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Análisis

357 Publicaciones
  • Análisis

Lo que sucede en el cerebro cuando piensas en dinero

  • David Aparicio
  • 02/12/2015

Hacemos presupuesto e intentamos analizar fríamente cada gasto que hacemos. Pero al final del día, tomamos más decisiones emocionales sobre el dinero de lo que nos gustaría reconocer.

¿Por qué nos cuesta tanto manejar racionalmente el dinero?

Kabir Sehgal es un reconocido escritor del Harvard Business Review, que exploró la toma de decisiones económicas desde una perspectiva neurocientífica y encontró una serie de investigaciones desarrolladas durante las dos últimas décadas con resultados muy interesantes.

Las decisiones relacionadas con el dinero ocurren en diferentes partes del cerebro

En el año 2005  Kuhnen y Knutson, utilizaron la resonancia magnética funcional (RMf), para monitorear el cerebro de un grupo de sujetos que tenía que elegir entre acciones y bonos, basados en la escasa información sobre su desempeño que le facilitaron los investigadores.

Esto los hacía propensos a cometer errores de alto riesgo (compraban acciones cuando no era prudente) y bajo riesgo (compraban bonos cuando las acciones parecían más prometedoras). Asombrosamente los investigadores encontraron que distintas áreas del cerebro se activaban según la decisión que tomaban.

Los sujetos que decidían tomar el camino con alto riesgo (compra de acciones), tenían una mayor activación del nucleus accumbens; por otro lado, los que tomaron decisiones de bajo riesgo tenían mayor activación en la ínsula anterior, una zona conocida por su relación con las emociones sociales y la autoconciencia y que, según hallazgos previos, se activa cuando las personas sienten o anticipan dolor y empatizan con otras personas.

Descarga la investigación completa en formato PDF.

Hablando de dolor…

El dolor en el estómago que sientes cuando tu dinero está en riesgo es real

Sharma et. al., investigaron en el año 2003 los sustratos cognitivos y emocionales que están involucrados en la toma de decisiones económicas y encontraron que el dolor que sentimos en el estómago cuando creemos que vamos a perder dinero es real.

Ellos dividieron a los participantes en dos grupos para que jugaran el juego «The Ultimatum Game«, en el cual se le da una suma de dinero y ellos tienen que dividirla. Uno de los jugadores actúa como el «proponente» y el otro como «respuesta». Ambos tiene que estar de acuerdo con la división del dinero o de lo contrario nadie se lo queda.

Los participantes de la categoría «respuesta» rechazaron más del 50% de las propuestas que consideraron injustas, y los monitoreos cerebrales descubrieron que esas ofertas también activaron la ínsula anterior y la corteza prefrontal dorsolateral, dos áreas que se asocian con la ansiedad, el dolor y el hambre.

Descarga la investigación completa en formato PDF.

Cuando se trata de dinero, el cerebro se ve muy parecido al de una persona bajo los efectos de la cocaína

Este es el estudio más llamativo y a la vez más antiguo de los tres. Fue publicado en 1997, y comparó los cerebros de las personas que estaban drogadas con cocaína con el cerebro de personas no adictas que habían participado un juego de azar con efectivo.

Cuando analizaron los datos encontraron que el cerebro de los jugadores (no adictos) que estaban a punto de ganar dinero, tenía mayor activación en el núcleo accumbens, una área relacionada con la recompensa, el placer, la motivación y por supuesto, la adicción. Según los autores, las imágenes cerebrales del grupo de adictos a la cocaína y de los no adictos eran prácticamente idénticos.

Es asombroso el poderoso efecto que tiene el dinero sobre nuestra conducta y cerebro. Para el Dr. Brian Knutson, experto en investigación, así como la comida provee motivación para los perros, el dinero provee motivación para las personas.

Todas estas investigaciones se dan gracias al desarrollo de las técnicas de investigación neurocientífica. Especialmente de las Imágenes de Resonancia Magnética Funcional que nos permite comparar en tiempo real qué áreas del cerebro se activan cuando hacemos una determinada tarea. Sin embargo, debemos tener cuidado al leer estos datos ya que pareciera que sus hallazgos nos dan respuestas definitivas, pero lo cierto es que todavía falta mucho que estudiar y aprender sobre el cerebro. Recién empezamos.

Descarga la investigación completa en PDF.

Fuente: Harvard Review Business y Time Money

  • Análisis

Sherry Amatenstein: lo que aprendí sobre el matrimonio siendo terapeuta de parejas

  • Maria Fernanda Alonso
  • 04/11/2015

Sherry Amatenstein es una terapeuta neoyorquina, periodista y autora de varios libros, entre ellos The Complete Marriage Counselor. Antes de ser terapeuta, escribía columnas de consejos sobre los amores no correspondidos, y luego de pasar los últimos ocho años asesorando a cientos de personas (solteros y parejas), encontró que hay pocas respuestas capaces de satisfacer a todos. Sin embargo, ella dice haber aprendido nueve verdades universales sobre las relaciones.

A continuación les ofrezco una traducción del artículo original, publicado en Vox:

Aclaración: todos los nombres de los clientes han sido cambiados.

1) No esperes que otra persona cure tu sensación de soledad

Muchas personas experimentan un vacío, un sentimiento existencial de soledad. La desesperación por no sentirse solos en el mundo puede conducir a algunos solteros a una relación disfuncional. Pero estar con la persona equivocada es peor que esta solo.

Los que están en una buena relación tampoco son inmunes a sufrir soledad cuando su pareja está ausente. Sarah me dijo en una sesión, “tan pronto como Dave se va de la casa, me encuentro sintiéndome como si fuera la única persona en el mundo. Es tan insoportable que tengo que ponerme a hacer algo para no quedarme contando las horas hasta que él vuelva a casa.”

No es sorpresa que Dave encuentre el peso de la necesidad de Sarah sofocante. “Cuando llego a casa ella está encima mío para hablar, besarnos, escuchar los detalles minuciosos de su día… La amo pero es una presión muy grande tener que ofrecer entretenimiento constantemente.”

Cuando alguien es seguro, no tiene deseos de ponerle pruebas o dificultades a su pareja

La soledad está incrustada en tu psiquis. Nacemos solos; morimos solos. Suena desolador pero es real. Necesitamos aceptar esos sentimiento, y preguntarnos “¿qué está tratando de enseñarme este sentimiento de vacío?,” en lugar de salir corriendo a buscar una relación que lo llene. Una vez que estemos cómodos en nuestras propias cabezas, podremos abrazar verdaderamente las alegrías que una relación puede sumar a nuestra existencia.

2) Siempre es un error cambiar mucho para complacer a una pareja

Con lágrimas en sus ojos, Karen dijo “Brad constantemente me dice ‘tenés el potencial para ser mi verdadera alma gemela.’” Había una lista de cosas que ella podía hacer para alcanzar ese estatus, que iba desde cambiar los pantalones deportivos que usaba en su departamento, hasta no molestarlo con que saque la basura.

A pesar de que Karen deseaba simplemente poder estar cómoda en su propia casa, quería complacer a su esposo. Se compró un enterito y sacó la basura que contenía sus pantalones deportivos desechados. La respuesta de Brad fue: “Bárbaro, pero no me enloquece ese enterito. Lo siento.”

Le pregunté a Brad cómo se sentiría si nada de lo que él hiciera fuera suficiente para satisfacer a Karen. Él hizo una pausa, y después respondió, “me sentiría terrible, como si mi modo de ser no fuera lo suficientemente bueno, y como si nunca podría llegar a serlo.”

“Entonces, ¿por qué pensás que seguís diciéndole a Karen que hay cosas que ella necesita hacer de manera diferente para llegar a ser tu alma gemela?”

La respuesta: “supongo que lo hago porque en el fondo tengo miedo de que ella no me considere lo suficientemente bueno para ella. Sé que un día me dejará.”

Cuando alguien es seguro, no tiene deseos de ponerle pruebas o dificultades a su pareja. Y cualquiera que tenga buena autoestima se negará a saltar entre aros por una pareja, si hacerlo se sentirá degradante.

3) Demasiadas personas subestiman su valor propio

Al ir creciendo nos enseñan el alfabeto, cómo hacer fracciones, y abrigarnos cuando hace frío. No es parte de la educación básica asegurarse que los estudiantes aprendan a valorar su propia compañía. Hasta que puedas mirar al espejo y decir con sinceridad “hola hermosa, sos marivillosa,” corrés peligro de ser muy dependiente de la validación de los demás.

“Necesito dejar la habitación hasta que pueda controlarme”

Brad, del ejemplo anterior necesita trabajar en sí mismo para no sentirse obligado a jugar juegos sádicos con Karen para hacer que demuestre que lo ama. Si continúa cediendo ante estos impulsos negativos, su futuro juntos está en duda.

4) La mayoría de las peleas pueden salvarse con control de los impulsos

En una sesión, Paula admitió que cuando está enojada, ella dice “te voy a dejar,” para provocar el máximo dolor a Ted. Es una amenaza vacía. Ella admite: “me arrepiento de decirlo en el mismo momento en que las palabras salen de mi boca, pero simplemente no puede controlarme.”

Soltero o casado, es esencial aprender a no explotar cuando alguien hace o dice algo que nos molesta. Un consejo útil: cuando palabras hirientes empiezan a salir, hacé una pausa de cordura de tres segundos. Durante esta respiración medicinal profunda, preguntate qué podría pasar si das ese golpe bajo. En el caso de Paula, Ted podría cansarse de vivir con el miedo de que lo echen de su propia casa y podría responder a su amenaza diciendo: “listo, nos divorciamos.”

Si es necesario, en la agonía de una explosión podés decirle a la persona contra quien estás por descargarte: “necesito dejar la habitación hasta que pueda controlarme.”

5) Las parejas felices siguen evolucionando, tanto juntos como por separado

El matrimonio no debería significar que las parejas que viven juntas están determinadas. Sí lo están en cuanto a quién aman, honran y, con suerte, desean. Pero es esencial conservar una naturaleza indagadora, continuar exponiéndose a libros, filosofías, personas e ideas provocativas.

Evolución saludable significa que cada uno es el puerto seguro de su pareja – están cómodos estando juntos desnudos física, emocional y espiritualmente – sin ser emocionalmente dependientes.

Las parejas saludables son lo suficientemente seguras en la relación como para tener desacuerdos sabiendo que su conexión puede resistir el conflicto. Toman riesgos como pareja – tienen conversaciones incómodas, intentan nuevas posiciones sexuales, realizan actividades que hacen bombear adrenalina por sus venas.

Sólo las dos personas involucradas en la pareja tienen el derecho de decidir cómo debe ser su matrimonio

Las experiencias que las parejas tienen juntas solidifican sus lazos, y las que tienen por separado los mantienen vitales e interesantes para su pareja.

6) Las parejas felices están en la misma página respecto de sus expectativas en cuanto al matrimonio

Es de vital importancia que pienses cuál es tu concepto de cómo debería ser una relación a largo plazo – igualmente importante es compartir tus pensamientos y deseos con la persona pertinente. Si uno quiere monogamia y el otro cree en una relación “mayormente monógama,” ¿pueden éstas concepciones conciliarse? La misma pregunta deben hacerse en cuanto a otros temas importantes: hijos, prácticas religiosas, tiempo juntos y tiempo por separado con amigos, roles de género, etc.

Ellen y Ted vinieron a terapia de parejas antes de comprometerse. Ninguno quería hijos pero Ellen se sentía culpable porque “como mujer, ¿no debería yo querer ser madre? Mis amigos casados ya tienen bebés.”

Durante nuestras discusiones, la pareja llegó a aceptar que sólo las dos personas involucradas tenían el derecho de decidir sobre cómo debería ser su matrimonio. Y esas decisiones deberían ser vistas – y de ser necesario, revisadas – regularmente.

7) Todas las personas quieren que “las entiendan”

Quizás la frase más común que escucho de mis pacientes es la siguiente “lo que pasa es que simplemente no siento que mi esposo/a me entienda como antes.” Después de rechazos repetidos (o percibidos), ambos se callan: “¡si él no me habla sobre cosas importantes, yo tampoco le voy a hablar!”

Con esta posición todos pierden. Puede que los esposos no estén de acuerdo con todo lo que el otro dice o cree, pero la relación se marchitará si la pareja no respeta el derecho del otro de sentirse de un modo diferente sobre ciertos asuntos.

Pongo a las parejas a hacer un ejercicio de espejo: cada uno toma un turno para decir “necesito que entiendas esto de mí.” Cuando uno está hablando, el que escucha no puede interferir. Cuando el que habla termina, el que escucha recapitula “suena como que sentís esto, aquello y lo otro.” El primero dice “bueno, siento A sobre B ó C. Ésto es lo que dije.” La pareja va y vuelve hasta que cada persona se sienta escuchada.

Crear un ambiente en el que ambas personas se sientan los suficientemente seguras como para revelar quienes son sin miedo al ridículo o desdén es un ingrediente esencial para amar.

8) Las relaciones fuertes dependen de sacrificios personales

Muchas personas evalúan cuán bien está su matrimonio según cuánto perciben que les da su pareja. Jane dice “Oh, Jim me trae flores una vez a la semana. Debe ser que me ama realmente.”

Si Jim no lo hace una semana o dos, ¿Jane dejará de sentirse amada? Quizás solo esté preocupado, angustiado, se sienta mal, o desee que alguien (adiviná quién) le de a él un lindo regalo de vez en cuando.

Los gestos considerados no deberían ser realizados como favor por favor: “El no hizo nada especial por mí en días, así que yo voy a dejar de llevarle el café a la cama.”

Cuando uno está en sintonía con lo que hace feliz a un ser querido, y da sin esperar algo a cambio, la relación se abre hacia caminos mágicos.

9) La manera más fácil de arruinar una relación es insistir en que vos tenés razón

Preguntate, “¿preferiría ganar todas las peleas o estar en una relación feliz?”

La respuesta, por supuesto, es obvia. Aún así, ese hábito de intentar ganar siempre es difícil de romper. Eso es porque no se originó con la relación actual. Es probable que cada uno haya crecido sintiéndose no escuchado de alguna manera.

Una buena forma de arreglar esto: ¿recordás el ejercicio de espejo del punto #7? Tomen turnos escuchando el razonamiento del otro. Desarrollar empatía sobre por qué una pareja se siente del modo en que se siente es un gran paso para evitar luchar por tener siempre la razón.

Practicá tomando unos respiros calmantes y diciendo “¡Ups, metí la pata!” ¿Se acabó el mundo? Perfecto. Cuando tu pareja se disculpe, practicá diciendo: “gracias por admitir que cometiste un error. Eso solo puede hacerlo una gran persona y te amo por ello.”

Estos 7 pasos para transformar conversaciones difíciles en fáciles te pueden ser de ayuda.

Después cierren el asunto y avancen con el resto de sus vidas juntos.

Todas estas verdades sobre las relaciones están entrelazadas. Por ejemplo, cuanto más trabajás emocionalmente en vos mismo, menos te apoyás en tu pareja para salvar tu vida… o para jugar juegos disfuncionales. Y cuanto más tratas a tu pareja como un regalo que abrís todos los días en lugar de un juguete que tiene el único propósito de hacerte feliz, es más probable que puedas tener un mejor amigo y una pareja de por vida.

Una pregunta que con frecuencia hago a las parejas es: “¿qué ganás aferrándote a rencores?” Dejar ir resentimientos de heridas pasadas es un reductor de peso emocional instantáneo. Liberar la gran cantidad de energía negativa necesaria para mantener la ira viva permite que una gloriosa espaciosidad se abra en la relación.

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Fuente: Vox

  • Análisis

Trastorno obsesivo compulsivo: 15 indicadores que debes conocer

  • Alejandra Alonso
  • 06/10/2015

En este artículo encontrarás indicadores para darte cuenta si estás frente a un TOC, obsesiones y compulsiones más comunes, tratamientos y además sabrás si una persona con TOC puede curarse o no.

De acuerdo al DSM V (APA, 2013), el TOC se caracteriza por la presencia de obsesiones y compulsiones. Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos persistentes y recurrentes que se experimentan como intrusivos y no queridos. Por otro lado, las compulsiones son conductas o actos mentales repetitivos que un individuo se siente llevado a realizar en respuesta a una obsesión o de acuerdo a reglas que deben ser aplicadas rígidamente.

Tal vez uno de los ejemplos más comunes es el de la persona que se lava las manos repetidas veces (compulsión) para evitar enfermarse (obsesión).

La prevalencia de 12 meses a nivel internacional es de 1.1%-1.8%. Las mujeres se ven ligeramente más afectadas que los hombres, aunque éstos últimos se ven más comúnmente afectados en la niñez (APA, 2013).

La mayoría de las personas presenta tanto obsesiones como compulsiones, aunque en los niños se diagnostican más las últimas ya que son más observables (APA, 2013).  Sin embargo hay personas que se considera que tienen TOC aunque ‘solo’ presenten un síntoma o el otro.

Al igual que muchos problemas psicológicos, el TOC involucra miedos normales que se llevan al extremo. Tanto las obsesiones como las compulsiones son una cuestión de grado.

A continuación, algunas obsesiones comunes:

  1. Necesidad de orden y simetría.
  2. Miedo a la suciedad o a la contaminación por gérmenes.
  3. Duda excesiva.
  4. Miedo a pensamientos pecaminosos o malos.
  5. Miedo de cometer un error.
  6. Miedo a lastimar a otra persona
  7. Pensar en actuar inapropiadamente o gritar obscenidades.

Por otro lado, compulsiones comunes son:

  1. Quedarse mentalmente estancados en ciertas imágenes o pensamientos que no se van.
  2. Lavarse las manos, ducharse o bañarse, repetidas veces.
  3. Repetición de palabras o frases particulares.
  4. Arreglas cosas siempre de la misma manera.
  5. Conteo constante durante tareas rutinarias (mentalmente o en voz alta).
  6. Realizar tareas un cierto número de veces.
  7. Siempre chequear cosas como cerraduras u hornos.
  8. Coleccionar o acumular cosas sin valor.

Otros datos a considerar:

  • La mayoría de las personas son totalmente conscientes de que sus pensamientos y/o conductas son irracionales, pero algunos no lo son.
  • El estrés normalmente empeora los síntomas del TOC. 
  • Alrededor de un tercio de las personas con TOC también hacen movimientos repentinos o sonidos (tics).
  • No se sabe exactamente qué causa el TOC, pero probablemente sea una combinación de factores genéticos y ambientales. En otras palabras, está en la familia y probablemente se exprese gracias al estrés.

Tratamiento del TOC:

El tratamiento suele incluir TCC y medicación, aunque es importante mencionar que hay algunas dudas sobre si la medicación realmente funciona. La TCC suele enfocarse en tolerar la ansiedad sin realizar los rituales. Algunos estudios (1, 2) sugieren que la terapia de aceptación y compromiso, utilizada de forma complementaria, puede aumentar la eficacia del tratamiento tradicional.

Si no se trata, el curso del TOC será crónico. Algunos individuos pasan por un curso episódico y una minoría sigue un curso deteriorante. Las tazas de remisión en adultos, sin tratamiento, son bajas. El comienzo en la niñez o adolescencia puede llevar a padecer un TOC toda la vida, aunque el 40% de estos casos experimenta remisión en la adultez temprana. El curso del TOC puede complicarse muchas veces por comorbilidad con otros trastornos (APA, 2013).

La mayoría aprende a manejar los síntomas y así mejorar su estilo de vida. Luego del tratamiento, la mayor parte de las personas ve una reducción importante de sus síntomas.

Nota: si estás tomando medicación no la dejes ni la cambies sin consultar antes a tu psiquiatra. Preguntale qué podés esperar de la medicación, los efectos secundarios y las mejores opciones alternativas disponibles para tu caso, pero tené en cuenta que la decisión de medicar o no se basa en el criterio clínico según la mejor evidencia disponible (idealmente, al menos), y tu caso en particular.

Fuentes: Psyblog – American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Washington, DC

  • Análisis

6 cosas importantes que debes saber sobre el perdón

  • Maria Fernanda Alonso
  • 05/10/2015

Perdonar es difícil. Dejar pasar ofensas demanda mucha voluntad y dominio propio. Pero incluso cuando creemos que dejamos algo atrás, puede ser que con solo pensar en el suceso reavivemos el cúmulo de emociones que nos produjo, dejándonos una sensación amarga de la cual no es fácil desprenderse. Y aún cuando logramos perdonar, casi inevitablemente, experimentamos desconfianza producto de lo vivido, y reconstruir la confianza perdida también cuesta mucho trabajo.

Thomas Szasz dijo: “El estúpido no perdona ni olvida; el ingenuo perdona y olvida; el sabio perdona pero no olvida.”

Nadie es perfecto: todos cometemos errores y necesitamos ser perdonados o perdonar en algún momento de la vida. A continuación podrás leer seis cosas importantes sobre que considerar sobre el perdón:

1. Perdonar te hace más feliz y saludable

Muchos estudios han mostrado que las personas que perdonan son más felices y saludables que aquellos que no lo hacen. Aferrarse a rencores puede ser perjudicial para tu salud al actuar como un estresor crónico. Si no perdonás, recibirás una ráfaga de cortisol, la hormona del estrés, cada vez que pienses sobre el evento ofensivo. Rumiar sobre el daño causado puede elevar tu presión sanguínea y poner tensión sobre tu corazón. A largo plazo, esto puede hacerte más vulnerable a las enfermedades, y puede quitar atención a mantenerte saludable y feliz en el presente. Puede que también te vuelvas una persona menos propensa a confiar y comprometerse con otras personas que pueden darte amor y placer.

2. … Pero ten cuidado con el efecto «alfombra»

El beneficio del perdón en relaciones cercanas depende de cómo responde al perdón el perpetrador. Si continúan faltándote el respeto o ignorando tus deseos, eventualmente te sentirás como una alfombra, lo que bajará tu autoestima. Investigaciones en parejas muestran que cuando un miembro de la pareja no cambia o muestra remordimiento, el perdón en realidad baja la autoestima de quien perdona. Perdonar incrementa la autoestima en aquellas personas cuyas parejas toman responsabilidad y trabajan en cambiar el comportamiento.

3. La falta de perdón corroe el sentido de pareja

Alguien dijo: “un matrimonio feliz es una unión de dos buenos perdonadores.” Todos cometemos errores a veces y es mejor dejar pasar las cosas pequeñas que meterse en un ciclo negativo. Las investigaciones muestran que las parejas que no perdonan se vuelven competitivas y se enfocan en “tener la razón” y en ganar argumentos, antes que en trabajar juntos de manera cooperativa. Las parejas emocionalmente cercanas y comprometidas son más propensas a perdonar. Cuando tenemos más que perder, como tiempo con los hijos, dinero, una casa o una relación con muchas cosas positivas, nos inclinamos más a trabajar arduamente para perdonar.

4. La intención y la responsabilidad hacen una diferencia

Es mucho más fácil perdonar a alguien que no se dió cuenta que estaba causando un daño que a una persona que hirió intencionalmente a otros. Además, si vemos al acto como sucedido por circunstancias externas más que por elección personal, es más probable que lo perdonemos. Es más sencillo perdonar a tus amigos o colegas por llegar tarde si te enterás que hubo un accidente en el camino. Para trabajar en el perdón, pensá sobre todas las circunstancias externas que contribuyeron al comportamiento dañino. ¿Estaba la persona bajo mucho estrés, desinformada, intoxicada, intimidada por otros o mentalmente enferma? ¿Fue abandonado, abusado o descuidado cuando era niño o adolescente? Si bien estas condiciones no justifican el mal que ha sido causado, pueden ayudarte a sentir más empatía por el perpetrador, para que no atribuyas el crimen enteramente a su “maldad.”

5. Las emociones pueden obstaculizar la llegada del perdón

Estudios de escaneos cerebrales muestran que los centros emocionales del sistema límbico se activan cuando consideramos perdonar. Las investigaciones muestran que las emociones (negativas) en general, incluyendo los sentimientos de ira y dolor, hacen más difícil perdonar. Para muchos de nosotros, perdonar es un proceso que involucra expresar y examinar el enojo y la pérdida que sentimos y entender el impacto de estos actos en nuestras vidas.

6. Elegir perdonar puede ser un acto de empoderamiento

Perdonar no significa necesariamente olvidar o dejar pasar un acto sin castigo, aunque para algunas personas sí signifique eso. Puede que perdonemos a alguien emocionalmente, pero que sintamos que de todos modos necesita experimentar consecuencias. O quizás sintamos la necesidad de proteger a futuras víctimas. Por nuestra seguridad y bienestar, puede que elijamos excluir al perpetrador de nuestras vidas o de la sociedad. Perdonar significa hacerlo pacíficamente, no desearles más daño, querer que sean miserables o buscar venganza. Para algunos de nosotros, aferrarse al enojo y la amargura significa dar al perpetrador un poder continuo sobre nuestras vidas, mientras que dejarlos ir significa liberarnos psicológicamente.

Estas son cuestiones importantes a tener en cuenta cuando pensamos en perdonar o ser perdonados. También debemos reflexionar sobre la siguiente pregunta: ¿a quién estamos haciendo daño, realmente, cuando no perdonamos? Recordemos que aferrarse a los rencores es perjudicial para la salud física y psicológica, y que puede ser mejor dejar pasar las pequeñas cosas antes que sumergirse en un círculo de negatividad, amargura y venganza.

Fuente: Psychology Today

  • Análisis

La felicidad bajo el microscopio

  • Sergio Lotauro
  • 28/09/2015

Mucha gente cree que la felicidad es un estado al que se llega una vez que han alcanzado un determinado objetivo, y que luego permanece inmutable, para siempre. Si tal creencia se pudiera resumir en una sola frase, sería algo así: “sólo podré ser feliz cuando me haya recibido” o bien “sólo podré ser feliz cuando haya salido campeón de rugby”.

Otras personas creen que la felicidad viene asociada a un logro material concreto: la casa de sus sueños, un auto cero kilómetro o ganar el premio gordo de navidad.

Y en parte, todas están personas, tienen razón. Pero solo en parte. Cualquier recompensa, emocional o material, luego de un proceso más o menos sostenido de esfuerzo personal hace que nos sintamos, finalmente, muy pero muy felices.

El problema estriba en que tal periodo de felicidad suele ser bastante modesto, de una duración tan efímera, que casi siempre durante el transcurso de las semanas posteriores a la obtención de la meta deseada nuestro índice de felicidad vuelve al punto de partida, experimentando una fuerte regresión, y se estabiliza, gracias a un fenómeno psicológico que se conoce como adaptación hedónica.

La adaptación hedónica, consiste esencialmente en un rápido acostumbramiento a lo nuevo, que se da en todos los órdenes, y que pasada la primera euforia nos lleva otra vez a nuestro nivel de felicidad de base. Por ejemplo, las personas lisiadas no son en promedio menos felices que las personas no lisiadas, ganar el premio gordo de navidad produce un gran monto de felicidad inicial que se diluye con el tiempo.

En este contexto, una vez disipada la alegría, por lo general sobreviene una sensación de vacío que nos empuja a establecer nuevos objetivos personales o a comprar nuevos bienes que nos proporcionen, aunque más no sea por un ratito, una nueva oleada de plenitud y bienestar. Esta es la razón por la que muchas personas caen en la compra compulsiva de cosas que en realidad no necesitan, como una forma de renovar permanentemente la efímera felicidad inicial que produce la adquisición de bienes materiales.

En este sentido, también es un error preguntarnos si somos felices o no, como si la felicidad dependiera de un interruptor de encendido y apagado.

Cuando compramos una cafetera, sumamos un bien material a nuestras pertenencias y sabemos que vamos a poder tomar café durante un buen tiempo. En cambio, la felicidad no es para siempre. Pensar que podemos disfrutar de un estado de bienestar permanente es ingenuo y puede ser la causa de mucha frustración.

La pregunta que debemos hacernos entonces es: ¿cómo podemos ser más felices?¿Cómo podemos aumentar nuestro índice de satisfacción con la vida?

No pretendo con el presente artículo brindarle al lector una fórmula infalible e inequívoca para alcanzar la felicidad. Ello resultaría imposible por una decena de razones distintas, de manera que renuncio a tal desmedida ambición.

Pero por otra parte, desde hace algún tiempo el concepto de felicidad y sus vicisitudes se han convertido en objeto de interés por parte de la psicología y otras ciencias; de manera que hoy en día contamos con un esbozo, algo parecido a un borrador preliminar, que contiene una serie de premisas que parecen funcionar como los pilares de la felicidad, elementos necesarios en mayor o menor medida para poder llevar adelante una vida plena y cargada de satisfacciones.

Placer

El primer paso, y el más básico, es identificar todas aquellas cosas que nos proporcionan placer. Una cuota de hedonismo es un ingrediente necesario para la felicidad.

Le sugiero que escriba una lista de todas aquellas cosas que le brindan placer físico o emocional, desde las más insignificantes hasta las más sofisticadas.

A los fines ilustrativos y porque no, con el propósito de inspirarlo, en su lista de disfrute personal puede incluir cosas como estas: comer helado de chocolate, andar en bicicleta, tener sexo con su pareja, jugar al ajedrez, leer novelas de misterio, mirar películas de acción y cocinar para los amigos.

Ahora bien, cuando haya terminado, repase la lista cuidadosamente y observe cuántas de estas cosas hace realmente en la semana. Si es usted como la mayoría de las personas descubrirá que por descuido o falta de tiempo, muchas de estas actividades las ha abandonado o no las practica con la frecuencia que le gustaría.

Procure entonces maximizar el placer, sin estas pequeñas recompensas cotidianas no parece probable bienestar alguno. Busque la manera, haga los arreglos necesarios que le permitan sacarle más provecho a los pequeños placeres que nos ofrece el día a día.

Pero cuidado, el hedonismo no lo es todo, sino un mero punto de partida. Ponga especial atención también a los cuatro puntos que siguen…

Habilidades

Haga también una lista de competencias personales; es decir, anote todas aquellas cosas que considera que hace bien.

Trate de responder a la pregunta: ¿para qué soy bueno? Ya sea que se trate de actividades en las que usted u otras personas consideran que posee cierta habilidad.

Puede incluir cosas como las siguientes: “soy bueno para tomar fotografías”, “me doy maña en cuestiones de electricidad”, “soy bueno para explicar temas o dar clases”, “soy un jardinero aficionado excelente” o “hago una mermelada casera deliciosa”.

Hecho esto, ahora lo invito a ejercitar más seguido sus virtudes personales. Puede cambiarle los enchufes quemados a la abuela Margarita y alegrarle el día, darle algunas clases particulares de geografía a su sufrido sobrino que está a punto de llevarse la asignatura a marzo, o hacer mermelada casera de durazno para su novia, que tanto le gusta.

Incluir la práctica de las habilidades personales en su rutina semanal lo colmará de amor y agradecimiento de sus amigos y seres queridos, mejorará su concepto de sí mismo, le ayudará a desarrollar un sentido de autoeficacia, y lo hará sentir un miembro valioso de su familia y comunidad.

Ejercicio

Sin movimiento no hay felicidad. Nuestro organismo y nuestro cuerpo han sido diseñados evolutivamente para la acción.

Cuando ejercitamos el cuerpo, las redes neuronales que dan forma a nuestro cerebro se encienden como un árbol de navidad.

Treinta minutos de actividad aeróbica al día funcionan como un potente energizante, mantienen nuestros músculos flexibles, y previene un amplio abanico de enfermedades cardíacas y neurológicas.

Incluso muchos trastornos psicológicos, como la depresión y los cuadros de ansiedad, encuentran el camino allanado cuando se lleva una vida sedentaria y caracterizada por la inmovilidad.

Aprendizaje

Las personas más felices poseen un espíritu curioso incansable, y nunca dejan de aprender a lo largo de sus vidas.

Ya sea de manera formal, por medio de institutos de enseñanza, o de manera informal, como autodidacta, la perspectiva de aprender nuevas cosas permanentemente es el mejor antídoto contra el aburrimiento y un pasaporte seguro hacia la realización personal.

Revise su lista de intereses y trate de perfeccionarse en aquella materia que ya domina mientras, en forma complementaria, suma nuevos conocimientos provenientes de otras áreas a su acervo personal. Ya se trate de un curso de teatro, aprender diseño gráfico, cultivo orgánico o un idioma nuevo, el aprendizaje es uno de los mejores estímulos y alimentos para el cerebro. Aumenta la reserva cognitiva, y de paso mantiene alejados a la desidia y el abandono.

Sentido

¿Para qué vino usted a este mundo?

Sé que la pregunta no es nada fácil de responder, pero si logra al menos delinear un esbozo estará mucho más cerca de otorgarle un sentido a su vida, lo cual constituye la clave suprema para la felicidad.

Estoy hablando aquí de un propósito de carácter humanitario, algo que trascienda su propia existencia, que no desaparezca una vez que haya muerto.

Preguntas similares que pueden ayudarlo a pensar al respecto podrían ser: ¿cuál es su misión en la vida? ¿qué puede hacer para que el mundo sea un lugar mejor? ¿cómo le gustaría ser recordado cuando ya no esté?

Tener un objetivo de vida trascendental funciona como un faro, una luz que nos guía y orienta en los peores momentos, cuando la oscuridad arrecia.

Las personas más felices son las que llevan adelante una vida cargada de significado, y dedican buena parte de sus esfuerzos físicos e intelectuales para hacer del pequeño pedacito que habitan en el mundo, un lugar más reconfortante.

Piense en ello.

Imagen: Donnie Ray Jones (Flickr)

  • Análisis

Los 5 productos «terapéuticos» más inútiles que se siguen vendiendo en Internet

  • César Andrés Monroy Fonseca
  • 28/09/2015

Artículo previamente publicado en Actualidad Clínica y cedido para su publicación en Psyciencia por su autor. 

La gente dedicada a la charlatanería, como lo hemos mencionado en más de una ocasión, suelen ser personas que ven la salud de las personas como una forma de hacer negocio, y no como una cuestión ética. Esto se debe a que la mayoría de los charlatanes creen que el daño a las personas sólo se provoca cuando se administran fármacos, ¿pero qué daño pueden hacer unas cuantas luces, sonidos extraños, y explicaciones pseudocientíficas del funcionamiento de la mente?

Hay productos “terapéuticos” que pasan de país en país vendiéndose como la panacea en salud mental, siendo que hace años que se ha demostrado su absoluta inutilidad, y en muchos casos los daños latentes que provocan. Productos como…

1. Cursos subliminales

La existencia de mensajes subliminales fue desmentida en la década de los noventa con múltiples experimentos que refutaron la hipótesis de que la mente podía programarse con cierta información en momentos específicos del sueño profundo. Pese a ello, existen todavía cantidad de “tratamientos subliminales” disponibles en internet con indicaciones terapéuticas tan diversas como el control del tabaquismo, incremento de la memoria, incremento de la autoestima,  y hasta conversión de la homosexualidad. Sobra mencionar que no hay forma de diseñar experimentos para validar esta técnica ya que su solo mecanismo de acción se basa en supuestos irreales.

2. Biofeedback casero

El biofeedback es quizá la más exitosa encarnación del condicionamiento operante desde la terapia de exposición progresiva para el tratamiento de las fobias. El biofeedback cuenta con prácticamente todas las características de una terapia científica: experimentos de laboratorio que demuestran sus resultados, un fundamento científico sólido, efectos demostrables y medibles, así como un catálogo de indicaciones terapéuticas basados en evidencia. Todo esto ha llevado a un grupo de emprendedores a convencer a la gente que el biofeedback se basa en el uso de un aparato que hace todo el trabajo, mientras el paciente simplemente deja que pase el tiempo.

Aunque usted no lo crea, hay un mercado enorme de productos que prometen controlar el nivel de estrés, disminuir episodios de migraña, acabar con la depresión, y controlar los ataques de ansiedad con sólo una terapia de 5 minutos al día colocando un sensor en las manos que mide la conductividad eléctrica de la piel y/o el volumen sanguíneo periférico. Los más sofisticados ofrecen 4 sensores cerebrales y un DVD con un “terapeuta virtual”. Cables, pantallas de LCD a color, sensores en colores vivos y gráficas en tiempo real dan la ilusión de ser un auténtico tratamiento; nada más lejos de la realidad. Cualquier persona que se dedique al procesamiento de señales (desde radioaficionados hasta el técnico que instala la TV por cable) sabe que un sensor mal colocado, en el lugar equivocado, con la calibración equivocada, mide cualquier otra cosa, menos lo que se desea.

Toda la literatura científica que fundamenta la eficacia terapéutica del biofeedback hace referencia al biofeedback que realiza un terapeuta especializado en esta técnica, no lo que puede hacer una persona en su casa con un sensor que en el mejor de los casos mide la interferencia magnética de la habitación para diagnosticar que la persona “se está relajando”.

3. Sincronizadores cerebrales

Dando un paso más allá de la simple retroalimentación, nos topamos con este tipo de productos que se basan en una de las peores teorías heredadas de la frenología y popularizadas por autores de difusión en la década de los 90 del siglo pasado: el supuesto dominio de un hemisferio cerebral sobre el otro, y los “beneficios” que conlleva equilibrar ambos hemisferios en una armonía similar al Nirvana.

Cualquier persona que se dedica a la ciencia del cerebro sabe perfectamente que no existe tal “dominio” de un hemisferio cerebral sobre el otro, y además, que están perfectamente bien diferenciados los procesos donde la simetría y la asimetría de actividad son significativamente relevantes desde el punto de vista clínico como funcional. Pero cuasi-teorías populares como la “inteligencia emocional” han convencido a la gente de que todos tenemos en el hemisferio derecho de nuestro cráneo a un Da Vinci, y en el hemisferio izquierdo a un Einstein.

Basados en esta ficción, gente emprendedora y creativa venden una serie de productos que promueven la “integración” de ambos hemisferios para que nuestro Da Vinci juegue póker con nuestro Einstein y nos convirtamos en una especie de súper-humano  capaz de dominar los pensamientos y las emociones. Una dicotomía igual de popular como falaz.

Como en el caso de las grabaciones subliminales, algo que se basa en una teoría ficticia sólo puede provocar resultados ficticios. En este caso, cantidad de gente con puestos directivos en multinacionales rusas o hindúes que ganan millones gracias a que sus hemisferios cerebrales están perfectamente bien sincronizados a través de un programa que incluye todo lo que se necesita para inducir un ataque epiléptico: ondas de audio de frecuencias ultra bajas y ultra altas, flashes estroboscópicos multicolores y música de Mozart en sesiones de 20 minutos tres veces al día.

4. Aromaterapia

Bajo la lógica de que las drogas inhaladas son las más adictivas porque llegan directo al cerebro, los promotores de productos “aromaterapéuticos” alegan actuar por la vía más rápida a las redes nerviosas (sic.) y modificar de forma casi instantánea (sic.) prácticamente cualquier desequilibrio (sic.) del sistema nervioso central.

Ponemos énfasis en nuestra paráfrasis sin intención correctiva, porque el enunciado anterior está tan lleno de imprecisiones terminológicas, conceptuales y básicas que tan sólo leer el mecanismo de acción de la aromaterapia es suficiente para que alguien con mínimos conocimientos de fisiología se dé de topes contra el monitor por ver cómo los promotores de estos productos rediseñan el Sistema Nervioso Central hasta el absurdo. Entre ellas, se alega que los productos terapéuticos poseen disueltos en sus aceites esenciales: hormonas, fitoantibióticos y “arillos energéticos”.

Este mercado es tan vasto que no pudimos revisar toda la línea de productos de una sola página de internet. El catálogo es tan amplio que se ofrecen incluso certificados de “Aromaterapueta”, y especialidades de “Masajes aromaterapéuticos” y “Temazcal aromaterapéutico desintoxicante”. Ni que decir de las velas, jabones, aceites combustibles, aceites ambientales, aceites para masaje, geles para el cabello, “kits de emergencia” (para prevenir ataques de pánico durante momentos de alto estrés durante el día según versa el portal de internet) y joyería de resinas “cargadas” con la energía de ciertas plantas y minerales.

Si bien la comunidad científica, y especialmente los estudios serios en herbolaria tradicional y remedios naturales han encontrado nula eficacia terapéutica de gran cantidad de estos remedios, un par de estudios que demuestran efectos positivos y reales de tres o cuatro aceites esenciales de plantas medicinales son utilizadas para justificar toda clase de disparates fisiológicos.

5. Hologramas energéticos

Si hay un producto que carezca de toda posible eficacia terapéutica, incluso inferior al placebo, e incluso inferior al azar, es el famoso holograma energético. Si partimos de la noción de que un holograma es una simple fotografía desde cualquier plano físico (e incluso desde una cuarta dimensión) entonces, creer que un holograma encierra energía es equiparable a la creencia de los indios que impedían se les tomasen fotografías porque éstas atraparían su alma.

Pero sabemos que para la gente emprendedora, un argumento más allá de la lógica debe ser llevado más allá de la comprensión, fundamentado por teorías que sólo dos o tres personas en el  mundo podrían explicar cabalmente, y además, convirtiéndolo en una moda de la socialité. El resultado es un producto tan absurdo como peligroso. Autoridades sanitarias de distintos países, uno a uno, han ido prohibiendo la comercialización de las múltiples y diversas encarnaciones de los hologramas energéticos y sus atrevidas atribuciones terapéuticas: incrementar la memoria, mejorar el desempeño físico, balancear los hemisferios cerebrales, reducir el estrés, demorar la progresión de enfermedades crónicas y (en Sudáfrica) prevenir el contagio del SIDA.

A pesar de ello, los hologramas energéticos se venden el millones, y no en vano hay cantidad de versiones: en pulsera, pendiente, espejo para las puertas, amuleto, y libretas para el cole con un holograma que “agiliza la claridad y velocidad de la toma de los apuntes”.

Referencias:

  • Merikle PM. Subliminal auditory messages: An evaluation. Psychology and Marketing 5:355-372, 1989.
  • Greenwald AG, Spangenberg ER, Pratkanis AR. Double-blind tests of subliminal self-help audiotapes. Psychological Science 2:119-122, 1991.
  • Bjork RA and others. In the Mind’s Eye. Enhancing Human Performance. Washington D.C., 1991, National Academy Press.
  • Moore TE. Subliminal perception: Facts and fallacies. Skeptical Inquirer 16:273-281, 1992.
  • Biofeedback. Harvard Medical School Health Letter 15(10):1­4, 1990.
  • Stehlin IB. Unapproved devices seized. FDA Consumer 29(7):32-33, 1995.
  • Unapproved ‘brain wave’ devices condemned after seizure reports. FDA Consumer 28(2):41-43, 1994.
  • Four attorneys general, FTC reach settlement with Zygon International, manufacturer of “The Learning Machine.” NAAG Consumer Protection Report, March/April 1996, pp 10-11.
  • Beyerstein BL. Brainscams: Neuromythologies of the New Age. International Journal of Mental Health 19(3):27-36, 1990.
  • Gubernick L, Mao P. The happiness hucksters. Forbes, Oct 9, 1995, pp 82-88.
  • Vlamis G. Bach Rescue Remedy: Homeopathy in the home. Homeopathy Today 2(8):4-5 1982. Reprinted and distributed during the 1980s by Ellon, Inc.
  • McCutcheon L. Bach flower remedies: Time to stop smelling the flowers? Skeptical Inquirer 19(4):33-35, 1995.
  • Barrett S. Aromatherapy: Making dollars out of scents. Quackwatch, revised Aug 22, 2001.
  • Horowitz DA. Judgment (pursuant to stipulation). National Council Against Health Fraud, Inc., v. Aroma Vera, Inc., et al. Superior Court No. BC183903. October 11, 2000.
  • Análisis

La resiliencia, la capacidad de sobreponerse a la adversidad

  • Aprende Viendo Terapia
  • 24/09/2015

Artículo previamente publicado por: Yuri Héctor López Romero en Aprende Viendo Terapia, una web especializada en el entrenamiento de psicoterapia online y cedido a Psyciencia para su publicación. 

La resiliencia, en su origen, es la capacidad de un material para recuperar su estado inicial cuando es sometido a una presión. Sin embargo, en psicología y psicoterapia es un concepto que hace referencia a la capacidad de las personas para sobreponerse e incluso crecer en situaciones adversas. Como tal, aporta una visión mucho más centrada en lo positivo y único de cada caso, y cuando se tiene en cuenta, puede transformar la intervención y mejorar enormemente el resultado.

Entre las múltiples definiciones de lo que es la resiliencia, la de Goetberg (1995), me parece la más clara: Resiliencia es “la capacidad humana universal para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e incluso ser trasformado positivamente por ellas”. Habitualmente los autores entienden la resiliencia como un concepto que por un lado es una “resistencia a la destrucción” y por otro “capacidad de restructuración”.  Sin embargo, la definición de Goetberg introduce el matiz “incluso ser transformado positivamente por ellas”, esto es muy importante porque realmente se pueden llegar a adaptaciones no positivas, pseudo adaptaciones por así decirlo, donde se mantiene la funcionalidad y el ritmo de vida pero no es una solución válida del problema, como por ejemplo recurriendo a las adicciones.

Las principales características de la resiliencia son que es universal, se puede mejorar y es inestable a lo largo del tiempo, tanto porque tiende a aumentar con la edad como porque los acontecimientos influyen en ella. La resiliencia se compone de la interacción de todos los recursos del sujeto para seguir adelante. Cada persona puede tener recursos propios que solo le sirvan a él para superar un problema, sin embargo, se pueden extraer factores comunes, donde se puede intervenir de manera concreta.

Necesidades básicas: Comida, vivienda… Una base sobre la que el sujeto pueda actuar.

Aceptación de la persona: Esto, aparentemente “obvio”, es algo fundamental que no todo el mundo encuentra a su alcance, y sin embargo, es lo que más ayuda.

Búsqueda de sentido: Se trata del proyecto vital, de la visión de futuro. Encontrar una profesión, o un hobby, puede dar sentido a la vida y desde ahí motivar a la persona para movilizarse al cambio.

Autoestima: Muy relacionado con las expectativas de cambio y la percepción de autoeficacia. Condiciona toda la vida del sujeto.

Aptitudes personales y sociales: Capacidades y habilidades sociales. Favorecen el desempeño o aumentan las redes sociales. Facilita el acceso a los recursos que el sujeto pueda necesitar.

Sentido del humor: Permite restarle importancia a los problemas y verlos desde un punto de vista más positivo.

Apertura a nuevas experiencias: La apertura a lo novedoso facilita la adaptación.

Además de estos factores comunes, los diversos autores mencionan otros importantes. Entre ellos, estaría la inteligencia, como capacidad de resolver problemas, que explicaría porque la resiliencia aumenta con la edad. También entran las redes sociales y la familia, como apoyo emocional en los momentos difíciles, mayor posibilidad de acceder a información y a otros recursos, o como medio de generar nuevas respuestas y facilitar la adaptación. Desde el punto de vista del contexto, sería importante también los recursos disponibles, esto ya es determinante del lugar donde se nace, o el contexto socioeconómico.

Todos estos factores interaccionan, y es el resultado de la interacción lo que importa. No tener uno o varios de estos factores no es algo preocupante. Tener aunque sea unos pocos facilita una visión más positiva del caso y abre vías de intervención, ya sea en factores externos o internos al individuo. Muchas veces encontraremos que las personas tienen recursos únicos que ya le están ayudando (escribir, por ejemplo). Las posibilidades para la prevención, son enormes.

El objetivo último es que la persona pueda decir:

Tengo: Personas en quienes confío y me quieren a pesar de mis defectos. Personas que me enseñan con su ejemplo, que quieren que sea independiente y dispuestas a ayudarme.

Puedo: Encontrar a alguien que me ayude cuando lo necesito, buscar la forma de resolver un problema y hablar sobre lo que me inquieta.

Soy: Una persona capaz de aprender, respetuoso, y que me siento apreciada por los demás.

Estoy: Dispuesto a responsabilizarme de mis actos y pedir ayuda si es necesario.

Referencias:

  • Becoña, E. (2007) Resiliencia y consumo de drogas: una revisión. Adicciones, 19(1), 89-101
  • Muñoz Garrido, V. y De Pedro Sotelo, F. (2005) Educar para la resiliencia. Un cambio en la mirada en la prevención de situaciones de riesgo social. Revista Complutense de Educación, 16 (1), 107-124
  • Rocamora, A (2006) Resiliencia: crecer en la crisis, en Rocamora Crecer en la crisis: Como recuperar el equilibrio perdido, (181-188). Bilbao: DESCLÉE DE BROUWER.
  • Vanistendael, S. (2005) La resiliencia: Desde una inspiración a cambios prácticos. 2º Congreso internacional de los trastornos del comportamiento en niños y adolescentes, Madrid, 11-12 Noviembre.
  • Análisis

Seis cosas que muchas personas no saben sobre el trastorno bipolar

  • Alejandra Alonso
  • 23/09/2015

De acuerdo con el NAMI (National Alliance on Mental Illness), más de 10 millones de personas presentan un Trastorno Bipolar.

Algunas famosas estrellas de Hollywood como Demi Lovato, Carrie Fisher, Jean-Claude Van Damme y Catherine Zeta-Jones han hecho de público conocimiento su trastorno bipolar. Incluso hay series famosas, como Homeland, donde se sigue la historia de personajes con el trastorno.

La mayoría de las personas asume que tiene una idea básica de lo que es el trastorno antes nombrado, pero ¿qué tan cierto es esto en realidad?

Probablemente el nombre del trastorno se conoce muy bien y, con los actores compartiendo su diagnóstico y las series de televisión que tocan el tema, tiene mucha publicidad. Sin embargo, hay algunos hechos que no se conocen sobre el mismo. A continuación dejamos una lista de 6 hechos que no son tan comúnmente conocidos por la gente sobre el trastorno bipolar:

Lo que mucha gente piensa: cuando la persona bipolar está pasando por la fase maníaca, siempre está feliz y energética.

Realidad: La manía puede manifestarse como ira y rabia o estar irritable y nervioso. Este estado de ánimo puede arruinar relaciones. Amenaza al trabajo, la familia y la vida de la persona.

Lo que mucha gente piensa: El trastorno bipolar consiste de dos estados: maníaco y depresivo y la persona que lo padece oscila entre ambos estados sin interrupción.

Realidad: Tanto en el Trastorno bipolar I como en el II, hay un espacio en el medio donde la persona no está maníaca/hipomaníaca ni deprimida. Algunas personas pueden cambiar rápidamente de un estado al otro mientras otros pueden ir de un extremo (manía/hipomanía, depresión) a un medio, un estado saludable.

Lo que mucha gente piensa: El trastorno bipolar causa cambios dramáticos de humor durante el día.

Realidad: Algunas personas permanecen en un estado de depresión o manía/hipomanía por meses o hasta un año o más. Por esta razón es que se puede pasar por alto el trastorno por años y diagnosticarse como un trastorno de depresión mayor, por ejemplo.

Lo que mucha gente piensa: Las únicas partes importantes del tratamiento son la medicación y la psicoterapia.

Realidad: Si bien ambas son clave en el tratamiento del bipolar, no son las únicas partes del tratamiento. Son también de vital importancia la dieta, el descanso adecuado y el ejercicio, que pueden ayudar a minimizar varios síntomas del trastorno.

Lo que mucha gente piensa: Es imposible tener una vida normal y feliz con el trastorno bipolar.

Realidad: Estas personas pueden tener maravillosas relaciones y una vida que los llena y los hace felices. Pero para esto, hay que realizar el diagnóstico adecuado y encontrar los tratamientos que mejor funcionen para ese paciente.El tratamiento puede involucrar estabilizadores del estado de ánimo, examinación de componentes del estilo de vida (tales como la construcción o reconstrucción de relaciones, dieta y ejercicio) y reducción del estrés.

Lo que mucha gente piensa: El Trastorno Bipolar consta de dos estados de ánimo: depresivo y maníaco.

Realidad: El trastorno Bipolar tiene dos categorías: Bipolar I y Bipolar II. El Bipolar I tiene a la manía como uno de sus criterios diagnósticos. Dicho síntoma es lo suficientemente severo como para causar problemas en la vida de la persona que lo padece. Esto es así porque, en estado de manía, la persona puede comprometerse en comportamientos peligrosos, como conducta sexual riesgosa o gastar repetidamente mucho dinero en cosas que no se necesitan o que la persona realmente no puede permitirse. El Bipolar II consiste en hipomanía y depresión. Es en el estado hipomaníaco que el humor de las personas fluctúa bastante, pero no es lo suficientemente severo como para que su vida se vea drásticamente quebrantada.

Hay muchas cosas más que la gente puede desconocer sobre este trastorno. Es importante que nos informemos sobre los síntomas, qué involucran, cómo afectan a la persona que los padece y a sus allegados, qué tratamientos hay, etc. Sepamos también que las investigaciones para ofrecerles mejor ayuda y tratamiento a estos pacientes, continúan.

Fuente: Psychcentral

  • Análisis

Psicología de las elecciones: ¿Realmente elegimos a nuestros candidatos?

  • María Eugenia Parla
  • 17/09/2015

«El conocimiento es poder. La información es libertadora. La educación es la premisa del progreso, en toda sociedad, en toda familia».Kofi Annan (nobel de la paz 2001)

Se invierte una cantidad inmensurable de dinero en campañas políticas y en marketing estratégico para tratar de influir en la decisión de la gente, para persuadir, para manipular los pensamientos y emociones que nos genera tal o cual candidato y así la intención de voto.

El (ambicioso) objetivo de este artículo es intentar generar conciencia y neutralizar algunas técnicas de influencia y sus efectos. Las neurociencias y la psicología experimental nos brindan herramientas para explicar algunos factores que influyen en la toma de decisiones.

Nuestro cerebro es una máquina de ahorrar energía. Cuando tenemos que tomar una decisión, y no contamos con los datos suficientes para hacerlo, se genera una tensión que hace que recurramos a “atajos”, sistemas cognitivos basados más en probabilidades e intuiciones que en la lógica y  el uso de datos concretos. Estos atajos, aunque en ocasiones nos sirven para salir del paso, muchas veces facilitan diferentes vías de influencia que eliminan la tensión que supone la toma de decisión sin información certera y  a la vez, satisface necesidades afectivas.

Vías de influencia

Los seres humanos nos criamos y vivimos relacionándonos de manera constante con los demás, y aprendemos desde muy pequeños a seguir normas sociales de conducta. Estas normas se internalizan, se vuelven implícitas y nos ayudan a vivir en armonía con los otros, pero pueden también ser manipuladas para influir en nuestra conducta.

Reciprocidad

La norma social implícita de reciprocidad hace que cuando tenemos la impresión de que nos están concediendo algo tendamos a querer retribuirlo de alguna manera.

Cuando nos hacen un regalo, una atención, o simplemente una concesión que no tiene porque ser material (por ejemplo un halago), por pequeño que haya sido, se genera una sensación de deuda y esto aumenta la probabilidad de que accedamos a alguna petición.

Simpatía

Tendemos a acceder a más peticiones de una persona que nos cae simpática y también a atribuirle otras características que no tiene porque tener.

Hay diferentes formas de generar simpatía; por presencia, similitud, asociación, etc.

Si una persona percibe algo que le gusta de otra, por ejemplo su aspecto físico, se genera una expectativa y lo que perciba luego de esta persona va a estar teñida de esta primera impresión aunque las dos características no tengan ninguna relación directa (por ejemplo, liderazgo). Esto fue estudiado por la psicología experimental como “Efecto halo (1)”.

El atractivo físico es el que más evoca el efecto halo pero no el único.

En marketing, las características positivas de un producto se pueden extender a otros, elevando así la marca.  

Las cualidades de una persona y lo que evoca también se puede trasladar a productos o personas por asociación. Por eso es importante que el candidato se rodee de gente con características que la población target (es decir, los votantes) consideren positivas, puede ser por ejemplo una pareja atractiva, un deportista reconocido, una autoridad moral, religiosa, etc.

Semejanza

Hay una tendencia a inclinarnos por personas que guardan una semejanza con nosotros o con lo que aspiramos a ser.

Las personas con las cuales nos podemos identificar nos caen más simpáticas. Esta identificación se puede dar por compartir el mismo sexo, religión, grupo étnico, estrato social, costumbres, forma de hablar, etc. A veces no son rasgos muy notorios sino detalles.

Como es de imaginarse, en una campaña política se intenta asemejar lo que es el candidato a los votantes. Se adoptan modismos, costumbres y, como la población target es heterogénea, se adapta el discurso de acuerdo al grupo al que vaya dirigido para captar más votantes aprovechando así esta poderosa fuente de influencia.

Familiaridad

Empapelar la ciudad con la cara y el nombre de un candidato cumple una función fundamental, la de fijar el nombre del producto a vender en la población y hacer que les sea más familiar. Muchos estudios descubrieron que tendemos a elegir lo que conocemos, aquello cuyo nombre resuena con más frecuencia, y que esto muchas veces es independientemente de la calidad del contenido (2).

En este sentido, no solo los carteles, sino también los spots publicitarios, la exposición de los políticos a los medios, en actos, etc., cumplen esa  función.

Autoridad

En situaciones confusas, donde se debe tomar una decisión importante sin elementos que la avalen, los seres humanos nos inclinamos a obedecer a las figuras de autoridad (3).

Esta autoridad puede estar dada por el conocimiento, por ejemplo un científico reconocido: pero este científico puede ser muy bueno en su campo y no saber absolutamente nada de economía, política, etc. De todas formas su opinión, aunque no tenga nada que ver con su campo de la ciencia, suele respetarse más, pudiendo influir en las decisiones de la gente.

Pensemos en famosos, empresarios, deportistas, periodistas. Ya vimos que se puede producir un desplazamiento de características de una determinada persona u organización de renombre a un candidato si estas lo apoyan, pero aquí también influye una obediencia a figuras de autoridad y la influencia de su opinión en la conducta de la gente. A mayor respeto mayor obediencia.

Conformidad social

Ante situaciones ambiguas, en donde no sabemos cómo actuar, además de considerar a la autoridad también somos propensos a observar el comportamiento de la gente que nos rodea y actuar en consecuencia, es decir, copiamos su conducta. Por otro lado, seguir la tendencia también responde a una necesidad básica de validación social.

Las estadísticas relacionadas con la intención de voto no responden solo a una necesidad ansiosa de los candidatos para ver si les va a ir bien o mal, estas estadísticas se hacen públicas (y se manipulan) porque muchos experimentos demostraron que no solo somos capaces de adaptar nuestro juicio a la opinión de la mayoría sino que también a veces nuestra percepción de las cosas. Esto responde al principio de conformidad social; podemos adaptarnos fácilmente a la opinión de los otros si son mayoría.

La responsabilidad compartida y el efecto del espectador

Es muy difícil accionar y preocuparse demasiado en tomar una decisión cuando se cree que se tiene poca o ninguna influencia en el resultado.

Tal vez esto sea porque la sensación de responsabilidad ciudadana se disuelve en 27 millones (aprox.) de personas. Si se siente que el propio voto tiene un impacto muy bajo en el resultado final, probablemente no se gaste demasiado tiempo o energía en tomar una decisión, lo que genera que bajemos la guardia y quedemos aún más expuestos a ser influenciados y tomar decisiones que nada tienen que ver con la lógica .

Esto fue investigado en psicología bajo el nombre de “efecto espectador”. Cuanto mayor es el número de personas implicadas en la toma de una decisión, menor va a ser la sensación de responsabilidad que se siente, porque ya no hay una relación lineal entre el accionar propio y la probabilidad de obtener un resultado negativo que lleve a un sentimiento de culpa (ahora la culpa es compartida), entonces se genera la ilusión de que alguien más se va a hacer cargo de la situación.

Sesgo confirmatorio

“La duda no es una condición placentera pero la certeza es absurda». (Voltaire)

Percibimos por medio de nuestros sentidos que son nuestro punto de contacto con la realidad, pero lo que percibimos no es la realidad, sino un recorte que hacemos de ella. Este recorte (abstracción selectiva) depende de muchas cosas, como nuestra cultura, estado de ánimo, conocimientos previos, contexto, genes y la interacción entre todos ellos en un momento determinado (como si fuera poco). En base a eso realizamos interpretaciones de lo percibido y lo incorporamos a nuestro sistema de creencias de acuerdo a nuestra información o conocimientos previos. Por esto decimos que la percepción es sesgada, no objetiva. El problema surge cuando creemos que lo que percibimos ES la realidad y se recurre sistemáticamente a estos recortes de manera rígida e inamovible sin resignificar ni realizar ningún cambio.

¿Uno lee los diarios, ve programas de TV o radio que tienden a expresar opiniones opuestas a las propias?

¿Uno escucha con la misma atención o grado de apertura a candidatos de partidos políticos contrarios a los de sus creencias? ¿Pone en duda con la misma intensidad lo que dice el candidato que le cae bien y el que no?

Los seres humanos tenemos una necesidad de continuidad y coherencia que muchas veces se sostiene por un grupo de creencias particulares, difíciles de desarraigar, y que son la base de nuestra identidad. Cualquier información que las ponga en duda va a generar tensión y una carga emocional muy grande.

Por varias décadas la psicología investigó un sesgo muy común, el sesgo de confirmación: Tendemos a favorecer la información que confirma nuestras teorías y creencias previas y a desestimar aquella que la refuta.  

Un primo hermano del sesgo de confirmación es el “sesgo de confirmación”, que es la tendencia a realizar un crítico escrutinio de la información cuando contradice nuestras principales creencias y aceptar sin criterio toda aquella que la confirma.

Conclusiones

Seguramente se haya encontrado leyendo este artículo y pensando “nada de esto me puede pasar a mi”, pero esto también es un sesgo. Estas son estrategias de influencia que se utilizan y que ningún experto en marketing político desconoce. Surgen de resultados de estudios y trabajos de investigación en psicología experimental de larga data. No olvidemos que las fuentes de influencia se potencian entre sí, y creer que nosotros estamos por encima de toda influencia es lo que más nos va a predisponer a caer, porque bajamos la guardia. Esto sucede todo el tiempo y a todos (no es en vano los millones que se invierten en publicidades). Recordemos que los sesgos aparecen cuando no contamos con toda la información y el 76% de los encuestados sentía que no tenía información suficiente/necesaria como para tomar una decisión.

Es cierto que, en política, nunca podemos llegar a contar con toda la información, uno no puede saber a priori si las intenciones o lo que creemos de tal o cual candidato se va a materializar o no en el tiempo, pero eso no nos excusa de exigir a nuestros candidatos propuestas completas y coherentes.  

Por último, dijimos que la facilitación de atajos ocurre cuando debemos tomar decisiones de manera rápida, por lo que comprometernos como ciudadanos a dedicar tiempo en informarnos se vuelve prioritario. Pensemos en quién vamos a votar y porqué: ¿Qué va a hacer? ¿De qué manera? Abrirle las puertas al debate y el cuestionamiento serio. Decidamos. Seamos libres.

Referencias:

  • (1) Thorndike, E.L. (1920). A constant error on psychological rating. Journal  of Applied Psychology, 9, 25-29.
  • Asch, S. (1952). Social Psychology. New Jersey: Prentice: hall. Traducción castellana en Eudeba. . Buenos Aires: Eudeba.
  • (2)   Abakoumkin,G.(2011). Forming choice preferences the easyway: Order and familiarity effectsin Elections1. Journal of Applied Social Psychology, 41, 2689–2707.        
  • Bornstein,R.F.(1989). Exposure and affect: Overview and meta-analysis of research,1968–1987.Psychological Bulletin, 2, 265–289.
  • (3)  Stanley, M. (1980). Obediencia a la autoridad. Un punto de vista experimental.
  • Zimbardo, P. (1997). Situaciones sociales: su poder de transformación.Revista de Psicología Social, 12(1), 99-112.
  • Análisis

Los dos momentos en la vida en que somos más vulnerables al trauma

  • Alejandra Alonso
  • 17/09/2015
group of children walking near body of water silhouette photography

De acuerdo con Tara Swart, neurocientífica y profesora titular en MIT, cerca de los dos años de vida y esos años turbulentos de la adolescencia son los momentos cuando el cableado cerebral es más maleable. Como resultado, las experiencias traumáticas que ocurren durante ese período de tiempo pueden alterar la actividad cerebral y, en última instancia, cambiar la expresión genética.

Cerca de los dos años

Durante los primeros dos años de vida, el cerebro se desarrolla a un ritmo rápido. Sin embargo, aproximadamente al segundo año, algo importante pasa: los bebés empiezan a hablar.

“Empezamos a entender el discurso primero, luego comenzamos a articular el discurso nosotros mismos y esa es una cosa realmente compleja que pasa en el cerebro,” dice Swart, quien conduce el estudio todavía en marcha sobre el cerebro y cómo nos convertimos en líderes. “Adicionalmente, los niños empiezan a caminar -así que desde un punto de vista físico, eso también es un gran logro para el cerebro.¨

Aprender y entender un otro idioma fuerza a tu cerebro a trabajar en formas nuevas, conectando neuronas y formando nuevos caminos. Este es un proceso mentalmente agotador, es por esto que aprender un nuevo idioma o instrumento musical suele hacerte sentir cansado.

Con tantos cambios importantes en el cerebro en tan corto período de tiempo los traumas físicos o emocionales pueden causar potenciales interrupciones al desarrollo neurológico. Incluso aunque tal vez no tendrás ningún recuerdo de la interrupción, cualquier tipo de evento traumático (abuso, negligencia, enfermedad o separación de seres queridos) puede llevar a déficits duraderos de tipo cognitivo y conductual más tarde en la vida, según advierte Swart.

Para apoyar su advertencia, ella señala algunas investigaciones (estudio 1, estudio 2, estudio 3) en huérfanos de Rumania, realizadas entre 1980 y 1990. Luego de que el régimen comunista colapsara en esa nación, un declive económico barrió a la región y dejó a 100.000 niños en abarrotadas instituciones gubernamentales caracterizadas por la dureza.

“Los niños estaban perfectamente bien alimentados, vestidos, lavados, pero por muchas razones – una de ellas que las personas no querían esparcir los gérmenes- nunca se los abrazaba o se jugaba con ellos,” explica Swart. “Había mucha evidencia de que estos niños crecieron con problemas de salud mental y dificultades para mantener trabajos y relaciones.”

Swart continúa diciendo que, cuando fue posible, se escaneó el cerebro de estos sujetos y se observó que tenían problemas en el sistema límbico (relacionado con el control de emociones básicas).

En resumen, tu habilidad para mantener habilidades sociales apropiadas y desarrollar empatía por otros depende en gran parte del afecto físico, contacto ocular y el juego de esos primeros años. Incluso algo tan simple como observar expresiones faciales y entender lo que significan está ligado a tu bienestar como infante.

La investigación encontró además, que el cerebro de los huérfanos romaníes tenía menor actividad observable y era físicamente más pequeños que el promedio. Como resultado, los científicos concluyeron que los niños adoptados en hogares amorosos a la edad de 2 años tienen mejores posibilidades de recuperarse del trauma emocional severo.

Los años de adolescencia

Cuando llegas a la adolescencia tu cerebro suele haber alcanzado su peso adulto. Aproximadamente en estos mismos tiempos, el cerebro empieza a eliminar conexiones frágiles y caminos neuronales no utilizados. El proceso es similar a cuando podás el jardín, ya que cortar ramitas y plantas secas permite que otras plantas puedan crecer.

Durante este período, el lóbulo frontal y especialmente la corteza prefrontal, experimenta mayor actividad y, por primera vez, el cerebro es capaz de comparar y analizar varios conceptos complejos a la vez. El adolescente requerirá en este momento habilidades de comunicación más avanzadas y maduración emocional. Toda esta actividad también es la razón por la cual ellos necesitan dormir bastante.

Aunque los científicos siguen intentando saber qué hacen exactamente las diferentes partes del cerebro, lo que podemos sacar de importante de este estudio es la relevancia de la estabilidad y la seguridad en el desarrollo humano. Una sola interrupción grande es capaz de tirar a la basura el intrincado trabajo de nuestro cerebro. Tal vez ni nos demos cuenta cómo estos eventos afectan nuestras vidas hasta mucho después. Pero es por esa misma razón que es tan importante hacer el esfuerzo para tratar de revelar los secretos del trabajo interno del cerebro.

Fuente: Quartz

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