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Ciencia y Evidencia en Psicología

2850 Publicaciones

Investigación, neurociencia, modelos teóricos y psicopatología

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Divorcio de la pareja; ¿separación de los hijos?

  • 23/05/2013
  • Irina Zanetti
divorcio

Si bien los datos que nos arrojan diversas estadísticas en relación al divorcio siguen aun hoy alertándonos, el hecho de que los números sean cada vez más elevados produce una naturalización de estas circunstancias al punto de que pasa por desapercibida el alcance que una ruptura de pareja puede llegar a tener.

La problemática resulta aun más dificultosa en el caso de que la pareja tenga hijos en común, ya que el modo en que encaren la situación y la manejen en relación a los niños delimitará un escenario que puede resultar propicio para la invención de nuevos vínculos o, por el contrario, facilitar el desencadenamiento de modos patológicos de enfrentamiento.

Mientras que el concepto de “conyugalidad” supondría una convivencia, un contacto sexual, un proyecto de vida y un vínculo amoroso entre dos partes, el término “parentalidad” marca la presencia de hijos en común. Pese a que son dos cuestiones autónomas e independientes, suele asociarse en los hechos la ruptura de la conyugalidad con una consecuente separación de los hijos.

¿En qué circunstancias una pareja decide divorciarse?

En Buenos Aires ocurre un divorcio cada dos casamientos diarios, así como en las grandes ciudades, tales como Córdoba o Rosario, habría una separación cada tres matrimonios; mientras que en lugares más tranquilos, como ser Jujuy o Salta, la relación es de 1 a 10.

Dicha información anima a pensar que el divorcio está muy asociado a las actividades, siendo en las grandes ciudades característico un modo acelerado de vivir que imposibilita el disfrute del tiempo de distracción, necesario para romper con la rutina y rencontrarse con la intimidad de la pareja.

En un contexto tal suele darse un desencuentro que aproxima a las partes a un sentimiento de desconocimiento en relación a ese otro con el que conviven y con quien incluso no mantienen diálogo alguno.

Está comprobado que en aquellas parejas donde el tipo de comunicación se asocia a una escucha atenta y receptiva, se genera una red de contención tal que habilita un sentimiento de reconocimiento y pertenencia del vínculo, desarrollando, a su vez, una identidad al interior de la relación.

Por el contrario, cuando la comunicación es nula o se basa en reproches, acusaciones y querellas, termina configurándose una trama rígida que no sostiene, volviéndose el vínculo una de las fuentes de malestar y desencuentros más grandes.

En este tipo de relaciones, a su vez, se acrecienta la no tolerancia a la diferencia y con ella la posibilidad de querer aplastar y borrar los rasgos alternos, siendo la violencia un recurso utilizado para convertir al sujeto en objeto, funcionando como una bola de nieve que amenaza con destruir a las partes.

Es en este punto que el divorcio aparece como un panorama posible y cuando se decide emprender el camino de la separación, comenzando así a producirse la necesidad de transformación del vínculo.

¿Qué implicaciones tiene el divorcio?

Sin lugar a dudas, el divorcio resulta una situación crítica y traumática en tanto instala un cambio brusco en el devenir de la pareja, y de la familia; los acuerdos e ideales establecidos dejan de tener valor y resulta necesario inventar nuevas reglas y proyectos.

La ruptura desgarra, duele porque lleva a la gran pregunta de quién se es sin ese otro con el que se compartieron años de vida, emergiendo un sentimiento de desprotección y de desorientación en torno a uno y los demás.

A la par surge una gran paradoja: mientras se vuelve menester la ausencia del otro para poder olvidarlo y superar la separación, en el caso de que haya hijos, ese otro deberá estar también presente y eso resulta muy difícil de afrontar.

De allí que, en gran medida, se crean organizaciones dualistas como modo defensivo de atravesamiento, en el que aparecen dos figuras: la víctima y el victimario, el culpable y el inocente.

¿Qué ocurre cuando estas dualidades entrampan a los hijos?

Cuando los padres hacen partícipes a sus hijos de la ruptura de la pareja y pretenden negociar con ellos, éstos no saben para dónde correr.

Muchas veces los niños quedan sujetados a la voluntad y manejo de los adultos, como si se tratara de un objeto más por el que se disputa la herencia y la distribución de bienes ante el divorcio.

Generalmente se apabulla a los hijos con frases que no hacen más que desvalorizar y responsabilizar al otro por la separación o abandono de la familia, como si el divorcio entre los padres implicase también separarse de los hijos.

Cuando el hijo queda posicionado de uno u otro lado suelen despertarse en él emociones ambivalentes de amor y odio, junto a la culpa por aquellos pensamientos y sentimientos negativos que se le aparecen en relación a alguno de sus papás.

Al fantasear que él pudo haber provocado las peleas entre los progenitores, sintiéndose responsable por ello. Al suponer que, si el amor entre sus padres se agotó, también podrían dejarlo de amar a él, es frecuente el desprendimiento de una profunda angustia.

En ese contexto de desorientación y desprotección suelen aparecen síntomas tales como enuresis, miedos desmedidos, distracción y bajas calificaciones en la escuela y comportamientos agresivos hacia uno u otro sexo, sólo por mencionar algunos de los fenómenos patológicos.

Sin lugar a dudas, cuando los adultos involucran a los hijos en su separación, se produce un impacto nocivo en la manera en que éstos establecen lazos, no sólo durante su niñez sino a lo largo de todo su crecimiento. Repercuten incluso en sus primeras relaciones amorosas que se ven atravesadas por los temores derivados de esta experiencia tan traumática.

De allí que, si bien el divorcio implicará un duelo tanto para padres como para los hijos, en la medida en que la familia es una estructura en la que la modificación en uno conlleva a la afectación de todos, transformar el nexo entre los padres e hijos hacia un vínculo más sano posibilitaría ahorrar gran parte del sufrimiento.

¿Cuáles podrían ser salidas más saludables a esta situación?

En primer lugar, se vuelve menester que una vez que se toma la decisión de separarse, se lo comuniquen al hijo dejándole en claro que la disposición es de ambas partes y que en cuanto tal nada tiene que ver con él, así como el hecho de que los padres vivan en diferentes hogares no quiere decir que él deje de contar ni con uno ni con el otro y que el amor que le tienen seguirá siendo el mismo, más allá de los cambios que puedan darse en la pareja.

En segundo lugar, dado que bajo ningún motivo el niño debe quedar en posición de tener que elegir, ya que seguirá siendo el hijo de ambos, no deberá ser utilizado como medio ni intermedio de ninguno de los padres.

Por dicha razón los adultos no dejarán de cumplir sus obligaciones ni ejercerán sus derechos, lo cual quiere decir que deberán responsabilizarse por el cuidado, mantenimiento monetario y calidad de crianza de sus hijos a la par que podrán disfrutar de compartir momentos con ellos y de entablar contacto asiduamente.

Una elaboración saludable tiene que ver entonces con el hecho de aceptar que  el divorcio es de la pareja y no de los hijos y que sólo si se reinventa la relación entre los adultos, en cuanto a padres que comparten un hijo en común, podrá el niño no salir mayormente lastimado de la situación.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El nacimiento prematuro podría reducir las habilidades cognitivas de los niños

  • 21/05/2013
  • David Aparicio

Por medio de una nueva técnica de escaneo, se encontró que el nacimiento prematuro interrumpe los procesos vitales del desarrollo del cerebro, lo que acarrea la reducción de las capacidades cognitivas de los niños.

Los investigadores del King’s College London y del Imperial College London publicaron en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) el estudio que utilizó por primera vez una nueva forma de resonancia magnética para identificar los procesos de desarrollo importantes en el cerebro que son vulnerables a los efectos del nacimiento prematuro. Los resultados mostraron una interrupción de estos procesos específicos que pueden tener un impacto en la función cognitiva.

Para realizar la investigación se utilizó la Resonancia Magnética por Difusión, un tipo de formación de imágenes que utiliza la difusión natural del agua para observar la maduración de la corteza cerebral, donde reside la mayor parte de la potencia de cálculo del cerebro. Por medio del análisis de la difusión del agua en la corteza cerebral de 55 bebés prematuros y 10 bebés nacidos a término se mapeó la creciente complejidad y la densidad de las células nerviosas a través de toda la corteza en los meses anteriores al tiempo normal de nacimiento.

Se encontró que, durante este periodo, la maduración fue más rápida en áreas del cerebro relacionadas con el procesamiento social y emocional, la toma de decisiones, la memoria de trabajo y el procesamiento visual-espacial. Estas funciones a menudo se deterioran después de un nacimiento prematuro, y los investigadores encontraron que el desarrollo cortical se redujo en neonatos prematuros en comparación con los bebés que habían nacido a término. Cuando los investigadores re-examinaron a los infantes a la edad de dos años, los que habían nacido prematuramente y tenido un lento desarrollo cortical, demostraron un bajo desempeño en las pruebas de desarrollo neurológico. Esto demuestra el impacto a largo plazo de la prematuridad en la maduración cortical.

 Las últimas semanas en el vientre
de la madre son realmente necesarias.

David Edward, director del Centre Of Developing Brain en el King’s College London explicó que el número de bebés que nacen antes de tiempo es cada vez mayor, por lo que es muy importante mejorar nuestra comprensión de cómo el nacimiento prematuro afecta al desarrollo del cerebro y provoca daño cerebral. Sabemos que la prematuridad es muy estresante para un bebé, pero mediante el uso de esta nueva técnica somos capaces de rastrear la maduración del cerebro en los bebés para identificar los procesos exactos que pueden ser afectados por el nacimiento prematuro.

Estos resultados ponen en relieve una etapa clave del desarrollo del cerebro donde las neuronas se ramifican para crear una estructura compleja y madura. Ahora podemos ver que esto ocurre en las últimas etapas de desarrollo en él bebés sanos cuando aún están en el útero. Esto sugiere que el nacimiento prematuro puede interrumpir este proceso de desarrollo vital y podría explicar por qué a veces vemos efectos adversos en el desarrollo del cerebro en los que han nacido sólo un poco antes de tiempo, ya que ahora sabemos que está ocurriendo hasta la hora normal de nacimiento. Con este estudio se encontró que cuanto antes nace un bebé, menos madura es su estructura de la corteza. Las últimas semanas en el vientre de la madre son realmente necesarias.

Edward y sus colaboradores concluyen que esta nueva técnica permitirá explorar cómo la alteración de los procesos clave también puede causar condiciones como el autismo, y serán utilizados en futuros estudios para probar posibles tratamientos para prevenir el daño cerebral.

Fuente: ScienceDaily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El cerebro del bebé: cuándo aparece la conciencia

  • 20/05/2013
  • Alejandra Alonso

Puede que los bebés más pequeños no sean conscientes de mucho, sin embargo, de ellos podemos obtener información valiosa sobre cómo surgen los pensamientos conscientes y cómo se desarrollan en el tiempo. Y así aprender más sobre qué significa estar consciente.

“Podemos probar que los mismos neuromarcadores de consciencia encontrados en adultos pueden ser encontrado en bebés de sólo cinco meses de edad,” dice el autor principal Sid Kouider, un investigador del École Normale Supérieure en París, sobre su nuevo estudio, el cual fue publicado en Science.

Método de estudio

Para estudiar la intención en bebés que son demasiado pequeños para hablar, los autores aprovecharon las investigaciones sobre percepción visual, que mostraban que el cerebro procesa una gran cantidad de información visual antes de que llegue a un nivel de conciencia. Las señales de EEG, que se miden al poner electrodos en la cabeza, pueden distinguir con claridad entre datos visuales que se ven conscientemente y los que no. Estas señales muestran un gran cambio cuando una persona se vuelve consciente por primera vez de un objeto que previamente sólo recibió atención subliminal.

Estadios del procesamiento perceptual

“Hay dos estadios en el procesamiento de lo perceptual,” explica Kouider. “El primer estadio consiste básicamente en la activación de neuronas en la corteza sensorial. Solo una pequeña estimulación (incluso si no lo ves conscientemente) va a activar .” El cerebro sigue mostrando actividad eléctrica en un EEG, por ejemplo, incluso aunque las imágenes o palabras pasen tan rápido que no se hayan percibido de manera consciente.“

El segundo estadio, que puede ser reportado de forma verbal por adultos, viene con una señal diferente y es esencialmente o “todo” (cuando puedes verlo) o “nada,” si el objeto no es visible, indicando un nivel consciente de atención y procesamiento.

La investigación

Para entender mejor cómo o cuándo estos niveles de la percepción pueden estar comprometidos en los bebés, los investigadores utilizaron EEG en 30 bebés de 5 meses, 29 niños de 1 año y 21 de 15 meses, mientras les mostraban imágenes de caras para determinar si generarían las señales asociadas con el segundo nivel de procesamiento, el más intencional. Y en efecto, Kouider dice que encontraron que los cerebros de los bebés trazaron la misma señalización de la consciencia que los cerebros adultos.

“Lo que cambia básicamente es que la señal neural de consciencia que observamos es más débil a los 5 meses,” dice el, “es menos estable y más lenta.” Efectivamente, un bebé de 5 meses debe ver una imagen por un tiempo cuatro veces mayor al de un adulto para mostrar señales de consciencia visual intencional (y tres veces más tiempo que un niño de 12 o 15 meses de edad).

“Es intrigante,” dice Lise Eliot, profesora asociada de neurociencia en la Universidad Rosalind Flanklin de Medicina y Ciencia en Chicago y autora de “What’s going on in there?”, en donde se examina el desarrollo del cerebro de los infantes. “Este es un estudio mucho más elegante y cuidadosamente controlado y tienen muchos adultos paralelos para relacionarlos.”

Implicaciones

Kouider y sus colegas planean estudiar a bebés más pequeños la próxima vez, y tratar de determinar a qué edad la señal aparece por primera vez. Los resultados podrían tener implicaciones en la expansión de nuestro conocimiento sobre lo que es la conciencia y como se desarrolla a nivel cerebral. “Sería estupendo si pudieras utilizar infantes para saber qué consciencia es porque aparece repentinamente a cierta edad,” dice Eliot.

Kouider dice que no le sorprende que la consciencia no este bien desarrollada en infantes como lo está en los adultos porque requiere de un interjuego entre la corteza prefrontal y las regiones sensoriales del cerebro (y durante los primeros tres años de vida, la conexión entre esas regiones no es muy robusta ya que la corteza prefrontal el cableado de esas conexiones se encuentra todavía en desarrollo). “Si no va a ser subliminal, tiene que involucrarse la corteza prefrontal,” dice él, “sabemos gracias a estudios anatómicos, que la corteza prefrontal está subdesarrollada hasta el segundo año de vida. No es inexistente, solo que no es totalmente funcional.”

La investigación también tiene implicaciones más prácticas. Idealmente, los estudios sobre infantes podrían permitir a los científicos trazar la trayectoria de cómo se genera la consciencia. “Puedes comenzar a usar el método muy temprano para, básicamente, intentar chequear si el desarrollo es normal o anormal,” dice Kouider. “Sabemos que los niños autistas pueden tener problemas para concientizarse sobre las caras y puedes imaginar estos métodos ayudando a diagnosticar tempranamente si alguien está reaccionando de manera normal a objetos o caras.”

Fuente: Healthland

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La estimulación eléctrica cerebral podría mejorar tu desempeño en las matemáticas

  • 20/05/2013
  • David Aparicio

Un grupo de investigadores anunció el 16 de Mayo  en la revista Current Biology que se puede mejorar la habilidad en matemáticas si el cerebro recibe entrenamiento cognitivo y  estimulación eléctrica en un área específica.

Roi Cohen Kadosh, director de la investigación explicó lo siguiente:

“Con solo cinco días de entrenamiento cognitivo y no invasivo la estimulación indolora cerebral, hemos logrado  mejoras duraderas en las funciones cognitivas y cerebrales.”

Aunque parezca increíble, las mejoras se mantuvieron constantes por un periodo de 6 meses luego del entrenamiento. Nadie sabe exactamente cómo funciona este relativamente nuevo método de estimulación, llamado estimulación transcraneal de ruido aleatoria (TRANS). Según los  investigadores, la evidencia sugiere que esta técnica permite que el cerebro funcione de manera más eficiente, por lo que las neuronas se disparan de forma más sincrónica.

Implicaciones

TRANS también tiene el potencial de ayudar a más personas debido a que ha demostrado que mejora la aritmética mental, es decir, la capacidad de sumar, restar o multiplicar una serie de números mentalmente. La aritmética es una tarea compleja y difícil con la que el 20% de la población lucha.

Cohen Kadosh sostiene que, con una mejor integración de las neurociencias y la educación, se podría ayudar a la humanidad a llevar nuestro potencial cognitivo y matemático más allá. También podría ser de gran ayuda para aquellos que sufren de una enfermedad neurodegenerativa, derrame cerebral o dificultades del aprendizaje.

“Las matemáticas son una facultad cognitiva altamente compleja que se basa en una variedad de capacidades diferentes. Si somos capaces de mejorar las matemáticas, podremos también ser capaces de mejorar las funciones cognitivas más simples.”

Fuente: Science

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

(Vídeo) Los bebés comprenden la música

  • 17/05/2013
  • David Aparicio

¿Nuestro sentido musical es algo innato? ¿Está escrito en nuestros genes y llegamos al mundo con esta capacidad? ¿O por el contrario responde al aprendizaje y a la influencia cultural y social de los primeros años de nuestras vidas?

La psicóloga canadiense Sandra Trehub lleva décadas explorando la adquisición de competencias musicales en bebés para responder a preguntas como estas. En este capítulo de Redes, Eduard Punset charla con Trehub sobre la relación que tenemos con la música en nuestra más tierna infancia y de qué modo la utilizamos para comunicarnos en esa edad.

Y en su sección, Elsa Punset, de la mano del psicólogo holandés René Diekstra, nos muestra lo importante que es para padres y maestros conocer las distintas etapas del desarrollo físico y mental del niño.

Fuente: Redesparalaciencia

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La marihuana podría proveer alivio para aquellos que sufren de exclusión social

  • 16/05/2013
  • David Aparicio
marihuana

Una investigación publicada el 14 de Mayo en la revista Social Psychological and Personality Science, sugiere que la marihuana ayuda a las personas a reducir el dolor emocional.

Timothy Deckman, director del estudio escribió:

“Trabajos previos han demostrado que el acetaminofén analgésico, que actúa indirectamente a través de los receptores CB1, reduce el dolor de la exclusión social. La presente investigación proporciona la primera evidencia de que la marihuana también amortigua las consecuencias emocionales negativas de la exclusión social en los resultados emocionalmente negativos.»

El estudio se dividió en cuatro partes e incluyó a un total de 7.040 participantes y 3 metodologías y se basó en investigaciones anteriores que encontraron una coincidencia entre el dolor físico y social. Se encontró que el acetaminofén, que se utiliza en medicamentos de venta libre, sirve para reducir el dolor físico y social.

El acetaminofén y la marihuana afectan los receptores cerebrales cannabinoide 1 (CB1) y ambos medicamentos se utilizan para tratar el dolor físico.

Los cuatro estudios

Para los primeros dos estudios, los investigadores examinaron los datos de corte transversal de las principales encuestas de EE.UU. El primer estudio utilizó los datos del Estudio Nacional de Comorbilidad y encontró que los consumidores de marihuana que reportaron estar solos tenían altos niveles de autoestima y salud mental en comparación con las personas que no consumían marihuana y que reportaron estar solas.

El segundo estudió usó los datos de la Replicación de la Encuesta Nacional de Comorbilidad. Este nuevo análisis encontró que aquellos que utilizan la marihuana con relativa frecuencia y que experimentan dolor social fueron menos propenso a experimentar un episodio depresivo mayor durante los últimos 12 meses.

El tercer estudio se valió de un diseño longitudinal y se encuestó a estudiantes de secundaria respecto a la soledad, el uso de marihuana y la depresión. Los mismos estudiantes fueron encuestados dos años después. Los resultados demostraron que el consumo de marihuana predijo niveles más bajos de depresión entre los estudiantes que se encontraban solos. Sin embargo, la marihuana no tuvo los mismos efectos para los estudiantes que no estaban solos.

El cuarto y último estudio empleó un diseño experimental con un grupo control. En este estudio los participantes jugaron un juego de computadora llamado Cyberball. Este juego de 3  jugadores esta diseñado para evocar la exclusión social y el rechazo al ignorar sistemáticamente a un participante. Se encontró que los usuarios de marihuana tenían una menor disminución de la autoestima y pertenencia después del juego.

Los investigadores concluyen que la marihuana se ha utilizado para tratar el dolor físico y estos estudios sugieren que también podría reducir el dolor emocional. Esto puede reflejar pobres estrategias de afrontamiento, pero también puede explicar parte de la gran aceptación que tiene la  marihuana.

¿Ustedes lectores, qué opinan?

Fuente: Sagepub

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los videojuegos violentos tienen menos efectos en los adolescentes altamente expuestos

  • 15/05/2013
  • David Aparicio

Los adolescentes que están altamente expuestos a videojuegos violentos (tres o más horas por día) mostraron una reducida respuesta física y psicológica al jugar este tipo de juegos. Estos fueron los hallazgos publicados en la revista Psychosomatic Medicine: Journal of Biobehavioral Medicine.

Así explicó Malena Ivarsson, directora de la investigación: “La alta y baja experiencia en los videojuegos violentos parece estar relacionada con diferentes procesos fisiológicos, emocionales y procesos relacionados con el sueño, luego de la exposición a videojuegos violentos.”

manhunt

El estudio incluyó a dos grupos de niños que tenían entre 13 y 15 años de edad, que fueron expuestos a diferentes tipos de videojuegos. Quince de los niños fueron expuestos a juegos altamente violentos (Manhunt) y jugaron por lo menos 3 horas por día. Los otros quince tuvieron poca exposición (no más de 1 hora por día) al juego Animaniacs. Se compararon las reacciones fisiológicas, emocionales y el sueño de ambos grupos.

Repercusiones Fisiológicas

Aunque se presentan pocas diferencias en las reacciones durante el tiempo que los chicos jugaron los juegos, se presentaron diferencias significativas después. Al dormir esa noche luego de jugar, los adolescentes en el grupo de baja exposición tuvieron el pulso más rápido después de jugar el videojuego violento, comparado con la noche después de jugar el juego no violento. Por el contrario, para los adolescentes en el grupo de alta exposición la frecuencia cardíaca fue menor en la noche después de jugar el juego violento.

También se presentaron diferencias significativas en la variabilidad de la frecuencia cardiaca (VFC), que mide latido a latido variaciones en la frecuencia cardíaca. Los patrones de diferencias HRV sugirieron embotamiento de las reacciones del sistema nervioso simpático en los chicos del grupo de alta exposición.

Las respuestas emocionales y del sueño también fueron afectadas

Los cuestionarios del sueño de los niños del grupo de baja exposición también reportaron una menor calidad en el sueño la noche después de jugar el videojuego violento, en comparación con el juego no violento. Los adolescentes  en el grupo de alta exposición no demostraron diferencias en la calidad del sueño luego de jugar el videojuego violento. También los adolescentes de baja exposición informaron mayor sensación de tristeza luego de jugar el videojuego violento.

Ambos grupos mostraron alta ansiedad y altos niveles de estrés luego de jugar el juego violento.

Ivarsson y sus colegas explicaron: “Parece que el videojuego violento provocó una tensión a la hora de dormir en ambos grupos y también parecería que el juego violento causó algún tipo de agotamiento general. Sin embargo, el cansancio no parecía ser del tipo que normalmente promueve un buen sueño, sino más bien como un factor estresante que puede afectar la calidad del sueño, especialmente para los jugadores de poca exposición.”

Estudios anteriores han mostraron que los videojuegos violentos pueden inducir a la rabia y a la conducta agresiva, así como también problemas del sueño. Y la frecuencia cardiaca y el HRV son indicadores útiles de las reacciones físicas al estrés y las emociones por medio de las respuesta del sistema nervioso simpático.

Los investigadores especulan que las diferencias entre los dos grupos puede representar un efecto desensibilizante producto de la frecuente exposición a los videojuegos violentos. Aunque también es posible que lo niños con ciertos rasgos pueden ser atraídos por los juegos violentos.

Este estudio se suma a la evidencia previa de que los videojuegos violentos pueden afectar a la actividad del sistema nervioso simpático y las respuestas fisiológicas y que con el tiempo puede repercutir en las emociones y en el sueño. Los investigadores piden más estudios que puedan estudiar los mecanismos de respuesta para ver si los cambios de comportamiento están relacionados con los videojuegos violentos.

Fuente: Newswise

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

(Vídeo) Mi tortuga interna ¿es posible desacelerarse? – Carl Honoré

  • 13/05/2013
  • Alejandra Alonso

“Siento que estoy viviendo mi vida en vez de correr a través de ella.” Carl Honoré

Esa es la conclusión a la que llega Carl Honoré luego de darse cuenta de los efectos de la vida rápida que llevaba, sobre su salud, su familia, su trabajo, etc.

Carl es un periodista premiado, embajador del movimiento defensor de la lentitud y autor de varios libros. Entre sus publicaciones mas famosas está: “In price of slowness” (Elogio de la lentitud). Te invito a que mires esta excelente conferencia, conozcas su perspectiva y dejes tu opinión.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Infografía sobre el Estrés Traumático Infantil

  • 13/05/2013
  • David Aparicio

Una interesante infografía que resume los principales componentes del estrés traumatico infantil

estrestraumaticoinfantil (1)

 

Fuente: infografiasencastellano.com

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Género, relaciones de poder y subjetividad

  • 13/05/2013
  • Irina Zanetti

En un recorrido a través de las últimas noticias nos topamos con una gran cantidad de casos de violencia de género, al punto que la cuestión ha dejado de ser una problemática del ámbito privado para pasar a ser un campo de intervención por parte del Estado y un área de competencia de la Psicología, tanto como del resto de los profesionales.

En un contexto socio-cultural tan agitado en el que ya es cuenta corriente escuchar acerca del maltrato verbal y físico, resulta menester revisar de qué hablamos cuando nos referimos a “género” pero también a “violencia”.

Ante todo cabe aclarar que el género nada tiene que ver con las condiciones biológicas de un sujeto, pese a lo cual, durante mucho tiempo las diferencias anatómicas se han usado para justificar la desigualdad social entre hombres y mujeres.

Desigualdad que tiene sus raíces en ciertas costumbres, tradiciones y creencias que han sido socialmente construidas y que se expresan en el acceso a los recursos económicos e incluso intelectuales, la toma de decisiones, el modo de desear y obtener placer, las tareas y los roles.

Mientras que el sexo se define según una diferenciación orgánica o anatómica, en el caso del género se trata de una construcción histórico- social en torno a un modo de ser, cuyos lineamientos surgen según fuerzas de poder en los procesos de crianza, socialización y educación, en el marco de diversas instituciones.

De ello se desprende que ni nacemos varones ni nacemos mujeres sino que la posición femenina o masculina es algo a construir. De ahí que las actividades y modos de relacionarse de un hombre o una mujer no depende tanto de sus capacidades ni de sus condiciones físicas como de los roles que se internalizan.

Sin lugar a dudas, cada sociedad, en determinado momento histórico inventa, crea y define las formas sociales. Si nos remontamos al periodo de la sociedad industrial nos dirigimos al momento de eclosión de una división que demarca límites entre lo privado y lo público, lo reproductivo y lo productivo, en concordancia con una marcada frontera entre lo femenino y lo masculino.

En aquel entonces el mundo se fraccionó en dos: por un lado, eran competencia de la mujer los asuntos domésticos o privados, así como la reproducción, el cuidado e instrucción de los hijos, siendo menester garantizarse el encaminamiento de estos futuros productores.

Y por el otro, en el caso de los hombres su papel pasaba exclusivamente por su productividad en el ámbito público, donde debía mostrarse fuerte, autónomo e independiente.

Pese a que actualmente podemos apreciar ciertos cambios en los modos de ser y de relacionarse respecto a estos parámetros, aun queda mucha tela por cortar en cuestión de género, en tanto las diferencias han dejado de ser características de uno y otro para pasar a ser una cuestión de discriminación y abuso de la fuerza del poder.

Para transformar esta situación será necesario primero de-construir y reconstruir las nociones fundadas, lo cual implica una tarea de desnaturalización de la concepción que se tiene tanto de hombres como de mujeres.

Siguiendo esta línea la “Mujer” se enmarca, tal como lo cuenta Ana María Fernández en su texto “La mujer de la ilusión”, dentro de tres mitos:

Uno de los mitos comprende una ecuación según la cual para ser madre hay que ser mujer, de allí que toda mujer debe ser madre, mito que establece una sinonimia entre uno y otro aspecto, acentuando el nexo en una cuestión “natural”.

Por otra parte, la mujer se caracterizaría por cierta pasividad; teniendo sólo cabida en el acto de reproducción pero no para sentir o mostrar placer en ese proceso. Este mito aparta el placer femenino, quedando exclusivamente al servicio del hombre.

Finalmente, el otro mito sostiene que la mujer esperaría toda su vida la llegada de un príncipe azul que vendría, en tanto héroe, a su rescate, posicionándola en un lugar de dependencia.

Sin embargo, lejos de quedarse la mujer en el área privada y el hombre en lo público, ciertas puntas instituyentes comienzan a filtrarse actualmente entre lo instituido generando nuevos modos de ser, produciéndose una subjetividad diferente.

La mujer sale a estudiar, a capacitarse, y luego a trabajar. Recién después piensa en la posibilidad de convertirse en madre, sin dejar las actividades que lleva, así como no tiene inconvenientes en dar a conocer su satisfacción sexual y el modo en que lo logra.

Por su parte, el hombre comienza a participar en los quehaceres hogareños, aportando su grano de arena en la conducción del hogar no sólo en términos económicos sino también con su presencia, con sus cuidados y educación.

La mayoría de las tareas pasan a ser compartidas habiendo menos diferencias en cuanto a los roles dentro del vínculo familiar, tal vez por una nueva urgencia histórica que sabremos denominar a posteriori, con el paso de los años, echando una mirada retrospectiva a las necesidades económicas actuales o a las inquietudes de las mujeres y a su deseo pujante que estaba en silencio hasta ahora en penitencia.

Si bien las actividades cambian, el viejo imaginario tiene aun hoy efectos en los modos de ser, relacionarse, sentir y pensar. Pareciera que cuesta admitir que tanto hombres como mujeres pueden estar ubicados en una misma posición en cuanto al poder más allá de sus peculiaridades y diferencias, más allá de que por momentos uno ejerza la fuerza y el otro la resista.

En todas las clases de vínculos existe un ejercicio del poder y, según nos cuenta Foucault, eso no tiene nada que ver con la violencia, en tanto que es el abuso de este ejercicio en beneficio de uno y en detrimento del otro, lo que lo convierte en violencia.

“Violencia” significa una fuerza utilizada para producir un daño en el intento de anular al otro como ser autónomo, pretendiéndolo reducir a la categoría de objeto para que no desee, para que no aparezcan rasgos de lo diferente, arrasando con la subjetividad de quien es lastimado y con ella, la posibilidad de decidir y razonar.

En el Artículo 1º de la Ley Nº 12569 de Violencia Familiar de la Provincia de Buenos Aires, consta que la violencia familiar remite a una acción, omisión o abuso que afecte la integridad física, psíquica, moral, sexual y/o la libertad de una persona en el ámbito del grupo familiar.

Violencia es entonces no sólo pegar sino también maltratar, denigrar, humillar, desaprobar constantemente, gritar, amenazar, vigilar y controlar, coartar la libertad, obligar a asilarse, así como generar miedos en la mente de la otra persona.

La violencia puede manifestarse en todas las relaciones, pese a lo cual, aquella que actualmente nos despierta sumo terror y angustia a causa de la gran cantidad de casos que salen a la luz es la violencia contra la mujer.

Si bien considero que no hay justificación alguna ante el hecho aberrante de la violencia, sí pienso que tal vez la motivación se encuentre en un no querer dar lugar a la mujer en términos diferentes a aquellos previamente establecidos y consensuados socialmente, como una resistencia contra la fuerza instituyente.

Con ello quiero decir que, mientras que el hombre haciendo uso y abuso del poder se posiciona como fuerte y autoritario, la mujer queda a disposición de él, siendo dependiente y pasiva, características que tienen bastante que ver con el imaginario de qué es ser hombre y mujer.

Que la mujer elija una pollera para salir de casa, que no haya hecho la comida porque no tenía ganas o que haya salido a comprar ropa o tomar mate con alguna amiga, no quiere decir que sea ni una prostituta ni una mala madre ni una mala pareja, quiere decir que es mujer, un sujeto, no un objeto y, en cuanto tal, tiene derecho a preservar su integridad física y mental, así como a elegir libremente qué quiere hacer con su cuerpo, qué decir , qué sentir y qué pensar.

La diversidad entre las personas no debería de ser concebida como una amenaza ni convertida en motivo de sometimiento, discriminación o desigualdad, sino que debemos echar luz sobre el hecho de que es gracias a la heterogeneidad que pueden recrearse vínculos novedosos en términos subjetivos.

Afortunadamente desnaturalizar los imaginarios que se construyen socialmente habilita la posibilidad de de-construirlos y volverlos a construir.

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  • Preparándome para teleterapia: Checklist para consultantes
  • Entender la depresión (guía)
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  • «Formación accesible para psicólogos» con Miguel Valenzuela – Watson, episodio 10
  • «Lasagna y autismo», con Mauro Colombo – Watson, episodio 3
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