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Artículos de opinión (Op-ed)

212 Publicaciones

La opinión es una creencia subjetiva, y es el resultado de la emoción o la interpretación de los hechos. Una opinión puede ser apoyada por un argumento, aunque las personas pueden dibujar las opiniones opuestas de un mismo conjunto de hechos. Este artículo representa la opinión del autor y no necesariamente de aquellos que colaboran en Psyciencia.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Lugares o no lugares

  • 03/10/2014
  • Andrés Buschiazzo

El tiempo psicológico es distinto del físico.  Desde hace cinco décadas sabemos que el cerebro del mamífero posee su propio reloj biológico que no está determinado por las estaciones. Pero el tiempo mental no coincide con el físico, percibimos un estímulo cuando ya ha cesado. El “reloj cerebral” de un sujeto experimental se descompone cuando se lo aísla de estímulos externos, es el caso de las personas que viajan y pasan largas horas de espera en los aeropuertos,  estaciones, etc. Las consecuencias son las conocidas como: migrañas, estrés, trastornos gastrointestinales (acidez). Se llega a percibir “incorrectamente” el ritmo al que transcurren las cosas. El genoma tiene también su propio reloj despertador que indica el momento en que los genes se expresan o se inhiben (Bunge, 2006).

¿Qué son los “no lugares”?

Para desarrollar el constructo acuñado por el antropólogo francés Marc Augé sobre los “no lugares”, debemos, antes, definir su contrario. Desde la antropología cultural, sabemos que “los lugares” son espacios que están delimitados y caracterizados, y en términos adlerianos, tipificados, por los hombres, de los que se desprende un serie de reglas, símbolos,  planos y divisiones de tareas con el propósito de hacer de la convivencia una experiencia tolerable.

Los no lugares podrían ser equivalentes a la nada. Nos referimos a la nada sólo por por ausencia de lo que no existe, siendo la palabra nada más que un concepto negativo, un pseudo-concepto (tesis de Bergson) pero también la nada puede ser, para una conciencia, lo que ésta se propone ser pero no es todavía y por ello hay una realidad positiva de la nada (tesis existencialista).



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El autor de la conjunción de vocablos la define como: “los espacios donde no hay identidad ni relaciones ni historia” (p.6). Sugiere que estos espacios son los aeropuertos, las rutas  o los medios de transporte, los shoppings y las redes de comunicación. En el aeropuerto afirma el antropólogo, no se percibe conciencia colectiva, es una sucesión de individualidades, queda definida por su itinerario. “Cuando uno está en un aeropuerto, debe mostrar su pasaporte antes de partir y luego vuelve a mostrarlo a la llegada. Pero entre eso dos puntos, uno es un pasajero anónimo” (p.7).  Esta sensación de anonimato y de vivir en un tiempo fuera del tiempo = Kairós, lo podemos observar en la película “La terminal” (Steven Spielberg). La película está inspirada en un hecha verídico en que  Mehran Karimi Nasseri, un refugiado iraní vivió en el Aeropuerto de París Charles de Gaulle, entre 1988 y 2006.

El tiempo psicológico es distinto del físico

Los “no lugares” están caracterizados por el hombre frente a un pantalla que tiene que lidiar con una realidad individualista y pletórica de estímulos sin contenidos donde el sentido queda relegado por destellos informáticos. Los viajes de turismo, son reconocidos por el placer que provoca el después del viaje, cuando la persona regresa y puede contarles a su amigos todas las peripecias del viaje.  Es conocida la situación de algunas personas que se reúnen una vez al año con excompañeros universitarios que para culminar su pasaje por la universidad hacen un viaje por el mundo que dura de un mes a un año. Esto parece darle un sentido a su vida, pero un sentido artificial, casi de plástico.

A propósito, Augé reconoce tres tipos de excesos:

  • de acontecimientos, que trasmite la impresión de que la historia se acelera y pude llevar a la idea de que no tiene sentido;
  • de espacio, paradójicamente el mundo es demasiado pequeño por el exceso de imágenes que saturan la comprensión y “nos permite verlo todo”, como por ejemplo la Torre Eiffel, San Francisco, los desiertos del Africa o los vecindarios chinos, e
  • individualismo, estamos solos frente a esas imágenes del mundo, que nos da la ilusión de control de involucrarnos en lo que sucede en el mundo. No podemos hacer nada pero todos somos testigos de lo que pasa, una manera personal de registrar los acontecimientos.

Estos rasgos desterritorializantes  donde lo global impera sobre lo local, lo público sobre los privado ha ido en detrimento de la comunidad como ideal social. La desintegración de las referencias colectivas tanto gremios, sindicatos, partidos y otras formas de organización política dan la sensación de un derrumbe mundial. Este fenómeno “de mutación civilizatoria“ ha sido analizado en le libro: “Todos los tiempos el tiempo” de Ana María Araújo quien propone una mirada crítica y un diálogo abierto para un convivencia más justa y solidaria.

Barylko dice haber aprendido cuando estudiaba “filosofía con Romero y sociología con Germani: las obras del hombre van hacia adelante, el hombre mismo permanece ahí donde siempre estuvo” y lo remata citando a Rousseau  en sus Confesiones: “cuenta que hacía paseos meditativos y comenta: ‘No puedo meditar sino andando; tan luego cuando me detengo, no medito más; mi cabeza anda al compás de mis pies” (Barylko, 1991, p. 63).

“El espacio es la forma de nuestra experiencia externa, mientras que el tiempo es la forma de nuestra experiencia interna”

La lógica de los “no lugares” es la creencia de que es posible verlo todo, la misma que opera cuando disparamos el botón de la cámara fotográfica creyendo que guardamos en la memoria eso, que luego, nunca revelamos ni vemos. Podríamos agregar un cuarto tipo de exceso  que es el de la acumulación por la acumulación misma. No importa qué se guarda sino cuánto se guarda, por si en algún momento…no estar desprovisto de decir: “…yo también estuve ahí…”.

El exilio era la peor pena para los romanos, todo hemos tenido un pariente que ha sufrido algún exilio político, económico o social…Wilde afirma: “Quién posee un temperamento artístico acompaña al Dante en el destierro. Y sabe cuan amargo es el pan ajeno…” Tal vez sea el modelo artístico el medio para encontrarnos en un mundo más solidario y cooperativo…

Kant dice “el espacio es la forma de nuestra experiencia externa, mientras que el tiempo es la forma de nuestra experiencia interna”, y eso es subjetivo, si estoy con alguien agradable el tiempo pasa rápido, de lo contrario pasa lento. Esta es la posición de Einstein explicando la teoría de la relatividad.

Los no lugares no son porque: “ser es ser percibido” decía Berkeley, por tanto si estoy contigo necesito ser percibido en calidad de ser en relación. El la argamasa tácita de nuestras relaciones  (Barylko, 1991, p. 89). Vemos con Barylko la relación existente entre la cultura y los no lugares. El autor cita a Robert Louis Stevenson: “considera que un hombre está bien educado si es capaz de permanecer en una estación rural esperando un tren, solo y sin nada que leer, y sin embargo, no se aburre (p. 69).

Juguemos con algunas paradojas del lenguaje

(a) Utopía (acuñada por Tomás Moro), etimológicamente significa “no lugar” pero está lleno de ideología en pro de un futuro mejor (Santonastaso). Es de una forma la inversión del “topos uranos” platónico, lugar supra celeste, donde residían las ideas en oposición a las cosas.

(b) Desplazar: aparte del mecanismo de defensa psicoanalítico, donde por ejemplo alguien se enoja con su esposa y golpea un mueble. Es sacar de un lugar, quitarle el puesto a alguien, ponerlo fuera de su espacio.

(c) Aplazar: es el plazo con el prefijo o partícula privativa “a” es sacar a alguien del tiempo que esperaba. Por ejemplo hacerlo perder un examen para que tenga que rendirlo un período posterior.

(d) La “aquidad”: el budismo Zen castellanizó la expresión latina: “ hic et nunc” (= aquí y ahora) que se refiere a vivir intensamente el momento presente. Los maestros Zen explican: “cuando estamos bebiendo la sopa no pensamos en el postre, disfrutamos de la sopa”. Tiene un estricta consonancia con las palabras de Cristo en el Evangelio: “Así que, No os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta cada día su propio mal” (Mat. 6 34.)

Bibliografía

Araújo, A. (2013) Todo los tiempos el tiempo. Montevideo: Editorial Psicolibros

Barylko, J. (1991) Cartas a un joven maestro. Buenos Aires: Marymar

Bunge, M. (2006) 100 ideas El libro para pensar y dsicutir en el café. Buenos Aires: Debolsillo

Halperín, J. . Los no lugares. Buenos Aires, jueves 22 de octubre de 1992,  Clarin pp. 6-8

Hazán, Y & Titze, Y. (2011) Fundamentos de Psicología Profunda Teleológica. Montevideo: Editorial Psicolibros.

Santa Biblia. Versión de Casiodoro de Reina (1569). Revisada por Cipriano de Valera (1602) Otras revisiones: 1862, 1909 y 1960. Mexico D.F: Sociedades Bíblicas Unidas.

Santonastaso, G. (1981) Orientaciones actuales de las doctrinas políticas. Buenos Aires: Troquel

Wilde, O. (2010). La tragedia de mi vida. Montevideo: Las bolsas de los libros

Imagen: Hartwing (Flickr)

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Acerca del ejercicio ilegal de la psicología

  • 24/09/2014
  • Equipo de Redacción

En los últimos tiempos el campo de la psicología ha experimentado un malestar creciente por el surgimiento de abordajes psicoterapéuticos que podríamos llamar “alternativos”, como la psicología social (*ver nota al pie), el counseling, terapia de vidas pasadas, constelaciones familiares, etc. (la lista es larga, sólo voy a usar estos como ejemplo). En toda esta situación han aparecido algunos discursos que creo vale la pena examinar.

La situación

Ante todo, una aclaración: no estoy hablando aquí de la persona que se hace pasar por psicólogo sin haber hecho ninguna formación, lo cual es lisa y llanamente una estafa, ni tampoco sobre psicólogos recibidos con irregularidades administrativas -como por ejemplo psicólogos que tienen la matrícula vencida, o tienen matrícula de una zona pero atienden en otra- dado que se trata de cuestiones administrativas que se pueden resolver con un trámite y no representan problemas estructurales. Tampoco me voy a referir a la práctica de la psicología social o counseling en sus espacios propios.

Nos vamos a referir a lo que se frecuentemente se denuncia como práctica ilegítima de la psicología y entra en alguna de estas categorías:



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1. Disciplinas complementarias (por ejemplo, psicología social o counseling), en las cuales sucede que el profesional se “desliza” hacia una práctica de la psicología clínica, lo cual no está dentro de su formación ni incumbencias -como si se tratara de un enfermero recetando un medicamento a un paciente.

2. Terapias o abordajes pseudoterapéuticos que pueden ser practicados por psicólogos o no psicólogos, pero que carecen de asidero lógico o empírico(por ejemplo, terapia de vidas pasadas o constelaciones familiares).
Ante estas prácticas, la respuesta general de los Colegios, como portavoces del colectivo psicológico, ha sido bastante uniforme y se puede resumir aproximadamente así:

Estas situaciones reflejan prácticas ilegítimas porque las incumbencias de la psicología así lo indican (este es el argumento contra la primera categoría), o porque no están incluidos dentro de la currícula de las universidades o no son práctica habitual de los psicólogos (el argumento contra la segunda categoría).

Ahora, si me permiten pensar un poco, soy de la opinión que, aun cuando este argumento sea válido -efectivamente las incumbencias profesionales prohíben que un psicólogo social brinde terapia psicológica- se trata de un argumento débil, bastante estrecho de miras, que tiende a ocultar una situación más preocupante para el campo de la psicología. Creo que el argumento es cuestionable por los motivos que se detallan a continuación.

Los argumentos que están usando los colegios de psicólogos del país van a ser polvo en el viento

En primer lugar, las incumbencias profesionales y las currículas de las universidades están sujetas al vaivén de intereses políticos, culturales y sociales; la misma carrera de psicología tuvo que ejercer presión durante varios años para salir de la esfera médica y obtener autonomía profesional avalada legalmente. Por ese mismo motivo las currículas de las universidades no son uniformes sino que cambian según el cuerpo docente y los intereses de turno: por ejemplo, algunas facultades incluyen terapia gestáltica pero no cognitivo conductual, otras ofrecen cognitiva pero no conductual, otras ambas, otras ningunas, etc.

Sujetar la legitimidad de la práctica de la psicoterapia a estos vaivenes es arriesgado: nada impide que dentro de algunos años la carrera de counseling obtenga incumbencias profesionales similares a las del psicólogo, o que una universidad decida incluir terapia de vidas pasadas dentro de la currícula. Las leyes cambian, las prácticas culturales cambian, y cuando eso pase, los argumentos que están usando los colegios de psicólogos del país van a ser polvo en el viento. El argumento de “un counselor no puede atender pacientes porque no tiene esas incumbencias legales”, va a caer irremediablemente.

En segundo lugar es un mal argumento porque refleja un espíritu corporativo poco loable; ese argumento no prioriza la atención de la salud, no prioriza a la persona que busca atención psicológica, sino que prioriza el cuidar un espacio: se le dice al paciente que no debe acceder a tales terapias porque “nuestras incumbencias nos dan uso exclusivo de esta práctica y nuestras universidades no enseñan estas cosas”. Choca bastante con mis valores pensar que un paciente no debiera acceder a tal o cual abordaje terapéutico sólo porque una resolución o legislación así lo estipula. Y es bastante sospechoso cuando una práctica científica empieza a depender de recursos legales para sostenerse.

Una propuesta

Ahora bien, dado que no quisiera que estas líneas fueran pura crítica, me atrevo a ofrecer una posición alternativa, que quizá apunte más al meollo de la cuestión.

El problema con counseling, con terapia de vidas pasadas, con constelaciones, etc., no es un problema de índole legal, sino de índole empírica: no hay ninguna evidencia sólida de que esos abordajes sirvan para tratar problemas psicológicos.

Por supuesto, pueden ayudar cuando se experimenta un malestar, como también puede ayudar hablar con el taxista, jugar al ping pong o hacer cestería: todo puede ayudar, pero para llamar a algo un abordaje psicológico válido necesitamos evidencia de que funciona para problemas psicológicos, que ayuda con las fases agudas de un problema psicológico, que tiene una adecuada eficacia a largo plazo, que es una opción preferible a otras, etc.

No hay ninguna evidencia sólida de que esos abordajes sirvan para tratar problemas psicológicos

Y tiene que ser evidencia sólida, no evidencia del tipo “la persona que escribió el libro dice que funciona”, porque si no, quien escribe el libro de terapia de vidas pasadas va a decir que a él le funciona y otra vez estaremos a foja cero. Hasta ahora no tenemos razones para creer que estos abordajes sean mejores que el ping pong para el tratamiento de problemas psicológicos. No hay razones para afirmar que pueden funcionar para personas diagnosticadas con ansiedad generalizada, trastorno de pánico, depresión, trastornos alimentarios, etc.

Esto podría cambiar, claro está, y estaría perfecto: podría demostrarse con evidencia sólida que esos abordajes sirven como tratamiento psicológico. Si ese fuera el caso, seríamos los primeros en celebrar la incorporación de una nueva herramienta que puede ayudar a las personas que sufren. Hasta tanto, permaneceríamos abiertos pero escépticos de todo procedimiento que afirme mejorar la salud mental de los seres humanos.

Entonces, en resumen, quizá podamos cambiar los argumentos y en general nuestra posición frente a prácticas de ese estilo para reflejar lo que verdaderamente nos preocupa: que se ofrezcan tratamientos psicológicos inservibles, ya sea porque quien los brinda no está capacitado para brindar buenos tratamientos o porque el abordaje psicológico en cuestión no tiene evidencia que lo apoye. Las incumbencias son importantes, pero secundarias en esta cuestión.

Nos preocupa que las personas que buscan ayuda psicológica (que bien pueden ser nuestros amigos, nuestros familiares, la gente que queremos), se encuentren con tratamientos que les hacen desperdiciar su tiempo, su energía, sus recursos. Tratamientos que por inútiles ponen en riesgo su calidad de vida, cuando no su vida misma. Queremos, en resumen, asegurarnos que las personas accedan a la mejor terapia posible.

Addenda

Una última reflexión tiene que ver con considerar por qué están sucediendo estas cosas. Se podría pensar que siempre hay luchas por el poder, prácticas que intentan apropiarse de otros espacios, y que esto es sólo una instancia más de lo mismo. Yo preferiría mirar hacia adentro y hacer un mea culpa por una vez, en lugar de victimizarnos colectivamente.

Quizá el motivo por el cual estas prácticas florecen es porque la psicología no da una respuesta considerablemente preferible a estas terapias. Quizá las personas no distinguen entre psicólogo social y psicólogo clínico porque el clínico no ofrece nada que se pueda percibir como distinto.

Nos preocupa que las personas que buscan ayuda psicológica se encuentren con tratamientos que les hacen desperdiciar su tiempo

Durante largo tiempo la psicología en Argentina se ha distanciado de todo criterio de eficacia. La misma palabra “eficacia”, es suficiente para ganarse miradas de espanto por parte de algunos colegas. Si justificamos nuestra práctica en el “caso por caso”, y “todo sirve”, nada impide que alguien ofreciendo terapias de vidas pasadas haga lo mismo. Si lo que ofrecemos no genera un cambio palpable, las personas van a recurrir a otros recursos, desde constelaciones familiares hasta medicación psiquiátrica, pasando por homeopatía, flores de bach, imposición de manos, etc.

Creo que la mejor respuesta que podemos ofrecer es hacer que lo que ofrecemos sea ostensiblemente mejor, más eficaz. Ofrecer lo más adecuado a la condición humana. Y sobre todo, escuchar, ya que si las personas están buscando otras soluciones, quizá eso nos esté diciendo algo sobre nuestra práctica profesional.

*nota del autor: este artículo fue cedido a Psyciencia luego de haber sido publicado en un blog de Argentina, para público de Argentina, con lo cual se ha generado una confusión que es necesario aclarar para los lectores de otros países. «Psicología social» no se refiere al campo disciplinar de la psicología social en general, sino que refiere aquí a una situación local, en la cual se ha acusado a los egresados de Psicología Social (una carrera terciaria de distinta orientación, duración e incumbencias que la carrera de Psicología), de ofrecer tratamientos para trastornos psicológicos, lo cual constituye ejercicio ilegal de la psicología en Argentina. Se ha señalado esta situación en varios medios, como por ejemplo aquí: link, link, link, link.

Artículo de opinión: La opinión es una creencia subjetiva, y es el resultado de la emoción o la interpretación de los hechos. Una opinión puede ser apoyada por un argumento, aunque las personas pueden dibujar las opiniones opuestas de un mismo conjunto de hechos. Este artículo representa la opinión del autor y no necesariamente de aquellos que colaboran en Psyciencia.

Publicado por Fabián Maero en Grupo ACT y publicado en Psyciencia con el permiso del autor.

Imagen: Inuvias

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Carta abierta a mis jóvenes colegas psicólogos

  • 17/08/2014
  • Jorge Garaventa

Queridas psicólogas, queridos psicólogos, estudiantes: tengo el orgullo de estar transitando hacia el 35 aniversario en el ejercicio de la Psicología, una disciplina apasionante, generosa y agradecida. 

Es verdad que su entrega no es incondicional; muy por el contrario, suele ser exigente en las condiciones. Es necesario un convencimiento vital, empeño y dedicación, sobre todo por aquello que decía uno de nuestros maestros: estamos hablando de aquello que vamos a hacer toda la vida.

Hay momentos en que parece mostrarse esquiva. Siempre pensé que era su forma de probar nuestras convicciones. Y no lo digo hoy que tengo la fortuna de ejercer plenamente. Fue la batería que pude recargar en los momentos difíciles, que los hay y muchos, pero al final siempre regala recompensas.



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La psicología, una disciplina apasionante, generosa y agradecida

Hablaba de la fortuna del ejercicio. Ese es un tema a definir previamente porque justamente la fortuna del ejercicio, y valga la redundancia, es la única garantizada. La otra solo viene por añadidura en algunos casos. No ha sido el mío, pero si el de otros.

Los primeros pasos garantizan los siguientes, pero sin ser fatalistas, ya que bastante fatal suele ser la vida y siempre es posible revisar y corregir.

Cada quien hará lo que pueda desde los comienzos mismos pero si apostamos a nuestra profesión, prontamente se hará amigable. No podría predicar con el ejemplo pero si compartirlo. Decidí, una vez recibido, que tan solo iba a trabajar como psicólogo. Me costó fuertes privaciones de toda índole, supe hasta lo que significaba racionar la comida, busqué changas complementarias…durante un buen tiempo durante el día era el Lic. Garaventa y por las nochecitas limpiaba oficinas en la calle Alem, que era el Puerto Madero de entonces. Pero, ¿saben que? Nuestra fauna es generosa, y un día salta la liebre. Y así fue. Y empecé a manejar con confianza el colectivo que se fue poblando de pasajeros, hasta esta realidad de hoy donde trato de que se aprieten un poquito pero que nadie quede afuera.

Aquel famoso trípode de antaño sigue vigente: terapia personal, supervisión y seminarios…formación permanente

No es solo voluntad, es convicción, al punto tal que en algún momento hasta se confunda nuestra persona con el rol…ya vendrá nuestra terapia personal a poner las cosas en su lugar, pero mientras tanto es la mejor promoción. No hablo, que quede claro, de andar interpretando a todo el mundo sino del orgullo de gritar que uno es psicólogo y que quiere ejercer. Una pasión que se trasmita a quienes estén en condiciones de aportarnos o de acompañarnos, que tampoco es poco.

Al principio quedamos encapsulados en el arbitrio de quienes nos han formado y hasta podemos suponer, casi con fanatismo, que es lo óptimo. Tal vez sea una buena herramienta en el principio. Recuerdo un docente que aconsejaba: sean ortodoxos en sus comienzos. Conocen una técnica. Aplíquenla ciñéndose a un encuadre que seguramente dará contención a nuestras experiencias e inseguridades.

Después vendrán otras etapas. El campo de nuestras teorías y técnicas es vasto, y es bastante difícil afirmar que alguna tiene la suma del saber y la eficiencia. Es necesario abrirse al conocimiento y empezar a saber de que se trata. Personalmente practico el psicoanálisis, pero ha sido un punto de llegada, un largo recorrido transitando técnicas y teorías que me trajeron a este destino.

Todo exige formación y empeño. Incluso el eclecticismo. Hay que saber que paso se da, porqué y para qué. Estamos trabajando con la salud y la vida de los semejantes. Nada puede quedar librado al azar.

Aquel famoso trípode de antaño sigue vigente: terapia personal, supervisión y seminarios…formación permanente.
El título nos habilita al ejercicio una vez que tenemos la matrícula, no pide nada extra. La Ética si. 

Es verdad que la formación de post grado puede tornarse onerosa y superar las posibilidades de quienes se inician, pero también es cierto que las instituciones ofrecen opciones interesantes e Internet ha dinamizado las posibilidades de formación por un lado, y de pensar con otros, por otro lado.

Estamos trabajando con la salud y la vida de los semejantes. Nada puede quedar librado al azar

La psicología es una profesión que se ejerce en soledad pero que necesariamente hay que transitar acompañados porque produce tanta alegría como dolor extremo…solos no se puede.

Bueno, esto, modestamente trasmitirles que es difícil, pero posible y que la elección de nuestra carrera cuando anida en la vocación, nos promete una de las aventuras mas bellas…no todo es bueno, pero lo bueno es tan bueno que finalmente justifica cualquier sacrificio…al menos esta es mi aventura de ser psicólogo…la recomiendo…cariñosamente la recomiendo.

*Artículo de opinión (Op-ed): La opinión es una creencia subjetiva, y es el resultado de la emoción o la interpretación de los hechos. Una opinión puede ser apoyada por un argumento, aunque las personas pueden dibujar las opiniones opuestas de un mismo conjunto de hechos. Este artículo representa la opinión del autor y no necesariamente de aquellos que colaboran en Psyciencia.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Síndrome de Peter Pan (2 parte) y el dilema de Wendy

  • 17/07/2014
  • Clotilde Sarrió

El dilema de Wendy

Como complemento del síndrome descrito, es interesante valorar la relación de pareja en la que un hombre Peter Pan convive con una mujer que sufre el llamado Dilema de Wendy (descrito también por Dan Kiley ) y se caracteriza por sentirse inferior y permitir que otros controlen sus inseguridades, sus temores y, en suma, su destino.

(Artículo recomendado: El síndrome de Peter Pan)

Si para una mujer sin ningún trastorno psicológico es difícil convivir con un hombre Peter Pan y le desencadena necesidades no satisfechas, si esta mujer sufre además el Síndrome de Wendy, la situación se vuelve especialmente compleja, pues se sienten tan inferiores que permiten (e incluso obligan) a que su Peter Pan controle su vida. Aunque Wendy finja estar bien, la realidad será que sufre una intensa y permanente ansiedad y, aunque a los ojos de los demás todo lo que haga por su pareja parezca amor, ella estará ejerciendo un rol de madre – sumisa y protectora pero no de esposa.



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Paradójicamente, una pareja de estas características suele funcionar mejor –ser menos disfuncional– que cuando uno de los dos miembros no sufre ningún trastorno psicológico.

Haz click aquí para termina de leer este interesante artículo en el blog de Clotilde Sarrió: Gestalt Terapia.

 

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Qué se gana y qué se pierde con el WhatsApp

  • 17/06/2014
  • Andrés Buschiazzo

La comunicación es algo que los psicoterapeutas observamos, cuando los pacientes se expresan, comparten sufrimientos y alegrías. A la clínica ya no vienen pacientes (al menos no es el principal motivo de consulta) por disfunciones sexuales (anorgasmia, eyaculación precoz, impotencia) sino por la falta de deseo. Eso tiene que ver con la falta de sentido, que es la etiología de la depresión. Para Hazán y Titze “la falta de sentido es también una falla en la finalidad» (2011, p. 31). Ejemplifican utilizando el párrafo de “Alicia en el País de las Maravillas” de Carrol, cuando Alicia dialoga con el gato de Cheshire:

“Minino de Cheshire -empezó Alicia tímidamente, pues no estaba del todo segura de si le gustaría que le llamase así. Pero el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que Alicia decidió que sí le gustaba-. Minino de Cheshire,

¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?



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  • Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar – dijo el Gato.

  • No me importa mucho el sitio… – dijo Alicia

  • Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes – dijo el Gato.

  • … siempre que llegue a alguna parte – añadió Alicia como explicación.

  • ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte – aseguró el Gato- , si caminas lo suficiente!” (Carrol, 1998, p. 49).

“La falta de sentido es también una falla en la finalidad»

El exceso de estímulos externos ha ido en detrimento de la memoria y la atención, y en la dificultad de enfocarnos en objetivos precisos, acordes al sentimiento de comunidad. Recordemos al premio Nobel de economía Herbert A. Simon: “la abundancia de la información da lugar a la pobreza de la atención”.

Teorética de la comunicación

Las personas representan su mundo a través de dos sistemas complejos de comunicación: el digital, relacionado con las palabras y el analógico mediante una semejanza auto-explicativa, como puede ser un dibujo. Ambos sistemas intervienen en cada acto comunicativo, pero muchas veces, más importante que las palabras son los gestos, el porte, es decir, lo que se conoce como lenguaje no verbal.

La comunicación analógica es para Watzlawick, Beavin y Jackson, toda comunicación no verbal: postura, gestos, expresión facial, inflexión de la voz, secuencia, ritmo y “la cadencia de las palabras mismas y cualquier otra manifestación no verbal de que el organismo es capaz, así como los indicadores comunicacionales que inevitablemente aparecen en cualquier contexto en que tiene lugar una interacción” (p.63) Al respecto, es dable diferenciar signo de símbolo, según el “Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje» de Ducrot – Todorov (1976):

«El signo como una entidad que: (1) puede hacerse sensible, y (2) para un grupo definido de usuarios señala una ausencia en sí misma. La parte del signo que puede hacerse sensible se llama, para Saussure, ‘significante’; la parte ausente, ‘significado’, y la relación que mantienen ambas, ‘significación’.

Un signo existe, sin duda, aunque no sea percibido, pensemos en todas las palabras de la lengua española en un momento dado del tiempo: no tienen ninguna existencia perceptible. Sin embargo, esa percepción es siempre posible.

El signo es siempre institucional: en este sentido, sólo existe para un determinado número de usuarios. Fuera de una sociedad los signos no existen. No es justo decir que el humo es el signo ‘natural’ del fuego; es su consecuencia, o una de sus partes. Sólo la comunidad de usuarios puede instituirlo como signo” (pp. 125, 126).

El signo denota, señala, refiere e indica y pertenece al mundo de las convenciones («plano objetivo”). El símbolo, es connotativo, hacer significar a la palabra varias ideas, una principal y las demás complementarias, es arbitrario («plano subjetivo”).

Uno de lo principales teóricos de la comunicación, Paul Grice propuso en 1975 cuatro reglas constitutivas de un diálogo:

(i) Cantidad: hacer la contribución tan informativa como sea requerida; no hacerla más informativa de lo requerido.

(ii) Calidad: que la contribución sea verifica; no afirmar lo que se cree falso; no afirmar lo que no está comprobado.

(iii)Relación: ser pertinente, comunicar a propósito.

(iv)Modalidad: ser claro; evitar la ambigüedad, ser conciso; expresarse ordenadamente.

Oswald Ducrot (1979) enumeró las cinco leyes del discurso:

(i) Ley de sinceridad: no decir lo que se cree cierto o advertir al destinatario.

(ii) Ley de interés: es mejor hablar de lo que interesa, esta ley es frecuentemente violada porque cada interlocutor puede poner su palabra a otro.

(iii) Ley de información: no es posible informar sobre lo que se ignora.

(iv) Ley de exhaustividad.

(v) Ley litote (atenuación): figura retórica en la que no se exorase todo lo que se quiera dar a entender o en negar lo contrario de lo que se quiere afirmar.

Estas dos últimas no pueden ser respetadas simultáneamente.

En resumen: digamos con Sylvain Auroux, “una frase clara y correcta no siempre es suficiente para hacerse entender”.

¿Qué es el WhatsApp?

Es una aplicación de mensajes que permite a los usuarios enviar y recibir mensajes de texto, de voz, imágenes y vídeos a través de internet o por medio de un plan telefónico de forma instantánea. Surge en 2009 y el 21 de enero 2014 logró un éxito impensado para las empresas multinacionales, más de 54.000 millones de mensajes circularon en todo el mundo. El término es un juego de palabras del inglés “What’s up?” la traducción al español sería: “¿Qué pasa?”

La aplicación viene a complementar a los viejos SMS (“Short Message Service”) porque permite una circulación de datos mayor y más económica que el sistema anterior. Esta herramienta beneficia a los usuarios para organizar grupos y comunidades.

Los avances tecnológicos no están acompasados con la utilidad que reportan esta nuevas tecnologías. Es fácil ver en el ámbito público a todos “conectados” por sus celulares creyendo en la ilusión de evadir la soledad o el contexto.

Observaciones clínicas

Siguiendo la metodología utilizada por Adler, quien prefería utilizar el transporte público para observar cuáles eran las motivaciones de los individuos, es plausible observar una incremento, detrás de la “aparatología”, de un miedo a la comunicación directa, miedo al otro y al contacto.

Vivimos una “esquizofrenia masiva”, socialmente aceptada

Podríamos diagnosticar, sólo metafóricamente, que vivimos una “esquizofrenia masiva”, socialmente aceptada. Sin embargo, cuando afirmamos, desde un punto de vista comunicacional, que un fragmento de conducta sólo puede ser estudiado en su contexto, los términos de normalidad y anormalidad pierden su significado como atributos de individuos (Watzlawick, Beavin & Jackson, 1971).

El planteo de los autores mencionados supra indica que: (1) no es posible no comunicar y (2) toda comunicación implica un compromiso y por tanto, define el modo en que el emisor concibe su relación con el receptor.

Si observamos el comportamiento de un etiquetado como esquizofrénico, haciendo a un lado las valoraciones etiológicas, diríamos que trata de no comunicarse (síntomas negativos para hacerle una concesión al lenguaje psiquiátrico). Pero, como fue mencionado anteriormente, el sinsentido, el silencio, el aislamiento, la inmovilidad o cualquier otra manera de negación conforma en sí misma una comunicación, “el esquizofrénico enfrenta la tarea imposible de negar que se está comunicando y al mismo tiempo, de negar que su negación es una comunicación (…) el esquizofrénico se comporta como si evitara todo compromiso al no comunicarse” (Watzlawick, Beavin & Jackson, 1971, p. 51).

Extemporáneo vs. contemporáneo

En el trabajo de Virgil Gheorghiu “Dios sólo recibe los domingos”, se relata que un escolar sacó la mejor nota porque cuando llegó la inspectora y encomendó a la clase una composición:

¿Cuál ha sido el mejor invento de la historia?. El escolar respondió que “el mejor invento de todos los tiempos ha sido el teléfono porque terminó para siempre con la soledad entre los hombres”.

Hoy el teléfono fijo ha sido respaldado por el celular.

Es el caso de una anciano ciclista que vive solo en el campo, nos contaba que el celular le cambió la vida porque logró conectarse con un primo que no conocía y viajó 50 km para tener un encuentro en la plaza pública. Esto es un re-descubrir la vida y ampliar los vínculos.

 WhatsApp es un medio pseudo-intelectual porque hay escritura pero no hay contacto

En un test junguiano, para determinar el grado de extraversión o de introversión se pregunta: ¿Prefiere escribir una carta o hablar directamente? O ¿Hablar directamente o por teléfono?.

Hablamos por el celular, o un teléfono fijo o mandamos un WhatsApp, para no poner la voz. El teléfono fijo es un artilugio para hablar con el vecino sin entrar a la casa, evitar contacto, el WhatsApp es un medio pseudo-intelectual porque hay escritura pero no hay contacto, no hay voz.

Las ondas sonoras que propagan el mensaje no son emitidas por cuerdas vocales sino por una máquina. Se podría decir que el WhatsApp ¿nos robotiza? Si esto fuero cierto es dable decir que psicotiza aunque sea una “psicosis aguda del WhatsApp”. El DSM6 no va a tener tiempo para recogerlo porque ya estará en preparación otra tecnología que lo vuelva obsoleto (extemporáneo).

Recodermos, con vigencia progresiva, el apartado “Solos como perros” de los Estudiantes de Barbiana, Carta a una profesora:

“(…)sobre los hombres también, ustedes saben menos que nosotros. El ascensor es una máquina para ignorar a los vecinos. El automóvil, para ignorar a la gente que toma el ómnibus. El teléfono, para no verle la cara al otro y no entrar en su casa” (Estudiantes de Barbiana, 1967 p.124)

Parafraseando a Umberto Eco el exacerbo de la información provoca amnesia. También lo decía Borges en “Funes el Memorioso”, ese personaje que no podía aprender nada nuevo porque no podía olvidar. “Para aprender es necesario olvidar” (Pozo). Para fijar los conocimientos se debe estar en silencio, sin el sonido de alerta (silbido que recuerda que alguien nos escribió por WhatsApp, que con frecuencia no dice nada), ser capaz de buscar y seleccionar la información, comprenderla, asimilarla y ordenarla en las estructuras cognoscitivas, así como hacer uso de ella. La acumulación de información no es conocimiento y sabemos que la condición sine qua non para conocer es compartir con un otro y también, es preciso olvidar.

La revolución tecnológica ha transformado la vida cotidiana inaugurando una compleja trama en las relaciones interpersonales.

El déficit atencional es uno de los rasgos patognomónicos de niños, jóvenes y adultos del siglo XXI, por eso antes de rotular a nuestros niños son necesarios más diálogos comprometidos, donde la voz y el cuerpo ocupen el vacío de la sociedad de consumo.

Los jesuitas, en su principal parroquia de Montevideo, han puesto un cartel en la puerta que dice, no carente de sentido de humor: “Apague su celular Dios se comunicará con usted por otro medio”.

Imagen: NBC

Bibliografía

Bottome, P. (1952). Alfred Adler Apóstol de la Libertad. Barcelona: Luis Miracle.

Carrol, L. (1998). Alicia en el país de las maravillas. España: EDIMAT Libros

Dossier. (1995) Les linguistiques de la communication. Sciences Humaines Nº 51

Ducrot, O. & Todorov. (1976). Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje. Buenos Aires: XXI Siglo Veintiuno

Estudiantes de Barbiana. (1967). Carta a una profesora. Montevideo: Biblioteca de Marcha

Gheourghiu, C. Virgil. (1977) Dios sólo recibe los domingos. Luis de Caralt Editor S.A. Barcelona

Hazán, Y & Titze, Y. (2011) Fundamentos de Psicología Profunda Teleológica. Montevideo: Editorial Psicolibros

Pozo, J. I. (1997). Teorías cognitivas del aprendizaje. Madrid: Editores Morata

Watzlawick, P., Beavin J. & Jackson, D. (1971). Teoría de la comunicación humana. Interacciones, patologías y paradojas. Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Un nuevo concepto: La inteligencia espiritual

  • 04/05/2014
  • Gustavo Romero

El Diccionario Oxford define al espíritu como la parte inmaterial, intelectual o moral del hombre. Esta definición la toma la Organización Mundial de la Salud.y señala que la espiritualidad nos conduce hacia preguntas sobre el sentido y el propósito de la vida y no está necesariamente limitada a ningún tipo de creencias o prácticas en particular. El ámbito de la espiritualidad vincula lo profundamente personal con lo universal y es esencialmente unificador.

Por su ausencia de límites es difícil de definir, pero su impacto puede ser medido.

Una definición de espiritualidad amplia, que puede facilitar el encuentro de bases comunes entre las diversas culturas, incluye necesidades humanas que posiblemente son universales: 1. La necesidad de encontrar sentido, propósito y realización en la vida; 2. La necesidad de esperanza o de voluntad de vivir; 3 la necesidad de creer, tener fe en uno mismo, en los otros o en Dios. Para fines prácticos, dado que el concepto de religión se subyuga al concepto de espiritualidad, de ahora en adelante nos referiremos a este factor como “espiritualidad/ religiosidad”.



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Parece ser una necesidad conocer sobre este tema

Por lo tanto, parece ser una necesidad conocer sobre este tema, los beneficios que le entregan al individuo para así incorporarlo dentro de nuestra práctica en salud mental y, en colaboración con los grupos religiosos locales, responder a las necesidades de la comunidad en son del bienestar integral del individuo, particularmente su salud mental.

Quizá hayas escuchado o leído acerca de Daniel Goleman quien con su libro “Inteligencia Emocional” tuvo el indudable mérito de divulgar y popularizar lo que Howard Gardner había comenzado a esbozar con su teorización acerca de las inteligencias intrapersonales e interpersonales, refiriéndose a las siguientes habilidades:

  • conciencia de sí mismo y de las propias emociones y su expresión
  • autorregulación, control de los impulsos, de la ansiedad, diferimiento de las gratificaciones, regulación de nuestros estados de ánimo
  • motivación y perseverancia a pesar de las frustraciones (optimismo)
  • empatía (ponerse en el lugar del otro) y confianza en los demás
  • las artes sociales

Visto de otra manera, las habilidades prácticas que se desprenden de la Inteligencia Emocional pueden ser clasificadas en las dos áreas enunciadas por Gardner:

1) Inteligencia intrapersonal (internas, de autoconocimiento)

a) Autoconciencia (capacidad de saber qué está pasando en nuestro cuerpo y qué estamos sintiendo)

b) Control emocional (regular la manifestación de una emoción y/o modificar un estado anímico y su exteriorización).

c) Capacidad de motivarse y motivar a los demás.

2) Inteligencia interpersonal (externas, de relación)

a) Empatía (entender qué están sintiendo otras personas, ver cuestiones y situaciones desde su perspectiva, “ponerse en sus zapatos”)

b) Habilidades sociales (destrezas que rodean la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal, y que pueden ser usadas para persuadir y dirigir, negociar y resolver disputas, para la cooperación y el trabajo en equipo)

 “Inteligencia espiritual ¿no será mucho?”

Ahora bien, la inquietud científica del Dr. Gardner lo llevó a referirse en su teoría de las inteligencias múltiples, a un tipo de inteligencia a la que denominó: “inteligencia existencial o transcendente”. Según este investigador es “la capacidad para situarse a sí mismo con respecto al cosmos, así como la capacidad de situarse a sí mismo con respecto a los rasgos existenciales de la condición humana como el significado de la vida, el significado de la muerte y el destino final del mundo físico y psicológico en profundas experiencias como el amor a otra persona o la inmersión en un trabajo de arte.”

De hecho, en 1999 presentó dos nuevas inteligencias: naturalista y existencial, aclarando que una tercera, la inteligencia espiritual evidenciada por una inquietud por las cuestiones espirituales o religiosas, es una variedad de la inteligencia existencial.

Claro que al llegar a este punto quizá te estés preguntando: “inteligencia espiritual ¿no será mucho?”.

Ya, luego de la segunda guerra mundial, en el Dr. Victor Frankl, sobreviviente de los campos de concentración, aparece la idea de un inconsciente espiritual. Es en este inconsciente en donde tendrán cabida una moralidad y una creencia o religiosidad inconscientes. Así es que funda la logoterapia – considerada una «psicoterapia espiritual de» – tratando de introducir la práctica en el cuidado espiritual, como parte distinta e independiente de la propia esfera psicológica, constituyendo un complemento necesario a la psicoterapia tradicional.

Y el Profesor Abraham Maslow en su famosa Pirámide o jerarquía de las necesidades humanas, teoría psicológica desarrollada en su libro Una teoría sobre la motivación humana (en inglés, A Theory of Human Motivation) de 1943, que posteriormente amplió, aportó el término “autorrealización” en la cúspide.

La autorrealización, para este autor, es un estado espiritual en el que el individuo emana creatividad, es feliz, tolerante, tiene un propósito y una misión de ayudar a los demás a alcanzar ese estado de sabiduría y beatitud. Es a través de su satisfacción que se encuentra una justificación o un sentido válido a la vida mediante el desarrollo potencial de una actividad. Fue un precursor de lo que ahora denominamos inteligencia espiritual.

La espiritualidad implica desarrollar una sensibilidad intrapersonal e interpersonal

En los comienzos de este siglo, es bueno saber que hay varios autores que estudian este tipo de inteligencia. Entre ellos se encuentra la psicóloga Frances Vaughan, presidenta de la Transpersonal Psychology and the Association for a Humanistic Psychology.

Para ella, la inteligencia espiritual está relacionada con la inteligencia emocional porque la espiritualidad implica desarrollar una sensibilidad intrapersonal e interpersonal. “Prestar atención a los pensamientos y sentimientos subjetivos y cultivar la empatía es parte del aumento de la conciencia de la vida espiritual interior.” Explica también que utilizamos nuestra inteligencia espiritual cuando exploramos el significado de preguntas como “¿Quién soy yo?”, “¿Por qué estoy aquí?” o “¿Que es lo que realmente importa?”

Los Dres. Danah Zohar e Ian Marshall vinculan el concepto de “espiritualidad” con el de “inteligencia”. Una de las formas en que definen a la Inteligencia Espiritual es como aquella “…inteligencia con la que afrontamos y resolvemos problemas de significados y valores, la inteligencia con que podemos poner nuestros actos y nuestras vidas en un contexto más amplio, más rico y significativo, la inteligencia con que podemos determinar que un curso de acción o un camino vital es más valioso que otro. La Inteligencia Espiritual es la base necesaria para el eficaz funcionamiento tanto del Cociente Intelectual como de la Inteligencia Emocional. Es nuestra inteligencia primordial”.

También sería la capacidad de dar una respuesta a la pregunta: “¿Quién soy?”, de encontrar un sentido profundo a la vida y permanecer alineado con los principios trascendentales.

El ser humano es un sujeto simbólico, una criatura de significado. Por ello es parte de la condición humana el hacerse preguntas del tipo: “¿qué hacemos aquí?” “¿para qué estamos?” “¿qué podemos esperar?”; lo que no significa que tengamos una respuesta para todo ello o que sólo haya una.

 Sería la capacidad de dar una respuesta a la pregunta: “¿Quién soy?”, de encontrar un sentido profundo a la vida

Como vemos en estas definiciones, la inteligencia espiritual es la que nos permite entender el mundo, a los demás y a nosotros mismos desde una perspectiva más profunda y más llena de sentido; nos ayuda a trascender el sufrimiento. Por este motivo, muchos autores la consideran el tipo de inteligencia más elevada de todos.

Pero veamos de qué se trata, más detenidamente, con un ejemplo:

Vicente Del Bosque, el técnico que sacó a España campeón del mundo en fútbol, acababa de ser elegido el mejor entrenador del mundo y en el diario “El País” de España, le preguntaron qué le preocupaba en la vida.

Dijo: “Intentar que mis hijos sean majos. No digo unos estudiantes excelentes, unos profesionales de éxito, no. Digo: que de ellos se diga que son buena gente, respetuosos, solidarios. Esa es mi preocupación máxima. No tengo otra”.

Uno de los tres hijos de Del Bosque, Alvaro, sufre el síndrome de Down y sobre él también le preguntaron. “De entrada no lo esperas. Así que tras su nacimiento nos hicimos tres preguntas.

La primera fue: ‘¿Por qué a nosotros?’

Esa la haces muy rápido y rápido la respondes con la siguiente pregunta: ¿Y por qué no nos va a tocar, que tenemos medios y podemos ayudarle a ser feliz? ¿Y la tercera?: Ahora muchas veces nos preguntamos ¿qué sería de nosotros sin él?

«No entendemos la vida sin Alvarete.”

En la respuesta del técnico de la selección española encontramos, al menos, las siguientes características:

  1. Es lo que los psicólogos denominan “independiente del campo”, es decir, al dar una respuesta tan maravillosamente poco común, posee una facilidad para estar contra las convenciones.
  2. Posee la cualidad de ser inspirado por visiones y valores, al responder qué le preocupaba en la vida. Curiosamente no espera que sus hijos desarrollen una gran inteligencia intelectual y emocional sino, espiritual.
  3. Evidencia principios morales y una actitud de amor hacia sus hijos.

Al respecto, Marc Hauser, psicobiólogo de la Universidad de Harvard y autor del libro “Moral minds: The unconscious voice of right and wrong”, explica que “emociones como la venganza, la compasión o el amor son conductas que han ayudado al ser humano a sobrevivir en comunidad desde hace muchos miles de años. Incluso la moral es una herramienta heredada biológicamente para consolidar una sociedad.”

  1. Ante el nacimiento de Álvaro, muestra capacidad de ser flexible (activa y espontáneamente adaptable) y de poseer un alto nivel de conciencia de sí mismo y de capacidad de afrontar y usar el sufrimiento, de enfrentar y trascender el dolor.
  2. La tendencia a ver las relaciones entre las cosas, es decir, a ser “holístico”.
  3. El vivir este acontecimiento de un modo espiritual, lo ha llevado a una gran sabiduría interior.
  4. De tomar distancia de la realidad, pero también de sus emociones y, por lo tanto, tener más capacidad, también, de autodominio sobre ellas.
  5. El pasar de preguntarse por el “por qué” al “para qué”, evidenciando una necesidad de otorgar sentido a lo que le pasa, experimentando su existencia como problemática y evidenciando la necesidad de pensar qué hacer. Si te fijás bien, la respuesta que brinda al sentido de su vida respecto a Álvaro, se concreta en el verbo “dar” y en testimoniar a los otros que, con su ser y hacer, su vida cobra sentido precisamente en las cosas que realiza en y para su hijo. En definitiva, Del Bosque presenta una notable habilidad de construir sentido.

Como podemos ver, no es poco.

*Artículo de opinión: una opinión es una creencia subjetiva, y es el resultado de la emoción o la interpretación de los hechos. Una opinión puede ser apoyada por un argumento, aunque las personas pueden dibujar las opiniones opuestas de un mismo conjunto de hechos. Este artículo representa la opinión del autor y no necesariamente de aquellos que colaboran en Psyciencia.

Referencias

“Inteligencia emocional” es un término acuñado en 1990 por dos psicólogos de la Universidad de Yale (Peter Salovey y John Mayer)

Howard Gardner, La Inteligencia reformulada: Las inteligencias múltiples en el siglo XXI, Paidós, Barcelona, 2007.

Viktor Frankl, A presença ignorada de Deus. São Leopoldo/ Sinodal; Petrópolis/ Vozes, 1992. pág 18.

 

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Psicología y religión

  • 02/12/2013
  • Andrés Buschiazzo

La primera edición en lengua española de la obra “Religión y Psicología Individual” (“Religion und Individualpsychologie” – 1933 – ), fue realizada por Prof. Yaír Hazán. Ésta y “El sentido de la vida” aparecida en el mismo año destacan el papel fundamental que tienen la religión y la idea de Dios en el comportamiento del individuo y en el progreso de la sociedad.

El libro, corolario de un intercambio epistolar (1930 – 1933) entre Alfred Adler y el pastor luterano Ernst Jahn, contiene un debate sobre el enfoque teológico y psicológico de Dios. Para Adler, es una ficción/idea mientras que para el ministro protestante, una realidad. Aunque no es tan simple, trataré más de aclararlo en el texto.

Porque religiosidad engloba tanto a los creyentes y a los no creyentes



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Esta discusión se ha configurado en una confrontación argumentativa entre la religión y la cultura que hoy tiene el mérito de actualidad. Nos toca convivir con  filosofías o seudofilosofías como la Nueva Era (“New age”) que “prometen la salvación”, que son productos de la crisis de la post-modernidad, la pérdida de valores suplidos por un consumismo exacerbado que hace que las personas llenen sus vidas con objetos desechables y supletorios. Consecuencia directa de la pérdida de poder y credibilidad de algunas instituciones milenarias que se han preocupado por conservar el dogma como la expresión de una doctrina que no acompaña los procesos de cambios culturales.  La vorágine del mercado de consumo parce ser el nuevo dios con el cambio de la pérdida de sentido de pertenencia. Lo global ha escamoteado la identidad local de las comunidades.

Barylko denuncia que vivimos la era de los medios sin fines. Las personas consumen con el “sueño fanático de status”, el autor se pregunta el para qué “para ser superior, ser bien visto, ser mirado, admirado y envidiado”.

La idea de Dios es mejor definida con arreglo a la psicología profunda como la búsqueda de la divinidad como aquello que no podemos palpar.  Rovera en su  reciente artículo “Culturas y religiones en la crisis de la post-modernidad” prefiere hablar de religiosidad en lugar de religión. Porque religiosidad engloba tanto a los creyentes y a los no creyentes (incluyendo los llamados «ateos devotos») y puede manifestarse de diferentes maneras y en diversas culturas, con las prácticas rituales y actos ceremoniales que surgen de los marcos históricos y sociales de un contexto determinado.

Ésta es precisamente la razón por la cual consideramos que es útil hacer referencia al intercambio epistolar entre Jahn y Adler (1930-1933), que representa un intercambio de ideas encomiable. La religión y la psicología adleriana parecen tener algunas «cosas en común»: el pensamiento, el sentimiento y la voluntad, con especial énfasis en la búsqueda del hombre de la perfección (Adler, 1933).

Para Adler los movimientos humanitarios deben ser correlacionados no sólo a la religión

En este debate, el énfasis se centra en la comprensión explicativa / compartida del papel desempeñado por los sentimientos en la vida psicológica. La psicología adleriana se basa en que los sentimientos, como todos los demás procesos psicológicos, están orientados hacia un objetivo unitario. Al confiar en un estado religioso de la mente, tal vez sea posible entender a Dios de una manera intuitiva: pero incluso si los individuos persiguen ideales humanos, los sentimientos se acomodan para ser impulsados por un objetivo final. Como una criatura nacida en la Tierra, el individuo es impulsado por un movimiento que deriva de él y se persigue mediante el conocimiento intuitivo y pruebas científicas.

Para Adler los movimientos humanitarios deben ser correlacionados no sólo a la religión, sino también a la ciencia. Por el contrario, Jahn afirma que lo que impulsa al hombre hacia los intereses de la comunidad es una fe profundamente sentida y que la única forma apropiada de resolver los problemas humanos es mediante la producción de beneficios para una comunidad ideal.

Cuando el pastor habla de “tensión de las almas”, alude al concepto de Heráclito de que “la armonía es el producto de tensiones opuestas”.

Sin temor a equivocarme, se podría afirmar que el creador del concepto de estrés o para ser cautelosos, los antecedentes del concepto de estrés lo encontramos en el mismo Jahn cuando utiliza el constructo de “tensión de almas”. El problema de salud que prevalece en la actualidad (y, por lo que sabemos el más grave) es el estrés. H. Selye, a quien se le adjudica ser el creador del concepto de estrés, lo define como “la tasa de desgaste y deterioro del cuerpo humano”. Por consiguiente, esta definición abarcaría las exigencias –emocionales o físicas- que sobrepasan la capacidad disponible de cualquier individuo.

Después de la terapia la gente sigue siendo la misma que era antes, solamente ocurre que ven las cosas de diferente manera

En distintas partes del texto, Jahn menciona que para darse la curación de las personas antisociales es necesario un misterio de amor (“ágape”) nacido de Dios y que actúa como una obligación sagrada. Ágape en griego, es lo mismo que “caritas” en latín, que es el amor desinteresado y asexuado. Primero es bueno precisar el término de almas (que es en sentido teológico) por el de psique (en sentido psicológico), segundo en psicoterapia no hablamos de “cura” ya que consideramos estilos de vida y no enfermedades. La empatía, el interesarse humanamente por el paciente son las claves para llevar a cabo una psicoterapia o counselling exitoso. El considerar que la psicoterapia es un tratamiento de las relaciones interpersonales, posición adleriana desde los comienzos, representa un progreso en comparación con el concepto de que la terapia es la “cura”. Después de la terapia la gente sigue siendo la misma que era antes, solamente ocurre que ven las cosas de diferente manera.

Para el pastor Jahn, Adler tiene una postura antropocéntrica: es decir la humanidad es el centro del mundo, mientras que la interpretación cristiana de la vida es teocéntrica el hombre es juzgado por Dios. Aquí podemos desarrollar otro punto importante de la discusión:

Culpa versus Responsabilidad

Para el pastor Jahn el cristiano es responsable de su pecado delante de Dios: que él es responsable ante Dios por sus hechos, se enfrenta al juicio y la ira de Dios. En cambio, para Adler el ser humano debe ser responsable porque es libre. Ser responsable es ser capaz de responder por lo que se ha hecho, asumiéndose como acto propio y tal respuesta tiene al menos dos facetas importantes. Una es responder con “yo he sido” cuando los demás quieren saber quién llevó a cabo determinada acción (que puede ser buena o mala o un poco de ambas) y segundo, ser capaz de dar razones cuando se nos pregunta por qué se hicieron estas acciones. Y la posibilidad de participar de forma reparadora lo que se ha dañado, para poder ser perdonado por lo que se hizo para no volver a lo mismo. El psicoanálisis freudiano colocaba al hombre determinado por el inconsciente por tanto no libre. Dreikurs aclaró el tema al expresar que “Adler liberó al hombre de la causalidad y lo gravó con la responsabilidad” por tanto libre. Para Adler, el hombre no nace ni bueno, ni malo, pero puede ser educado en una de estas modalidades. El rol de todo profesional es reeducar a la persona por el lado útil de la vida: el sentimiento de comunidad “Gemeinschaftsgefühl”.

El psicoanálisis freudiano colocaba al hombre determinado por el inconsciente por tanto no libre

Freud tiene una actitud escéptica y pesimista de la religión como una ilusión al afirmar que “la religión se interpreta como una neurosis obsesiva infantil de la humanidad, donde la consciencia es el resultado de una descarga de la agresión, culpa que se hace evidente a partir del complejo de Edipo” (Jahn). En los últimos años Freud centró su interés en la cultura y la religión y publicó una serie de estudios: “El Porvenir de una Ilusión” (1927),  “El Malestar en la Cultura” (1929) “Moisés y la Religión Monoteísta”  (1934).

Jung  en “Psicología y Religión” (1949) considera la experiencia religiosa como “numinosa”, que se encuentra más allá de la comprensión humana. No consideraba la religión como una práctica opcional sino como un aspecto esencial del hombre. La necesidad del ser humano de creer en algo superior es de todos los tiempos y de carácter universal / colectivo, por eso Jung decía que la psicoterapia se pude tornar nefasta si no se tiene en cuenta el contenido religioso de los sueños. La religión queda vinculada al constructo junguiano de “inconsciente colectivo” y al “proceso de individuación”: “en el cual el yo cede a la centralidad de la imagen de dios, el sí mismo”. Por religión entiende: “…una actitud mental peculiar que podría formularse de acuerdo con el empleo original de la palabra ‘religio’, que significa la cuidadosa consideración y observación de ciertos factores dinámicos concebidos como ‘poderes’: espíritus, demonios, dioses, leyes, ideas ideales o cualquier otro nombre que el hombre haya dado a los factores de su mundo…” (Mary Ann Matton, 51-52)

Adler hizo alusión, en muchos de sus trabajos a la religión y al concepto de Dios. Este libro conforma una discusión en torno a estos temas y a la psicoterapia y la dirección espiritual desde los puntos de vista religiosos y de la psicología adleriana. El punto más importante de la discusión lo encontramos en Jahn, que considera a Dios como una realidad magnífica, mientras que para Adler Dios es una idea o un ideal. De acuerdo a las notas del curador, el pastor Jahn no discrimina el plano psicológico del epistemológico, que Dios esté en el pensamiento ya es per se, una realidad psicológica. Lo que ocurre es que él aborda el tema desde una psicología muy influida, como no puede ser de otra manera para un pastor, por la teología y la fe. Confrontación en la que Adler reconoce la irracionalidad de la religión  cuando expresa: “Dios como don de la fe”, pero para Jahn las cosas está más claras cuando dice: “La fe es un don de Dios”.

Adler no oculta su admiración y respeto por la religión, por lo que consideramos de pésima interpretación los artículos que circulan por Internet y hablan de que Adler era ateo. Sino que reconoce la importancia social que han tenido a lo largo de la evolución del hombre las religiones, como una forma de expresión del sentimiento de comunidad.

Adler no oculta su admiración y respeto por la religión

En el libro “El sentido de la vida” Adler dice:

“La suprema representación de esta ideal sublimación humana es el concepto de la divinidad. No cabe duda de que este concepto de Dios abarca en su seno como un objetivo aquel movimiento hacia la perfección, ni de que como representación concreta de superación es el que más armonía está con el obscuro anhelo de la humanidad hacia la perfección. Claro está que cada cual se representa a su Dios a su manera. Seguramente existen representaciones que no armonizan con el punto de vista de la perfección. Pero en su aceptación más pura podemos decir que en el concepto de divinidad se ha conseguido la formulación concreta del objeto de perfección. La fuerza primigenia, tan pujante en el planteamiento de los objetivos religiosos para orientación de los humanos y que tenía por objeto unir a los hombres con irrompibles lazos, no era sino el sentimiento de comunidad, que debemos de considerar como un producto de la evolución, y el afán de llegar cada vez más arriba en el trascurso de la misma” (Adler, 268). Adler reconoce en su psicología vestigios de una metafísica, a saber de él:

“Las ideas nuevas van siempre más allá de la experiencia inmediata. Esta experiencia no proporciona nunca nada nuevo, sino que resulta de la síntesis de aquellos hechos. Llámese a esto actitud especulativa o trascendental, lo cierto es que no ha ciencia que no desemboque forzosamente en la metafísica. No veo la razón por la cual deberíamos temerle cuando ha influido tan hondamente en la vida del hombre a lo largo de la evolución” (Adler, 270).

Preguntas como: «¿Cuál es el propósito de mi vida», «¿Hay vida después de la muerte ‘,’ ¿Por qué existe el mal en este mundo? » ¿Por qué yo? » ¿Por qué ahora? «, son inherentes a la complejidad de la existencia humana, que han servido para orientarnos en el mundo y dar sentido a la vida.

“¿Y qué hay de malo con el sentido común?”

Siguiendo el temario propuesto por Bernstein el libro aborda los siguientes puntos: el hombre y la sociedad. El sentimiento religioso y el sentimiento de comunidad. Desarrolla la concepción axiológica y educacional de la psicología adleriana frente a los problemas trascendentales y la relación individuo-comunidad.

Adler y su teoría, si es posible esta división entre autor y teoría muy bien expuesto por el constructivista Bruner en sus postulados narrativos, Adler contemplaba más bien a un compromiso político  “sub specie aeternitatis, es decir, bajo la aspiración a una forma comunitaria que se debe concebir como eterna, tal como se podría imaginar si la humanidad hubiera alcanzado la meta de la perfección” (Adler 1933, 260).

Cuando Adler se le criticaba su “indiferencia a la ciencia” por el sentido común, reclamo que principalmente pasaba por psiquiatras que se encontraban enceguecidos por los  tratados psiquiátricos “objetivos” y nada prácticos,  Adler les replicaba, como mucho aplomo: “Me ha llevado 40 años  de trabajo lograr que mi psicología fuese sencilla. Podría simplificarla más aun diciendo: toda neurosis es vanidad, pero correría el riesgo que ni aun así me comprendieran”.

Una vez una persona del auditorio increpó que su psicología era de sentido común y a lo que respondió perspicazmente: “¿Y qué hay de malo con el sentido común?”

Bibliografía

Adler, A (1959). El sentido de la vida. Barcelona: Miracle

Adler. A.  & Jahn, E. (2013) Religión y Psicología Adleriana. Montevideo: Centro de Estudios Adlerianos

Ansbacher, H. & Ansbacher, R. (1964). The Individual Psycology of Alfred Adler.   New York: First Harper Torchbook

Barylko, J (1995). Los hijos y los límites. Buenos Aires: Emecé

Freud, S.: (1927) El Porvenir de una Ilusión. Amorrortu, Bs. Aires, 1986.

Freud, S.: (1930) El Malestar en la Cultura. Amorrortu, Bs. Aires, 1986.

Heidbreder, E. (1976) Psicologías del siglo XX. Buenos Aires: Paidós.

Mattoon, M, A. (1980).  El análisis junguiano de los sueños. Buenos Aires: Paidos

Imagen: brianfuller6385 (Flickr)

  • Artículos de opinión (Op-ed)

La primera paciente que atendí

  • 09/10/2013
  • Patricio Leone

La primera paciente que atendí, recién, recién recibido, a la segunda sesión, me trajo un chocolate.

Hubiera preferido que me trajera una serpiente de cascabel con Gripe A.

Yo miraba el chocolate, la miraba a Ella, sentía como millares de textos giraban y giraban en mi cabeza, sin que ninguno me diera una respuesta.



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Así pasaron interminables 10 segundos, hasta que agarré el chocolate, lo puse al costado del escritorio y le dije:

– Te escucho.

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Un domingo a la tarde, a punto de raviolar con mi familia, suena mi celular (que no se apaga NUNCA).

– Hola, licenciado. Soy X. Quería despedirme de Usted. Quería decirle que fue muy bueno conmigo y que me llevo el mejor recuerdo suyo. Ahora estoy yendo para el paso a nivel (vías del tren) del que le hablé la otra vez. Gracias por todo.

Otra vez el carrousel de textos en mi cabeza. Mudos. Veloces, pero Mudos.

– Tenés 10 minutos, nada más que 10 minutos para mí? Es lo único que te pido. – le dije.

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Aguas Verdes. Vacaciones.

Suena mi celular (¿les dije que no se apaga NUNCA?). Una voz femenina me dice:

– Hola, soy la esposa de X, su paciente. Quería felicitarlo porque hizo muy bien su trabajo y logró separarlo de mí. Ahora Usted va a ser el responsable de mi Muerte.

Yo, que ya sabía que el desfile de textos me iba a dejar más en pelotas que una galleta de arroz, apenas atiné a decirle, mientras la señal iba y venía, y la conversación se entrecortaba:

– Hola, X! No veía la hora de hablar con vos! Pero no tenía manera de ubicarte. Tengo muchas cosas para contarte.

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Algunas anécdotas clínicas. más que viñetas, situaciones.

He cursado con excelentes profesores. excelentes.

Soy un tipo ávido y los libros me tiran.

Pero tengo que reconocerlo: NADA me enseñó tanto como la clínica.

Cuando me recibí, iba muy orondo arriba de mi Pony, creyendo que era la reencarnación de Freud, Marx, Hegel, Lacan y Capote De la Mata (ya que estamos).

Los Pacientes me agarraron, del cogote unos, de la solapa otros, de los huevos varios más, y me pegaron tantos sopapos, que finalmente aprendí.

¿Qué? No sé bien.

Pero aprendí.

Quiero seguir aprendiendo toda la vida.

De los pibes estudiantes y de los viejos colegas.

Pero, sobre todo, de los pacientes.

Hay que ser humildes.

No hay otra.

Publicado previamente en el grupo de Facebook: Psicólogas y Psicólogos de Argentina y cedido por el autor para su publicación en Psyciencia. 

Imagen:  Peter Köves (Flickr)

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Melody Gardot – De la adversidad al éxito: un ejemplo de resiliencia

  • 11/06/2013
  • Clotilde Sarrió

Así como en mi actividad profesional, como Terapeuta Gestalt me es difícil afrontar problemas que me dejen indiferente, de igual modo me ocurre más allá del ámbito laboral, y algo así sucedió cuando conocí la historia de Melody Gardot, una jovencísima cantante y compositora de jazz estadounidense que en febrero de 2013 cumplió veintiocho años. Me conmocionó tanto, y tan profundamente, su valentía y su modo de reaccionar tras sufrir un terrible accidente de tráfico, hace casi una década, que decidí escribir algún día sobre ella. Y hoy, el tiempo y las circunstancias se han aliado para que al fin pueda hacerlo.

Como dice el enunciado de este artículo, la historia de Melody es un ejemplo de resilencia (resulta curioso cuánto ha proliferado el uso de términos psicológicos en el lenguaje coloquial: resilencia, empatía, pulsiones, asertividad…) entendiendo como tal, la facultad que ciertas personas poseen para superar las adversidades y traumas emocionales e incluso salir fortalecidas de ellos.

Pero empecemos por el principio. Melody Gardot nació en el estado de Nueva Jersey, en 1985. Hija de madre soltera, fue criada por sus abuelos y a los nueve años comenzó su formación musical recibiendo clases de piano. A los 16 ya actuaba en algunos clubes de Filadelfia, aunque más por hobby que por ansias de dedicarse profesionalmente a la música.



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Cuando contaba 19 años, cierta mañana, mientras circulaba en bicicleta por las calles de Filadelfia, fue atropellada por un Jeep Cherocke que se saltó un semáforo en rojo y como consecuencia del accidente sufrió una doble fractura de pelvis así como graves heridas en la columna vertebral y en la cabeza, que le ocasionaron severos problemas neurológicos y la imposibilidad, por un tiempo, de ser autosuficiente para ver, hablar o comprender así como también para realizar tareas tan elementales como comer.

Melody quedó postrada en cama más de un año mientras soportaba secuelas como una amnesia a corto, medio y largo plazo, cierta dificultad con la noción del tiempo y una hipersensibilidad extrema tanto a la luz (aun lleva gafas oscuras, incluso en el escenario) como al sonido. Por todo ello, se vio en la necesidad de reaprender tareas tan sencillas como cepillarse los dientes, depilarse las piernas, lavarse las manos e incluso hablar.

De algún modo, el cerebro de Melody era como el disco duro de un ordenador al que, aun conteniendo toda la información previa al accidente, le era imposible establecer las conexiones neuronales adecuadas para poder recuperarla y aplicarla a cada situación en la que fuera necesario utilizarla.

En una entrevista realizada por el periódico ABC (2012) manifestó: «Tuve que aprender todo de nuevo, fue como ser reducida al núcleo. Solo me quedaba la voz interior, estaba sola, y tenía un monólogo de David Lynch en la cabeza todo el tiempo, era como vivir en la película “La escafandra y la mariposa”».

Para paliar las consecuencias traumáticas del suceso, el médico encargado de su rehabilitación la animó a componer música mientras durara su larga convalecencia, y así fue como dio comienzo una ejemplarizante historia de superación personal en la que la música tuvo un importantísimo papel.

Con una paciencia a prueba de contratiempos, Melody aprendió a tararear y registrar los sonidos que emitía en una grabadora. Así, poco a poco, estimuló las neuronas que fueron recuperando lo que había aprendido ya desde sus clases de piano en la infancia. El siguiente paso fue tararear con la ayuda de una guitarra y, de este modo, componer canciones.

Con un tesón digno de encomio y un ejemplo de resilencia elevado a la enésima potencia, Melody Gardot consiguió ‘reiniciar’ su cerebro sin necesidad de ningún formateo traumático sino sólo extrayendo con suavidad la información que allí aguardaba hasta que la música y su perseverancia la hicieran emerger.

El resultado fue un disco sencillo al que siguió su primer álbum: “Some lessons. The Bedroom Sessions” (2005) (“Algunas lecciones. Las sesiones de dormitorio”), una colección de temas en los que Melody contempla desde una perspectiva positiva y revitalizadora unas dotes y aptitudes de nuevo recuperadas. “Sin ese accidente quizá no tendría mucho que decir”, declaró entonces la compositora y cantante.

De ahí a seguir componiendo y a llenar auditorios por todo el mundo, había sólo un paso y Melody Gardot supo darlo. Vaya si lo dio. Doy constancia de ello porque aun guardo fresco en mi mente su memorable concierto en el Palau de la Música de Barcelona (dentro del Festival del Mil·lenni de Barcelona) al que tuve ocasión de asistir, aplaudir a rabiar y, por primera vez, encontrarme con un fenómeno curioso, pues al solicitarse los preceptivos bises con que el público siempre se muestra reacio a dar por concluida una actuación memorable, a quien más le costó abandonar el escenario fue a la propia Melody Gardot, pues a pesar de ese inseparable bastón que le confiere seguridad en la estática de su aun frágil sentido del equilibrio, bailó e hizo casi tantos bises como canciones había interpretado según el horario estipulado en el contrato.

No quisiera concluir esta reseña sin citar una de las frases preferidas de Melody, una cita de Louis Pasteur: “La suerte favorece a la mente preparada”.

Y tampoco quiero concluir sin ofrecer una muestra de la sensibilidad con que Melody Gardot interpreta una curiosa versión de la canción Over the Rainbow, en la que ella misma toca las escobillas sobre una caja sin más elementos que un set de batería, mientras el bajista arremete con su instrumento como si de una guitarra se tratara.

Clotilde Sarrió es autora del reconocido blog Gestalt-Terapia

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Sociedad de consumo, ¿sociedad o sumatoria de individuos aislados?

  • 08/05/2013
  • Irina Zanetti

El consumismo hace referencia a la adquisición desmedida de bienes y servicios, fenómeno que impacta tanto en los recursos naturales, económicos como subjetivos, a la par  que permite equiparar consumo con bienestar y felicidad global.

Este modo de consumir comienza a desplegar sus raíces allá por los comienzos del Siglo XX, como consecuencia directa del capitalismo y de la mercadotecnia, cuyo real objetivo reside en crear nuevas necesidades en el consumidor, aumentando la demanda y con ellas las ventas.

De esto se desprende el desarrollo de una “sociedad de consumo” en la que es frecuente toparnos con una suerte de adicción a la compra de productos que parecieran garantizarnos felicidad.



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shopping¿Qué nos hace creer que esa felicidad es posible?. Noam Chomsky en su libro “Ilusiones Necesarias” nos alerta acerca del papel de los medios de comunicación al “prestar servicio a los intereses del poder estatal y empresarial”, colaborando con el despliegue de una sociedad adoctrinada en el marco de una la lógica empresarial y bajo la palabra del estado, escenario que propicia una particular configuración psíquica según la cual cualquier objeto podría colmar nuestro deseo, esa falta estructural subjetiva y a partir de lo cual lo único que prima es la satisfacción personal.

Sin embargo, es sabido que ello es imposible, lo cual es un punto a favor para las empresas y el estado en tanto pueden seguir haciéndonos creer que en algún lugar ese objeto aparecerá, y hasta entonces comprar, probar y consumir no les viene nada mal para seguir sosteniendo el orden establecido.

El hombre “ha llegado a ser el gran lactante, siempre a la espera de algo y siempre decepcionado”

El lugar de los discursos de los mass media y la publicidad es rector en el marco de una sociedad desorientada que no sabe ni a quién ni a qué recurrir para ser feliz, pareciendo que el ser dependiera del tener.

Kenneth Gergen nos orienta en este punto al hablar de la “Personalidad pastiche” en el sentido de un sujeto fragmentado y escindido por la multiplicidad de discursos que lo atraviesan junto a un incremento de estímulos en una red de conexiones sociales que lo consumen, provocando un estado de aturdimiento y atontamiento.

El remplazo de la educación por la información manipulada y despedazada según intereses gesta datos que caen en bloque y que son receptados pasivamente, sin lugar a la reflexión subjetiva, creándose con ella una demanda antes que siquiera se plantee una oferta.

Es curioso cómo incluso esa demanda se instala como un imperativo categórico de carácter inmediato, volviéndose necesario que todo se haga ya. Erich Fromm, por su parte, sostiene que el hombre “ha llegado a ser el gran lactante, siempre a la espera de algo y siempre decepcionado”; un bebé que no puede aguardar ni un segundo para satisfacer sus “necesidades”, que debe adquirir en la inmediatez aquello que lo calme.

El hombre ha dejado de ser un homo-sapiens que ahorra y se planea en el futuro, para pasar a ser un homo-consumens. Pareciera que de otro modo no encontraría lugar su ser ni el pertenecer, siendo que en esta era del consumismo quien no consume, está fuera de la sociedad; no es.

En este contexto el rol del psicólogo consistirá en colaborar con la sociedad para que deje de ser una institución hablada por el discurso del consumismo, y tome las riendas impidiendo que la inmediatez y lo descartable produzca personalidades desechables.

Como dijo Erich Fromm:

“La producción económica  no debe ser un fin en sí mismo, sino solamente un medio para una vida humanamente más rica. Será una sociedad en la que el hombre será mucho, no una sociedad en la que el hombre tendrá mucho, o consumirá mucho. Habrá de crear las condiciones para el hombre productivo, no para el Homo Consumens ni para el Homo Technicus, el hombre rodeado de artilugios”.

Corresponderá a nuestra disciplina volver a remplazar el tener por el ser. Que los sujetos empiecen a ganar por lo que valen y no valer por lo que ganan. Que dejen de ser lo que tienen, y pasen a tenerse.

El hombre ha dejado de ser un homo-sapiens que ahorra y se planea en el futuro, para pasar a ser un homo-consumens.

Según lo entiendo, acompañarlos en este proceso de echar luz sobre lo establecido, de dilucidar y analizar los discursos cotidianos y de abrir la posibilidad de elección, es incumbencia de la psicología tanto como de cualquier otro profesional.

Bibliografía consultada:

  • Chomsky, Noam. (1992) Ilusiones necesarias. Control del pensamiento en las sociedades democráticas. Ed. Libertarias.
  • Fromm, Erich (1992) Del tener al ser. Barcelona. Paidos.
  • Fromm, Erich. (2007) El humanismo como utopía real,  la fe en el hombre. Buenos Aires. Paidos.
  • Gergen, Kenneth J. (2006): El Yo Saturado: Dilemas de identidad en el mundo contemporáneo. Bs.As. Paidos.
  • Lipovetsky, Gilles (2007) La felicidad paradójica: Ensayo sobre la sociedad de hiperconsumo. Barcelona, Ed. Anagrama.
  • Lipovetsky, Gilles. (1986) La era del vacío: Ensayo sobre el individualismo contemporáne.o Barcelona. Ed Anagrama.
  • Lipovetsky, Gilles. (2004) El imperio de lo efímero: La moda y su destino en las sociedades modernas Ed Anagrama.

Imagen: Betazeta

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