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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Cómo impacta la discriminación racial en la ideación suicida?

  • Maria Fernanda Alonso
  • 12/11/2019

La discriminación racial ocasiona grandes problemas tanto a nivel social como individual. No sorprende que sea un asunto recurrente en las asambleas de organizaciones internacionales y materia normada por tratados internacionales de Derechos Humanos.

Un nuevo estudio de investigadores de la Universidad de Michigan descubrió que varias formas de discriminación están asociadas con mayores tasas de depresión. Cuando se trata de discriminación racial, el riesgo de pensamientos suicidas entre los hombres afroamericanos se vuelve particularmente preocupante, según los investigadores (Goodwill, Taylor, & Watkins, 2019).

En el estudio, investigadores liderados por Janelle Goodwill examinaron si las experiencias de discriminación diaria están asociadas con tasas más altas de depresión y pensamientos suicidas.

Los datos se obtuvieron de la submuestra masculina afroamericana de la Encuesta Nacional de Vida Estadounidense, con un total de 1271 personas. A los participantes se les preguntó si experimentaron discriminación en su vida cotidiana, lo que incluía ser insultado o acosado, ser tratado con menos respeto o ser percibido como incompetente.

Posteriormente, los participantes identificaron la razón principal de sus experiencias. Las opciones de respuesta incluyeron raza, género, edad, etnia y tamaño corporal. Los participantes también informaron si alguna vez habían considerado seriamente terminar con sus propias vidas.

Los hallazgos del estudio indicaron que el vínculo entre la discriminación racial y los pensamientos suicidas era estadísticamente significativo.

Los hallazgos de esta investigación son particularmente importantes porque muchos estudios empíricos no se centran ni incluyen a los afroamericanos. Además, se ha descubierto que factores como la inseguridad financiera, la inestabilidad laboral y las enfermedades físicas aumentan el riesgo de pensamientos e intentos de suicidio, pero pocos estudios han analizado la discriminación.

Los investigadores señalaron que hay algunas intervenciones de salud mental que funcionan para abordar la salud mental de los hombres afroamericanos. Pocos, sin embargo, abordan específicamente los comportamientos suicidas.

Referencia del estudio:

Goodwill, J. R., Taylor, R. J., & Watkins, D. C. (2019). Everyday Discrimination, Depressive Symptoms, and Suicide Ideation Among African American Men. Archives of Suicide Research: Official Journal of the International Academy for Suicide Research, 1-20. https://doi.org/10.1080/13811118.2019.1660287

Fuente: Psychcentral

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La esperanza tendría un gran rol en la recuperación de los trastornos de ansiedad

  • Maria Fernanda Alonso
  • 12/11/2019

Investigadores examinaron el papel de la esperanza en la predicción de la recuperación en un ensayo clínico con 223 adultos que seguían un tratamiento con terapia cognitivo conductual (TCC) para los trastornos de ansiedad comunes: trastorno de ansiedad social, trastorno de pánico, trastorno de ansiedad generalizada y trastorno obsesivo compulsivo.

El Dr. Gallagher, autor del estudio, y sus colegas, descubrieron que la psicoterapia puede generar claros aumentos en la esperanza y que los cambios en la esperanza están asociados con cambios en los síntomas de ansiedad. «Al revisar la recuperación durante la TCC entre las diversas presentaciones clínicas, la esperanza era un elemento común y un fuerte predictor de recuperación,» dijo Gallagher. También informa que los aumentos moderados a grandes en la esperanza y los cambios en la esperanza fueron consistentes en los cinco protocolos de tratamiento de TCC separados (Gallagher et al., 2019).

En términos de psicoterapia, la esperanza representa la capacidad de los pacientes para identificar estrategias o vías para lograr objetivos y la motivación para seguir esas vías de manera efectiva.

Significativamente, los resultados de este estudio indican que la esperanza aumenta gradualmente durante el curso de la TCC, y los aumentos en la esperanza fueron mayores para aquellos en tratamiento activo que para los controles del grupo “lista de espera”.

La magnitud de estos cambios en la esperanza fue consistente en los diferentes protocolos de TCC y en los cuatro trastornos de ansiedad examinados, lo que subraya la gran relevancia de infundir esperanza como un factor importante para promover la recuperación durante la psicoterapia.

«Nuestros resultados pueden conducir a una mejor comprensión de cómo las personas se están recuperando y es algo que los terapeutas pueden monitorear. Si un terapeuta está trabajando con un cliente que no está progresando, o está atrapado de alguna manera, la esperanza podría ser un mecanismo importante para guiar al paciente hacia la recuperación,» dijo Gallagher.

La esperanza está estrechamente relacionada con otras construcciones de psicología positiva, como la autoeficacia y el optimismo, que también han demostrado tener una clara relevancia para promover la resiliencia y la recuperación de los trastornos emocionales, señaló Gallagher.

La investigación de Gallagher es parte de un proyecto más amplio que examina la eficacia de la TCC para los trastornos de ansiedad dirigida por el Dr. David H. Barlow, fundador y director emérito del Centro de Ansiedad y Trastornos Relacionados de la Universidad de Boston.

Referencia bibliográfica:

Gallagher, M. W., Long, L. J., Richardson, A., D’Souza, J., Boswell, J. F., Farchione, T. J., & Barlow, D. H. (2019). Examining Hope as a Transdiagnostic Mechanism of Change Across Anxiety Disorders and CBT Treatment Protocols. Behavior Therapy. https://doi.org/10.1016/j.beth.2019.06.001

Fuente: Psychcentral

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El desempeño en la infancia puede predecir las habilidades cognitivas a los 70

  • Maria Fernanda Alonso
  • 11/11/2019

El desempeño de los niños de ocho años en una prueba cognitiva puede ayudar a predecir qué tan bien puntuarán en las pruebas de pensamiento y memoria cuando tengan 70 años (Lu et al., 2019). Los hallazgos también muestran que los niveles de educación y la presencia de placas beta-amiloides (asociadas con la enfermedad de Alzheimer) tuvieron un efecto adicional en los puntajes cognitivos en la edad avanzada. El estado socioeconómico tuvo un ligero efecto.

«Encontrar estos predictores es importante porque si podemos entender qué influye en el rendimiento cognitivo de un individuo en la edad adulta, podemos determinar qué aspectos podrían modificarse mediante la educación o los cambios en el estilo de vida, como el ejercicio, la dieta o el sueño, lo que a su vez puede retrasar el desarrollo de la disminución de la cognición,» dijo el Dr. Jonathan M. Schott, autor del estudio.

Participaron de la investigación 502 personas, todas nacidas durante la misma semana en 1946 en Gran Bretaña. Los participantes realizaron pruebas cognitivas cuando tenían ocho años y luego nuevamente entre las edades de 69 y 71.

Un test, similar a una prueba que completaron cuando eran niños, consistió en observar varios arreglos de formas geométricas e identificar la pieza que faltaba entre cinco opciones. Otras pruebas evaluaron habilidades como memoria, atención, orientación y lenguaje.

Los participantes se sometieron a tomografía por emisión de positrones (TEP) para ver si tenían placas de beta amiloide en el cerebro asociadas con la enfermedad de Alzheimer. También se les realizó resonancias magnéticas (IRM) detalladas del cerebro.

Los resultados muestran que las habilidades de pensamiento infantil se asociaron con puntajes en las pruebas cognitivas realizadas más de 60 años después. Por ejemplo, alguien cuyo rendimiento cognitivo estaba en el 25 por ciento superior cuando era niño, probablemente permanecería en el 25 por ciento superior a los 70 años.

Incluso teniendo en cuenta las diferencias en los puntajes de las pruebas infantiles, hubo un efecto adicional de la educación. Por ejemplo, los participantes que completaron un título universitario obtuvieron un puntaje alrededor de un 16% mayor que aquellos que abandonaron la escuela antes de los 16 años.

Un estado socioeconómico más alto predijo un rendimiento cognitivo ligeramente mejor a los 70 años, pero el efecto fue muy pequeño. Por ejemplo, los participantes que habían trabajado en trabajos profesionales recordaron un promedio de 12 detalles de una historia corta, en comparación con 11 detalles para aquellos en trabajos manuales. Las mujeres obtuvieron mejores puntajes que los hombres en la prueba de memoria y velocidad de pensamiento.

Además, los participantes con placas de beta amiloide tuvieron puntuaciones más bajas en las pruebas cognitivas. Por ejemplo, en la prueba de piezas faltantes, obtuvieron un puntaje promedio de 8% más bajo. En otras palabras, obtuvieron 23 de 32 elementos correctos en promedio, 2 puntos menos que los participantes sin placas de beta amiloide. Sin embargo, la presencia de estas placas no se asoció con el sexo, las habilidades cognitivas de la infancia, la educación o el estado socioeconómico.

«Nuestro estudio encontró que las pequeñas diferencias en el pensamiento y la memoria asociadas con las placas amiloides en el cerebro son detectables en los adultos mayores, incluso a una edad en la que aquellos que están destinados a desarrollar demencia todavía están a muchos años de tener síntomas,» dijo Schott.

«También descubrió que las habilidades cognitivas de la infancia, la educación y el estado socioeconómico influyen de manera independiente en el rendimiento cognitivo a los 70 años. El seguimiento continuo de estos individuos y los estudios futuros son necesarios para determinar cómo utilizar mejor estos hallazgos para predecir con mayor precisión cómo una persona el pensamiento y la memoria cambiarán a medida que envejecen.»

Una limitación del estudio es que todos los participantes eran blancos, por lo que los hallazgos pueden no representar a la población general.

Referencia del estudio:

Lu, K., Nicholas, J. M., Collins, J. D., James, S.-N., Parker, T. D., Lane, C. A., … Schott, J. M. (2019). Cognition at age 70: Life course predictors and associations with brain pathologies. Neurology. https://doi.org/10.1212/WNL.0000000000008534

Fuente: Psychcentral

  • Salud Mental y Tratamientos

Una aproximación a la psicoterapia analítico funcional (FAP) y su posible articulación en la clínica infantojuvenil

  • Gabriel Genise
  • 08/11/2019

La psicoterapia analítico funcional (o FAP por sus siglas en inglés) es un enfoque de psicoterapia basado en el conductismo radical. Fue descripta por primera vez en 1991 con el objetivo de resolver la siguiente paradoja:¿Cómo puede aplicarse una psicoterapia basada en los principios del conductismo a población adulta estándar en un contexto ambulatorio sin sacrificar la relación terapéutica? Kanter et al., 2017).

Esta terapia examina el efecto directo del terapeuta sobre el comportamiento del consultante, que luego debe extenderse a la vida diaria del individuo a través de un proceso de promoción de la nueva respuesta relacional derivada (RRD) (Cattivelli, Tirelli, Berardo, & Perini, 2012). En su concepción la terapia analítico funcional es ideográfica, enfocándose exclusivamente en la conducta del consultante (Singh & O´Brien, 2017). La FAP se enmarca dentro de las denominadas “psicoterapias contextuales de tercera generación”. Se pone de manifiesto la importancia del cambio en el contexto para lograr modificar el comportamiento del consultante, es un modelo contextualista ya que la conducta es concebida como el acto en contexto (el comportamiento está en función del ambiente y existe mutua afectación) y no mecanicista. Basándose en el principio de equivalencia funcional, este modelo plantea que es posible modificar el comportamiento de los consultantes en sesión y generalizar estos cambios fuera del contexto terapéutico, en tanto la relación terapéutica comparte funciones con muchas de las relaciones que los individuos tienen en sus vidas. A partir de lo mencionado se desprende que la FAP considera que la relación terapéutica no es un factor que conduce al cambio, ni tampoco un elemento moderador, sino que es el contexto en donde se da el cambio (Muñoz – Martínez & Coletti, 2015).

La FAP se enfoca especialmente en el pensamiento funcional para trabajar con los comportamientos problemáticos del cliente que aparecen en el proceso de la terapia. El objetivo de la FAP es crear un enfoque altamente individualizado y basado en la evaluación para cada relación terapéutica (Holman, Kanter, Tsai, & Kohlenberg, 2017). Más aún, los métodos de FAP tienen por objetivo ayudar al terapeuta a desarrollar contextos terapéuticos que promuevan la equivalencia funcional entre la terapia y los ambientes de la vida diaria del consultante (Kohlenberg & Tsai, 1991/2008). Este modelo utiliza el AFC (análisis funcional de la conducta) para averiguar las funcional de los problemas del cliente y actuar con ella directamente para modificarla, moldeando progresivamente la conducta y utilizando contingencias naturales en ese entorno. El terapeuta dispone de sus propias habilidades, recursos y experiencias para producir ese moldeamiento, por lo que será el lenguaje, su propia conducta verbal, el recurso terapéutico más eficaz en esta perspectiva (Valero – Aguayo, Kohlenberg, Ferro – García, & Tsai, 2011)

La historia del desarrollo de este modelo terapéutico data de más de 25 años de investigación. Este modelo, de acuerdo a sus autores, se desarrolló en tres etapas. La primera transcurre a finales de los años 80´ en donde Kohlenberg trabajaba como supervisor clínico cognitivo – conductual. Observó que algunos terapeutas en formación tenían un impacto “excepcionalmente bueno” en su trabajo clínico. En la segunda etapa, observó que estos resultados parecían ocurrir solamente de vez en cuando y eran más frecuentes en unos terapeutas que en otros independientemente de las características del consultante y sin que el terapeuta o consultante pudiera explicar las razones de su ocurrencia. En una tercera etapa se analizó los factores causales de estos resultados y se encontraron dos: un involucramiento personal intenso entre ambas partes, e intercambios frecuentes y centrados en el momento presente sobre el impacto que estas partes tenían entre sí (Reyes Ortega & Kanter, 2017).

La FAP considera que la relación terapéutica no es un factor que conduce al cambio, ni tampoco un elemento moderador, sino que es el contexto en donde se da el cambio

En 1987 se publica un primer capítulo dentro de un manual de psicoterapia clínica en el que los autores exponían ya las líneas generales de la terapia que estaban desarrollando. Poco después, se publica el primer manual de FAP en 1991 (Kohlenberg & Tsai, 1991/2008) Progresivamente aparecen publicaciones en revistas especializadas, sobretodo publicación de casos clínicos con la aplicación del modelo. Aparecen también las primeras publicaciones sobre investigaciones controladas sobre la eficacia de la terapia. En 2009 se publica el segundo manual (Tsai, Kohlenberg, Kanter, Follette, & Callaghan, 2009) el cual lleva el subtítulo Conciencia, coraje, amor y conductismo haciendo aún más explícita la forma diferente que supone FAP de aplicar la psicoterapia desde un punto de vista conductual (Valero – Aguayo & Ferro – García, 2018).

Principios de FAP

Los manuales de FAP no ofrecen un protocolo con pasos a seguir, técnicas y procedimientos. Describen cómo aplicar los elementos básicos de intervención. La clave para implementar FAP consiste en comprender qué es una conducta clínicamente relevante y la aplicación de las cinco reglas terapéuticas (Valero – Aguayo et al., 2011).

Las conductas clínicamente relevantes (o CCR) son ejemplos de comportamientos problemáticos, en sintonía con los objetivos del consultante, que ocurren dentro de la sesión terapéutica (Tsai, Kohlenberg, Kanter, Holman, & Loudon, 2012). Aunque a veces la semejanza topográfica entre los comportamientos relevantes fuera y dentro del espacio psicoterapéutico es obvia, en muchas ocasiones no lo es, y el terapeuta FAP deberá identificar CCR funcionalmente equivalentes a las clases de respuesta que el consultante requiere incrementar o disminuir en su vida diaria (Reyes Ortega & Kanter, 2017).

Existen tres tipos de CCR, y el terapeuta FAP debe aprender a identificarlas para poder efectivamente llevar a cabo esta terapia (Valero – Aguayo et al., 2011).

Las CCR 1 representan los problemas del consultante que ocurren durante la sesión. Tienden a estar bajo control aversivo y son frecuentemente conductas evitativas, incluyendo las de evitación emocional. Por ejemplo: consideremos el caso de la adolescente P en donde suele evitar angustiarse y manifestar su descontento frente a personas desconocidas, una CCR 1 de esta adolescente sería representar estas conductas de evitación con el terapeuta.

Las CCR 2 son las mejoras que lleva a cabo el consultante durante la sesión. Por ejemplo la adolescente P en sesión menciona que no se siente cómoda con algún tipo de intervención o mismo durante su discurso se angustia y comienza a llorar. El terapeuta deberá estar atento a las CCR 2 de los consultantes para poder así reforzar inmediatamente esa conducta y favorecer el cambio terapéutico.

Las CCR 3 representan las interpretaciones que realiza el consultante sobre su propia conducta. Una CCR 3 ideal involucra la observación y descripción de la conducta y el refuerzo asociado. Por ejemplo, siguiendo con el caso de la adolescente P una CCR 3 podría ser: “estaba en mi casa con mi novio y noté que él no tenía ganas de estar conmigo, quería irse. Pude decirle que quería verlo, estar con él y que sentía que él estaba queriendo estar solo y eso me ponía mal”.

Encontramos también otras conductas relevantes y son aquellas que ocurren fuera de la sesión terapéutica (OR). Las OR son las acciones problemáticas o deseables que al consultante le interesa cambiar al acudir a psicoterapia. Existen dos tipos de OR, las OR1 que son conductas problemáticas que ocurren fuera de la sesión terapéutica, sus antecedentes (Sd) son situaciones que ocurren de manera natural en su entorno y su función primordial es la evitación o el escape de alguna situación o experiencia aversiva. Las O2 son conductas deseables que ocurren fuera de la sesión terapéutica, tienen como antecedentes (Sd) situaciones cotidianas, normalmente ocurren en situaciones motivaciones y su función primordial es la obtención de consecuencias apetitivas (Reyes Ortega & Kanter, 2017).

Finalmente encontramos las conductas del terapeuta que también resultan primordiales en el trabajo con FAP, a ellas las denominaremos TR y son importantes porque generan un impacto en el tratamiento del consultante influyendo en sus CCR. Las TR1 son conductas problemáticas porque estimulan y refuerzan CCR1 del consultante; por consecuencia representan fallas en el esfuerzo de provocar o reforzar CCR2 y 3. Un ejemplo es permitir que la adolescente P reprima sus ganas de llorar cuando se angustia ante el relato de una situación penosa para ella.

_Las TR2_por el contrario, son comportamientos deseables y se encuentran motivados por la consciencia de sus valores como terapeuta. Provocan o refuerzan CCR2 y CCR 3.

Dado que se entiende que quienes se aproximan por primera vez a este modelo pueden perderse en tanta nomenclaturas novedosas, a continuación se adjunta una tabla propuesta por Reyes Ortega & Kanter (2017).

Las reglas terapéuticas

Estas reglas se organizaron en función de las CCR (Kanter et al., 2017). Estas cinco reglas son necesarias para poder llevar a cabo un tratamiento basado en FAP.

La primer regla consiste en estar atento a las CCRs. Es tal vez, la regla principal en FAP, llevarla a cabo requiere un mayor involucramiento del terapeuta y al desarrollo de una relación terapéutica más intensa.

La segunda regla consiste en evocar CCRs. Este paso implica un “acto valiente” por parte del terapeuta. La relación terapéutica implica un vínculo real y auténtico con sus fortalezas y sus debilidades moldeadas por historias de vida. Esta naturaleza evocará CCRs de manera natural. FAP también puede hacer uso de ejercicios evocativos para traer deliberadamente a sesión CCRs. Estos ejercicios sirven especialmente cuando la terapia no está evocando naturalmente CCRs (Tsai, Plummer, Kanter, Newring, & Kohlenberg, 2010).

La regla 3 consiste en reforzar naturalmente las CCR2s. Esta regla se vincula con “dar amor”. Este modelo considera que el reforzamiento natural es el principal mecanismo de cambio. Desde un modelo conductual – contextual lo que importa son las consecuencias: cómo uno responde a las CCR en el momento que sucede. Una vez que se observan comportamientos más efectivos, proveer atención y responder de una manera que sean reforzante para el consultante (Holman et al., 2017).

La regla 4 consiste en tratar de desarrollar un repertorio para observar las propiedades reforzante de la conducta del terapeuta en relación las CCR del cliente. Esto quiere decir, que el terapeuta tiene que poder observar la relación reforzante entre la conducta del cliente y su conducta. Esta regla tienen importantes efectos sobre los resultados terapéuticos.

Finalmente la Regla 5 el objetivo es generar en el cliente un repertorio de descripción de las relaciones funcionales entre las variables de control y sus conductas (evocar CCR3 -2 y desarrollar OR2). El terapeuta realiza esto a través del moldeamiento y a través de modelos del propio terapeuta (Valero – Aguayo et al., 2011). El éxito terapéutico depende de las O2s dado que son ellas el objetivo de la terapia en última instancia.

Consciencia, valor y amor

Los términos Conciencia, valor y amor (ACL por sus siglas en inglés) fueron utilizados por primera vez por Tsai et al. (2009) en su libro A Guide to Functional Analytic Psychotherapy desde ese entonces, se los ha utilizado para describir mecanismos o procesos terapéuticos de FAP, tipos específicos de CCR, cualidades del terapeuta FAP efectivo y hasta como sinónimo de sus cinco reglas (Reyes Ortega & Kanter, 2017).

Requiere voluntad de ser auténtico, realizar auto develaciones al servicio del crecimiento del consultante, perseverar y resistir a la sensación de miedo

El término conciencia hace referencia a ser consciente lo que está sucediendo en el momento presente Esto quiere decir: ser consciente de uno mismo, de la otra persona, y de lo que está sucediendo entre ambos. Por el contrario, la falta de consciencia nos lleva a actuar en piloto automático, desconectado del momento presente y más fusionado con nuestros pensamientos. El modelo ACL sugiere que el primer paso puede ser ayudar a nuestros consultantes en aumentar el nivel de consciencia en tres áreas fundamentalmente:

  1. Las sensaciones corporales, pensamientos y emociones: este paso es similar a mindfulness. Adoptar una postura de aceptación, sin juzgar las sensaciones y experiencias que suceden y adoptar una postura flexible sobre los pensamientos y las reacciones propias.
  2. Valores, necesidades y metas: Desarrollar una mayor conexión social requiere aumentar la consciencia sobre los valores pro sociales y las metas de la interacción
  3. Los otros: Sumamente necesario estar alerta de los demás cuando interactuamos.

De acuerdo con Holman et al. (2017) en términos conductuales, la consciencia puede ser vista como una transformación de funciones. La toma de consciencia de determinadas conductas del pasado por ejemplo evitativas, pueden adoptar nuevas funciones más adaptativas.

El valor en FAP se refiere a una develación de vulnerabilidad que puede tomar diversas formas en diferentes relaciones y diferentes momentos. Cualquier relación terapéutica tiene el potencial de ser evocativa ya que el consultante comparte información con el terapeuta. Sin embargo, no es eficiente esperar que ocurran de manera espontáneas las CCR 1 o CCR 2. Podría ser más enriquecedor hacer que ocurran dentro del espacio terapéutico. Puesto que FAP se focaliza en las relaciones, la intimidad, incluyendo la habilidad de confiar en otros, tomar riesgos, ser auténtico y dar y recibir amor, los terapeutas son alentados a estructurar sus tratamientos de una manera poco convencional para las terapias conductuales – evocar conductas desafiantes para el consultante dentro de la sesión con el fin de trabajarlas tal como van surgiendo – (Tsai & Callaghan, 2013). Evocar CCRs puede resultar desafiante para los clínicos. Requiere tomar coraje, ser vulnerable y elegir nuevas estrategias. Requiere también voluntad de ser auténtico, realizar auto develaciones al servicio del crecimiento del consultante, perseverar y resistir a la sensación de miedo (Callaghan, Gregg, Marx, Kohlenberg, & Gifford, 2004) Tal vez, ésta sea una de las partes más complejas y desafiante para el terapeuta FAP.

FAP se focaliza en las relaciones, la intimidad, incluyendo la habilidad de confiar en otros, tomar riesgos, ser auténtico y dar y recibir amor

Finalmente el amor. en FAP el amor es una acción que se presenta en respuesta al valor. El amor es acerca de cómo respondemos cuando otros se relacionan con nosotros de una forma valiente. Responder con amor significa reforzar naturalmente al comportamiento valiente. El mecanismo de cambio clínico en la FAP es la respuesta contingente del terapeuta a los comportamientos del cliente a medida que ocurren durante la sesión en un esfuerzo por fortalecer (reforzar) formas más efectivas de actuar. Dicho de otra manera, el terapeuta responde al cliente en el momento en que el cliente se involucra en un comportamiento problemático o efectivo reforzando naturalmente los comportamientos que funcionan de manera más efectiva para el cliente en la relación terapéutica. De acuerdo con la teoría básica del comportamiento o del aprendizaje, una premisa fundamental de la FAP es que cuanto más cerca en el tiempo y lugar del comportamiento del cliente se encuentre la intervención del terapeuta (es decir, el refuerzo contingente), mayor será el efecto de la intervención. Por lo tanto, la forma más efectiva de dar forma al comportamiento de un cliente es responder a él tal como ocurre en la sesión (Holman et al., 2017). En FAP la forma específica de la respuesta valiente y amorosa puede variar topográficamente dependiendo de los contextos y los individuos inmersos en ellos (Reyes Ortega & Kanter, 2017).

Formas de evaluar desde una perspectiva ACL

Consciencia

  1. ¿Podes darte cuenta de lo que estas pensando o sintiendo?
  2. ¿Podes ser consciente de los sentimientos de los otros?
  3. ¿Tenes conocimiento de qué es importante para vos en esta vida?

Coraje

  1. ¿Estas dispuesto a ser vulnerable conmigo?
  2. ¿Compartes de una manera autentica lo que pensas o sentis?
  3. ¿Podes preguntar por lo que necesitas?

Amor

  1. ¿Ayudas a los demás a sentirse seguros y a salvo?
  2. ¿Expresas empatía y comprensión?
  3. ¿Sos una persona validante?
  4. ¿Aceptar amor de otras personas?

El trabajo de FAP con niños y adolescentes

La psicoterapia con niños y adolescentes presenta ciertas características diferenciales en relación a la terapia con adultos. En general tanto los niños como los adolescentes que asisten a tratamiento lo hacen en su mayoría por motivación de otros (padres, familia y/o escuela), ya que con frecuencia ellos no perciben la problemática de su conducta (Kazdin, 2004). Además, en la misma terapia intervienen otros sujetos de forma directa o indirecta, como el sistema familiar, escolar o judicial, entre otros. En la adolescencia, por ejemplo, se ha planteado que características propias de la edad, como las necesidades de autonomía, autodeterminación, auto-confirmación y desconfianza de la autoridad adulta y el nivel de desarrollo cognitivo operatorio formal, harían más complejo el establecimiento de una relación de ayuda. Todas estas características se han asociado a la dificultad en el establecimiento de la relación de ayuda en los adolescentes y su baja adherencia a los tratamientos (Pérez, Gloger, & Krause, 2015).

Las etapas iniciales de todo tratamiento psicoterapéutico son fundamentalmente para la instalación del dispositivo y la relación terapéutica. Esto supone que el cambio implica avanzar por diferentes estadios o fases y que las fases iniciales son de vital importancia para el establecimiento, desarrollo y resultado del proceso (Genise, Genise, & Crocamo, 2019).

Las intervenciones basadas en FAP con adolescentes y pre – adolescentes permiten al terapeuta aplicar principios basados en la evidencia y trabajar con áreas bien delimitadas del comportamiento. Así también, las intervenciones están dirigidas a un cambio de comportamiento socialmente significativo y observable. La aplicación de FAP no debería ser diferente a su aplicación en la población adulta, teniendo en cuenta que esta terapia se estructura a partir de lo que ocurre en la sesión terapéutica.

La operacionalización de una relación terapéutica que se basa técnicamente en el uso espontáneo y deliberado de estrategias de refuerzo, hace posible que los terapeutas influyan en el comportamiento de estos individuos, lo que les ayuda a ampliar sus repertorios sociales. El proceso conduce a un comportamiento más flexible mediante la aplicación de múltiples fuentes de refuerzo social, múltiples topografías y diferentes situaciones (Cattivelli et al., 2012).

A la fecha se han documentado escasos trabajos que vinculan el trabajo en FAP con la clínica infantojuvenil. Scolari Gosch & Vandenbergue (2004) llevaron a cabo un trabajo en el que abordaban la conducta agresiva y desafiante de un niño de nueve años de edad. Este trabajo se llevó en conjunto con su familia y el contexto educativo, utilizando estrategias como la psicoterapia individual y biblioterapia con la madre, además de la búsqueda de apoyo de los adultos con los que interactúa en el uso de las estrategias conductuales. El objetivo del estudio, más que mostrar la efectividad de la intervención, fue mostrar la posibilidad de combinar la FAP con estrategias del análisis de comportamiento aplicado.

Las intervenciones basadas en FAP con adolescentes y pre – adolescentes permiten al terapeuta aplicar principios basados en la evidencia y trabajar con áreas bien delimitadas del comportamiento

Ferro García, Vives Montero & Ascanio Velasco (2009) hacen referencia a un trabajo con dos estudios de caso de niños con conductas asociadas al trastorno oposicionista desafiante (Velandia Alarcón, 2012). Por un lado, se trató a una niña de tres años con llantos intensos y frecuentes, conductas desafiantes y agresivas, con un Entrenamiento en comunicación funcional y técnicas de FAP; por otro lado, describen el caso de un niño de seis años que no aceptaba la muerte del padre y presentaba conductas problema equivalentes al caso anterior, además de desobediencia, se encerraba en su cuarto para obtener algo o escapar de alguna demanda rechazaba los saludos, gritaba, entre otros. Se trató a través del juego con una intervención basada en técnicas de FAP. Los resultados en ambos casos fueron positivos.

Nunes, Kanter y Meyer (2012) realizaron una investigación en la que analizaron la contingencia directa entre el comportamiento del terapeuta y el consultante, en este caso un niño de 7 años con baja motivación hacia las actividades académicas y dificultades en el aprendizaje y una niña de 10 años con problemas de aprendizaje y conductas oposicionistas desafiantes. Utilizaron la escala de medición de la FAP (FAPRS) para medir el comportamiento de los consultantes y el sistema multidimensional de codificación conductual de la interacción entre consultante y terapeuta. Las mediciones en el proceso del primero consultante se realizaron durante 9 sesiones, el proceso total se llevo a cabo en 18 sesiones y se logro éxito terapéutico. En el segundo caso se realizaron mediciones durante 10 sesiones y se observo que el proceso no fue efectivo.

Conclusiones

El apoyo de investigación actual para la FAP es diverso y prometedor, pero no suficiente para justificar las afirmaciones de que la FAP se basa en la evidencia o en la investigación para trastornos psiquiátricos específicos (Kanter et al., 2017). Dentro de las publicaciones en el modelo se evidencia un número importante de publicaciones teóricas en comparación con trabajos empíricos. Los estudios indican que la combinación de FAP con ACT u otras terapias conductuales podrían ser beneficiosos sin embargo, es necesario mayor investigación. Las publicaciones en FAP han aumentado significativamente en los últimos 20 años. Este aumento de publicaciones apoya la hipótesis de que un gran número de autores se encuentran interesados y explorando el trabajo en FAP. Esto daría a pensar que en los próximos años veremos cómo esa curva continúa aumentando (Cattivelli et al., 2012).

En el campo de la psicoterapia infantojuvenil, las publicaciones en la temática son aún más escasas. Si bien FAP se apoya en principios empíricamente validados y que cuenta con un gran caudal de apoyo empírico en la clínica infantojuvenil, se requieren más investigaciones para evaluar la eficacia del modelo en esta población. Las publicaciones existentes inspiran un devenir prometedor y de seguro se verá reflejado en trabajos futuros.

**Referencias bibliográficas: **

  • Callaghan, G., Gregg, J., Marx, B., Kohlenberg, R., & Gifford, E. (2004). FACT: The utility of an integration of Functional Analytic Psychotherapy and Acceptance and Commitment Therapy. Psychotherapy: Theory, Research, Practice, Training, 41, 195 – 207. doi:10.1037/0033-3204.41 .3.195
  • Cattivelli, R., Tirelli, V., Berardo, F., & Perini, S. (2012). Promoting appropriate behavior in daily life contexts using functional analytic psychotherapy in early – adolescent children. International journal of behavioral consultation and therapy, 7(3), 25 – 32.
  • Ferro García, R., Vives Montero, C., & Ascanio Velasco, L. (2009). Novedades en el tratamiento conductual de niños y adolescentes. Clínica y Salud, 20, 119 – 130.
  • Genise, G., Genise, N., & Crocamo, L. (2019). Manual de Psicopatología y Psicoterapia en niños y adolescentes. Buenos Aires: Akadia.
  • Holman, G., Kanter, J., Tsai, M., & Kohlenberg, R. (2017). Functional analytic psychotherapy made simple. A practical guide to theraputic relationships: New Harbinger Publications.
  • Kanter, J., Manbeck, K., Kuczynski, A., Maitland, D., Villas – Boas, A., & Reyes Ortega, M. (2017). A comprenhensive review of research on Functional Analytic Psychotherapy. Clinica Psychology Review, 58, 141 – 156.
  • Kazdin, A. (2004). Psychotherapy for Children and Adolescents. In M. Lambert (Ed.), Handbook of Psychotherapy and behavior change. New York: Willey and Sons.
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  • Pérez, C., Gloger, S., & Krause, M. (2015). Importancia de los cambios iniciales en la psicoterapia con adolescentes. Terapia Psicológica, 33. doi:http://dx.doi.org/10.4067/S0718-48082015000300008
  • Reyes Ortega, M., & Kanter, J. (2017). Psicoterapia Analítica Funcional. Una guía para usar la interacción terapéutica como mecanismo de cambio. Córdoba, Argentina: Editorial Brujas.
  • Scolari Gosch, C., & Vandenberghe, L. (2004). Análise do Comportamento e a Relação Terapeuta-Criança no Tratamento de um Padrão Desafiador-Agressivo. Revista Brasileira de Terapia Comportamental e Cognitiva, 6, 173 – 181.
  • Singh, S., & O´Brien, W. (2017). A Quantitative Synthesis of Functional Analytic Psychotherapy Single – Subject Research. Journal of Contextual Behavioral Science. doi:https://doi.org/10.1016/j.jcbs.2017.11.004
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  • Artículos Recomendados de la Web

Las palabras importan: La RAE le quita a la homeopatía la capacidad de curar

  • David Aparicio
  • 07/11/2019

Javier Salas describe la mejor noticia del día en El País:

La homeopatía ha sido un «sistema curativo» durante 167 años, al menos en el idioma español. Desde que se consignara por primera vez esta voz llegada del alemán en la edición de 1852, la Real Academia Española siempre ha considerado en su definición que esta pseudoterapia curaba. Hasta hoy. En su nueva definición, la homeopatía pasa de ser un sistema curativo a una simple «práctica» que «supuestamente» produce unos síntomas.

Y agrega:

De este modo, la homeopatía pierde la segunda de las tres patas que mantenían su respaldo social. Ahora ha perdido el respaldo lingüístico: homeopatía, en español, no significa un remedio que cura. Antes, el consenso científico-médico ya le había retirado su apoyo hace tiempo, con manifestaciones cada vez más tajantes por parte de las sociedades científicas. Hace dos años la Real Academia de Farmacia aseguró no solo que no funciona, sino que «la homeopatía puede poner en riesgo la salud». En España, ninguna universidad pública enseña homeopatía en una asignatura desde el pasado año. El último respaldo que le queda es el legal, ya que la normativa europea determina que debe venderse como medicamento, aunque el Gobierno español pretende que esto cambie. En Francia, ya está en proceso que se retire su financiación pública.

Lee el artículo completo en El País.

  • Salud Mental y Tratamientos

El NICE reconoce que los antidepresivos pueden causar síntomas graves de abstinencia

  • David Aparicio
  • 07/11/2019

Durante muchos años se ha argumentado que los síntomas generados poco después de dejar los antidepresivos eran muy leves y limitados para ser considerados como síntomas de abstinencia, y que a lo sumo se podrían catalogar como un síndrome de discontinuación o síndrome de cese de ISRS. Esta información forma parte de la mayoría de las guías de evaluación y tratamiento utilizadas en las clases de psicofarmacología y de formación psiquiátrica y, por lo tanto, era la información que los médicos compartían con sus pacientes.

Sin embargo, esta información no ha estado libre de críticas y controversias. Durante los últimos años diversos investigadores han publicado datos actualizados que cuestionan dicha información y que demuestran que los síntomas de abstinencia por medicación antidepresiva son mucho más extensos y severos de lo que se pensaba.

El ejemplo más reciente proviene de la controversia que inició en julio de 2017 cuando el NICE (Instituto Nacional de Excelencia Clínica del Reino Unido) decidió no incluir los datos actualizados sobre los síntomas de abstinencia por antidepresivos en el borrador de la nueva versión de la Guía de evaluación y tratamiento de la depresión en adultos.

Para dar un poco de contexto: el NICE es una de las instituciones de salud más prestigiosas del mundo y sus documentos son el modelo y fuente de otras organizaciones, protocolos de tratamiento y libros de texto que se usan en la formación psiquiátrica y psicológica.

Asociaciones británicas de psicología y salud mental que se unieron para exigir una revisión de la guía del NICE.

Al conocer que la guía no incluiría la información actualizada, un grupo de 35 asociaciones de psicólogos y especialistas de salud mental del Reino Unido presentó, en febrero de 2018, una carta formal a la junta directiva del NICE en donde argumentaban que el borrador presentaba serias fallas metodológicas, falta de transparencia e inconsistencia (puedes leer el documento completo aquí). Sumado a este reclamo, el 21 de mayo de 2019 un comité de médicos y expertos en salud publicó en la revista académica British Medical Journal, una carta que recopiló una serie de estudios con distintas metodologías que demostraban que muchos pacientes experimentan los síntomas de abstinencia por más de una semana (Davies et al., 2019). En síntesis estas investigaciones evidencian que:

  • 55% de los pacientes reportaron síntomas de abstinencia por más de 2 semanas (Perahia, Kajdasz, Desaiah, & Haddad, 2005).
  • 40% de los pacientes reportaron síntomas de abstinencia por más de 6 semanas (Zajecka et al., 1998).
  • 25% de las personas experimentaron síntomas de abstinência por 12 semanas (Royal College of Psychiatrists, 2012 ).
  • El metanálisis más reciente incluyó una revisión de 14 investigaciones y describe (Davies y Read, 2019):
    • Más de la mitad (56%) de las personas que intentan dejar los antidepresivos experimentan efectos de abstinencia.
    • Casi la mitad (46%) de las personas que experimentan efectos de abstinencia los describen como graves.
    • No es raro que los efectos de abstinencia duren varias semanas o meses.
    • Las directrices actuales de Reino Unido y EEUU subestiman la gravedad y duración de la abstinencia de antidepresivos, con importantes implicaciones clínicas.
    • El término síndrome de discontinuación utilizado para referirse a los síntomas descritos va en contra de la evidencia presentada y no debería utilizarse.
Análisis publicado en Addictive Behaviors sobre la incidencia, severidad y duración de los síntomas de abstinencia a los antidepresivos. Haz click en la imagen para leerlo completo.

Finalmente la junta directiva aprobó una segunda y tercera ronda para revisar la guía y, en octubre de 2019, se incluyó una aclaración en la sección detener o reducir los antidepresivos (1.9.2) con datos sobre la severidad y duración de los síntomas de abstinencia.En Psyciencia hemos traducido la sección actualizada. Puedes leerla completa en el siguiente cuadro:

Detener o reducir los antidepresivos

Efectos al dejar de utilizar los antidepresivos (Guía de evaluación y tratamiento de la depresión en adultos del NICE):

  1. Aconseje a las personas que toman medicamentos antidepresivos que, antes de suspenderlos, hablen sobre esto con su médico.
  2. Indique a las personas que si dejan de tomar medicamentos antidepresivos abruptamente, omiten dosis o no toman una dosis completa, pueden tener síntomas de interrupción tales como:
    • Inquietud
    • Problemas para dormir
    • Inestabilidad
    • Transpiración
    • Síntomas abdominales
    • Sensaciones alteradas (por ejemplo, sensaciones de descargas eléctricas en la cabeza)
    • Sentimientos alterados (por ejemplo, irritabilidad, ansiedad o confusión).
  3. Explique que, si bien los síntomas de abstinencia que surgen al suspender o reducir los antidepresivos pueden ser leves y autolimitados, existe una variación sustancial en la experiencia de las personas, con síntomas que duran mucho más (a veces meses o más) y son más graves para algunos pacientes.
  4. Al suspender un antidepresivo, reduzca gradualmente la dosis, normalmente durante un período de 4 semanas, aunque algunas personas pueden requerir períodos más largos, particularmente con medicamentos con una vida media más corta (como paroxetina y venlafaxina). Esto no se requiere con fluoxetina debido a su larga vida media.
  5. Informe a la persona que debe buscar el consejo de su médico si experimenta síntomas de interrupción significativos. Si se producen síntomas de interrupción:
    • Vigilar los síntomas y tranquilizar a la persona si los síntomas son leves
    • Considere reintroducir el antidepresivo original a la dosis que fue efectiva (u otro antidepresivo con una vida media más larga de la misma clase) si los síntomas son severos, y reduzca la dosis gradualmente mientras controla los síntomas.

Implicaciones

De haber ignorado los datos actualizados, la guía del NICE habría perpetuado una información incompleta y anticuada que se replicaría a nivel mundial, y abriría el camino para que los psiquiatras interpretaran erróneamente los síntomas de abstinencia como la reaparición de los síntomas de depresión, y que diagnosticaran a los pacientes con una posible recaída o “falta de respuesta al tratamiento,” lo que provocaría que incrementaran innecesariamente la dosis o que probaran con otro antidepresivo cuando en realidad el paciente presentaba síntomas ya reportados por investigadores.

Referencias bibliográficas:

    • Davies, J., & Read, J. (2019). A systematic review into the incidence, severity and duration of antidepressant withdrawal effects: Are guidelines evidence-based? Addictive Behaviors, Vol. 97, pp. 111-121. https://doi.org/10.1016/j.addbeh.2018.08.027
    • Davies, J., Read, J., Hengartner, M. P., Cosci, F., Fava, G., Chouinard, G., … Guy, A. (2019). Clinical guidelines on antidepressant withdrawal urgently need updating. BMJ , 365, l2238. https://doi.org/10.1136/bmj.l2238
    • Perahia, D. G., Kajdasz, D. K., Desaiah, D., & Haddad, P. M. (2005). Symptoms following abrupt discontinuation of duloxetine treatment in patients with major depressive disorder. Journal of Affective Disorders, Vol. 89, pp. 207-212. https://doi.org/10.1016/j.jad.2005.09.003
    • Royal College of Psychiatrists. Coming off antidepressants. 2012. http://www.rcpsych.ac.uk/healthadvice/treatmentswellbeing/antidepressants/comingoffantidepressants.aspx. (Revisado Feb 2018.)
    • Zajecka, J., Fawcett, J., Amsterdam, J., Quitkin, F., Reimherr, F., Rosenbaum, J., … Beasley, C. (1998). Safety of Abrupt Discontinuation of Fluoxetine. Journal of Clinical Psychopharmacology, Vol. 18, pp. 193-197. https://doi.org/10.1097/00004714-199806000-00003

Fuentes: Infocop

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Caso único de resistencia al desarrollo temprano de la enfermedad de Alzheimer podría abrir nuevas puertas a los tratamientos

  • Maria Fernanda Alonso
  • 07/11/2019

En una gran familia colombiana que había sufrido durante mucho tiempo el terrible legado genético de la enfermedad de Alzheimer de inicio temprano, una mujer en alto riesgo permaneció libre de demencia durante décadas más allá de las expectativas.

Un equipo de investigadores ha identificado una rara mutación genética del gen APOE, el principal gen de susceptibilidad a la enfermedad de Alzheimer de aparición tardía, que puede haber protegido a la mujer contra la devastadora enfermedad neurológica. El estudio fue una colaboración de múltiples instituciones de EE. UU. y Colombia; sus hallazgos fueron publicados en la revista Nature Medicine y pueden proporcionar a los científicos un nuevo objetivo para la investigación y el tratamiento terapéutico del Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas (Arboleda-Velasquez, J.F., Lopera, F., O’Hare, M. et al., 2019).

«Este estudio subraya la importancia de APOE en el desarrollo, tratamiento y prevención de la enfermedad de Alzheimer, sin mencionar el profundo impacto que incluso un voluntario de investigación puede tener en la lucha contra esta terrible enfermedad», dijo el Dr. Eric M. Reiman, director ejecutivo del Banner Alzheimer’s Institute y coautor principal del estudio.

Estudiar a las personas con mutaciones que causan Alzheimer, que no muestran signos de la enfermedad hasta edades más avanzadas, podría ayudar a descubrir genes reductores de riesgo. Este informe de caso describe a uno de esos pacientes, una mujer que formó parte del estudio de 1.200 personas en Colombia que se encontraban en mayor riesgo genético para desarrollar la enfermedad de Alzheimer de inicio temprano debido a una mutación en un gen llamado presenilina 1 (PSEN1).

Sin embargo, esta mujer no desarrolló un deterioro cognitivo leve hasta los 70 años, que fue unos 30 años más tarde que otros portadores genéticos en el estudio.

Investigadores dirigidos por el neurólogo colombiano Francisco Lopera, han seguido a esta familia durante años, recopilando una gran cantidad de datos con la esperanza de encontrar una clave para desbloquear los secretos de la enfermedad. Las pruebas de imagen en los EE. UU. Mostraron que la mujer tenía niveles inusualmente altos de depósitos de placa amiloide en el cerebro, que son marcadores reveladores de la enfermedad de Alzheimer, a pesar de no mostrar síntomas.

Se cree que las placas amiloides conducen a la acumulación de otra proteína deformada, llamada tau, junto con inflamación y la destrucción final de las neuronas. Pero la mujer no tenía los enredos característicos de la tau. Además, las regiones de su cerebro que se ven afectadas más comúnmente por la enfermedad de Alzheimer todavía parecían funcionar como lo harían en un adulto sano.

Cuando los investigadores realizaron una secuenciación completa del exoma, encontraron que, además de la mutación PSEN1 E280A, la mujer tenía dos copias de una variante rara del gen APOE3, llamada Christchurch (APOEch).

Tener dos copias de la mutación APOEch puede haber proporcionado resistencia a los efectos neurodegenerativos provocados por la mutación PSEN1 E280A. Según los autores, esto puede haberla protegido contra el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, a pesar de su alto riesgo familiar y la presencia de amiloide en su cerebro.

«Este hallazgo sugiere que la modulación artificial de la unión de APOE podría tener beneficios potenciales para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, incluso en el contexto de altos niveles de patología amiloide», dijo el Dr. Joseph F. Arboleda-Velasquez, coautor del estudio.

«Si bien es necesaria una investigación adicional, los resultados de este estudio de caso que identifican la protección contra el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer a través de la mutación del gen APOEch podrían usarse para desarrollar intervenciones para retrasar la progresión de la enfermedad de Alzheimer.»

«Este caso único abre una nueva puerta para los tratamientos de la enfermedad de Alzheimer, basado más en la resistencia a la patología de Alzheimer que en la causa de la enfermedad. En otras palabras, no necesariamente se centra en la reducción de la patología, como se ha hecho tradicionalmente en el campo, sino que promueve la resistencia incluso frente a una patología cerebral importante,» dijo el Dr. Yakeel T. Quiroz, autor principal del estudio, neuropsicólogo clínico e investigador de neuroimagen en el Mass General Hospital.

Referencia bibliográfica:

Arboleda-Velasquez, J.F., Lopera, F., O’Hare, M. et al. Resistance to autosomal dominant Alzheimer’s disease in an APOE3 Christchurch homozygote: a case report. Nat Med (2019) https://doi.org/10.1038/s41591-019-0611-3

Fuente: Psychcentral

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Pacientes con demencia de segunda generación son diagnosticados antes que los padres

  • Maria Fernanda Alonso
  • 07/11/2019

La enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia: 50 millones de personas de todo el mundo viven con demencia desde 2018. Se estima que esta cifra aumentará más del triple hasta los 152 millones para el año 2050. Entre el 10% y el 15% de los hijos de pacientes con Alzheimer también desarrollan síntomas de la enfermedad. Las personas con demencia cuyos padres tuvieron demencia, tienden a desarrollar síntomas un promedio de seis años antes que estos últimos (Day et al., 2019).

Factores como la educación, la presión arterial y la variante genética APOE4, que aumenta el riesgo de demencia, representaron menos de un tercio de la variación en la edad de inicio; lo que significa que quedan más de dos tercios por explicar.

«Si podemos comprender mejor los factores que retrasan o aceleran la edad al comienzo, eventualmente podríamos llegar al punto en el que recopilemos esta información en una visita al médico, la pasamos por nuestra calculadora y determinemos la edad esperada de inicio de cualquier adulto hijo de una persona con demencia,» dijo el primer autor Gregory Day, MD, profesor asistente de neurología e investigador de la enfermedad de Alzheimer en el Centro de Investigación Charles F. y Joanne Knight (ADRC) en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis.

Pacientes de segunda generación

El equipo de investigación evaluó a pacientes con demencia que participaban en estudios en el Knight ADRC. Identificaron a 164 personas con demencia que tenían al menos un padre que había sido diagnosticado con demencia.

Utilizando registros médicos y entrevistas con participantes y amigos o miembros de la familia, los investigadores determinaron la edad de inicio de la demencia para cada participante y sus padres o padre.

Los participantes con un padre con demencia desarrollaron síntomas un promedio de 6.1 años antes que su progenitor. Si ambos padres tenían demencia, la edad de inicio era 13 años antes que el promedio de las edades de los padres al momento del diagnóstico.

Aunque los cambios en las últimas décadas en los criterios de diagnóstico y las actitudes sociales hacia el deterioro cognitivo en la edad adulta explican en parte por qué los participantes fueron diagnosticados a edades más tempranas que sus padres, es probable que otros factores también estén en juego.

«Hoy en día hay menos tendencia a descartar la confusión y el olvido como signos de envejecer», dijo Day.

«Las personas que vieron a sus padres decaer con la enfermedad de Alzheimer son especialmente menos propensas a descartar tales preocupaciones. Lo más interesante, creo, es que las personas con dos padres con demencia desarrollaron la enfermedad mucho más jóvenes que las personas con un solo padre . Eso sugiere que más que solo cambios en los criterios de diagnóstico o en las actitudes sociales.»

«Las personas con dos padres con demencia pueden tener una dosis doble de factores genéticos u otros factores de riesgo que los empujan hacia una edad de inicio más temprana.»

Como parte de este estudio, los investigadores analizaron un gran conjunto de factores de riesgo conocidos para la enfermedad de Alzheimer. Estudiaron factores hereditarios como el origen étnico, la raza, las variantes genéticas y qué padre tenía la enfermedad.

También tuvieron en cuenta la educación, el índice de masa corporal, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la presión arterial, el nivel de colesterol en la sangre, la depresión, el consumo de tabaco, el consumo excesivo de alcohol y los antecedentes de lesiones cerebrales traumáticas.

Todos los factores juntos solo representaron el 29% de la variabilidad, lo que significa que la mayor parte de lo que influye en la edad de inicio de la demencia aún no se ha identificado.

Curiosamente, el equipo descubrió que las personas que fueron diagnosticadas con la enfermedad de Alzheimer a edades inesperadamente más jóvenes o mayores que sus padres tenían más probabilidades que las personas diagnosticadas a la edad esperada, de tener ciertas mutaciones en los genes de Alzheimer. Pero no esta claro qué efecto tienen estas mutaciones.

“Estas personas son realmente interesantes. No sabemos por qué sus síntomas comenzaron antes o después de lo esperado,» dijo Day. «No había otros factores de riesgo que pudiéramos identificar. Comenzamos este proyecto buscando factores a los que podríamos apuntar para darles a las personas más tiempo antes de que comiencen a experimentar demencia. Aunque todavía no estamos en el punto en que podamos modificar los genes de las personas, podemos comenzar a explorar cómo estos genes pueden acelerar o ralentizar la aparición de la demencia en estos individuos.»

Referencia bibliográfica:

Day, G. S., Cruchaga, C., Wingo, T., Schindler, S. E., Coble, D., & Morris, J. C. (2019). Association of Acquired and Heritable Factors With Intergenerational Differences in Age at Symptomatic Onset of Alzheimer Disease Between Offspring and Parents With Dementia. JAMA Network Open, 2(10), e1913491. https://doi.org/10.1001/jamanetworkopen.2019.13491

Fuente: Psychcentral

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Entrenamiento de alta intensidad mejoraría la memoria de adultos mayores

  • Maria Fernanda Alonso
  • 06/11/2019

Poner el cuerpo en movimiento trae múltiples beneficios para la salud física y psíquica. Hace poco compartimos una investigación que encontró que la actividad física puede ayudar a proteger las regiones del cerebro que son sensibles a la neurodegeneración. Un nuevo estudio se enfocó en el entrenamiento de alta intensidad y halló que puede mejorar la memoria de adultos mayores (Kovacevic, Fenesi, Paolucci, & Heisz, 2019).

Los investigadores creen que el estudio tiene implicaciones generalizadas para prevenir la demencia, una enfermedad catastrófica que afecta a aproximadamente 50 millones de personas en todo el mundo y se espera que aumente drásticamente en la próxima década.

«Hay una necesidad urgente de intervenciones que reduzcan el riesgo de demencia en adultos mayores sanos,» dice la Dra. Jennifer Heisz, la autora principal y profesora asociada en el Departamento de Kinesiología de la Universidad McMaster en Ontario, Canadá. «Solo recientemente hemos empezado a apreciar el papel que desempeña el estilo de vida, y que el modificador más grande de factores de riesgo es la actividad física.»

«Este trabajo ayudará a informar al público sobre las prescripciones de ejercicios para la salud del cerebro para que sepan exactamente qué tipos de ejercicios aumentan la memoria y mantienen a raya la demencia.»

El estudio revela que la intensidad es clave. Específicamente, los adultos mayores que se ejercitaron con ráfagas cortas de actividad vieron una mejora de hasta un 30% en el rendimiento de la memoria, mientras que los participantes que hicieron ejercicio moderadamente no vieron una mejora, en promedio.

Para arribar a estas conclusiones, los investigadores reclutaron a docenas de adultos mayores sedentarios pero sanos de entre 60 y 88 años que fueron monitoreados durante un período de 12 semanas y participaron en tres sesiones por semana. Algunos participantes realizaron entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT) o entrenamiento continuo de intensidad moderada (MICT) mientras que un grupo de control separado solo se dedicaba al estiramiento.

El protocolo HIIT incluyó cuatro series de ejercicio de alta intensidad en una cinta de correr durante cuatro minutos, seguido de un período de recuperación. El protocolo MICT incluyó un conjunto de ejercicios aeróbicos de intensidad moderada durante casi 50 minutos.

Para capturar mejoras en la memoria relacionadas con el ejercicio, los investigadores utilizaron una prueba específica que aprovecha la función de las neuronas recién nacidas generadas por el ejercicio que son más activas que las maduras y son ideales para formar nuevas conexiones y crear nuevos recuerdos.

Descubrieron que los adultos mayores en el grupo HIIT tenían un aumento sustancial en la memoria de alta interferencia en comparación con el MICT o los grupos de control. Esta forma de memoria nos permite distinguir un automóvil de otro de la misma marca o modelo, por ejemplo.

Las mejoras en los niveles de condición física se correlacionan directamente con la mejora en el rendimiento de la memoria.

«Nunca es demasiado tarde para obtener los beneficios para la salud del cerebro de estar físicamente activo, pero si comienzas tarde y quieres ver resultados rápidamente, nuestra investigación sugiere que es posible que necesites aumentar la intensidad de tu ejercicio,» dijo Heisz.

Advierte que es importante adaptar el ejercicio a los niveles de condición física actuales, pero agregar intensidad puede ser tan simple como agregar colinas a una caminata diaria o aumentar el ritmo entre las farolas de luz de la calle.

“El ejercicio es una intervención prometedora para retrasar la aparición de la demencia. Sin embargo, no existen pautas para una prevención efectiva. Esperamos que esta investigación ayude a formar esas pautas,” finalizó la investigadora.

Referencia bibliográfica:

Kovacevic, A., Fenesi, B., Paolucci, E., & Heisz, J. J. (2019). The effects of aerobic exercise intensity on memory in older adults. Applied Physiology, Nutrition, and Metabolism = Physiologie Appliquee, Nutrition et Metabolisme. https://doi.org/10.1139/apnm-2019-0495

Fuente: Psychcentral

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El vínculo materno sería fundamental para prevenir de relaciones abusivas a los adolescentes

  • Maria Fernanda Alonso
  • 06/11/2019

Un vínculo de amor con sus madres ayudaría a evitar que los adolescentes tengan una relación abusiva más adelante en la vida, incluso si la madre se encuentra en una relación de pareja polémica (Livingston, Lessard, Casey, Leonard, & Eiden, 2019).

Investigaciones anteriores han encontrado que los adolescentes que están expuestos a conflictos matrimoniales a una edad temprana tienen un mayor riesgo de sufrir abusos en sus relaciones románticas.

Sin embargo, el nuevo estudio descubrió que la relación del niño con su madre sirve como un amortiguador al promover potencialmente los sentimientos de autoestima del adolescente, explicó la Dra. Jennifer Livingston, investigadora principal del estudio.

«Los niños forman modelos de trabajo internos sobre sí mismos y los demás en función de la calidad de su relación con sus padres. Si el cuidador principal es abusivo o inconsistente, los niños aprenden a verse a sí mismos como no amables y a los demás como hostiles y no confiables. Pero los comportamientos parentales positivos caracterizados por la aceptación y la calidez ayudan a los niños a formar modelos de trabajo internos positivos de sí mismos como y dignas de respeto.»

El estudio encontró que los niños que experimentaron niveles superiores a la media de conductas parentales positivas por parte de sus madres en el octavo grado, tenían menos probabilidades de estar involucrados en la violencia de pareja cuando eran adolescentes, incluso cuando había altos niveles de conflicto en el matrimonio de sus padres.

Los niveles más bajos de calidez, capacidad de respuesta y apoyo de la madre no debilitaron los efectos nocivos del conflicto matrimonial en sus hijos.

Según los investigadores, los resultados podrían ayudar en el desarrollo de intervenciones que eviten que los adolescentes experimenten relaciones abusivas física, emocional o sexualmente.

El estudio encuestó a más de 140 adolescentes cuyos padres estaban casados ​​o convivían en el momento de su nacimiento. Las familias son parte de un estudio en curso sobre el desarrollo de hijos de padres alcohólicos. La mitad de los participantes tenía al menos un padre (con mayor frecuencia el padre) con un problema de alcohol. Los investigadores examinaron al grupo debido a la conexión entre el alcoholismo en los padres y la disfunción familiar, explicaron.

«Aunque el alcoholismo de los padres no se ha relacionado directamente con la violencia en el noviazgo adolescente, los niños que crecen en familias alcohólicas experimentan una mayor exposición al conflicto matrimonial y la crianza dura en comparación con los niños de familias no alcohólicas,» dijo Livingston.

“Claramente, no todos los niños de familias alcohólicas están involucrados en la violencia de pareja, lo que sugiere que también hay factores protectores en juego. Es necesario identificar estos factores protectores para avanzar en los esfuerzos de prevención.”

Los adolescentes completaron encuestas en octavo grado y durante su tercer o último año de secundaria, informando sobre su exposición al conflicto entre sus padres, la percepción de su relación con su madre y cualquier participación en la violencia de pareja.

«La influencia conjunta de los conflictos entre padres y las interacciones materno-infantiles sugiere la necesidad de un enfoque de intervención múltiple que promueva la comunicación y la resolución de conflictos en el matrimonio y un comportamiento positivo de crianza con los niños,» dijo Livingston.

“Los padres que están en mejores condiciones para comunicarse y resolver desacuerdos tendrán menos conflictos en el hogar y pueden modelar habilidades apropiadas de resolución de conflictos para sus hijos. La capacidad de resolver conflictos con éxito también debería reducir el estrés y permitir que los padres sean más receptivos a las necesidades de sus hijos,” concluyó.

Referencia del estudio:

Livingston, J. A., Lessard, J., Casey, M. L., Leonard, K. E., & Eiden, R. D. (2019). Teen Dating Violence in a High-Risk Sample: The Protective Role of Maternal Acceptance. Journal of Interpersonal Violence, p. 088626051988016. https://doi.org/10.1177/0886260519880165

Fuente: Psychcentral

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