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Publicaciones por mes

mayo 2012

8 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¡El cerebro nos recompensa por hablar sobre nosotros mismos!

  • Alejandra Alonso
  • 31/05/2012

¡Hablar sobre nosotros mismos se siente bien! Así lo prueban un grupo de estudios presentados originalmente por Belinda Luscombe en su espacio en el TIME Healthland.

En un estudio nuevo publicado en el respetado Proceedings of the National Academy of Sciences (Actas de la Academia Nacional de Ciencias), investigadores de la Universidad de Harvard condujeron una serie de experimentos para evaluar cuánto le gustaba a la gente hablar de sí mismos y por qué.

En un estudio escanearon los cerebros de los individuos mientras  ellos revelaban información personal o juzgaban  la personalidad u opiniones de otros. En otro experimento, los investigadores probaron si la gente prefería responder preguntas sobre ellos mismos, otras personas o hechos neutrales (los participantes obtuvieron diferentes niveles de compensación monetaria dependiendo de la pregunta que eligieron). Por último, otro estudio exploró si las personas querían compartir sus respuestas con otros o guardarlas para ellos mismos.

Sin importar la prueba, los investigadores, liderados por Diana I. Tamir y Jason P. Mitchell, en el departamento de psicología de Harvard, encontraron que los resultados apuntan hacia el mismo camino: los humanos tienen una activación bioquímica cuando realizan autorrevelaciones.

Es por esa razón que nos pasamos el 40% de una conversación hablando sobre nosotros mismos, dice el estudio. Nuestra química cerebral nos lleva a hacerlo. En el experimento donde los participantes hablaron sobre ellos mismos u otros durante una Resonancia Magnética Funcional (fMRI), los investigadores encontraron que compartir información personal llevaba a actividad en las áreas de recompensa del cerebro – las mismas que están comprometidas en respuestas a recompensas como el sexo y la comida. Hablar de otras personas no disparó el circuito tanto como hablar sobre uno mismo.

En el estudio en el cual los investigadores ofrecieron a los sujetos pequeñas cantidades de dinero (entre 1 y 4 centavos) por responder preguntas sobre ellos mismos u otros, la gente estaba dispuesta a renunciar al 17% de sus ganancias para responder preguntas sobre ellos mismos. Cuando la paga era igual, la gente escogía hablar sobre ellos mismos dos tercios del tiempo.

Los investigadores notaron que las personas disfrutaban particularmente realizar autorrevelaciones si sabían que otras personas estaban escuchando.

Cuando se les dio la opción de compartir sus respuestas con otros o mantenerlas privadas, daban el 25% de sus ganancias potenciales para transmitir la información personal.” efectos eran magnificados por el conocimiento de que los propios pensamientos serían comunicados a otra persona, sugiriendo que los individuos encuentras a las oportunidades para revelar sus pensamientos a otros especialmente gratificantes,” dice el estudio. Todo esto va más allá, explicando el atractivo de hablar en la radio o de las plataformas sociales que ofrecen autopromoción como Facebook o Twitter.

¡Así que la próxima vez que alguien te aburra hablando sobre el mismo, recordá que es todo cuestión de química cerebral!

Fotografía por Shannon Kringen en Flickr

  • Salud Mental y Tratamientos

¿Qué es un psicoterapeuta?

  • Sebastián Miranda Payacán
  • 31/05/2012

Por lo general, la gente piensa en el psicólogo como un mecánico al que visita la gente loca (“la cabeza ya no le funciona bien”) buscando ser arregladas. ¿La verdad? Ojalá tuviéramos esa capacidad, nuestra labor sería aún más gratificante de lo que es, pero la realidad debe corregirse en dos puntos aquí y, aquellos que deseen estudiar esta hermosa carrera o que ya lo están haciendo, deben ser los primeros en comprender este importante detalle.

Como recientemente presentara Jennifer Kunst en su columna de Psychology Today, las personas que recurren al psicoterapeuta no están locas y los psicoterapeutas no arreglan a sus pacientes. Aunque es comprensible este error en el concepto de la psicología pues, por lo general, el paciente recurre al psicoterapeuta cuando se siente funcionando mal, buscando una solución a su problema, esperando que con unos pocos consejos del tipo “piensa esto y no aquello” (cuál herramientas introducidas en un auto), los problemas desaparezcan y vuelva todo a la normalidad. Pero esto no funciona así.

El paciente o cliente (para quitarle esa suposición de herido o enfermo) no es una persona loca que necesita ser arreglada, no es como el auto, el lavarropas o la heladera, al que cuando empieza a funcionar mal se le meten unas herramientas y ¡puff! comienza a andar bien. No, la persona es un ser interesante, un sujeto dinámicamente complejo y activamente comprometido con el proceso de mejora, se podría decir que no se trabaja “en el sujeto”, sino que con el sujeto, quien debe hacer su parte.

Otros ven al psicoterapeuta como un cirujano al que se acude con el fin de que extirpe aquel “tumor” que tienen en su vida, aquella parte tóxica de su personalidad o aquel malestar que está sufriendo, quedando como nuevo luego de una terapia/cirugía y llevándose a casa sólo las “partes sanas de su personalidad”. Sería hermoso poder hacerlo, que con sólo un par de ejercicios todo en la vida del paciente/cliente mejorara pero, desafortunadamente, el aparato psíquico no funciona de esa manera, no se puede separar en partes y funcionar sólo con unas, es un todo inquebrantable, aunque puede llegar a cambiarse la forma en que funciona, jamás podrás cambiar “la pieza” ni quitar el “órgano” que no te gusta.

Sin embargo, una mejor manera de pensar lo que hace el psicoterapeuta, es verlo como un asistente de rehabilitación, quizás un kinesiólogo o quiropráctico de la mente. El psicoterapeuta ayuda a su paciente/cliente a desarrollar fuerzas, le enseña a trabajar con sus debilidades. Todos tenemos limitaciones (por nuestra personalidad, nuestra genética, nuestra crianza, nuestras experiencias de vida, etc.) y mientras tratamos de hacer lo mejor que podemos con lo que tenemos, quizás necesitemos ayuda para poder hacerlo aún mejor, el psicoterapeuta puede entregar esa guía para encontrar nuevas formas de hacer las cosas, para ganar nuevas fuerzas o, incluso, para recuperar esas que se habían perdido.

El trabajo del psicoterapeuta es lento, es un proceso doloroso, pues el paciente/cliente es quien debe hacer el trabajo, nadie más puede hacerlo por él, por tí, allí estará el psicoterapeuta guiándote en ese proceso, animándote y presentandote nuevos desafíos. La rehabilitación física es desarrollar el cuerpo poco a poco, paso a paso, lentamente, una buena psicoterapia debería ser un proceso similar para con la mente, ayudando a desarrollar músculos mentales y emocionales como la paciencia, la tolerancia, la persistencia, el valor y la aceptación. Lo más importante es que, al final, cada paciente debe desarrollar por sí mismo el trabajo, así, un buen terapeuta promoverá el autodesarrollo, ayudando a crear fuerzas y habilidades para toda la vida.

Seguramente hay muchas otras formas de ver al psicoterapeuta y su labor, pero estas son las que ofrece Jennifer en su publicación, algo a tomar en cuenta como pacientes y como terapeutas (o futuros terapeutas). Creo también es importante observar que la labor del psicólogo no se restringe solamente a la psicoterapia, pero eso puede ser material de un nuevo artículo.

Fotografía por p.Gordon en Flickr

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo el ejercicio puede mejorar nuestra memoria

  • David Aparicio
  • 30/05/2012

Hacer ejercicio esta de moda. Ya no es sorprendente ver las plazas, costaneras y gimnasios llenos de personas ejercitándose día a día o que nuestros médicos y psicólogos nos recomienden ejercicio regular. Las investigaciones  han demostrado que el ejercicio diario puede cambiar nuestro cerebro, mejorando nuestra forma de pensar y nuestras emociones.Pero un nuevo estudio va más allá y  sugiere que estos efectos son más profundos de lo que se pensaba. Sugiere que aunque obtengamos los beneficios en el potencial cognitivo y en los estados de humor, los resultados dependen de la composición genética de nuestro cerebro y de cuán seguido nos ejercitemos.

El experimento publicado en la revista Neuroscience y desarrollado por investigadores del departamento de psicología y neurociencias  en la Universidad de Dartmouth, reclutaron a 54 adultos, cuyas edades oscilaron entre los 18 y 36 años. Los voluntarios estaban sanos, pero generalmente sedentarios.

Durante la primera visita al laboratorio, los participantes completaron una serie de cuestionarios acerca de su salud y  sus estados de ánimo que evaluaban cuán ansiosos estaban en ese momento y en general. También dieron muestras de sangre, para su análisis genético.

Estudios anteriores han demostrado que el ejercicio incrementa los niveles de la proteína llamada Brain-Derived Neurotropic Factor (BDNF), la cual juega un importante rol en los efectos positivos del ejercicio sobre el pensamiento. Algunas personas producen menos la proteina BDNF, esto se debe a que tienen una variación del gen que controla  dicha proteína. Aún se desconoce si la disminución de producción de la BNDF deriva en menos beneficios cognitivos. Esto motivó a los científicos a determinar el estatus genético del BDNF en cada voluntario. Luego, el grupo fue sometido a un test de memoria, que consistió en un grupo de imágenes de objetos a través de una pantalla de computadora y luego apareció otro grupo de imágenes. Se les pidió  a los voluntarios que respondieron a través del teclado, si habían visto estas imagenes. Esta tarea, aunque sencilla involucra diferentes partes del cerebro.

Según David Bucci, profesor de psicología y cerebro en la Universidad de Dartmouth:

“Otros estudios generalmente examinan los efectos del ejercicio en el hipocampo, el centro primario de memoria, pero el reconocimiento de objetos, es una tarea que involucra actividad en el cortex perirrinal, la cual es una porción del cerebro esencialmente importante para recordar objetos particulares y cuando ellos aparecen. Sin un cortex perirrinal saludable, los sujetos tal vez puedan recordar donde pusieron la llave de sus autos (tarea que involucra al hipocampo), pero no podrán recordar que son las llaves”.

Luego de completar los tests, se les asignó a los participantes por medio del azar, ejercicio físico o no durante el próximo mes. Se superviso con programas de caminatas de 4 veces a la semana por 30 minutos al grupo que se le asignó ejercicio físico. El otro grupo permanecería sedentario.

Luego de un mes, los voluntarios volvieron al laboratorio, para realizar el re-test. Primero se dividió al grupo que hizo ejercicio diario y se les asignó una rutina de ejercicio justo antes de la prueba y la otra mitad no lo hizo. Lo mismo se hizo con el grupo sedentario, se dividió y se le pidió a un grupo que hiciera una sesión de ejercicio antes del re-test y el otro no lo hizo.

Se repitieron los test de memoria y estados de ánimo, dando resultados sorprendentes. Como se esperaba, muchos de los voluntarios  que se ejercitaron el mes pasado, mejoraron significativamente sus puntuaciones en los test de memoria y de estado de ánimo. Pero no todos. En general los voluntarios que se ejercitaron el mes pasado y los que hicieron ejercicio el día de las pruebas, obtuvieron  los mejores resultados y también reportaron menos ansiedad que el grupo sedentario. Los que se ejercitaron en el mes de prueba, demostraron mejores resultados en los test de memoria, en comparación a los sedentarios, pero sus resultados no fueron tan buenos como aquellos que se ejercitaron durante las 4 semanas y esa mañana.

Curiosamente, el grupo de sedentarios que se sometió a la sesión de ejercicio justo antes de la prueba no presentó mejoras en las puntuaciones de memoria en comparación al grupo sedentario que no hizo ejercicios. En realidad aumentaron sus puntuaciones en los auto reportes de ansiedad. Eran más nerviosos en comparación a su primera visita al laboratorio.

Lo más intrigante, fue que al comparar las variantes de los voluntarios con el gen BDNF y sus puntuaciones en la prueba de memoria, se encontró que aquellos sujetos con la variante que embota la producción de BDNF,  después de hacer ejercicio no mejoraron su memoria, incluso si se ejercitaron regularmente.

Fotografía por jacsonquerubin en Flickr

  • Salud Mental y Tratamientos

Una Nueva terapia Cognitiva-Conductual, reduce depresión y ansiedad en niños afectados por la guerra

  • David Aparicio
  • 25/05/2012

Un nuevo estudio encontró que una variación de la terapia cognitiva-conductual tiene impresionantes resultados para reducir la experiencia de distress en niños que fueron víctimas de la guerra y de abuso sexual.

La Investigación

Los investigadores se valieron de una variación comprensiva y contemporánea de la terapia cognitiva-conductual para tratar 50 niños de entre 12 y 17 años, víctimas de la guerra y abuso sexual que viven en en la República del Congo, ubicada en África central.

Este tipo de terapia ya había demostrado ser exitosa en el tratamiento de niños víctimas de abuso sexual en lugares como EEUU y Europa, pero esta era la primera vez que se utilizaba este tipo de intervención en países en desarrollo afectados por la guerra y la violencia infantil.

Sorprendentemente, los investigadores descubrieron que la intervención redujo en más del 50% la experiencia del trauma en niños víctimas de la guerra, violaciones y de abuso sexual. Este número no es menor dado que el Congo es conocido por tener las cifras más altas en abuso sexual y se conoce como la capital mundial de las violaciones. Se estima que las niñas y mujeres de la República del Congo tienen 134% más probabilidades de ser abusadas en comparación personas del sexo femenino en otros países de la zona oeste.

Luego de 15 sesiones en el grupo de tratamiento para el trauma centrado en las terapias cognitivas-conductuales TF-CBT (por sus siglas en inglés), los investigadores encontraron una reducción de:
72 por ciento en síntomas de trauma en niñas víctimas de abusos sexuales.
81 por ciento en síntomas de depresión y ansiedad.
72 por ciento de reducción en desórdenes de la conducta
64 por ciento de reducción en conductas antisociales.

Otro resultado sobresaliente fue que se logró reducir pesadillas, flashbacks y pensamientos suicidas de las niñas que participaron de las terapias.

Los terapuetas creen que los resultados obtenidos con este tipo de terapia pueden ser utilizados para mejorar las terapias cognitivas en grupos, ya que tristemente es frecuente que en los países afectados por las guerras, como la República del Congo, las víctimas de violaciones y abusos no reciban terapias psicológicas o ayuda médica.

En estas intervenciones sobre el trauma, los terapeutas se enfocaron en la psicoeducación, técnicas de relajación, técnicas de imágenes mentales y consejos sobre cómo identificar y cambiar las distorsiones cognitivas.

Las niñas que participaron en estas terapias también dibujaron imágenes sobre sus experiencias traumáticas y fueron alentadas para que hablaran en sesiones individuales  sobre estas experiencias con los psicólogos integrantes de esta investigación.

Según Paul O’Callaghan (investigador participante del estudio):

«la reducción dramática de la depresión, ansiedad, problemas de conducta y conductas anti-sociales demuestra que este tipo de terapia es muy efectivo en el tratamiento de niños afectados por la guerra y que fueron expuestos al abuso sexual.»

Fotografía por Kelly Short en Flickr

Fuente:  AlphaGalileo Foundation

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El estrés cotidiano contrae nuestro cerebro

  • David Aparicio
  • 25/05/2012

El estrés es parte  de nuestras vidas, de hecho ya nos acostumbramos a vivir en un ritmo acelerado, sufrir de insomnio y no nos parece raro sentirnos angustiados. Muchos creen que el estrés crónico es el único que tiene efectos contraproducentes para nuestra salud, pero investigadores dirigidos por la Dra. Rajita Sinha, profesora  de psiquiatría y neurobiología en la Universidad de Yale y directora del Centro de Estrés de Yale, publicaron en la revista Biological Psychiatry (Psiquiatría Biológica) sus hallazgos de que aún el estrés cotidiano puede hacer importantes cambios nocivos en nuestro cerebro, lo que nos hace más vulnerables a trastornos psicológicos como la depresión o a las adicciones.

Según la Dra. Sinha, incluso en sujetos saludables, los eventos adversos y estresantes de la vida cotidiana pueden llevar a la contracción de ciertas partes del cerebro responsables de la regulación de las emociones y el metabolismo. Esta investigación también encontró que no son los eventos traumáticos individuales los que tienen mayor impacto, sino que es la acumulación de los efectos del estrés cotidiano la que  pueden causar los efectos más dramáticos en el volumen del cerebro.

Los investigadores tomaron imágenes de 100 sujetos sanos, que proporcionaron información sobre sus eventos traumáticos y estresantes, incluyendo divorcio, la muerte de un ser querido, la pérdida de su casa o la pérdida del trabajo. Los resultados demostraron una reducción de la materia gris en el cortex prefrontal (región que es responsable del autocontrol, emocional y funciones fisiológicas, como el mantenimiento de niveles adecuados de glucosa e insulina) en los sujetos afectados por el estrés de la vida diaria.

El área más vulnerable a cualquier tipo de estrés es el cortex prefrontal, el cual es importante para regular la homeostasis metabólica, nuestras emociones, cogniciones, deseos y también para controlar nuestros impulsos. Si el tejido nervioso de esta área desaparece debido a efectos constantes de eventos estresantes, nuestra habilidad de contrarrestar los deseos e impulsos peligrosos, tales como el consumo de sustancias adictivas, o el control de conductas impulsivas (entre ellas, realizar acciones peligrosas) puede desaparecer.

Analizando las imágenes del cerebro, la Dra. Sinha y su colaboradores fueron capaces de distinguir cómo diferentes tipos de estrés afectan diferentes regiones de nuestro cerebro. Eventos recientes, tales como accidente traumático, la pérdida del trabajo o una enfermedad médica, parecen ser los principales eventos que afectan nuestra conciencia emocional.

Si este área del cerebro se reduce, podríamos perder el sentido de nuestras emociones, actuar de forma inapropiada y hasta ser insensibles, afectando así nuestras interacciones con los demás.

Los traumas de la vida, tales como vivir con una enfermedad crónica (por ejemplo el cáncer) o perder a un ser amado, parecen afectar nuestros centros de humor, sesgando nuestra habilidad de regular el placer y las recompensas.

Es importante que las personas comprendan que el estrés puede acumularse. Si entendemos esto tal vez se pueda ayudar a las personas a hacer frente a sus adversidades de diferentes maneras y dirigir sus vidas fuera de los efectos negativos del estrés. Reducir o aliviar el estrés por medio del ejercicio o la meditación es una importante forma de eliminar los peligrosos efectos que el éste tiene sobre el cerebro. Así también, mantener relaciones sociales y emocionales fuertes, pueden proveernos de diferentes perspectivas sobre los eventos o experiencias estresantes que vivimos y que pueden ser muy difíciles de sobrellevar para una sola persona.

Fotografía por Juan Ramón Rodriguez Sosa en flickr

  • Análisis

Los alimentos que ayudan y los que no ayudan a la depresión

  • Alejandra Alonso
  • 24/05/2012

Hay una relación entre los bajos niveles de serotonina o noradrenalina y la aparición de síntomas depresivos.

Los alimentos que ayudan a mejorar los síntomas depresivos son los siguientes:

1. Ácido ascórbico o vitamina C: esta vitamina es capaz de reducir los niveles de vanadio, un mineral culpable de la depresión bipolar. Podemos encontrar vitamina C en cítricos (naranja, limón, pomelo), verduras como el ajo, la cebolla y la borraja, frutos rojos, ananá, papayas, anacardos y frutos secos (nueces o almendras).

2. La vitamina B: la vitamina B9 (también conocida como folacina o ácido fólico) aumenta la serotonina. Podés encontrala en las espinacas, espárragos, anacardos, pimientos, avena, col, zanahorias , lechugas , naranjas, tomates , manzanas , patatas, peras , almendras, entre otros. La pirixina (vitamina B6) y la cobalamina (vitamina B12) también son consideradas muy útiles para tratar la depresión. Los alimentos que contienen mayores cantidades de vitamina B12 son de origen animal (almejas, hígados de pollo y vaca, huevos, leche y sus derivados, atún, sardina) por lo cual, las personas que tienen una dieta vegetariana estricta necesitaran tomar suplementos (las multivitaminas contienen la cantidad necesaria).

3. Aminoácidos: el triptófano es considerado como el mejor relajante muscular y lo podemos encontrar en el ajo, la cebolla, la avena, la col, los anacardos, las castañas, los cítricos, los tomates, la calabaza, los higos, los frijoles, el mango y muchos otros alimentos más.

Otro aminoácido muy útil para combatir los estados depresivos es la fenilalanina, esto se debe a que contribuye a producir norepinefrina. Los alimentos que nos proveen de ella son los que contienen altos niveles de proteínas como la leche y sus derivados, las legumbres (como ser las lentejas, frijoles, garbanzos, arvejas, soja), los huevos y la carne.

4. Minerales: el calcio es una de los minerales que contiene propiedades antidepresivas. Las verduras como el ajo, el col, la cebolla, las frutas, las castañas, almendras, nueces, coco, manzanas, higo, plátanos y aguacates son alimentos ricos en calcio.El potasio, el litio, el magnesio y el selenio también poseen propiedades antidepresivas.

5. Ajo : aunque ya lo hemos nombrado muchas veces dentro de los anteriores grupos, es importante destacar que este alimento tiene muchas propiedades antidepresivas ya que es fuente de  magnesio, calcio, ácido ascórbico, triptófano, potasio, fenilalanina y selenio. Sumado a esto, el ajo tiene componentes sedantes (ácido cafeico, geraniol, linalol, apigenina y estigmasterol).


6. Carbohidratos complejos : la ingestión de los mismos calma al cerebro y produce paz en todo el organismo. Éstos carbohidratos son útiles especialmente para la depresión que produce el síndrome premenstrual o la depresión del otoño. Los principales alimentos que contienen carbohidratos complejos son los cereales integrales ( trigo, avena, arroz, etc.) y sus derivados (como la pasta, fideos, espaguetis, etc.), legumbres ( habas, garbanzos, lentejas, soja, guisantes, etc.), hortalizas (patatas, cebolla, espinacas, zanahorias, etc.) y las frutas (manzanas, peras, melocotones, ciruelas, etc.)

7. Omega 3: algunos estudios sugieren que éstos ácidos grasos pueden ser convenientes para tratar la depresión y mejorar la esquizofrenia ya que ayudan a mantener el equilibrio mental. Las fuentes más directas de Omega 3 son el pescado azul y el aceite de pescado. Los vegetales contienen ácido alfa-linolénico (el cual también es ácido omega 3) pero debe ser convertido en ácido eicosapentaenoico o en ácido docosahexaenoico y el cuerpo solo logra transformar un 10% de éste ácido en los últimos dos. De igual forma, los alimentos que poseen niveles más elevados de omega 3 son el aceite de linaza, el aceite de canola o nuez. También lo contienen el aceite de germen de trigo, de soja y de avellana.

Entre los vegetales ricos en omega 3 están la verdolaga, las semillas de soja, espinaca, las frutillas, pepino, las hojas de las coles de bruselas, el repollo, el ananá, las nueces de nogal y las almendras.

También existen los suplementos de omega 3, son cápsulas que contienen aceite de pescado, polvo o aceite de linaza.

8. La capsaicina: es componente del picante del chile o de la pimienta de cayena.  El pimiento picante, el chile y la pimienta de cayena estimulan la elaboración de endorfinas conocidas como las hormonas de la felicidad. Otra rica fuente de capsaicina es el jengibre.

Los siguientes alimentos no se recomiendan para la depresión:

1. Carbohidratos simples : productos refinados y azúcares. Estos alimentos pueden calmar la ansiedad a corto plazo pero luego producen deseos incontrolables de seguir comiendo. También es muy sabido que aportan muchas calorías.

2. El café : hay gente que se siente mejor al beber café, otras personas se sienten más ansiosas al ingerir cualquier tipo de bebidas estimulantes. Cuando se toma café con mucha frecuencia se puede experimentar una leve depresión al abandonar el habito.

3. El alcohol : ya que interfiere con los medicamentos antidepresivos, disminuye el nivel de glucosa empeorando el estado de ánimo del depresivo y puede causar insomnio.

Fotografía por gotencool en flickr

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Psicópatas en las corporaciones?

  • David Aparicio
  • 24/05/2012

Las psicopatías están tomando más relevancia en la cultura popular y el mundo  académico no es ajeno a esta reciente curiosidad. Esto se debe a que hoy en día existen instrumentos que cuentan con buena confiabilidad que permiten realizar investigaciones novedosas. Un ejemplo de esto es la investigación dirigida por el Dr. Paul Babiak, que arrojó los siguientes resultados: 1 de cada 25 gerentes puede ser psicópata.

Es cierto que tal vez no parezca un número importante, pero esto representa 4 veces la prevalencia de este trastorno en la población general.

El Dr. Babiak realizó esta investigación con una muestra de 203 gerentes de diferentes corporaciones de los Estados Unidos. Los sujetos fueron elegidos por sus compañías para  participar en un entrenamiento de managment y a través del inventario de psicopatías, desarrollado por el experto en psicopatías de la Universidad de British Columbia, el Dr. Robert Hare, se evaluó las personalidades de cada  uno de los gerentes.

Según el consenso psiquiátrico los psicópatas, se caracterizan por ser a-morales y estar absolutamente interesados solo en el poder y el  placer propio. Estas características muchas veces son muy valoradas en el mundo de los empresarial, ya que se considera que promueven ganancias y por lo tanto son buenas para el negocio. Es en este el ambiente donde los psicópatas pueden prosperar. Los gerentes con estos estilos suelen ser encantadores y manipuladores. Lo que es común en el mundo corporativo y puede ser considerado como una buena técnica de liderazgo.

La investigación demuestra que los psicópatas que logran esconder sus debilidades y ser encantadores con sus jefes y  co-trabajadores, pueden escalar en el mundo corporativo. Esto hace muy difícil en distinguir entre un gerente extremadamente talentoso y un psicópata.

De hecho, es muy difícil descubrir al psicópata, ya que no todos son despiadados asesinos seriales, como Jigsaw o Hannibal Lecter. En realidad los psicópatas que crecieron en un ambiente bueno, tal vez puedan sublimar sus energías en objetivos menos violentos y convertirse en un CEO. Para Babiak los psicópatas no son la clase de persona que nos imaginamos.

Fotografía por Statkraft en Flickr

Fuentes: FBI; Forbes

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las neurociencias ayudando a comprender las mentes de los psicópatas y sádicos

  • Alejandra Alonso
  • 23/05/2012

Las películas, series y libros que tratan sobre asesinos seriales muchas veces pueden confundirnos sobre las verdaderas características de una persona que tiene alguna psicopatía.

Este artículo, originalmente publicado en TIME Healthland, clarifica y diferencia distintos trastornos que pueden llevar a una persona a la delincuencia y que  a veces pensamos, son características de un solo desorden mental. Profundiza sobre las particularidades de cada uno y sus posibles  raíces y tratamientos.

Una forma de averiguar cómo se puede tildar a alguien de psicópata, es contrastarlo con otras personalidades anormales. En un estudio reciente, dirigido por Jean Decety, un profesor de psicología y psiquiatría en la Universidad de Chicago, investigadores observaron un rasgo de personalidad a menudo confundido con la psicopatía: el sadismo sexual.

El psicópata versus el sádico

El típico asesino serial de hollywood combina rasgos psicopáticos (frío calculador, falto de empatía, deleite en la manipulación) con la alegría y el placer erótico que el sádico obtiene del dolor de los demás. Pero en la realidad, estos rasgos pueden ser bastante distintos. “Si miras películas, hay gente que es ambos, como Hannibal Lecter” dice Decety. “No estoy seguro de que eso es lo que tenemos en el mundo real.”

Decety y sus colegas publicaron recientemente un estudio sobre el escáner cerebral de 15 delincuentes sexuales violentos, 8 de los cuales fueron clasificados como sádicos sexuales. Los investigadores excluyeron  deliberadamente a los psicópatas con el objetivo de encontrar diferencias cerebrales únicas del sadismo.

Se les mostró a los participantes imágenes que implicaban o no, dolor (por ejemplo, una foto de una persona apuñalando a una mesa o a la mano de otra persona con tijeras, o una imagen de alguien golpeando la puerta de un auto y pegando o no a otra persona).

Cuando veían las imágenes de dolor, los sádicos mostraban mayor activación en la amígdala- un área del cerebro asociada con emociones fuertes- comparados con otros delincuentes sexuales. Es más, los sádicos clasificaron el dolor experimentado por la víctima como más intenso que los no sádicos. Y cuánto más intenso pensaba el sádico que el dolor era, mayor era la activación en otra región del cerebro llamada la ínsula, que está involucrada en el monitoreo de los sentimientos y estados del cuerpo de uno.

“Cuando sentís algo como disgusto, dolor, placer, incluso un orgasmo, la ínsula juega un rol crítico para traer esas emociones corporales a la conciencia,” dice Decenty.

El estudio de Decety sugiere que los sádicos parecen estar especialmente atentos a lo que sus víctimas sienten- de hecho, lo experimentan vicariamente y los despierta. Los psicópatas, por otro lado, tienden a ser indiferentes a las emociones de otros. “Si vivís con un psicópata y lloras porque esa persona fue desagradable con vos, eso probablemente a él no le importe. No lo conmueve  ni le interesa, porque no siente nada sobre lo que vos sentís” dice Decety. “Los sádicos sí sienten. Ellos entienden que la victima está sufriendo.”

Psicopatía versus trastorno de personalidad antisocial

En otro nuevo estudio, orientado a elucidar cómo trabaja el cerebro psicópatico, investigadores del King’s College London exploraron las diferencias entre las personas con psicopatía y aquellos con otro peligroso tipo de personalidad: el trastorno de personalidad antisocial (TPA). El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), manual diagnóstico de los psiquiatras, ve a la psicopatía básicamente como el tipo más extremo de TPA, pero crecientemente, los investigadores sugieren que son cosas separadas. “Nadie ha hecho jamás un estudio contrastando gente con TPA y con psicopatía,” dice el autor principal Nigel Blackwood.

Blackwood describe a las personas con TPA de esta forma: “Son impulsivos, irritables y extremistas. Usan la  agresión reactiva, como el clásico escenario de riña de pub cuando ven una amenaza donde puede no existir y usan la violencia para “resolver” la situación. Una vez que eso está hecho, pueden experimentar algún grado de arrepentimiento o remordimiento. Pueden sentir culpa. Experimentan mucha ansiedad y depresión y abuso de sustancias,” dice él.

Los psicópatas, en contraste, pueden ser igual de violentos y agresivos- y también es probable que frecuentemente tomen drogas- pero no sienten remordimiento y planean fríamente sus ataques.

Otra diferencia: ambos, aquellos con TPA y con psicopatía tienden a haber experimentado maltratos durante la infancia, pero a diferencia de las personas con TPA, los psicópatas no tienen síntomas de trastorno de estrés postraumático como resultado de esto.  Absolutamente lo opuesto: los psicópatas tienden a experimentar poca ansiedad y prácticamente nada de miedo.

Solo comparado con los individuos con TPA, el estudio del escaneo cerebral encontró que los psicópatas tienen reducido volumen en una región del cerebro llamada anterior rostral de la corteza prefrontal y en otra área conocida como el lóbulo temporal. Estas regiones son importantes para la comprensión de nuestros propios sentimientos y pensamientos así como tambien la mente de otros.

“Ambas áreas están involucradas en el proceso de pensamiento sobre vos mismo y otras personas al mismo tiempo para resolver sus intenciones, estado emocional y deseos,” dice Blackwood. Mientras que los psicópatas claramente requieren un cierto sentido de lo que otros piensan y sienten que les permita manipular a la gente, los daños aquí podrían explicar su propia falta de emoción y de la indiferencia a la de sus víctimas.

El trabajo de Decety y el de otros, ha mostrado diferencias entre psicópatas y personas normales en una zona cercana al área prefronal, la corteza prefrontal ventromedial. “Esta región es con el objetivo de combinar emoción y cognición para tomar decisiones,” dice Decety, notando que los individuos con daño cerebral allí, pueden convertirse en jugadores patológicos o realizar repetidas malas decisiones. Sin la corteza prefrontal ventromedial, las consecuencias negativas no parecen afectar el comportamiento.

Los psicópatas, por supuesto, son bien conocidos por su resistencia a los castigos. Su falta de miedo significa que no se preocupan por el dolor físico o el daño, y su falta de preocupación por los sentimientos de otros significa que los castigos sociales no funcionan tampoco con ellos.  Si no te importa si herís o decepcionas a la gente- y no te molesta el rechazo- no te vas a sentir apenado o con culpa o avergonzado, y consecuentemente no estarás motivado a evitar esos sentimientos.

¿Dónde comienza una psicopatía?

Las raíces de todos los tipos de comportamiento antisocial parecen estar establecidos en la infancia temprana, habría una predisposición genética que interactuaría con la crianza- o, típicamente en estos casos, una falta de la misma- como determinantes del desarrollo.

Algunos niños parecen haber nacido con leves tendencias antisociales: son difíciles de disciplinar y tienen un autocontrol dañado. En efecto,  para garantizar un diagnóstico de TPA, las conductas antisociales deben comenzar temprano en la vida,  en lo que se denomina trastorno de conductas de la niñez, y ser caracterizado por conductas desafiantes y a veces comportamiento cruel.

La mayoría de los niños con Trastorno de conductas de la niñez no crecerán para convertirse en psicópatas, al menos un tercio supera el diagnóstico completamente; ni siquiera desarrollan TPA. Pero un pequeño grupo muestra una temprana falta de miedo e indiferencia hacia otros, lo cual es más problemático. Estos niños, que son caracterizados con rasgos monstruosos/ sin emociones, están en mayor riesgo de convertirse en psicópatas.

El sadismo sexual también parece tener raíces de desarrollo temprano. “Lo que yo hubiera predicho es que esta clase de comportamiento tiene sus orígenes muy temprano en la infancia. La forma en que son tratados o abusados los bebés puede tener consecuencias a largo plazo en el desarrollo de las vías para el placer y el dolor,” dice Decety. Cuando los niños pequeños, que dependen de sus cuidadores, son abusados,  no tienen más remedio que amar a las personas que los están lastimando. “El cuidador está infligiendo dolor y vos  a su vez  amas a esa persona, se puede desarrollar una relación rara donde el dolor se transforma en placentero,” dice Decety. “Lo que es importante darse cuenta es que las vías del cerebro involucradas en el procesamiento del dolor y las vías relacionadas con el placer están vinculadas. Tienen que superponerse en cierta medida. Es por eso que si en el desarrollo algo va mal y mezclas los dos, buscar placer desde el dolor.”

¿Puede curarse la psicopatía?

Los psicópatas adultos no temen el dolor del castigo y, similarmente, no les molesta el dolor social. Los niños con rasgos crueles/ sin emociones son iguales y, como resultado, extremadamente difíciles de manejar. Mientras un trastorno de conducta simple puede resultar de tener tendencias antisociales y ser criado en un hogar violento o caótico- y puede por lo tanto a menudo ser ayudado remediando esa situación-  los trastornos de conducta con rasgos crueles/ sin emociones parecen tener una fuerte base genética y ser más intratables.

“Los programas de tratamiento para trastornos de conducta son muy buenos, pero los grupos de personas crueles/sin emoción no responden a cosas como los castigos, el rincón del desobediente o el tiempo fuera,” dice Blackwood. De igual manera, los psicópatas son más difíciles de reformar que los adultos con TPA.

Dado que no responden a los castigos, los tratamiento basados en recompensas funcionan mejor para niños crueles/sin emociones, incluso cuando parece ir en contra de la intuición de uno con respecto a los niños que peor se comportan. “Tenemos que abrir los ojos sobre  lo que nos dicen las neurociencias,” dice Decety. “Tenemos intuiciones , pero a menudo están mal y no son precisas.”

Como resultado, Blackwood y muchos otros expertos separan diagnósticos para enfatizar las diferencias entre los adultos con trastorno antisocial de la personalidad y los psicópatas, o en niños, aquellos con trastornos de conducta ordinarios y aquellos con trastornos de conducta y rasgos crueles/sin emociones.

“En el DSM-5 , se ve razonablemente claro que habrán especificaciones  para trastornos de conducta con y sin rasgos crueles/sin emociones, pero no hay equivalencia para los adultos. Todavía está agrupado todo junto como TPA, y yo  creo que es importante desentrañar este grupo,” dice Blackwood. Esto será especialmente importante dado que etiquetar a un niño como potencial psicópata podría tener efectos severamente negativos en su futuro.

Por supuesto, estas clasificaciones no dicen nada sobre por qué una persona se convierte en psicópata mientras que otra se transforma en antisocial, o por qué algunos sádicos desarrollan un gusto por el masoquismo también. La investigación de Decety no incluye a los sádicos que no son delincuentes sexuales- pero le gustaría estudiar las diferencias entre las personas que se comprometen en comportamiento consensuados y no consensuados. Los investigadores están estudiando también el curso de vida de niños identificados con trastornos de conductas con rasgos crueles/sin emoción. Descubrir lo que diferencia al grupo de los que se convierten en psicópatas del de los que logran dominar o superar estos rasgos puede ayudar a prevenir algunos de los peores comportamientos criminales.

Fotografía por pericopin en Flickr.

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