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Publicaciones por mes

agosto 2020

67 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los niños pequeños prefieren explorar antes que obtener recompensas

  • 18/08/2020
  • Maria Fernanda Alonso

Una gran característica de la infancia es la curiosidad. Niñas y niños pequeños pasan sus días descubriendo el mundo, experimentando y aprendiendo a través de sus sentidos sobre todo lo que les rodea. Examinar su ambiente es una actividad de suma importancia que les ayuda a comprender cómo funciona el mundo, y que disfrutan sinceramente. De hecho, este interés puede llevarlos a dejar pasar recompensas que saben que pueden obtener, en pos de explorar otras opciones, según los hallazgos de un nuevo estudio (Blanco & Sloutsky, s. f.).

Metodología

Los autores de esta investigación realizaron dos estudios.

Primer estudio

En el primero participaron 32 niños de 4 años y 34 adultos. En una pantalla de computadora, se mostró a los participantes cuatro criaturas alienígenas. Al hacer clic en cada criatura, se les dio una cantidad determinada de caramelos virtuales.

Una criatura fue claramente la mejor opción, dando 10 caramelos, mientras que las otras dieron 1, 2 y 3 caramelos, respectivamente. Esas cantidades nunca cambiaron para cada criatura durante el transcurso del experimento.

El objetivo era ganar la mayor cantidad de dulces posible en 100 pruebas (los niños podían convertir sus dulces virtuales en pegatinas reales al final del experimento).

Como se esperaba, los adultos aprendieron rápidamente qué criatura dio la mayor cantidad de dulces y seleccionaron esa criatura el 86% de las veces. Pero los niños seleccionaron la criatura de mayor recompensa solo el 43% de las veces.

Y no fue porque los niños no se dieron cuenta de qué elección les reportaría la mayor recompensa. En una prueba de memoria después del estudio, 20 de 22 niños identificaron correctamente qué criatura entregó más dulces.

Los autores señalan que, a diferencia de los adultos que estaban motivados por lograr la máxima recompensa, los niños estaban parcialmente motivados por la información que obtenían a través de la exploración.

Lo llamativo fue que no hubo lugar para el azar: cuando los niños no hacían clic en la opción con la recompensa más alta, era más probable que revisaran las otras opciones de manera sistemática, para asegurarse de que nunca pasaban demasiado tiempo sin probar cada opción individual.

Segundo estudio

Se planteó un juego similar para el segundo estudio, pero en este caso el valor de tres de las cuatro opciones era visible: solo una estaba oculta. La opción que estaba oculta se determinó al azar en cada prueba, por lo que cambiaba casi siempre. Pero los valores de las cuatro opciones nunca cambiaron, incluido el valor de la opción oculta.

Como en el primer experimento, los 37 adultos participantes eligieron la mejor opción en casi todos los ensayos, esto es, el 94% de las veces. Eso fue mucho más que los 36 niños de 4 y 5 años, que seleccionaron la opción de mayor valor solo el 40% de las veces.

Cuando la opción oculta era la opción de mayor valor, los adultos la eligieron el 84% de las veces, pero por lo demás casi nunca seleccionaron la opción oculta (2 por ciento de las veces).

Los niños eligieron la opción oculta alrededor del 40% de las veces, y no importaba si era la de mayor valor o no. Señalan los autores que la mayoría de los niños se sintieron atraídos por la incertidumbre de la opción oculta y la posibilidad de explorar.

Hallazgos

Los investigadores descubrieron que cuando los adultos y los niños de 4 a 5 años jugaban a un juego en el que ciertas elecciones les valían recompensas, tanto los adultos como los niños aprendían rápidamente qué opciones les darían los mayores beneficios. Pero mientras los adultos usaban ese conocimiento para maximizar sus premios, los niños continuaron explorando las otras opciones.

Lo más interesante es que aquella búsqueda de nuevos descubrimientos por parte de los niños no es aleatoria. Los resultados mostraron que los niños se acercaron a la exploración de manera sistemática, para asegurarse de no perderse nada.

Sin embargo, algunos niños actuaron como adultos y casi siempre eligieron la opción de mayor valor. En el segundo experimento, algunos niños casi siempre evitaron la opción oculta. Estas variaciones pueden tener que ver con diferentes niveles de maduración cognitiva en los niños, señalan los autores, pero parece que todos los niños pasan por una fase en la que la exploración sistemática es uno de sus principales objetivos.

Referencia bibliográfica:

Blanco, N. J., & Sloutsky, V. (s. f.). Systematic Exploration and Uncertainty Dominate Young Children’s Choices. https://doi.org/10.31234/osf.io/72sfx

Fuente: Science Daily



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  • Artículos Recomendados de la Web

La educación por televisión vive un auge por la pandemia del coronavirus

  • 18/08/2020
  • David Aparicio

Benjamin Mueller y Mitra Taj para The New York Times en español:

En un barrio pobre en una ladera de Lima, Perú, la jornada escolar de Delia Huamani no comienza con el bullicio de los compañeros de clase, sino con el destello de un televisor. Como las instalaciones de las escuelas están cerradas indefinidamente, ella recibe sus lecciones en casa, de la recién estrenada biblioteca de programas educativos que el país ha producido.

Como sustituto, está lejos de ser perfecto. Delia, de 10 años, dice que sus padres no pueden pagar libros —echa de menos leer sobre animales en la biblioteca de la escuela— y no tiene a nadie que revise su trabajo. Se apoya en su amiga Katy Bautista, de 12 años, a quien le gustaría pedirle a los presentadores de televisión que disminuyan la velocidad durante las lecciones difíciles.

“Cuando recogemos en la olla común acá, hablamos y nos explicamos”, dijo Delia sobre Katy recientemente. “Y a veces ella me explica y yo no le explico nada, pero ella sí me explica y por eso es buena amiga”.

Sin embargo, a pesar de todas sus limitaciones, la educación televisada tiene una enorme ventaja para Delia, Katy y muchos más de los mil millones de niños en todo el mundo que están fuera de las escuelas por la pandemia del coronavirus: puede llegar a ellos.

A veces vivimos tan encerrados en nuestro mundo y damos por sentado un montón de cosas que son un lujo para muchas otras personas. Este artículo no ayuda a tomar contacto con las necesidades de los que menos tienen estos difíciles momentos y quizás esa incomodidad que genere este artículo nos ayude a aprovechar lo que tenemos y ayudar, como sea, para que los niños puedan recibir educación en estos momentos.

Lee el artículo completo en The New York Times.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los hombres que ganan más tendrían más probabilidades de desarrollar presión arterial alta

  • 18/08/2020
  • Maria Fernanda Alonso

Alimentación saludable, realizar ejercicios, controlar el peso, moderar el consumo de alcohol y evitar los atracones, son recomendaciones que cada vez escuchamos más para mejorar nuestra calidad de vida y evitar muertes prematuras. El estilo de vida tiene relación directa con el estado de salud de una persona. ¿Y su nivel de ingresos? Según los hallazgos de una investigación, las ganancias personales también parecen influir en la salud física, y destacan que los hombres trabajadores con mayores ingresos tienen más probabilidades de desarrollar presión arterial alta (Williams et al., 2018).

Esta afección, que a menudo es denominada “asesina silenciosa,” afecta a más de mil millones de personas en el mundo (OMS | Información general sobre la hipertensión en el mundo, 2013). La hipertensión es la principal causa mundial de muerte prematura.

En el año 2015 se produjeron casi 10 millones de muertes por presión arterial alta:

  • 4,9 millones se debieron a cardiopatía isquémica.
  • 3,5 millones fueron por accidentes cerebrovasculares.

Entre 30 y 45 % de los adultos tienen hipertensión; y el 60% de las personas mayores de 60 años la sufren.

¿Por qué es importante la relación con los ingresos económicos de las personas? Para enfocar los esfuerzos de prevención, los investigadores buscaron averiguar si la hipertensión se relaciona con los ingresos y la clase económico-social.

Metodología: se llevó a cabo un análisis del estudio J-HOPE3 donde examinaron la relación entre los ingresos familiares y la presión arterial alta en empleados japoneses. En 2012 se inscribieron un total de 4314 empleados (3.153 hombres y 1.161 mujeres) con trabajos diurnos y presión arterial normal, de 12 lugares de trabajo diferentes.

Los trabajadores fueron divididos en cuatro grupos según el ingreso familiar anual: menos de 5 millones, 5 a 7,9 millones, 8 a 9,9 millones y 10 millones o más de yenes japoneses por año. El equipo de investigación estudió la asociación entre los ingresos y el desarrollo de presión arterial alta durante un período de dos años.

Hallazgos: respecto de los hombres:

  • En comparación con los hombres de la categoría de ingresos más bajos, los hombres del grupo de ingresos más altos tenían casi el doble de probabilidades de desarrollar presión arterial alta. Los hombres en los grupos de 5 a 7,9 millones y de 8 a 9,9 millones tenían un 50% más de riesgo de desarrollar presión arterial alta comparados con los hombres con los ingresos más bajos, aunque la asociación positiva no alcanzó significación estadística en el grupo de 8 a 9,9 millones.
  • Los hallazgos fueron consistentes independientemente de la edad y fueron independientes de la presión arterial inicial, el lugar de trabajo, la ocupación, el número de miembros de la familia y el tabaquismo. Las relaciones se debilitaron ligeramente después de tener en cuenta el consumo de alcohol y el índice de masa corporal (ambos fueron más altos para los hombres en los grupos de ingresos más altos).
  • Los hombres (pero no las mujeres) con ingresos familiares más altos tenían más probabilidades de ser obesos y beber alcohol todos los días. Ambos comportamientos son factores de riesgo importantes para la hipertensión

En cuanto a las mujeres no hubo un vínculo significativo entre los ingresos y la presión arterial. Sin embargo, las mujeres con ingresos familiares más altos tendían a tener un menor riesgo de desarrollar presión arterial alta.

Conclusión: los autores señalan que los hombres con trabajos diurnos bien remunerados corren un riesgo particular de hipertensión arterial. Esto se aplica a hombres de todas las edades, que pueden disminuir en gran medida sus posibilidades de sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral mejorando sus comportamientos de salud.

Referencias bibliográficas:

OMS | Información general sobre la hipertensión en el mundo. (2013). https://www.who.int/cardiovascular_diseases/publications/global_brief_hypertension/es/

Williams, B., Mancia, G., Spiering, W., Agabiti Rosei, E., Azizi, M., Burnier, M., Clement, D. L., Coca, A., de Simone, G., Dominiczak, A., Kahan, T., Mahfoud, F., Redon, J., Ruilope, L., Zanchetti, A., Kerins, M., Kjeldsen, S. E., Kreutz, R., Laurent, S., … Erdine, S. (2018). 2018 ESC/ESH Guidelines for the management of arterial hypertension: The Task Force for the management of arterial hypertension of the European Society of Cardiology (ESC) and the European Society of Hypertension (ESH). European Heart Journal, 39(33), 3021-3104. https://doi.org/10.1093/eurheartj/ehy339

Fuente: Science Daily



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  • Artículos Recomendados de la Web

Once cosas supuestamente divertidas que nunca más serán iguales

  • 17/08/2020
  • David Aparicio

Bryan Pietsch ha preparado una lista para The New York Times, que te hará valorar muchas de las cosas más mundanas que ya no serán iguales:

Tras meses de distanciamiento, uso de cubrebocas y de rechazar las charlas triviales en público, ¿volveremos a gritarnos a la cara en los bares y clubes nocturnos? Los expertos esperan que no.

“El distanciamiento social se va a convertir en la norma común en este punto”, afirmó Nolan.

Según Nolan, tener una conversación de cerca, especialmente cuando las personas están hablando de manera animada o ruidosa, en un entorno donde el alcohol fluye y la música está a todo volumen, es un riesgo. Lo aconsejable y más seguro, dijo, es tener conversaciones tranquilas y a bajo volumen.

Tu comportamiento en situaciones sociales será moldeado por la manera en que actúe la gente a tu alrededor, aseguró Jeanine Skorinko, profesora de Psicología Social en el Instituto Politécnico de Worcester en Massachusetts. Si tu grupo mantiene reglas de distanciamiento social, conversa a bajo volumen y evita compartir tragos, lo más probable es que sigas el ejemplo.

Este sitio web de Georgia Tech ayuda a evaluar el riesgo de asistir a un evento en Estados Unidos en función del condado en el que se encuentra y la cantidad de personas que asistirán.

Bienvenidos a la nueva (a)normalidad.

Lee el artículo completo en The New York Times.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Experimentar un trauma en la infancia hace que el cuerpo envejezca más rápido

  • 17/08/2020
  • Maria Fernanda Alonso

Las experiencias de adversidad durante la infancia pueden ser fuertes predictores de la salud física y mental más adelante en la vida. Su vivencia ha sido relacionada con el funcionamiento neurológico en la edad adulta, y con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Las relaciones más o menos conflictivas con las madres y los padres parece ser relevante en cuanto al impacto que tendrán estas experiencias a lo largo de la vida.

Un nuevo estudio encontró que las niñas y los niños que sufren traumas por abuso o violencia a una edad temprana muestran signos biológicos de envejecimiento más rápido que aquellos que nunca han experimentado adversidad (Colich et al., 2020). El estudio examinó tres signos diferentes de envejecimiento biológico: pubertad temprana, envejecimiento celular y cambios en la estructura del cerebro, y descubrió que la exposición al trauma estaba asociada con los tres.

¿Por qué es importante? Esto podría ayudar a explicar por qué los niños que sufren traumas a menudo se enfrentan a problemas de salud en el futuro.

Metodología: con el fin de realizar un estudio enfocado, el equipo de investigación analizó por separado dos categorías de adversidad: adversidad relacionada con amenazas, como abuso y violencia, y adversidad relacionada con privaciones, como negligencia física o emocional o pobreza. La investigación consistió en un metanálisis de casi 80 estudios, con más de 116000 participantes en total.

Hallazgos: el equipo descubrió que los niños que sufrieron traumas relacionados con amenazas, como violencia o abuso, tenían más probabilidades de entrar en la pubertad temprano y también mostraban signos de envejecimiento acelerado a nivel celular, incluidos telómeros acortados (las tapas protectoras en los extremos de nuestras hebras de ADN que desgastarse a medida que envejecemos). Sin embargo, los niños que experimentaron pobreza o abandono no mostraron ninguno de esos signos de envejecimiento prematuro.

En un segundo análisis, los investigadores revisaron sistemáticamente 25 estudios con más de 3253 participantes que examinaron cómo la adversidad de la vida temprana afecta el desarrollo del cerebro.

Encontraron que tal adversidad se asociaba con una reducción del grosor cortical (este es un signo de envejecimiento: la corteza adelgaza a medida que las personas envejecen). Sin embargo, diferentes tipos de adversidad se asociaron con el adelgazamiento cortical en diferentes partes del cerebro. El trauma y la violencia se asociaron con el adelgazamiento en la corteza prefrontal ventromedial, que está involucrada en el procesamiento social y emocional, mientras que la privación se asoció con mayor frecuencia con el adelgazamiento en las redes frontoparietales, con el “modo predeterminado” y las redes visuales, que están involucradas en el procesamiento sensorial y cognitivo.

Los investigadores reflexionan sobre estos hallazgos y consideran que podrían haberse originado en adaptaciones evolutivas útiles ya que, por ejemplo, en un entorno violento y lleno de amenazas, un desarrollo más rápido de las regiones del cerebro que desempeñan un papel en el procesamiento de las emociones podría ayudar a los niños a identificar y responder a las amenazas.

Sin embargo, estas adaptaciones pueden tener graves consecuencias para la salud física y mental en la edad adulta. Por estos motivos se resalta la necesidad de intervenciones tempranas para ayudar a evitar dichas consecuencias y la investigación para averiguar si es posible frenar el envejecimiento acelerado con dichas intervenciones.

Referencia bibliográfica:

Colich, N. L., Rosen, M. L., Williams, E. S., & McLaughlin, K. A. (2020). Biological aging in childhood and adolescence following experiences of threat and deprivation: A systematic review and meta-analysis. Psychological Bulletin. https://doi.org/10.1037/bul0000270

Fuente: American Psychological Association



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  • Encuentro con un terapeuta

Entrevista a Fabián Olaz

  • 17/08/2020
  • Lara María Velázquez

Con una peculiar transparencia y una clara honestidad y presencia, plasmadas en profundas palabras, el Dr. Fabián Oláz, nos deleita en esta línea de tiempo, no sólo profesional, si no también (y no en vano), personal.

Cada párrafo nos permite vislumbrar su pasión, cómo así también su entusiasmo y consciencia vital, resultado (actual) de muchas experiencias registradas con una gran nitidez.

Deseo que la disfruten tanto como yo lo he podido hacer.

Fabián, primero que nada quería agradecerte el tiempo y la oportunidad para permitirme realizarte esta entrevista. Para mí es un honor… ¿Cómo fue que elegiste estudiar psicología?

El agradecido soy yo Lara, este tipo de invitaciones siempre es desafiante y al mismo tiempo una posibilidad de parar y mirar un poco en retrospectiva el trabajo realizado. Estudiar psicología, creo que he respondido esta pregunta muchísimas veces y me da la sensación de que mi respuesta va cambiando cada vez. Creo que fue algo que me apareció con un poco más de claridad cuando estaba en el penúltimo año del secundario. Creo que si le preguntaras eso a mi yo de entonces te respondería que fundamentalmente curiosidad por la mente humana, mi yo de hoy diría que curiosidad por el comportamiento humano. Por otra parte, no tengo dudas que también lo hice un poco buscando respuestas a mi propio sufrimiento.

Estudiaste la carrera de grado y el doctorado en Universidad Nacional de Córdoba ¿Cuál es el marco teórico que allí predomina?

Efectivamente, estudié la licenciatura y el doctorado en mi querida UNC. En el momento que yo cursaba el psicoanálisis era hegemónico. Hoy diría que las cosas están cambiando gracias al trabajo que venimos haciendo varios profesores e investigadores. Si bien me animo a decir que el psicoanálisis aún es fuerte, la terapia cognitivo comportamental, las neurociencias, los enfoques psicodinámicos breves y la terapia de conducta ha ido ganando un lugar cada vez más importante, lo cual es muy bueno desde mi punto de vista.

¿Cómo fue tu recorrido académico luego de haberte egresado como psicólogo?

Fue largo, intenso y sorpresivo para mí. Egresé de la licenciatura convencido que lo mío era la investigación y no la clínica. Había intentado hacer una práctica en tercer año y mi primera experiencia en un neuropsiquiátrico me asustó mucho. Era una etapa en la cual estaba muy vulnerable y el entrenamiento que me habían dado hasta ese momento en la facultad estaba basado en una visión patologizante y centrada en el déficit, lo cual fue un excelente cóctel para que mi primer contacto con los pacientes del pabellón de “psicóticos” fuese una experiencia muy difícil para mí.

Me dediqué de lleno a la investigación psicométrica, donde aprendí un montón de cosas que ya casi no uso (jeje). Sin embargo, fue esa misma línea la que me trajo nuevamente hacia la clínica. Ya en mi doctorado, donde me había propuesto la construcción de un test psicológico, como parte de los estudios de validación del mismo debíamos hacer una intervención, y me decidí a desarrollarla. Para esto tuve que entrenarme en diferentes estrategias cognitivo conductuales para el abordaje de problemas interpersonales, lo cual me llevo a contactar a quienes fueron mis maestros en ese momento: Zilda y Almir Del Prette, de la Universidad de Sao Carlos. En esa época recuerdo que, paralelo a mi doctorado, me puse a explorar diferentes abordajes psicoterapéuticos ya que lo que se enseñaba en Córdoba y Argentina dentro de la TCC me parecía demasiado limitado y rígido. En esa época yo venía muy entrenado en el enfoque de la teoría social cognitiva de bandura, pero yo sentía que algo todavía me faltaba. Así, pasé por el enfoque sistémico, el análisis transaccional, la terapia multimodal, y hasta me atreví a explorar algo de terapia transpersonal. Ya en el 2009 tomo contacto con la terapia de aceptación y compromiso y ahí me doy cuenta de que eso era lo que quería: una terapia de conducta que abordaba la dimensión espiritual, de una forma parsimoniosa, experiencial y basada en una concepción de sufrimiento que reflejaba mi historia y mi propia concepción. Luego conocí FAP, mi actual amor, y aquí estoy.

¿Cómo llegaste a formarte en FAP y ACT?

Me encantaría poder darte una respuesta corta y simple, pero en realidad fue un verdadero viaje que podría resumirte en cuatro acontecimientos que me guiaron y me condujeron a donde estoy ahora. Todo comienza en el año 2008 o 2009. Era una época de intensa búsqueda personal, mi padre estaba muy enfermo, me sentía muy confundido y comencé una exploración espiritual muy intensa. Estaba en la búsqueda de algo espiritual, un ancla que me permitiera transitar ese momento y explorar mi historia. Experiencias chamánicas, alucinógenos, crisis, una época de mucha confusión para mí, y de mucho aprendizaje. En esa época me invitaron a disertar al congreso de la APICSA en Chile, y un asistente a mi conferencia se me acercó y charlamos un rato largo. Recuerdo que él, un señor de unos 70 años, muy sabio, me habló sobre la terapia de aceptación y compromiso como un abordaje conductual que profundiza en el aspecto que yo estaba buscando, lo espiritual. De ahí en más mi curiosidad me fue guiando. El segundo acontecimiento fue una estancia que realicé por esa misma época con Zilda y Almir en la universidad de San Carlos. Mis días allí fueron reveladores, ya que me encontré rodeado de analistas del comportamiento, que utilizaban estos principios de maneras sumamente creativas y flexibles. No solo me formé como entrenador de habilidades sociales, sino que comencé a entender que la parsimonia del análisis del comportamiento era algo que yo había venido buscando desde hace tiempo. Es muy llamativo como los puntos se van uniendo, ya que tuve el honor de compartir algún tiempo de trabajo y muchas charlas con una alumna directa de Murray Sidman, la Dra Deisy das Graças de Souza. Pude conocer además de manera concreta algo sobre investigación en RFT, teoría que sólo había intentado entender desde los libros hasta ese momento.

Luego de mi doctorado y ya habiendo muerto mi padre ocurre el tercer acontecimiento. Por esos días estaba ejerciendo la clínica en lo que yo creía era ACT. En diciembre de 2011 fui a mi primer workshop internacional sobre ACT con Kelly Wilson y en el 2012 participo de mi primer retiro de mindfulness. Si bien ya sentía que ese era mi camino, todavía sentía que algo me faltaba. Fue en el año 2012 que tuve la oportunidad de conocer a quien fue mi primer supervisor (hoy mi mejor amigo), Benji Schoendorff. En su taller sobre ACT y FAP pude darme cuenta de qué era lo que quería para mi vida como terapeuta, como entrenador y como ser humano, y a la vez podía ver algo de la luz que venía buscando: quería ser simple. De allí en más todo ocurrió muy rápido, dediqué toda mi energía, tiempo y dinero a entrenarme para ser el terapeuta y entrenador que quería ser

Creo que mi conducta perfeccionista fue útil en ese sentido, ya que estas terapias me atrajeron tanto que me generaron un profundo respeto. Por esto, estaba convencido que quería cuidarlos siendo fiel a los principios y me propuse aprender desde las fuentes. Mis habilidades sociales adquiridas fueron muy útiles en ese sentido, ya que rápidamente me vi vinculado con los más grandes entrenadores, aprendiendo de ellos con una curiosidad voraz. Hice cuántos cursos puedas imaginarte, estancias en el hospital de veteranos en Maine junto a Kevin Polk, en la Universidad de Washington con Jonathan Kanter, entrenamientos intensivos y hasta una estancia con Carmen Luciano, que sería el cuarto acontecimiento. También me ayudó mucho mi aprendizaje como paciente en estos modelos, y muchas horas de supervisión. De hecho, desde el año 2012 no he dejado de tener mi supervisor en estos modelos.

¿Cuáles creés que sean los aportes más innovadores de estas terapias?

Creo que la concepción filosófica y la concepción de sufrimiento, ya que todo lo demás deriva de allí. Estas terapias son en gran medida contraculturales y por ello suponen un desafío a muchas ideas arraigadas en nuestra comunidad.

¿Qué opinás sobre las terapias basadas en procesos?

Tengo mucho que decir, pero creo que sería para otra entrevista. Siendo lo más sucinto posible, creo que son varias cosas al mismo tiempo. En primer lugar creo que la concepción basada en procesos es necesaria, ya que supone poner fin a la proliferación constante de modelos terapéuticos que se proponen como novedosos cuando en realidad no lo son. La idea básica es que hay un número limitado de mecanismos psicológicos subyacentes que determinan si las personas terminarán con problemas conductuales o no, y esos mecanismos deberían ser trabajados dinámicamente de forma continua en la terapia. El principal beneficio de este enfoque para los terapeutas es que hay muchos menos mecanismos subyacentes de cambio que técnicas terapéuticas o modelos de terapia. Por lo tanto, el terapeuta solo necesita aprender a atacar esos mecanismos subyacentes cuando aparecen en la terapia. No debe lealtad a un manual de tratamiento que contiene toneladas de intervenciones inútiles. En cambio, aprende a reconocer estos mecanismos centrales de cambio a medida que se desarrollan en la conversación clínica y responde a ellos de una manera específica.

Por otra parte, creo que no es algo nuevo ya que hay autores que vienen defendiendo esa propuesta hace mucho tiempo, y seguramente hay un interés político en ponerlas en la agenda, ya que por detrás está la Asociación Americana de Psicología. Quizás también el hecho de que hoy se hable de ello, tal como el mismo Hayes lo afirma, sea en parte gracias a las terapias comportamentales contextuales, que son de hecho terapias basadas en procesos. Quizás haya que esperar para ver si se trata solo de una moda pasajera o si realmente está gestándose un nuevo movimiento en psicoterapia. Ojalá sea lo segundo, pero en ese caso espero que no se trate de terapia cognitivo comportamental basada en procesos sino de psicoterapia basada en procesos. En la materia que dicto en la Facultad de Psicología de la UNC hemos desarrollado un programa en esa línea, y está siendo un hermoso desafío. Los alumnos pueden discutir y aprender diferentes abordajes terapéuticos muy diversos tomando a los procesos como punto de anclaje. Así por ejemplo, pueden discutir y comparar procesos tan cercanos como la mentalización y el yo contexto, mientras exploran la terapia de mentalización y ACT. ¿Muy loco no?

¿Solés tener un esquema armado para la primer entrevista?

No, pero los pacientes te moldean. Quiero decir, no la tengo pero generalmente hago lo mismo y creo que es el resultado de las respuestas de mis pacientes a mi conducta. Es decir, hago lo que me ha funcionado en general. Si tuviese que resumirlo sería: charlo, pregunto e intento comprender lo que trae a sesión al consultante y lo defino en sus propias palabras. Luego, exploramos las funciones que controlan su conducta hasta identificar una clase funcional problemática y redefinimos el problema en términos del modelo con el cual trabajaremos. Presento el modelo y el encuadre de trabajo que utilizaremos, doy las fichas de consentimiento informado para ser firmadas, fin. Obviamente estos pasos pueden darse en diferentes secuencias, pero sin duda forman parte de las check list que utilizo en supervisión.

¿Y con la conceptualización de los casos? ¿Cómo las formulás?

En principio cuando trabajamos con el equipo DBT utilizamos el formato estándar que aprendimos con los supervisores del equipo. Cuando es por fuera de DBT, y dado que me fui acercando cada vez más al análisis de la conducta clínica, fui desarrollando mi propio estilo y mis conceptualizaciones se hicieron cada vez más parsimoniosas. En la actualidad cuento con un modelo propio basándome en lo que yo considero procesos centrales de la terapia. Así, mi formato incluye una breve historia del paciente, el problema según sus propias palabras, la clases funcionales problemáticas dentro y fuera de sesión, las clases alternativas, y el tipo de interacción con el propio comportamiento y autorreglas que se siguen (evitación experiencial, impulsividad, etc).

¿Cómo fue la experiencia de poder supervisarte con Dra. Carmen Luciano?

Para ser justo, ella no fue mi supervisora clínica, fue (y considero que aún es) mi supervisora en investigación. Pero sería injusto si encasillo a Carmen en ese rol, ya que para mí es una maestra que te exige llegar a tus propios límites y enfrentarte con tu propia ignorancia. Obviamente que es una invitación a pasarla mal, en la medida que te aferres a la idea de que sabes algo. Unos minutos con Carmen son una invitación a la humildad y a la aceptación de lo poco que sabemos. Creo que luego de mi estancia con ella pude darme cuenta de la ilusión en la que venía viviendo, al creer que sabía RFT y ACT.

¿Desde cuándo te desempeñas como trainer en ACT?

Desde marzo del 2018.

¿Cuándo comenzaste a ser investigador? ¿Qué te llevó a eso?

Comencé a investigar cuando estaba en tercer año de la carrera. Tuve la suerte de comenzar a trabajar como ayudante alumno de técnicas psicométricas investigando junto al Dr. Edgardo Pérez, quien sería mi director de tesis de licenciatura y de doctorado. Siempre tuve la tendencia a buscarme maestros o tutores y él fue sin duda mi primer maestro. Edgardo me enseño a amar la investigación y me mostró que tengo las habilidades para hacerlo. Es algo que actualmente me apasiona, aunque estoy trabajando en pulir más otras habilidades que me están haciendo falta, entre ellas, moderar mi perfeccionismo. Como verás, lo que puede ser útil en algunos contextos en otros no lo es

¿Desde cuándo te desempeñás como trainer? ¿Qué tal resulta eso?

Considero que comencé a sentirme entrenador en el año 2008, cuando comencé a entrenar en habilidades sociales. Suelo diferenciar la palabra entrenador de la palabra profesor ya que entrenar involucra otros aspectos, desde mi punto de vista más complejos. Así, un entrenador debe tener la capacidad de generar un contexto de aprendizaje de competencias teóricas (en esto no se diferencia de un profesor) pero también prácticas (el know how) o técnicas, y esto requiere un estudio sistemático de estrategias didácticas que permitan la práctica y refinamiento de estas habilidades. Finalmente, y sobre todo en el entrenamiento de terapeutas, ser trainer involucra además tener un adecuado repertorio que permita generar espacios experienciales donde los participantes puedan explorar vivencialmente los procesos que trabajamos con nuestros pacientes. Creo que lo más difícil es encontrar un buen balance para que las tres habilidades sean igualmente trabajadas. En ACT se suele usar la metáfora de la “cabeza” (teoría), las “manos” (la técnica) y el “corazón” (la experiencia).

¿Cuándo comenzaste a ser associatte scientist? ¿En qué consiste exactamente?

Creo que desde el año 2016. Consiste simplemente en que trabajo junto a otros miembros del Center of Social Connection, de la Universidad de Washington en el desarrollo de investigaciones en FAP y temas vinculados a la conexión social y el desarrollo de competencias interpersonales. Sería algo así como un miembro externo del laboratorio. Es algo muy lindo ya que Jonathan es un excelente tutor y tener su apoyo es muy útil en nuestra situación, donde no contamos con recursos y la investigación es tan precaria.

¿Cómo te resulta, a nivel personal y profesional, ser representante para Argentina de la Asociación Psicológica Iberoamericana de Clínica y de la Salud?

APICSA es en gran medida la asociación que me sirvió de soporte durante todo mi desarrollo profesional hasta mi doctorado. Tal es así que conocí a Zilda Del Prette a partir de APICSA, y mi contacto con Vicente Caballo (su presidente) fue de gran utilidad para mi tesis doctoral. En la actualidad, creo que lo más rico es a nivel personal, ya que la comisión directiva de APICSA está integrada por un grupo hermoso de personas de diferentes países y con diferentes orientaciones dentro de las TCC. Es como mi familia y las reuniones que se organizan desde la asociación son simplemente imperdibles. No quiero decir con esto que no sea aún un espacio de crecimiento profesional para mí, de hecho lo es, pero lo que me da a nivel personal es mucho mayor

¿Cuál y cómo fue tu primer experiencia como disertante en alguna Jornada o Congreso?

Mi primera experiencia fue en el año 1996. Aún era estudiante y presenté en unas jornadas de cátedras de neurociencias un trabajo sobre comportamiento prosocial e inteligencias múltiples, como tema libre. Experiencia casi traumática. Recuerdo que al finalizar, una señora muy dulce que coordinaba la mesa me acercó un vaso con agua y un pañuelo para que me secara la cara. Todo lo que pasó hasta ese momento quedó borrado de mi memoria

¿Desde cuándo dictas cursos y talleres? ¿Cuál y cómo fue tu primer experiencia como docente ,tanto en estos espacios como en la facultad?

Creo que desde el 2008, pero vengo dando clases desde antes. Comencé en el año 1996 como ayudante alumno y ahí fueron mis primeras experiencias. De alguna manera siempre siento que nací siendo docente. Amo hacerlo y siento que cuando lo hago me traslado a otra dimensión. Mi papá y mi mamá también fueron docentes, y creo que de alguna manera crecí en un aula.

¿Quisieras contarnos las experiencias de ser escritor de artículos, capítulos y libros?

Jaja. Qué pregunta difícil, no sé. Es algo medio absurdo en mi caso. Pasó un montón de horas escribiendo, revisando, y escribiendo de nuevo. Luego se publica y me siento feliz por un ratito hasta que sale otro proyecto. Igual creo que es una experiencia muy personal. En mi caso he escrito un montón de cosas simplemente por la necesidad de la academia, y recién hoy estoy finalizando dos libros que creo me hacen sentir orgulloso: La matrix manual de usuario y Las tormentas de Blaz. Este último es una belleza ya que se lo dedico a mi amigo Blaz, mi perrito Schnauzer que falleció el año pasado. Es un libro para niños.

¿Creés que tu rol como trainer, terapeuta, investigador, escritor y docente (¡Cuántas facetas académicas!) se complementan entre sí?

Te falto “proyecto de músico” y practicante de aikido y Iaido en impasse, jeje. Se complementan de varias maneras. En primer lugar, necesito hacer muchas cosas ya que si no me aburro y me pierdo. Soy una persona que pasó de tenerle pánico a la muerte a tenerle un profundo amor y un ominoso respeto a la vida. Es por ello que quiero saborear cada gota, cada sorbo que ella me regala. Soy un voraz consumidor de experiencias y no puedo evitarlo. Creo que el espacio que transito hoy es parte de la búsqueda espiritual que comencé hace tiempo, y que paradójicamente (o no tanto) me ha transformado en un explorador de momentos, de pedacitos de existencia, y necesito de todos para sentirme vivo. Entonces, claro que se complementan, y se necesitan.

Por otra parte, todos se vinculan en un rol fundamental que me encanta desempeñar: Transmitir. Me considero un transmisor, casi como un cable, cuya misión en la vida es hacer simples los mensajes complejos que pueden ayudarnos a dejar el mundo un poquito mejor de lo que era. Sería algo así como un hermeneuta contemporáneo, que aspira a la simpleza de los perros. Un perro hermeneuta, jaja. Próximo título de libro: “El perro hermeneuta”.

Qué respuesta tan sentida…

¿Cuándo y cómo surge CIPCO ?

Fundación CIPCO surge de mi amor por la docencia, la psicoterapia, y mi profundo amor por quien es hoy mi compañera de vida: Gabi Cabanillas. Es un proyecto que iniciamos hace más de 10 años juntos, con el apoyo y trabajo de muchas personas, algunas de las cuales ya no están y otras permanecen. CIPCO es hoy, me enorgullece decirlo, un centro de referencia internacional en terapias comportamentales contextuales, y tenemos dos equipos hermosos y súper eficientes de terapeutas: uno especializado en DBT y otro en ACT, FAP BA y otros abordajes. Damos cursos de entrenamiento y hemos desarrollado un programa propio de entrenamiento en competencias. ¿Sabes qué? El año pasado me encantó escuchar a alguien decirme: “ese terapeuta tiene estilo CIPCO”. Fue como, “Wow, que bueno es escuchar esto”.

Actualmente y en el futuro ¿Qué desafíos creés que tenga la psicología?

Ufff. Muchísimos. Algunos ya los señalé, básicamente la búsqueda de una psicoterapia basada en procesos con base en la evidencia, un mayor desarrollo de ciencia reticulada e investigación translacional, el desarrollo de programas de entrenamiento y supervisión de psicoterapeutas con base en la evidencia, una discusión seria acerca de las implicancias éticas y los dilemas que se enfrenta en psicoterapias interpersonales o que se desarrollan en contextos de mucha intimidad. Ahora, en nuestro país, con que podamos comenzar a desarrollar investigación para aportar evidencia de que lo que hacemos funciona en lugar de seguir hablando sobre evidencia, con que podamos lograr que terapeutas y supervisores se entrenen y con que logremos que las terapias que funcionen lleguen a los que menos recursos tienen y dejen de ser un “servicio de elite” creo que es suficiente. Podría morir tranquilo

¿Quisieras agregar algo?

Solo agradecerte. Tus preguntas fueron terapéuticas. ¿Cuánto te debo? (jeje)

¡Muchas gracias por el espacio y la colaboración, Fabián!

Gracias muchas.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Entrevista a Inés Arístegui. Salud mental en población Transgénero (podcast)

  • 15/08/2020
  • David Aparicio

Descripción del episodio:

Inés Arísteguí es doctora en psicología y trabaja como cordinadora del área de investigaciones sociales en la Fundación Huesped y se especializa en el campo de diversidad sexual, especialmente ha trabajado durante muchos años con población transgénero. 

Con ella hablamos de acceso a la salud, atención psicológica con sensibilidad de género y la realidad de esta población. 

Recomendamos el siguiente curso online gratuito de Fundación Huesped para seguir aprendiendo.

Podes escucharlo en Apple Podcast, Ivoox o Spotify



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Son los problemas de sueño factores de riesgo de enfermedades neurodegenerativas?

  • 14/08/2020
  • Maria Fernanda Alonso
multiethnic male backpackers napping on rucksacks in soft sunlight

Alzheimer y Parkinson son los dos trastornos neurodegenerativos más comunes a nivel mundial. Actualmente, se desconocen medicamentos capaces de prevenir el Parkinson, aunque existen tratamientos para aliviar sus síntomas. Diversas investigaciones han encontrado relación entre los trastornos del sueño y las enfermedades neurodegenerativas. De hecho, una investigación reciente señala que ritmos circadianos débiles o irregulares para guiar los ciclos diarios de actividad y descanso podrían ser indicadores de mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad de Parkinson, con posterioridad (Leng et al., 2020).

¿Puede considerarse que los trastornos del sueño son factores de riesgo o, al menos, indicadores de mayores probabilidades de padecer enfermedades neurodegenerativas posteriormente? Y si fuera de este modo, ¿podría disminuir este riesgo un tratamiento orientado a fortalecer el ritmo circadiano de la persona?

¿Por qué es importante? Entre los adultos mayores, los ritmos circadianos de descanso y actividad debilitados o irregulares son comunes. Otras afecciones (estreñimiento o déficit en el sentido del olfato) también se han asociado con mayor probabilidad de desarrollar Parkinson más adelante en la vida.

Metodología: la muestra contó con la participación de 2930 hombres con una edad promedio de 76,3 años al inicio de la investigación, la cual fue parte del Estudio sobre fracturas osteoporóticas en hombres (MRoS) más amplio y basado en la población, que comenzó en el año 2000 y recolectó datos durante 11 años. El estudio incluyó a hombres en seis centros médicos de EEUU. Ninguno de los participantes en el subconjunto de la cohorte MRoS tenía inicialmente Parkinson y todos vivían en entornos comunitarios (es decir, no vivían en hogares de ancianos). Su estado para muchos factores relacionados con la salud se evaluó al principio y fue supervisado mediante visitas de seguimiento y cuestionarios.

Como parte del estudio, los investigadores monitorearon los ritmos circadianos de descanso y actividad durante tres períodos separados de 24 horas haciendo que los participantes usaran un actígrafo (dispositivo similar a un reloj que detecta y registra incluso los movimientos leves de la muñeca). Los datos recopilados de estos dispositivos se asociaron de forma independiente con el desarrollo posterior de Parkinson.

En otra investigación, los autores habían identificado una asociación entre las siestas diurnas y el desarrollo posterior del Parkinson. La asociación se mantuvo incluso después de tener en cuenta los indicadores de trastornos del sueño, incluida la pérdida de sueño; ineficiencia del sueño (tiempo que se pasa dormido después de apagar las luces); movimiento de piernas durante el sueño; y el cese crónico y temporal de la respiración conocido como apnea del sueño.

Esto llevó a los investigadores a controlar otras variables recopiladas como parte del estudio MRoS, incluidas las diferencias regionales en los sitios de estudio y la demografía de los participantes, la educación, el rendimiento cognitivo de referencia, las enfermedades crónicas, la actividad física, los síntomas de depresión, el índice de masa corporal, el tabaquismo y uso de benzodiazepinas, alcohol y cafeína.

Evaluaron luego cuatro parámetros de los ritmos de actividad y reposo de los participantes medidos por actígrafo:

  • amplitud, esto es la diferencia entre el período de mayor a menor actividad;
  • mesor, es decir la actividad media;
  • robustez, referente a la precisión con que coincidían la medida del ciclo descanso-actividad con una curva regular similar a una onda cosenoidal; y,
  • acrofase, una medida de avance o retraso en el ciclo de 24 horas en relación con el promedio de la población.

Hallazgos: durante el seguimiento, 78 de los 2.930 participantes del estudio fueron diagnosticados con Parkinson. Aquellos que obtuvieron los puntajes más bajos en amplitud, mesor o robustez (registrados por el actígrafo) tenían el triple de riesgo de desarrollar Parkinson en comparación con los que obtuvieron puntajes más altos. Los investigadores no encontraron una asociación entre la acrofase y el riesgo de Parkinson.

Los modelos animales de Parkinson mostraron que las células que controlan el marcapasos del ritmo circadiano del cerebro a menudo comienzan a degenerarse incluso antes que las células de la parte del cerebro que tradicionalmente se asocian con los síntomas de Parkinson, lo que sugiere que el debilitamiento del ritmo circadiano puede, en algunos casos, representar una etapa temprana de la enfermedad, explicaron los autores.

Tampoco se descarta la posibilidad de que las alteraciones en el ritmo circadiano, que ya se sabe que causan cambios metabólicos e inflamación, puedan contribuir a la enfermedad neurodegenerativa.

Los científicos concluyeron que su descubrimiento del vínculo entre los ritmos circadianos y el Parkinson, una enfermedad caracterizada por la pérdida de control sobre el movimiento, el equilibrio y otras funciones cerebrales, sugiere que estas alteraciones circadianas pueden reflejar procesos de enfermedades neurodegenerativas que ya afectan el reloj interno del cerebro mucho antes del diagnóstico de Parkinson, y que podrían considerarse una señal de alerta temprana de la enfermedad.

Referencia bibliográfica:

Leng, Y., Blackwell, T., Cawthon, P. M., Ancoli-Israel, S., Stone, K. L., & Yaffe, K. (2020). Association of Circadian Abnormalities in Older Adults With an Increased Risk of Developing Parkinson Disease. JAMA Neurology. https://doi.org/10.1001/jamaneurol.2020.1623

Fuente: Science Daily



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las neuronas estarían programadas genéticamente para tener vidas largas

  • 13/08/2020
  • Maria Fernanda Alonso

¿Qué determina la supervivencia de las neuronas? En general, los científicos han creído que su vida (o la duración de la misma) depende de factores extrínsecos, de fuerzas externas como los tejidos u otras células a las que las neuronas surten con células nerviosas. Según los hallazgos de un equipo de investigadores, este no sería el panorama completo, sino que la supervivencia continua de las neuronas también estaría programada de manera intrínseca durante su desarrollo (Lin et al., 2020).

¿Por qué es importante? Cuando nuestras neuronas, las células principales del cerebro, mueren, nosotros también.

En los organismos superiores, las neuronas controlan la respiración, la alimentación, las sensaciones, el movimiento, la memoria, las emociones y la cognición. Pueden morir por muchas causas no naturales, como enfermedades neurodegenerativas, lesiones, infecciones y traumas. Las neuronas son células de larga vida, pero se desconocen los controles genéticos que permiten su longevidad.

Explican los científicos que la mayoría de las neuronas de una persona son creadas durante el desarrollo embrionario, y no cuentan con un “respaldo” después del nacimiento. La supervivencia, la función cerebral y la aptitud de un organismo dependen de la supervivencia de sus neuronas.

¿Qué encontró esta investigación? Los autores identificaron un mecanismo que se activaría en el nacimiento de las neuronas, cuya función sería la de disminuir intrínsecamente una forma general de muerte celular, o «apoptosis,» específicamente en las neuronas. Cuando se detiene esta regulación genética, la supervivencia neuronal continua se interrumpe y conduce a la muerte del animal.

Según esta investigación, la pieza central de este mecanismo es una pequeña parte de la secuencia genética en Bak1, un gen proapoptótico cuya activación conduce a la apoptosis. La expresión de Bak1 se apaga cuando este pequeño fragmento de secuencia genética (denominado microexón) se empalma en el producto del gen Bak1final. Los exones son secuencias que componen el ARN mensajero.

Los autores explican que «la apoptosis es una vía que controla el recambio celular y la homeostasis tisular en todos los metazoos;” la mayoría de las células no neuronales se involucran fácilmente en la apoptosis en respuesta al estrés intrínseco y extrínseco. Este programa celular suicida necesita ser controlado para que las neuronas vivan durante muchos años, señalan.

Metodología: el equipo de investigación identificó el microexón Bak1 a través de un análisis a gran escala de datos de expresión de tejidos humanos, tejidos de ratón, cerebros humanos en desarrollo, prosencéfalos en desarrollo de ratones y mesencéfalos de ratones en desarrollo.

Primero, compararon tejidos neurales con tejidos no neurales tanto en humanos como en ratones para identificar exones específicos de los nervios. Luego, encontraron que las neuronas corticales reducían su sensibilidad a la apoptosis desde el nacimiento de las neuronas. También encontraron que la apoptosis se reducía gradualmente durante el desarrollo neuronal antes de que las neuronas hagan conexiones o inerven otras células, lo que sugiere que otros factores además de las señales extrínsecas pueden influir.

Las neuronas transforman la forma en que regulan la muerte de las células durante el desarrollo, y de esta forma aseguran la longevidad neuronal, necesaria para mantener la integridad de los circuitos neuronales para las funciones cerebrales, concluyeron los científicos.

Referencia bibliográfica:

Lin, L., Zhang, M., Stoilov, P., Chen, L., & Zheng, S. (2020). Developmental Attenuation of Neuronal Apoptosis by Neural-Specific Splicing of Bak1 Microexon. Neuron. https://doi.org/10.1016/j.neuron.2020.06.036

Fuente: Science Daily



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

A lo largo de su vida, una persona puede presentar diversos trastornos mentales

  • 12/08/2020
  • Maria Fernanda Alonso

Los profesionales de la salud mental suelen encontrarse con un paciente en un momento determinado de su vida. Esta mirada transversal favorece un abordaje del trastorno que presenta el paciente en el momento presente. Pero, ¿qué pasa con ese trastorno a lo largo de la vida?

¿Por qué es importante? El diagnóstico es utilizado para diseñar cursos de tratamiento adecuados a la realidad que experimenta una persona. Además, puede implicar una puerta a la aceptación y autocompasión.

La sintomatología y rasgos que presenta una persona pueden variar en distintos momentos de su vida, y con ellas el diagnóstico en que puedan encuadrar. Este fue el hallazgo de un nuevo estudio que sugiere que los psiquiatras y otros profesionales de la salud mental deberían avanzar hacia la adopción de una perspectiva de “ciclo de vida” respecto de los trastornos mentales (Caspi et al., 2020). Este enfoque se adaptaría a los dominios de investigación más que a la investigación tradicional de diagnósticos categóricos.

Metodología: esta investigación se llevó a cabo con el análisis datos longitudinales a lo largo de cuatro décadas, provenientes del Estudio Longitudinal de Dunedin en Nueva Zelanda que utilizó evaluaciones psiquiátricas estandarizadas repetidas para monitorear 17 condiciones de salud mental desde los 11 años hasta los 45 años. El estudio incluyó a más de mil participantes y las condiciones de salud mental fueron diagnosticadas según los criterios del DSM.

Dentro de los trastornos monitoreados se encuentran: trastornos de externalización (por ejemplo, TDAH, trastornos de conducta, dependencia de sustancias), trastornos de internalización (por ejemplo, depresión, ansiedad, trastornos de la alimentación, PTSD) y trastornos del pensamiento (por ejemplo, manía, esquizofrenia, TOC).

También se incluyeron exámenes neurocognitivos realizados durante la infancia y la adolescencia, junto con una evaluación basada en neuroimágenes del envejecimiento cerebral a los 45 años.

Los investigadores encontraron que:

  • Cerca de un tercio de los participantes experimentó la aparición inicial de un trastorno a los 15 años de edad, y el 86% cumplió con los criterios de al menos un trastorno a los 45 años.
  • Los participantes con un trastorno de cualquiera de las tres familias de diagnóstico tenían un mayor riesgo de sufrir trastornos de otras familias de diagnóstico en el futuro.
  • Los participantes caracterizados por un trastorno mental constante no eran la norma.
  • A lo largo de décadas, las personas experimentaron muchos tipos de trastornos cambiantes, pasando de familias con trastornos internalizantes, externalizantes y/o del pensamiento. La gente rara vez “adquiere” un trastorno y lo mantiene, señalan los autores. Cada trastorno predijo un riesgo significativamente mayor de cualquier otro trastorno.
  • Diversos factores influyeron en la vulnerabilidad a la psicopatología: (a) edad de inicio, (b) duración de la historia de los síntomas y (c) número de diferentes tipos de síntomas de trastornos comórbidos. Las personas que presentaron síntomas siendo más jóvenes, tuvieron más años con síntomas y más tipos de síntomas diferentes tendían a ser las mismas personas. Estos sujetos también tenían más indicadores de mala salud cerebral a la edad de 3 años, deterioro cognitivo más pronunciado de niño a adulto y mayor edad cerebral en la resonancia magnética estructural en la mediana edad.

Otro estudio basado en datos de registro de 5,9 millones de personas que vivían en Dinamarca entre 2000 y 2016 encontró resultados similares (Plana-Ripoll et al., 2019). “Nuestros hallazgos están respaldados por un estudio complementario de décadas del registro psiquiátrico danés, que también encontró que la mayoría de los pacientes cambian de diagnóstico y cada trastorno predice un mayor riesgo de cualquier otro trastorno,” explicó Caspi, autor principal de la investigación.

Concluyen los investigadores que, en base a estos hallazgos puede entenderse que los diferentes trastornos psiquiátricos comparten los mismos factores etiológicos en el genoma y en el cerebro, por lo que no sería sorprenderte encontrar que diferentes afecciones psiquiátricas tengan las mismas causas. Una misma persona, a lo largo de los años, puede presentar trastornos psiquiátricos diferentes.

Advierten finalmente sobre la necesidad de evitar la excesiva dependencia de teorías etiológicas, así como la de desarrollar tratamientos “transdiagnóstico” capaces de abordar muchas afecciones diferentes.

Referencia bibliográfica:

  • Caspi, A., Houts, R. M., Ambler, A., Danese, A., Elliott, M. L., Hariri, A., Harrington, H., Hogan, S., Poulton, R., Ramrakha, S., Rasmussen, L. J. H., Reuben, A., Richmond-Rakerd, L., Sugden, K., Wertz, J., Williams, B. S., & Moffitt, T. E. (2020). Longitudinal Assessment of Mental Health Disorders and Comorbidities Across 4 Decades Among Participants in the Dunedin Birth Cohort Study. JAMA Network Open, 3(4), e203221. https://doi.org/10.1001/jamanetworkopen.2020.3221
  • Plana-Ripoll, O., Pedersen, C. B., Holtz, Y., Benros, M. E., Dalsgaard, S., de Jonge, P., Fan, C. C., Degenhardt, L., Ganna, A., Greve, A. N., Gunn, J., Iburg, K. M., Kessing, L. V., Lee, B. K., Lim, C. C. W., Mors, O., Nordentoft, M., Prior, A., Roest, A. M., … McGrath, J. J. (2019). Exploring Comorbidity Within Mental Disorders Among a Danish National Population. JAMA Psychiatry , 76(3), 259-270. https://doi.org/10.1001/jamapsychiatry.2018.3658

Fuente: Psypost



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