionar con una falta de estímulos. Recuerda que el cerebro es el órgano sexual más importante, así que una buena solución puede ser alimentar una fantasía para incrementar la tensión sexual.

Por ejemplo, introducir lencería sexy puede resultar un estimulo visual muy poderoso para quien lo contempla y suponer un aumento de la autoestima y la seguridad en quien la lleva puesta.

Otra clave para recuperar el deseo sexual es romper con la rutina, introducir nuevos estímulos puede ayudar a recuperar esas ganas perdidas. Usar la imaginación y buscar nuevas prácticas que os exciten es una buena manera de recuperar la emoción.

Un ejemplo podría ser un vibrador inalámbrico con control remoto. Con ellos se puede ceder el control total a la otra persona y descubrir nuevas fantasías, ya que no hará falta limitarse al hogar para disfrutar en pareja.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Psicólogos, psicólogas y roles de género

  • 17/08/2021
  • Alejandra Alonso

En la carrera de psicología las estudiantes son más numerosas. También hay más mujeres que hombres trabajando en psicología. Sin embargo, las mujeres publican menos trabajos de investigación, son citadas con menor frecuencia y tienen presencia en posiciones de autoridad en las universidades. Por un lado, se cuenta con mucha representación femenina y por otro, con muy poca, por eso un grupo de investigación se pregunta cómo se perciben los roles de género en el campo.

¿Cómo se llevó a cabo el estudio?

Se realizaron cuatro estudios para explorar el tema:

  1. En el primer estudio los participantes completaron una encuesta online donde se les preguntaba qué porcentaje de estudiantes estimaban que eran mujeres en la carrera de psicología. También se les preguntó qué porcentaje de profesionales la psicología eran mujeres.
  2. En el segundo estudio se observaron más detenidamente las percepciones de cómo es la psicología “femenina” o “masculina”. Tanto participantes en línea como estudiantes puntuaron varios grados y carreras en una escala que oscilaba entre “extremadamente femenino” hasta “extremadamente masculino”. Muchas de las carreras elegidas tenían una asociación con estereotipos de género particulares (por ejemplo, se asume que ingeniería es una carrera masculina, mientras que enfermería es pensada como una carrera femenina).
  3. En el tercer estudio se pidió que imaginaran una persona estereotipada en una de tres carreras universitarias: ingeniería, enfermería o psicología. Luego de mostrarles rasgos femeninos y masculinos estereotipados (por ejemplo, “gentil” para femenino y “ególatra” para masculino), las personas debían puntuar cuán descriptiva era la palabra para una persona estudiando determinada carrera.
  4. Por último, se les pidió que indicaran el nivel de satisfacción de una mujer y un hombre con respecto a la carrera de psicología.

¿Qué observaron?

Encontraron que las personas asocian al campo de la psicología más fuertemente con lo femenino que con lo masculino. Esta percepción afecta la forma en que hombres y mujeres se sienten con respecto al estudio y trabajo en el campo.

En el primer estudio, las personas participantes estimaron que el 62% eran estudiantes mujeres y que el 59% de profesionales eran psicólogas.

En el segundo estudio, la carrera de psicología era considerada por ambos grupos como ligeramente más femenina que masculina. Además se le calificó de significativamente más femenina que carreras que se suelen considerar “masculinas” (ingeniería, negocios y matemáticas), aunque otras carreras eran percibidas como más femeninas (educación, enfermería). Por último, se percibía a la carrera de psicología como más femenina que campos como la neurociencia, historia, medicina o negocios.

Los resultados del siguiente estudio indicaron que las personas tienden a creer que los rasgos masculinos positivos y negativos describían mejor a estudiantes de ingeniería; mientras que los rasgos femeninos positivos describían mejor a estudiantes de psicología. La única diferencia entre enfermería y psicología residió en los rasgos masculinos positivos: las personas reportaban que describía mejor a estudiante de enfermería. Esto sugiere que psicología es considerada como una carrera mayormente femenina.

Finalmente, el cuarto estudió reveló que cuando las personas leían que el 75% del alumnado de psicología eran mujeres, puntuaban la satisfacción de los hombres como más baja que la de las mujeres. Sin embargo, cuando leían que el porcentaje de estudiantes era similar para ambos géneros, no puntuaron la satisfacción de hombres y mujeres muy diferente.

Los resultados sugieren que la carrera de psicología es consideraba mayormente como femenina y que las personas asumen que las necesidades masculinas no serán satisfechas por dicha carrera. ¿Será cierto? Estudios futuros que involucren la participación de psicólogas y psicólogos serán necesarios para responder esta pregunta.

Por otro lado, si la psicología es vista como una carrera femenina y hay más estudiantes de psicología y psicólogas mujeres, ¿por qué los hombres siguen dominando las posiciones de poder? ¿De qué formas se puede conseguir que tanto mujeres como hombres sientan comodidad y alcancen el éxito en este campo?

Referencia: Guy A. Boysen, Rebecca L. Chicosky, Faith R. Rose & Erin E. Delmore (2021) Evidence for a gender stereotype about psychology and its effect on perceptions of men’s and women’s fit in the field, The Journal of Social Psychology, DOI: 10.1080/00224545.2021.1921682

Fuente: BPS

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La música: un refugio en los momentos más difíciles de la cuarentena

  • 17/08/2021
  • David Aparicio

La primera cuarentena por COVID-19 tenia todos los ingredientes necesarios para que sintiéramos mucho miedo y ansiedad. Era una situación completamente desconocida, provocada por una enfermedad mortal que nos obligó a aislarnos de nuestros seres queridos y nos apartó de nuestra rutina.

La gente hizo todo lo que pudo para afrontar la ansiedad por la cuarentena: muchos empezaron a cocinar, hornear pan, ver películas y series y otros buscaron refugio en la música.

Entendiendo que la música puede evocar emociones poderosas y alterar nuestro estado de ánimo o aliviar nuestro malestar, un equipo de investigadores israelíes aprovechó la cuarentena para explorar cómo las personas utilizaban la música para regular sus emociones y afrontar la ansiedad.

El equipo distribuyó 200 encuestas que evaluaban los cambios en los hábitos de escuchar música durante la cuarentena y les preguntaron si habían incrementado el consumo de música, qué cambios a nivel emocional habían experimentado y las razones por las cuales escuchan música.

Resultados

  • El 48% de los participantes dijo que había incrementado su consumo de música durante la cuarentena.
  • El 51% reportó que usaba la música para mejorar su estado de ánimo.
  • El 49% manifestó que el uso de música incrementó su energía.
  • El 46% afirmó que la música los ayudó a relajarse.
  • El 48% declaró que usaba la música como ruido de fondo mientras hacían otras actividades.

Los investigadores también les pidieron a los participantes que reflexionaran sobre cómo les ayudó escuchar música durante la cuarentena y la respuesta más frecuente se relacionó con la regulación emocional. En concreto el 75% dijo que escuchar música les ayudó a regular sus emociones displacenteras como el miedo, la tristeza y la soledad.

También encontraron que escuchar música se correlacionó con el incremento en el sentimiento de pertenencia, destino compartido, hermandad y conexión con los demás. En resumen, los hacia sentir menos solos.

Sobre este último hallazgo la coautora de la investigación, Naomi Ziv, explicó:

El hallazgo más interesante, en mi opinión, es que los aumentos en el uso de la música se asociaron más fuertemente con las emociones relacionadas con la conexión con los demás. Esto parece sugerir que, al menos en circunstancias tan extraordinarias como el encierro, la música puede desempeñar un papel social importante en la creación de un sentido de pertenencia al grupo y posiblemente ayudar a sobrellevar la situación.

Limitaciones

El estudio es muy interesante, pero tuvo dos limitaciones importantes que hay que mencionar:

  • El estudio es de tipo retrospectivo y solo se valió de los reportes de los participantes. No aplicó pruebas psicológicas estandarizadas que permitieran evaluar el impacto de la música.
  • El tamaño de la muestra fue bastante pequeño, lo que dificulta estudiar con más precisión la relación entre las variables (música, emociones, edad, etc.).

Conclusión

Aun con dichas limitaciones, los resultados de esta investigación corroboran los hallazgos de estudios previos sobre el rol de la música en la vida de las personas y cómo la utilizaron para afrontar la incertidumbre que vivieron en momentos tan difíciles como la primera cuarentena. Además los ayudó a sentirse más conectados con sus amigos y grupos sociales en momentos donde no podían verlos ni salir de sus casas.

Referencia: Ziv, N., & Hollander-Shabtai, R. (2021). Music and COVID-19: Changes in uses and emotional reaction to music under stay-at-home restrictions. Psychology of Music. https://doi.org/10.1177/03057356211003326

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Juegos en el celular: una forma de escapar a emociones desagradables

  • 12/08/2021
  • Alejandra Alonso

Los teléfonos inteligentes pueden tener muchas utilidades y hacer nuestra vida más sencilla de diversas maneras. A veces, cuando sentimos aburrimiento o intentamos escapar de emociones desagradables, podemos usarlos para distraernos de lo que esta pasando en ese momento. ¿Es esta una forma inofensiva de lidiar con emociones difíciles?

La Dra. Chanel Larche encontró que las personas que experimentaban un aburrimiento intenso frecuentemente, reportaban también el uso de juegos en sus teléfonos inteligentes para escapar de esta experiencia o aliviarla. De acuerdo con Larche, el problema reside en que terminan jugando cada vez que están aburridos y experimentando problemas asociados a dedicar demasiado tiempo al juego.

La investigación

Utilizando el popular juego Candy Crush, Larch y su colega Michael Dixon, les pidieron a 60 participantes que estaban entre el nivel 77 y 3307 del juego actualmente, que jugaran en diferentes niveles de dificultad: desde fácil (donde no hay un desafío con respecto a sus habilidades y la atención y arousal serían bajos) hasta balanceado (que era más desafiante, causando un aumento en la atención y el arousal, menos aburrimiento y una necesidad mayor de seguir jugando). Esto se realizó para determinar si los jugadores elegirían seguir jugando un juego donde había un balance entre desafío y habilidad, por sobre un juego más fácil.

Sus resultados confirmaron que las personas que jugaban para escapar del aburrimiento, se sumergían en el juego más que las personas que no lo hacían con intención de evitar dicha emoción. Por otro lado, cuando las personas que usaban el juego como escape encontraban que éste era más gratificante al aliviarles frente al aburrimiento, podrían jugar con más frecuencia y por períodos de tiempo más largos.

Referencia del estudio: Larche, C. & Dixon, M. (2020). The relationship between the skill-challenge balance, game expertise, flow and the urge to keep playing complex mobile games. Journal of Behavioral Addictions 9 (3). Doi: 10.1556/2006.2020.00070

Fuente: Universidad de Waterloo

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