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Ciencia y Evidencia en Psicología

2850 Publicaciones

Investigación, neurociencia, modelos teóricos y psicopatología

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Déficit de atención en adultos argentinos

  • 10/11/2021
  • Mariano Scandar

El trastorno por déficit de atención es un trastorno del neurodesarrollo de curso crónico y que se perpetúa hasta la vida adulta en la mayor parte de los casos: si se toma en consideración también los casos de remisión parcial, la continuidad alcanza el 75%  (Sibley et al., 2016; Sibley et al. 2017).

La presentación del TDAH en adultos difiere de su presentación infantil, Kessler et al. (2010) encontraron que el 77% de los adultos con TDAH padecen síntomas de inatención e idéntico porcentaje padece dificultades en sus funciones ejecutivas. Síntomas como la hiperactividad están presentes sólo en el 54% de los casos, mientras que el 45% presenta dificultades vinculadas con la regulación emocional, lo cual es un número elevado para una característica secundaria que muchas veces se omite señalar.   

Los datos respecto a la prevalencia del TDAH en población adulto difieren según los estudios, como puede verse en los resultados de la tabla 1.  El DSM-5 indica que el 2,5% de la población adulta padece el trastorno, número que se encuentra en un término medio respecto a los resultados de diversos trabajos (APA, 2013).

Las diferencias entre diversos relevamientos poblacionales, parece estar ligada fundamentalmente a cuestiones metodológicas, reseñadas por Sibley, et al. (2016): por un lado, algunos estudios indagan sobre el nivel de desajuste y otros no, segundo, algunos siguen el puntaje de corte del DSM y otros utilizan un corte a partir de un baremo (e.g. centil 95 en las escalas) y, finalmente, algunos estudios utilizan informantes y otros, en cambio, confían en los auto reportes del paciente. Mientras que el primer factor tiende a reducir el porcentaje de persistencia del trastorno reportado en los estudios, el uso de baremos y de informantes tiende a elevarlo.

Respecto del perfil de comorbilidades, al igual que lo que se observa en otras franjas etarias, la presencia de otros cuadros es la norma y no la excepción, es importante recordar que esta característica es intrínseca al TDAH, ya que especialmente la falta de control inhibitorio y las fallas en la regulación del foco atencional minan la resiliencia del individuo y lo hacen especialmente propenso a padecer otros cuadros psiquiátricos.

La tabla 2 muestra los resultados del estudio de Kessler et al. (2006) en que puede verse, además, en las columnas de la derecha, la prevalencia encontrada en el grupo control, lo que permite apreciar las diferencias más significativas: algunos cuadros como la depresión persistente (distimia) o el trastorno bipolar muestran una prevalencia extremadamente alta respecto a la población general (seis y diez veces más respectivamente) y en general todos los trastornos se encuentran sobrerepresentados. 

La presente investigación

Metodología

Muestra. Se trata de una muestra no probabilística, estratificada, de población de buenos aires y gran buenos aires (n = 1127) , de entre 18 y 65 años, (51% mujeres) .

Instrumentos.  Se evaluó a los pacientes mediante un cuestionario de características sociodemográficas, indagación de diagnósticos previos y las escalas ASRS 1.11  de la OMS (Kessler et al. 2001) para  síntomas actuales del trastorno y la escala WURS-25  (McCann et al., 2000) para indagación retrospectiva en la infancia. Ambas escalas se encuentran validadas en la Argentina (Scandar, 2021) y constan respectivamente de 18 y 25 preguntas de opción múltiple. Finalmente, el cuestionario de calidad de vida para el TDAH AAQoL( Gjervan, & Nordahl; 2010) se utilizó para evaluar  el nivel de malestar.

Procedimiento: Tras la firma del consentimiento informado los participantes completaron el cuestionario sociodemográfico y de comorbilidades referidas, y posteriormente los tres cuestionarios que permiten en su conjunto evaluar los tres aspectos que se consideran necesarios para el diagnóstico Sintomatología presente (ASRS 1.1), sintomatología en la infancia (WURS-25) y malestar clínicamente significativo (AAQoL). Se consideró como diagnóstico positivo la pesencia de un percentilo 97 o superior en las tres escalas.

Resultados

Los resultados tomando en cuenta todos los criterios de inclusión y exclusión permiten afirmar que en población argentina la prevalencia del cuadro se encuentra en 4,79%, siendo levemente superior en mujeres (5.16%) que en hombres (4.39%).

La tabla 3 permite observar los diagnósticos referidos por los participantes. Si bien estos pueden considerarse un indicativo de comorbilidades, no debe confundirse con estos ya que no fueron evaluados directamente sino reportados ante la pregunta “indique si ha sido diagnosticado o está en tratamiento por alguno de estos cuadros en la actualidad”. Puede observarse que los pacientes reportan, al comparárselos con el total de la muestra significativamente mayores niveles de abuso de sustancias, trastornos del sueño, trastornos de la conducta alimentaria, trastornos depresivos y trastorno obsesivo compulsivo.

Al analizar algunas variables sociodemográficas (tabla 4) se observa que los pacientes con TDAH tuvieron un 5,74% más de desempleo y un 52% menos de posibilidades de acceder a un título terciario o superior, llamativamente no hubo diferencias significativas en los niveles de escolarización secundaria.

Discusión

Los resultados indican una prevalencia que se encuentra en el rango de las encontradas por otros estudios y especialmente más cercana a la que se ve en aquellos trabajos que utilizaron mayor amplitud muestral (ver tabla 1), aunque con ciertas particularidades:como el ratio de género que resultan atípicas y que pueden vincularse con la metodología utilizada y la dificultad de excluir posibles diagnósticos diferenciales, lo cual es una limitación que se discute más adelante.

También acode con lo observado en otras latitudes, las personas con TDAH tienen en general un alto índice de diagnósticos psiquiátricos comórbidos, con números que duplican o triplican al del resto de la muestra y   con deterioro en los niveles de empleo y desempeño académico.  En este último sentido, contrastan los datos obtenidos entre el porcentaje de personas con secundario completo (sin diferencias significativas) y los de niveles  superiores, donde puede verse que tener TDAH disminuye cinco veces la posibilidad de obtener un título terciario o universitario. Posiblemente esto se vincule con las políticas educativas que, en Argentina, han tendido a fomentar la permanencia de los jóvenes en las escuelas a pesar de las dificultades de rendimiento académico, con diversas metodologías.

La principal limitación del estudio, compartida por todos los trabajos que siguen este tipo de diseño experimental, es la incapacidad de diferenciar entre comorbilidad y diagnóstico diferencial. Si bien es cierto que el criterio de cronicidad evaluado a través de la WURS facilita excluir posibles cuadros de tipo agudo (episodios anímicos, cuadros de ansiedad), bien puede considerarse que otros cuadros presentes desde la infancia estén mimetizando los síntomas.

Referencias

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  • Kessler, R. C., Green, J. G., Adler, L. A., Barkley, R. A., Chatterji, S., Faraone, S. V., … Van Brunt, D. L. (2010). Structure and Diagnosis of Adult Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder. Archives of General Psychiatry, 67(11), 1168.
  • McCann, B. S., Scheele, L., Ward, N., & Roy-Byrne, P. (2000). Discriminant validity of the Wender Utah Rating Scale for attention-deficit/hyperactivity disorder in adults. The Journal of neuropsychiatry and clinical neurosciences, 12(2), 240-245.
  • Scandar, M. G. (2021). Validity and reliability of the ASRS and WURS-25 scales for the diagnosis of attention deficit hyperactivity disorder in an Argentinian population. Revista de Neurologia, 72(3), 77-84.
  • Sibley, M. H., Mitchell, J. T., & Becker, S. P. (2016). Method of adult diagnosis influences estimated persistence of childhood ADHD: a systematic review of longitudinal studies. The Lancet Psychiatry, 3(12), 1157-1165.
  • Sibley, M. H., Swanson, J. M., Arnold, L. E., Hechtman, L. T., Owens, E. B., Stehli, A., … & Stern, K. (2017). Defining ADHD symptom persistence in adulthood: optimizing sensitivity and specificity. Journal of child psychology and psychiatry, 58(6), 655-662.

Los resultados que se detallan en este artículo fueron originalmente presentados en el XIV congreso de la Sociedad Argentina de Neuropsicología (Sonepsa, en octubre de 2021).

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La adiposidad, la actividad inflamatoria y la mala memoria de trabajo se amplificarían mutuamente con el tiempo

  • 10/11/2021
  • Maria Fernanda Alonso

La cantidad de grasa corporal (adiposidad) podría afectar la memoria de trabajo a través de la actividad inflamatoria que alteraría la actividad neuronal dentro de una región del cerebro que sustenta el desempeño de la memoria de trabajo, es decir, la corteza prefrontal dorsolateral (Shields et al., 2021). 

Por otro lado, la memoria de trabajo es vital para la autorregulación, posibilita que tengamos presentes nuestras metas y el mantenerlas cuando enfrentamos tentación o distracción. En el contexto de la conducta alimentaria y la adiposidad, la memoria de trabajo podría facilitar el mantenimiento mental de los objetivos de salud y reducir el deseo de hábitos alimentarios poco saludables. Por este medio, la memoria de trabajo afectaría la actividad inflamatoria a través de sus efectos sobre el peso. Los investigadores encontraron que estos factores podrían inducir un círculo vicioso con el tiempo.

Qué metodología usaron

El equipo evaluó las relaciones longitudinales entre la adiposidad, la actividad inflamatoria y la memoria de trabajo en una muestra de 8536 niños que participaron en el Estudio longitudinal de Avon sobre padres e hijos en el Reino Unido. La adiposidad se cuantificó a través de la masa grasa y se midió a las edades de nueve y 15,5 años. La actividad inflamatoria se indexó a través de los niveles de proteína C reactiva (PCR) en muestras de sangre a las edades de nueve y 15,5 años.

La memoria de trabajo se evaluó a través de una versión computarizada de una tarea de contar intérvalos. Esta tarea implicaba ver puntos rojos y azules sobre un fondo blanco y contar el número de puntos rojos en voz alta. La primera serie constaba de dos ensayos, mientras que la última serie constaba de cinco. Después de cada serie, se pidió a los participantes que informaran el número de puntos rojos que habían contado en cada ensayo, en el orden correcto de presentación.

Qué encontraron

A los nueve años de edad, una mayor adiposidad (o masa grasa) predijo una memoria de trabajo más pobre a los 10 años, a través de una mayor actividad inflamatoria (o niveles de PCR) a los nueve años. Además, una memoria de trabajo deficiente a los 10 años predijo mayor actividad inflamatoria a los 15,5 años, a través de una mayor adiposidad a los 15,5 años. El control de las características demográficas como el género, la etnia o el nivel socioeconómico no afectó los resultados. 

Estos hallazgos sugieren que la adiposidad, la actividad inflamatoria y la memoria de trabajo pueden amplificarse mutuamente con el tiempo.

Los autores señalan algunas limitaciones potenciales: dado que los datos eran correlacionales, no se puede inferir la causalidad. Además, debido a que los datos analizados no contenían todas las medidas en tres o más puntos de tiempo, no se pudieron aplicar modelos longitudinales más sofisticados. Por otro lado, la memoria de trabajo solo se midió en un momento determinado, por lo que los investigadores no pudieron abordar los cambios producidos en ella.

De manera relacionada, no se recopiló información sobre otras funciones cognitivas que podrían ser relevantes para la obesidad (como el control inhibitorio) y, por lo tanto, no se pudo examinar en relación con la obesidad. Finalmente, los niveles de PCR y la masa grasa se midieron en los mismos puntos de tiempo, evitando inferencias sobre el orden temporal de estas variables.

Referencia bibliográfica: Shields, G. S., Deer, L. K., Hastings, P. D., & Hostinar, C. E. (2021). Adiposity, Inflammation, and Working Memory: Evidence for a Vicious Cycle. Brain, Behavior, & Immunity – Health, 13. https://doi.org/10.1016/j.bbih.2021.100202

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Debemos elegir un lenguaje apropiado para reducir el estigma en torno a los trastornos mentales

  • 10/11/2021
  • David Aparicio

Por Nora D. Volkow, Joshua A. Gordon y George F. Koob 

Las palabras que usamos para describir los trastornos mentales y trastornos por uso de sustancias (adicción al alcohol y otras drogas legales e ilegales) pueden afectar la probabilidad de que las personas busquen ayuda y la calidad de la ayuda que reciben. Las investigaciones indican que el estigma (actitudes negativas hacia las personas basadas en características distintivas) contribuye de múltiples formas a peores resultados de salud; en consecuencia, se ha identificado como un foco crítico para la investigación y las intervenciones.

Los investigadores y los médicos pueden ayudar a reducir el estigma eligiendo cuidadosamente las palabras que usan para describir las condiciones de salud mental y las adicciones y las personas que se ven afectadas por ellas. El lenguaje juega un papel importante en la configuración de los pensamientos y creencias de las personas, y la comunicación científica a veces puede ser un vector inadvertido de estereotipos y suposiciones dañinas. Utilizar un lenguaje y términos científicamente precisos que centralicen la experiencia de los pacientes que experimentan afecciones psiquiátricas y que validen su valor puede afectar positivamente la forma en que son tratados dentro de la atención médica y en la sociedad en general.

Los investigadores y los médicos pueden ayudar a reducir el estigma eligiendo cuidadosamente las palabras que usan

Los trastornos mentales y los trastornos por uso de sustancias siempre han estado entre las condiciones de salud más estigmatizadas. A pesar de los avances de las últimas décadas en la educación de los proveedores de atención médica y del público sobre los fundamentos genéticos y neurobiológicos de estas afecciones, el estigma persiste. Se considera que los esfuerzos para reducir el estigma son un componente importante para eliminar las barreras a la atención, especialmente dado que el 35 % de las personas con trastornos mentales graves en los EE. UU., Y casi el 90 % de las personas con trastornos por uso de sustancias, no reciben tratamiento. El estigma es uno de los varios factores que pueden limitar la utilización de los servicios de tratamiento. Por ejemplo, las personas con trastorno por consumo de alcohol (TCA) que perciben un alto grado de estigma público hacia quienes padecen su afección tenían aproximadamente la mitad de probabilidades de buscar ayuda que aquellas que percibían un bajo grado de estigma.

Incluso los proveedores de atención a veces estigmatizan a las personas con enfermedades mentales. El sesgo entre los profesionales médicos y los proveedores de servicios de salud mental puede reducir la probabilidad de que a las personas con enfermedades mentales se les ofrezca o reciban el tratamiento adecuado o se las remita para recibir atención especializada. Los esfuerzos para reducir el estigma de los proveedores de salud son prometedores. En un estudio reciente, el testimonio de pacientes que se beneficiaron del tratamiento para enfermedades mentales redujo el estigma entre los estudiantes de medicina. Estos enfoques podrían ayudar a mejorar la probabilidad y la calidad de la prestación de asistencia sanitaria mental.

Los efectos dañinos adicionales del estigma surgen cuando se internaliza, lo que se conoce como autoestigma. El autoestigma disminuye significativamente el interés en buscar ayuda para problemas de salud mental. Las investigaciones muestran que el autoestigma impacta negativamente en la recuperación de las personas con trastornos mentales graves al disminuir su autoestima, reducir su esperanza de recuperación, afectar sus relaciones sociales y empeorar sus síntomas psiquiátricos. Los estudios también sugieren que el autoestigma aumenta el afrontamiento evitativo y el riesgo de suicidio, además de reducir la adherencia al tratamiento y el funcionamiento vocacional.

El estigma contra las personas con trastornos por uso de sustancias ha demostrado ser particularmente intratable. El público sigue viendo estos trastornos como defectos de carácter o incluso como desviaciones, lo que contribuye a una mentalidad reacia al tratamiento incluso entre algunos médicos y proveedores de atención médica. La adicción es un trastorno cerebral y, como tal, debe considerarse tratable como cualquier otra afección médica.

Artículo recomendado: Hablar bien no cuesta nada: Algunos términos psicológicos que deberíamos evitar

Hace más de una década, investigadores de Harvard llevaron a cabo una investigación pionera que muestra el poder de la elección de palabras para determinar la motivación de los profesionales para tratar o no a las personas con trastornos adictivos. En un estudio que utilizó viñetas de casos, los médicos con nivel de doctorado en salud mental y adicción eran más propensos a favorecer el castigo (una sentencia de cárcel) en lugar del tratamiento para un personaje cuando se describía a ese individuo como un «abusador de sustancias» que cuando se lo describía como tener un “trastorno por uso de sustancias”; todas las demás palabras de las descripciones son idénticas. Este hallazgo se ha replicado con profesionales de la salud mental y otros grupos.

Dada la persistencia de términos implícitamente estigmatizantes como «adicto», «alcohólico», «abusador», etc., incluso en la literatura profesional, tal vez no sea sorprendente que la brecha de tratamiento sea aún mayor para los trastornos por uso de sustancias que para otras afecciones psiquiátricas. . A pesar de estar en medio de una crisis de opioides devastadora y ampliamente publicitada, y a pesar de la existencia de tres medicamentos efectivos para tratar el trastorno por consumo de opioides (OUD), en 2019 solo el 18 % de las personas con OUD recibieron medicamentos para tratarlo. Las tasas de tratamiento para el AUD son especialmente bajas (por ejemplo, 7,6 % en 2019). Hay tres medicamentos efectivos para tratar el AUD, pero en 2019 menos del 2 % de las personas con AUD recibieron alguno de esos medicamentos.

En 2019, más del 17 % de las personas con un trastorno por consumo de alcohol u otras sustancias informaron que no buscaron tratamiento debido a la preocupación de que sus vecinos o la comunidad tuvieran una opinión negativa de ellos. Además, las dolorosas experiencias previas de discriminación en entornos sanitarios pueden hacer que las personas con adicción eviten buscar tratamiento. Al igual que el estigma de otras enfermedades mentales, el estigma en torno a la adicción se internaliza como una fuente constante de vergüenza, y el angustioso aislamiento resultante puede conducir a un mayor uso indebido de sustancias.

El estigma en torno a los tratamientos para la adicción también es un problema. Por ejemplo, la creencia persistente de que los medicamentos agonistas para la OUD (metadona y buprenorfina) “simplemente sustituyen una adicción por otra” ha ayudado a perpetuar su escasa implementación en los entornos de atención de la salud y justicia. El término ampliamente utilizado «tratamiento asistido por medicamentos» (MAT) también estigmatiza estas farmacoterapias como menos que adecuadas por sí mismas y como distintas de los medicamentos para otras afecciones médicas, que simplemente se denominan medicamentos para tratar el cáncer, el VIH, la hipertensión, etcétera. “Medicamento para tratar el trastorno por uso de sustancias”, o más específicamente, “medicamento para tratar los trastornos por uso de opioides” o “medicamento para tratar el AUD”, debe usarse en lugar de MAT. Tenga en cuenta que, al igual que con otros trastornos mentales, existe un beneficio mutuo tanto de las farmacoterapias como de los tratamientos conductuales para los trastornos por uso de sustancias.

Lenguaje centrado en la persona

man wearing long sleeve shirt drinking coffee
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Las normas del lenguaje cambian continuamente y no todos los grupos de pacientes están necesariamente de acuerdo en los términos preferidos. Pero en términos generales, se alienta a los investigadores, médicos y otras personas que interactúan con los trastornos mentales y por uso de sustancias o se comunican sobre ellos a que reemplacen los términos y etiquetas potencialmente estigmatizantes por un lenguaje neutral y centrado en la persona. El lenguaje centrado en la persona refleja que el trastorno o la enfermedad es solo un aspecto de la vida de una persona, no la característica definitoria.

Usando un enfoque centrado en la persona, por ejemplo, alguien debería describirse como «una persona con esquizofrenia» o «una persona con psicosis», en lugar de ser descrito como «esquizofrénico» o «psicótico». De manera similar, en lugar de describir a una persona con adicción a las drogas como un «adicto» o «abusador», refiérase a ella como si tuviera un trastorno por uso de sustancias o una adicción; ambos son aceptables, incluso si el primero es más preciso. Del mismo modo, refiérase a alguien como «una persona con un AUD» en lugar de «un alcohólico». Además, la palabra «alcohólico» no debe utilizarse como adjetivo; por ejemplo, el término «enfermedad hepática asociada al alcohol» debe usarse en lugar de «enfermedad hepática alcohólica», para disminuir el impacto potencial del estigma en la atención de las personas con enfermedad hepática, incluidas las que necesitan un trasplante de hígado.

El lenguaje centrado en la persona refleja que el trastorno o la enfermedad es solo un aspecto de la vida de una persona, no la característica definitoria

También se debe tener cuidado de evitar terminología que implique un juicio de valor negativo. Por ejemplo, al referirse al suicidio, se debe tener cuidado de decir “murió por suicidio” en lugar de “cometió suicidio” o “se suicidió”, ya que “cometer” connota criminalidad o pecado. Los intentos de suicidio tampoco deben describirse como «exitosos» o «infructuosos» (o «fallidos»). En su lugar, utilice «sobrevivió a un intento de suicidio», tal como se podría describir a una persona que ha sobrevivido a un cáncer o un ataque cardíaco.

De manera similar, en el contexto del uso de sustancias, las palabras “limpio” y “sucio” deben evitarse cuando se refieren a resultados de toxicología de medicamentos (es decir, análisis de orina negativos o positivos); tampoco se debe usar “limpio” para referirse a la abstinencia de drogas o en recuperación de un trastorno por consumo de drogas. Y lo que es más importante, la palabra «abuso», tanto como sustantivo como verbo, debe reemplazarse por «mal uso» o simplemente «uso». Aunque el «abuso» fue una vez una categoría de diagnóstico y todavía aparece como tal en algunas encuestas, su eliminación del DSM-5 en 2013 reflejó un cambio progresivo importante hacia la conceptualización de las personas con adicción como personas con una condición médica tratable en lugar de culpables de mala conducta. El término «abuso» permanece en los nombres de nuestros Institutos NIH que estudian la adicción, aunque existe un mayor interés, tanto en la comunidad científica como entre las poblaciones de pacientes afectadas, en ver esos nombres cambiados para reflejar la comprensión actual de la adicción como un trastorno.

En la literatura y en los sitios web de NIDA y NIAAA se encuentran disponibles pautas integrales para comunicar sobre trastornos mentales y trastornos por uso de sustancias de una manera no estigmatizante. Pero dado que los principios del lenguaje no estigmatizante no siempre son consistentes entre los grupos y dado que las normas del lenguaje cambian, es importante que los investigadores y las instituciones se relacionen directamente con las comunidades afectadas por las condiciones que estudian para comprender qué prefieren esas comunidades.

El estigma es particularmente difícil de eliminar, incluso con intervenciones educativas y de otro tipo, y el lenguaje cuidadosamente considerado es solo una parte para abordarlo. Pero también es una de las formas más inmediatas en que los investigadores y otras personas que se comunican sobre las condiciones estigmatizadas pueden efectuar cambios. La terminología apropiada puede fomentar un encuadre de la condición centrado en la persona, uno que refuerce implícitamente que las personas afectadas merecen compasión y cuidado y que indica lo que la ciencia ha demostrado que es el caso: que en muchos o la mayoría de los casos, los trastornos mentales y los trastornos por uso de sustancias pueden ser tratados o manejados, y que las personas pueden esperar lograr la recuperación.

Este tipo de cambio de mentalidad es crucial para movilizar los recursos necesarios hacia la provisión de servicios de salud mental y adicción de calidad y erosionar los prejuicios que impiden que las personas que necesitan esos servicios los busquen o reciban. También es fundamental ayudar a educar al público en general sobre las condiciones que durante mucho tiempo han sido y siguen siendo muy mal entendidas.

Comentario publicado en la revista académica Neuropsychology. Traducido y adaptado por David Aparicio para Psyciencia

Referencias

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

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  • 09/11/2021
  • David Aparicio

Sobre el modelo

DNA-V es un modelo pragmático el cual busca poder entender el comportamiento humano, como así también poder darle solución a las dificultades de la vida ayudando a nuestros consultantes a tener mayor crecimiento y desarrollo, mediante la ciencia conductual contextual en donde se utilizan teorías y principios funcionales para analizar y modificar acciones incrustadas en el contexto histórico y situacionales (Hayes y Ciarrochi, 2015).

El modelo DNA-V describe tres clases funcionales de comportamiento, a las que se hace referencia con los nombres metafóricos de descubridor, observador y consejero. Los tres existen al servicio de los valores. El comportamiento del DNA está influenciado por el contexto, que incluye factores en el entorno inmediato e histórico que influyen en nuestro nivel de habilidades de DNA, nuestra visión de nosotros mismos y nuestra visión de los demás en nuestro mundo social. En esencia, todas las intervenciones están orientadas a crear contextos que promuevan las habilidades del DNA para construir comportamientos valiosos.

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  • La flexibilidad psicológica en adolescentes y jóvenes
  • Identificando valores y vitalidad en el trabajo con adolescentes
  • El observador: notando la experiencia interna y externa
  • El consejero nos ayuda a encontrar nuestro camino
  • El descubridor: explorar, desarrollar habilidades, poner en práctica.

Docente

​Gabriel Genise, doctor en psicología, director de TCM Argentina, investigador y coautor de Fonzo está furioso (manual de tratamiento para regulación de ira en niños) Manual de psicoterapia infantojuvenil, Margarita la temerosa(tratamiento de ansiedad en niños), entre otros.

​Fecha

Hemos dividido el curso en dos días para que puedas aprender mejor y no sea tan agotador. El curso se realizará el viernes 12 y viernes 19 de noviembre 2021, en el siguiente horario:

  • ​​18 a 21 horas en Panamá, México, Colombia y Perú
  • ​19 a 22 en Puerto Rico y Miami
  • ​​20 a 23 horas en Argentina y Chile

​¿No puedes participar por el horario? No te preocupes. Inscríbete en el curso y te enviaremos la clase grabada, material en PDF y certificado de asistencia 5 días después del evento. Así no te pierdes nada.

​Inscripción

​​Este entrenamiento cuesta 50 dólares y al inscribirte obtienes a la clase en vivo en la que podrás interactuar con el docente y hacer las preguntas que necesites para mejorar tus habilidades clínicas. También recibirás al finalizar la clase un certificado de asistencia.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La terapia con psilocibina parece ser igual de efectiva que los antidepresivos

  • 08/11/2021
  • David Aparicio

Hay mucho interés en la investigación de la psilocibina, el compuesto alucinógeno responsable del efectivo psicoactivo que se encuentra en los hongos mágicos, para el tratamiento de los problemas de salud mental. Y uno de los más recientes ejemplos proviene de la revista académica New England Journal of Medicine que publicó los resultados de una investigación aleatoria de doble ciego que comparó los efectos de este compuesto alucinógeno con un antidepresivo tradicional y los resultados sugieren que es igual de efectivo.

Cómo se realizó la investigación

Reclutaron a 59 hombres y mujeres que tenían entre 18 y 80 años de edad que sufrían de depresión moderada a severa. 30 participantes fueron asignados al azar para recibir el tratamiento con psilocibina y la otra mitad recibió escitalopram, un antidepresivo que pertenece a los inhibidos selectivos de la recaudación de serotonina (ISRS).

El grupo experimental recibió una dosis de 25 mg durante dos sesiones y el grupo control recibió una dosis con efectos insignificantes (1 mg). Cada participante recibió su dosis en un ambiente clínico controlado mientras escuchaban una lista de música previamente seleccionada y fueron guiados a través de su experiencia por un equipo de psicólogos y psiquiatras.

Luego se les pidió que tomaran una cápsula cada mañana. Aquellos en el grupo de psilocibina recibieron una pastilla placebo y los del grupo de escitalopram recibieron una dosis de la medicación antidepresiva.

Completada esa fase, los investigadores volvieron a aplicar una escala para evaluar la severidad de los síntomas depresivos (Quick Inventory of Depresive Symptomatology). Al inicio de la investigación la media de los puntajes de las personas en el grupo de psilocibina estaba en 14.5 puntos de 27 y el grupo de escitalopram estaba en 16.4 puntos. Pero luego de las seis semanas de tratamiento, los puntajes se redujeron en promedio a 8 puntos para los que recibieron la psilocibina y 6 puntos para los que tomaron escitalopram. Una diferencia que no es estadísticamente significativa.

Carhart-Harris, director de la investigación dijo en una entrevista para PsyPost:

«La terapia con psilocibina parece ser al menos tan efectiva como un antidepresivo convencional líder y actúa más rápidamente con un perfil de seguridad tranquilizador cuando es administrada por terapeutas profesionales”.

Es muy interesante resaltar que los del grupo de psilocibina solo recibieron 2 dosis, en cambio los del grupo de antidepresivo tuvieron que tomar la medicación a diario durante seis semanas.

Y esto no es todo. Aquellos en el grupo de escitalopram tuvieron más efectos secundarios como síntomas de ansiedad, disfunción sexual, respuesta emocional reducida, etc. Y por otro lado, los que recibieron el tratamiento con psilocibina reportaron mayores mejorías en la habilidad para llorar y sentir compasión, emociones intensas y placer.

Cambios en la severidad de la depresión después de 6 semanas.
Cambios en la severidad de la depresión después de 6 semanas.

Limitaciones

Por supuesto es necesario que se realicen mayores estudios con muestras más grandes que permitan entender mejor estos resultados. También hay que tomar en cuenta que el tratamiento con antidepresivos suele tomar varias semanas para reducir los síntomas. Lo que significa que a largo plazo el escitalopram podría ser más efectivo que la psilocibina.

El tratamiento con este tipo de alucinógeno es todavía controversial y todavía no está aprobado por las asociaciones médicas y de salud. Pero es interesante ver el camino que se está forjando. Quizás más pronto de lo que creemos tendremos este tratamiento disponible.

Referencia: Carhart-Harris, R., Giribaldi, B., Watts, R., Baker-Jones, M., Murphy-Beiner, A., Murphy, R., Martell, J., Blemings, A., Erritzoe, D. & Nutt, D. J. (2021). Trial of Psilocybin versus Escitalopram for Depression. The New England Journal of Medicine, 384(15), 1402-1411. https://doi.org/10.1056/NEJMoa2032994

Fuente PsyPost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo potenciar los hábitos de estudio y de enseñanza

  • 08/11/2021
  • Gretel Martinez
person holding orange pen

Se acerca el fin de cuatrimestre, de año y comienza la cuenta regresiva para exámenes, pruebas integradoras, parciales finales y demás instancias de evaluación. El juego del miedo parece haber comenzado en primarias, niveles medio, facultades y posgrados, pero hay esperanzas y herramientas para hacerle frente.

En este artículo, el objetivo es facilitar consejos prácticos de ciencia del aprendizaje para educadores y para mejorar o generar hábitos de estudio en quienes estudian.

Existe una gran cantidad de datos sobre cómo aprenden los humanos  (H. C. Gooding, K. Mann & E. Armstrong, 2016). Las investigaciones empíricas de la ciencia del aprendizaje provienen de distintas disciplinas como la psicología cognitiva, la neurociencia, sociología, antropología y economía del comportamiento. La evidencia tiene implicaciones importantes para los responsables de la enseñanza, el diseño curricular y la mejora de la eficacia del aprendizaje. Sin embargo, estos hallazgos históricamente se han aislado unos de otros y de los educadores en la práctica.

Fenstermacher (1989), propone que el secreto del aprendizaje no reside en la enseñanza, sino en lo que el propio alumno es capaz de hacer al aprender. Hay una gama de actividades vinculadas con la condición de alumno que complementan las actividades de la enseñanza. Por ejemplo, los profesores explican, describen, definen, refieren, corrigen y estimulan. Los alumnos repiten, practican, piden ayuda, repasan, controlan, sitúan fuentes y buscan materiales de estudio. La tarea del profesor consiste en apoyar el deseo de «estudiantar» (ser estudiante) y mejorar su capacidad de hacerlo. Cuánto aprenda del hecho de ser un estudiante es en gran medida una función de la manera en que «estudiantee». Es un rol activo, por lo que el estudiante protagoniza su aprendizaje más allá de lo que le es enseñado.

Principios del aprendizaje

 Existen principios de aprendizaje a tener en cuenta. Ellos son:

  • Mejora en el procesamiento de la información: reducir la carga «extraña» tanto como sea posible. Ayudar a quienes aprenden a manejar la «carga intrínseca» y asistirlos con el procesamiento, la construcción y automatización de la información novedosa. Al dar una clase ayudaría el disminuir la presencia de material «extraño» y enfocarse únicamente en el material «esencial». Comenzar con ejemplos simples, de pocos elementos, o fraccionarlos haciéndolos así más manejables. Por ejemplo, ejercicios para completar oraciones.
  • Promoción de aprendizaje «esforzado»: crear oportunidades de apropiada recuperación para el contenido a ser aprendido. Dejar un intervalo de tiempo y de contenido entre los materiales a ser aprendidos. Evitar estudiar todo a último momento. Pruebas prácticas. Práctica global y con feedback. Estudiar con cuestionarios. Flashcards, didácticas específicas.
  • Generalización: preparar explícitamente a quienes aprenden, a la aplicación del nuevo conocimiento a nuevos y variados contextos, la transferencia de lo aprendido. Contar con muchos ejemplos variados para comparar y contrastar el conocimiento. Mientras más realista sea el ejemplo, habrá mayor capacidad de transferir el conocimiento a otras situaciones. 
  • Promover el desarrollo de experiencia: la práctica intencional mejora notablemente la flexibilidad y el razonamiento analítico. Ayudar a los alumnos a generar objetivos orientados al aprendizaje. Esta práctica posee 3 componentes: (1) el establecimiento de objetivos de aprendizaje claros; (2) actividades formativas individualizadas, diseñadas y supervisadas por un entrenador o maestro para lograr esos objetivos; (3) y actividades de práctica repetidas que son refinadas por retroalimentación del entrenador o profesor. Quienes hacen docencia pueden ayudar a promover objetivos de aprendizaje mediante la formulación de evaluaciones simples.
  • Capitalizar el componente emocional: enseñe a quienes estudian a reconocer su estado emocional y su rol en el aprendizaje. L@s profesor@s pueden ayudar a crear esta sensación de seguridad emocional y psicológica en l@s estudiantes, mediante la promoción de un énfasis en el aprendizaje y la mejoría, al reconocer y validar la gama de emociones experimentada por los estudiantes. Desarrollando así, relaciones positivas y de apoyo con los estudiantes.
  • Enseñar y aprender en contexto: prestar atención a la naturaleza social del aprendizaje. Los profesores también pueden asistir a la currícula oculta, experimentada por los estudiantes, utilizando ejercicios reflexivos para explicitar el aprendizaje social y estar abiertos a discutir lo que los estudiantes están aprendiendo de su entorno social. Animar a reflexionar sobre cómo el contexto social de su aprendizaje, puede afectar su formación de identidad personal. Crear experiencias auténticas en el lugar de estudio. Prestar atención de guiar a los alumnos a través de procesos de resolución de conflictos para la aplicación de sus conocimientos a diversas situaciones dentro del lugar de trabajo para ayudar a los alumnos a transferir su aprendizaje. 

Es fundamental promover la metacognición en quienes aprenden y en nosotros mismos. Que todos piensen en voz alta al resolver problemas. Reflexión crítica de un pensamiento. Las reacciones también promueven la integración de nuevos conocimientos.

La enseñanza de los principios del aprendizaje es una forma de aumentar la metacognición.

Generar hábitos de estudio

Se recomiendan ciertas estrategias para generar o fortalecer hábitos de estudio (Bown. D, 2016):

  1. Manejo del tiempo: sin ser una técnica de estudio propiamente dicha, la jerarquización de prioridades y reorganización de actividades haría productivo el tiempo de estudio.
  2. Planificación y agenda: un buen manejo de las responsabilidades académicas requiere un sistema de organización que incluya planificación a corto y largo plazo.  Este último consistiría en un mapeo global de las actividades académicas según jerarquía acorde a las fechas límite, que permitiría un uso óptimo del tiempo disponible para su realización. El diagrama de estas tareas en organizadores semanales y volcados a una agenda diaria, facilitarían su concreción.
  3. Espaciado y repetición: Estudio de un tema no en un único momento continuado, sino en su división en partes menores distribuidas en distintos momentos. Es así como se lograría una mayor comprensión. Su repetición consolida la información en la memoria de largo plazo.
  4. Intercalado: variar el material y/o su forma de acercamiento. Estudiar un tema o material durante un período de tiempo prolongado y de la misma manera produce recompensas decrecientes con el tiempo, mientras que cambiar la atención del cerebro a un tema nuevo o un enfoque diferente puede restaurar la eficiencia del aprendizaje. Intercalar se refiere a mezclar temas durante una sesión de estudio o variar el método de estudio.
  5. Ponerse a prueba: elaborar y generar material que evalúe lo que se sabe al momento. Ejercicio de recuperar lo aprendido/estudiado al tiempo que refuerza lo aprendido y permite identificar lo que aún no se aprendió. En lugar de continuar estudiando una y otra vez el mismo material completo, se repite el ejercicio de recuperación de lo estudiado hasta lograr recordarlo en su totalidad. Mientras más espaciado sea el intento de recuperación, mayor será la retención del material a largo plazo. La comprensión a largo plazo aumenta significativamente si se realiza una pausa para recordar los puntos centrales de lo leído y se hace un esfuerzo por explicar su significado. Este es el Método SQ3R: survey, question, read, recite and review (compilado, pregunta, lectura, recitación y revisión). Revisión general del material tomando nota de la introducción, conclusión, títulos, tablas y figuras, para tener una idea general del contenido. Cuestionarse qué es lo importante a aprender de cada uno de los elementos. Leer cuidadosamente el texto buscando los puntos clave a recordar. Pausar para recitar o escribir en sus propias palabras los puntos importantes que acaban de ser leídos. Reveer los puntos centrales en ausencia del texto. El acto de escribir un resumen de notas de clase o parafrasear un libro de texto puede profundizar la comprensión. se demostró que lo que estaban aprendiendo en sus propias palabras se desempeñaba con una calificación de media letra más alta que los estudiantes que no lo hicieron (Brown PC, 2013). El proceso de articular lo que se está aprendiendo con las propias palabras, verbalmente o por escrito, tiende a fortalecer la comprensión y expone deficiencias de conocimiento. Resumir también podría facilitar aprender identificando los puntos principales, extrayendo un significado más profundo y organizando los componentes relacionados (Dunlosky J., 2014).
  6. Recuperación colaborativa: los estudiantes pueden beneficiarse del proceso de aprendizaje grupal, nutriéndose de las fortalezas individuales. 
  7. Minimizar las distracciones: muchos estudiantes prefieren estudiar con música o un televisor de fondo, mientras conversan o mientras chequean redes sociales, mensajes o notificaciones. Tales distracciones pueden romper la concentración de un estudiante durante el estudio o desviar la atención lejos de lo que se está aprendiendo. Se reportó que la interferencia de la «Multitasking» durante el estudio genera un aprendizaje deficiente (Pashler et al, 2013).
  8. Aprovechar los errores: los errores son parte normal y esperable del aprendizaje. No deben interpretarse como fallas, sino que corregir los errores es una oportunidad de aprendizaje. 
  9. Diversificar métodos: los estilos de aprendizaje generalmente definen las preferencias de aprendizaje autoidentificadas de un estudiante en lugar de las habilidades de aprendizaje, y las percepciones de los estudiantes sobre cómo aprenden pueden ser engañosas. Se debe alentar a los estudiantes a ampliar su enfoque del aprendizaje mediante el uso de una variedad de métodos, como la lectura, la escritura , recuperar, resolver problemas, escuchar y colaborar.  El objetivo final es que cada estudiante desarrolle una “caja de herramientas” de diversas técnicas de aprendizaje que puedan adaptarse a la naturaleza específica de lo que sea necesario aprender.
  10. Duerme al menos 7 horas por noche: algunos estudiantes tienen la impresión errónea de que sus habilidades cognitivas aumentan cuando se les priva del sueño, incluso de manera convincente, que están en su mejor momento académico cuando se dedican a «pasar toda la noche». La investigación sugiere lo contrario (Brown FC, 2002). Los neurocientíficos han determinado que el crecimiento dendrítico asociado con el almacenamiento de memoria a largo plazo es más eficiente durante los períodos de onda lenta y profunda sueño (SWS) es decir, durante el sueño de movimientos oculares rápidos (REM). Los recuerdos almacenados recientemente se consolidan en recuerdos a largo plazo durante el sueño SWS. Aumentar el sueño de seis horas o menos a ocho horas puede mejorar la formación de la memoria de los aprendidos recientemente.

La implementación de los hábitos de estudio beneficia un aprendizaje afianzado, siendo que una memorización sistemática iría en detrimento del crecimiento de tal proceso conscientemente construido.

Se desprende de las múltiples investigaciones en estudiantes universitarios, una serie de hábitos que pueden traspolarse a otras áreas y grupos de estudiantes que favorecen el estudio en un corto y largo plazo.

*Artículo escrito por Ariel Faust y Gretel Martínez.

Referencias:

  • Brown, D., Currents in Pharmacy Teaching and Learning (2016): An evidence-based analysis of learning practices: the need for pharmacy students to employ more effective study strategies.
  • Brown, F. C., & Buboltz, W. C., Jr. (2002). Applying sleep research to university students: Recommendations for developing a student sleep education program. Journal of College Student Development, 43(3), 411–416.
  • Brown PC, Roediger HL, McDaniel MA (2014). Make It Stick — The Science of Successful Learning, Cambridge, MA: Harvard University Press.
  • Dunlosky, J., Rawson, K. A., Marsh, E. J., Nathan, M. J., & Willingham, D. T. (2013). Improving students’ learning with effective learning techniques promising directions from cognitive and educational psychology. Psychological Science in the Public Interest, 14(1), 4-58.
  • Fenstermacher, G (1989). Tres aspectos de la filosofía de la investigación sobre la enseñanza en Wittrock, M. (1989).La investigación en la enseñanza III. Paidós. Madrid.
  • H. C. Gooding, K. Mann & E. Armstrong (2016): Twelve tips for applying the science of learning to health professions education, Medical Teacher.Pashler, H., Kang, S. H., & Ip, R. Y. (2013). Does Multitasking Impair Studying? Depends on Timing. Applied Cognitive Psychology, 27(5), 593-599. doi:10.1002/acp.2919
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El tiempo en pantalla puede hacer que te sientas mal: aquí tienes formas de controlar el cibermareo

  • 08/11/2021
  • The Conversation

Por Angelica Jasper, Candidata a Doctorado en Interacción Humano Computadora, Universidad Estatal de Iowa.

¿Alguna vez ha sentido que la luz de la pantalla de su computadora se clava en sus ojos y hace que su cabeza palpite? ¿O te sientes mareado o con náuseas después de mirar tu teléfono? Si bien podría pensar que estas sensaciones son solo cansancio ocular o fatiga por mirar la pantalla durante demasiado tiempo, en realidad son síntomas de una afección llamada cibermareo.

Estos problemas pueden parecer un mal necesario con el aumento del trabajo desde casa, el aprendizaje remoto y los días que pasamos navegando en línea sin cesar. Pero puedo asegurarle, como investigador en interacción humano-computadora, especializado en cibermareo, que hay formas de anticipar y evitar sentirse enfermo desde sus pantallas.

¿Qué es el cibermareo?

El mareo cibernético se refiere a un conjunto de síntomas que ocurren en ausencia de movimiento físico, similar al mareo por movimiento. Estos síntomas se dividen en tres categorías: náuseas, problemas oculomotores y desorientación general. Los síntomas oculomotores, como el cansancio ocular, la fatiga y los dolores de cabeza, implican un exceso de trabajo del nervio que controla el movimiento de los ojos. La desorientación puede manifestarse como mareos y vértigo. Y varios síntomas del cibermareo, como dificultad para concentrarse y visión borrosa, se superponen en categorías. Estos problemas pueden persistir durante horas y afectar la calidad del sueño.

Las personas pueden experimentar síntomas de cibermareo a través de dispositivos cotidianos como computadoras, teléfonos y TV. Por ejemplo, Apple lanzó un efecto de paralaje en las pantallas de bloqueo del iPhone en 2013 que hizo que la imagen de fondo pareciera flotar o cambiar cuando un usuario movía su teléfono, lo que muchas personas encontraron extremadamente incómodo. Resulta que esto se debió a que desencadenó los síntomas del cibermareo. El desplazamiento de paralaje en sitios web, donde una imagen de fondo permanece estática mientras el contenido en primer plano se mueve a medida que se desplaza, también puede provocar estos síntomas.

No hay un acuerdo total entre los investigadores acerca de por qué las personas experimentan el cibermareo. Una idea predominante, la teoría del conflicto sensorial, plantea la hipótesis de que se debe a un desajuste de la información percibida por las partes del cuerpo que regulan la visión y el equilibrio. Tus ojos reciben información que les dice que te estás moviendo aunque tu cuerpo no lo esté. El diseño de tecnología cotidiana puede desencadenar este conflicto entre la percepción visual y la experiencia física.

Cibermareo en realidad virtual y aumentada

Los síntomas del cibermareo tienden a ser más intensos con la realidad virtual y la realidad aumentada.

La realidad virtual se refiere a la tecnología que bloquea por completo su visión del mundo real y la reemplaza con un entorno artificial envolvente. Está ampliamente disponible comercialmente a través de plataformas de juegos populares como los dispositivos Oculus de Facebook y Sony PlayStation VR. La RV puede provocar niveles severos de náuseas que aumentan con la duración del uso. Esto puede hacer que determinadas aplicaciones y juegos sean inutilizables para muchas personas.

La realidad aumentada por otro lado, superpone un entorno simulado al mundo real. Estos podrían incluir dispositivos montados en la cabeza que aún le permiten ver lo que está frente a usted o algo como Pokémon Go en su teléfono o tableta. La RA tiende a una tensión oculomotora más severa.

Incluso si no ha utilizado dispositivos de realidad virtual o realidad aumentada antes, es probable que lo haga en los próximos 10 años. Un aumento en la popularidad del uso de AR y VR probablemente desencadenará un aumento en los síntomas del cibermareo. La firma de investigación de mercado Research and Markets estima que la adopción de estas tecnologías para el trabajo, la educación y el entretenimiento puede crecer más del 60% y alcanzar más de 900 mil millones de dólares para 2027.

Los síntomas del cibermareo pueden ser peligrosos

Si bien los síntomas del cibermareo pueden parecer inicialmente benignos, pueden tener efectos duraderos hasta 24 horas después del uso del dispositivo. Puede que esto no parezca gran cosa al principio. Pero estos síntomas persistentes podrían afectar su capacidad para funcionar de maneras que podrían resultar peligrosas.

Por ejemplo, síntomas como dolor de cabeza intenso, fatiga visual o mareos pueden afectar su coordinación y atención. Si estos efectos secundarios persisten mientras conduce un vehículo, podría provocar un accidente automovilístico. No está claro si el usuario, la empresa de software o alguna otra parte serían responsables de las lesiones potencialmente causadas por el uso del dispositivo y los síntomas del cibermareo.

Actualmente, no se sabe mucho acerca de cómo el cibermareo crónico afecta la vida diaria. Así como existe una gran variabilidad sobre quién es más propenso al mareo por movimiento, con algunos hasta 10.000 veces más en riesgo, algunas personas pueden ser más propensas al ciberacoso que otras. La evidencia sugiere que las mujeres, las que no juegan a los videojuegos con frecuencia y las personas con problemas de equilibrio pueden experimentar un cibermareo más grave.

Lidiando con los síntomas del cibermareo

Si está luchando con los síntomas del cibermareo porque usa su computadora o teléfono durante períodos más prolongados, existen formas de ayudar a aliviar el malestar. Los anteojos de luz azul están diseñados para bloquear algunas de las ondas de luz azul emitidas por la pantalla de su dispositivo que pueden provocar fatiga visual e irregularidades en el sueño. Acercar una pantalla o usar tamaños de letra más grandes también puede ayudar a reducir la fatiga visual y hacer que el trabajo diario sea más sostenible.

Más personas pueden comenzar a experimentar síntomas de cibermareo a medida que los dispositivos de realidad virtual y realidad aumentada se vuelven más comunes en el uso diario.

Si está interesado en probar aplicaciones de realidad virtual y realidad aumentada, pero es propenso a marearse por movimiento, los indicadores de advertencia, como Oculus Comfort Ratings, pueden ayudarlo a saber qué esperar. Asegúrese siempre de calibrar visualmente los dispositivos para que sus ojos estén lo más cómodos posible y use los dispositivos solo en espacios abiertos para minimizar el riesgo de lesiones si se marea y pierde el equilibrio. Tome descansos si comienza a sentir alguna molestia.

Usar nueva tecnología de forma segura

El movimiento de trabajar desde casa ha crecido como resultado de la pandemia de COVID-19. Muchas personas han reemplazado los horarios de 9 a 5 y los desplazamientos diarios por pantalones de chándal, cabeceras de cama y reuniones de Zoom. Aunque la conveniencia es innegable, también ha venido con una conciencia cada vez mayor de lo difícil que puede ser mirar una pantalla durante más de 40 horas a la semana.

Pero no dejes que el cibermareo te deprima. A medida que los investigadores continúan encontrando formas de mitigar y prevenir el cibermareo en todos los dispositivos, es posible que algún día las personas puedan disfrutar de los avances en tecnologías innovadoras sin sentirse mareados.

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su republicación en Psyciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Leonardo da Vinci sobre la importancia de la teoría

  • 06/11/2021
  • David Aparicio

Incluso Leonardo da Vinci que se jactaba de aprender de la experiencia, reconoció y escribió en 1510 acerca de la importancia de la teoría:

“Lo que, enamorados de la práctica, prescinden de la teoría son como el piloto que sube al barco sin timón, ni brújula, que nunca puede estar seguro de adónde se dirige. La práctica debe basarse siempre en una sólida teoría.”

Fuente: Leonardo da Vinci, La biografía, por Walter Isaacson

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Por qué la gente no escucha a los expertos?

  • 05/11/2021
  • Maria Fernanda Alonso

A menudo las personas creen que saben más de lo que realmente saben: sobreestiman el propio conocimiento. La gente parece ignorar de forma deliberada la sabiduría colectiva de los expertos. Y la influencia que alguna vez tuvieron los expertos sobre el comportamiento y la opinión pública prácticamente ha desaparecido. Ante esta situación en la que se ha dejado de privilegiar la opinión de los expertos sobre la de los laicos, una investigación reciente encontró que exponer las lagunas en el conocimiento lleva a las personas a ser más receptivas a la opinión de los expertos (en lugar de la opinión pública) (Meyers, 2020).

Qué metodología usaron

La muestra del estudio estuvo compuesta por 2.862 participantes estadounidenses. En general, se les presentó un problema económico (como por ejemplo «el comercio con China hace que la mayoría de los estadounidenses estén mejor») y se les pidió que calificaran qué tan bien pensaban que entendían el tema presentado. Luego se les pidió que explicaran en detalle cómo funcionaba este tema (por ejemplo, cómo el comercio con China afecta la economía de los EE. UU.). Seguidamente, calificaron su comprensión del tema por segunda vez y se pusieron de acuerdo con los investigadores para calificar el tema económico. Posteriormente, se les presentó información de un consenso de economistas expertos o del público en general y se les pidió que volvieran a calificar su acuerdo con el tema en cuestión.

Qué encontraron

En general, las personas revisaron sus creencias en respuesta a la opinión pública, pero no lo hicieron en mayor medida en respuesta a la opinión de los expertos. Es importante destacar que cuando se expusieron las lagunas en el conocimiento (conocidas como «ilusión de profundidad explicativa»), las personas revisaron sus creencias mucho más en respuesta a la opinión de expertos (frente a la opinión pública), algo que no estaban haciendo antes de que se expusieran sus lagunas en el conocimiento.

Los investigadores hallaron que incluso cuando se trataba de temas menos relevantes (como explicar cómo despega un helicóptero), exponer la brecha de conocimiento llevaba a las personas a revisar sus creencias de manera similar a las cuestiones de relevancia económica por ejemplo.

Procurar que las personas reconozcan los límites de su conocimiento, de una manera no confrontativa, puede ser muy constructivo. Una forma de lograr esto es hacer que expliquen cómo funciona algo. Es en el proceso de no poder explicar algo en el que reconocemos lo que no sabemos y experimentamos un estado de humildad intelectual en el que podríamos ser más receptivos a la información.

Dado que este estudio examinó de manera única la revisión de creencias en respuesta a problemas económicos, con economistas profesionales como grupo de expertos, el efecto aún no se puede generalizar a otras áreas (como la medicina).
Otro hallazgo interesante, y que guía las nuevas investigaciones de este equipo, es que inducir un sentimiento general de ignorancia parece llevar a que las personas cuestionen su grado de conocimiento en muchos temas (por ejemplo, no poder explicar cómo se forma la nieve puede hacernos reconocer que no sabemos tanto como creemos sobre cómo funciona un cierre, u otras cuestiones económicas).

Finalmente, los investigadores cuentan que han empezado a explorar si las personas también se volverán más receptivas a los “intrusos epistémicos”. Por ejemplo, un médico que da su opinión sobre un tema económico o un economista que da su opinión sobre un diagnóstico médico, como lo hacen con los expertos en el tema. Esto puede ayudarnos a responder si las personas están siguiendo heurísticamente las señales de la inteligencia o si se vuelven muy selectivas con la fuente de información sobre la que revisarán sus creencias.

Referencia bibliográfica: Meyers, E. A., Turpin M. H., Bialek M., Fugelsang J. A., Koehler D. J. (2020). Inducing Feelings of Ignorance Makes People More Receptive to Expert (economist) Opinion. Judgment and Decision Making, Vol. 15, No. 6, November 2020, pp. http://journal.sjdm.org/20/200615a/jdm200615a.pdf

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los adultos con afecciones neurológicas tienen más probabilidades de haber experimentado un trauma infantil

  • 01/11/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Haber padecido eventos traumáticos en la infancia se ha relacionado con mayor riesgo de enfermedad cardíaca, diabetes, comportamientos de salud más riesgosos como fumar y el uso de drogas, y una menor esperanza de vida. Y ahora, una nueva investigación encontró que las personas con afecciones neurológicas como accidente cerebrovascular, dolor de cabeza y epilepsia tenían más probabilidades de haber experimentado abuso, negligencia o disfunción doméstica. como niños en comparación con la población general (Mendizabal et. al., 2021).

La investigación no prueba que las condiciones neurológicas sean causadas por tales experiencias, sólo muestra una asociación entre las dos.

Qué metodología usaron

198 pacientes de una clínica de neurología participaron en el estudio. Cada persona completó un cuestionario sobre las experiencias adversas de la infancia y fueron evaluados sus niveles de ansiedad y depresión. Los investigadores también analizaron los registros médicos para determinar con qué frecuencia visitaron una sala de emergencias, fueron hospitalizados o llamaron a su clínica.

Las puntuaciones del cuestionario variaron de cero a 10. Las puntuaciones de cuatro o más fueron consideradas puntuaciones altas. Los investigadores compararon la prevalencia de puntajes altos en el grupo de personas con afecciones neurológicas con la prevalencia estimada en la población de EE. UU. 

Qué encontraron

Dentro del grupo de participantes del estudio, el 24% tenía puntuaciones elevadas, en comparación con el 13% de la población general.

Después de ajustar por edad, género y raza/etnia, los investigadores encontraron que los participantes del estudio con puntajes altos en el cuestionario tenían un alto uso de los servicios de salud, lo que se reflejó en 21 veces más probabilidades que los participantes con puntajes bajos de tener un alto uso de los servicios de sala de emergencias, con cuatro o más visitas en el último año. Tenían cinco veces más probabilidades de ser hospitalizados al menos tres veces o más en el último año. Y tenían tres veces más probabilidades de llamar a su clínica 15 veces o más durante el último año. 

Según los autores, estos hallazgos sugieren que las personas con un alto número de experiencias adversas en la niñez pueden tener más síntomas neurológicos, discapacidad o mayores necesidades médicas.

Además de su afección neurológica, los participantes con puntuaciones altas tenían seis veces más probabilidades de tener una afección médica adicional y cinco veces más probabilidades de tener también una afección psiquiátrica.

A su vez, tenían siete veces más probabilidades de tener altos puntajes de depresión y cuatro veces más probabilidades de tener altos puntajes de ansiedad.

Los hallazgos son especialmente importantes porque el reconocimiento temprano de estas experiencias infantiles altamente adversas en personas con afecciones neurológicas puede ser una forma de mejorar su salud, señalaron. La derivación oportuna a trabajadores sociales y recursos de salud comportamental puede brindarles un apoyo capaz de reducir su necesidad de atención médica y mejorar su salud neurológica.

Referencia bibliográfica: Mendizabal, A., Nathan,C. L., Khankhanian, P., Anto,M., Clyburn, C., Acaba-Berrocal, A., Breen, L., Dahodwala, N. (2021). Adverse Childhood Experiences in Patients With Neurologic Disease. Neurology: Clinical Practice. DOI: 10.1212/CPJ.0000000000001134

Fuente: Science Daily

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