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Publicaciones por mes

agosto 2023

35 Publicaciones
  • Análisis

Los cimientos de la defusión

  • Fabián Maero
  • 07/08/2023

De tanto en tanto me encuentro con colegas trabajando defusión de una forma de la cual creo que, sin ser necesariamente incorrecta, omite del proceso algo fundamental. Dicho de manera general, se trata de abordar la defusión como si fuera sólo un conjunto de ejercicios y técnicas para lidiar con pensamientos indeseados (lo cual usualmente significa “pensamientos que la terapeuta preferiría que la paciente no tuviera”): aparece un pensamiento que molesta, se lleva a cabo un procedimiento (digamos, repetir cien veces una palabra clave del pensamiento), el pensamiento deja de molestar.

Creo que esta es una forma un tanto rudimentaria de comprender la defusión –motivo por el cual tiende a ser más frecuentemente exhibida por quienes están dando sus primeros pasos en el modelo de flexibilidad psicológica, o por quienes sólo buscan alguna técnica rápida para salir de algún atasco clínico. El problema es que así abordada, como una especie de antídoto contra pensamientos particulares indeseados, la defusión se diferencia más bien poco de una intervención de reestructuración cognitiva.

Creo que el error radica en pasar por alto que, ante todo, la defusión involucra una mirada característica sobre los efectos y funcionamiento del lenguaje y sus productos. Las intervenciones y técnicas son meramente recursos para comunicar, explorar, y actualizar esa perspectiva que debe encarnarse transversalmente en todas las interacciones que suceden en sesión, en lugar de quedar reservada al momento en que se realiza algún ejercicio o actividad clínica. Sin la adopción cabal de esa perspectiva, las técnicas particulares de defusión carecen de cimientos y pueden incluso resultar inconsistentes con el resto del modelo. Sin ella creo que nos perdemos lo mejor que la defusión tiene para ofrecerle a la tarea clínica.

Esa perspectiva se deriva directamente de la posición pragmática respecto al lenguaje y sus productos –en cierto sentido es la traducción clínica de esa filosofía. Una perspectiva de defusión es un cierto tipo de perspectiva pragmática. Querría hoy señalar algunos de sus aspectos que creo centrales, sin que la enumeración sea exhaustiva, claro está. Son condiciones necesarias, mas no suficientes.

Opacar el lenguaje

En primer lugar, la perspectiva defusionada implica imbuir en la terapia una cierta conciencia del lenguaje, de sus productos y de sus efectos; implica conciencia de la profundidad con la cual el lenguaje afecta y moldea todo lo que experimentamos.

Esto es necesario porque la mayor parte del tiempo el lenguaje (la conducta verbal y sus productos, digamos más técnicamente), nos resulta completamente transparente: vemos el mundo a través de interpretaciones, comparaciones, evaluaciones, etc., como si no estuvieran allí; tratamos a las interpretaciones como si fuera hechos y no construcciones; reificamos constructos y conceptos y los tratamos como eventos naturales en lugar de construcciones o abstracciones. Es decir, la mayor parte del tiempo no nos percatamos de que nuestro contacto con el mundo no es directo sino mediado, al menos parcialmente. Un aspecto crucial para que la defusión funcione es entonces destacar la mediación del lenguaje en la experiencia humana, destacar que “ahora vemos como por un espejo, oscuramente”, como señala la tradición bíblica. La pregunta apropiada frente a una experiencia particular no es si está afectada por el lenguaje, sino de qué manera lo está.

Vale la pena señalar que no basta con que el terapeuta sepa que el lenguaje es omnipresente (creo que ni siquiera hace falta señalarlo porque es ya un lugar común en la psicología académica). Esta perspectiva debe ser explorada por los pacientes –como sucede con un paisaje, es preferible apreciarlo de manera directa en lugar de conocerlo exclusivamente a través del relato de otra persona. Por este motivo es que se emplean intervenciones y recursos clínicos cuyo fin es volver al lenguaje más opaco y por tanto más visible: registrar ocurrencias de interpretaciones, evaluaciones, y comparaciones, y sus efectos en la conducta; etiquetar para amplificar la percepción de la actividad verbal (“estoy teniendo un pensamiento que dice…”); explicitar creencias y reglas implícitas; observar pensamientos, etcétera. Es decir, actividades clínicas cuya función principal es apreciar la omnipresencia del lenguaje.

Desconfianza

Otro aspecto de esa perspectiva, estrechamente ligado al anterior, consiste en una suerte de persistente desconfianza hacia el lenguaje. Se trata de la herencia del nominalismo pragmático en la clínica. Una suerte de sospecha, de mirada de desconfianza hacia el lenguaje atraviesa todo el trabajo clínico de defusión. Por eso se trata siempre de tomar al lenguaje con ligereza, con un grano de sal, sin tomárnoslo completamente en serio. Nuestra perspectiva tiende al silencio, a la contemplación del lenguaje, no a una mayor elaboración. Sabemos que eliminar el lenguaje es imposible y completamente indeseable, pero intentamos minimizar sus efectos, minimizar la hipertrofia verbal, al tiempo que aumentamos el contacto con el resto de la experiencia: el cuerpo, los sentidos, el momento presente.

Como observación lateral, quizá sea este el punto de mayor divergencia con las miradas psicoanalíticas: claramente compartimos el interés por el impacto del lenguaje en los fenómenos clínicos, pero nuestra forma de proceder al respecto no es sumergirnos en él y explorar significados posibles, sino movernos con distancia y con cierta reticencia, como frente a una serpiente venenosa, cuidándonos de no perder contacto con el resto de la experiencia, con los fines últimos, con lo somático –por ello el dispositivo del diván, que enfatiza sólo la palabra hablada, perdiendo contacto con el resto de lo corporal y perceptual, sería impensable para nuestra perspectiva. Reducir el efecto del lenguaje interpretando y construyendo nuevos significados nos resulta similar a intentar apagar un fuego soplando: útil para llamas pequeñas, contraproducente para las llamas grandes.

También la perspectiva de defusión difiere de la mirada cognitiva, que busca más bien corregir el lenguaje, eliminando o rectificando todo tipo de sesgos y distorsiones del pensamiento. La perspectiva de defusión, en cambio, si bien admite de buen grado el señalar las distorsiones cognitiva, lo hace para señalar la insuficiencia del lenguaje, en lugar de confiar en que rectificarlas sea suficiente para resolver el grueso de los problemas a los que el lenguaje nos lleva. La racionalidad no alcanza para no atascarse. Seguro, detectar que un pensamiento es un sesgo puede ayudar a dejarlo ir y conectarnos con lo que el mundo tiene para ofrecer, pero empecinarse en alcanzar un recto pensamiento puede en no pocos casos llevar a mayor enredo verbal y pérdida de vitalidad.

Por ello nos ocupamos de auspiciar una cierta actitud de desconfianza hacia el lenguaje, empleando recursos tales como convenciones alternativas de lenguaje que señalen la arbitrariedad de sus efectos (reemplazar “pero” por “y”, por ejemplo), actividades que pongan de manifiesto la insuficiencia del lenguaje para captar aspectos cruciales de la experiencia, invitando a tomar con liviandad y escepticismo a evaluaciones y comparaciones, en lugar de explorarlas o corregirlas. Se trata de una actitud más bien afín a la posición budista de sospecha hacia la mente y pensamientos.

El futuro

Un tercer aspecto de esta perspectiva está relacionado con los criterios para establecer el sentido de los pensamientos. Cotidianamente asumimos que un enunciado es verdadero si es coherente con otros enunciados o si se corresponde con un estado de cosas anterior a su emisión. En cierto sentido, su sentido está en la correspondencia con el pasado, sea con enunciados o eventos previos. Pero la mirada pragmática añade a esto la consideración por los efectos futuros de la acción guiada por el enunciado: la máxima pragmática asume que el sentido de una proposición está en los efectos producidos por las acciones guiadas por ella.

Como escribe Dewey: “Verdadera es la idea que funciona a la hora de conducirnos a lo que se intenta decir (…) cualquier idea que nos transporte felizmente desde cualquier parte de nuestra experiencia a cualquier otra, vinculando entre sí cosas satisfactoriamente, operando de modo seguro, simplificando, ahorrando trabajo, es verdadera justamente por eso, verdadera en esa medida”. Digamos, incluso un enunciado simple como “el agua moja” puede verse como válido de dos maneras diferentes: como un enunciado sustentado en el pasado, en un estado de cosas anterior, o como una suerte de promesa –digamos, que si pongo un pañuelo en el agua se mojará. La mirada defusionada adopta esta segunda posición y se pregunta, para cualquier enunciado, no si se corresponde con otros pensamientos o estado de cosas previas, es decir, no si refleja el mundo, sino cuáles son los efectos de actuar siguiendo ese pensamiento. No basta con “tener razón”, en el sentido de describir adecuadamente el mundo pasado, sino que es necesario considerar si actuar de acuerdo a ese enunciado será la mejor manera de llegar al mundo futuro deseado.

Quizá un ejemplo sirva: la validez una creencia como “soy un mal psicólogo” puede considerarse en función de experiencias pasadas (a cuántas personas se ha ayudado), o indagando sus relaciones con otras creencias previas (por qué se piensa eso, qué relación tiene con otras creencias y pensamientos, etc.). La mirada pragmática no desdeña esa perspectiva (es, después de todo una mirada histórica y contextualizante), pero, considerando que toda creencia es un producto de lenguaje, es decir, algo de lo cual desconfiar en principio, le añade una dimensión que podría aplicarse más o menos así “si fueras a actuar siguiendo ese pensamiento, ¿te llevaría a un mundo en el cual querrías vivir?”. Es decir, explora los efectos que podríamos esperar si la acción se guiase por ese pensamiento. Todo pensamiento, todo enunciado, se considera en relación con una acción (o un patrón de acción) y sus efectos en el mundo y los valores personales deseados, en lugar de sólo considerar si es válido en función de condiciones previas.

En otras palabras, la mirada pragmática añade una dimensión de futuro a todo enunciado y lo examina no en su mera coherencia interna, sino en relación con las acciones de las personas actuando en contextos históricos particulares.

Cerrando

Como mencioné al inicio, estos puntos abarcan solo algunos aspectos de la mirada defusionada en la clínica. Otros procesos de flexibilidad psicológica pueden trabajarse de manera discreta: en cualquier sesión podemos tocar aceptación en una sesión o no hacerlo, explorar valores, o no hacerlo, etcétera. Pero en todo el trabajo clínico, a cada paso, lidiamos con el lenguaje, motivo por el cual es engañoso considerar que defusión es algo que puede implementarse con algunas técnicas o intervenciones aisladas. Si a lo largo de la terapia, durante horas y horas de trabajo, nuestra actitud general hacia el lenguaje y sus productos es una incompatible con la perspectiva pragmática con los aspectos que acabamos de bosquejar (sumando los que hemos dejado fuera), de poco servirá implementar un par de ejercicios para reducir el impacto de pensamientos. Tratar de contrarrestar esas decenas de horas con veinte minutos de ejercicio parece tarea vana.

Es preferible, en cambio, infundir en todo nuestro trabajo clínico y de manera transversal esta perspectiva, de manera que los ejercicios e intervenciones sean un énfasis de algo que despliega en todo el tratamiento, en lugar de una intrusión acotada e inusual. Los ejercicios de defusión deberían de sentirse como una extensión natural del resto de las interacciones terapéuticas, una parte integrada de una mirada coherente que atraviesa y estructura toda la tarea clínica.

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Más de 5 millones de personas sufren de Lupus

  • David Aparicio
  • 02/08/2023

El lupus se centra especialmente en mujeres en edad productiva, aunque los hombres, los niños y los adolescentes también pueden tener esta enfermedad. El 90 % de las personas que viven con lupus son mujeres y la mayoría de los pacientes con lupus lo desarrollan entre los 15 y los 44 años. Las personas con lupus suelen tener síntomas como dolor, fatiga, pérdida de cabello, problemas cognitivos y deficiencias físicas que suponen un importante hándicap para seguir con su vida normal. Muchas de estas personas presentan un cuadro con enfermedades cardiovasculares, derrames cerebrales, erupciones graves y articulaciones dolorosas. Otras, en cambio, no manifiestan síntomas visibles.

Artículo completo en La Vanguardia.

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  • Neurociencias

Ser futbolista incrementa el riesgo de tener un trastorno del sueño REM y desarrollar demencia

  • David Aparicio
  • 02/08/2023
photo of men playing soccer during daytime

Numerosas investigaciones realizadas en todo el mundo sugieren que ser futbolista profesional supone un mayor riesgo de desarrollar demencia o ciertas enfermedades neurodegenerativas. Uno de los estudios más recientes, realizado en población española, ha sido liderado por investigadores del Clínic-IDIBAPS. Los resultados del mismo indican que ser futbolista profesional predispone a sufrir el trastorno del sueño REM y, posteriormente, puede evolucionar hacia la demencia. El estudio concluye que, entre las personas con este tipo de trastorno de sueño, hay un porcentaje mayor de futbolistas profesionales, respecto a la población general.

¿Por qué?

La explicación de este fenómeno es que la exposición repetida a impactos en la cabeza en deportes de contacto puede llevar a la pérdida neuronal progresiva o a la acumulación de depósitos de proteína alfa-sinucleína. Esto podría explicar por qué los atletas profesionales en deportes como el fútbol pueden desarrollar diferentes tipos de enfermedades neurodegenerativas décadas después de retirarse. Un estudio analizó los comportamientos de pacientes con trastornos del sueño REM en un centro de neurología entre 1994 y 2022 para determinar cuántos de ellos habían sido jugadores de fútbol profesional.

Artículo completo en La Vanguardia.

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(España) Las adolescentes igualan a los chicos en las tasas de suicidio

  • David Aparicio
  • 02/08/2023
woman looking at sea while sitting on beach

Un informe sobre el suicidio en los jóvenes españoles muestra un incremento de los casos entre los 12 y los 17 años del 32%.

Las muertes por suicidio, como el resto de muertes, son más frecuentes conforme se acumulan años, pero, como cualquier fallecimiento, son más dolorosas cuando suceden a una edad temprana. Por eso llaman la atención los resultados publicados hoy del Informe sobre la Evolución del suicidio en España en la población infantojuvenil (2000-2021). Entre otras cosas, este estudio muestra un aumento significativo del número de suicidios entre los adolescentes, de 12 a 17 años, del 32,35% entre 2019-2021, pasando de 34 a 45 fallecidos. En este grupo también se observa una distribución infrecuente de los casos por sexo. Si en el resto de grupos de edad, tres de cada cuatro suicidios son consumados por hombres, entre los adolescentes la cifra está prácticamente al 50%. En total, entre la población de 12 a 29 años, se registraron 336 suicidios solo en 2021, el último año con datos disponibles y completos. Es la principal causa de muerte de la gente joven en España.

Artículo completo en El País.

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología
  • Salud Mental y Tratamientos

Guía para padres y maestros sobre el mutismo selectivo

  • Equipo de Redacción
  • 02/08/2023

Artículo publicado en The Child Mind Institute y traducido y adaptado para Psyciencia.com

Los niños con mutismo selectivo (SM por sus siglas en inglés) son habladores en el hogar pero no pueden hablar en entornos públicos, incluso en la escuela. Esta guía es para padres y maestros que se preguntan si un niño en particular pudiera tener SM o que buscan cómo ayudar a los niños con mutismo selectivo a encontrar su voz.

¿Qué es el mutismo selectivo?

Cuando los niños no pueden hablar con ciertas personas o en ciertos entornos, puede que tengan un trastorno de ansiedad llamado mutismo selectivo (SM, por sus siglas en inglés). Es común que los niños con SM sean muy habladores cuando están en casa con la familia, pero silenciosos en la escuela. Generalmente, los padres comienzan a notar señales de SM cuando el niño tiene tres o cuatro años. Es posible que el trastorno no se diagnostique sino hasta que el niño esté en edad escolar, cuando sus problemas para hablar se vuelven más evidentes.

Un niño con SM podría pasar un año entero o más en un salón de clases sin hablar ni una sola vez con sus maestros, consejeros o compañeros. Por lo general, los niños con SM se portan bien y de manera educada en el aula, por lo que su silencio puede malinterpretarse como timidez y nunca abordarse como una posible barrera para su aprendizaje. Además, los pediatras pueden decirles a los padres que la “timidez” pasará, lo cual desalienta a las familias para buscar tratamiento.

El mutismo selectivo puede causar una disfunción significativa en la vida de un niño. Puede interferir con el rendimiento de los niños en la escuela, tanto académica como socialmente. Puede evitar que los niños pidan ayuda cuando la necesitan, como decirle al maestro que necesitan ir al baño. Y puede evitar que los niños participen en muchas actividades divertidas que requieren comunicación verbal, incluidas las citas para jugar. La buena noticia es que con la ayuda adecuada, los niños con SM pueden mejorar.

Señales de mutismo selectivo

  • Hablar libremente en casa, pero volverse completa o parcialmente no verbal en la escuela o alrededor de extraños.
  • Incapacidad para hablar en presencia de otras personas, incluidos los adultos conocidos, como sus padres.
  • Dificultad para hablar con sus compañeros en la escuela.
  • Parecer estar “cerrado” o “paralizado” en situaciones sociales.
  • Utilizar gestos, expresiones faciales y movimientos de la cabeza, en lugar de comunicación verbal.

Disipando los mitos

El mutismo selectivo es relativamente raro, por lo que las personas, incluso los pediatras u otros especialistas, podrían no reconocerlo de inmediato o confundirlo con autismo o con un trastorno de la comunicación. Las personas también pueden pensar erróneamente que un niño no está hablando porque está siendo obstinado o desafiante.

En realidad, los niños con SM se sienten extremadamente ansiosos y no pueden hablar, incluso cuando lo desean. En otras palabras, un niño con SM no puede hablar, no es que se esté negando a hacerlo.

También existe la creencia errónea de que los niños que no pueden hablar en ciertos entornos han sido traumatizados. De hecho, los niños que se tornan mudos después de una experiencia traumática generalmente son mudos en todas las situaciones, no en entornos sociales específicos, como es el caso del mutismo selectivo.

Por último, no es inusual que los familiares piensen que un niño con SM es “simplemente tímido”, y que cuando crezca “se le pasará”. Sin embargo, estos niños son mucho más que tímidos: están paralizados por la ansiedad. Cuanto más tiempo permanezca un niño sin hablar en ciertos entornos, se perderá de más cosas y será más difícil tratar el problema.

Tratamiento

La buena noticia es que el mutismo selectivo es muy tratable con la atención adecuada. Los niños con SM responden mejor a la terapia conductual que se centra en ayudarlos a aprender a hablar en entornos nuevos, durante actividades nuevas y con personas nuevas.

Si a usted le preocupa que su hijo pueda tener mutismo selectivo, debería obtener una evaluación integral que establezca un diagnóstico. La evaluación debe examinar específicamente las circunstancias en las que su hijo es verbal y no verbal, y si pudiera tener condiciones coexistentes (como otros trastornos de ansiedad). La evaluación también descartará otros diagnósticos, como el trastorno de la comunicación o del lenguaje, que también podrían estar causando problemas del habla.

Encontrar al equipo de tratamiento adecuado

Los niños con SM nunca deberían ser obligados a hablar. El ritmo del tratamiento debe ser gradual y no se debe pedir a los niños que hagan algo que sea demasiado difícil para ellos. En lugar de eso, el tratamiento debe seguir técnicas especializadas de terapia conductual que estimulen el habla y luego refuercen las experiencias exitosas de expresión oral con muchos elogios etiquetados y pequeños incentivos. Esta progresión cuidadosa ayuda a los niños a ganar confianza y los prepara para experiencias cada vez más desafiantes.

El tratamiento conductual intensivO ha demostrado ser muy exitoso en el tratamiento del mutismo selectivo. En lugar de reunirse con los médicos durante una hora a la semana, los niños en tratamiento grupal intensivo pueden participar en sesiones de un día completo o de una semana completa. Este enfoque concentrado ayuda a impulsar el tratamiento al brindarles a los niños mayores ganancias y más inmediatas.

Tratamiento que avanza hacia el mundo real

Para que un programa de tratamiento sea efectivo, los niños deben aprender a hablar en situaciones cotidianas, no solo en el consultorio del médico. Esto significa que los médicos deben modelar el tratamiento en entornos y situaciones de la vida real. Por ejemplo, debido a que los niños con mutismo selectivo suelen tener dificultades para hablar en la escuela, la terapia puede simular un día escolar típico, con actividades como una reunión matutina, exposición oral y el receso para comer.

Esto ayuda a que los niños se lleven con ellos las habilidades de oratoria que están desarrollando cuando regresen a su salón de clases real. Durante el tratamiento, las “excursiones” a lugares como el parque o la heladería también son importantes porque ayudan a los niños a practicar el habla en situaciones de la vida real, donde normalmente se mantendrían en silencio.

Aprender a lidiar con la ansiedad

Es importante que todas las personas en la vida del niño participen en el tratamiento, porque el SM es un trastorno al que otras personas tienden a adaptarse, lo que en realidad puede hacer que el SM sea más difícil de tratar. Por ejemplo, si sabe que su hijo se pone ansioso al ordenar su comida en un restaurante, es posible que usted responda automáticamente cuando el mesero le pregunte a él qué quiere comer. Si bien su intención es disminuir la ansiedad de su hijo, este patrón de “rescate” solamente refuerza la probabilidad de que el niño continúe callado frente a meseros.

En lugar de “rescatar” a los niños de su ansiedad, los padres y las personas que los cuidan pueden ayudarlos a aprender a sobrellevar la situación como parte de su programa de tratamiento. El médico de su hijo debe proporcionar buenas estrategias y consejos para hacerlo. Aunque pueda que su ansiedad no disminuya por completo, su capacidad para tolerar su angustia aumentará.

La práctica es clave

Los niños con SM tienen demasiada práctica en no hablar. Piense en cuántas veces al día se le hacen preguntas a su hijo en la escuela que él no responde. El tratamiento ayuda a revertir esto al darles a los niños la experiencia de hablar en situaciones en las que se sienten ansiosos. Como los niños pasan más tiempo en casa que trabajando con un médico, los padres son una parte vital del tratamiento. Los médicos deben enseñar a los padres cómo reforzar las habilidades que los niños están aprendiendo en la terapia. Los padres deben aprender maneras específicas de alentar el habla, y buscar oportunidades para ayudar a los niños a continuar desarrollando experiencias de conversación positivas, tanto como sea posible.

Trabajar con la escuela

Como parte de un programa de tratamiento integral, es extremadamente importante que la escuela del niño participe en el tratamiento. Con frecuencia, el primer paso es ayudar a los maestros y administradores de la escuela a comprender el mutismo selectivo. Muchos educadores no han oído hablar del trastorno, y el silencio de un niño se puede confundir con la falta de comprensión o de habilidad, terquedad o incluso con el comportamiento de oposición. Y al igual que los padres, los maestros pueden adaptarse al silencio del niño o acostumbrarse a que otros niños respondan por él, lo que no lo ayudará a mejorar.

Los maestros deben entender qué es el mutismo selectivo y capacitarse en las habilidades y estrategias que ayudan a los niños con SM a hablar. El médico de su hijo debe poder brindarle consejos específicos sobre la mejor manera de trabajar con la escuela.

Medicamentos

El tratamiento conductual es el método estándar para tratar el mutismo selectivo, pero los medicamentos pueden ser útiles para los niños con el trastorno, a quienes la terapia sola no les está reportando suficientes beneficios. Los padres deben esperar ver resultados relativamente rápidos de la terapia de comportamiento. Si después de un mes el niño no mejora, los padres deberían consultar con unpsiquiatra de niños y adolescentes que pueda recetar medicamentos.

Lo más común es que un psiquiatra de niños y adolescentes use un tipo de medicamento antidepresivo. LosISRS (o inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) son medicamentos antidepresivos, muy efectivos para los trastornos de ansiedad como el mutismo selectivo. A diferencia de los medicamentos contra la ansiedad de acción rápida, los ISRS tardan varias semanas en trabajar y ayudan a que los niños se vuelvan menos inhibidos y más capaces de participar en la terapia a largo plazo.

Es posible que se requiera que los niños los tomen hasta por 9 a 12 meses para que experimenten el beneficio completo. Si a su hijo le recetan medicamentos, asegúrese de que su terapeuta esté en estrecha comunicación con el médico que lo recetó para que puedan coordinar el tratamiento y monitorear cómo está respondiendo el niño. El médico que prescribe debe ser preferiblemente un psiquiatra de niños y adolescentes que esté familiarizado y tenga experiencia en el tratamiento de niños con SM.

Recomendaciones para ayudar a los niños a hablar

  • Espere 5 segundos: A menudo no les damos tiempo suficiente a los niños para responder. Esperar cinco segundos sin repetir la pregunta ni dejar que alguien responda por el niño es una buena regla general. Esto también ayuda a los niños a aprender a tolerar su ansiedad.
  • Use elogios etiquetados: En lugar de simplemente decir “¡bien hecho!”, sea específico: “¡Excelente trabajo al decirnos que quieres jugo!” De esta manera, los niños saben exactamente por qué los elogian y se sienten motivados para seguir haciéndolo.
  • Reformule su pregunta: En lugar de hacer preguntas que pueden responderse con un sí o un no o, más a menudo, asintiendo o negando con la cabeza, formule una pregunta que incremente la probabilidad de generar una respuesta verbal. Intente darle opciones (“¿quieres una calcomanía de perrito o una calcomanía de estrella?”). O trate de hacer más preguntas abiertas (“¿qué deberíamos jugar ahora?”).
  • Practique hacerle eco: Repita o parafrasee lo que dice el niño. Esto lo fortalece y lo hace saber que ha sido escuchado y entendido. Para los niños que hablan en voz muy baja, repetir lo que dicen también los ayuda a participar en grupos más grandes.
  • Sea como un narrador de deportes: Haga un repaso paso a paso de lo que hace el niño: “Estás dibujando una flor”, o “veo que estás señalando la imagen en el libro”. Esto ayuda a expresar interés en lo que el niño está haciendo y es una buena técnica a la cual recurrir cuando el niño no está verbalizando.

Ayudar a niños mayores

El tratamiento de niños mayores con SM es más complicado porque han vivido con el trastorno por más tiempo, pero todavía hay una ayuda excelente disponible para ellos.

Los niños que han tenido SM durante más tiempo estarán acostumbrados a no hablar en público, y sus padres, maestros y otros cuidadores se habrán adaptado a tratarlos con todo y su evitación. Para combatir estos hábitos de largo plazo, los médicos necesitarán poner en marcha un plan de tratamiento muy sólido, probablemente utilizando una terapia conductual intensiva. Los médicos también podrían ir con los niños a los lugares específicos donde tienen dificultades para hablar, con el fin de hacer un tratamiento de la “vida real”.

Los niños que son mayores y que han tenido un historial más prolongado de SM también tienen más probabilidades de recibir medicamentos recetados para ayudarlos a participar en la terapia.

Finalmente, los niños mayores con mutismo selectivo también son más propensos a tener otros trastornos, como lafobia social y otros trastornos de ansiedad o depresión. Los otros trastornos también deben ser tratados: el tratamiento para SM no necesariamente hará que estos problemas desaparezcan.

Niños bilingües

El mutismo selectivo es más común entre los niños que hablan un segundo idioma. Ser bilingüe no causa SM, pero para los niños que ya tienen un temperamento ansioso, la expectativa de que usen un idioma con el que se sienten menos cómodos puede ponerlos en un riesgo adicional.

Algunos niños bilingües pueden ser no verbales solamente cuando se espera que hablen en su segundo idioma. Para otros niños, su miedo a hablar puede generalizarse, de modo que no hablarán ni siquiera en su lengua materna.

El diagnóstico de los niños que usan un segundo idioma se debe hacer con cuidado. Los niños no deben ser diagnosticados con SM si su incapacidad para hablar puede explicarse por dificultad para comprender o usar un segundo idioma. Los niños bilingües comúnmente experimentan un “período de silencio” mientras adquieren su nuevo idioma, por lo que los médicos deben tener cuidado de no confundir esta etapa de aprendizaje como mutismo selectivo. Los niños bilingües también suelen comenzar a desarrollar el idioma más lento.

Preguntas frecuentes

¿Cuál es la diferencia entre mutismo selectivo y el autismo o un trastorno de la comunicación?

Prestar atención cuando un niño tiene problemas para comunicarse ayuda a determinar si tiene SM o algo más. Mientras que un trastorno de la comunicación será evidente en todas las situaciones, los síntomas de mutismo selectivo se notan únicamente en situaciones sociales específicas. Del mismo modo, los niños con autismo tendrán problemas para interactuar socialmente en todas las circunstancias, no solo alrededor de ciertas personas o en ciertos entornos.

¿Es posible que los niños superen el mutismo selectivo al crecer?

Los expertos no saben cuántos niños con mutismo selectivo superarán el trastorno a medida que crezcan. Pero lo que sí sabemos es que tratarlo se vuelve mucho más difícil cuanto más grande es el niño, por lo que es extremadamente importante no posponer el tratamiento. Además, cuanto más tiempo pase un niño sin poder hablar en ciertos entornos, más tiempo estará sufriendo emocionalmente y perdiendo un desarrollo social y académico importante.

¿Ayudaría cambiar de clase en la escuela?

Algunas veces cambiar a una clase o escuela diferente puede ayudar, ya que su hijo no tendrá un historial de no hablar allí. Incluso cuando un niño está en tratamiento, a veces puede ser difícil lograr que hable frente a un maestro con el que tiene un historial de no hablar. Mientras más esté acostumbrado a no hablar en un ambiente particular, más arraigado estará.

Sin embargo, cambiar de clase no siempre funciona, especialmente si ese es el único cambio que se realiza. Si usted decide cambiar de clase o escuela, es mejor tener estrategias y técnicas preparadas antes de realizar el cambio. Esto puede significar hacer cosas como visitar el nuevo salón de clases y conocer a su nueva maestra antes de que comiencen las clases, en una situación en la que no se espera que responda preguntas o hable inmediatamente. Idealmente, un nuevo maestro también debería ser entrenado en lo que es el mutismo selectivo y sobre cómo ayudar a los niños que lo tienen.

¿Qué debería decirle a mi familia?

Los niños con mutismo selectivo a menudo no pueden hablar en torno a algunos miembros de la familia extendida, lo que puede serestresante para todos los involucrados, particularmente si el SM se confunde con terquedad o comportamiento de oposición o manipulación. Es importante explicar a los familiares qué es el mutismo selectivo, y es importante compartir cómo pueden ayudar. Algunos médicos se reúnen con abuelos y otros miembros importantes de la familia extendida para capacitarlos sobre cómo ayudar al niño. Cuando los miembros de la familia están involucrados en el tratamiento del niño, generalmente están entusiasmados en ayudarlo a mejorar.

Recursos útiles:

  • Tratamiento conductual basado en el juego de una niña con mutismo selectivo (PDF)
  • (PDF) Mutismo selectivo: guía para la detección, evaluación, intervención precoz en la escuela

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