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Publicaciones por mes

abril 2014

14 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Cuánto hablas con tu pareja sobre sexualidad?

  • Laura Diaz
  • 30/04/2014

“La asertividad sexual, como habilidad comunicativa en el ámbito sexual, muestra su utilidad al generar un espacio de entendimiento sexual, de conexión y comprensión de similitudes, diferencias, deseos, gustos y preferencias. A su vez, es preciso considerar que la asertividad sexual es una habilidad importante en el despliegue y disfrute sexual” (Sierra 2008)

“No es necesario hablar es solo hacer”

Hay muchas creencias que rondan en torno a la sexualidad, las cuales en numerosos casos interfieren en una buena relación e interacción con el otro. “Esos temas no los toco porque me da vergüenza” “no es necesario hablar es solo hacer” “no estoy acostumbrado/a a hablar del tema” “para que vamos a hablar si ya es así y no va a cambiar” “de esas cosas no se hablan”.

Mucha gente cree que la sexualidad “se da”, es decir que su pareja sola tiene que darse cuenta de qué cosas disfruta o le gustan más al otro/a.

Es probable que las parejas que no pueden hablar con fluidez acerca de su sexualidad se sientan más inseguras en su desempeño, por lo que tienden a incluir pocas variaciones en la respuesta sexual y se aferran a lo ya conocido. Esto da lugar a que se instalen en la pareja ciertas rutinas para el acto sexual que terminan generando cada vez menos placer, más aburrimiento y hasta a veces altos niveles de malestar.

Así como damos a conocer nuestros gustos por actividades, lugares, comidas, podemos, y es importante que lo hagamos, enseñar a la otra persona nuestras preferencias y puntos de mayor goce. Esto no significa que sea un aprendizaje mecanizado, sino una guía en la cual siempre se deje lugar para la improvisación y búsqueda de lo nuevo.

Nunca es tarde para empezar. Aunque sea una pareja de muchos años se puede comenzar con comentarios sutiles sobre qué situación, beso o caricia me gusta más, preguntando al otro qué es lo que prefiere. Esto va generando que se vayan reforzando ciertas conductas como gustosas y se repitan.

Pueden fortalecer enormemente nuestra relación de pareja

Las relaciones sexuales más placenteras pueden fortalecer enormemente nuestra relación de pareja al generar mayor intimidad, compenetrándonos realmente con el otro, conociéndonos más y generando un clima en el que el aburrimiento, la rutina, los roces y discusiones, hacen un stop y podemos disfrutar del aquí y ahora del encuentro con el otro.

Referencias

Sierra, J., Santos, P., Gutiérrez-Quintanilla, J. R., Gómez, P. & Maeso, M.D. (2008). Un Estudio Psicométrico del Hurlbert Index of Sexual Assertiveness en Mujeres Hispanas. Terapia psicológica. Vol. 26 Nº 1,117-123.

 

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

(PDF) Guía clínica para el trastorno negativista desafiante

  • Equipo de Redacción
  • 29/04/2014

Esta Guía revisa los conceptos generales del Trastorno Negativista Desafiante (TND) que junto con el Trastorno por Déficit de atención e Hiperactividad y el Trastorno Disocial están clasificados en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales cuarta edición texto revisado (DSM-IV-TR), bajo el epígrafe “ Trastornos por défcit de atención y comportamiento perturbador ”, también denominados como trastornos externalizados por los especialistas a nivel mundial, previamente descritos en la guía del TDAH.

La clasificación diagnóstica que se utilizará será el DSM-IV-TR de la Asociación Psiquiátrica Americana(APA); no obstante, es idéntica a la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (CIE-10), difieren en sus condiciones diagnósticas, considerándolo esta última como un subtipo menos grave de trastorno disocial.

Además de proporcionar herramientas clínicas de diagnóstico, tratamiento farmacológico y estrategias de intervención psicosocial, la Guía está encaminada a asistir en el reconocimiento de las características clínicas que deben ser objeto de referencia a un especialista en el área.

Los objetivos de esta guía son:

  1. Contar con los conocimientos básicos para identificar, evaluar y diagnosticar el Trastorno Negativista Desafiante.
  2. Conocer la etiología, curso y pronóstico del TND.
  3. Conocer las principales medidas terapéuticas que pueden implementarse teniendo en cuenta algoritmos para su uso y canalización a otros niveles de atención

Descarga: Guía clínica: Trastorno Negativista

Imagen: How Parent Teen

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Neurociencias y ciertos diálogos

  • Andrés Buschiazzo
  • 27/04/2014

Mario Bunge, para muchos el último positivista lógico, afirmó en una entrevista que lo que parece tan revolucionario como las neurociencias no lo es, porque el primero en enunciar la tesis de que todo lo mental es cerebral fue Hipócrates hace más de veinticinco siglos. Para la psicología médica y para las neurociencias cognitivas no es una novedad sino que es la realización del sueño de Hipócrates abordado con una metodología de ciencia actual. Durante siglos los estudiosos se conformaron con el supuesto de Hipócrates y en especial, el de Galeno sin someter a prueba estos campos teoréticos. En el siglo XIX desde Claude Bernard (1813 – 1878) y Rudolf Virchow (1821 -1902) están los comienzos de las investigaciones sobre el tema (Magela Demarco).

“El error de Descartes” señalado por Damásio lo encontramos ya resuelto en Platón en el “Cármides o de la sabiduría moral”, donde Sócrates dialoga con tres personajes: Querefonte, Critias y Cármides.

El tema central en este diálogo es la naturaleza de la virtud denominada “sophrosine” para los griegos “sabiduría” o equilibrio que se obtiene después de la “catarsis” (purificación). Sócrates finge, como un psicodramatista, ser médico para curar al joven Cármides los dolores de cabeza haciéndolo participar de la discusión planteada por una serie de definiciones propuestas sucesivamente y sometidas a examen y eliminadas unas tras otras hasta llegar a una conclusión negativa. Esto es la mayéutica, que también la usamos en psicoterapia adleriana.

“…Nos permiten comprender las mentes de los otros no mediante un razonamiento conceptual…”

Sócrates, para aliviar los dolores, trata primero el alma, porque considera que de ella nacen tanto el bien como el mal; la medicina apropiada serán los pensamientos, que infunden sabiduría; luego resultará fácil curar las enfermedades y dolores corporales.

Aunque la cita parezca algo extensa, no sería correcto amputarle parte alguna, ya que representa el comienzo, de lo que más tarde, será la psicoterapia profunda. A propósito, Sócrates expresa:

“Habló el tracio: Pero Zamolxis, nuestro rey, que es un dios: así como no debiera intentarse curar los ojos, descuidando la cabeza, ni ésta sin atender a todo el cuerpo, así tampoco es posible curar el cuerpo sin tratar el alma. Ésta sería también la causa de que entre los helenos los médicos se sintieran impotentes antela mayoría de las enfermedades, pues ignoraban la totalidad a la cual debían apuntar sus cuidados, ya que hallándose mal ésta es imposible que una parte se sienta bien. Pues todo, añadió, procede del alma, lo bueno y lo malo, e irradia de allí al cuerpo y a todo el hombre. Aquélla es, pues, lo que precisa tratar primero y más cuidadosamente. Pero el alma, dijo se trata mediante ciertos diálogos” (p. 7, 1980).

Sócrates finaliza elogiando la “sabiduría” (sofía) de Cármides, porque es para él la causa de su felicidad (Sopena, 1972).

Las neurociencias (definidas también como “las ciencias del cerebro”) han hechos aportes relevantes, pero como dice Damásio en este campo “como apenas sabemos a dónde vamos, es difícil saber cuán lejos hemos llegado y es que se está todavía muy lejos de resolver el problema de las relaciones mente-cerebro” (p14, 1998).

Algunos de los avances se dieron en la década del 90 por un grupo de neurocientíficos italianos que estudiaban el comportamiento de monos mapeando el área moto-sensorial a través de rayos láser finos implantados en células cerebrales (neuronas) específicas. El estudio tenía por objeto observar qué zonas cerebrales se iluminaban cuando realizaban determinados movimientos tales como asir algo o romper objetos.

El descubrimiento de mayor interés para la comunidad científica fue el de las “neuronas espejo” que surgió por casualidad, ya que no buscaban lo encontrado. Al regresar uno de los asistentes de su hora de descanso con un helado, los científicos se sorprendieron al ver una célula moto-sensorial activarse cuando uno de los monos observó a éste llevarse el helado a la boca. Las neuronas espejos reflejan una acción que observamos en otro, haciéndonos imitar esa acción o tener el impulso de hacerlo (Golman).

Giacomo Rizzolatti explica que éstas, “nos permiten comprender las mentes de los otros no mediante un razonamiento conceptual sino mediante estimulación directa, sintiendo, no pensando” (Bakeslee, 2006). El fenómenos de la risa contagiosa puede ser entendida desde esta teoría, cuando vemos a una persona reír tenemos el impulso de hacer lo mismo. Lo mismo sucede cuando estamos con una persona con mal humor, parecería que luego de que se va quedamos inundados de pesimismo. También llamamos a esto, “contagio emocional”.

Antes del surgimiento de la hipótesis de “neuronas espejo”, Adler hablaba de: “ver con los ojos de otros, oír con los oídos de otros, sentir con el corazón de los otros…”, es la suya una buena definición de la “empatía”. Es una re-confirmacion de la Psicología Individual que ha logrado soportar la prueba del tiempo.

Los neurocientíficos afirman que cuando más activos son los sistemas de “neuronas espejo” de una persona más poderosa es su empatía. La empatía siguiendo a Goleman tiene tres sentidos diversos y complementarios: “(1) conocer los sentimientos de otra persona, (2) sentir los que esa persona siente y (3) responder compasivamente a la aflicción del otro” (p.88, 2006).

En “Los competidores del diván” de Gorbato (1994), muestra como Perls, fundador de la psicoterapia gestáltica (la terapia del “darse cuenta” = “awareness») explica como su técnica le debe más a Stanislavsky que a Wertheimer, Köhler y Koffka.

Stanislavsky, observó que un actor que interpretaba un papel podía recurrir a sus recuerdos emocionales para evocar un auténtico sentimiento presente. Pero las reminiscencias, no tenían por qué limitarse a experiencias propias. Un actor puede recurrir a las emociones de otros mediante la “empatía”. A lo que recomendaba, “…estudiar a las otras personas y acercarnos a ellas emocionalmente todo lo que podamos, hasta que la empatía hacia ellas se trasforme en sentimientos nuestros”(p. 45, 1986). Además, subraya la interpretación como un arte y el arte como la más alta expresión de la naturaleza humana.

El autor ruso con su “sistema de actuación” fue, en alguna medida, pionero de lo que ahora sabemos por las neurociencias. Cuando respondemos a la pregunta “¿Cómo te sientes?” activamos una parte significativa del mismo sistema de circuitos cerebrales que se encienden cuando preguntamos “¿Cómo se siente ella?”. El cerebro actúa de manera casi idéntica cuando percibimos nuestros propios sentimientos y los de otra persona (Goleman).

El vocablo alemán “Einfühlung” fue traducido por primera vez al inglés en 1989 como “empathy” y en español por “empatía” (= “sentir dentro”).

Es preciso diferenciar la empatía de la “identificación” y de la “proyección”, para eso recurrimos al Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis. La “identificación” es el “proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se transforma, total o parcialmente, sobre el modelo de éste” (p. 184, 1981) lo que implica una supresión en el discernimiento. Mientras que la “proyección”, conocida desde la filosofía de Hume, es en sentido psicoanalítico, la “operación por medio de la cual el sujeto expulsa de sí y localiza en el otro (persona o cosa) cualidades, sentimientos, deseos, incluso ‘objetos’, que no reconoce o que rechaza en sí mismo” (p. 306, 1981).

La capacidad de empatía en psicoterapia es vital para establecer una un “buen rapport” 

La capacidad de empatía en psicoterapia es vital para establecer una un “buen rapport”, implica la habilidad para analizar y comprender al otro en su contexto, sin descuidar la relación de sentido que ese “otro” sostiene con nosotros, que siempre es subjetiva y afectiva. Para lograr esa diferenciación entre “yo-analista” y “yo-paciente” debe mediar previo a todo ejercicio de la profesión, una psicoterapia profunda con la finalidad de prevenir tratamientos iatrogénicos y/o re-traumatizantes.

Las neurociencias conforman una teoría novedosa más, pero no la última, ya que todas ellas son transitorias e incompletas.  Einstein en un diálogo con el creador del “principio de incertidumbre” Heisenberg en 1926, expresó que “la teoría determina lo que podemos observar”, es decir, todo acción de observar o medir afecta directamente el objeto observado y al observador. Sabemos, vía Watzlawick, sobre una apostilla de la obra, “Física y Filosofía” (1958) de Heisenberg:

“La realidad de la que podemos hablar jamás es la realidad en sí, sino una realidad sabida o incluso, en muchas casos, una realidad configurada por nosotros mismos. Cuando se objeta contra esta última formulación diciendo que, a fin de cuentas, existe un mundo independiente por completo de nuestro pensamiento, un mundo que sigue su curso sin necesidad de nosotros y al que nos referimos propiamente con la investigación, hay que replicar a esa objeción (…) que ya el vocablo ‘existe’ proviene del lenguaje humano y, por consiguiente, difícilmente puede significar algo que no esté referido a nuestra capacidad cognitiva” (p. 58).

Este “principio de incertidumbre” mencionado supra, nos fuerza a adoptar una postura más humilde desde la ciencia frente al arte “el que siempre perdura” como decía Shakespeare. En esa humildad recurrimos a Stanislavski en actitud idéntica a la que asumimos cuando participamos hace poco tiempo del panel “La psicología aprende del teatro”.

*Nota del editor: Los invitamos a visitar el artículo Reflexionado sobre las neuronas espejo donde evaluamos la evidencia existente de las neuronas espejo. 

Referencias

Bakeslee, S. (2006). Cells that read minds

Cuadernos de Pedagogía Nº 271, julio – agosto 1998, Barcelona

Damásio, A. (2001). O erro de Descartes. Sao Paulo: Companhia Das Letras

Gorbato, V. (1994). Los competidores del diván. Buenos Aires: Espasa

Golman, D. (2006). Inteligencia social. México: Planeta

Laplanche, J. & Pontalis, J.B. (1981). Diccionario de Psicoanálisis. Barcelona: Editorial Labor

Magela Demarco. (2010). Vida y pasión de un hombre polémico. El joven profesor Mario Bunge. Buenos Aires: Intramed

Parnaso Diccionario Sopena de la Literatura. (1972). Barcelona: Ramon Sopena S.A

Platón. (1980). Cármides o de la sabiduría moral. Obras completas. Madrid: Aguilar

Stanislavski, K. (1986). La construcción del personaje. La Habana: Editorial Arte y Literatura

Watzlawick, P. (1995). El sinsentido del sentido o el sentido del sinsentido. Barcelona: Herder

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Por qué los niños imitan a los adultos?

  • Clotilde Sarrió
  • 23/04/2014

¡Como sois los mayores! A veces no comprendéis nada y a los niños nos resulta aburrido explicaros cosas que son sencillas. Por ejemplo, tenéis que entender que imitar a mamá cuando se pinta o a papá cuando se afeita, es sólo un juego.

Introducción

Cuan cierta es la afirmación de que el comportamiento de los niños es un reflejo del comportamiento de los adultos. Y cuán cierto es también lo indulgentes que les toca ser a los pequeños cuando los adultos los cuestionan y reprenden, por ejemplo, al cometer alguna travesura imitando el comportamiento de sus mayores.

¿Qué es la imitación? ¿Por qué son tan proclives los niños a imitar a sus mayores y sobre todo a sus padres? ¿Por qué son tan importantes las consecuencias de este mimetismo en la educación y el sano desarrollo del niño?

Los niños son esponjas y los adultos espejos

Consideremos que los niños son como esponjas siempre dispuestas a aprehender toda la información que les sea posible, cuanta más mejor. El desarrollo cognitivo es un proceso mediante el cual el cerebro absorbe y procesa la información que al niño le llega de afuera y a la que le confiere un “significado”. El cerebro de un bebé “da significado” a esa información gracias a la interacción con las personas que tiene más cerca de su entorno (fundamentalmente padres y hermanos), iniciándose así una serie de experiencias que dan lugar a un aprendizaje en el que la imitación jugará un importante papel, al ofrecer infinitas oportunidades para adquirir y perfeccionar nuevas habilidades. Pero aun hay algo más importante, pues también la imitación actúa como base para el desarrollo de la empatía, entendiendo como tal la capacidad de experimentar en sí mismo lo que otra persona siente.

Es un hecho que los infantes de diversas, distintas y distantes culturas muestran la misma habilidad para imitar ya que la capacidad para la imitación no se adquiere o aprende sino que es algo con lo que se nace por ir impreso en el código genético independientemente de cuál sea la etnia o cultura del bebé.

Desde el punto de vista neurofisiológico, podemos comprender lo importante que es la imitación si consideramos que cuando un bebé ejecuta algo tan sencillo y frecuente como sacar la lengua imitando al adulto que tiene frente a él, se produce la activación de la misma área del cerebro que, en etapas ulteriores, permitirá el desarrollo de la empatía.

¿Por qué es importante la imitación?

La importancia de la imitación radica en que ayuda a que los niños aprendan.

Ya en las más tempranas edades, los niños son proclives a imitar el comportamiento de sus padres y/o proveedores de cuidados, de tal modo que todo lo que hagan (o dejen de hacer) esos adultos, se convertirá en lecciones que dejarán improntas en el desarrollo de la mente en la que los niños tienden a almacenar tanto las imágenes positivas como las negativas que son capaces de imitar y poner en práctica posteriormente.

Según el efecto esponja antes mencionado, los niños tienden a convertirse en un reflejo mimético de la sociedad a la que pertenecen, un reflejo que estará condicionado por las tendencias que perciban en el ámbito familiar, el escolar y cualquier otro que constituya su marco de relación.

Todo aquello que suponga el contacto con un ser humano que se encuentre en el entorno cotidiano del niño, podrá ser fijado por éste. Evidentemente, quienes más tiempo compartan con él niño, serán quienes más influyan en sus posibles conductas futuras.

Exponiéndolo de un modo intencionadamente simplista, podríamos enumerar tres fases en este proceso: la primera sería la de fijación,  la segunda la de imitación (o mímica) y ya por último, en la tercera, se instaurará (o se adquirirá) un determinado patrón de conducta.

¿Qué puede hacer el adulto para que el moldeado del niño sea saludable?

Si bien es cierto que hay un condicionante genético que predispone e influye en su futura conducta y forma de ser, es importante considerar que el niño pasará una gran parte de sus primeros años de vida imitando a sus padres en aspectos tales como los gestos, entonación, léxico, conducta, etc., de tal modo que ciertas campañas de educación infantil del estilo “si tu lees, ellos leerán” adquieren credibilidad desde una perspectiva psicológica y neurológica y son válidas desde el punto de vista socio-educativo.

Ni que decir tiene que si el comportamiento de los padres (y los mayores en general íntimamente ligados al infante) es socialmente reprobable, probablemente también lo serán muchas de las habilidades que el niño aprenda de ellos por imitación.

Conclusiones

Los padres –y los adultos responsables del infante– deben ser siempre conscientes de que su comportamiento y sus actitudes serán decisivas en el modelamiento  del  futuro comportamiento y las expectativas del menor.

Si es nuestro afán que un niño adquiera hábitos saludables, deberemos practicarlos ante él (por ejemplo, procurar que nos vea leyendo con frecuencia si deseamos incrementar las posibilidades de que acabe siendo un buen lector) y tener en cuenta que nuestras reglas éticas y sociales, muy  probablemente serán las que mayormente definan su propio comportamiento.

El cómo somos como padres, educadores y en general el cómo nos comportamos como adultos es el espejo que reflejará el cómo se comportarán y serán quienes educamos y formamos.

Pensemos que criar y educar es una inversión a muy largo plazo, que imitar es jugar y que los juegos son aprendizajes que se potencian si la enseñanza se sustenta en el refuerzo más que en el castigo.

Artículo previamente publicado y en Gestalt Terapia y cedido para su publicación en Psyciencia por sus autores: Clotilde Sarrió – Terapia Gestalt Valencia y Dr. Alberto Soler Montagud – Psiquiatría Privada

Imagen: Jerry

 

  • Salud Mental y Tratamientos

Trastorno de pánico, ¿medicación o psicoterapia?

  • Fabián Maero
  • 16/04/2014

En los últimos años hemos observado cómo el término “ataque de pánico” se ha vuelto cada vez más popular. No se trata de un fenómeno nuevo: de hecho el término “pánico” refiere al dios Pan, de la mitología griega, que causaba un terror súbito a los viajeros desafortunados que pasaban por sus bosques. Las primeras descripciones clínicas completas que encontramos fueron realizadas por Areteo de Capadocia entre el 150 y 200 DC, y el fenómeno fue descrito bajo distintos nombres a lo largo de la historia, tales como “corazón irritable”(DaCosta, 1871), “ataques de angustia” (Freud, 1917), “síndrome de esfuerzo” (Lewis, 1917), entre otros, hasta que el término “trastorno de pánico”(TP) se incorporó por primera vez en 1980 en la tercera edición del DSM (Nardi, 2006), describiendo una condición en la cual se presentan ataques de pánico recurrentes, asociados a miedo y evitación persistentes respecto a reexperimentar un nuevo ataque.

Un recurso frecuentemente utilizado, y que siempre suscita gran controversia, para el tratamiento del trastorno de pánico es la medicación. Bajo la forma de benzodiacepinas o inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (IRSS), es habitual que los medicamentos formen parte del tratamiento en estos casos. Ahora bien, aun cuando muchos estudios avalan su eficacia como monoterapia, el uso de medicación siempre trae aparejados algunos problemas: adicción, efectos secundarios, recaídas, etc. Y el campo de la psicología ofrece psicoterapias que también han demostrado ser eficaces para el tratamiento del pánico.

Es por esto que la pregunta que nos ocupa hoy es: ¿es preferible utilizar psicoterapia, medicación o una combinación de ambas para tratar el trastorno de pánico?

Medicación y psicoterapia

En un estudio multicéntrico, Barlow y colaboradores (2000), trataron 312 pacientes con trastorno de pánico a los que asignaron a una de cinco condiciones de tratamiento:

  1. Terapia Cognitivo Conductual (TCC),
  2. Imipramina,
  3. TCC+ imipramina,
  4. Placebo
  5. TCC + placebo.

Tanto la imipramina como la TCC tuvieron buenas respuestas en la fase aguda, pero a largo plazo, los efectos terapéuticos se sostuvieron más en los pacientes que recibieron TCC (4% de recaídas en TCC, 25% de recaídas con imipramina). Particularmente, el tratamiento combinado de TCC + imipramina produjo buenos resultados durante el tratamiento, pero también tuvo la tasa más alta de recaídas. Un resultado curioso: la eficacia de la TCC disminuyó cuando fue administrada a pacientes que ya habían pasado por imipramina y recaído; los autores comentan “la adición de imipramina pareció reducir la durabilidad a largo plazo de la TCC”.

La TCC resultó la intervención que mejor sostuvo las ganancias del tratamiento

Esto estaría respaldado por un estudio realizado por Otto y colaboradores (1996) sobre pacientes con TP en remisión (sin síntomas), tras haber recibido tratamiento combinado o bien sólo TCC. En el seguimiento de dos años, sólo un 24% de los pacientes tratados con tratamiento combinado permaneció en remisión, contra un 69% de los pacientes tratados sólo con TCC. Y  como veremos, estos resultados se repiten en varias investigaciones.

En un meta-análisis (un estudio que reúne y analiza los datos de varias investigaciones), Robert A. Gould, Ott, y Pollack (1995), compararon la efectividad del tratamiento farmacológico, terapia cognitivo conductual(TCC) y combinado (farmacología + psicoterapia), en 43 investigaciones.

Los resultados son interesantes: la TCC resultó el tratamiento más efectivo, con una media de tamaño de efecto de 0.68, resultando no sólo más efectiva que los tratamientos farmacológicos (0.47), sino también más efectiva que el tratamiento combinado (0.56). De nuevo: el tratamiento psicoterapéutico resultó más efectivo cuando se aplicó de manera aislada que cuando se aplicó en combinación con la medicación.

El uso crónico de benzodiacepinas empeora el resultado de la terapia 

Además, encontraron que el porcentaje de pacientes que abandonaron la terapia fue del 5.6% para la TCC, del 19.8% en el tratamiento farmacológico y un 22% para los tratamientos combinados. No se encontraron diferencias de efecto entre el uso de benzodiacepinas e IRSS. Y en los análisis a largo plazo, la TCC resultó la intervención que mejor sostuvo las ganancias del tratamiento.

Benzodiacepinas

Detengámonos en las benzodiacepinas, que son moneda corriente en los casos de ansiedad aguda.

La evidencia sugiere que el uso crónico de benzodiacepinas empeora el resultado de la terapia psicológica (Van Balkom et al, 1996). Más aún, el uso de benzodiacepinas según se necesite (es decir, tomar una benzodiacepina frente al surgimiento de ansiedad), que es una de las formas más habituales de utilización de las benzodiacepinas, empeora más los resultados del tratamiento que tomarlas de manera planificada (Westra et al., 2002).

Hay varias hipótesis respecto a por qué sucede esto. Una de ellas es la que postula que cuando los pacientes tratados con benzodiacepinas atribuyen su mejoría a estas, el autocontrol percibido disminuye, y con él la capacidad de afrontar la ansiedad sin la medicación (Basoglu, 1994). Barlow (2008), sugiere que las benzodiacepinas pueden convertirse en medidas de seguridad, es decir, objetos externos con los que el paciente se siente “a salvo”, y así pasa a depender de ellas.

El uso de medicación sigue siendo extendido en el caso del pánico

Cerrando

Podemos resumir (un poco bestialmente, déjenme que hoy me he portado bien) los datos que hemos visto en los siguientes puntos:

1) La medicación y la TCC resultan, al menos, igualmente efectivas para el tratamiento del TP. Sin embargo…

2) el tratamiento con medicación se asocia a tasas más altas de recaída que la psicoterapia,

3) el uso crónico de benzodiacepinas, y en particular utilizadas como «rescate», empeora los resultados del tratamiento.

4) Curiosamente, el uso combinado de medicación y psicoterapia arroja resultados peores que trabajar sólo con psicoterapia.

Pese a estos datos, el uso de medicación sigue siendo extendido en el caso del pánico, y es un recurso recomendado incluso por los psicólogos como alternativa inmediata cuando un paciente con pánico inicia un tratamiento psicológico. Una hipótesis que se puede esbozar un tanto socarronamente respecto a por qué sucede esto es que permite calmar la ansiedad… de los psicólogos.

Volviendo a la pregunta que planteamos al principio del artículo: la psicoterapia es la primera elección para el tratamiento del pánico, y la medicación no sólo no es necesaria en todos los casos, sino que además, en un buen número de casos, puede resultar contraproducente comparado con sólo utilizar psicoterapia.

Aquí hemos revisado evidencia proveniente de la TCC,  pero hay otros abordajes que han mostrado evidencia inicial para el tratamiento del pánico. Por supuesto, la TCC no es un modelo único sino más bien un conglomerado de abordajes que utilizan elementos afines, y si bien hay varios componentes terapéuticos efectivos en el tratamiento del pánico, los abordajes con mayor impacto terapéutico son los que incluyen exposición interoceptiva y ciertas formas de reestructuración cognitiva (Gould et al., 1995).

En este artículo les dejamos una guía clínica para el trastorno de pánico, esperamos que les sea útil.

Nota: este es un artículo dirigido principalmente a psicólogos; si estás tomando medicación no la dejes ni la cambies sin consultar antes a tu psiquiatra. Preguntale qué podés esperar de la medicación, los efectos secundarios y las mejores opciones alternativas disponibles para tu caso, pero tené en cuenta que la decisión de medicar o no se basa en el criterio clínico según la mejor evidencia disponible (idealmente, al menos), y tu caso en particular.

Imagen: Wikimedia Commons

Referencias

Barlow, D. H., Gorman, J. M., Shear, M. K., & Woods, S. W. (2000). Cognitive-Behavioral Therapy, Imipramine, or Their Combination for Panic Disorder. Jama, 283(19), 2529.

Basoglu, M., Marks, I. M., Kilic, C., Brewin, C. R., & Swinson, R. P. (1994). Alprazolam and exposure for panic disorder with agoraphobia. Attribution of improvement to medication predicts subsequent relapse. The British Journal of Psychiatry, 164(5), 652–659.

Gould, Robert A. , Michael W. Ott, Mark H. Pollack (1995) A meta-analysis of treatment outcome for panic disorder,  Clinical Psychology Review, 15 (8), , 819–844.

Nardi, A. (2006). Some notes on a historical perspective of panic disorder. Jornal Brasileiro de Psiquiatria, (21).

Otto, M. W., Pollack, M. H., & Sabatino, S. A. (1996). Maintenance of remission following cognitive behavior therapy for panic disorder: Possible deleterious effects of concurrent medication treatment. Behavior Therapy, 27(3), 473–482.

Van Balkom, A. J., de Beurs, E., Koele, P., Lange, A., & van Dyck, R. (1996). Long-term benzodiazepine use is associated with smaller treatment gain in panic disorder with agoraphobia. The Journal of Nervous and Mental Disease, 184(2), 133–5.

Westra, H. A., Stewart, S. H., & Conrad, B. E. (2002). Naturalistic manner of benzodiazepine use and cognitive behavioral therapy outcome in panic disorder with agoraphobia. Journal of Anxiety Disorders, 16(3), 233–46.

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

(PDF) Epilepsia y cognición: el papel de los fármacos antiepilépticos

  • Equipo de Redacción
  • 15/04/2014

Introducción

Múltiples y muy diversos factores se relacionan con la alteración cognitiva en la epilepsia, incluyendo el efecto adverso directo de los fármacos antiepilépticos (FAE). El uso de los FAE requiere de un riguroso equilibrio entre riesgo y beneficio para conseguir así el mejor control de las crisis con el menor número de efectos adversos neurocognitivos.

Objetivo

Analizar los efectos adversos cognitivos generales y específicos de los FAE de primera, segunda y tercera generación. Desarrollo. Todos los FAE disponibles pueden producir efectos adversos cognitivos, que son más frecuentes en politerapia, con dosis totales altas y niveles séricos elevados. Las alteraciones más comunes son el descenso de la capacidad de reacción y de la velocidad de procesamiento con afectación concomitante de la memoria, la atención y el lenguaje. Sin embargo, hay gran controversia sobre la existencia o no de perfiles cognitivos específicos para cada uno de los distintos FAE y se dispone de una información contradictoria al respecto por la inadecuada metodología de los estudios comparativos.

Conclusiones

Los efectos adversos cognitivos de los FAE son frecuentes y pueden afectar negativamente la tolerabilidad, el cumplimiento y el mantenimiento a largo plazo del tratamiento antiepiléptico. Se debe considerar el potencial efecto adverso cognitivo de los distintos FAE a la hora de elegir un tratamiento y es importante reconocer e identificar precozmente estos efectos adversos y saber cómo pueden afectar a los pacientes.

Descarga el PDF: Epilepsia y cognición: el papel de los fármacos antiepilépticos

Fuente: Neurologia

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Aprende rápido con la técnica Feynman

  • David Aparicio
  • 14/04/2014

Hoy conocerás la técnica Feynman de aprendizaje, un método muy simple y efectivo que te ayudará a aprender nuevos contenidos y a identificar esos conceptos que no manejas muy bien. Ésta técnica fue utilizada con éxito por Scott Young, quien en sólo en un año aprendió todo el contenido y sin ir a clases de la carrera de ciencias computacionales de la reconocida universidad MIT.

Paso 1. Elige el concepto que quieres entender.

Toma una página en blanco y escribe como título, el concepto que quieres aprender.

Paso 2. Pretende que le estás enseñando ésta idea a alguien más.

Escribe una corta explicación sobre el tema, como si estuvieras intentando enseñarle a un nuevo estudiante. Esto te ayudará a obtener un mejor idea sobre tu entendimiento del concepto y  también te ayudará a detectar esas posibles lagunas que tengas sobre el mismo.

Paso 3. Si no puedes explicarlo bien, entonces vuelve al libro.

Cada vez que te atasques, vuelve nuevamente al material y re-aprende esa parte que no puedes explicar bien. Es necesario que hagas esto cada vez hasta que lo puedas explicar en el papel.

Paso 4. Simplifica tu lenguaje.

El objetivo de esta técnica es que puedas describir el material en tus propias palabras, no en las palabras del material. Si tu explicación es poco clara, entonces es un indicador que  tal vez no estás entendiendo bien la idea que quieres explicar.  Intenta simplificar tu lenguaje o utiliza una analogía para entenderla mejor.

Fuente: Farnamn Street

 

  • Salud Mental y Tratamientos

Los pensamientos intrusivos son mucho más comunes de lo que creías

  • David Aparicio
  • 11/04/2014

La investigación titulada “Puedes correr pero no esconderte: Pensamientos intrusivos en los seis contintentes” (You can run but you can’t hide: Intrusive thoughts on six continents) y publicada en el Journal of Obsessive-Compulsive and Related Disorders,  encontró que la mayoría de las personas podría haber experimentado pensamientos indeseados persistentes (93.6% de los participantes), imágenes mentales o síntomas del trastorno obsesivo compulsivo.

¿Desenchufé la plancha?

El estudio contó con la participación de 777 estudiantes de 13 países diferentes (Canadá, Argentina, Australia, Francia, Grecia, Hong Kong, Irán, Israel, Italia, Sierra Leona, España, Turquía y EEUU), a los cuales se les entrenó para distinguir entre las preocupaciones persistentes, rumiaciones sobre el pasado y los pensamientos intrusivos. Luego se les preguntó si habían experimentado por lo menos un pensamiento intrusivo durante los últimos tres meses.

Para el co-autor de la investigación, el Dr. Adam Radomsky, estos resultados muestran que no son los pensamientos indeseados los que generan problemas sino, más bien, lo que hacemos con ellos.

“Por ejemplo, la mayoría de las personas que tienen pensamientos intrusivos sobre saltar desde un balcón o desde una plataforma del subte, pensaría que es raro o tonto pensar así, en cambio, una persona diagnosticada con TOC se podría preocupar porque sus pensamientos son suicidas. Los pacientes con TOC experimentan estos pensamientos más a menudo y sienten mayor malestar a causa de los pensamientos, pero estos pensamientos parecen ser indistinguibles de aquellos que tiene la población general” explicó Radomsky.

¿Le puse llave a la puerta?

Esta investigación podría ayudar a las personas con el trastorno obsesivo compulsivo a no sentirse tan diferentes ya que, como vimos, estos tipos de pensamientos son extremadamente comunes. Y también puede ayudar a desarrollar tratamientos basados en la evidencia que permitan reconocer que es bastante común tener pensamientos intrusivos.

Fuente: Psypost
Imagen: HuffPost

 

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Neurocirujanos implantan un cráneo impreso en 3D con éxito

  • Andrés Díaz
  • 10/04/2014

Durante el último año hemos visto mucho en los distintos medios sobre las impresoras 3D. Esos artefactos son capaces de imprimir, en períodos relativamente cortos de tiempo, toda clase de objetos que van desde artículos de decoración para el hogar, hasta armas y ahora también cráneos humanos.

Sí, así como lo lees. Los científicos del Centro Médico Universitario de Utrecht afirman haber logrado la primera intervención exitosa de un cráneo humano en un paciente.

Se trata de una mujer holandesa de 22 años que padece de una enfermedad ósea crónica que estaba aumentado el grosor de su  cráneo de 1,5 cm a 5 cm, lo que provocaría insoportables  dolores de cabeza y reduciría su visión,  por lo que se tuvo que remover la parte superior de su cráneo y reemplazarlo con un implante de la impresora 3D.

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La operación, que fue dirigida por el Dr. Bon Verweij, tuvo una duración de 23 horas. El espesor del cráneo era tal, que era determinante realizar la cirugía, ya que el aumento del grosor del cráneo causaría daño cerebral grave o la muerte en un futuro próximo.

«Era sólo cuestión de tiempo antes de que las funciones cerebrales críticas fueran comprometidas y ella iba a morir «, dijo el Dr. Verweij . Una cirugía mayor era inevitable, pero antes de la técnica de impresión 3D, no había un tratamiento ideal y efectivo.

Este implante fue hecho específicamente para esta paciente utilizando un plástico de alta durabilidad. Desde que fue operada, ella ha mejorado su vista, está libre de síntomas y volverá a trabajar. Resulta interesante que no se sabe si el plástico deba ser sustituido en una fecha posterior o si va a durar toda la vida.

«Es casi imposible ver que ella ha tenido una cirugía»

El cirujano principal tiene experiencia previa con reconstrucciones en cráneos 3D, pero implantar uno tan grande como este nunca se había logrado antes. «Es casi imposible ver que ella ha tenido una cirugía», dijo el Dr. Verweij en la declaración oficial de la universidad.

Se  espera que la técnica de implantes 3D también se puede utilizar en pacientes con otros trastornos óseos o reparar los cráneos gravemente dañados después de un accidente o un tumor.

La operación se llevó a cabo hace tres meses, pero el hospital no ha hecho públicos los detalles de la cirugía.

David Aparicio contribuyó en la publicación de esta noticia. 

Fuente: Wired
Imágenes: UMC Utrecht

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